miércoles, 16 de agosto de 2017

Un curso de salud y bienestar (Cindy Lora-Renard)

Este mes de agosto, hace tan sólo unos días, tuve el placer de leer el primer libro de Cindy Lora-Renard sobre los principios de Un Curso de Milagros. Lo leí en inglés porque no está traducido al español, pero he mencionado este libro a la editorial Grano de Mostaza, por si ven oportuno traducirlo y publicarlo en algún momento. El libro se titula A Course in Health and Well-Being (Un curso de salud y bienestar).

Cindy Lora-Renard es la esposa de Gary Renard. Según Arten y Pursah, Cindy será Arten en su siguiente vida, en la que se iluminará.

Lo interesante de este libro es que se mantiene en la línea de los libros de Gary Renard y de Kenneth Wapnick, es decir, siguiendo una interpretación puramente no-dual para UCDM. Es un pequeño libro que sirve para repasar algunas de las ideas básicas del Curso y de los libros de Gary. Me han gustado especialmente los capítulos 3 (sobre el propósito del cuerpo) y 5 (sobre cómo tratar con el dolor). Ella planea escribir próximamente otros dos libritos complementarios con este, que sean de ayuda con diversas aclaraciones sobre la enseñanza del Curso. En total serían 3 libros relacionados entre sí (una especie de trilogía). Este (el primero) se centra en la salud y el bienestar, aprovechando de paso para repasar los pasos del perdón y algunos elementos básicos de la enseñanza del Curso.

Voy a tratar de traducir unos pocos fragmentos del libro que os permitan captar algunos destellos y haceros una idea de qué trata:

(La numeración de las páginas es de la publicación en inglés, puesto que a día de hoy este libro no está publicado en español):

He oído decir a muchas personas que han dejado de tomar su medicación o rehusado tratarse con medicinas porque el cuerpo es sólo una ilusión, a pesar de que esas medicinas eran útiles. Algunas personas parecían sufrir más cuando dejaban la medicación, pero aun así insistían en no tomar sus medicinas. Al tratar de probar que no necesitas medicación porque el cuerpo no es real lo único que se consigue es hacer más real en tu mente el sistema de pensamiento del ego, reforzando la culpa. (page 44)

El dolor es un proceso mental, no uno físico. (...) Si el dolor es un proceso mental, no uno físico, entonces puedes utilizar el poder de tu mente para elegir la manera en que lo percibes (...). La idea de que el mundo y el cuerpo son ilusiones no significa que debas ser negligente o descuidado con respecto al cuerpo. Si estás sintiendo un dolor intenso, puede ser amoroso tomar medicación o hacer lo que harías normalmente para aliviarlo. En tu mente puedes saber y practicar la Verdad, y al mismo tiempo hacer lo que te sientas guiado a hacer —sin culpa. 

Otra idea potencialmente útil es que el dolor no tiene por qué equivaler a sufrimiento. En otras palabras, puede sentirse dolor físico, pero sufrir es una elección. No tienes por qué elegir sufrir. (...) 

Esto no significa que no debas ser normal y tomar tu medicación, o cualquier otra cosa que pueda ser útil a nivel de la forma. No se trata de renunciar a los consejos de tu médico a menos que te parezcan inconfortables para ti. La mayoría de nosotros necesitamos lo que el Curso llama "magia" como una ayuda para curarnos, porque nuestras mentes creen que somos cuerpos que necesitan estos "agentes externos" que creemos que nos curarán. A veces es útil utilizar un enfoque combinado para ayudar a la mente a que se cure sin miedo. Así que puedes practicar el trabajo mental y al mismo tiempo tomar medicación, y esto puede ser muy útil. (...) Si sientes intuitivamente que no necesitas estar bajo medicación, y verdaderamente se siente como algo inspirado, creo que puedes confiar en eso. Además sabrás qué es lo que funciona para ti por cómo te sientes en general. No hay una sola manera correcta de tratar con el dolor corporal. Siempre es recomendable trabajar con tus pensamientos y practicar el perdón, y si eso por sí solo funciona para ti, entonces genial. Si sientes que es útil seguir un enfoque combinatorio eso está bien también. Lo importante es la manera en que piensas acerca de todo. 

Todo dolor y enfermedad provienen de la culpa inconsciente de la mente, tanto si se trata de un resfriado como de un cáncer. (...)

Recordar reírte es también una parte esencial de recordar la ligereza, desenfado y alegría de tu Espíritu. (pages 76-80)

Pensar sobre el dolor con el ego es lo que nos daña. En cambio, uno podría sentir dolor corporal mientras mantiene la siguiente actitud: "¿Qué tiene que ver el cuerpo conmigo?". Puedes practicar esta idea mentalmente al mismo tiempo que tomas las medidas oportunas para cuidar de ti mismo y del cuerpo. Esto no contradice la idea de que no eres tu cuerpo. Se trata de desarrollar una actitud saludable y una saludable manera de mirar a las cosas mientras sigues viviendo una vida normal. Si tienes elección, ¿por qué no elegir recordar tu plenitud a pesar de lo que esté pasando con el cuerpo? Esto puede verdaderamente liberarte. 

El dolor es simplemente otra forma que toman las ilusiones, así que no tiene nada de especial. Cuando el Curso dice que no hay una jerarquía de ilusiones se refiere a que no hay una ilusión que sea más grande o difícil, o más importante o especial que otra porque todo este sueño que llamamos mundo es una vasta ilusión. Lo único que importa es con cuál maestro estás viendo tu vida, el ego o el Espíritu Santo. (page 82)

Cuando te sientas abrumado o cansado por las preocupaciones acerca de tu cuerpo, intenta practicar el no tomarlo demasiado seriamente. No quiero decir que debas ser negligente o descuidado con tu cuerpo, o que no hagas lo que sea útil para él, sino que me refiero a tu actitud mental. (...) Practicar pensamientos sanadores cuando estás agobiado por el dolor puede tomar la forma de simplemente repetir varias veces para ti mismo una frase que implique tu inocencia. Frases del estilo de "No tengo necesidad de este dolor"; "Debo recordar el verdadero propósito del cuerpo"; o simplemente: "Espíritu Santo, ayúdame a recordar la verdad, que soy inocente, intacto (entero) y completo". 

Creemos que nuestra vida aquí en el mundo es la vida real, pero lo cierto es que en la vida real no mueres ni renaces una y otra vez. Parecemos experimentar eso, pero sigue siendo parte de la ilusión. La vida real no se altera ni cambia, porque es eterna. La vida real es con Dios en el Cielo. El Cielo es la conciencia de la perfecta unidad. Así pues, la vida real es la perfecta Unidad con Dios. (...) 

Otra manera práctica de abordar el dolor es pensar en alguna de las experiencias más dolorosas y difíciles de tu vida. La superaste, ¿verdad? De no ser así, no estarías ahora aquí leyendo esto. (pages 83-84)

Todo dolor, ya sea psicológico o físico, es un proceso mental, no uno físico. Esto es porque las ideas no abandonan su fuente, lo que significa que el cuerpo no ha abandonado la mente. El Curso dice que estamos revisando mentalmente lo que ya ha pasado, y surge una cuestión importante: ¿Por qué estamos eligiendo revisar mentalmente este guión en particular de nuestras vidas, que incluye dolor y sufrimiento? (page 98)

No ha de confundirse el mundo real con la vida real. El Curso dice: "Fuera del Cielo no hay vida. La vida se encuentra allí donde Dios la creó. En cualquier otro estado que no sea el Cielo la vida no es más que una ilusión". Así que, obviamente, cualquier cosa que tenga algo que ver con el mundo no es la vida real. Recuerda, la vida real es permanente y nunca se altera ni cambia, y nada parece morir. Es la conciencia de la perfecta unidad. Cuando el Curso habla del mundo real, se refiere a lo que experimentaremos cuando lo hayamos perdonado todo y hayamos renunciado a todos los juicios. Lo veremos todo con la percepción verdadera, que es el más alto nivel de conciencia* que uno puede alcanzar. No debe confundirse con el conocimiento, porque el nivel de la percepción no es conocimiento. (...) cuando estamos en el mundo real, en lo alto de la escalera, estamos justo en el umbral de la Puerta del Cielo, significando que nos hemos identificado totalmente con Cristo como nuestra naturaleza. A continuación, Dios Mismo da el paso final y nos eleva hacia Sí Mismo. No es posible que entendamos esto en este nivel físico en el que creemos estar. El único modo de entenderlo es experimentarlo, y todos llegaremos a esa experiencia cuando estemos listos. (...) 

Es posible experimentar la revelación y así tener un vislumbre de a qué se parece la realidad. Estas experiencias son temporales y están bajo la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo sabe cuán preparado está cada uno de nosotros para la revelación. Puedes confiar en ese proceso. He tenido muchas experiencias de intensa paz por sólo unos segundos, o algo más de tiempo. No digo que eso fuese la revelación, pero experimenté claramente una clase de paz que no es de este mundo. De hecho, es difícil de describir. Lo más que puedo aproximarme a describirlo es decir que se parece a una sensación eufórica de bienestar; mucho más allá de lo que el sexo podría ofrecer, porque no tiene nada que ver con el cuerpo ni sus placeres. El amor que sentí era tan puro, intacto (entero) y completo... Si esto se aproxima aunque sólo sea un poco a lo que todos vamos a sentir cuando despertemos en el amor de Dios, ¡entonces todos vamos a experimentar una increíble y eterna cumbre espiritual! (pages 115-116)

*consciousness: conciencia perceptual, ilusoria, dual. 

¿Te ha ocurrido alguna vez que te entrara una risa tan intensa que no podías ni respirar? ¿Alguna vez te entraron unas ganas tan descontroladas de reír que no podías parar? Esta es una de las cosas más saludables que pueden suceder. Por lo general, cuando esto sucede, significa que estás soltando la resistencia. Estás liberando sensaciones y emociones reprimidas. Sacar fuera esta resistencia mediante este tipo de risa es muy sanador. (...) Como la mayoría de nosotros hemos oído, "la risa es la mejor medicina". Esto tiene sentido, ya que el Curso mismo dice que parecimos llegar a esta situación demente porque tomamos seriamente la idea de la separación de Dios y nos olvidamos de reír. (...) 

