jueves, 15 de diciembre de 2016

Algunos recordatorios del perdón

Una pregunta en el foro Concordia y Plenitud da pie a recopilar algunos de los resúmenes de la dinámica del perdón que ofrece el propio Curso. Voy a copiar en primer lugar la pregunta y mi comentario en el foro, añadiendo a continuación algunas referencias más sobre el perdón.

Pregunta: Kenneth Wapnick dice que tenemos que ser inflexibles en no considerar como causa a nada externo.
 

Si por ejemplo me cabrease con alguien y le gritase o le dijese algo que sé que le puede hacer daño y después me sintiese mal por mi comportamiento, ¿esto también se supone que entra dentro de no considerarlo como causa de mi malestar? ¿O sea que si le hago sentir mal a alguien eso sería la percepción de lo que ya ha ocurrido en mi mente? Digamos que en realidad yo no me siento mal por atacar a esta persona sino que debería mirar más allá y ver que realmente me siento mal por sentirme separado.

Respuesta:

Javier.E escribió: Digamos que en realidad yo no me siento mal por atacar a esta persona sino que debería mirar más allá y ver que realmente me siento mal por sentirme separado.

Exactamente. La causa no está nunca en el mundo, sino en tu mente. El mundo es solo la sombra o proyección de lo que has aceptado como cierto en tu mente (la creencia en la separación de Dios). Si rectificas lo que has elegido creer en tu mente, la proyección de eso sobre el mundo deja de afectarte, lo que te demuestra que en realidad eso no era la causa de tu malestar.

Repasemos algunos recordatorios:

La proyección da lugar a la percepción. El mundo que ves (...) es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. Tal como el hombre piense, así percibirá. No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. La percepción es un resultado, no una causa. (T.21.introd.1.1-2,5-8) (Pág. 497)

Basta con poner causa y efecto en su verdadera secuencia con respecto a algo para que el aprendizaje se generalice y transforme al mundo. (M.5.II.4.4)

Causa: la decisión de aceptar una creencia en la mente. Efecto: el mundo. "Transforme el mundo": se refiere a que cambia nuestra percepción del mundo; puede que externamente veamos lo mismo, pero ahora sin miedo, pues al haber cambiado de mentalidad estamos en paz.

Y el dúo de lecciones cuyos títulos nos sirven de recordatorio básico del perdón:

L-5: Nunca estoy disgustado por la razón que creo.
L-34: Podría ver paz en lugar de esto.


Y finalmente, copiemos uno de los resúmenes que hace el propio Curso, resumiendo la dinámica del perdón:

Tomar esta decisión no puede ser algo difícil. Esto es obvio, si te percatas de que si no te sientes completamente dichoso es porque tú mismo así lo has decidido. Por lo tanto, el primer paso en el proceso de deshacimiento es reconocer que decidiste equivocadamente a sabiendas, pero que con igual empeño puedes decidir de otra manera. Sé muy firme contigo mismo con respecto a esto, y mantente plenamente consciente de que el proceso de deshacimiento, que no procede de ti, se encuentra no obstante en ti porque Dios lo puso ahí. Tu papel consiste simplemente en hacer que tu pensamiento retorne al punto en que se cometió el error, y en entregárselo allí a la Expiación en paz. Repite para tus adentros lo que sigue a continuación tan sinceramente como puedas, recordando que el Espíritu Santo responderá de lleno a tu más leve invitación:

Debo haber decidido equivocadamente porque no estoy en paz.
Yo mismo tomé esa decisión, por lo tanto, puedo tomar otra.
Quiero tomar otra decisión porque deseo estar en paz.
No me siento culpable porque el Espíritu Santo, si se lo permito, anulará todas las consecuencias de mi decisión equivocada.
Elijo permitírselo, al dejar que Él decida en favor de Dios por mí.
(T.5.VII.6) (Pág. 99)

Hasta aquí lo copiado del foro. Como complemento, además de las citas ya mencionadas, en el Curso hay algunos otros recordatorios o resúmenes de la dinámica básica del perdón. Citaré los que tengo localizados:

Cuando alguna cosa te parezca ser una fuente de miedo, cuando una situación te llene de terror y haga que tu cuerpo se estremezca y se vea cubierto con el frío sudor del miedo, recuerda que siempre es por la misma razón: el ego ha percibido la situación como un símbolo de miedo, como un signo de pecado y de muerte. Recuerda entonces que ni el signo ni el símbolo se deben confundir con su fuente, pues deben representar algo distinto de ellos mismos. Su significado no puede residir en ellos mismos, sino que se debe buscar en aquello que representan. Y así, puede que no signifiquen nada o que lo signifiquen todo, dependiendo de la verdad o falsedad de la idea que reflejan. Cuando te enfrentes con tal aparente incertidumbre con respecto al significado de algo, no juzgues la situación. Recuerda la santa Presencia de Aquel que se te dio para que fuese la Fuente del juicio. Pon la situación en Sus manos para que Él la juzgue por ti, y di: 

Te entrego esto para que lo examines y juzgues por mí. 
No dejes que lo vea como un signo de pecado y de muerte, ni que lo use para destruir. 
Enséñame a no hacer de ello un obstáculo para la paz, sino a dejar que Tú lo uses por mí, para facilitar su llegada. (T.19.IV.C.11)

Podemos encontrar otro de los recordatorios del proceso del perdón, esta vez en el Libro de ejercicios, en la lección 23, titulada "Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque", donde en el párrafo 5 se comentan brevemente los 3 pasos del perdón:

El mundo que ves es un mundo vengativo, y todo en él es un símbolo de venganza. Cada una de las percepciones que tienes de la "realidad externa" no es más que una representación gráfica de tus propios pensamientos de ataque. Uno podría muy bien preguntarse si a esto se le puede llamar ver. ¿No es acaso "fantasía" una mejor palabra para referirse a ese proceso, y "alucinación" un término más apropiado para su resultado?

