miércoles, 3 de agosto de 2016

Facimoutreach P-921

¿Por qué tenemos que tener la más mínima posibilidad de crear falsamente?

P-921: A menudo se ha dicho que la función del Espíritu Santo es actuar como un límite a nuestra capacidad de crear falsamente, y de hecho el Curso dice: «no puedes desvincularte completamente de tu Creador, Quien fija los límites de tu capacidad para crear falsamente» (T.2.III.3.3). Primero y ante todo está la implicación de que la capacidad para crear falsamente (por mínima o limitada que sea) es algo que nos ha concedido el Creador, contra la cual es necesario algún tipo de seguro. Sin importar el modo en que yo piense de eso, sugiere que hay un talón de Aquiles en la perfección de la Creación, lo cual es un contrasentido. 

En segundo lugar, ¿cómo exactamente se establece este límite? Yo solía pensar que esto significaba que incluso la persona más descaradamente egoica se frenaría en seco antes de destruir totalmente a alguien o a sí misma. Pero obviamente esto no es así: sólo tenemos que acordarnos de Hitler para ver esto. 

Pero si no es uno mismo quien se autocontrola, siempre existe el control que establece la Filiación. Tal vez es a esto a lo que se refería la cita. Tal vez no deberíamos fijarnos en un individuo en particular o en un marco de tiempo en particular para tratar de encontrar evidencias del trabajo del Espíritu Santo. Parecen útiles las palabras de Gandhi: "Cuando me desespero, recuerdo que a lo largo de la historia el camino de la verdad y el amor siempre ha triunfado. Ha habido tiranos y asesinos, y durante un tiempo parecieron invencibles, pero al final siempre caen —piensa en eso, SIEMPRE". 

Un corolario de mi anterior pregunta: estoy prácticamente comentando mi propia pregunta sobre la falsa creación. Al echar un vistazo me es fácil ver en qué trampa he caído. Hitler no está creando falsamente. Es la mente que crea falsamente la que está soñando una ilusión en la que estos fenómenos son necesarios. Cualquier tope o límite en la capacidad de crear falsamente no consiste en reinar sobre locos que no existen. La ilusión que contiene tal locura puede (y lo hace) enloquecer sin límites, el producto de una mente demente. El tope o límite radica en el efecto, poder y significado últimos de tal falsa creación —toda ella nada.

Respuesta: Has recorrido un largo camino hacia la contestación de tus propias reflexiones. Para ello pueden añadirse unas cuantas ideas adicionales. Nunca se podrá hacer demasiado hincapié en que el lenguaje dualista del Curso es siempre metafórico, tal como se ha repetido muchas veces a lo largo de estas respuestas (ver por ejemplo las preguntas P-42, P-72, P-85 y P-156). De modo que cuando Un Curso de Milagros habla de que Dios fija un límite a nuestra capacidad de crear falsamente, se trata de una metáfora. Dios no hace nada, Él simplemente es (L.169.5.1,4). Pero en la naturaleza de la mente dividida está el hecho de que ella tiene que contener el recuerdo de su unidad —un recuerdo que en el Curso se identifica con la noción de Espíritu Santo—, ya que podemos olvidar pero nunca destruir nuestro nexo de unión con nuestra Fuente. Por lo tanto, la ilusoria capacidad de crear falsamente no tiene nada que ver con Dios y no es ni siquiera algo que Él haya permitido en ningún sentido, puesto que en realidad Él no es consciente de la ilusión. Pues si así fuese, la ilusión sería real. Pero la corrección para esa ilusoria capacidad, que también es una ilusión —el recuerdo de la unidad—, está incluida de manera inherente en cada una de las mentes aparentemente fragmentadas, independientemente de la locura egoica que pueda estar proyectando cada mente. Así que este es uno de los aspectos del límite en nuestra creación falsa —hay una parte de cada mente, fuera del tiempo y del espacio, que conoce de otra manera.

Además, un límite a nuestra capacidad de crear falsamente surge de manera inevitable del hecho de que todo lo que tiene que ver con el ego es finito, es decir, con un final, ya que fue fabricado para ser lo opuesto al Cielo, el cual es eterno e infinito. No es que Dios nos haya impuesto ningún límite. Es simplemente que es inherente al sistema de pensamiento del ego estar limitado, tal como es limitado por su propia naturaleza. Si el ego fuera capaz de crear falsamente de manera eterna o infinita —y al ego le gustaría que creamos que es capaz de eso—, entonces Dios habría sido reemplazado. Así que el ego, como un pensamiento de limitación, tiene que ser limitado. Podemos jugar —relación tras relación, vida tras vida— en la ilusión, pero el número de posibles relaciones y vidas, finito como es, acabará agotándose en algún momento.

El Curso ofrece el milagro como un medio para acortar o limitar esa cantidad finita de tiempo (T.1.I.47; T.1.II.6) ((curiosamente, la segunda de estas citas, señalizada casi igual pero en el capítulo siguiente, ese párrafo también está relacionado: T.2.II.6)), al ayudarnos a ver que, a pesar de todas las diferentes formas que el ego ofrece, el contenido de todas ellas es siempre el mismo —pecado, culpa y miedo. Y aunque el ego quiere que creamos que hay una jerarquía de ilusiones, Jesús está llevándonos a reconocer que, en el nivel del contenido, un Hitler y un Gandhi son lo mismo, pues ambos reflejan la misma mente dividida con sus dos componentes: una mentalidad errada y una mentalidad recta, y el poder de elegir entre ellas. Y todos compartimos la misma mente dividida, simplemente expresamos su conflicto —además de su curación— en formas diferentes y en última instancia sin sentido.

En definitiva, es sólo nuestra intolerencia al dolor y a la culpa del sistema de pensamiento del ego lo que nos conducirá finalmente a cada uno a limitar la capacidad de crear falsamente de la mente y a girarnos hacia el milagro en busca de alivio. Tal como dice Jesús algunas líneas después de las de las citas que acabamos de mencionar en el párrafo anterior: «La tolerancia/resistencia al dolor puede ser grande, pero no es ilimitada» (T.2.III.3.5). Y es nuestro recuerdo de la unidad lo que nos ayuda a deshacer nuestra creencia en la realidad de la separación y de sus efectos, a medida que aprendemos a no tomarlos tan en serio y a no tener que seguir defendiéndonos contra la culpa, sino en lugar de eso ver a través de ella.

Por cierto, una perspectiva alternativa a la cita de Gandhi sobre el mal del mundo, sugiriendo en vez de eso la desesperanza final del mundo, podría expresarse así: "Cuando tengo esperanza, recuerdo que a lo largo de la historia el camino de la mentira y del odio siempre ha resurgido. Ha habido reyes filósofos y santos benevolentes, que durante un tiempo parecieron marcar una diferencia, pero al final siempre caen —piensa en eso, SIEMPRE". Jesús nos anima a que busquemos un cambio real y significativo ¡dentro de nuestras mentes, no dentro del mundo!" (T.21.introd.1.7).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions184.htm#Q921

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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