martes, 11 de febrero de 2014

Acero fundido por la espalda...

Vamos a usar un aspecto de un conocido chiste, para hacer más abajo unos comentarios relacionados con UCDM. Primero de todo, veamos un vídeo del chiste (dura poco más de un minuto):

http://www.youtube.com/watch?v=n6sfoK6fMpY

Ahora, de recordatorio una versión simplificada del chiste, con lo esencial (así si algún día falla ese vídeo, el post seguirá siendo entendible), basadas en versiones escritas del chiste encontradas en internet:

Pregunta el fiscal: ¿Es cierto que el día de los hechos, cuando estabas trabajando en la fundición de acero con Nicolás (el denunciante), cuando él vertió accidentalmente el acero fundido sobre tu espalda te cagaste en sus muertos, en toda su puta familia, en la perra de su madre y en el hijo de puta de su padre, al igual que en toda la corte celestial? 

Respuesta del acusado: No. Todo eso es falso. Yo estaba tranquilamente trabajando en la fundición y entonces le dije: «Nicolás, por Dios, ¿no te das cuenta de que me has echado todo el acero fundido por la espalda y que es una sensación muy desagradable?». 

Lo importante del chiste es el tono de voz (amable) con el que se dice la última parte (por eso recomiendo escucharlo en el vídeo). Si tomamos lo que nos interesa del chiste, puede servirnos para ilustrar uno de los puntos de UCDM. Del chiste tenemos que atender a la parte final, imaginándonos que quien habla está lleno de rencor y muy enfadado pero que lo reprime y por eso habla amablemente en apariencia. Tal actitud es la actitud del ego cuando usa de manera equivocada lo que él cree que es perdón. El ego perdona pero no pasa por alto el motivo: para el ego el motivo (el daño, la ofensa) es real. En el Anexo de UCDM se llama a ese perdón del ego con el nombre de "perdón-para-destruir" o algo parecido.

Repasemos un fragmento de  UCDM relacionado con este tema:

Los que no han sanado no pueden perdonar. Pues son los testigos de que el perdón es injusto. Prefieren conservar las consecuencias de la culpabilidad que no reconocen. No obstante, nadie puede perdonar un pecado que considere real. Y lo que tiene consecuencias tiene que ser real porque lo que ha hecho está ahí a la vista. El perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie que esté hablando en serio diría: "Hermano, me has herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy el mejor, te perdono por el dolor que me has ocasionado". Perdonarle y seguir sintiendo dolor es imposible, pues ambas cosas no pueden coexistir. Una niega a la otra y hace que sea falsa. (T.27.II.2) (Pág. 639)

Ser testigo del pecado y, al mismo tiempo, perdonarlo, es una paradoja que la razón no puede concebir. Pues afirma que lo que se te ha hecho no merece perdón. Y si lo concedes, eres clemente con tu hermano, pero conservas la prueba de que él no es realmente inocente. (T.27.II.3.1-3) (Pág. 639)

Por lo tanto, el verdadero perdón no consiste en perdonar un mal o daño real, sino en darse cuenta de que el mal o daño no existe. Y al no haber tenido lugar el daño, el perdón se otorga de manera generosamente sincera. De lo contrario, el ego nos induce al autoengaño, donde se reprime la ira y la sed de venganza, bajo un disfraz de amables palabras, tal vez incluso las palabras "no pasa nada, te he perdonado" mientras uno hierve de odio por dentro. Esto no es perdón, sino creer en la ofensa. Significa que uno aparentemente "perdona" pero no para reconocer la verdad y unirse a su hermano y a la totalidad, sino que solamente "perdona" para sentirse superior y, por lo tanto, sentirse diferente a su hermano.

Lo que Dios creó no puede ser atacado, pues no hay nada en el universo que sea diferente de ello. Lo que es diferente, sin embargo, exige juicios, y éstos tienen que proceder de alguien que es "mejor", alguien incapaz de ser como aquel a quien condena, alguien "superior" a él, y en comparación, inocente. (T.24.I.4.1-2) (Pág. 560)

En definitiva, el falso perdón trata de establecer una diferencia entre uno mismo y el perdonado, de manera que uno parezca "más inocente" que la persona perdonada. Y así manteniendo la ilusión de la culpabilidad (en este caso proyectada sobre nuestro hermano, que le hemos perdonado, ok, ¡pero qué culpable que es! Pero como soy tan bueno, tan inocente y tan superior, le perdono aunque no se lo merezca...).

