domingo, 31 de enero de 2016

Facimoutreach P-900

¿Es el Curso precisamente una forma de solipsismo?

P-900: ¿Qué pasa con el solipsismo [la teoría de que nada existe o es real excepto el ser]? Mi mayor temor es ese de la soledad cósmica. A veces me despierto sintiendo: "¡Es cierto! No hay nadie más". Los filósofos divagaron sobre el "lenguaje privado", pero sus argumentos no hacen frente a la experiencia, el horror y la condena. Un Curso de Milagros habla mucho de la unificación y de cómo lo dividido volverá a ser unido y completo. ¿No suena eso a una especie de soledad? ¿Por qué "nosotros"? ¿Por qué no "yo"? Si estoy soñando el mundo que percibo, ¿por qué no podría estar yo soñando también a las otras personas? Cuando suceda la unificación, el "Retornar" como dicen en el Zen, ¿por qué debería eso ser bueno? ¿Por qué no horrible? ¿Es porque la felicidad es una emoción no-dual, al contrario que cualquier tipo de miedo (que es dualista)? Eso puede que sea cierto, excepto que el miedo que llamamos "horror" tiene una sensación helada asociada a él, una especie de resignación.

Respuesta: La soledad cósmica es probablemente una buena definición del infierno. Sin embargo, la "soledad" implica un yo que se experimenta a sí mismo como un yo, al igual que el miedo. Y eso no es lo que Un Curso de Milagros quiere decir con los términos unidad o unicidad, que es un estado en el que transcendemos la conciencia todos juntos. Jesús nos dice que en nuestro estado presente no hay manera de que podamos entender «una Unidad unida como Una» (T.25.I.7.1-2). Pero él nos asegura a menudo en el Curso que cuando nuestra mente esté sanada de todos los pensamientos de separación, estaremos indescriptiblemente felices y llenos de paz, como exclama por ejemplo aquí: «¡Oh hermanos míos, si tan sólo supierais cuánta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con Él en Su altar! Santificado sea vuestro Nombre y el Suyo, pues se unen ahí, en ese santo lugar. Ahí Él se inclina para elevaros hasta Él, liberándoos de las ilusiones para llevaros a la santidad; liberándoos del mundo para conduciros a la eternidad; liberándoos de todo temor y devolviéndoos al amor» (C.4.8.1-3). ¡Ningún solipsista ha hablado jamás de esa manera! El amor sin-ego y el solipsismo son mutuamente excluyentes: «La función del amor es unir todas las cosas en sí mismo, y mantenerlas unidas extendiendo su plenitud» (T.12.VIII.7.11).

Tenemos que aprender —a través del proceso del perdón— que somos los soñadores de nuestros propios sueños, para que podamos recuperar el poder de elegir de nuestra mente. Cuando hayamos retornado hasta ese punto ((hasta la mente tomadora de decisiones con su poder de elegir)), veremos claramente contra qué habíamos estado eligiendo —un amor que abarca a toda la creación como una— a fin de poder tener nuestra existencia individual. También nos daremos cuenta del dolor que implica el mantener esa existencia ((individual)) mediante la negación y la proyección, y ese reconocimiento hará que cada vez nos sintamos menos atraídos por ella, sobre todo porque habremos recordado que fue una decisión basada en premisas ficticias (el mito del ego que explica el Curso).

Al principio de la lección 107, Jesús utiliza nuestro lenguaje y la experiencia que nos es familiar para darnos una idea de lo que nos espera cuando nuestra mente esté sanada:

«¿Puedes imaginarte lo que sería un estado mental en el que no hubiese ilusiones? ¿Qué sensación te produciría? Trata de recordar algún momento —quizá un minuto, o incluso menos— en el que nada vino a perturbar tu paz; en el que te sentiste seguro de ser amado y de estar a salvo. Trata entonces de imaginarte cómo sería si ese momento se pudiera extender hasta el final del tiempo y hasta la eternidad. Luego deja que la sensación de quietud que sentiste se multiplique cien veces, y luego cien veces más. 

Entonces tendrás un atisbo, que no es más que un leve indicio del estado en el que tu mente descansará una vez que haya llegado la verdad. Sin ilusiones no puede haber miedo, dudas o ataque. (...) todo dolor se ha acabado (...)» (L.107.2; 3.1-3).

La práctica del perdón conduce al reconocimiento de cuán doloroso es existir en un estado de separación, un dolor que hemos estado negando. A medida que eso se vuelve más claro para nosotros, nuestro apego a la separación disminuye, al darnos cuenta de que es un estado extremadamente innatural, y entonces nos sentimos cada vez más atraídos a nuestro estado natural como la extensión del Amor de Dios. No sacrificamos nada, sintiendo únicamente gratitud por estar en casa por fin.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions179.htm#Q900

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

sábado, 30 de enero de 2016

Facimoutreach P-1327

Me siento muy solo y perdido con respecto al sueño

P-1327: ¡Estoy confundido! Jesús nos dice que no somos reales, que la separación nunca ocurrió, que no existe el ego, ni el cuerpo, ni el mundo, ni siquiera el sueño es real; pero nosotros experimentamos mucho dolor, aflicción, pérdida, etc. Así que, ¿a qué conciencia pertenecemos? ¿De qué modo somos responsables de todo lo que experimentamos? ¿Quién somos en definitiva? Simplemente no entiendo nuestra esencia; si no somos reales, si no existimos, si Dios ni siquiera sabe que estamos aquí, ¿qué somos? Si esto es el sueño de Jesús, ¿cómo podemos ser responsables de todas nuestras experiencias dolorosas, las cuales no parecen tener fin? ¿¡Somos simplemente marionetas de teatro en un sueño, ya que aparentemente no podemos despertar de esta pesadilla!? Me siento increíblemente solo desde que leí que Dios no sabe que existimos.

Respuesta: Sí, este aspecto de la enseñanza del Curso puede ser muy inquietante y desorientador —muchas personas han sentido el mismo tipo de angustia que tú estás sintiendo. Pero, por fortuna, el propio Curso nos rescata de nuestra confusión, y de hecho nos da gran esperanza y consuelo mientras estamos lidiando con lo que ciertamente parece como una pesadilla. Lo que ayudará a calmar tu ansiedad es darte cuenta de que Un Curso de Milagros se presenta en dos niveles. El Nivel Uno nos enseña la verdad absoluta sobre la realidad —todas las declaraciones que dicen de una manera u otra que la separación de Dios nunca sucedió verdaderamente, y por lo tanto que ni el cuerpo ni nada del mundo es real. Pero puesto que ese nivel de la verdad absoluta apenas tiene sentido para nosotros, el Curso se presenta también en otro nivel. El Nivel Dos nos encuentra donde estamos (ver T.25.I.5,6,7) —como individuos que viven en un universo físico, que experimentan dolor, aflicción, pérdida, soledad, etc. En este nivel, Jesús nos enseña cómo usar todas estas experiencias para ayudarnos a entrar de nuevo en contacto con la verdad que está aún en nuestra mente, pero velada. Por lo tanto, el Nivel Dos nos enseña que podemos usar nuestros cuerpos y el mundo tanto para apoyar el propósito de la mentalidad errada como para el propósito de la mentalidad correcta; podemos elegir que el ego sea nuestro maestro o que lo sea Jesús (o el Espíritu Santo) a medida que recorremos nuestra vida diaria. Así que Jesús se relaciona con nosotros en el contexto de lo que nosotros experimentamos como real, y entonces nos ayuda a transformarlo de modo que lo que experimentamos sea de ayuda para nosotros y no perjudicial.

El objetivo de nuestro trabajo con el Curso, por lo tanto, es que nuestro pensamiento se vaya volviendo cada vez más acorde con la mentalidad correcta, lo cual significa dejar ir gradualmente la culpa, el miedo, el odio y todos nuestros juicios. Entonces seremos más amables con nosotros mismos y con los demás, y estaremos mucho más tranquilos con mucha más frecuencia. El punto clave del Nivel Dos de la enseñanza es que en nuestra mente tenemos el poder de elegir a qué maestro vamos a seguir (Jesús o el ego), y que siempre estamos eligiendo a uno o al otro, aunque no seamos conscientes de estar haciendo eso. Sin embargo, por medio de nuestro estudio y práctica de los principios del Curso nos volveremos gradualmente conscientes de que estamos tomando estas decisiones, y seremos capaces de deducir por nuestras experiencias cuál sistema de pensamiento es el que hemos elegido en nuestra mente.

Por lo tanto no somos marionetas ya que todos tenemos este poder de elegir, el cual el Curso nos recuerda una y otra vez. El objetivo de este entrenamiento de Jesús es volver a ponernos en contacto con nuestra auténtica fortaleza como mentes. Eso es lo que nos liberará de la horrible carga de sentirnos atrapados en lo que parece como una pesadilla interminable de dolor, conflicto y lucha. Él nos asegura que no podemos fracasar en esto, y que su presencia amorosa está siempre a nuestro lado, tal como dice en la lección 302: «Nuestro Amor nos espera conforme nos dirigimos a Él y, al mismo tiempo, marcha a nuestro lado mostrándonos el camino. Él es el Fin que perseguimos, así como el Medio por el que llegamos a Él» (L.302.2).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions288.htm#Q1327

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

viernes, 29 de enero de 2016

Facimoutreach P-175

¿Podemos esperar estar en paz después de la muerte?

P-175: Las tres siguientes preguntas abordan todas el tema de la muerte, así que se responden conjuntamente:

(I) Me gustaría saber más sobre que "la muerte no resuelve nada".

(II) Para nosotros es usual decir, cuando una persona muere, que ella está finalmente "en paz". Cuando en la muerte muere nuestro ego, ¿eso nos libera del miedo basado en el pensamiento del ego, y nos concede la paz?

(III) ¿Serías tan amable de explicar qué enseña Un Curso de Milagros con respecto a encontrar la paz después de la muerte?

Respuesta: Puesto que todas las personas de este mundo sufren el horroroso dolor de creer que están separadas de su verdadero Hogar y de su Creador, a lo largo de nuestra vida hay veces en las que el pensamiento de escapar de este dolor parece ser una bendición. En tales momentos, la muerte representa un escape de nuestro dolor. Y sin embargo, Un Curso de Milagros nos enseña que no somos nuestros cuerpos: «El cuerpo es el símbolo de lo que crees ser. Es a todas luces un mecanismo de separación y, por lo tanto, no existe» (T.6.V.A.2.2-3). Por lo tanto no necesitamos escapar de nuestros cuerpos, independientemente de que se trate de un cuerpo físico, psicológico, emocional, astral, etc. Sin embargo, de lo que sí necesitamos escapar es del pensamiento de separación, y esto se logra por medio del perdón. Cuando el cuerpo "muere", si la mente no ha sido totalmente sanada del pensamiento de separación, la falta de perdón que la mente mantiene se desarrollará en otros tiempos y en otras formas, hasta que el perdón se perfeccione.

«Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido, sabrás que eres eterno. Tal vez pienses que esto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada» (T.6.V.A.1.1-2).

En otros casos, puede que lleguemos a creer que este mundo es un campo de pruebas espiritual, y la muerte simboliza el final de nuestra prueba, y nuestro ticket de vuelta a Casa. O podemos creer que una vez que hayamos muerto, nuestros egos son transcendidos automáticamente, y que estaremos en paz. Creencias como esa nos tientan a desear que la muerte llegue más pronto que tarde. «Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el cuerpo con el Ser que Dios creó» (T.27.VII.10.2). Es importante tener en cuenta que "la muerte del ego" no llega con la muerte del cuerpo, sino que llega por medio del perdón, el cual ocurre sólo en la mente. Y nuestros cuerpos pueden morir independientemente de que hayamos completado este proceso del perdón, o sin haberlo completado.

En cualquier caso, puedes ver hasta qué punto somos tentados a atribuir el dolor a nuestro cuerpo en vez de a nuestra mente. Una vez que hemos aprendido dónde está el problema real, el Espíritu Santo puede empezar a utilizar nuestro cuerpo para enseñarnos nuestra verdadera identidad como una mente: «El Espíritu Santo, como siempre, se vale de lo que tú has hecho [el cuerpo] y lo transforma en un recurso de aprendizaje. (...) Él reinterpreta lo que el ego utiliza como un razonamiento en favor de la separación, y lo convierte en una demostración contra ésta» (T.6.V.A.2.4-5).

Así que la muerte (la cual no es nada) del cuerpo (también nada) no resuelve nada (el pensamiento de la separación, otra nada). ¡Nada más nada igual a nada!

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions35.htm#Q175

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

jueves, 28 de enero de 2016

Facimoutreach P-177

¿Puedo practicar el Curso sin aceptar su teología?

P-177: ¿Es necesario comprender la mitología para empezar a estudiar Un Curso de Milagros y usar los principios del Curso adecuadamente? Tengo un gran problema con la metafísica del Curso en torno al origen de la culpa, pero las aplicaciones prácticas del Curso (es decir, elegir al ego o a Jesús como tu maestro) me parecen algo lógico y útil. ¿Puedo verdaderamente practicar el perdón tal como el Curso lo define si en realidad no acepto la mitología del Curso en torno al origen del mundo?

Respuesta: El beneficio de practicar el perdón es que nos sentiremos mejor, porque estaremos dejando ir el dolor del autoengaño de culpar a otros por nuestros problemas. En ese sentido es práctico. Y es muy reconfortante saber que hay un maestro interior amoroso y sabio a quien siempre podemos pedir ayuda. Podemos estar satisfechos con eso durante algún tiempo e incluso quedarnos en ese nivel de manera indefinida, si así lo elegimos. El Curso puede utilizarse de ese modo, y resultar de gran beneficio personal y útil como consuelo. Los principios metafísicos del Curso no son necesarios para experimentar la amable guía de Jesús ni para retirar nuestras proyecciones de culpa sobre otras personas. Si quedarnos en ese nivel nos acerca a Dios, ¿qué habría de malo en ello?

Pero como tú has hablado concretamente de "el perdón tal como el Curso lo define", es necesario ir más allá. Así que vamos a hacerlo. El principio y el final de la introducción del Libro de ejercicios arrojan algo de luz adicional sobre esto. Jesús comienza hablando de la relación que hay entre el Texto y el Libro de ejercicios: «Para que los ejercicios de este libro de ejercicios tengan sentido para ti, es necesario, como marco de referencia, disponer de una base teórica como la que provee el texto. Es la práctica de los ejercicios, no obstante, lo que te permitirá alcanzar el objetivo del curso. Una mente sin entrenar no puede lograr nada. El propósito de este libro de ejercicios es entrenar tu mente a pensar según las líneas expuestas en el texto» (L.introd.1).

Al final de la introducción del Libro de ejercicios (L.introd.8, 9), Jesús reconoce los problemas de creencia y de resistencia ((=oponerse)) con los que probablemente nos encontraremos al considerar las ideas y conceptos presentados en las lecciones. Y el consejo que nos da es que nos concentremos únicamente en aplicar las ideas exactamente como él nos indica hacerlo, sin juzgarlas o evaluarlas, porque su sentido y su verdad se nos mostrarán a través de su uso.

La implicación vendría a ser que en algún punto a lo largo del camino, el estudiante va a encontrarse cara a cara con los principios teóricos del Curso. Por ejemplo, a medida que se vuelve evidente que el perdón significa perdonar a la otra persona por lo que ella no hizo —lo cual es una afirmación verdaderamente sorprendente y profundamente desafiante— somos conducidos en última instancia a poner en cuestión la realidad de la culpa en sí. Eso nos llevaría directamente a la dimensión metafísica del Curso. De hecho, el punto de vista del Curso sobre el perdón no se puede apreciar plenamente sin ser consciente de sus fundamentos metafísicos. Sería demasiado fácil caer en el punto de vista tradicional de perdonar lo que ha sucedido realmente si la naturaleza ilusoria del pecado y la culpa no fueran una parte integral de nuestro pensamiento y de nuestra manera de abordar los resentimientos/quejas.

Por consiguiente la respuesta a tu pregunta es tanto que sí como que no. Uno puede beneficiarse de practicar el perdón y de volverse hacia Jesús en busca de guía; pero el proceso del perdón tal como es presentado en el Curso sería obstaculizado y no apreciado plenamente si la teoría del Curso sobre el origen de la culpa fuera ignorada. Si esta teoría no fuese aceptada explícitamente, practicar la versión del perdón del Curso sería imposible.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions35.htm#Q177

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

miércoles, 27 de enero de 2016

Facimoutreach P-1373

¿Cómo fue posible para Joel Goldsmith lograr curaciones?

P-1373: Estoy teniendo aún dificultades con el concepto de alcanzar y vivir el "sueño feliz" que proviene de la aplicación de los principios del Curso. La práctica de Un Curso de Milagros no promete una mejoría de las circunstancias de vida; sin embargo, Joel Goldsmith logró "curaciones" mediante la aplicación de principios muy parecidos a los que describe el Curso. ¿Cómo se explica esto?

Respuesta: En la pregunta P-783 discutimos algunas de las diferencias importantes entre las enseñanzas de Joel Goldsmith y las de Un Curso de Milagros. Es cierto que los síntomas físicos desaparecen en algunas personas a medida que ellas practican el Curso. La conexión sería el dejar ir la culpa, ya que el Curso enseña que la enfermedad tiene sus raíces en la culpa que estamos eligiendo retener en nuestras mentes. Pero la enfermedad también puede ser una decisión de la mentalidad-correcta —una posible razón para elegirla sería usarla para demostrar que el cuerpo no puede afectar a nuestro estado interior de paz.

En un importante pasaje Jesús aclara la naturaleza de la curación y del milagro: «De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. Mas la mitad de la lección no es toda la lección. El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos» (T.28.II.11.4-7). La verdadera curación, por lo tanto, es la inversión de efecto y causa —la mente es la que está enferma, no el cuerpo, a pesar de la apariencia de los síntomas corporales. El cuerpo es el efecto; la mente es la causa. Esa es la función del milagro —cambiar nuestra percepción desde el cuerpo hasta la mente, en la cual podemos reconocer que la decisión de nuestra mente es la única causa de todo lo que experimentamos. Estamos siempre decidiendo tener o bien al ego o bien a Jesús como nuestro maestro (T.14.III.4). Traernos de vuelta a ese estado de mente es la auténtica curación y la única función del milagro.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions299.htm#Q1373

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

martes, 26 de enero de 2016

Facimoutreach P-1111

¿En qué medida está la sanación de la mente conectada con la sanación del cuerpo?

P-1111: Dos preguntas sobre la enfermedad: 

(I) Un Curso de Milagros habla de darle a nuestro cuerpo el propósito del Espíritu Santo y que entonces debería funcionar con salud. Los dos últimos años he tenido un montón de enfermedades, lo cual atribuyo al estrés y mis dos pequeños renacuajos trayendo a casa lo que me gusta llamar "el virus del niñito vudú" —sólo porque yo había dejado el Curso en segundo plano en mi mente desde hace varios años, pero ahora volví al camino. ¿En qué medida limitar la culpa y practicar el perdón afectan a nuestro sistema inmunitario?; ¿y estamos limitados en mayor o menor medida mientras continuemos en un cuerpo?

(II) La sección del Manual titulada «¿Qué relación existe entre la curación y la Expiación?» (M.22) afirma que la curación, el principio de la Expiación y el perdón no están solamente relacionados, sino que son lo mismo, y que esto debe comprenderse si el maestro de Dios quiere progresar. Sé que el cuerpo es la ilusión y que tratar de curar el cuerpo es tratar de hacer el sueño y el cuerpo reales. Si el objetivo es aceptar la Expiación, y al haberla recibido mi mente está sanada, ¿no se sigue que entonces el cuerpo debería estar sujeto a la decisión que la mente ha tomado y entonces sanar también? ¿O puede la mente estar sanada y el cuerpo aún parecer estar enfermo? ¿Cómo funciona esto si estoy trabajando con alguien que está enfermo? ¿Su cuerpo aún parece estar enfermo o estar sanado?