Hablando de risas tontas... ((da un ejemplo concreto de un "ataque de risa" que experimentó en una de sus charlas con Gary, en el que la risa se contagió también a los asistentes a la charla)). Es como un ejercicio de bienestar, permitiéndose uno mismo entregarse/rendirse y dejarse ir completamente. Esto es lo que noté cuando me reí así... todas las defensas caen. No hay miedo. El miedo no puede aparecer donde están presentes la risa y la alegría, al igual que el miedo no puede entrometerse en la realidad ni existir allí donde el amor está presente. Dejar ir la seriedad es curación. 

Iluminación

(...) Hablando de iluminación, hay muchas almas espiritualmente avanzadas que aun así se enferman. Esto no significa que no estén iluminados. La iluminación no tiene nada que ver con el cuerpo, sino que es un reconocimiento; un cambio de mentalidad. Todo el mundo tiene que parecer salir de este mundo de un modo u otro. La manera en que alguien elige salir no debería utilizarse para determinar su nivel de progreso. (pages 121-123)

Además, Cindy dedica una sección a comentar con claridad los pasos del perdón, etc. 

Este libro de momento está disponible solamente en inglés. Quien quiera leerlo en inglés, uno de los sitios donde puede comprarlo es aquí: https://www.amazon.es/Course-Health-Well-Being-Cindy-Lora-Renard/dp/0692916350/

Saludos

viernes, 11 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (ÍNDICE)

Este es el índice de la serie de posts sobre los refranes populares interpretados desde la perspectiva de Un Curso de Milagros:

Parte I: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-i.html

Parte II: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-ii.html

Parte III: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-iii.html

Parte IV: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-iv.html

Parte V: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-v.html

Parte VI: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-vi.html

Parte VII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-vii.html

Parte VIII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-viii.html

Parte IX: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-ix.html

Parte X: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-x.html

Parte XI: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xi.html

Parte XII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xii.html

Parte XIII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xiii.html

Parte XIV: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xiv.html

Parte XV: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xv.html

Parte XVI: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xvi.html

Parte XVII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xvii.html

Parte XVIII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xviii.html

Parte XIX: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xix.html

Parte XX: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xx.html

Parte XXI: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/07/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxi.html

Parte XXII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxii.html

Parte XXIII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxiii.html

Parte XXIV: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxiv.html

Parte XXV: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxv.html

Parte XXVI: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxvi.html

Parte XXVII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxvii.html

Parte XXVIII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-xxviii.html

Parte XXIX: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-y-xxix.html

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Recopilación de esta serie de posts sobre los refranes en un solo archivo de 120 páginas; dos opciones:

1) En formato PDF: https://nytz.files.wordpress.com/2017/08/refranes-populares-a-la-luz-de-ucdm.pdf

2) En formato ODT (ODF): https://nytz.files.wordpress.com/2017/08/refranes-populares-a-la-luz-de-ucdm.odt

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martes, 8 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (y XXIX)

Todos los caminos llevan a Roma.

Todos los caminos llevan al Cielo, al AMOR. Porque nadie continuará creyendo en el ego indefinidamente. Todos despertaremos del sueño del ego y reconoceremos la Verdad.

Eso sí, hay caminos más rápidos que otros. Y mientras que el ego pretende retrasar lo máximo posible nuestro retorno al Hogar, el Espíritu Santo en cambio nos lleva siempre por el camino más corto que estemos preparados para seguir.

Todos los caminos del ego nos llevan a la culpa y al sufrimiento, porque así nos retrasamos en nuestro inevitable retorno al hogar, un retorno que es lo que el ego jamás desea que logremos.

Todos los caminos del Espíritu Santo llevan a la inocencia, la verdad y la paz, y de ahí al reconocimiento de que en realidad ya estamos en Casa, porque nunca salimos de Ella. 

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Todos somos hijos de Eva, sólo nos diferencia la seda.

Este refrán nos dice que todos somos básicamente iguales, aunque haya diferencias accesorias, como nuestras características físicas, psicológicas, la posición social, etc.

El Espíritu Santo también nos enseña que todos somos iguales en esencia, pues a pesar de las diferencias a nivel de la apariencia, en el fondo todos somos lo mismo: a nivel del sueño, todos somos mentes con la necesidad de despertar (divididas entre una parte egoica y otra inspirada, entre las que todos podemos aprender a elegir); y a nivel de la Verdad Absoluta, todos somos el único Ser que existe, la inmutable Unidad o Dios.

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Tras cornudo, apaleado.

Viendo el refrán para nuestros propósitos "ucedemianos", lo relevante aquí es que nos demos cuenta de que no somos víctimas del mundo, nunca, independientemente de las aparentes circunstancias. En realidad no deberíamos sorprendernos de ser cornudos y luego apaleados una y otra vez. Si comprendiésemos que somos nosotros quienes nos hacemos esto a nosotros mismos al mantenernos eligiendo al ego (T.27.VIII.10), nos daríamos cuenta de que es nuestra decisión y de que cuando queramos podemos cambiarla, con lo cual nos volveríamos más pacientes y tranquilos.

Mientras sigamos eligiendo el sistema de pensamiento de separación del ego, nos experimentaremos como carentes y en conflicto, y nuestro camino pasará de momentos placenteros —pero fugaces— a momentos donde recibiremos un sopapo tras otro, cornudos y apaleados.

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Treinta monjes y un abad no pueden hacer beber a un asno contra su voluntad.

Somos obstinados y nadie puede hacernos cambiar de opinión hasta que nosotros mismos estemos dispuestos a ello. Por eso el Espíritu Santo tiene que esperar hasta que estamos dispuestos y con una mentalidad abierta (la mentalidad abierta es una de las características de los maestros avanzados de Dios: M.4.X).

Además, el Maestro interior, y con Él los iluminados, respeta profundamente nuestra libertad de elección y jamás contravendría nuestra voluntad:

Tu voluntad es libre, y nada puede prevalecer contra ella. (L.73.7.7)

El Espíritu Santo puede usar todo lo que le ofreces para tu salvación. Pero no puede usar lo que te niegas a darle, ya que no puede quitártelo sin tu consentimiento. Pues si lo hiciera, creerías que te lo arrebató en contra de tu voluntad. Y así, no aprenderías que tu voluntad es no tenerlo. (T.25.VIII.1.1-4)

La Voz del Espíritu Santo no da órdenes porque es incapaz de ser arrogante. No exige nada porque su deseo no es controlar. (T.5.II.7.1-2)

El proceso del perdón nos saca del sueño de sufrimiento del ego, pero tenemos que estar abiertos a despertar, porque de lo contrario no escucharemos al Maestro interior, ni Él insistirá contra nuestra voluntad, aunque permanecerá bondadosamente a nuestro lado, sonriéndonos con amor y esperando pacientemente a que nos cansemos del juego de la dualidad. El Espíritu Santo querría darnos ahora el Regalo que nos tiene preparados, pero nos ama tanto que jamás se entrometería en nuestros juegos si todavía no queremos despertar:

Las ansias del Espíritu Santo por dártelo son tan intensas que Él no quisiera esperar, si bien espera pacientemente. (T.17.II.8.3)

Así pues, debido a nuestra resistencia a despertar y a nuestra obstinación, a veces podríamos expresar ese refrán así:

Treinta iluminados y el Maestro interior no pueden hacer despertar a nadie contra su voluntad.

Pero recordemos algo: cuando nos cansemos de jugar a sufrir, volvámonos hacia el Maestro interior y aceptemos Su ayuda. Así pasaremos rápidamente del llanto a la risa del despertar.

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Un clavo saca otro clavo.

Como decía Ramana Maharshi: una espina saca otra, y luego ambas se desechan

La ilusión del perdón sirve para deshacer el resto de las ilusiones. El perdón es un clavo o espina que no duele, solo sirve para sacar los otros clavos, los que sí duelen: los dolorosos clavos del ego.

El perdón es lo único que representa a la verdad en medio de las ilusiones del mundo. (L.134.7.1)

Las ilusiones forjan más ilusiones. Excepto una. Pues el perdón es la ilusión que constituye la respuesta a todas las demás ilusiones. (L.198.2.8-10)

El perdón, entonces, es una ilusión, pero debido a su propósito, que es el del Espíritu Santo, hay algo en ella que hace que sea diferente. A diferencia de las demás ilusiones, nos aleja del error en vez de acercarnos a él. (C.3.1.3-4)

El perdón es una forma terrenal de amor, que, como tal, no tiene forma en el Cielo. (L.186.14.2)

¿Pues, qué necesidad tiene el Cielo de perdón? En la tierra, no obstante, tienes necesidad de los medios que te ayudan a abandonar las ilusiones. (L.192.2.5-6)

En el Curso, la versión más directa del dicho "un clavo saca otro clavo, y luego ambos se desechan" se expresa así:

[El sacrificio,] al igual que todas las demás lecciones, es una ilusión, puesto que en realidad no hay nada que aprender. Esta ilusión, no obstante, debe ser reemplazada por un mecanismo correctivo: otra ilusión que reemplace a la primera para que ambas puedan finalmente desaparecer. (M.13.1.4-5)

El perdón es la ilusión que reemplaza a las ilusiones del ego. Una vez que culmine su misión, el perdón también desaparecerá, pues en el Cielo no hay ilusiones y el perdón Allí es innecesario.

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Una cosa es predicar, y otra dar trigo.

El ego hace muchas promesas, pero no las cumple. Si le seguimos, tarde o temprano nos lleva a la infelicidad. Por lo tanto, si aprendemos esto por experiencia propia, debemos reconocer que el ego no es un compañero de camino confiable. Elijamos al Espíritu Santo en su lugar, pues Él jamás incumple Sus promesas y nos ha garantizado el despertar.

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La práctica hace maestro.

Con la práctica se consigue la maestría. Esto es también cierto de la práctica del perdón.

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Vanse los amores y quedan los dolores.

En este mundo el amor no es eterno. El amor especial se deteriora fácilmente, convirtiéndose en indiferencia, aversión o incluso odio. Y cuando uno basa su vida en un amor especial, si este falla y somos dejados por la otra persona, solo quedan dolores y resquemores, debido al apego.

Los destellos a veces deslumbrantes del ego no son lo que parecen. Y de todos modos, cuando se desvanecen, el panorama que dejan es desolador. Las rosas del ego siempre tienen espinas, y tarde o temprano su rumbo va a peor: desaparecen las rosas y quedan solamente las espinas. El perdón, en cambio, es la manera que nos ofrece el Espíritu Santo para que escapemos a los crueles planes del ego. Pues el perdón deshace las espinas y nos permite reconocer las verdaderas rosas.