Ves el mundo que has fabricado, pero no te ves a ti mismo como el que fabrica las imágenes. (...) 

La idea de hoy introduce el pensamiento de que no estás atrapado en el mundo que ves porque su causa se puede cambiar. Este cambio requiere, en primer lugar, que se identifique la causa ((paso 1: discernimiento)) y luego que se abandone ((paso 2: desapego)), de modo que pueda ser reemplazada ((paso 3: la gracia; se facilita con la confianza en el Espíritu Santo, dejando en Él los detalles o resultados)). Los primeros dos pasos de este proceso requieren tu cooperación. El paso final, no. Tus imágenes ya han sido reemplazadas. Al dar los dos primeros pasos, comprobarás que esto es cierto. 

(...)

Durante las sesiones de práctica, asegúrate de incluir tanto los pensamientos de ataque contra otros como los de ser atacado. Los efectos de ambos son exactamente lo mismo, puesto que ambos son exactamente lo mismo. (L.23.3; 4.1; 5; 7.1-2) (Págs. 39 y 40)

Como vemos en estas citas, el perdón es básicamente una decisión: algo propio de la mente, en vez de ser algo basado en acciones a nivel de la forma (por eso a veces se dice eso de "no hagas nada", pues no hay necesidad de reaccionar ante los símbolos proyectados si los observamos sin juzgarlos y recordamos que solo son símbolos y que podemos cambiar tranquilamente su causa en nuestra propia mente).

También en el Libro de ejercicios (esta vez en la Segunda parte, en la Pregunta 1: ¿Qué es el perdón?) encontramos estos destellos finales sobre el perdón:

El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados. ¿Qué es el pecado sino una idea falsa acerca del Hijo de Dios? El perdón ve simplemente la falsedad de dicha idea y, por lo tanto, la descarta. Lo que entonces queda libre para ocupar su lugar es la Voluntad de Dios. 

(...) 

El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga. (...)

No hagas nada, pues, y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer a través de Aquel que es tu Guía, tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. Él ya te ha perdonado, pues ésa es la función que Dios le encomendó. Ahora tú debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios. (L.PII.Preg1.1; 4.1-3; 5) (Pág. 434)

Fin de las citas. En definitiva, que el problema nunca está en el mundo (que es una simple proyección mental), sino en la decisión que hemos aceptado en la mente de tomarnos en serio la creencia de la separación. La mente es muy poderosa en este sentido, pues reaccionamos no ante el mundo realmente, sino ante nuestras interpretaciones, pero sin darnos cuenta del truco (creemos que es el mundo lo que nos molesta, sin darnos cuenta de que lo que realmente nos perturba son simplemente nuestras interpretaciones mentales de lo que percibimos).

Hay un relato oriental que ilustra esto hasta cierto punto. Copio de un email donde lo describí así:

La mente es muy poderosa, y si dejamos que las interpretaciones mentales nos influyan, nos sentimos mal o como sea. Hay un relato de la tradición zen que ilustra esto. En un pequeño pueblo del lejano oriente, donde vivían familias muy pobres, dos familias vieron partir cada una al mayor de sus hijos, ambos en busca de mejor suerte en el extranjero. Al cabo del tiempo, llegaron noticias sobre lo que el destino había deparado a ambos muchachos. Uno de ellos se había hecho rico y ya iba camino de regreso al pueblo, en busca de sus familiares para compartir su riqueza con ellos. El otro muchacho había fallecido en una trifulca, y había muerto tan pobre como era al partir de su pueblo. Pero he aquí que la persona que informó a ambas familias se había confundido de nombres, y a la familia del muchacho vivo y rico les había contado que su hijo era el que había fallecido lleno de pobreza. Y a la familia del muchacho fallecido, les contó que su hijo se había hecho rico y pronto regresaría al pueblo con ellos, cargado de riquezas. 

Así, en la familia del chico muerto estaban felices, no cabían en sí de gozo, pues pensaban que eran ricos y pronto verían a su muchacho. Y la familia del chico rico (que ya estaba en camino, con sus riquezas) lloraban desconsolados, pensando que su muchacho había muerto. 

Esto ilustra que unos estaban alegres no por causas externas, sino por sus propias interpretaciones mentales: su hijo había fallecido, pero ellos estaban repletos de felicidad porque pensaban (interpretación mental) que todo iba genial. 

Lo mismo con la otra familia: estaban deprimidos y llorando no por causas externas realmente (a fin de cuentas su hijo era rico y ya estaba en camino hacia el pueblo), sino porque ellos creían erróneamente que había muerto (lloraban, entonces, por sus propias interpretaciones mentales).

Eso mismo nos pasa a todos. No paramos de hacer interpretaciones, y pensamos que nuestras alegrías y tristezas se deben a causas externas. En realidad, mentalmente elegimos cómo reaccionar. Podemos elegir que las ilusiones no nos afecten. 

A veces nos sentimos preocupados, deprimidos, porque pensamos que hay motivos para ello, pero simplemente desconocemos que somos ricos en la Realidad de nuestro estado natural.

Fin del relato/comentario copiado.