Respuesta: (Lo siguiente contesta a ambas preguntas). El Curso hace hincapié en que el cuerpo es una proyección de la mente y no existe como una entidad independiente que se enferma, se pone mejor, y con el tiempo muere (T.28.VI.2). Por lo tanto, sólo la mente es activa —el cuerpo no tiene ningún efecto sobre la mente, y pensar que lo tiene es lo que Jesús llama confusión de niveles (T.2.IV.4) ((ver tb. T.2.IV.2)). La culpa que hay en nuestras mentes es siempre proyectada sobre nuestros cuerpos (enfermedad) o sobre otros (ataque), a menos que el tomador de decisiones elija mirar la culpa con Jesús. Todo esto es parte de la estrategia del ego para sacarnos de nuestras mentes para que nunca nos demos cuenta de que tenemos el poder de elegir en contra de ello (en definitiva, contra el ego). De modo que terminamos creyendo que el cuerpo hace activamente cosas o que depende de agentes externos, sobre los cuales tenemos muy poco o ningún control. Pero todo eso es inventado (un autoengaño), por lo cual Jesús describe la enfermedad como «una defensa contra la verdad» (L.136). La mala salud es el efecto de una decisión tomada por la mente para un propósito que ella quiere lograr —en última instancia, para seguir en su estado separado pero sin ser tenida como responsable de ello. Por consiguiente Jesús enseña: «La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto» (T.28.III.5.1). El dolor, por tanto, no se define por las sensaciones corporales; nuestra experiencia del dolor se debe enteramente a la culpabilidad que hay en nuestra mente y a nuestra elección de la interpretación del ego, según la cual merecemos ser castigados.

El perdón es la decisión de la mente de mirar la culpa con Jesús, aprendiendo que está basada en creencias falsas y que por lo tanto no hay necesidad de proyectarla, sino que basta con dejarla ir. Entonces el cuerpo, aunque sigue siendo una proyección de la mente, ya no se usará para apoyar la separación y la culpa, sino que en vez de eso se usará para manifestar el sistema de pensamiento de intereses compartidos del Espíritu Santo. La mente que ha sanado de su creencia en la culpabilidad sabe que el cuerpo no es su realidad, así que entonces la "salud" se asocia con la aceptación de la Expiación, en vez de asociarla erróneamente con la ausencia de enfermedad; y el sistema inmunitario estará debidamente ubicado en la mente —consistiendo en la resistencia de la mente a cualquier creencia que sostenga la realidad de la separación y de la limitación. Para la mente que ha sanado ya no habrá más identificación con el cuerpo, por lo que ya no estará limitada por él (T.18.VI.13), aunque el cuerpo seguirá pareciendo "normal" en el sentido de que envejecerá y mostrará otros tipos de afecciones. Una mente libre de ego podría elegir también ayudar a las mentes que no han sanado a que aprendan que el cuerpo no es su realidad mediante aparecer en un cuerpo enfermo o en un cuerpo que es crucificado. Piensa por ejemplo en Ramakrishna o Jesús: sus cuerpos al final no parecían estar muy saludables en términos del mundo; pero no había culpa en sus mentes. Ellos eligieron enseñarnos usando esas formas. Podría haber también otras razones, desconocidas para nosotros, para elegir limitaciones corporales; pero la mente que ha sanado no añadiría la interpretación del ego, según la cual esas limitaciones son el castigo por nuestra pecaminosidad.

Por lo tanto, la observación del cuerpo por sí sola no puede decirnos si un estado específico representa la decisión de una mentalidad-correcta o de una mentalidad-errada. Por supuesto que, estrictamente hablando, si un estado específico es el efecto directo de la culpa proyectada por la mente, entonces ese estado cambiará cuando la mente deja ir la culpa. Pero con la desaparición de la culpa, se va también la identificación de la mente con el cuerpo, ya que la mente se ha dado cuenta de que su estado de paz es independiente del estado del cuerpo. Eso es crucial, y es una lección que para nosotros es muy difícil de aprender.

Por el contrario, para la mente que aún valora la separación y el especialismo, el cuerpo simbolizará todo lo que la mente valora y quiere retener. Dirigiéndose al tomador de decisiones en este contexto, Jesús dice: «(...) eres tú quien lo ha convertido [al cuerpo] en el símbolo de las limitaciones que quieres que tu mente tenga, vea y conserve» (T.28.VI.3.10). En consecuencia, nosotros (como mentes tomadoras de decisiones) nos experimentaremos como estando limitados por el cuerpo únicamente si esa es la identidad que queremos que sea la verdad sobre nosotros mismos. Nos convertiremos en lo que no somos, lo cual incluye creer que el cuerpo regula sus propios sistemas, los cuales son afectados por fuerzas externas.

Es mucho más útil centrarse en el sistema inmunitario de la mente: el poder de aceptar la verdad que hemos estado negando, y de negar que nada externo puede darnos la paz ni quitárnosla. (Kenneth presentó un taller en 2005 titulado "Fortaleciendo el sistema inmunitario de la mente"). Sin embargo, Jesús nos recuerda que: «La resistencia a reconocer este hecho es enorme, ya que la existencia del mundo tal como lo percibes depende de que sea el cuerpo el que toma las decisiones» ((literalmente: «(...) depende de que sea el cuerpo el tomador de decisiones»)) (M.5.II.1.7). Así que tenemos que ser pacientes con nosotros mismos a medida que procesamos estas enseñanzas y aprendemos a sonreír dulcemente ante nuestra necesidad de que el cuerpo sea real en nuestra conciencia.

Si estás trabajando con alguien que está enfermo, tu única responsabilidad es ser consciente de tus percepciones y buscar cualquier juicio que puedas estar haciendo, y entonces llevarlos al amor de Jesús que está siempre presente en nuestra mente. Tal como dice Jesús en una sección de ese mismo capítulo del Manual, en la que él está comentando cómo estar con un paciente, «Ésta es la función de los maestros de Dios: no ver voluntad alguna separada de la suya, ni la suya separada de la de Dios» (M.5.III.3.9). Ese es siempre el principio rector para cualquier relación: percibir tus intereses como compartidos con los de la otra persona, no como separados. Y entonces simplemente sabes qué hacer o qué no hacer. Si la otra persona viene desde su mente errada o desde su mente correcta será irrelevante; tu respuesta siempre será amorosa. Una vez más, no puedes juzgar el contenido de la mente de la persona basándote únicamente en el estado del cuerpo (la forma). Pero en ese instante santo de estar más allá de los intereses separados, el amor fluirá a través de ti en una forma que será apropiada en esa situación. Entonces evitarás el error desgraciadamente tan común (a menudo con resultados perjudiciales) de creer que sabes lo que es mejor para los intereses de esa persona; y, respetuoso con la decisión de esa mente, no tendrás necesidades egoicas que interrumpan la comunicación del amor.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions231.htm#Q1111

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

lunes, 25 de enero de 2016

Facimoutreach P-182

¿Cómo es que algunos están enfermos si ellos están totalmente en paz?

P-182: El capítulo 2 del Texto de Un Curso de Milagros contiene un pasaje que dice: «La enfermedad es una forma de búsqueda externa. La salud es paz interior» (T.2.I.5.10-11). ¿Se refiere ahí a la enfermedad física y a la salud física? Las primeras 100 páginas o así del Texto parecen asociar la salud física con una mente sanada. Si es así, entonces se está relacionando directamente el cuerpo —el cual no existe— con el ser espiritual que todos somos. También, ¿se seguiría entonces que alguien con cáncer o alguna otra forma de enfermedad física puede a pesar de todo estar totalmente en paz y no tener culpa en su mente? Nuestro líder de discusión ha dicho que estar en completa paz interior y limpiar la mente de culpa no tiene correlación con la salud física, porque Dios no conoce el cuerpo o la enfermedad. Esto parece contradecir buena parte de lo que está escrito en el Curso sobre que únicamente la mente crea, porque si estás completamente en paz y libre de culpa en tu mente, ¿cómo puede el cuerpo responder con algún tipo de sufrimiento o enfermedad? ¡Me siento tan confundido sobre este asunto!

Respuesta: 1) Una cosa que podría ser útil es tener en cuenta que uno de los propósitos de Jesús en su Curso es corregir nuestro pensamiento defectuoso, en tanto que nos hemos identificado con el sistema de pensamiento del ego y por consiguiente siempre estamos interpretándolo todo desde esa perspectiva. Siguiendo la estrategia del ego, la cual nos ha dejado sin mente, asociamos normalmente la enfermedad y la curación con estados corporales (físicos y/o psicológicos): tanto las causas como los remedios se encuentran en el cuerpo y en el mundo. Ese es el pensamiento que Jesús está ayudándonos a corregir, lo cual es el motivo por el que él usa la terminología de que la salud del cuerpo refleja la salud de la mente. Él está corrigiendo la creencia que todos tenemos de que la salud del cuerpo está relacionada con condiciones y factores del mundo. Cuanto más pensamos de esa manera, menos probable es que alguna vez volvamos a entrar en contacto con el poder de nuestra mente. Así que él nos enseña de varias maneras diferentes que el cuerpo y sus estados no son más que expresiones de los pensamientos en la mente. Todo esto es parte del plan de "invertir el pensamiento" del Curso. Tenemos que invertir efecto y causa, y él nos está enseñando cómo retornarlos a su relación adecuada.

2) Llevándonos al siguiente paso, él nos dice más tarde en el Texto: «De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. Mas la mitad de la lección no es toda la lección. El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos» (T.28.II.11.4-7).

Por lo general estas enseñanzas no solemos aceptarlas e integrarlas de manera inmediata en nuestras vidas. Así que nuestro cambio gradual hacia el modo de pensar de Jesús se reflejará en nuestro aprendizaje al romper la conexión entre nuestro estado interno de paz y nuestros estados corporales. En otras palabras, aprendemos que la experiencia interna de la paz no depende de la ausencia de síntomas físicos/psicológicos. Este es uno de los peldaños de la escalera que nos ayuda a evitar negar lo que estamos sintiendo. Es una etapa intermedia, mientras que todavía vamos yendo y viniendo entre la mente errada y la mente correcta. Así que no estamos completamente libres de la culpa todavía, pero en los instantes de pensamiento de mentalidad-correcta podemos experimentar paz mientras el cuerpo tiene síntomas de enfermedad. Esa experiencia de paz es lo que nos atrae cada vez más, y gradualmente nos vamos volviendo cada vez menos identificados con las condiciones corporales; nos volvemos cada vez menos identificados con el cuerpo en general, y llegamos a reconocer nuestra mente.

3) Ahora bien, si la causa de nuestros síntomas es la culpa, entonces cuando la culpa se ha ido, los síntomas desaparecerían también. PERO, puede haber presente síntomas que no se originan por la culpa. Podrían ser elegidos en la mente como un medio para enseñar a otros que el cuerpo no es en realidad nada. No habría sufrimiento interior en estos casos, porque en esa mente hay una clara conciencia de que ella no es el cuerpo. Por ejemplo, Jesús no sufrió durante la crucifixión porque él sabía que no era su cuerpo. La lección en esto es que no hay que juzgar por la forma. En otras palabras, sólo porque hay síntomas físicos no podemos concluir que hay culpa.