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Vida sin amigos, muerte sin testigos.

Repitamos algo que ya hemos dicho en capítulos anteriores. Nuestro verdadero Amigo es el Espíritu Santo. Es un Amigo que nunca falla, y por lo tanto nunca estamos solos. Solo si le damos la espalda a este Amigo y lo cambiamos por la "amistad" del ego, es cuando nuestro Amigo se vuelve invisible para nosotros porque nos negamos a mirarle, mientras que este nuevo "amigo" —el ego— trata de hacernos caer en el hoyo. Pues con el ego nuestra vida se llena de penurias y dificultades.

Del tema de la amistad ya hemos hablado en el capítulo XXVII, comentando los refranes de "Quien deja de ser amigo no lo fue nunca" y "Quien tiene un amigo tiene un tesoro", donde incluimos una cita del Curso. Y en otros capítulos anteriores también habíamos tratado el tema de la amistad, como por ejemplo al principio del capítulo XX.

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Viento y ventura, poco dura.

El mundo dual es un mundo de cambios donde todas las cosas tienen un principio y un final. Nada aquí dura eternamente. Saber esto hará que nos resulte más fácil desapegarnos del mundo, al no poner nuestras esperanzas en él. Es mejor poner nuestras esperanzas en la Verdad, en Dios, en lo eterno. Y en el perdón, porque el perdón es la manera como conseguimos que nuestro rumbo en este mundo sea relativamente tranquilo, mientras todavía sigamos soñando con la dualidad. El perdón guía nuestro rumbo constantemente en dirección al feliz despertar. Aunque el viento cambie y sople en otra dirección, el perdón sopla siempre a favor de nuestro despertar/felicidad, y es más poderoso que cualquier otro tipo de viento. Los vientos del ego no pueden nada contra el amable Viento del Perdón. Y lo mejor de todo: al viento o destino terrenal no lo podemos invocar, pero al perdón sí: podemos practicarlo siempre que queramos, en cualquier instante, impulsando las velas de nuestra vida en dirección a la paz, el despertar y la felicidad.

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Yegua cansada, prado halla.

Por difícil que parezca una situación, siempre se llega a algún alivio. A nivel general también: por complicado y fatigoso que pueda parecernos el mundo de la dualidad, siempre se puede salir de él, mediante el proceso del perdón, y así encontrando el Prado Celestial que es nuestro verdadero Hogar.

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Zapatero, a tus zapatos.

Leamos primero el significado normal del refrán: "Cada uno debe ocuparse de sus asuntos, de su profesión y opinar sólo de lo que entiende, evitando meterse en lo que no le afecta ni entiende" (CVC).

En definitiva, ante todo y sobre todo ocupémonos de nuestra propia situación, antes de sugerir cómo podrían mejorar su vida los demás. Una de las formas en que el Curso dice esto es la famosa cita que ya hemos mencionado en esta serie en varias ocasiones:

La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo. (T.2.V.5.1)

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FIN DE LOS REFRANES POPULARES COMENTADOS

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Finalmente, incluyamos varias frases de UCDM que podrían valer como refrán. Son algunos de los "refranes" del Curso (algunos, como los de T.31.IV.7, más que refranes son una especie de chistes):

No tiene objeto tratar de resolver un problema donde es imposible que se encuentre su solución. (T.27.IV.2.8)

No puedes estar en el infierno sólo un poco. (M.13.7.4)

El conocimiento nunca admite comparaciones. (T.4.II.11.12)

No creas que sabes nada hasta que pases la prueba de la paz perfecta. (T.14.XI.12.4)

Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. (T.4.V.1.1)

El pasado ya pasó. (T.16.VII.4.1)

El amor es libertad. (T.16.VI.2.1)

El presente es perdón. (T.17.III.8.2)

Creerás que otros te hacen a ti exactamente lo que tú crees haberles hecho a ellos. (T.27.VIII.8.1)

El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. (T.27.VIII.10.1)

Sólo te relacionas contigo mismo. (T.31.V.15.5)

Nada puede estar en conflicto con lo que es uno solo. (T.26.III.1.4)

No pienses que el ego te va a ayudar a escapar de lo que él desea para ti. (T.23.II.8.6)

O Dios está loco o bien es el ego el que lo está... Elige de nuevo... Y lo que eliges es lo que crees que es real... "Hermano mío, elige de nuevo". (T.11.introd.1.1; T.31.VIII.1.5; 2.4; 3.2)

Ser lo que eres no requiere tiempo en absoluto. (T.15.I.9.3)

Tu meta es descubrir quién eres. (L.62.2.3)

Soy espíritu. (L.97)

El espíritu es inmortal, y la inmortalidad es un estado permanente. (T.4.II.11.9)

Descanso en Dios. (L.109)

No pienses que no tienes un valor especial aquí. (T.25.VI.7.2)

La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tú quisieras que ellos se comportasen contigo. (T.1.III.6.2)

No pienses que puedes encontrar la felicidad siguiendo un camino que te aleja de ella. (T.31.IV.7.1)

Para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a ella, no en dirección contraria. (T.31.IV.7.3)

El único propósito digno de tu mente que este mundo tiene es que lo pases de largo, sin detenerte a percibir ninguna esperanza allí donde no hay ninguna. (L.128.2.3)

No hay nada aquí que valga la pena anhelar. (L.128.4.2)

El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee. (L.128)

Más allá de este mundo hay un mundo que deseo. (L.129)

"Conócete a ti mismo". (T.8.III.5.1)

"Aquiétate y reconoce que yo soy Dios". (T.4.introd.2.2)

No hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado. (L.132.12.4)

La unidad es simplemente la idea de que Dios es. (L.169.5.1)

La muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la muerte. (T.3.VII.5.11)

Dios no rompe barreras, pues no las creó. (T.14.IV.4.2)

¡El mundo no existe! (...) La separación nunca tuvo lugar. (...) La separación no ocurrió. (L.132.6.2; T.6.II.10.7; T.4.I.4.2)

Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. (T.16.IV.6.1)

No es necesario que busques lo que es verdad, pero sí es necesario que busques todo lo que es falso. (T.16.IV.6.2)

La ira nunca está justificada. (T.30.VI.1.1)

Todo ataque es un ataque contra uno mismo. (T.10.II.5.1)

Las defensas dan lugar a lo que quieren evitar. (T.17.IV.7.1)

Si me defiendo he sido atacado. (L.135)

Sólo mi propia condenación me hace daño. (L.198)

No soy víctima del mundo que veo. (L.31)

Puedo escaparme del mundo que veo renunciando a los pensamientos de ataque. (L.23)

Nunca estoy disgustado por la razón que creo. (L.5)

Nada de lo que veo... significa nada. (L.1)

Sólo veo el pasado. (L.7)

No percibo lo que más me conviene. (L.24).

No sé cuál es el propósito de nada. (L.25)

Podría ver paz en lugar de esto. (L.34)

El mundo que ves... es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. (T.21.introd.1.2,5)

No te aferres al miedo. (O.1.III.5.6)

No cometas el patético error de "aferrarte a la vieja y rugosa cruz". (T.4.introd.3.7)

Una diminuta y alocada idea, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse, se adentró en la eternidad, donde todo es uno. (T.27.VIII.6.2)

Los egos pueden chocar en cualquier situación, pero es imposible que el espíritu choque en absoluto. (T.4.I.6.1)

Es imposible que no alcances el Cielo, pues Dios es algo seguro, y lo que Su Voluntad dispone es tan seguro como Él. (T.13.XI.8.9)

Las mentes están unidas; los cuerpos no. (T.18.VI.3.1)

Mi mente es parte de la de Dios. Soy muy santo. (L.35)

Dios va conmigo dondequiera que yo voy. (L.41)

No hay más voluntad que la de Dios. (L.74)

El Señor está contigo, pero tú no lo sabes. (T.12.II.9.2)

No es posible mantener alejado a Uno que ya está ahí. (T.19.IV.B.8.4)

No hay camino que pueda alejarte de Él, ni jornada que pueda llevarte más allá de ti mismo. (T.31.IV.10.4-5)

Es imposible que te puedas excluir de lo que el Espíritu Santo quiere enseñarte. (T.13.XI.9.2)

Reconocer a Dios es reconocerte a ti mismo. (T.8.V.2.7)

No soy un cuerpo. Soy libre. (L.199)

Soy tal como Dios me creó. (L.110)

Es imposible que sepas cómo responder a lo que no comprendes. (T.16.I.4.6)

Nada que sea bueno se puede perder. (T.5.IV.1.7)

Nada real puede ser amenazado. (T.introd.2.2)

Una mente tranquila no es un regalo baladí. (M.20.4.8)

El perdón es la llave de la felicidad. (L.121)

¿Preferirías tener razón a ser feliz? (T.29.VII.1.9)

El amor no abriga resentimientos. (L.68)

Es únicamente a mí mismo a quien crucifico. (L.196)

Todo el mundo ve sólo lo que cree ser. (T.22.I.5.2)

Es imposible que quieras curar a quien atacas. (T.21.VII.7.3)

Librarse uno de la culpabilidad es lo que deshace completamente al ego. (T.13.IX.2.1)

Primero soñarás con la paz, y luego despertarás a ella. (T.13.VII.9.1)

Es imposible que alguien pueda ganar a costa de la pérdida de otro. (L.105.1.7)

Lo que Dios ha unido no se puede separar, y Dios ha unido a todos Sus Hijos en Sí Mismo. (T.8.VI.9.4)

Mas la verdad nunca puede olvidarse de sí misma, y tú no has olvidado lo que eres. (T.23.I.5.4)

La verdad no es algo que se pueda aprender sino tan sólo reconocer. (L.138.5.2)

No te contentes con la idea de una felicidad futura. (T.26.VIII.9.1)

¿Por qué esperar al Cielo? Se encuentra aquí hoy. (L.131.6.1-2)

Es imposible que me pase algo sin yo mismo haberlo pedido. (L.253.1.1)

No pides demasiado de la vida, al contrario, pides demasiado poco. (L.133.2.1)

El que no tiene que hacer nada no tiene necesidad de tiempo. (T.18.VII.7.6)

El viaje a Dios... es un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. (T.8.VI.9.6,7)

Es imposible que un maestro de Dios no encuentre la Ayuda que necesita. (M.3.5.8)

Dios conoce a Su Hijo y sabe cómo llegar a él. (L.189.9.6)