Esta dinámica de reconocer que el mundo no es la causa de nuestras sensaciones es aplicable no solamente a las sensaciones desagradables, sino también a las agradables. El mundo no solo no es la causa de nuestros pesares, sino que tampoco es la causa de nuestras alegrías ni de nuestros placeres, a pesar de las apariencias. Pues es siempre en nuestra propia mente donde elegimos cómo sentirnos, y luego proyectamos eso sobre el mundo, autoengañándonos al creer que el mundo es causa en vez de ser simplemente un efecto o reflejo (el cual sigue estando en la mente y sigue siendo mente). Por esto el Curso nos dice cosas como:

Nada externo a ti puede hacerte temer o amar porque no hay nada externo a ti. (T.10.introd.1.1) (Pág. 201)

Esto significa también que es imposible que seamos víctimas. No somos cuerpos limitados, viviendo en un mundo externo. Somos mente ilimitada, la cual es libre de elegir qué creer y por consiguiente cómo sentirse. Esta capacidad de creer en la verdad o en ilusiones, que fue lo que aparentemente nos metió en problemas, es también el camino de salida del sueño: tomando conciencia de esto, ahora podemos elegir despertar, en vez de dormir. Vivir, en vez de jugar a morir. Gozar, en vez de sufrir.

La iluminación o despertar (y por consiguiente, el perdón) es para la mente, no para el cuerpo ni para el espíritu. El cuerpo es solo un reflejo de la mente. Y el espíritu, lo que realmente somos, nunca se ha quedado dormido. La paradoja imposible se encuentra únicamente en la mente, por eso ahí radica el perdón. Pero la mente no puede cambiar lo que es (espíritu). Puede —aparentemente— reprimirlo, negarlo, fingir que no recuerda su Ser. Pero la verdad sonríe y espera a que nos cansemos de jugar al juego de agarrar dolorosas espinas. La mente puede negar lo que ella es, pero no puede cambiarse a sí misma, pues Dios estableció el Ser como inmutable. Así pues, la única salida al imposible dilema será volver a aceptar lo que aparentemente había sido negado. Una vez reconocida la verdad, las ilusiones se desvanecen en una sonrisa, pues el espíritu sabe que las ilusiones nunca han existido.

Para aquellos interesados en profundizar en el proceso del perdón, veamos algunas ayudas:

1) Por supuesto, profundizar en el Curso en sí, pues todo él es una profundización del proceso del perdón, abordándolo desde numerosas perspectivas (especialismo, negación, proyección, resistencia, tendencia al conflicto, etc).

2) Los libros de Gary Renard, especialmente el primero: "La desaparición del universo".

3) "El mensaje de Un Curso de Milagros", de Kenneth Wapnick.

4) Y quien quiera comenzar con un pequeño aperitivo para principiantes, el resumen que escribí en otro de mis blogs, titulado "Síntesis del perdón", puede aportar una primera lectura para comenzar a relacionarse uno con este proceso: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/sintesis-del-perdon-sobre-el-perdon.html  (( Actualizo para incluir otro link potencialmente inspirador sobre este tema: Otro resumen y aclaraciones del proceso del perdón: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/03/otro-resumen-y-aclaraciones-del-proceso.html ))

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Breve resumen de la enseñanza
(de la introducción del propio Curso)
Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
(T.introd.2.2-4)

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viernes, 9 de diciembre de 2016

La incomparable alegría del Cielo (nuestro estado natural)

Lo siguiente es un comentario que he hecho en este foro: http://www.uncursodemilagros.com.es/phpBB2/viewtopic.php?t=711 (en el comentario que voy a copiar se tocan brevemente un par de temas):

Delfín escribió:

P.D./ He abierto un nuevo hilo sobre este mismo tema :-D


Perfecto. De momento a mí no se me ocurren más cosas sobre este tema, es como si con los comentarios anteriores hubiera expresado prácticamente todas las reflexiones o intuiciones que se me han ocurrido con respecto a este tema. Puedo tener mis aciertos y mis errores en mis intuiciones, pero igualmente se comparte, por si alguno de los aciertos le sirve a alguien más jejeje

Sobre la metáfora que mencionas del teatro/cine y estar en la butaca como espectador, eso me recuerda a una sección del Curso que se refiere a lo mismo pero con otras palabras: "Por encima del campo de batalla" (T.23.IV). Estar por encima del campo de batalla es no identificarnos con el personaje de la escena, sino con el espectador sentado en la butaca y que está a salvo de las ocurrencias ilusorias del guión de la obra teatral (en lenguaje del Curso, no identificarnos con los cuerpos o personajes soñados —el personaje o "héroe" del sueño—, sino en vez de eso identificarnos con la mente o soñador, o en el lenguaje de Kenneth Wapnick, el "tomador de decisiones"; pues el Curso se centra en invertir eso a lo que le dimos la vuelta: causa y efecto; y entonces devolvemos de nuevo la causa a la mente, reconociendo que los cuerpos son solo un reflejo o efecto, al contrario de lo que el ego nos dice: para el ego, los cuerpos o formas son la causa de nuestras experiencias en el mundo).

Finalmente, sobre el tema que comentas al final: 



Delfín escribió:
Te confieso que a veces, este sueño me hace experimentar tanta felicidad, que cuando pienso que la obra termine y atravesemos las puertas del cielo y adquiramos conocimiento, me da algo así como vértigo. Pues no puedo ni imaginarme como será la sorpresa cuando nuestro Padre nos reciba en su seno. Asumo que la fiesta de bienvenida que nos tiene preparada será de tal magnitud, que sobradamente compensará la pérdida de la felicidad que ahora siento en el "sueño feliz".