Ahora bien; es posible también que una persona (una mente fuera del tiempo y del espacio) haya elegido aprender la lección de la Expiación por medio de lo que a todos los demás les parece ser una situación física trágica y horrenda. Nosotros no podemos ver el lapso completo de nuestro propio camino de Expiación o el de otra persona, así que tenemos que ser cautelosos al sacar conclusiones acerca de lo que ven nuestros ojos. 

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions36.htm#Q182

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

domingo, 24 de enero de 2016

Facimoutreach P-1309(III)

¿Es pura grandiosidad el que alguien asegure que "Yo soy el Espíritu Santo"?

P-1309(III): Conozco a un estudiante de Un Curso de Milagros que cree y le dice a la gente que él es el Espíritu Santo. Él también piensa que somos Dios. Esto suena como un problema de autoridad para mí. Tal vez estoy malinterpretando. ¿Hay diferencia entre decir que eres el Espíritu Santo o Dios, y decir que compartimos la mente Única del Espíritu Santo o de Dios?

Respuesta: Para llevar esto al nivel del discurso político contemporáneo: Depende de cuál es tu definición de "tú" ((parafraseando en broma una famosa frase de Bill Clinton en aquel caso del affaire con Monica Lewinsky, cuando Clinton declaró: «Depende de cuál es tu definición de la palabra "es"»; la frase de Ken, aunque contiene esta broma, sigue expresando algo cierto, pues depende de la definición que tengamos de uno mismo: el ser limitado que parecemos ser aquí en el mundo, o el Ser que verdaderamente somos en la Verdad)). Pero en serio, no hay manera de que podamos saber qué es lo que realmente esa persona creía o lo que realmente quería decir. Es cierto que el Curso dice que somos un pensamiento en la Mente de Dios en lugar de decir que somos Dios. Pero también dice que en realidad somos una «Unidad unida cual Una sola» y que «lo que es uno no puede tener partes separadas» (T.25.I.7.1,7). Obviamente, existe una dificultad inherente al tratar de poner en palabras conceptos que nosotros no podemos entender verdaderamente.

En general, hacer declaraciones como "Yo soy Dios" o "Yo soy el Espíritu Santo" lleva a problemas porque, aunque tales palabras pueden reflejar algo de verdad sobre nuestra realidad última, no reflejan la verdad sobre quiénes creemos que somos aquí. Por lo tanto declaraciones como esas tienden a sonar falsas y, tal como has observado, a dar la impresión de una actitud grandiosa, si no rotundamente delirante —sea así o no en el caso concreto de esta persona que has mencionado. Afortunadamente, el Curso nos da las herramientas para mirar más allá de las palabras de las personas y darnos cuenta de que, independientemente de si ellas están motivadas por el amor o por el miedo, nuestra única respuesta justificada es el amor.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions283.htm#Q1309iii

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

sábado, 23 de enero de 2016

Facimoutreach P-54

Una pregunta sobre la inteligencia

P-54: ¿Cuál es la definición de inteligencia tal como se usa el término en el Curso? ¿Es la inteligencia una parte del ego o un destello/atisbo de lo Divino?

Respuesta: La inteligencia es una función del cerebro, por lo tanto es una parte del sistema operativo del cuerpo, que no debe ser confundida con la mente, la cual no está en el cerebro y no requiere de inteligencia. Esto no quiere decir que la mente no haga uso del cerebro, tal como lo hace del cuerpo, en nuestra experiencia ilusoria de estar en un cuerpo en este estado de sueño. Las declaraciones del Curso con respecto al cuerpo pueden, por tanto, aplicarse al cerebro/inteligencia. Se trata de algo neutral, que puede ser usado por el Espíritu Santo o por el ego para sus respectivos fines. Esto es cierto de cualquier capacidad o habilidad que se atribuya al cuerpo. El Curso en sí es un ejemplo del uso del intelecto como una forma, usando el lenguaje, principios metafísicos, términos psicológicos, etc., para reflejar la decisión de la mente de volverse hacia el amor y la verdad, lo cual es el contenido. Es una forma útil para que la Filiación aprenda a aceptar el amor, pero no es la única forma. En el Manual se nos dice: «Este manual está dedicado a una enseñanza especial, y dirigido a aquellos maestros que enseñan una forma particular del curso universal. Existen muchos miles de otras formas, todas con el mismo desenlace» (M.1.4.1-2).

Nosotros fácilmente nos confundimos cuando se trata del cerebro y la inteligencia porque todavía pensamos «que [nuestro] entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que ésta sea lo que es» (T.18.IV.7.5). Mantenemos nuestras capacidades intelectuales en alta estima, sin darnos cuenta de que el verdadero hogar del pensamiento es la mente, que no tiene nada que ver con los pensamientos ilusorios que generan nuestros cerebros. La sanación de la mente por medio del perdón no requiere de inteligencia, requiere de voluntad, la cual es una función de la mente. La mente puede tener la voluntad y puede de hecho tomar la decisión por la sanación sin necesidad del intelecto/inteligencia. De lo contrario la capacidad intelectual y/o la inteligencia serían obviamente un requisito para la salvación y eso excluiría a un gran segmento de la Filiación (aquellos que están mentalmente incapacitados, que tienen disfunciones cerebrales, están en estado de coma, etc). Ciertamente que todos hemos tenido la experiencia de estar completamente desconcertados con algún pasaje en particular en un momento dado, sólo para encontrar una absoluta claridad en cuanto a su significado en una lectura posterior. Nuestra inteligencia no tiene nada que ver con la confusión o con la claridad. La confusión vino de nuestra resistencia; la claridad vino de nuestra buena disposición o voluntad. Una persona con una inteligencia limitada puede llegar al Curso con poca resistencia y un alto grado de voluntad y de este modo estar abierto a aprender el contenido del Curso: su mensaje de amor y perdón. Por otro lado, una persona dotada intelectualmente puede encontrarse bloqueada por una tremenda resistencia y no alcanzar a entender el verdadero significado del Curso, a pesar de dominar intelectualmente los principios de su metafísica. Aunque estamos haciendo uso de nuestro cerebro para leer, estudiar e incluso aplicar la enseñanza del Curso en nuestra vida, la actividad real está sucediendo en la mente que está eligiendo volverse hacia la luz y la verdad del mensaje del Curso. La actividad intelectual es el reflejo de esa decisión, pero no es un requisito y ciertamente no es un destello/atisbo de lo Divino. Personas muy limitadas intelectualmente han sido brillantes reflejos de la luz y el amor en el mundo, mientras que personas intelectualmente dotadas han permanecido atrincheradas en la oscuridad del ego.

En nuestro estudio y práctica del Curso se hace evidente que independientemente de cuánto entendamos o no entendamos los principios del Curso, es la aplicación de estos principios con voluntad sincera lo que los hace eficaces para el logro de nuestra sanación y la experiencia de la paz. Tal como leemos: «La salvación, perfecta y completa, sólo pide que desees, aunque sea mínimamente, que la verdad sea verdad; que estés dispuesto, aunque no sea del todo, a pasar por alto lo que no existe; y que abrigues un leve anhelo por el Cielo como lo que prefieres a este mundo, donde la muerte y la desolación parecen reinar. Y la creación se alzará dentro de ti en jubilosa respuesta, para reemplazar al mundo que ves por el Cielo, totalmente perfecto y completo. ¿Qué es el perdón, sino estar dispuesto a que la verdad sea verdad?» (T.26.VII.10.1-3).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions13.htm#Q54

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

viernes, 22 de enero de 2016

Facimoutreach P-139

¿Cómo puedo saber cuáles son mis creencias sobre el dinero?

P-139: Escuché la colección de cintas "Forma frente a contenido: sexo y dinero". Ahí se dice que proyectamos desde nuestro interior hacia fuera nuestras creencias sobre el dinero. ¿Cómo puedo averiguar con exactitud cuáles son mis creencias para así poder cambiarlas?

Respuesta: Antes de considerar cómo puedes identificar tus creencias sobre el dinero, puede ser útil primero una pequeña aclaración sobre el enfoque de Un Curso de Milagros hacia todas las ideas y creencias de nuestro ego. Queremos volvernos conscientes de ellas para poder aceptar la responsabilidad de haberlas elegido, pero no para poder cambiarlas. Hacer eso ((querer cambiarlas)) nos pondría a cargo del proceso de Expiación, una fórmula segura para el fracaso. La meta de nuestro trabajo con el Curso es que nos volvamos conscientes de nuestros pensamientos inconscientes, que aceptemos la responsabilidad por elegirlos, que reconozcamos cuál es el propósito que tienen en el esquema del ego, y entonces desprendernos de ellos —junto con la culpa que necesariamente conllevan— y entregarlos a la luz sanadora del Espíritu Santo o de Jesús. ¡Pero lo que no nos conviene es tratar de cambiarlos! Pues eso sería hacerlos reales y acarrearía la sustitución de una creencia del ego por otra.

El dinero es simplemente una forma o símbolo externo sobre el que proyectamos nuestras creencias acerca de nosotros mismos. Así que, ¿cuáles son tus sentimientos y actitudes con respecto al dinero? Por cierto, no hay respuestas correctas o incorrectas, buenas o malas, a las preguntas que siguen ((las del siguiente párrafo)). Todas las respuestas reflejarán las creencias básicas del ego acerca de ti mismo y de otros, independientemente de que reflejen la naturaleza del amor especial o del odio especial. Al final nos daremos cuenta de que estas respuestas no son correctas ni equivocadas, ni buenas ni malas, sino que simplemente son falsas. Pero primero tenemos que mirarlas, porque ciertamente creemos en ellas, y hemos de mirarlas con Jesús o el Espíritu Santo a nuestro lado para que podamos mirar con honestidad y una mente abierta.

¿Sientes que nunca tienes suficiente? ¿Tienes miedo de perder el dinero que tienes? ¿Tener dinero te hace sentirte mejor o más seguro de ti mismo? ¿Lo ahorras como un símbolo de seguridad y como protección ante peligros y obstáculos imprevistos? ¿O tiendes a gastarlo tan rápidamente como lo consigues y estás siempre endeudado? ¿Consideras el tener dinero como un símbolo de estatus y de éxito, como una medida de lo que vales? Si no tienes mucho dinero, ¿intentas fingir que tienes más? ¿O llevas tu pobreza como una medalla de especialismo? Si tienes un montón de dinero, ¿te gusta hacer alarde de ello? ¿O intentas no llamar la atención sobre eso? ¿Cómo te sientes con respecto a compartir tu dinero con otras personas, o regalarlo? ¿Estás celoso o resentido con quienes tienen más dinero que tú? ¿Cómo sientes que tus padres se han portado contigo en el tema del dinero? Si estás en una relación con alguien en la cual hay una gestión conjunta de dinero y recursos, ¿hay conflicto en torno a su manejo? ¿Cuál es la naturaleza de los desacuerdos que tenéis y qué juicios estás haciendo sobre cómo maneja el dinero la otra persona?