El tiempo y el espacio son la misma ilusión, pero se manifiestan de forma diferente. (T.26.VIII.1.3)

Ves la salvación como algo que tendrá lugar en el futuro, pero no ves resultados inmediatos. Pero la salvación es inmediata. (T.26.VIII.2.7; 3.1)

La liberación se te concede en el instante en que la desees. (T.18.VII.4.3)

No tengo que hacer nada... La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio... No tengo que hacer nada, excepto no interferir. (T.18.VIII; L.188.1.4; T.16.I.3.12)

Dios no tiene secretos. (T.22.I.3.10)

No hay ni un solo instante en el que el cuerpo exista en absoluto. (T.18.VII.3.1)

Escucha en profundo silencio... Escucha y permanece en silencio. (L.49.4.1; L.106.4.2)

Hay un silencio que el mundo no puede perturbar. (L.164.4.1)

Decimos "Dios es", y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. (L.169.5.4)

Ahora reina el silencio. Deja de buscar. (L.200.10.1-2)

No hay nada a tu alrededor que no forme parte de ti. (T.23.introd.6.1)

No busques fuera de ti mismo. (T.29.VII)

No puedes dejar de ser lo que eres. (T.31.IV.11.3)

Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto. (T.3.VII.5.8)

La inmutabilidad del Cielo se encuentra tan profundamente dentro de ti, que todas las cosas de este mundo no hacen sino pasar de largo, sin notarse ni verse. (T.29.V.2.3)

Este instante es el único tiempo que existe. (L.308)

Y aunque podríamos seguir y seguir, con esta amplia muestra ya deberíamos tener bastante para hacernos una idea de lo bien que se condensan en el Curso profundos mensajes en frases en ocasiones muy breves. Por supuesto, no nos quedemos solamente en este tipo de frases, pues el Curso ofrece mucho más, con mensajes más largos y muy inteligentemente elaborados, que nos ayudan a comprender lo básico de la dinámica del ego para así poder deshacerla.

En cualquier caso, aquí acaba esta serie sobre los refranes. Espero que los hayáis disfrutado.

Despidámonos con un último dicho, el cual ya citamos al final del capítulo XIX, de Ralph Waldo Emerson:

Este momento es tan bueno como cualquier momento de la eternidad.

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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lunes, 7 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (XXVIII)

Sobre gustos no hay nada escrito.

Para gustos, los colores.

Cada uno tiene sus preferencias. En este mundo las opiniones y pareceres cambian constantemente e incluso lo que hoy nos atrae puede que mañana ya no nos agrade. Tomando nota de esto, no nos apeguemos a nada, ni siquiera a nuestras opiniones. Y seamos comprensivos con los gustos de los demás. Los gustos varían en la forma, pero todos buscamos lo mismo a nivel del profundo contenido de nuestra mente: la auténtica felicidad. Busquemos la nuestra y dejemos libertad a los demás para que busquen la suya, cada uno de la manera que le resuene. Cuando descubramos la felicidad, sabremos que la misma felicidad está a disposición de todos y estaremos gustosos de compartirla con quienes estén dispuestos.

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Soñaba el ciego que veía, y soñaba lo que quería.

Los ciegos somos todos nosotros, dormidos en el sueño de separación y de la dualidad. Y, en efecto, soñamos lo que queremos ver. Percibimos lo que deseamos. Como enseña el Curso:

Todo lo que percibes da testimonio del sistema de pensamiento que quieres que sea verdadero. (T.11.V.18.3)

Los sueños son desahogos emocionales en el nivel de la percepción en los que literalmente profieres a gritos: "¡Quiero que las cosas sean así!". (T.18.II.4.1)

Pues del mismo modo en que los sueños que tienes cuando estás dormido y los que tienes cuando estás despierto son una representación de los deseos que albergas en tu mente, así también el mundo real y la verdad del Cielo están unidos en la Voluntad de Dios. (T.18.II.9.5)

Tal como el hombre piense, así percibirá. (T.21.introd.1.6)

Tú eliges los sueños que tienes, pues son la representación de tus deseos, aunque se perciben como si viniesen de afuera. (T.29.VII.8.4)

Si algo te puede herir, lo que estás viendo es una representación de tus deseos secretos. (T.31.V.15.8)

Los vanos deseos y los resentimientos son socios o co-fabricantes del mundo tal como lo ves. Los deseos del ego dieron lugar al mundo, y la necesidad del ego de abrigar resentimientos —los cuales son indispensables para sustentar este mundo— lo pueblan de figuras que parecen atacarte y hacer que tus juicios estén "justificados". (L.73.2.1-2)

Jamás ocurre nada que no sea una representación de tus deseos, ni se te niega nada de lo que eliges. (L.152.1.5)

El Curso enseña que vemos lo que creemos; y creemos lo que queremos que sea verdad:

Es imposible no creer en lo que ves, pero es igualmente imposible ver lo que no crees. La percepción se construye sobre la base de la experiencia, y la experiencia conduce a las creencias. La percepción no se estabiliza hasta que las creencias se cimientan. De hecho, pues, lo que ves es lo que crees. Eso es lo que quise decir con: "Dichosos los que sin ver creyeron", pues aquellos que creen en la resurrección la verán. (T.11.VI.1.1-5)

Y puesto que lo que crees determina tu percepción, no percibes el significado del curso y, consecuentemente, no lo aceptas. (T.11.VI.3.3)

Alegrémonos de que ves aquello que crees, y de que se te haya concedido poder cambiar tus creencias. (T.31.III.6.1)

O bien ves la carne o bien reconoces el espíritu. En esto no hay términos medios. Si uno de ellos es real, el otro no puede sino ser falso, pues lo que es real niega a su opuesto. La visión no ofrece otra opción que ésta. Lo que decides al respecto determina todo lo que ves y crees real, así como todo lo que consideras que es verdad. De esta elección depende todo tu mundo, pues mediante ella estableces en tu propio sistema de creencias lo que eres: carne o espíritu. (T.31.VI.1.1-6)

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Soplar y sorber, no puede ser.

Es decir, no podemos hacer simultáneamente una cosa y su contraria: no podemos perdonar y condenar a la vez. Eso sería como ya vimos en otro refrán: "Encender una vela a Dios y otra al diablo" (Capítulo XIV), y como dice una cita que mencionamos allí, es imposible servir simultáneamente a dos señores (el ego y el Espíritu Santo), o montar dos caballos a la vez (el del ego y el del Espíritu Santo), o tensar a la vez dos arcos (el del ego y el del Espíritu Santo). Pues el ego y el Espíritu Santo son opuestos en todo, por lo que no podemos unirnos a ellos simultáneamente.

Otros refranes con matices semejantes al anterior son los dos siguientes:

No se puede nadar y guardar la ropa.

No puedes comerte tu pastel y además seguir teniéndolo. 

Esto de comerse el "pastel" y seguir teniéndolo solo es posible en el Cielo/Unidad, con el "pastel" del Ser, que podemos disfrutarlo ilimitadamente sin que por ello merme ni desaparezca.

También en el sueño podemos tener un reflejo de eso, si practicamos el perdón, pues eso nos permite disfrutar de nuestras preferencias (el "pastel") de manera desapegada, resultando que las disfrutamos incluso más, pero sin obsesionarnos con ellas ni atribuirles realidad. Es el único modo eficaz aquí para poder "nadar y guardar la ropa", o "comernos el pastel y seguir teniéndolo", al mismo tiempo que nuestra verdadera meta es despertar en el Cielo de nuestro verdadero Ser. Todos los demás intentos (lo que no viene desde la mentalidad recta del perdón) vienen del ego y sus resultados están limitados: pasteles que no se pueden comer y conservar a la vez; ropa que no se puede guardar mientras uno va a nadar.

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Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe.

Seguir el camino del ego siempre acaba en tragedia. A veces la tragedia surge bien pronto. Otras veces el ego disfraza sus venenos dándoles la forma de una vida aparentemente satisfactoria, pero tarde o temprano, quien sigue su camino, acaba descubriendo la amarga tragedia: el cántaro acaba rompiéndose. El cántaro es nuestro cuerpo, nuestro corazón (vida amorosa, o nuestra vida de tranquilidad), o nuestra vida en general. El cántaro acaba rompiéndose de un modo u otro. El cuerpo se deteriora (y finalmente muere), las relaciones empeoran o incluso se acaban, el dinero puede disminuir, así como la salud, etc.

Los caminos que construiste ((con el ego)) no te llevaron a ninguna parte, y ninguna de las ciudades que fundaste ha resistido el asalto demoledor del tiempo. (T.13.VII.3.3)

Todos sus caminos ((del ego; del mundo)) no hacen sino conducir a la desilusión, a la nada y a la muerte. (...) No te dejes engañar por los diferentes nombres que se les han dado a sus caminos. Todos tienen la misma finalidad. Y cada uno de ellos es tan sólo un medio para alcanzar esa finalidad, pues es ahí adonde todos ellos conducen, por muy diferentes que parezcan ser sus orígenes y por muy diferentes que parezcan ser sus trayectorias. Su final es inescapable, pues no hay elección posible entre ellos. Todos te conducen a la muerte. Recorrerás algunos de ellos felizmente por algún tiempo, antes de que comience la amargura. Mas por otros, las espinas se dejarán sentir de inmediato. La elección no es cuál ha de ser el final, sino cuándo va a llegar. (T.31.IV.2.3,7-14)

Afortunadamente, además de las opciones falsas que nos ofrece el ego, existe una alternativa, la opción verdadera que sí podemos elegir para salir del sufrimiento. Pues los caminos del ego (los caminos del mundo) no nos llevan a ninguna parte:

La verdadera elección no es algo ilusorio. Mas el mundo no te la puede ofrecer. (T.31.IV.2.1-2)

La verdadera elección, la que finalmente nos brinda paz y plenitud, es elegir el camino que nos ofrece el Espíritu Santo, un camino de perdón, unión y despertar. Elijamos entonces el camino de la inocencia en vez del camino de la culpabilidad. Por cierto, es útil releer la sección de donde he sacado estas dos últimas citas, titulada "La verdadera alternativa" (T.31.IV).

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Todo llega a su tiempo.

Cada cosa a su tiempo.

Es una invitación a la paciencia; a no obsesionarnos con los resultados, sino seguir tranquilamente con nuestra práctica del perdón. Con esta actitud llega la paz. Y en el momento oportuno, ocurrirá el completo despertar.