El Curso alude a eso en algunas ocasiones. No sabría localizar todas esas citas, pero sí he encontrado una que tal vez sea de las más directas:

¡Oh hermanos míos, si tan sólo supierais cuánta paz os envolverá y os mantendrá a salvo, puros y amados en la Mente de Dios, no haríais más que apresuraros a encontraros con Él en Su altar! (C.4.8.1)

Y esta cita me recuerda a su vez otra que leí de Gary Renard, en la que se dice:

Es una existencia gloriosa, Gary. No existen la carencia, los problemas, la muerte ni la soledad. Hay plenitud y totalidad. Es completo. ¡Y el amor es casi excesivo! Tu copa rebosa. Si supieras la alegría que te espera, ahora mismo te pondrías a dar saltos arriba y abajo. (Cita copiada de "El Amor no ha olvidado a nadie", cerca del final del capítulo 9).

Ah, y ahora esta cita me recuerda otra más del Curso:

No obstante, nada que él pueda hacer puede compararse en lo más mínimo con la gloriosa sorpresa de recordar Quién es. (M.25.1.5)

En fin, como se dice en términos coloquiales en otro de los libros de Gary (en "La desaparición del universo"):

En el Cielo no hay obstáculos y es jubiloso; mientras que en la Tierra, lo que se denomina vida es poco más que una constante carrera de obstáculos.

Una de las cosas que me gusta de Gary es que es tan gráfico para expresar estas cosas coloquialmente. En otra parte de "La desaparición del universo", cerca del principio del libro se compara nuestro estado natural con una especia de orgasmo constante, aunque muchísimo más intenso, ya que es ilimitado:

La siguiente cita es un fragmento del comienzo del capítulo 1 de “La Desaparición del Universo”, de Gary Renard:

PURSAH: En el Cielo no hay diferencias ni cambios. Todo es constante. Sólo así puede ser fiable en lugar de caótico.

GARY: ¿Y eso no resulta un tanto aburrido?

PURSAH: Deja que te pregunte algo, Gary. ¿Es aburrido el sexo?

GARY: No en mi opinión.

PURSAH: Bien, imagina el clímax del perfecto orgasmo sexual, sólo que ese orgasmo no se detiene nunca. Sigue adelante eternamente, sin reducir su poderosa e inmaculada intensidad.

GARY: Tienes mi atención.

PURSAH: El acto sexual físico ni siquiera se acerca a la increíble dicha del Cielo. Sólo es una pobre imitación de la unión con Dios. Es un falso ídolo, hecho para fijar tu atención en el cuerpo y en el mundo, que ofrece una compensación suficiente para que sigas volviendo a por más. Es muy similar a un narcótico. El Cielo, por otra parte, es un éxtasis perfecto e indescriptible que nunca cesa.

Pero todas estas citas son simplemente palabras (son metáforas; más o menos acertadas, pero metáforas). La práctica del perdón es lo que nos ayuda a que eso, que realmente es indescriptible en palabras, se convierta en nuestra experiencia permanente. Es lo que ya somos, pero al haberlo reprimido creemos que eso ya no es nuestra experiencia. El perdón nos ayuda a poner las cosas en su sitio, pues la verdad sigue siendo verdad.

¡Saludos! 


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PD: Más comentarios relacionados con los temas de estos dos últimos posts, podrían surgir también en este otro hilo de ese mismo foro: http://www.uncursodemilagros.com.es/phpBB2/viewtopic.php?t=713

jueves, 8 de diciembre de 2016

La famosa pregunta (Pseudo-preguntas II)

Ya escribí en 2013 sobre las "pseudo-preguntas", que vienen en forma de pregunta pero que en realidad son una afirmación camuflada. El ego disfraza sus afirmaciones como preguntas, tratando de darles realidad, tratando de que se las confirme.

Por otro lado, tenemos la "famosa pregunta" (por ejemplo: ¿cómo surgió el ego"?), la cual, en su diversidad de variantes, es según Kenneth Wapnick la pregunta más frecuente en los estudiantes del Curso, al menos la que más preguntaban en sus seminarios.

Aquí voy a copiar algunas intervenciones surgidas en el foro Un Curso de Milagros. Como las intervenciones se han alargado y además en este blog comparto mi propias intuiciones y no las de otros, solamente copio la pregunta inicial de un usuario, y a continuación los diversos comentarios que hasta el momento he realizado en ese hilo de ese foro. Si queréis leer las intervenciones completas de todos los participantes, podéis hacerlo en el hilo original, aquí:

http://www.uncursodemilagros.com.es/phpBB2/viewtopic.php?t=711

Y a quien eso le sepa a poco, antes de esa conversación hubo otra en otro hilo de ese mismo foro, con un tema relacionado, aquí: http://www.uncursodemilagros.com.es/phpBB2/viewtopic.php?t=707

Dicho esto, copio la pregunta inicial y mis ocurrencias al respecto:

Pregunta: ¿Se concibe la decisión de separarse como un error, como una torpeza de la que lo normal es arrepentirse? O, por el contrario ¿Se concibe la separación como una experiencia tan necesaria como inevitable, como conditio sine qua non para elevar nuestro nivel de conciencia y acceder al conocimiento?

Comentario de Toni: En este tema mis intuiciones me llevan a centrarme en el significado de esta frase de Curso:

Tener plena conciencia de la Expiación es, por lo tanto, reconocer que la separación nunca tuvo lugar. (T.6.II.10.7)

Leer el párrafo completo no estaría nada mal. En definitiva, yo diría que la verdad absoluta es que la separación nunca ha ocurrido (Dios es -L.169.5.1- [y no hay nada más... en realidad no hay ilusiones, a pesar de que nos empeñamos en creer y "demostrar" lo contrario]), pero usamos la metáfora de hablar del error de la separación, debido a que en nuestra experiencia parece haber sucedido, sin embargo no deja de ser una creencia, nunca un hecho.