A medida que reflexiones en tus respuestas a estas preguntas sobre el dinero y a otras preguntas relacionadas que puedan venir a tu mente sobre el tema, quieres entonces entrar en contacto con los pensamientos, sentimientos y creencias subyacentes que tales preguntas representan. Estos pueden ser pensamientos y sentimientos de ineptitud, escasez, privación, limitación, inseguridad, miedo, victimización, irresponsabilidad, vergüenza y culpa, orgullo, triunfo, superioridad, generosidad, poder, control, y así sucesivamente. El reconocimiento importante que tienes que procurar es que estos son básicamente sentimientos que tienes sobre ti mismo y que no tienen nada que ver con el dinero, ni con otras personas, ni con nada del mundo. Estos son las repercusiones de tomar en serio en tu mente el pensamiento de la separación, y querer que sea verdad. Pues el pensamiento de la separación no es nada menos que el deseo de estar separado del amor, lo que incluye la voluntad de atacar y destruir el amor con el fin de establecer un ser individual. Y en ese proceso creemos haber destruido nuestro propio valor. Así que todos los sentimientos de inutilidad que acompañan a eso, se volverán demasiado dolorosos para mantenerlos en nuestra mente y admitirlos, siendo proyectados hacia fuera sobre un mundo inventado por nosotros mismos, con muchos convenientes blancos y "almacenes" sobre los que disparar y depositar nuestros sentimientos, incluido el blanco/objetivo/almacén llamado dinero. Y luego esos símbolos externos parecen ser el problema, en vez del pensamiento de separación en nuestra mente —a través del cual hemos devaluado nuestro verdadero Ser. En ese punto, el sistema de pensamiento del ego está bien protegido del principio de la Expiación del Espíritu Santo, según el cual la separación es imposible excepto en sueños ilusorios y no ha ocurrido nada realmente que nos prive del amor que somos. Pero una vez que entendemos el propósito que tiene el ego para el mundo, incluyendo el dinero, podemos mirar todo eso de una manera diferente, y saber que es una ventana hacia nuestra propia mente inconsciente. Y ahora podemos tomar una decisión diferente, al recordar nuestro verdadero Valor como el santo Hijo de Dios.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions29.htm#Q139

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

jueves, 21 de enero de 2016

Facimoutreach P-148

¿Cómo pudo el estado de Unidad conducir a la idea de separación?

P-148: Si todos estábamos en un estado de Unidad con Dios, ¿cómo pudimos haber tenido la idea de la separación en aquel "diminuto y alocado momento"? ¿Qué cosa pudo habernos poseído para que abandonáramos la unidad que era puro éxtasis y paz? ¿Y cómo pudo eso ocurrir? ¿Cuál crees que fue el escenario?

Respuesta: Esta es la "famosa" pregunta. Es famosa porque es la pregunta que con más frecuencia plantean los estudiantes de Un Curso de Milagros (vea, por favor, la pregunta P-10). La "famosa" respuesta es que no es realmente una pregunta, sino una afirmación de que la separación ocurrió realmente (C.introd.4; ver también el libro «Las preguntas más comunes en torno a Un Curso de Milagros», de Kenneth Wapnick, páginas 19-24) —que es el supuesto implícito en la pregunta. El Curso nos enseña que la separación nunca ocurrió. De hecho, es imposible que el Hijo se separe del Padre. Con esto como punto de partida, el Curso continúa, largo y tendido, explicando cómo "llegamos aquí", ya que creemos que estamos aquí. La explicación que nos da es una especie de mito, explicando algo que nunca pudo suceder. Nos dice que el Hijo de Dios se quedó dormido, y que soñó un sueño de separación: «Estás en casa en Dios, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad» (T.10.I.2.1). Nuestra experiencia en el mundo como cuerpos es un sueño. No ha ocurrido nada, y en realidad estamos todavía en Casa en Dios.

Lo que nos dice Un Curso de Milagros que "ocurrió" en la mente del Hijo dormido fue un deseo de tener más que todo: «No hay nadie que venga aquí que no abrigue alguna esperanza, alguna ilusión persistente o algún sueño de que hay algo fuera de sí mismo que le puede brindar paz y felicidad. Si todo se encuentra en él, eso no puede ser verdad. Y así, al venir a este mundo, niega su propia verdad y se dedica a buscar algo que sea más que lo que lo es todo, como si una parte de ese todo estuviese separada y se encontrase donde el resto no está» (T.29.VII.2.1-3). Seducidos por la "fiebre" de ser individuos independientes, creyendo que eso les brindará una felicidad más allá del "puro éxtasis y paz" que mencionaste, el Hijo elige este pensamiento de estar separado de su Fuente. Aunque esto parece haber ocurrido hace millones de años en algún distante pasado ya olvidado, en realidad está ocurriendo instante tras instante cada vez que se toma la decisión de creer que la separación es real. Esta es la única "explicación" para el cómo parecemos estar aquí, tan reales, tan "vivos", tan identificados con cuerpos. Es una decisión, y el Curso nos dice que esta decisión tiene un propósito. Establece nuestras identidades separadas, las cuales hemos aprendido a quererlas más que lo que realmente somos, prefiriendo la falsa identidad individual. Preferimos esta identidad inventada porque creemos muy equivocadamente que esta nos dará felicidad. Nos hemos convencido de que el ego tiene razón sobre quiénes somos y Dios está equivocado al respecto. Aferrarse a esta creencia mantiene la separación "vivita y coleando" en nuestras mentes. Esto es lo que hace que suceda, una y otra vez en nuestras mentes. Una vez más, la idea que nos impulsa es que la autonomía es mejor que la unidad, que Dios no es suficiente y el ego nos dará ese "más" que estamos buscando.

En resumen, el fundamento de la enseñanza del Curso radica en este reconocimiento tan importante: el del poder de la mente para elegir. Se nos dice que hemos elegido erróneamente al elegir creer que la separación ocurrió, y se nos insta a "elegir de nuevo" (T.31.VIII). En cada situación en la que nos encontremos en conflicto, dolor o desasosiego tenemos la oportunidad de cuestionar nuestra experiencia a la luz de esta enseñanza y elegir de nuevo: «Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo» (T.31.VIII.4.1-2).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions30.htm#Q148

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

miércoles, 20 de enero de 2016

Facimoutreach P-149

Si creo que mi mente está sanada, ¿por qué todavía siento dolor?

P-149: Si uno está terriblemente enfermo de cáncer, lleno de dolor, y como estudiante de Un Curso de Milagros se esfuerza por tener la ayuda del Espíritu Santo mediante el perdón y la paz en ese problema, pero todavía sufre físicamente, ¿qué es lo que esto significa? El Curso indica que cuando nuestra mente esté sanada no sentiremos dolor.

Respuesta: ¡Ya sabes la respuesta a tu pregunta! Cuando nuestra mente esté sanada, no sentiremos dolor. Hasta que nuestra mente esté sanada, sentiremos dolor. Y debido a que nuestra mente no está sanada, experimentaremos el dolor como si estuviera en el cuerpo, causado por factores ajenos a nuestro control, en vez de reconocer que está en la mente que ha pensado que podría separarse a sí misma del amor —un estado muy doloroso. Y así es como protegemos el pensamiento de separación en nuestra mente dividida.

Usamos el dolor para autoconvencernos de que el cuerpo es real, porque todavía queremos que el cuerpo sea real. Jesús nos dice que: «El dolor es una perspectiva errónea. Cuando se experimenta en cualquier forma que sea, es señal de que nos hemos engañado a nosotros mismos. (...) El dolor no es sino un testigo de los errores del Hijo con respecto a lo que él cree ser. (...) El cuerpo es el Hijo de Dios, corrompible en la muerte» (L.190.1.1-2; 2.3; 3.7). 

Lo más importante, sin embargo, es que mientras continuemos experimentando dolor —ya sea el dolor de un cáncer o el de una pierna fracturada o el dolor de un abuso emocional o cualquier otra forma de dolor que experimentemos— no nos juzguemos a nosotros mismos por sentirlo. Hacer eso no serviría para otro propósito que el del ego. Debido a nuestro miedo de perdernos a nosotros mismos, sanamos el dolor de nuestra mente por medio del perdón en pequeños pasos.

Y en esos momentos en que aceptamos que no sabemos la verdad sobre nosotros mismos pero que hay un Consolador que sí la sabe, con Quien estamos siempre unidos en perfecta paz y alegría, entonces los asuntos aparentemente dolorosos del cuerpo se desvanecen de nuestra conciencia. Debido a nuestro miedo, lo más probable es que no estaremos preparados para aceptar completamente la sanación de la mente y la liberación de nuestra identidad corporal limitada, así que regresaremos de nuevo al dolor por la defensa que nos proporciona. Pero con cada momento de reconocimiento, compartido en el instante santo de la sanación, nuestra inversión en la culpa y el dolor disminuirá. Y nunca volveremos a estar totalmente convencidos de que el mundo o cualquier cosa ajena a nuestra mente pueda causarnos dolor.

Para la consideración de algunos otros asuntos relacionados con tu pregunta, puede que quieras ver también la pregunta P-142.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions30.htm#Q149

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

martes, 19 de enero de 2016

Facimoutreach P-142

Me siento culpable por experimentar achaques y dolores

P-142: He sido un entusiasta estudiante de Un Curso de Milagros durante unos buenos 12 años y considero que es el camino espiritual más adecuado para mí. Pensar en Jesús y en su enseñanza se ha convertido en parte de mi vida, en una manera de perdonarme conscientemente y por consiguiente, por supuesto, a otros también. También acepto plenamente que todo dolor es alguna forma de falta-de-perdón («Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón» [L.193.4.1]). Ahora bien, independientemente de mi práctica, que es casi de manera continua y absolutamente no forzada, y que transcurre en paralelo a cualquier otra cosa con la que pueda estar ocupado, varios achaques, dolores y otros males suceden a un nivel que hace que me cuestione la eficacia de mi práctica —entonces la única opción que me queda es la vieja magia, generalmente un analgésico para eliminar el dolor. Incluso repetir ardientemente una máxima como la de «No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó» [L.PI.6ºRepaso.introd.3.3-5] durante un ataque parece bastante ineficaz. ¿Se trata básicamente aún de un gran temor subconsciente que está al fondo de esto, o es el ego tomándome el pelo y haciéndome creer que me he perdonado a mí mismo más de lo que realmente lo he hecho?