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El amor todo lo puede.

En el capítulo XI ya vimos una variante de este refrán. Aquí digamos simplemente que a nivel del mundo, la forma que frecuentemente adopta el amor es la del perdón, que nos ayuda a despertar. En este sentido podemos parafrasear el refrán así. El perdón todo lo puede.

Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo. (T.3.V.6.3)

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Todo tiene haz y envés.

Todas las cosas de este mundo tienen su opuesto. Aquí todo tiene ventajas y desventajas, pros y contras. Y cualquier tema puede ser mirado de maneras diferentes; toda moneda tiene dos caras. Por lo tanto, no nos impacientemos cuando los demás opinen de manera diferente a nosotros. En este mundo las opiniones diferentes son algo normal.

En este mundo, todo lo que hacemos para defender nuestros intereses se convierte en una defensa de doble filo (con pros y contras; con su lado amargo). La única defensa sin desventajas es el perdón o Expiación:

La Expiación, pues, resulta ser la única defensa que no es una espada de dos filos. Tan sólo puede sanar. (...) La Expiación es la única defensa que no puede usarse destructivamente porque no es un recurso que tú mismo hayas inventado. (T.2.II.4.8-9,1)

Lo que nosotros hemos inventado junto al ego es el mundo de los opuestos, donde todo tiene doble filo. Pero el perdón/Expiación no lo hemos inventado nosotros, no proviene del ego; proviene del recuerdo de la verdad en nuestra mente: el Espíritu Santo.

Decir que todo tiene haz y envés (dos filos; pros y contras) excepto el perdón, significa también que en este mundo no hay nada confiable excepto el perdón.

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Todo tiene remedio menos la muerte.

La muerte es lo único seguro en este mundo.

La muerte no existe, es un sueño; pero los durmientes hemos elegido al ego y nos parece que la muerte es la única verdad segura. Cuando dejemos de elegir al ego, descubriremos que la Vida no tiene comienzo ni final.

El primero de estos refranes tiene un lado útil; se utiliza para dar esperanza a quien está pasando por circunstancias adversas, recordándole que siempre se puede salir de cualquier problema (excepto de la muerte, añade el ego). En este sentido, significa lo mismo que otro refrán que ya vimos: "Mientras hay vida hay esperanza" (capítulo XVII). Y entonces, para quien sabe mirar, siempre hay esperanza, porque en realidad la vida nunca se acaba, ni siquiera en la ilusión (pues se complementa con otras ilusiones: la de la "vida después de la vida", la de la reencarnación, etc).

El segundo de estos refranes tiene también alguna utilidad, si se utiliza no para deprimirnos sino para recordar que los caminos que ofrece el ego no conducen a nada bueno, pero que hay una alternativa: la vida, que en realidad es lo único real. La muerte es irreal. 

Pero el ego cree que la muerte es real. Y el Curso enseña lo contrario: la muerte parece lo único seguro en este mundo porque es la finalidad del ego, pero en realidad la muerte y el ego no existen, pues nuestra verdadera Vida es inmortal:

La muerte es el sueño central de donde emanan todas las ilusiones. ¿No es acaso una locura pensar que la vida no es otra cosa que nacer, envejecer, perder vitalidad y finalmente morir? (...) La creencia fija e inalterable del mundo es que todas las cosas nacen para morir. Se considera que así es como "opera la naturaleza", y ello no se debe poner en tela de juicio, sino que debe aceptarse como la ley "natural" de la vida. Lo cíclico, lo cambiante y lo incierto; lo inestable y lo inconstante; lo que de alguna manera crece y mengua siguiendo una trayectoria determinada, es lo que se considera la Voluntad de Dios. Y nadie se pregunta si un Creador benigno hubiese podido disponer algo así. (M.27.1.1-2,4-7)

La "realidad" de la muerte está firmemente arraigada en la creencia de que el Hijo de Dios es un cuerpo. Y si Dios hubiese creado cuerpos, la muerte sería ciertamente real. Pero en ese caso Dios no sería amoroso. (M.27.5.1-3)

"El último obstáculo superado será la muerte". ¡Por supuesto que sí! Sin la idea de la muerte no habría mundo. Todos los sueños acabarán con éste. (M.27.6.1-4)

Dios es eterno, al igual que todas las cosas creadas en Él. (M.27.6.10)

Maestro de Dios, tu única tarea puede definirse de la siguiente manera: no hagas ningún trato en el que la muerte sea parte integrante de él. (...) Mantente firme sólo en esto: no te dejes engañar por la "realidad" de ninguna forma cambiante. La verdad no cambia ni fluctúa, ni sucumbe ante la muerte o ante la destrucción. (M.27.7.1,5-6)

Pero la muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la muerte. (T.3.VII.5.11)

La muerte no existe porque lo que Dios creó comparte Su Vida. La muerte no existe porque Dios no tiene opuesto. La muerte no existe porque el Padre y el Hijo son uno. (L.167.1.5-7)

La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre. (M.28.4.2-3)

La muerte no existe porque el Hijo de Dios es como su Padre. (C.5.6.9)

Constantemente estamos eligiendo entre creer en Dios o en la muerte. Podemos parafrasear una cita del Libro de ejercicios, cambiando la palabra "dolor" por "muerte":

Si Dios es real, la muerte no existe. Mas si la muerte es real, entonces es Dios Quien no existe. (L.190.3.3-4 modificada con "la muerte" en vez de "el dolor")

Lo que elijamos, eso experimentaremos: la verdad (Dios, Vida) o lo falso (muerte, sueño, dualidad).

Así que, volviendo a nuestros dos refranes, podemos verlos así:

Todo tiene remedio (incluso la muerte).

La muerte es lo único seguro en este mundo mientras sigamos creyendo al ego.
La vida es lo único seguro en este mundo y en la eternidad cuando elegimos reconocer la verdad.

También en otras tradiciones se indica que la verdadera vida es eterna. Por ejemplo, en la Bhagavad Gita se dice:

De lo irreal no surge el Ser. Lo real no puede dejar de Ser. (Bhagavad Gita II, 16)

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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domingo, 6 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (XXVII)

Querer es poder.

Simplemente lo retraducimos como:

Perdonar es despertar.

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¿Quién le pone el cascabel al gato?

Según la fábula, los ratones se reunieron para deliberar sobre la terrible amenaza que día tras día acechaba sus vidas: el gato. ¿Cómo podrían escapar de ser comidos por el gato? Finalmente, un ratón ingenioso ideó la solución:

— ¡Pondremos un cascabel al gato, en su cola! De este modo, cuando se acerque escucharemos el cascabel y no podrá pillarnos desprevenidos. ¡Nunca más nos atrapará!

Todos los ratones se entusiasmaron con esta idea y aplaudieron al unísono, dando vítores y saltos de alegría.

— ¡Viva, viva, genial idea! ¡Estamos salvados!

De repente, un ratón anciano hizo una inquietante pregunta:

— Pero... en definitiva... ¿quién de nosotros le pondrá el cascabel al gato?

Los ruidos y entusiasmos fueron disminuyendo hasta que se instaló un silencio sepulcral. Nadie estaba dispuesto a asumir ese peligroso riesgo. La reunión acabó sin que los ratones hubiesen hallado ninguna solución.

Por suerte, Un Curso de Milagros nos enseña que nuestra situación es diferente a la de los ratones de la fábula. Porque según UCDM, el gato-ego ya lleva puesto el cascabel. De todos modos es un gato demasiado ruidoso como para que pueda acercarse sigilosamente a nadie. No hay el más mínimo peligro; en el fondo se trata de un cascabel sin gato, por así decir. El gato-ego es ilusorio y nuestra sensación de peligro es algo imaginario. La única manera de que el ego nos sorprenda es que deseemos ser sorprendidos por él (es decir, que deseemos nuestra ilusoria individualidad por encima de la verdad). Pero si queremos sinceramente la paz y la verdad, no tenemos más que mirar atentamente. El gato-ego está siempre muy a la vista. Nadie tiene que asumir el "peligroso riesgo" de ponerle un cascabel, pues el Espíritu Santo ya se encarga de avisarnos de todo. Simplemente tenemos que aceptar la solución que el Espíritu Santo nos ofrece y, al mirar el mundo desde nuestra mentalidad recta (el hogar del Espíritu Santo y de la paz), dejaremos de autoengañarnos. Veremos las apariencias como apariencias y la verdad como verdad. Y el gato-ego desaparecerá. Ni siquiera está; es solamente una especie de espantapájaros que confundimos con alguien real.

Mediante la cancelación progresiva y sistemática de los efectos de todos los errores, en todas partes y con respecto a todo, el Espíritu Santo enseña que el ego no existe y lo demuestra. (T.9.IV.5.6)

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Quien ama el peligro, en él perece.

Quien por el ego vive, por el ego muere. Ya nos avisa el Curso de nuestra atracción inconsciente por el ego en sus diversas formas: la atracción por la culpabilidad (T.19.IV.A.i), la atracción por el dolor (T.19.IV.B.i), la atracción por la muerte (T.19.IV.C), etc. No nos damos cuenta de cuán peligrosa es nuestra creencia de que el mundo/individualidad es real y nos dará la felicidad. El mundo aparenta ser nuestro hogar, pero en realidad es sufrimiento y muerte. Por fortuna, nuestro verdadero Ser es inmutable y no puede sufrir ni morir, pero mientras sigamos jugando a creer lo contrario, nuestra experiencia parecerá teñida de muerte y sufrimiento.

Cuando nos cansemos de este juego, simplemente salgamos de él. La ficción del mundo de las formas necesita de nuestra colaboración para mantenerse, porque cuando dejamos de creer en ello se debilita hasta desaparecer. Por lo tanto, cuando queramos dejar de jugar al sufrimiento, amemos la paz en vez del conflicto del ego.

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Uno de los dos sobra en este pueblo, forastero.

O sus variantes, por ejemplo:

En este pueblo sólo hay lugar para uno de los dos, forastero.

En este pueblo no cabemos los dos, forastero.

Es una frase típica de las películas del oeste, que nos sirve para representar uno de los principios favoritos del ego, el principio de exclusión: o tú o yo.