Ahora veamos seguidas la frase principal del chiste, y la frase-parodia de la primera cita que puse de UCDM, y veamos su tono similar:

"Hermano, me has herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy el mejor, te perdono por el dolor que me has ocasionado".

(...) entonces le dije: «Nicolás, por Dios, ¿no te das cuenta de que me has echado todo el acero fundido por la espalda y que es una sensación muy desagradable?».

Para ilustrar sobre la onda del verdadero perdón, veamos una cita final de UCDM:

Enséñales que no importa lo que traten de hacerte, tu perfecta libertad de la creencia de que algo puede hacerte daño demuestra que ellos son inocentes. Ellos no pueden hacer nada que te haga daño, y al no dejarles pensar que pueden, les enseñas que la Expiación, que has aceptado para ti mismo, es también suya. No hay nada que perdonar. Nadie puede hacerle daño al Hijo de Dios. (T.14.III.7.3-6) (Pág. 305)

Saludos

viernes, 7 de febrero de 2014

No niegues tu experiencia de las ilusiones, pero niega su realidad

Este tema es repetido en varios pasajes de UCDM, tengo localizados 4 de ellos, comencemos citándolos:

El cuerpo es sencillamente parte de tu experiencia en el mundo físico. Se puede exagerar el valor de sus capacidades y con frecuencia se hace. Sin embargo, es casi imposible negar su existencia en este mundo. Los que lo hacen se dedican a una forma de negación particularmente inútil. En este caso el término "inútil" significa únicamente que no es necesario proteger a la mente negando lo no-mental. Si uno niega este desafortunado aspecto del poder de la mente, está negando también el poder mismo. (T.2.IV.3.8-13) (Pág. 25)

Lo que tú crees, es cierto para ti. En este sentido la separación ha ocurrido, y negarlo sería utilizar incorrectamente la negación. Concentrarse en el error, no obstante, no es más que otro error. El procedimiento correctivo inicial consiste en reconocer temporalmente que hay un problema, mas solo como señal de que tiene que ser corregido de inmediato. Esto da lugar a un estado mental en el que la Expiación puede ser aceptada sin demora. Debe señalarse, no obstante, que, en última instancia, no puede haber transigencia alguna entre lo que lo es todo y lo que no es nada. El tiempo es esencialmente un recurso por medio del cual se puede abandonar toda idea de transigencia al respecto. Este proceso parece ser gradual debido únicamente a que el tiempo en sí comprende intervalos que no existen. (T.2.VII.5.5-12) (Pág. 35)

Negarte a cambiar de mentalidad no conseguiría probar que la separación no ocurrió. El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no está realmente sanando su mente dividida. Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él. Todo ello te parece muy real. No puedes deshacerlo sin cambiar de mentalidad al respecto. Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios. (T.4.I.4.2-7) (Pág. 59)

No niegues su presencia ni sus terribles resultados. Lo único que se puede negar es su realidad, no sus consecuencias. (T.24.I.2.7-8) (Pág. 560)

No es conveniente que neguemos nuestra experiencia. Ciertamente que la percepción es ilusoria, pero no es práctico negar el hecho de que estamos percibiendo, aunque sepamos que se trata de una apariencia. Negar esto sería la actitud de la avestruz que esconde la cabeza en un hoyo quedando el resto de su cuerpo fuera, creyendo tontamente que así ha solucionado el problema que la atemoriza.