Respuesta: Estás esforzándote mucho, pero también te conviene ser amable y paciente contigo mismo. Sería útil intentar no evaluar tu progreso basándote en cualquier feedback ((reacción, sensación, dato)) que provenga de tu cuerpo. Los achaques y los dolores revelan siempre áreas no sanadas de la mente, y en ese sentido es útil prestarles atención, pero no como una vara de medir para juzgar lo bien que estás practicando el perdón y si estás aprobando o suspendiendo el Curso.

Sí, aún hay miedo, así como culpa, enterrados en tu mente subconsciente, y sí, tu ego siempre quiere engañarte con respecto a tu progreso, pero también con respecto a tu falta de progreso (T.18.V.1.5-6). Todo eso es de esperar mientras todavía te identifiques con el cuerpo a cuyo nombre respondes. Pues verte a ti mismo como un cuerpo significa que aún crees que la separación y la culpa que la acompaña son reales, y que aún crees necesitar alguna defensa contra esa culpa, el cual es el propósito al que sirve el cuerpo. El dolor, que aparenta estar en el cuerpo, está destinado a distraerte de su verdadero origen en la mente. Así que si estás dispuesto a atar los cabos y regresar a la mente y ver la causa —la falta de perdón— eso es lo único que realmente necesitas hacer.

Si hay un analgésico que parece ser útil para aliviar tu dolor, ¡claro que sí, continúa usándolo! ¿Y qué ((¿Qué importa si...?)) si no es la curación definitiva? Has de saber que Jesús no te está juzgando por lo que tú puedas considerar como tu debilidad e incapacidad para perdonar completamente. Tomar medicamentos es una forma más amable y amorosa de lidiar con tu dolor que intentar autoconvencerte de que el dolor no es real usando palabras del Curso como afirmaciones para gritar más alto que el ego para así callarlo, y así tapar lo que todavía crees acerca de ti mismo —que eres un cuerpo. Siempre será más útil entrar en contacto con ((volverte consciente de)) lo que todavía crees y con el motivo de tales creencias, sabiendo, tal como sugieres, que es únicamente el miedo lo que te mantiene atado a esas creencias. Al reconocer y mirar el miedo, estarás haciendo tu parte en su sanación.

Para más reflexiones sobre cuestiones relacionadas con tus preguntas, puede que quieras leer la pregunta P-128.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions29.htm#Q142

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

lunes, 18 de enero de 2016

Facimoutreach P-128

¿Cómo curar la depresión espiritualmente en vez de médicamente?

P-128: He luchado con la depresión clínica durante los últimos cinco años o así. Cuando no tomo la medicación me siento muy cansado y no soy capaz de concentrarme. Me resulta difícil la vida en este estado. Sin embargo, cuanto tomo la medicación soy capaz de concentrarme y no me siento cansado. Mi pregunta es: Un Curso de Milagros dice que no somos cuerpos. Nuestros cuerpos son proyecciones hechas por el ego. Si hay algo mal con respecto al cuerpo, el ego lo causó. ¿Qué tengo que hacer para curar esta depresión en un nivel espiritual, de modo que no tenga que volver a tomar más esta medicación?

Respuesta: Perdona. Eso es todo lo que tienes que hacer.

En caso de que la respuesta parezca demasiado lanzada, algunas palabras más pueden ser de ayuda. Todo lo que hacemos aquí en el mundo para hacer frente a nuestros límites y necesidades corporales es lo que el Curso llama magia (para una discusión más detallada de la magia, en el contexto de las adiciones y los programas de 12 pasos, vea la pregunta P-57). Todo es magia porque no estamos abordando el verdadero problema que es el origen de todos nuestros síntomas, incluido el síntoma de experimentarnos como un cuerpo. El verdadero problema es siempre y únicamente la culpa en nuestra mente egoica. Y la única forma de afrontar ese problema es mediante la práctica del perdón, lo cual implica aprender, con la ayuda de Jesús o del Espíritu Santo, a no juzgar las proyecciones de nuestro ego, para que puedan ser retiradas y sanadas en la mente donde se originaron.

Ahora bien, puede que haya un estigma en tu mente con respecto a tomar medicación para la depresión, y eso puede ser de hecho el punto donde quieras comenzar con tu proceso del perdón. Date cuenta de que, de hecho, comer y dormir son también formas de magia que usamos para afrontar lo que de otro modo serían estados desagradables o disfuncionales. Pero la mayoría de nosotros no preguntamos qué hacer para sanar a nivel espiritual nuestra sensación de hambre o de cansancio para que no tengamos más la necesidad de comer o de dormir. Y el Curso nos dice que todas las ilusiones son lo mismo —no hay una jerarquía en realidad (T.26.VII.6). Así que es posible que primero quieras aprender a perdonarte por tus limitaciones, es decir, aprender a no juzgarte por el hecho de percibirte a ti mismo como un cuerpo, con todas las necesidades que acompañan verte a ti mismo en un estado corporal, incluyendo el tomar medicación para la depresión. Jesús dulcemente nos recuerda que: «No te desesperes, pues, por causa de tus limitaciones. Tu función es escapar de ellas, no que no las tengas» (M.26.4.1-2).

Entonces, en lugar de tratar de encontrar un medio espiritual para desengancharte de tu antidepresivo, puede que sea mucho más beneficioso pedir ayuda para ponerte en contacto con la culpa subyacente que está provocando los síntomas de la depresión, para que pueda ser sanada. Todos los síntomas son simplemente señales de que todavía queremos que la separación y todas sus ramificaciones sean reales. Pero ese deseo tiene un coste y ese coste es con lo que queremos empezar a entrar más en contacto (empezar a ser cada vez más conscientes de ese coste). El vernos a nosotros mismos como eternamente separados del amor, sin ningún camino para regresar al hogar, es posiblemente el estado más depresivo que podamos experimentar.

Pero la buena nueva (la buena noticia) es que la separación no es verdaderamente real. A medida que vayamos viendo el coste de creer en la separación —el cual incluye la depresión por la desesperanza que percibimos al ver nuestra presente "realidad"— crecerá gradualmente en nuestro interior el deseo por encontrar otra manera de ver, hasta que ese deseo se convierta en lo único que queremos. Pues habremos aprendido que el único lugar de auténtica esperanza está en nuestra mente, donde la presencia del amor está siempre disponible para nosotros para llevarnos de regreso al hogar.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions26.htm#Q128

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

domingo, 17 de enero de 2016

Facimoutreach P-1341

¿Hay un punto más allá del cual seguir estudiando el Texto ya no es realmente de ayuda?

P-1341: ¿Hay un punto en el cual la comprensión intelectual del Curso únicamente tiene la utilidad de ayudar a comunicar ideas? Hace poco escuché a alguien hacer una vaga comparación entre el entrenamiento mental budista y el del Curso, en que ambos tienen el objetivo principal de modificar la percepción de los estudiantes por medio de prácticas repetidas. Así, parecería que la base del Curso (o del Texto) es únicamente ayudar al estudiante a entender por qué es necesaria dicha práctica. En otras palabras, tratar de entender el Curso intelectualmente por medio del estudio del Texto y de otros medios solo sirve para ayudar a refrescar en uno la razón del contexto una vez que ya hay un compromiso con uno mismo hacia el entrenamiento mental, y no da en realidad más iluminación en sí misma. ¿Es eso correcto?

Respuesta: Ni el Texto ni el Libro de ejercicios están solos; juntos constituyen el camino espiritual de Un Curso de Milagros, tal como explica la introducción del Libro de ejercicios: «Para que los ejercicios de este libro de ejercicios tengan sentido para ti, es necesario, como marco de referencia, disponer de una base teórica como la que provee el texto. Es la práctica de los ejercicios, no obstante, lo que te permitirá alcanzar el objetivo del curso. Una mente sin entrenar no puede lograr nada. El propósito de este libro de ejercicios es entrenar tu mente a pensar según las líneas expuestas en el texto» (L.introd.1). Por lo tanto, la comprensión de la metafísica y de los principios generales del Curso es la base para que el pleno significado de las lecciones pueda ser integrado mejor a la hora de practicarlas. Además, hacer los ejercicios sin jamás estudiar el Texto, aunque no sea algo malo y que no dejará de aportar algún beneficio, en realidad puede ser engañoso en cuanto a darse uno cuenta de qué trata realmente el Curso.

Estamos de acuerdo en que el estudio del Texto en sí mismo no conduce a la iluminación, si la atención se enfoca solamente en el Texto como un sistema de pensamiento conceptual. Por otra parte, sin embargo, el Texto de Un Curso de Milagros no es el típico libro de texto dedicado exclusivamente a la presentación sistemática de la teoría. Escrito más en la línea de una sinfonía con temas y variaciones, el Texto invita y anima a sus lectores, en medio de la exposición de sus teorías e ideas, a que procesen el material de un modo muy personal. En el Texto hay muchos pasajes profundos, conmovedores y profundamente significativos que pueden orientar a la mente abierta a la transformación espiritual. Por supuesto que no todos los lectores responden positivamente a sus enseñanzas, ya que ellas no son compatibles con las enseñanzas y prácticas bíblicas tradicionales. Sin embargo, para aquellos que resuenan con su mensaje, hay a menudo transformadoras experiencias de la amorosa fuente del mensaje que están leyendo. Tales instantes por lo general inician un proceso de por vida, el cual avanza por medio de la aplicación y la generalización de los principios aprendidos, lo cual es el objetivo del Libro de ejercicios.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions292.htm#Q1341

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

sábado, 16 de enero de 2016

Facimoutreach P-1040

Tres preguntas sobre el sueño y la ilusión

P-1040: Con respecto a partes de la pregunta P-167: Puesto que siempre estamos únicamente "revisando mentalmente lo que ya pasó" porque "este mundo hace mucho tiempo que se acabó", ¿qué sentido tiene el perdón a menos que por medio del perdón uno (cualquier mente/cuerpo individual) pueda realmente saltarse parte o todo este sueño/ilusión al perdonar todo a la vez, si eso es posible, y dejar que todo este mundo/cosmos quede verdaderamente acabado y zanjado de una vez por todas?