Esto se parece a cuando los maestros orientales comentaban que cuando uno despierta del sueño de la dualidad, se da cuenta de que nunca hubo sueño dual: el Ser nunca estuvo dormido. Se compara el despertar/iluminación a pasar una puerta (la de la iluminación) y una vez la hemos traspasado, se sabe que nunca hubo puerta. O se compara con una barca que usamos para cruzar hasta la orilla del "río del despertar", o con una escalera que nos conduce arriba al estado despierto, pero una vez hemos culminado esos procesos metafóricos, la realidad absoluta es que nunca hubo un río con dos orillas separadas, ni barca, ni escalera: porque Dios es, y nada más es.

Y no solo dicen cosas así los maestros orientales. En el Curso encontramos también insinuaciones relacionadas con estas ideas, por ejemplo cuando habla de la iluminación (despertar) no como un hecho real novedoso, sino simplemente como el reconocimiento de lo que siempre es, aunque de momento no lo veamos porque nos negamos a verlo (debido a nuestra resistencia, en gran medida inconsciente). Y por eso el Curso dice cosas como:

La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio. (L.188.1.4)

Saludos


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Comentario de Toni: Sigo teniendo la impresión (es simplemente mi percepción de nuestra conversación, puedo estar equivocado) de que no has interpretado correctamente mi comentario. Pareciera que sigues insistiendo en que el error realmente sucedió (simplemente le cambias el nombre llamándolo "irreal", pero sigues convencido de sus efectos sobre ti, es decir, sigues creyendo en su realidad aunque en palabras podrías decir lo contrario). Es también mi caso, no creas que me libro jajaja, pues mientras me perciba como un cuerpo, eso me indica que sigo creyendo en la realidad del error. Pero intelectualmente, incluso intuitivamente, lo que entiendo es que en realidad no hubo error.

Es decir, mi comentario decía que nunca hubo (en términos absolutos) error, mientras que el tuyo parece decir que sí lo hubo pero que es irreal. Lo que yo afirmo no tiene sentido para el ego, y por eso el Curso dice que no hay una respuesta (en palabras, intelectualmente) para ese dilema del ego, sólo una experiencia (por ejemplo la experiencia de la revelación, o mejor aún, la iluminación definitiva).

En mi opinión, el Curso habla (como dice Ken Wapnick) en dos niveles, uno a nivel de la realidad (la verdad absoluta) y otro a nivel del sueño. A nivel de la verdad absoluta (lo que es verdad realmente), nunca hubo error: Dios no duerme y nunca crea mentes dormidas, pues Él crea a Semejanza de Sí Mismo.

Dios sólo crea mentes despiertas. Él no duerme, y Sus creaciones no pueden poseer algo que Él no les confiera, ni dar lugar a condiciones que Él no comparte con ellas. (L.167.8.1-2)

¿Entonces por qué el Curso habla tanto del error? Pues porque habla en dos niveles (para sernos útil), y puesto que nosotros creemos estar experimentando lo que es imposible, el Curso nos habla del sueño, y habla de error simplemente como una manera de ayudarnos, como un primer paso, a no ver lo "sucedido" (lo que nosotros creemos que ha sucedido, el error) como un pecado (como algo grave, digno de temer, con efectos sobre nuestra vida), sino como un simple error que podemos deshacer al dejar de creer en él (eligiendo de otra manera).

Pero al final del proceso, cuando despertemos completamente, será obvio que ni siquiera hubo error.

Así al menos es como entiendo este asunto, a nivel intelectual e intuitivo. Naturalmente, hay otras opiniones, y somos libres de ir aprendiendo el Curso cada uno a nuestro propio ritmo; yo sigo el mío, todos siguen cada uno sus intuiciones, y el Espíritu Santo nos va ayudando poco a poco a que todos lleguemos a despertar del todo. Incluso si estamos equivocados (que en parte lo estamos todos, o ya estaríamos iluminados).

Te copio algo que escribí en otro foro relacionado con este mismo tema, es solo un trozo, y si lo que lees te interesa y quieres leer el resto de explicaciones (especialmente una serie de links de comentarios de Ken Wapnick sobre el tema), podrás hacerlo en el link que dejaré al final, del foro CONCORDIA Y PLENITUD, que no es exclusivamente sobre Un Curso de Milagros pero es ahí donde respondí a varias preguntas sobre temas relacionados con este.

Copiando un fragmento:

Dios ES. Nada más es. El Curso lo dice a veces de manera bastante directa, por ejemplo:

Tener plena conciencia de la Expiación es, por lo tanto, reconocer que la separación nunca tuvo lugar. (T.6.II.10.7)

La dualidad no existe. Pero dado que insistimos en que esto no es nuestra experiencia, el Curso tiene que descender un poco hasta llegarnos en un nivel que tenga sentido para nosotros, y entonces nos propone que nos hemos quedado dormidos y que podemos despertar. Esto no es verdad (Dios nunca duerme, y solamente existe Dios), pero para nosotros es útil como herramienta para despertar. Cuando despertemos, sin embargo, sabremos que en realidad nunca estuvimos dormidos. El Hijo de Dios nunca tuvo la diminuta y alocada idea. Ni siquiera hay un Hijo separado del Padre. Sólo existe Dios, en perfecta plenitud y gozoso bienestar eterno.

De todos modos la pregunta que haces es muy normal, Kenneth Wapnick decía que es la pregunta que hacen más frecuentemente los estudiantes del Curso. Un Curso de Milagros comenta:

Si alguien te pide que definas al ego y expliques cómo se originó, es porque cree que el ego es real e intenta, por definición, asegurarse de que su naturaleza ilusiva quede oculta tras las palabras que parecen otorgarle realidad.