El ego, al creer en las diferencias y en la limitación de los recursos, convierte las situaciones en un tú o yo: o ganas tú y pierdo yo, o gano yo y pierdes tú. O gana mi familia (o mi país, mi opinión, mi equipo de fútbol, etc) y entonces el otro pierde, o por el contrario ganan los otros y son los míos los que pierden. El ego está siempre en competencia, luchando por los recursos limitados. Ve al "otro" como un enemigo, y se identifica con sus aparentes aliados temporales mediante el amor especial.

Por su lado, el Espíritu Santo nos recuerda que todos vamos en el mismo barco: o todos ganamos, o todos perdemos. Nuestra única verdadera ganancia es despertar del sueño dual, y cuando lo hacemos, vemos que todos somos uno.

También podemos decirle simbólicamente al ego que "uno de los dos no cabe en este pueblo, forastero". Es decir, en mi experiencia consciente no cabe a la vez el ego y mi verdadero Ser. Uno de los dos sobra, y nos corresponde a cada uno elegir a quién aceptamos como nuestra identidad (la paz o el miedo). Si elegimos al Espíritu Santo (paz, unión), despertamos. Si elegimos al ego (miedo, separación), dormimos. Pero no podemos experimentarlos a los dos a la vez en el "pueblo" de nuestra mente/conciencia.

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Ancha es Castilla.

Parece, por lo que he leído en internet (foro de WordReference), que el significado de este dicho viene de que "en los tiempos de la Reconquista, las tierras de Castilla estaban muy poco habitadas, por lo tanto los campos castellanos eran el sitio perfecto para iniciar un negocio (legal o ilegal) sin que nadie te viera". Es decir, que el mundo es lo suficientemente grande para que cada uno haga sus menesteres sin que unos choquemos con otros.

El ego siempre busca confrontación, chocar con los demás, tener discusiones y conflicto, como si el mundo fuera tan pequeño que fuese inevitable chocar y pelear, en competencia unos con otros. El ego nos conduce a menudo a situaciones en las que seamos castigados (inconscientemente buscamos castigarnos por nuestra creencia en la culpa por la separación de Dios), y nos metemos en líos, o discutimos agresivamente para provocar confrontación, o tenemos accidentes o enfermedades, etc. Pero si escuchamos al Espíritu Santo, en vez de ir al choque contra el mundo nos perdonaremos por lo que no ha ocurrido (la separación no ha ocurrido realmente) y entonces no buscaremos castigarnos, por lo que podremos decir: "Ancha es Castilla", o "Ancho es el mundo", reconociendo que hay sitio de sobra para todos y que no tenemos por qué pelearnos. El Espíritu Santo nos ayuda a comprender que todos somos compañeros, no enemigos.

A nivel de la realidad absoluta podríamos decir también: Ancho es el Cielo. Ancho es el Universo de Dios. Porque infinito ("ancho") es el Ser; infinito es el Amor e ilimitada la Felicidad.

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Quien aprisa sube, aprisa se hunde.

Ya hemos hablado de esto al comentar otros refranes de esta serie (por ejemplo en "No hay que empezar la casa por el tejado", en la parte XXIV). En nuestra ascensión por la escalera del despertar debemos ser pacientes y dar uno por uno cada uno de los pasos del perdón. Subimos esta escalera peldaño por peldaño, sin la arrogancia/ansiedad de querer subir de un solo salto del primer peldaño al último. Por lo tanto, no nos impacientemos ni nos obsesionemos por estar ya iluminados. Todo a su debido tiempo. Respetemos nuestro propio ritmo. Demos los pequeños pasos del perdón. Seamos pacientes, muy pacientes, atendiendo al presente, no ansiosos por un supuesto futuro.

Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. (T.5.VI.12.1)

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Quien deja de ser amigo no lo fue nunca.

Lo verdadero es eterno. Si algo es temporal, entonces es ilusorio y generalmente del ego. Lo que el ego ofrece es siempre temporal. Si una amistad hoy lo es y mañana se torna en enemistad, eso significa que desde el principio nunca fue amistad. Un amor que se convierte en odio tampoco fue nunca amor. Una lealtad que se convierte en traición no fue nunca lealtad. La lealtad especial que nos ofrece el ego es traición disfrazada de lealtad. La amistad especial que nos ofrece el ego es enemistad disfrazada de amistad. El amor especial que nos ofrece el ego es odio disfrazado de amor. La vida especial que nos ofrece el ego es muerte disfrazada de vida.

Pero lo que el Espíritu Santo nos ofrece, nos lo ofrece eternamente. Elijámosle a Él y Su amistad, Su paz, Su amor y Su ayuda para despertar. Su regalo es eterno porque conduce a lo eterno.

No tienes ningún otro "enemigo" ((la creencia en la culpabilidad)), y el Espíritu Santo es el único Amigo que te puede ayudar contra esta absurda distorsión de la pureza del Hijo de Dios. (T.14.III.13.5)

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Quien en necio confía necedad recibe.

Y puesto que el ego es necio, dejémosle de lado y en su lugar confiemos en el Espíritu Santo.

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El que se fue a Sevilla perdió su silla.

Podríamos parafrasearlo así: El que se fue al mundo del ego, perdió su ser y el universo entero.

Contándolo en forma de parábola: Estábamos tan tranquilos en el Cielo, sentados como un solo Hijo en nuestra Silla Celestial, cuando de repente se nos ocurrió irnos de paseo al mundo del ego. Y perdimos nuestra silla. No perdimos nuestra Silla Celestial, que es inmutable y simplemente está esperando nuestro "regreso"... estamos sentados sobre ella, pero durmiendo, soñando. No, en nuestro sueño no perdimos la Silla Celestial, sino la pequeña y limitada silla que esperábamos encontrar en el mundo del ego. Al llegar, resulta que era el ego quien estaba sentado en ese ridículo trono, y no estaba dispuesto a ceder su lugar a nadie. Así pues, nos quedamos sin silla, de pie y cansados en ese mundo reflejado, ese mundo imaginario de sufrimientos. Sin embargo no ha sucedido nada realmente. Simplemente nos quedamos dormidos. Cuando despertemos, descubriremos que seguimos sentados sobre nuestro Trono eterno, en nuestra Silla Celestial.

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Quien mal anda, mal acaba.

Quien persiste en seguir el sistema de pensamiento del ego, mal acaba. Porque el ego, nacido del supuesto asesinato de Dios (la creencia en la separación) y agobiado por sus consecuencias (dolor, culpa, miedo), no produce otra cosa que más de lo mismo: separación, carencia, dolor, culpa, muerte y miedo. Esto es desolador, pero en cualquier instante podemos elegir cambiar de compañía, dejando de lado al ego y confiando en el Espíritu Santo. Y cuando andemos con el Espíritu Santo, acabaremos muy bien, con paz y la capacidad de despertar. Como dice otro refrán que ya comentamos en el capítulo IX, "dime con quién andas y te diré quién eres".

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Quien no sabe callar, no sabe hablar.

Es mejor callar para escuchar al Espíritu Santo, en vez de hablar y hablar desde el ego. Si escuchamos al Espíritu Santo seremos más comedidos al hablar y, cuando hablemos, lo haremos con inspiración. Sobre el callar y el hablar estuvimos hablando más detalladamente al comentar varios refranes del capítulo VI.

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Quien no tiene hermano no tiene pie ni mano.

Suerte que desde la perspectiva del Curso todos somos hermanos. Y en las relaciones con nuestros hermanos surgen muchas de las lecciones más importantes de perdón. Somos afortunados de tener tantos hermanos, y deberíamos estarles agradecidos tanto por las veces que nos expresan amor, como por las veces que nos dan la oportunidad de escuchar sus peticiones de ayuda (T.12.I.6.1-2).

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Quien no tiene, perder no puede.

Quien no tiene bienes, no puede perder ninguno. De hecho, tanto los bienes como la pérdida de bienes, así como todos los problemas, son asuntos del cuerpo. Si nos desprendemos de la creencia de ser un cuerpo, no podremos perder nada. Pues son los cuerpos los que parecen ganar y perder cosas, pero nuestro Ser inmutable ni gana ni pierde, pues no es del mundo y es siempre Todo y Él Mismo.

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Quien tiene un amigo tiene un tesoro.

Recordemos que tenemos al más fiel Amigo, el Espíritu Santo, Quien nos enseña el perdón mediante el cual todos los seres se convierten en nuestros amigos en el despertar. También las situaciones se convierten todas en nuestras amigas cuando usamos el perdón.

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Quien todo lo quiere, todo lo pierde.

El ego lo quiere todo, hasta dejar a los demás sin nada excepto las sobras. Este querer compulsivo se debe a la sensación de carencia interior, que no puede ser colmada ni siquiera obteniendo todos los objetos del mundo, pues esta carencia se origina en la creencia mental de habernos separado de Dios. Por lo tanto, mientras sigamos creyendo en el ego/individualidad, nos sentiremos vacíos internamente y caeremos con facilidad en la tentación del ego de querer más y más cosas en el mundo, esperando que alguna vez nuestra "hambre" sea saciada. Pero lo que tenemos es "hambre" de Dios, y no la colmaremos hasta que volvamos a ser Uno con Él.

El mundo cree en ídolos. Nadie viene a él a menos que los haya venerado y trate todavía de buscar uno que aún le pueda ofrecer un regalo que la realidad no posee. Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades especiales le han de dar más de lo que otras personas poseen. Tiene que ser más. No importa realmente de qué se trate: más belleza, más inteligencia, más riqueza o incluso más aflicción o dolor. Pero para eso es un ídolo, para darte más de algo. Y cuando uno falla otro viene a ocupar su lugar, y tú esperas que te pueda conseguir más de otra cosa. No te dejes engañar por las formas en que esa "otra cosa" se manifiesta. Un ídolo es un medio para obtener más de algo. Y eso es lo que va en contra de la Voluntad de Dios. (T.29.VIII.8.4-13)

Va en contra de la Voluntad de Dios que luchemos por tener más, puesto que ya lo somos todo, junto con todos nuestros hermanos. Si buscamos tener más que otros, es porque ya hemos aceptado ser menos de lo que realmente somos.

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Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.

Si la felicidad/paz no viene a nosotros, vayamos nosotros hacia ella mediante el perdón.

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Si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Nosotros, que somos el Ser Uno con Dios, no tenemos enemigo. Es el inexistente ego quien imagina tener un enemigo, ¡nosotros!, y como con nosotros no puede, trata de unirse a nosotros para confundirnos. Y mientras nos identifiquemos con la individualidad, el truco del ego funcionará. Pero cuando nos cansemos de jugar a sufrir y dejemos de creer en la individualidad, el ego no podrá seguir fingiendo que es uno con nosotros y, al ser inexistente, desaparecerá. En la Unidad no hay enemigos. Y lo único existente es la Unidad.