Y el concepto de iluminación/despertar es una fuente de conflicto para mí porque no entiendo como uno puede estar a la vez despierto y dormido (el concepto de "despierto en el sueño"), porque, una de dos, o uno está despierto y no soñando, o bien uno está dormido y soñando. 

Y puesto que tanto Jesús como Un Curso de Milagros son también ilusión/sueño, diciéndole al ilusorio estudiante/lector que él no existe realmente excepto como un personaje soñado en el sueño de algún soñador, ¿cómo puede uno confiar en nada perteneciente a esta experiencia mundana, incluyendo a Jesús y el Curso? A mí me parece que ningún sueño es fiable, puesto que todos los sueños pueden cambiar y de hecho cambian en un instante, y si verdaderamente somos solamente personajes soñados, todo lo que parece ocurrirnos no depende de nosotros —personajes soñados— en absoluto.

Respuesta: Abordando tus preguntas en el mismo orden en que las presentas —sí, el perdón, al cual el Curso se refiere también como milagro, nos permite saltarnos parte o todo el sueño. Para la mayoría de nosotros, nuestro perdón en cualquier momento dado es incompleto o parcial, así que nos saltamos solo parte del sueño. Jesús menciona esta característica del milagro —la de ahorrar tiempo— varias veces al principio del Texto: «El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la necesidad del tiempo. Establece un intervalo temporal fuera de lo normal que no está sujeto a las leyes usuales del tiempo» (T.1.I.47.1-2).

Y unas pocas páginas después: «El milagro reduce al mínimo la necesidad del tiempo. En el plano longitudinal u horizontal el reconocimiento de la igualdad de los miembros de la Filiación parece requerir un tiempo casi interminable. El milagro, no obstante, entraña un cambio súbito de la percepción horizontal a la vertical. Esto introduce un intervalo del cual tanto el que da como el que recibe emergen mucho más adelantados en el tiempo de lo que habrían estado de otra manera. El milagro, pues, tiene la propiedad única de abolir el tiempo en la medida en que hace innecesario el intervalo de tiempo que abarca. No existe relación alguna entre el tiempo que un milagro tarda en llevarse a cabo y el tiempo que abarca. El milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado miles de años. Lo hace en virtud del reconocimiento implícito de la perfecta igualdad que existe entre el que da y el que recibe en la que se basa el milagro. El milagro acorta el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta manera ciertos intervalos dentro del mismo. Hace esto, no obstante, dentro de la secuencia temporal más amplia» (T.1.II.6).

En el siguiente capítulo, Jesús profundiza aún más: «Del mismo modo en que la separación abarcó un período de millones de años, así el Juicio Final [la sanación final] se extenderá por un período igualmente largo, o tal vez aún más largo. Su duración, no obstante, puede acortarse enormemente mediante los milagros, el recurso que acorta el tiempo, pero que no lo abole» (T.2.VIII.2.5-6).

En realidad sería posible dejar de lado toda la ilusión a la vez, un completo y total colapso del tiempo por así decirlo, si no fuera tan grande nuestro miedo a perder este yo que creemos que somos. Pues no se trata simplemente de que "todo este mundo/cosmos [quedará] verdaderamente acabado y zanjado de una vez por todas", sino que también se acabará este yo con el que nos identificamos, o cualquier yo específico con el que pudiéramos desear identificarnos, para el caso. Y entonces, nuestro yo-ego se pregunta: ¿qué sería de nosotros? Es por eso por lo que Jesús nos asegura: «No temas que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad» (T.16.VI.8.1).

No estoy seguro de dónde has sacado la conclusión de que el Curso dice que estamos "despiertos en el sueño". Jesús ciertamente dice que «Estás en tu hogar en Dios, soñando con el exilio», pero esto no es lo mismo que decir que estamos despiertos y soñando al mismo tiempo, porque a esa idea él le añade: «pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad» (T.10.I.2.1). Repetidas veces a lo largo del Curso, Jesús contrasta los estados alternativos de sueño y despierto, como en el siguiente pasaje: «¿Cómo iba a ser posible conservar algunos sueños y despertar de otros? La elección no es entre qué sueños conservar, sino sólo si quieres vivir en sueños o despertar de ellos. De ahí que el milagro no excluya de su benéfica influencia algunos sueños. No puedes quedarte con algunos sueños y despertar de otros, pues o bien estás dormido o bien despierto. Y soñar tiene que ver únicamente con una de estas dos posibilidades» (T.29.IV.1.4-8, cursivas añadidas).

El Curso ciertamente dice que no podemos cambiar nuestra realidad (T.19.II.3), y que el Ser que verdaderamente somos sigue siendo como siempre fue, inafectado por nuestros sueños de pesadilla (por ejemplo T.30.III.10; L.190.6; L.PII.Preg6.1). Pero el término "despertado" ((y sus sinónimos, como "iluminado", "mundo real", etc)) no describe nuestro estado en el Cielo. Es un término dualista que se refiere al estado de la corrección final en la mente dividida por el soñar del ego, cuando reconocemos que todo esto es un sueño (T.17.I.1). Otro término que Jesús usa para describir el estado de haber despertado es el mundo real, pero este es todavía parte de la ilusión (por ejemplo, T.26.V.12.3). En el mundo real sabemos que la separación nunca ocurrió y que pensar que pudiera ocurrir es solo una tontería. Todavía somos conscientes del sueño, pero ya no estamos identificados personalmente con ninguna de las figuras del sueño, aunque otros que están aún dormidos y soñando puedan seguir viéndonos como una figura dentro de sus sueños. Puede haber un paso intermedio, antes de que despertemos, en el que nos volvemos conscientes de que estamos soñando, parecido al estado de sueño lúcido que algunas personas experimentan en la noche, en el que estamos aún dormidos pero nos volvemos conscientes de que estamos dormidos y soñando, pero que elegimos seguir durmiendo y soñando.

En cuanto al último tema que planteas, has quedado atrapado en el engaño muy deliberado del ego de que tú eres "el personaje soñado en el sueño de algún soñador" (por ejemplo T.27.VII.8), en vez de ser tú mismo el soñador del sueño (T.27.VII.9). Si te mantienes identificado y centrado en los símbolos del sueño, las figuras soñadas, de las cuales el yo que tú piensas que eres es simplemente una de ellas, en ese caso estás en lo cierto: nada en el sueño puede ser digno de confianza, pues nada de él es verdadero, ni siquiera Jesús ni el Curso. Pero los símbolos pueden usarse para servir a cualquiera de los dos únicos propósitos contrarios entre sí, y es en el nivel del propósito en el que podemos distinguir entre qué es digno de confianza y qué no lo es. El propósito para el sueño siempre se asigna, no dentro del sueño mismo, sino en la mente fuera del sueño. Y sencillamente, los símbolos dentro del sueño pueden ser usados tanto para el propósito de mantenernos dormidos y soñando al apoyar la identificación de la mente con las figuras del sueño, como para el propósito de despertar ayudando a la mente a desidentificarse del sueño y sus figuras (T.28.II.4). Es evidente que las personas pueden —y lo hacen— usar a Jesús y el Curso para ambos propósitos. Así que no se nos está pidiendo que confiemos en Jesús o en el Curso como figuras/símbolos dentro de nuestro sueño. Nuestro único cuidado debería ser si estamos usando esos símbolos en nuestra mente para mantener nuestra creencia de que hay algo de valor en lo que sucede en el sueño, y así que sigamos contentos con seguir soñando, o si los estamos usando para señalar hacia una realidad que está más allá del sueño, lo que refuerza nuestro deseo de despertar. Nosotros somos los únicos que podemos tomar esa decisión. Al final, todos acabamos despertando, y ese desenlace es seguro, ya que dormir y soñar son solamente ilusiones. Pero podemos seguir creyendo que estamos dormidos y soñando por tanto tiempo como queramos, con todas las tristes consecuencias de una vida aparente, vivida fuera del amor. Sin embargo, volviendo a lo que dijimos más arriba, siempre podemos elegir acortar la duración de la pesadilla por medio de la práctica del perdón, o lo que es lo mismo, el milagro.

Para más indicaciones sobre la naturaleza del sueño y del despertar, puede que desees revisar la pregunta P-893.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions213.htm#Q1040

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

viernes, 15 de enero de 2016

Facimoutreach P-893

Sobre el dormir, el soñar, el observar y el despertar

P-893: Que estamos "dormidos" y soñando tiene sentido para mí. Entiendo que no estoy solo en la creación de este sueño y que el verdadero "yo" no es el que yo pienso que es. Siento que estoy haciendo un auténtico progreso. 

Luego está el concepto de "estar en alguna parte" —que entiendo que es una idea limitada por la necesidad de usar el lenguaje del tiempo y del espacio, causados por la creencia en la separación. Y cada vida ya ha terminado, así que estamos solo revisándola. En realidad no dormimos, sino que estamos en un estado fuera del tiempo. ¿Y estamos siendo cautivados por la culpa?, ¿por la adicción?, ¿o por cuál cosa?, que nos hace seguir revisando compulsivamente lo que en realidad ya ha terminado. ¿Pero por qué este refrito o repetición compulsiva? ¿Es como querer sumergirse de nuevo en el sueño cuando has empezado a despertar por la mañana? Si somos el observador, el durmiente, el que revisa: ¿es que en el sueño no hay ningún yo o ser en absoluto? ¿Así que no es tanto que "todos somos uno" aquí, sino que nuestro Ser es uno, y no hay nadie aquí en el sueño? He tenido un flash o intuición de que esto es cierto, pero luego me asusto o me agito emocionalmente, y pierdo el hilo.

¿Así que aquí hay solo dos patrones —como patrones de energía estructurando el pensamiento, creando proyecciones: el patrón del Espíritu Santo y el del ego? ¿Y la identidad que es la suma de esas dos películas es el observador, el durmiente, el soñador? ¿Y al identificarnos con el sistema de pensamiento más cercano en vibración al verdadero, empezamos a resonar con el observador y a recordar que en realidad no estamos en el sueño?