Ninguna definición que se haya hecho de una mentira puede hacer que ésta sea verdad.
(C.2.2.5; 3.1).

El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: "¿Cómo sucedió lo imposible?", "¿A qué le ocurrió lo imposible?", y lo puede preguntar de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase. (C.introd.4).

Lo cual responde a tu pregunta final:

Antonio.F escribió:
¿Existe una respuesta?



Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase. (C.introd.4).

"Buscar esta experiencia", en términos del Curso significa perdonar, porque el perdón es el medio que nos conduce hasta la experiencia de la verdad.

Fin de lo copiado.

Link donde está el resto: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t69-existe-una-respuesta

Que conste que pongo esto simplemente por si te resuena algo de lo dicho, por si alguna cosa te fuese útil. Si no es así, siéntete libre de rechazarlo todo jejeje. Simplemente cada uno seguimos nuestras intuiciones, pues mientras aún percibimos, estamos aún interpretando, y frecuentemente nos confundimos, pero poco a poco el Espíritu Santo nos va llevando a Casa a todos.


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Comentario de Toni: Solo por aclarar un poco más brevemente:

Podemos abordar el tema desde la verdad absoluta, o desde el nivel práctico en que creemos encontrarnos (soñando).

A nivel de la verdad absoluta no hay concesiones: el mundo dual no existe en modo alguno, ni siquiera como un sueño. No está sucediendo, ni ha sucedido, ni tiene sentido, ni como "realidad" ni como "ilusión".

Pero como eso es imposible de tragar por el ego, con quien todavía nos identificamos, las enseñanzas espirituales han de hablarnos en un segundo nivel:

A nivel práctico de nuestra experiencia en el mundo dual, lo más sensato y que nos conducirá a despertar es considerar esta dualidad como un sueño. Lo cual es una metáfora (no es verdad realmente), pero como decía Ramana Maharshi, un clavo saca otro clavo, y una vez estemos liberados (despiertos) ambos clavos serán desechados.

Así que todo depende de en cuál de estos niveles tratas de abordar tu pregunta. 1) Si es a nivel de la verdad absoluta, la pregunta ni siquiera tiene sentido, pues se pregunta por qué parece existir (aunque sea ilusoriamente) algo que en realidad no existe en modo alguno. 2) Si preguntas a nivel práctico, todo lo que se da a este nivel son metáforas, por tanto no es la verdad. Simplemente usa la metáfora que sientas que más te ayuda a despertar. Un clavo saca otro clavo. Unas metáforas serán más útiles para despertar que otras, pero ninguna de ellas es verdad. La única verdad es Dios, en Su Verdad Absoluta, lo cual será lo único que reconoceremos cuando despertemos (entonces no habrá pregunta, ni la habrá habido, sobre qué sentido podría tener lo que nunca ha existido).

Lo anterior resume el tema tal como yo lo veo, y así lo comparto. Gracias por el intercambio, y un saludo ;-)


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Comentario de Toni: Otra metáfora (que trata de facilitarnos un despertar más "rápido", si bien en última instancia la noción de despertar es también ilusoria) sería la que se deduce de estas líneas del Curso:

El ego puede aceptar la idea de que es necesario retornar porque puede, con gran facilidad, hacer que ello parezca difícil. (T.6.II.11.1)

Sin embargo, el Espíritu Santo te dice que incluso el retorno es innecesario porque lo que nunca ocurrió no puede ser difícil. (T.6.II.11.2)

Mas tú puedes hacer que la idea de retornar sea a la vez necesaria y difícil. (T.6.II.11.3)

Es decir, al identificarnos con el ego nos convencemos de que estamos realmente "aquí" (de que la dualidad es real, o al menos una proyección ilusoria que realmente estamos experimentando o soñando). El Espíritu Santo sabe que lo único cierto es que Dios ES, pero puesto que nosotros estamos obsesionados con que estamos aquí, eso no es de momento tan útil para nosotros, pues no estamos tan receptivos a la verdad. Así que el Espíritu Santo nos da un mensaje que resulte útil para nosotros, es un mensaje metafórico (un "clavo" ilusorio útil, para extraer con él el clavo del ego), y entonces nos dice que eso que el ego dice que hicimos y que es tan terrible (el PECADO de separarnos de Dios), no es un pecado (no es irreversible) sino que se trata de un simple error (una fantasía que podemos corregir en un simple instante). Así nace el proceso del perdón, igualmente ilusorio pero que en vez de reforzar el sueño, conduce a despertar (y en sí mismo es también una ilusión, pues en realidad no hay sueño). Pero nosotros, identificados con el ego, tendemos a convertir esa simple decisión (de reconocer que esto no es verdad y que no estamos aquí) en un largo proceso, porque nos resistimos a despertar, nos resistimos a desprendernos de la individualidad/separación. Y así convertimos en difícil un proceso de regresar a Dios, cuando en realidad ese proceso ni siquiera es necesario pues nunca hemos salido de Dios.