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Siempre que ha llovido ha escampado.

El mundo es un lugar de cambios, donde todo —placentero o doloroso— es fugaz y pasa. Así que, cuando algo no nos guste, recordemos que no durará. Y en cuanto a la completa solución, ya sabemos que es el perdón.

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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sábado, 5 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (XXVI)

Pecado confesado, medio perdonado.

O el refrán sinónimo:

Dios perdona a quien su culpa llora.

Un Curso de Milagros prefiere usar la palabra "error", en vez de "pecado" (en seguida explicaré por qué). Por lo tanto, nosotros vamos a hablar de "error confesado, medio perdonado". Por "error confesado" nos referimos al error reconocido, es decir, al error del que somos conscientes. No podemos perdonar/rectificar un error del que somos inconscientes. El error de creer en el ego (en su sistema de pensamiento de la separación) se ha convertido para nosotros en un hábito inconsciente, y mientras siga siendo inconsciente no nos ocuparemos de deshacerlo. Pero una vez que somos conscientes del error, lo más difícil ya está hecho. Ya solo falta que nos demos cuenta del dolor que el error nos acarrea, y entonces estaremos dispuestos y felices de perdonarlo/rectificarlo.

El otro refrán significa lo mismo, aunque expresado de manera más metafórica. Cuando reconocemos nuestro error, el camino del perdón queda despejado. Quien "su culpa llora" se refiere a cuando nos damos cuenta del dolor que nos acarrea nuestra creencia en el sistema de pensamiento del ego, basado en el pecado, la culpa y el miedo. Al darnos cuenta del dolor que esto acarrea, "lloramos" y nos volvemos dispuestos a perdonar, y cuando lo hacemos, descubrimos que Dios ya nos había perdonado de antemano desde el principio de los tiempos, pues el pecado en realidad nunca ocurrió: no fue más que algo imaginado.

En cuanto a por qué el Curso nos invita a ver nuestros problemas como errores en vez de como pecados, es porque los errores se pueden deshacer. El Curso se reserva la palabra "pecado" para la creencia del ego en haber hecho algo perverso que no se puede solucionar, no se puede volver atrás, no se puede deshacer. Debido a esta creencia, el ego cree que hay pecados imperdonables (especialmente nuestro supuesto pecado contra Dios: la separación). Pero el Espíritu Santo nos enseña que pecar es imposible y que eso que llamamos pecado no es más que un simple error, fácil de desvanecer si lo iluminamos con la luz del perdón. Un error no es más que oscuridad —una creencia errónea, una imaginación imposible—, y cuando la luz —el perdón, la mentalidad recta— ilumina la oscuridad, el error se desvanece y solo queda lo eterno que es paz.

Algunas citas del Curso relacionadas con esto son las siguientes:

La mente que no perdona no ve errores, sino pecados. (L.121.4.1)

Es esencial que no se confunda el error con el pecado, ya que esta distinción es lo que hace que la salvación sea posible. Pues el error puede ser corregido, y lo torcido, enderezado. Pero el pecado, de ser posible, sería irreversible. (...) El pecado exige castigo del mismo modo en que el error exige corrección, y la creencia de que el castigo es corrección es claramente una locura. (T.19.II.1.1-3,6)

Uno de los principales dogmas de la descabellada religión del ego es que el pecado no es un error sino la verdad, y que la inocencia es la que pretende engañarnos. (T.19.II.4.1)

El ego siempre considerará injustificable cualquier intento de reinterpretar el pecado como un error. La idea del pecado es absolutamente sacrosanta en su sistema de pensamiento. (T.19.II.5.1-2)

Puede ciertamente afirmarse que el ego edificó su mundo sobre el pecado. Únicamente en un mundo así podría todo ser a la inversa. (T.19.II.6.1-2)

La atracción de la culpabilidad reside en el pecado, no en el error. (T.19.III.1.1)

La razón no puede ver pecados pero sí puede ver errores, y propicia su corrección. (T.21.VI.1.1)

No permitas que tu temor del pecado impida la corrección del error, pues la atracción que ejerce la culpabilidad es sólo miedo. (T.22.I.4.6)

La razón puede reconocer la diferencia entre el pecado y el error porque desea la corrección. Te dice, por lo tanto, que lo que pensabas que era incorregible puede ser corregido, y que, por consiguiente, tuvo que haber sido un error. (T.22.III.2.4-5)

El ego quiere conservar todos los errores y convertirlos en pecados. (T.22.III.4.6)

¿Y es esto acaso un pecado o simplemente un error? (T.25.III.9.4)

Esto es lo que tenemos que decidir (esto que me aflige ¿es un pecado o simplemente un error?), y el Curso nos enseña cómo decidir correctamente (el significado del perdón).

Para un repaso más completo del tema sería muy conveniente releer enteramente las secciones "El pecado en contraposición al error" (T.19.II) y "La irrealidad del pecado" (T.19.III).

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Persona envidiosa no puede ser dichosa.

Si sentimos envidia de alguien es porque nos hemos identificado con el cuerpo, que es limitado y por lo tanto nos sentimos carentes. El cuerpo es el símbolo de la separación del ego, por lo tanto, mientras sigamos identificados con él, ni todos los tesoros del mundo juntos lograrán satisfacer nuestro profundo vacío interior. Nuestra inmutable plenitud sigue brillando eternamente, pero seguiremos inconscientes de ella hasta que renunciemos a identificarnos con el cuerpo, lo cual hacemos al abandonar el sistema de creencia de separación del ego.

La envidia, que es falta de paz, nos está avisando de que nos hemos negado a perdonar. El perdón, que es inocencia y paz, nos conduce dulcemente a despertar, tras lo cual se desvela nuestra verdadera realidad de plenitud eterna.

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Por el hilo se saca el ovillo.

Siempre hay un hilo que nos guíe hasta el ovillo, un hilo de Ariadna que nos guíe para salir del laberinto del Minotauro. Es cuestión de que queramos ver el hilo, en vez de seguir prestando atención al imaginario Minotauro. Nuestro "laberinto del Minotauro" es el mundo de la dualidad en el que creemos estar perdidos. El "ovillo" que buscamos es nuestra felicidad, el Cielo, nuestro verdadero Ser. Y el hilo que nos guía hacia nuestra meta fuera del laberinto es el hilo del perdón. Mediante el perdón, los acontecimientos de nuestra vida se convierten en símbolos que nos guían hacia la paz, a través de nuestro cambio de mentalidad. De este modo, con la ayuda de este hilo, escapamos del laberinto y encontramos nuestro ovillo, nuestro Ser.

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Por un oído me entra y por otro me sale.

Debido a nuestra resistencia a despertar nos negamos a escuchar la verdad. Es por esto que el Espíritu Santo tiene tantas dificultades para llegar hasta nuestra conciencia. Incluso cuando leemos las palabras del Curso, con mucha frecuencia nos olvidamos a los pocos minutos de los poderosos mensajes que nos está compartiendo. A veces no nos tomamos sus mensajes en serio ni siquiera mientras los estamos leyendo. Leemos ideas como que «¡El mundo no existe!» (L.132.6.2), «el cuerpo no existe» (T.18.VI.9.2; T.18.VII.3.1), los ojos no ven, el oído no oye, el cerebro no piensa (L.92.2.1,4; P.2.VI.3.1-2), y ni siquiera se nos ocurre pensar que lo que se nos está diciendo es realmente así. O si llegamos a tomarlo en consideración, lo olvidamos a los pocos minutos: por un oído nos entra y por otro nos sale.

No pasa nada, esto es lo normal debido a nuestra resistencia. Y el Curso tiene en cuenta esta resistencia y por eso nos repite tanto las ideas básicas (ante todo las del perdón). Otras ideas, como las que he mencionado, el Curso las menciona en pocas ocasiones, pues sabe que son pocos quienes están maduros para tomarlas en consideración. El proceso del perdón está diseñado para superar nuestra resistencia. Basta con que seamos sinceros practicando el perdón cada vez más constantemente, y poco a poco, conforme nuestra resistencia a despertar se vaya disipando, iremos notando la tremenda verdad de esas otras frases que el Curso repite menos veces. Verdaderamente el mundo no es nada; los ojos no ven (es la mente la que "ve"), etc. Conforme nuestra identificación va cambiando del personaje del sueño (el cuerpo) hasta el tomador de decisiones (la mente) nos iremos dando cada vez más cuenta de que lo que el Curso nos dice es cierto. Mientras tanto, no nos sorprendamos de que por un oído nos entre la información del Curso y por el otro oído nos salga. No nos culpemos por eso (la culpa siempre implica ego); simplemente perdonémonos cuando nos demos cuenta de que hemos hecho esto, y procuremos prestar cada vez más atención a las ideas que el Curso trata de transmitirnos.

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Por un perro que maté, mataperros me llamaron.

El sistema de pensamiento del ego nos lleva a usar el pasado para volvernos ciegos al presente. No vemos el presente de nuestros hermanos porque atendemos principalmente a su pasado: guardamos resentimientos por lo que hace tiempo hizo o nos dijo, etc. De este modo, etiquetamos a nuestro hermano y ya no lo vemos a él, vemos solo la etiqueta, que es del pasado.

El Curso nos dice:

Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora. (T.13.VI.1.7)

El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. (T.13.VI.5.1)

Pues el presente es perdón. (T.17.III.8.2)

El presente te muestra a tus hermanos bajo una luz que te uniría a ellos y te liberaría del pasado. (T.13.VI.7.1)

Al final del capítulo XIX pusimos también algunas citas sobre el tema del tiempo, en las explicaciones del refrán titulado "Lo que tenga que pasar, pasará".

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Preguntando se llega a Roma.

Cuando tenemos dudas debemos tener la humildad de preguntar a quien sabe la respuesta. Cuando la duda es sobre cómo despertar, el Maestro al que preguntar es el Espíritu Santo, Quien está deseoso de señalarnos el camino a la paz y la verdad.

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Prometer y no cumplir, mil veces lo vi.