Respuesta: Tienes razón: no hay ningún yo o ser en el sueño, sólo imágenes proyectadas con las que cada uno hemos elegido identificarnos. Y el yo fragmentado o mente fragmentada que ha elegido identificarse con sólo una determinada imagen del sueño es simplemente un aspecto del único yo que todos compartimos. Sin embargo, ese yo/ser que todos compartimos no es nuestro verdadero Ser, sino el ser ilusorio de la mente dividida —el observador al que tú te referías en tu pregunta. Es este yo/ser, fuera del sueño de tiempo y espacio, el que Un Curso de Milagros nos pide que reconozcamos cada vez más como nuestra identidad, por medio de la práctica del perdón. Este yo tiene la elección entre seguir identificándose con el falso sistema de pensamiento del ego —del pecado y la culpa—, o bien identificarse con el sistema de pensamiento verdadero del Espíritu Santo —del perdón y la paz—, siendo estos sistemas de pensamiento los dos patrones a los que tú te referías cuando preguntabas. El sistema de pensamiento del Espíritu Santo es todavía una ilusión, porque es la corrección para la mentira y el engaño del ego, pero es un reflejo de la unidad de nuestro verdadero Ser, el cual no se ha visto afectado en absoluto por las fantasías de la mente dividida.

La razón para el "refrito o repetición compulsiva" desde la perspectiva del sistema de pensamiento del ego es que identificarnos con la figura del sueño y saborear nuestros diversos roles en el sueño es lo que nos mantiene inconscientes de que somos la mente revisando el sueño, y no la figura que actúa dentro del sueño. Esta confusión garantiza que la separación no será sanada, pues mantenemos nuestra atención en el sueño proyectado, donde no se puede efectuar ningún cambio real, en vez de concentrar nuestra atención en la parte de la mente que lleva a cabo la proyección, que es donde se puede tomar una decisión diferente. En otras palabras, queremos seguir identificados con el ego y queremos mantener la separación (T.4.VI.4.2-4; T.13.III.2.5), y revisar lo que ya está acabado y ya ha pasado simplemente mantiene vivo en nuestra mente el sistema de pensamiento subyacente a esos sueños, y aparentemente sin la posibilidad de tomar una decisión diferente.

Nosotros reforzamos nuestra identificación con el papel de observador en la mente a través de la práctica del perdón, el cual es simplemente la liberación de nuestros juicios. Los juicios nos mantienen enraizados en la repetición o refrito, creyendo que lo que sucede aquí tiene alguna importancia o significado, con algunos resultados siendo preferibles sobre otros. Mientras valoremos nuestros juicios, valoraremos el sueño, y no estaremos abiertos al proceso del despertar. Y mientras tengamos miedo de despertar, nuestras intuiciones/vislumbres sobre la irrealidad de este mundo pueden ser tanto inquietantes emocionalmente como aterradoras.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions178.htm#Q893

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

jueves, 14 de enero de 2016

Facimoutreach P-1235

¿Podrías explicar dos pasajes del Curso que se refieren a estar en el sueño de otro?

P-1235:¿Podrías explicar los siguientes pasajes del Texto de Un Curso de Milagros los cuales se refieren a estar en el sueño de otro?: (T.27.VII.8.2) y (T.28.II.4.1)

Respuesta: Es importante ser conscientes de que Jesús está hablando metafóricamente cuando habla de soñar y despertar. Todos estamos muy familiarizados con nuestra experiencia de tener sueños en la noche y luego despertar y darnos cuenta: «¡Oh, era solo un sueño! No era real». Debido a que es una experiencia tan común que nos resulta comprensible a todos, Jesús describe nuestro viaje espiritual de manera análoga a ese tipo de experiencia.

El primer pasaje que mencionas, viene en la sección «El soñador del sueño» (T.27.VII), y lo que se intenta señalar es que el único modo de que podamos despertar es aprender que nuestra vida se desarrolla únicamente en un sueño que nosotros mismos estamos soñando. Parece que muchas de las cosas que ocurren en nuestra vida nos las hacen a nosotros ((convirtiéndonos en víctimas)), y a eso es a lo que Jesús se refiere cuando dice que nos volvemos parte del sueño de otro: que nos percibimos como víctimas de lo que otras personas nos hacen o de lo que el mundo nos hace. Sin embargo, si cuando estás soñando te vuelves consciente de que estás soñando (un soñador lúcido), entonces con el tiempo serás capaz de controlar tus sueños y hacer que sean lo que tú quieres que sean. Al final de este capítulo Jesús resume esto con bastante énfasis al decir: «El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. (...) Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño» (T.27.VIII.10.1-2, 5-6).

El segundo pasaje al que te refieres viene en «La inversión de efecto y causa» (T.28.II), y lo que se señala es básicamente lo mismo: que hemos dejado vacante nuestro rol como mentes tomadoras de decisiones (la causa), y en vez de eso vemos nuestra experiencia como el efecto de lo que se nos hace a nosotros: «En realidad no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y tuviste un sueño en el que eras un extraño para ti mismo y tan sólo una parte del sueño de otro» (T.28.II.4.1). Tal como nos conocemos a nosotros mismos ahora, somos unos extraños tanto con respecto a nuestro Ser como Cristo («te quedaste dormido») como también con respecto al poder que hay en nuestra mente dividida de cambiar nuestra identificación desde el sistema de pensamiento del ego de la separación hasta el sistema de pensamiento del Espíritu Santo del perdón. Si invertimos nuestro pensamiento de que somos víctimas de lo que otros nos hacen (es decir, que somos parte del sueño de otro), entonces comenzamos el proceso de restaurar nuestro papel como mentes tomadoras de decisiones. Usando la metáfora del sueño otra vez, Jesús por lo tanto dice: «Pero si tú eres el soñador, puedes percibir cuando menos esto: que tú eres el causante del sueño, y, por lo tanto, que puedes aceptar otro sueño» (T.28.II.5.2). Después Jesús pasa a enseñarnos sobre el papel que tiene el milagro en este proceso: «El milagro establece que tú sueñas un sueño, y que su contenido no es real» (T.28.II.7.1). Este cambio nos libera para poder continuar nuestro proceso de eliminar todo lo que se interpone en nuestro camino de recordar el Amor en el cual fuimos creados y en el cual seguiremos siempre.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions264.htm#Q1235

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

miércoles, 13 de enero de 2016

Facimoutreach P-159

¿Es suficiente con simplemente ser conscientes de nuestro especialismo y estar preocupados por él?

P-159: En mi trabajo mi papel es ser un ayudante; me he dado cuenta de que refuerzo mi especialismo al tener una sensación de importancia y de superioridad con respecto a quienes ayudo, al tiempo que los odio. También estoy dedicándome a tratar de que las cosas que yo hago parezcan las cosas mejores. Cuando han sido hechas en colaboración con otro, me atribuyo el mérito por ello. Parece que estoy usando todo esto para reforzar mi identidad individual en el mundo, así como mi culpa, para mantenerme atado al especialismo y no ir más allá de él. ¿Es suficiente con ser honesto sobre mi arrogancia, confiando en que Jesús puede trabajar con la honestidad si yo estoy dispuesto?

Respuesta: Mirar con honestidad el especialismo y el odio que llevamos a todas nuestras relaciones es sin duda el primer paso en el proceso del perdón. Lo que nos pide Un Curso de Milagros que hagamos es precisamente eso, de modo que reconozcamos el funcionamiento de la dinámica del ego. Tú reconoces también los motivos del amor especial y del odio especial, lo cual es muy importante. El mismo motivo que mencionas está siempre en funcionamiento, manteniendo intacto nuestro especialismo, con el fin de reforzar nuestra creencia en nuestra identidad separada, y en el mundo. El resultado, como tú mencionas, es la culpa, y es hacia ella hacia donde nos sentimos realmente atraídos. Mientras nos sigamos sintiendo culpables, podremos mantener a una segura distancia la paz de Dios y mantener nuestra individualidad. Esta es claramente la situación que tú describes. Observar eso con honestidad te saca ciertamente de la negación, que es tan fundamental para el esquema enfermo del ego. La sanación puede comenzar cuando se reconoce la enfermedad. El siguiente paso es darse cuenta de la conexión que hay entre esta decisión de la mente de reforzar el especialismo y así reforzar la culpa y aferrarse a ella, y todo el dolor experimentado en el sueño de la separación. Es muy importante reconocer esta relación causa-efecto. En ella radica la clave para deshacer nuestra creencia en el sistema de pensamiento del ego y sus dolorosas consecuencias. Si el especialismo y la culpa que de él resulta son una decisión de la mente, esto tiene que significar que hay otra elección que se puede hacer, que tendrá un resultado diferente. En esto radica la lógica del sistema de pensamiento del Espíritu Santo tal como es presentado en el Curso. Una vez hecha esta asociación, el siguiente paso es pedirle ayuda a Jesús para tomar otra decisión. Observar no es el final de nuestra relación de sanación con Jesús. Debemos ir un poco más allá de eso para pedirle y desear verdaderamente "otra manera". Esto no siempre es tan fácil como parece. A menudo estamos bien dispuestos a permitir que Jesús reemplace nuestro dolor con su paz, hasta que nos damos cuenta de que esto significa desprendernos de mucho más de lo que habíamos regateado. Se requiere la voluntad de dejar de lado la inversión en nuestro especialismo y en el propósito al que el especialismo sirve, lo cual nos lleva en última instancia a deshacer todo el sistema de pensamiento del ego. Puesto que el ego percibe esto como amenazador, él ofrece un surtido interminable de formas que nos invitan a mantenernos ocupados. Nuestro papel es mantenernos vigilantes ante todos sus trucos y reconocer que todos ellos son lo mismo, para que puedan ser llevados al Espíritu Santo y que sean transformados. Recuerda, el Curso no nos pide que nos quedemos sin nuestras relaciones especiales: «He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas» (T.17.IV.2.3). Aquí es donde entra la "disposición" o "voluntad" que tú mencionas al final de tu pregunta. No es necesario que sea una disposición o voluntad perfecta: «No es necesario que estés enteramente dispuesto a ello porque Él lo está. Si simplemente le ofreces un pequeño lugar, Él lo iluminará tanto que gustosamente dejarás que éste se expanda» (T.11.II.6.6-7). Es suficiente con la pequeña voluntad, siempre y cuando no nos estemos resistiendo activamente al ocultar nuestros "pecados secretos y odios ocultos" ((T.31.VIII.9.2)), negándolos, justificándolos o llamándolos por otros nombres menos horribles. Si te mantienes fiel al proceso que has comenzado, con toda seguridad acabarás viendo que este proceso produce resultados significativos en tu aprendizaje y sanación.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions32.htm#Q159

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html