Repasando las citas anteriores, ahora juntas puesto que pertenecen a un mismo párrafo:

El ego puede aceptar la idea de que es necesario retornar porque puede, con gran facilidad, hacer que ello parezca difícil. Sin embargo, el Espíritu Santo te dice que incluso el retorno es innecesario porque lo que nunca ocurrió no puede ser difícil. Mas tú puedes hacer que la idea de retornar sea a la vez necesaria y difícil. Con todo, está muy claro que los que son perfectos no tienen necesidad de nada, y tú no puedes experimentar la perfección como algo difícil de alcanzar, puesto que eso es lo que eres. Así es como tienes que percibir las creaciones de Dios, de modo que todas tus percepciones estén en línea con la única manera de ver del Espíritu Santo. (T.6.II.11.1-5)

Y como dije al principio, esto sigue siendo una metáfora (no es literalmente cierto). Las diversas enseñanzas espirituales nos ofrecen diversas metáforas y podemos encontrar algunas que nos resuenen y nos sirvan de ayuda para agilizar nuestro despertar. Aún así, siguen siendo metáforas. No son literalmente ciertas. Agilizar el despertar no puede ser un proceso totalmente real, puesto que el dormir nunca ha ocurrido, por lo que el despertar nunca puede ser algo realmente necesario. Ilusoriamente, para nosotros en la práctica, sí lo es. Y en eso estamos jejeje... Pero una cosa es la verdad, y otras los truquitos o metáforas que usamos mientras aún estemos jugando a negar la verdad. El ego trata de convencernos de que concedamos algún grado de realidad al sueño. El Espíritu Santo nos guía a ser sensatos en el sueño, pero al mismo tiempo ayudándonos a reconocer que nada en él es verdad. Cuando despertemos, efectivamente, tal como dices en tu comentario, "sabremos" ("el día que recuperemos el conocimiento"). Todo estará claro. La Verdad ES. Ilusiones: ni una (ni las hubo en un inexistente pasado). Pero eso no es nuestro cometido ahora (mientras creemos que seguimos soñando). Nuestra única responsabilidad ahora es aceptar la Expiación: aprender a darle la bienvenida a la verdad. La verdad sabe cuidar de Sí Misma. Ocupémonos de nosotros. Y cuando hayamos aceptado el despertar, estará claro que nunca hemos salido de la Verdad.


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Comentario de Toni: Un pequeño apunte más. Se me ha ocurrido que podría malinterpretarse lo que he dicho, entendiendo que realmente hay dos niveles (uno real, otro ilusorio). Pero de lo que he dicho, se deduce que en realidad no hay dos niveles (lo de los niveles es también una metáfora pedagógica, oportuna debido a lo que creemos estar experimentando). Desde lo que es absolutamente Verdad, solo existe la Verdad Misma (no hay niveles). La Verdad es conocimiento, y el conocimiento no tiene niveles, pues en él no hay diferencias (podríamos hablar de "Niveles" en mayúscula, como hace el Curso en una ocasión [«Sólo los Niveles de la Trinidad gozan de Unidad». (T.3.IV.1.7)], pero sigue siendo una metáfora y en ese caso no implica aceptar ningún nivel de ilusoriedad).

Lo de los niveles que dije, es referido desde el punto de vista de lo que llamo a veces "segundo nivel" o percepción. Es en este nivel práctico (y todavía dual, es decir, ilusorio) en el que tiene sentido la metáfora de los niveles. Y puesto que nuestra experiencia es una de percepción, es lo que tiene más sentido (y de momento más utilidad) para nosotros.

Así que, desde el "nivel" de la percepción, sí parece haber niveles, y básicamente dos maneras de mirar las cosas (desde el sistema de pensamiento de mentalidad errada del ego, o desde el sistema de pensamiento de mentalidad recta o perdón del Espíritu Santo).

Pero cuando despertemos, ya no habrá niveles que valgan. Nunca los hubo. Mientras tanto, sin embargo, es muy oportuno tomar en consideración la metáfora de los niveles o cualquier metáfora suministrada por el Espíritu Santo. No son la verdad literal, pero son los "clavos" útiles que nos permitirán extraer los "clavos" dolorosos del sistema de pensamiento del ego.

Así que, aunque la metáfora de los niveles puede sernos muy útil, es interesante saber que aún así, el conocimiento puro está más allá de estas metáforas perceptuales. El conocimiento puro está más allá incluso de la percepción verdadera, la cual nos ofrece el Espíritu Santo y no es eterna porque no es verdad absoluta, pero no se opone al conocimiento, por lo que permitirá la transferencia a él. El conocimiento (la verdad absoluta) sí es eterno, de hecho es lo único que siempre ha habido y que siempre habrá. Hay unos comentarios muy oportunos sobre esto en la Clarificación de términos (C.4): La percepción verdadera — El conocimiento.

De ahí extraigo solamente un párrafo (por no copiar esa sección entera), como despedida de este comentario:

Y ahora el conocimiento de Dios, inmutable, absoluto, puro y completamente comprensible, entra en su reino. Ya no hay percepción, ni falsa ni verdadera. Ya no hay perdón, pues su tarea ha finalizado. Ya no hay cuerpos, pues han desaparecido ante la deslumbrante luz del altar del Hijo de Dios. Dios sabe que ese altar es el Suyo, así como el de Su Hijo. Y ahí se unen, pues ahí el resplandor de la faz de Cristo ha hecho desaparecer el último instante del tiempo, y ahora la última percepción del mundo no tiene propósito ni causa. Pues ahí donde el recuerdo de Dios ha llegado finalmente, no hay jornada, ni creencia en el pecado, ni paredes, ni cuerpos. Y la sombría atracción de la culpabilidad y de la muerte se extingue para siempre. (C.4.7)


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Comentario de Toni: He recordado que en 2013 escribí en mi blog sobre las pseudo-preguntas: preguntas que tienen la apariencia de pregunta pero que en realidad están estableciendo una afirmación.

Esto lo comento no solo por si te interesa a ti este matiz, Delfín, sino por si le parece una idea útil a quienes pasen por aquí a leer nuestras conversaciones algún día.