En la dualidad nada es lo que parece. Todo lo percibido es simbólico. Esto quiere decir que no es literalmente cierto sino que hace referencia a otra cosa. Por ejemplo, si discutimos con alguien, la escena corporal de la discusión es un símbolo de un conflicto a un nivel más profundo de la mente, un conflicto que hemos dejado caer al nivel inconsciente: simboliza la creencia en la separación de la Plenitud. Esto produce culpa y miedo, y estos sentimientos son simbolizados en el "mundo físico" (el cual en realidad es mental también) mediante innumerables símbolos: discusiones, problemas, conflictos, guerras, la muerte (tanto la "propia" como la "de otros"), enfermedades, diferencias de intereses, diferencias de cualidades, etc. En realidad, todos esos símbolos son reflejos de ese único problema a nivel de la mente profunda: la creencia en la separación de la Totalidad. Y ese problema no es real, pues se trata de una creencia falsa. Basta con poner el problema en manos del Guía interior (simboliza el puente con nuestro verdadero Ser) y así se desvanecerá, pues no es real.

Todos los símbolos de conflicto son lo mismo. Funciona todo así. Por ejemplo, si nos sentimos enfermos, esto es un símbolo de separación: un intento de reforzar la creencia de que somos un cuerpo (enfermo o sano) y por lo tanto que estamos separados del "resto del mundo". La solución más benigna en este estado de ignorancia/sueño es darnos cuenta de que el símbolo no es real, que simboliza nuestro deseo de separación (a nivel de la mente profunda), y al dejarlo en manos del Guía interior para que lo subsane, este deseo de separación desaparece (como nadie suelta este deseo de golpe, se hace gradualmente en apariencia, como si cada vez que discernimos la ilusoriedad de un símbolo percibido, reconociendo lo que representa y entregándolo al Guía interior, se deshiciera una parte del "iceberg del deseo de separación").

La lección 5 del Libro de ejercicios de UCDM dice: "Nunca estoy disgustado por la razón que creo". Esto es así por lo ya explicado: los conflictos que percibimos que nos disgustan, son símbolos de algo más profundo: la creencia en nuestra mente subconsciente en favor de la separación.

Todo esto está relacionado con algo que podemos llamar "especialismo": creerse especial implica un deseo de separación y el resultado es el conflicto, al creerse uno diferente de cualquier otra cosa. Reconocer la unidad, en cambio, hace que todo sea lo mismo y que el conflicto sea imposible. Si echamos la vista atrás a nuestra vida, o miramos nuestras reacciones en el presente cotidianamente cuando entramos en conflicto, veremos que siempre hay implicado una creencia y apego a la idea de verse uno mismo diferente o especial: considerarse uno mismo como "mejor" o "peor" o de alguna manera "diferente" a "alguien" o a "algo". Mientras se mantenga esta creencia, el conflicto será inevitable en la práctica, y por mucho que sea ilusorio, se experimentará como una molestia de un tipo u otro. Tal molestia/conflicto no debe desanimarnos, pues bien usado nos sirve como recordatorio de que estamos alimentando las creencias erróneas que simbolizan, y mediante este recordatorio, acabaremos por soltarlas.

