martes, 18 de junio de 2013

Soy lo que Soy, serenamente inmutable, eternamente en estado de gracia

Desidentificarse del "pequeño", ahí está el meollo del asunto. Como dice UCDM:

No dejes que olvide que mi ser no es nada, pero que mi Ser lo es todo. (L.PII.358.1.7) (Pág. 517)

Lo cual se puede decir de muchas maneras, con muchas palabras o con pocas, por ejemplo también así:

Soy el Cielo (L-PII.Preg14.1.5) (Pág. 513)

Cuando recordamos Quién somos, la paz es inevitable porque nuestro Ser es inmutable, inalterable, por lo que nada puede atacarlo ni cambiarlo:

Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
(T.introd.2.2-4) (Pág. 1)


Ni siquiera nosotros mismos podemos cambiar lo que somos, porque somos como Dios nos creó, y Su Voluntad es incambiable (y es nuestra propia verdadera Voluntad, sólo que mientras nos identificamos con el ego dudamos de Ella y creemos tener "otra pequeña voluntad separada de la del Amor"). Como mucho podemos fantasear (en imaginaciones, en sueños) que hemos modificado nuestro ser, pero eso es imposible porque nuestro Ser es inmodificable. Por lo tanto, en esencia, estamos siempre felizmente en estado de gracia:

El espíritu está eternamente en estado de gracia. 
Tu realidad es únicamente espíritu. 
Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia. 
(T.1.III.5.4-6) (Pág. 10) 


Cuando sufrimos, no es nuestro Ser Quien sufre, sino el ego, y nosotros creemos sufrir al identificarnos con el ego. Sólo las ilusiones pueden sufrir porque el sufrimiento es una ilusión. Por suerte, no somos ilusiones. Y es suficiente con dejar de creer en ellas para que desaparezcan para siempre.

Saludos

Post relacionado (en otro de mis blogs): Sólo el ego puede sufrir