Todos hemos hecho pseudo-preguntas y las seguimos haciendo. En cierto modo, nuestra actitud constante (en este aparente mundo perceptual) es una continua pseudopregunta tratando de afirmar o hacer real este mundo. Esta pseudopregunta podría expresarse en una gran variedad de formas, por ejemplo, "¿Por qué estoy aquí?". O incluso si aceptamos este mundo como un sueño, entonces la pseudopregunta se adapta a esta nueva idea, pues nuestro ego es muy astuto, y ahora pregunta: "¿Por qué PAREZCO estar aquí?; "¿Por qué estoy soñando esto?"; ¿Qué sentido o propósito tiene este sueño?".

El ego siempre va a tratar de darle sentido a su invento, a la percepción dualista. Y va a tratar de convencernos de que intentemos comprender su sistema de pensamiento (su "mundo"), a pesar de que el Curso nos dice que el sistema del ego no puede ser comprendido, sino que simplemente hay que contemplarlo sin miedo y transcenderlo. Lo que el Curso sí nos invita es a "contemplar" el sistema de pensamiento del ego, es decir, a que veamos sin miedo su propósito, cuál es el fin para el que se ha inventado (negar la verdad). Un ejemplo de este tema en el Texto, al principio de la sección sobre las "Leyes del caos":

Puedes llevar las "leyes" del caos ante la luz, pero nunca las podrás entender. Las leyes caóticas no tienen ningún significado y, por lo tanto, se encuentran fuera de la esfera de la razón. No obstante, aparentan ser un obstáculo para la razón y para la verdad. Contemplémoslas, pues, detenidamente, para que podamos ver más allá de ellas y entender lo que son, y no lo que quieren probar. Es esencial que se entienda cuál es su propósito porque su fin es crear caos y atacar la verdad. Éstas son las leyes que rigen el mundo que tú fabricaste. Sin embargo, no gobiernan nada ni necesitan violarse: necesitan simplemente contemplarse y transcenderse. (T.23.II.1)

Dicho esto, y sin ánimo de pretender "fusilar" mi antiguo post aquí, copio un par de citas que ya incluí en el post que he citado:

La primera es del Texto:

Una pseudo-pregunta carece de respuesta, pues dicta la respuesta al mismo tiempo que hace la pregunta. Toda pregunta que se hace en el mundo es, por lo tanto, una forma de propaganda a favor de éste. De la misma manera en que los testigos del cuerpo son sus propios sentidos, así también las respuestas a las preguntas que el mundo hace están implícitas en las preguntas. Cuando la respuesta es lo mismo que la pregunta, no aporta nada nuevo ni se aprende nada de ella. Una pregunta honesta es un medio de aprendizaje que pregunta algo que tú no sabes. No establece los parámetros a los que se debe ajustar la respuesta, sino que simplemente pregunta cuál es la respuesta. Mas nadie que se encuentre en un estado conflictivo es libre para hacer esta clase de pregunta, pues no desea una respuesta honesta que ponga fin a su conflicto. (T.27.IV.5) (Págs. 647 y 648)

Y en la introducción de la Clarificación de términos también se toca este tema:

El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar. El ego puede preguntar: "¿Cómo sucedió lo imposible?", "¿A qué le ocurrió lo imposible?", y lo puede preguntar de muchas maneras. Mas no hay una respuesta para ello; sólo una experiencia. Busca sólo ésta y no permitas que la teología te retrase. (C.introd.4) (Págs. 83 y 84)

Si hay alguien interesado en leer el post completo, el cual contiene algunas citas más del Texto sobre lo mismo, se encuentra aquí:

http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2013/03/pseudo-preguntas-preguntas-aparentes.html

Esto nos pasa a todos (los no iluminados). Es normal, ya que nuestra mente sigue dividida (aunque sepamos intelectualmente que todo esto es ilusorio, incluida la creencia en una mente dividida) y puede surgir la tendencia a querer que se nos responda en nuestros propios términos.

El sentido de compartir esto es simplemente recordar esta enseñanza del Curso, que nos invita a reflexionar en nuestra actitud, incluida nuestra actitud al elaborar una pregunta. O sea, reflexionar si realmente estamos haciendo una pregunta (receptivos ante la única Respuesta), o más bien estamos intentando que se nos dé la razón o que alguien nos confirme nuestra afirmación (la cual hemos planteado en forma de pregunta, tan hábilmente que incluso nosotros mismos pensamos que hemos hecho una pregunta y no una afirmación).

Es un tema con mucha miga, y por supuesto que es un asunto íntimo entre uno mismo y el Espíritu Santo en nuestro interior, Quien nos va guiando para aumentar nuestro discernimiento, y avisándonos de cuándo nuestra actitud puede mejorar en algún aspecto, lo cual nos sucede casi siempre jejeje

Saludos


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Y hasta aquí ha llegado el tema de momento. Este post ya se ha alargado mucho, aparte de que no se me ocurre qué más podría añadir sobre este tema. Así que lo dejamos así. Si surgiera algo más, podéis leerlo en el link que di de ese foro. Si vuelvo a copiar algo más aquí, tendría que ser en un nuevo post, para no alargar más este, que ya es suficientemente largo de por sí.

Como siempre en este blog, no hace falta decir que lo que comparto es siempre mi opinión o la de aquellos con quienes resueno. Otras opiniones pueden ser igualmente válidas, pero obviamente yo comparto las mías (al igual que comparto las mías, los demás podéis compartir las vuestras, ya sea en vuestros blogs, en webs, en foros dedicados a debatir sobre estos temas, o incluso aquí mismo en la zona de comentarios de este post). Saludos.