En la práctica, somos sensatos, permitiendo que el Guía interior nos inspire a cada paso del despertar. Recordemos los pasajes citados al principio de este post. Y entonces, si por ejemplo enfermamos "de gravedad", sepamos que es un símbolo y entreguémoslo al Maestro interior con nuestra buena disposición a reconocer la unidad en lugar de seguir alimentando la falsa creencia en la separación. Y una vez hayamos discernido así, que es lo fundamental, recibiremos la guía apropiada. No negaremos nuestra experiencia (ni nuestra percepción del miedo, ni del dolor, ni del cuerpo aparentemente "lastimado"), simplemente sabremos que eso es irreal y que ya lo hemos entregado al Maestro interior. Y si sentimos la inspiración de ir al médico o tomar X medicina o lo que sea, y si sentimos que no hacer algo aumentaría nuestro miedo, podremos tomar las medidas oportunas en la forma (aunque sepamos que son ilusorias) como un apoyo o "placebo". No cometeremos la confusión que cometieron en el pasado algunos seguidores de por ejemplo la "ciencia cristiana", me refiero a algunos de ellos quienes al parecer se negaban a ir al médico y a tomar medicamentos, bajo la creencia de que como Dios es amor y no creó el mal ni la enfermedad, los males eran irreales y no requerían otro tratamiento que la oración. Hay varias cosas ciertas en esto, pero también un error. Los aciertos: efectivamente Dios, el Ser, es amor. Y no creó el mal, ni la posibilidad de enfermedad, ¡ni siquiera creó cuerpos! Y también es cierto que hay muchos casos de sanaciones mediante la oración, sin necesidad de médicos ni medicinas. Pero en aquellas actitudes se deslizaba un error, que es la confusión a la que apuntan los 4 pasajes de UCDM que cité al principio de este post. Cuando todavía estamos soñando con un mundo dual de enfermedad y males, estamos todavía hasta cierto punto bajo la influencia (en nuestra experiencia percibida) de esa creencia. Y si sentimos miedo, y nuestra mente en el fondo cree que lo único útil sería ir al médico o tomar algún medicamento, pero no lo hace "porque no es real" (por sus creencias), entonces ese miedo aumentará y la apariencia simbólica podría parecer empeorar, incluso con el resultado de "muerte", la cual es otro símbolo o apariencia (no es real y en realidad nadie muere). Lo sensato, por lo tanto, es, primero de todo, discernir ("esto no es lo que parece, pues simboliza el deseo en mi mente inconsciente de creer en la separación de la Plenitud, pero ahora que he reconocido este símbolo, se lo entrego al Maestro interior, pues ya no deseo seguir creyendo en la separación, y Él se ocupará de deshacer ese deseo en la mente inconsciente"). Luego de discernir, si sentimos miedo sin apoyos ilusorios (como ir al médico, tomar medicamentos, recurrir a alguien, etc), usaremos tales apoyos sabiendo que son meros placebos. Pues la enfermedad no es real, pero mientras creamos en la separación, estaremos expuestos a percibir símbolos conflictivos. Y el proceso de sanación/purificación de las creencias falsas de la mente, no se trata solamente de saber a nivel superficial que son símbolos irreales, sino que hay que llegar hasta nuestras creencias inconscientes, y esta purificación a nivel de la mente subconsciente se lleva a cabo mediante nuestra unión con el Maestro interior, Quien, al contrario que la "mente humana", sí "ve" lo que se cuece en la parte inconsciente de la mente. Y si estamos de acuerdo con Él, deshace todos los conflictos en la mente inconsciente. Le entregamos gradualmente los conflictos cada vez que discernimos la ilusoriedad de un símbolo conflictivo y lo dejamos en Sus Manos.

Por lo tanto, lo importante es discernir y entregar al Maestro interior (o sea, en el lenguaje de UCDM: "perdonar"). Si nuestra actitud mental (de perdonar) es correcta, entonces el resto irá bien, tanto si nos sentimos más tranquilos tomando medicamentos o yendo al médico, como si no.

Quienes no van al médico a pesar de sentir que eso sería lo correcto por estar "muertos de miedo", están cometiendo el error de tratar de negar su experiencia. La apariencia de enfermedad, aunque sea ilusoria, no es útil que sea negada mientras uno la está experimentando. Sí negamos que sea real (pues es un mero símbolo que no puede dañar ni lo más mínimo a nuestro verdadero Ser), pero no negamos que estamos percibiendo algo que nos molesta, y poco importa que sea una apariencia irreal: mientras nos moleste, será sensato buscar una liberación del error. Las enseñanzas no duales proponen una liberación "de raíz" del error. Mientras que las curaciones duales se basan en intercambiar una ilusión por otra (y por lo tanto son soluciones temporales y solamente aparentes, pues el conflicto tarde o temprano se vuelve a reproducir aunque sea mediante otro símbolo/disfraz), en cambio el discernimiento no-dual conduce a la solución de raíz, la solución definitiva y para siempre: un proceso que culmina en el completo despertar del sueño de conflicto.

Una vez acabado tal proceso de despertar, podemos llamar a ese punto "iluminación" (la cual puede experimentarse repentinamente, aunque el proceso que conduce a ella aparenta ser gradual), y el iluminado está libre de toda creencia errónea, libre de toda ilusión, y por lo tanto siempre se siente en paz y libre de todo sufrimiento y de todo dolor (con independencia de lo que parezca ocurrir con su cuerpo/circunstancias), y en este reconocimiento de la verdad se sabe que todos están bien, pues nadie ni nada está separado del propio Ser, y al despertar y reconocerse a Sí mismo, se reconoce la misma Gracia en todos.