El mundo del ego es un mundo de promesas incumplidas, porque el propio ego miente: su promesa de que el mundo nos dará la felicidad es una mentira. Nosotros, al habernos identificado con el sistema de pensamiento del ego, también mentimos. Por ejemplo, cuando prometemos a alguien "amor eterno" y más adelante las cosas cambian. O en un sentido más profundo, cuando aseguramos que queremos dejar de sufrir, y sin embargo nos negamos a perdonar. Si de verdad queremos despertar del sueño de la dualidad, el perdón es el medio para ello. O dicho al revés: si incumplimos nuestro compromiso con el perdón, esto significa que en el fondo no queremos ser felices sino que todavía nos aferramos al juego del sufrimiento. Y reconocer esto ya es un paso importante para comenzar a cambiar nuestra mentalidad.

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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viernes, 4 de agosto de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (XXV)

No todo sale como uno quiere.

El personaje humano es incapaz de controlar las circunstancias de la vida, por lo que conviene desapegarnos de los resultados si queremos estar en paz. Si en vez de enfocarnos en los resultados nos enfocamos en el cambio de mentalidad (el proceso del perdón), aunque los resultados a nivel de la forma puedan variar, el resultado a nivel del contenido siempre será la paz que tanto anhelamos. Aprender esto es lo más útil en este aparente mundo, pues nos permite estar en paz independientemente de las circunstancias que se presenten.

Un refrán relacionado con el anterior:

Mi gozo en un pozo.

Cuando nos ilusionamos con la llegada de determinado resultado, si este no ocurre nos decepcionamos. Los gozos del mundo acaban siempre en decepción, pues unos no se alcanzan y los otros solo duran temporalmente. Es más sensato aprender a disfrutar de la felicidad interior —que nunca se agota— que seguir dándonos coscorrones en el mundo buscando la felicidad exterior en las fugaces apariencias.

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Nuevo rey, nueva ley.

Cada rey tiene su conjunto de leyes. Estamos constantemente eligiendo entre dos reyes: el ego y el Espíritu Santo. La ley del ego es la culpa, el dolor, la crueldad y el miedo. La ley del Espíritu Santo es el perdón, la inocencia, la paz y la felicidad. Este último rey es bondadoso y nos libera, mientras que el otro es cruel y nos esclaviza.

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Nunca des consejo a quien no te lo pide.

A veces, más que aconsejar queremos lucirnos, que nos vean como sabios, o simplemente enfocarnos en los problemas de los demás sin prestar atención a los nuestros (ver la brizna en el ojo ajeno para olvidar la viga en el nuestro). Con esta actitud, a veces la otra persona descubre o intuye nuestro egoísmo y reacciona enfadándose. Es inútil tratar de imponer nuestras ideas sobre los demás (y es una actitud egoica). Es egoico empujar por nuestro camino a quien no nos había pedido nada.

Desde la mentalidad recta se da consejo únicamente a quien lo pide, a quien está receptivo. Esta petición no siempre se hace con palabras, pues muchas veces pedimos desde el silencioso corazón, pero el Espíritu Santo nos ayuda a escuchar las peticiones de nuestros hermanos, así como a abstenernos de intervenir cuando no se nos hace ninguna invitación.

Otra manera de expresar la mentalidad recta es dar/aconsejar de manera impersonal, sin buscar resultados específicos. Desde la mentalidad recta podemos brillar como soles, o cantar como pájaros, sin estar apegados a si alguien se calienta con nuestra luz o escucha nuestros cantos. Simplemente somos (sin buscar resultados, sin controlar nada), espontáneos y abiertos, permitiendo que cualquiera que resuene disfrute de lo que compartimos. Esta actitud es exactamente la contraria a la de tratar de controlar e imponer nuestra visión sobre los demás.

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Nunca digas 'de esta agua no beberé'.

En este mundo todo es cambiante, incluidos nuestros gustos, preferencias y opiniones. ¿Cuántas veces hemos cambiado de opinión sobre algo, o hemos hecho algo que habíamos afirmado que jamás haríamos? Aprendamos humildemente de estas experiencias y tomemos conciencia de que en este mundo de dualidad nuestras verdades y opiniones son relativas y cambiantes. Al darnos cuenta de esto, nos resultará más fácil respetar las opiniones ajenas y podremos dar las nuestras desde la amabilidad, sin enfadarnos de que alguien nos lleve la contraria.

Un refrán relacionado es el siguiente:

Nunca digas 'nunca jamás'.

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Nunca es tarde si la dicha es buena.

Nunca es tarde para perdonar. Nunca es tarde para despertar del sufrido sueño de la dualidad. Nunca es tarde para decir 'sí' al Cielo. No nos desesperemos nunca: el feliz final del sueño dual está garantizado. Cuando estemos realmente hartos de sufrir en la dualidad hagamos lo siguiente: volvamos la mente hacia dentro, perdonemos, y así despertemos a la maravillosa verdad no-dual que está esperándonos con los brazos abiertos.

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Nunca llueve a gusto de todos.

De nuevo, el tema del desapego. En este mundo dual las personas podemos tener preferencias diferentes unas de otras. Cuando estamos apegados a los resultados que nos gustarían, sufrimos. Pero cuando no nos obsesionamos por los resultados, podemos estar en paz independientemente de cuáles sean las circunstancias que nos rodean.

Lo que a unos les gusta, a otros les disgusta. Es sensato ser comprensivo con los gustos de los demás. Y es mejor que nos enfoquemos en lo que todos tenemos en común: independientemente de nuestras preferencias a nivel de la forma, a nivel del contenido todos queremos lo mismo: ser felices y estar en paz.

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Segundas partes nunca fueron buenas.

Lo original es siempre más valioso que las imitaciones. El Cielo o Unidad (lo original, la "Primera y Única Parte", lo auténtico) es lo que tiene valor, pues es felicidad real que permanece para siempre. En la Realidad original la felicidad es maravillosa, indescriptible; no hay ni una sola gota de drama. En cambio, el ego se siente atraído por los dramas y se empeñó en apartarse de lo real y hacer su propia secuela, una imposible y defectuosa segunda parte cuyo protagonista fuese él mismo; y entonces surgió (pareció surgir) nuestra ilusoria experiencia de separación y sufrimiento.

En cualquier instante podemos elegir renunciar a nuestro papel de "caballero de la triste figura" (el sufriente cuerpo limitado, la persona individual), abandonando este intento de inútil y dolorosa secuela. Elijamos nuestra inmutable Vida original, que es total felicidad. En realidad no hay alternativa a Ella, pero mientras persistamos en imaginar lo contrario, nosotros, el caballero de la triste figura, seguiremos dándonos coscorrones contra los imaginarios peñascos y luchando contra gigantes con pinta de molino, tratando de obtener alguna gota de gloria y felicidad de las siempre decepcionantes y tramposas apariencias y malas imitaciones.

No es lo mismo la verdadera felicidad que la apariencia de felicidad.

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Obra empezada, medio acabada.

Muchas veces, empezar algo es lo que más cuesta. Una vez que empezamos, entramos en una dinámica que hace que todo resulte más fácil. Los primeros pasos son los que más cuestan. Un escritor ante una página en blanco puede sentirse bloqueado, pero cuando comienza a escribir las primeras palabras el resto del texto comienza a fluir de manera más natural.

Igualmente ocurre con la práctica del perdón. Lo que más cuesta es animarnos a empezar y mantener cierta persistencia en los primeros pasos. Luego, conforme el proceso avanza, nuestro entrenamiento produce cierta pericia y rutinas mentales que nos llevan a seguir practicándolo cada vez más fácilmente.

Como dice otro refrán similar que ya vimos: Lo que no se comienza, nunca se acaba. Todo es cuestión de comenzar.

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Paciencia y barajar.

Si nos disgustan los eventos que sobrevienen en nuestra vida, simplemente perdonemos y barajemos de nuevo las cartas de la baraja-vida. Es decir, no nos tomemos las cosas a la tremenda, pues siempre podremos practicar el perdón, que nos permitirá ver nuestras cartas con otros ojos: tal vez no sean las cartas oportunas para ganar la partida que le interesa al ego, pero serán las cartas adecuadas para ganar la verdadera partida: la del despertar y encontrar nuestra felicidad interior.

El mundo es cambiante y las cartas van cambiando, pero el perdón mantendrá nuestro rumbo firme y seguro en dirección al despertar.

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Pan para hoy, y hambre para mañana.

El ego suele inclinarse hacia los placeres inmediatos, que son fugaces y cuando se terminan nos dejan con nuestra habitual sensación de carencia. El sabio no busca lo que es fugaz, sino lo que es eterno. Y el perdón nos conduce a reconocer lo eterno en nuestro propio interior. Todas las actividades del ego son, en el mejor de los casos, pan para hoy y hambre para mañana; y en el peor de los casos implican directamente sufrimiento. Pero todos los efectos del perdón nos instalan en la paz y nos abren la puerta para que reconozcamos aquello que es permanente: nuestro verdadero Ser. Cuando reconocemos el Ser, descubrimos el Pan inagotable, la plenitud de un eterno ahora que nunca se acaba.

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Para el amor no hay edad.

Nosotros lo diremos así: Para el perdón no hay edad. Cualquier edad es buena para perdonar. Nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto. Aunque, por lo general, el proceso del perdón suele atraer más frecuentemente a personas de cierta edad, que ya han vivido lo suficiente como para saber por propia experiencia que el mundo del ego conduce siempre a la decepción. Cuando uno descubre que del mundo del ego jamás va a conseguir nada de valor, se abre al sistema de pensamiento de perdón del Espíritu Santo, que conduce a la auténtica libertad.

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Paso a paso se va lejos.

Poco a poco se llega antes.

Ya hemos visto varios refranes semejantes a estos (y el primero de ellos ya lo habíamos mencionado) en anteriores capítulos de esta serie (por ejemplo, "vísteme despacio, que tengo prisa", "no hay que empezar la casa por el tejado", etc). En el perdón no hay prisas, pues el propio perdón deshace el tiempo y la ansiedad. Lo que sí se requiere es constancia para practicarlo hasta que el ego quede completamente deshecho. Cada paso en sí no es difícil: simplemente perdonamos lo que aparece ante nuestras narices, lo que nos molesta. Y así, pasito a pasito, llegamos a la meta de este viaje sin distancia que es el proceso del despertar. Es sorprendente y digno de agradecimiento que los pequeños pasos del perdón puedan conducir al reconocimiento de algo tan mayúsculamente Glorioso como nos espera al final del camino. Cuando finalmente reconozcamos el Ser que siempre somos, nuestra felicidad será incomparable y nunca se acabará.

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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