lunes, 1 de agosto de 2016

Facimoutreach P-903

¿Cómo sé que me he unido con el Espíritu Santo?

P-903: Estoy teniendo dificultades para unirme al Espíritu Santo antes de mirar mi culpabilidad. ¿Cómo sé que primero me he unido, antes de mirar? Recuerdo haber escuchado que debería tratar de captar el pensamiento de culpa y separación antes de que sea proyectado sobre el mundo. El problema es que yo pienso que ya está ahí fuera. Entonces recuerdo haber leído que cuando estoy tratando con cosas concretas es que estoy con el ego, así que intento no enumerar mis problemas concretos tal como yo los veo, y en lugar de eso trato de "ver el problema tal como es, para que pueda ser resuelto". Cuando me siento en silencio y trato de ser honesto, mi mente enloquece. Sé que una parte de mí dice que esto es simple y fácil, porque lo he experimentado así. Pero otra parte dice que es muy difícil. El problema es que me siento culpable cuando experimento esto como difícil; es como si el ego no me dejara experimentar el dolor, diciendo que eso es malo y que no debería sentirme de esa manera. Además, en cualquier caso, ¿exactamente cuántas "noches oscuras del alma" hay?

Respuesta: No hay manera de saber con seguridad que te has unido al Espíritu Santo antes de mirar —esta es la queja de todos los estudiantes. La claridad llega sólo después de una gran cantidad de práctica y habiéndote cazado a ti mismo una y otra vez pensando que te has unido al Espíritu Santo, sólo para posteriormente darte cuenta de que te habías engañado a ti mismo para justificar astutamente a tu ego. Todos tenemos que aprender cuán comprometidos estamos en defender nuestro especialismo y nuestra victimización y cuánto miedo tenemos de quedarnos sin ello. Ese tipo de honestidad es una condición para progresar con este Curso, pero nos resistimos enérgicamente porque aún tenemos miedo de que seremos castigados si hacemos frente a nuestros "pecados". Sin embargo, Jesús nos asegura que lo único que necesitamos es nuestra "pequeña dosis de buena voluntad". Él nos dice que confiemos y nos concentremos sólo en esa buena voluntad, y que «no dejes que el hecho de que esté rodeada de sombras te perturbe. Esa es la razón por la que viniste. Si hubieses podido venir sin ellas no tendrías necesidad del instante santo. No vengas a él con arrogancia, dando por sentado que tienes que alcanzar de antemano el estado que sólo su llegada produce» (T.18.IV.2.3-7).

En general, si estás mirando tu culpabilidad con el Espíritu Santo, experimentarás una suavización o disminución de tus juicios y del odio contra ti mismo. Aprenderás a sonreír amablemente a estas cosas, en vez de culpabilizarte y martirizarte a ti mismo todo el tiempo sintiendo que has fallado de alguna manera por haber elegido al ego. Este tipo de práctica te llevará al siguiente paso de atrapar al pensamiento antes de que sea proyectado. Pero tal como Jesús nos dice, nos sentimos atraídos por la culpa (T.19.IV.A.i), lo que significa que nos va a parecer difícil simplemente sonreír a nuestra culpa y no tomárnosla tan en serio. La culpa es la piedra angular del sistema de pensamiento del ego, y por lo tanto él luchará duro para aferrarse a ella. Puede ser útil que reconozcamos cómo apoyamos este esfuerzo en nuestras vidas diarias.

Puede que no lo parezca, pero estás haciendo progresos por el mero hecho de reconocer tus proyecciones de culpa y separación. Ese es el primer paso en el proceso del perdón. La mayoría de las personas pueden aprender a hacer eso sin mucha dificultad. Y si puedes hacerlo de manera consistente —sin juzgarte por proyectar— entonces estarás preparándote para dar el siguiente paso —mirar sin juicio a la culpa en tu propia mente. Este es el proceso que finalmente te llevará a ser capaz de atrapar el pensamiento antes de haber tomado la decisión de proyectarlo. Sin embargo, la clave es aprender a ser paciente y amable contigo mismo. Forzarte del modo que sea no está en consonancia con la suavidad del amable enfoque de Jesús en el Curso. Tomarlo muy en serio es olvidar que de lo que va este proceso es de deshacer algo que nunca ocurrió. Por lo tanto, cuando una parte de tu práctica te vuelve "loco" (te hace perder la paciencia, etc.), lo más probable es que hayas perdido el contacto con el amable contenido de lo que se supone que tienes que hacer. Jesús no espera que nos esclavicemos a la forma que él sugiere para nuestra práctica —el propósito de toda nuestra práctica es que seamos capaces de experimentar su amor cada vez con menos interferencias. En la lección 70, él nos recuerda que tendremos que traspasar primero las nubes que rodean la luz, antes de que podamos alcanzarla. Como amoroso hermano nuestro que es, él nos anima: «Trata de ir más allá de las nubes utilizando cualquier medio que te atraiga. Si te resulta útil, piensa que te estoy llevando de la mano y que te estoy guiando. Y te aseguro que esto no será una vana fantasía» (L.70.9.2-4). Si sientes algún tipo de presión al recorrer este camino, ésta sólo puede venir de tu ego, y por lo tanto no debería tomarse en serio. Podemos decir, en el sentido de que estas nubes constituyen nuestro viaje, que repetimos la "noche oscura del alma" de muchas maneras —hasta que finalmente emergemos a la luz.

((El tema principal de esta pregunta fue comentado en otras, por ejemplo en la P-886 y en otras citadas en esa misma P-886))

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions180.htm#Q903

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios actualmente cerrados. Si quieres comentar algo podrías inscribirte en el foro 'Concordia y Plenitud' mientras siga abierto:

http://concordiayplenitud.foroactivo.com/

Saludos :-)

☼☼☼

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.