Pero antes de la iluminación, habrá símbolos conflictivos que nos afectarán en una u otra medida, y no será sensato negar nuestra experiencia, por ilusoria que sea, sino no darle más importancia de la que tiene y aprovecharla como una oportunidad para despertar y reconocer el Ser. El proceso de perdón va en esta dirección. Por lo tanto, si por ejemplo nos duele la cabeza, podemos primero de todo perdonar tal símbolo, y luego nos sentiremos inspirados a lo que sea: tal vez simplemente relajarnos y el dolor desaparecerá si estamos "maduros" para eso, o tal vez seamos guiados a tomar un analgésico como ayuda/placebo. En cualquier caso, si tomamos algún medicamento, no es conveniente hacerlo con sentimientos de culpa o de insatisfacción por haber tenido que recurrir a símbolos irreales. A fin de cuentas, respirar es otro símbolo irreal (es también en cierto modo un placebo pues sólo el cuerpo necesita respirar, y el cuerpo no existe realmente, sólo hay conciencia), pero nadie se niega a respirar. Incluso quienes cometían el error de debido a sus creencias no ir al médico a pesar de que parte de su mente creía que ir al médico sería lo razonable, y ello a veces les conducía a "empeoramientos" en su percepción de su enfermedad, pero sin embargo no se negaban a respirar jejeje... Por lo tanto, nada hay de malo en respirar o en ir al médico u otras ilusiones, son placebos a veces muy útiles, pero lo esencial realmente, es perdonar (discernir y entregar), pues los placebos solamente producen soluciones temporales (a veces ni eso), mientras que el perdón soluciona el problema en su raíz, y no está reñido con el uso de placebos cuando lo sintamos conveniente.

Confiemos en Dios que nos cuida incluso en este absurdo sueño de dualidad. Confiemos en el Amor. Sólo existe este Uno, este Amor, esta Plenitud, que es nuestro propio Ser, inmutable, siempre saludable pues no tiene una forma limitada que pueda enfermar ni deteriorarse ni desgastarse con el tiempo. Nada es ajeno al Ser. El tiempo es irreal. El Ser es lo único real. El Ser ES. Y en Ello, en la Verdad de lo que somos, estamos siempre felices a salvo. Sólo tenemos que despertar. Y el sueño, que se desenvuelve en el tiempo, no es real... Cuando despertamos, reconocemos que todo estuvo siempre bien y que es imposible que nada vaya mal jamás. En la Unidad no hay conflictos. Donde no hay tiempo ni espacio ni forma ni separación, no puede haber conflicto. Lo inmutable es eternamente perfecto y feliz, y Esto es lo que somos.

La Verdad ya ES.

domingo, 2 de febrero de 2014

Atendiendo con el corazón

Al leer enseñanzas no-dualistas es conveniente dejar a un lado la obsesión por entenderlo todo literalmente, sino simplemente leer con el corazón abierto, procurando captar el mensaje que en cada caso concreto se nos comunica. Por eso lo de menos son las palabras, sino que lo que importa es el mensaje. Si por el contrario tomamos las palabras como la verdad, estaremos erigiendo un ídolo y el resultado será que percibiremos conflicto y contradicciones.

Un ejemplo. En UCDM se dice:

     Es imposible ver a tu hermano libre de pecado y al mismo tiempo verlo como si fuese un cuerpo. (...) Es imposible ver un cuerpo libre de pecado, pues la santidad es algo positivo y el cuerpo es simplemente neutral. No es pecaminoso, pero tampoco es impecable. Y como realmente no es nada, no se le puede revestir significativamente con los atributos de Cristo o del ego. Tanto una cosa como la otra sería un error, pues en ambos casos se le estarían adjudicando atributos a algo que no los puede poseer. Y ambos errores tendrían que ser corregidos en aras de la verdad. (T.20.VII.4.1,4-8) (Pág. 491)

(En inglés la parte principal): T.20.VII.4.4-5 To see a sinless body is impossible, for holiness is positive and the body is merely neutral. It is not sinful, but neither is it sinless.

Y más adelante, en el capítulo siguiente, se dice:

     Para lograr este fin hay que percibir al cuerpo libre de pecado porque lo que se busca es la impecabilidad. (T.22.VI.3.4) (Pág. 538)

(En la edición en inglés): T.22.VI.3.4 To serve this end the body must be perceived as sinless, because the goal is sinlessness.

Lo que importa, por lo tanto, es captar el mensaje en cada contexto, y no aferrarse a las palabras, pues las palabras no son otra cosa que medios para un fin, el cual es la comunicación del mensaje.

Lo mismo sucede en UCDM con otras palabras y/o expresiones, como por ejemplo la palabra "justicia" (quien esté interesado en repasar este tema, que lea el complemento al final de este post), la cual se usa de manera un tanto diferente en el Texto comparando con su uso en el Manual para el maestro.

De manera similar sucede con otros textos no-dualistas, así como en cualquier mensaje en general. Cuando hablamos, frecuentemente usamos flexiblemente las palabras, muchas veces de manera espontánea sin darnos cuenta. Es natural, lo que importa es que la comunicación sea útil para quien esté abierto en ese determinado momento.

Saludos

Complemento final: extraigo de mis "Apuntes extensos de UCDM" la parte donde mencioné el uso en UCDM de la palabra "justicia":



Sobre la flexibilidad del lenguaje en UCDM, es interesante notar que la palabra «justicia» se usa con matices diferentes en el Texto de como se usa en el Manual para el maestro. En la versión en inglés también sucede, pues en todos estos casos se usa también una sola palabra: «justice».

En el Texto, la palabra «justicia» es aplicable al Cielo [hay 5 frases en el Texto donde aparecen a la vez las palabras justicia + Cielo, las 5 en los capítulos 25 y 26; el cap. 25 se titula: «La justicia de Dios»]. Pero en el Manual [M.19: «¿Qué es la justicia?»] se dice que en el Cielo no hay “ni justicia ni injusticia”. Veamos algunas citas relacionadas: 

«¿Qué podrían saber del Cielo y de la justicia de los que se han salvado?» (T.25.VIII.2.9) (Pág. 601)

«Ésta es la única justicia que el Cielo conoce y lo único que el Espíritu Santo trae a la tierra» (T.25.VIII.14.2) (Pág. 605)

«¿Qué otra cosa sino la arrogancia podría pensar que la justicia del Cielo no puede eliminar tus insignificantes errores?» (T.25.IX.1.1) (Pág. 606)

«En este mundo el perdón es el equivalente de lo que en el Cielo es la justicia. El perdón transforma el mundo del pecado en un mundo simple, en el que se puede ver el reflejo de la justicia que emana desde más allá de la puerta tras la cual reside lo que carece de todo límite. No hay nada en el amor ilimitado que pudiese necesitar perdón. Y lo que en el mundo es caridad, más allá de la puerta del Cielo pasa a ser simple justicia» (T.26.IV.1.1-4) (Pág. 616)

«La justicia es la corrección divina de la injusticia. La injusticia es la base de todos los juicios del mundo. La justicia corrige las interpretaciones a las que la injusticia da lugar y las cancela. Ni la justicia ni la injusticia existen en el Cielo, donde el error es imposible y la idea de corrección carece de sentido. En este mundo, sin embargo, el perdón depende de la justicia, ya que todo ataque no puede sino ser injusto. La justicia es el veredicto que el Espíritu Santo emite acerca del mundo» (M.19.1.1-6) (Pág. 55)

«La justicia, al igual que su opuesto, es una interpretación. Sin embargo, es la única interpretación que conduce a la verdad. Esto es así porque, si bien la justicia no es de por sí verdadera, no hay nada en ella que se oponga a la verdad» (M.19.2.1-3) (Pág. 55)

«La justicia de Dios apunta hacia el Cielo precisamente porque es totalmente imparcial» (M.19.5.5) (Pág. 56)