lunes, 27 de marzo de 2017

Paz o miedo. La paz es una decisión. Forma y contenido. Volver la mente hacia dentro. Autoindagación

Destaco aquí algunos comentarios que he hecho en el foro CONCORDIA Y PLENITUD, que se complementan bien entre sí, tocando diversos temas relacionados unos con otros.

La paz es una decisión. Forma y contenido. Volver la mente hacia dentro. Flexibilidad. Autoindagación.

Comentario 1: La paz es una decisión

Lo que quería destacar es que la paz (o la alternativa: el conflicto) es una decisión (lo mencioné en el comentario de ayer, pero quiero destacarlo más). Es algo muy, muy simple, pero el ego dificulta esta simplicidad al ocultar el verdadero sentido de lo que estamos eligiendo. La paz depende simplemente de nuestra propia decisión mental. Simplemente decidimos si tomarnos algún acontecimiento seriamente o con ligereza. Y dependiendo de lo que elijamos, esa interpretación sobre lo que vemos dará lugar a nuestra percepción, ya sea de paz o de miedo.

Bien, ahora a nivel práctico, llega a tu mente la situación que te preocupa, y puedes pensar que no es tan fácil estar en paz en vez de con miedo. El asunto es, primero, tantear a ver si directamente puedes tomar conciencia de que no es para tanto, y por lo tanto empezar a dejar de hacer una montaña de un granito de arena. Esto es simplemente cuestión de que lo decidas así (aunque al principio sea "de boquillas"). Si crees que no está funcionando (que sigues sintiendo más miedo que paz), el siguiente paso es no juzgarte y no luchar contra tu miedo. Simplemente observa ese miedo sin juzgarlo: sin tratar de desprenderte de él ni de calificarlo de ningún modo. No te digas a ti mismo: "esto no debería ser así", "esto se debe a...", etc. Simplemente obsérvalo sin añadirle juicios. Como creo que decía Krishnamurti (o al menos Ken Wapnick dijo que lo decía jejeje), "quédate con el miedo". No luches. Simplemente obsérvalo.

El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. (...) Simplemente observa, espera y no juzga. (L.PII.Preg1.4.1,3).

Observar con conciencia (sin juicios, con discernimiento) disolverá el miedo, porque la conciencia es luz y el miedo es oscuridad. Cuando juntas la luz con la oscuridad, a la larga (o a la corta si tomamos una decisión inmediata de "cortar con la tontería" jejeje) la oscuridad finalmente desaparece. No hace falta hacer nada más, simplemente observar. No luches contra el ego (pues eso le daría realidad en tu experiencia). Cuando observamos una emoción "desagradable" sin juzgarla, sin calificarla, sin prisas por desprendernos de ella, el desagrado va disminuyendo. Es solamente emoción pura... información... un sabor. No te vas a morir por sentir eso, aunque sea miedo. El miedo no te puede hacer daño; es solo una creencia falsa.

Cuando percibas algo como una "montaña", date cuenta de que estás haciendo una montaña de un granito de arena. Si a pesar de eso el miedo parece seguir igual, entonces simplemente toma conciencia de que a nivel de tu mente inconsciente estás eligiendo engrandecer eso (percibirlo como una montaña y no como un inofensivo granito de arena sin importancia). Toma conciencia de lo que eso significa: estás pasando por alto que se trata de un sueño. Porque si tuvieses claro que es un sueño, automáticamente lo verías todo como granitos de arena y no como montañas, porque al saber que es sueño no te afectaría:

Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño.

Basta con que aprendas esta lección para que te libres de todo sufrimiento, no importa la forma en que éste se manifieste.
(T.27.VIII.10.5-6; 11.1)

Recuerda que ahí se te habla como tomador-de-decisiones (mente), no como el ilusorio ser humano con el que sueles identificarte. Es como si a nivel de la mente, como tomador-de-decisiones (sin cuerpo humano, fuera del espacio/tiempo) estuvieras soñando, o viendo cine en una pantalla mental, identificándote con las escenas y con algunos personajes. Cuando tienes miedo, es porque estás tomando en serio la película/sueño (toma conciencia de que te has olvidado de esta idea tan básica del sistema de pensamiento del Curso: ¡eso es un sueño/película!). Cuando recuerdas que es una película, deja de afectarte. Cuanto más claramente ves que se trata de una simple película o sueño, menos te afecta lo que ves sobre la pantalla de tu propia mente.

Aprende a vivir tu vida desde el enfoque de recordar que se trata de una película/sueño. Conviértete así en un soñador lúcido del "sueño de vigilia". Conforme esta actitud te empape, las cosas irán dejando de afectarte. Cada vez que te asustes de algo, vuelve a la posición del espectador en la silla del cine/teatro, recordando que no eres el personaje y que eso es una película. No eres el personaje ni sus problemas, sino que eres el soñador, el espectador, la mente, el tomador-de-decisiones tranquilamente sentado en su "silla" (por encima del campo de batalla, es decir, fuera del espacio/tiempo).

Te recomiendo releer toda esa sección (T.27.VIII) titulada «El "héroe" del sueño», y tal vez también la anterior como introducción, titulada «El soñador del sueño» (T.27.VII), o al menos la primera frase de esa sección:

Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. (T.27.VII.1.1)

Y empieza a cambiar el énfasis. No eres la víctima. Tú mismo (como tomador de decisiones) estás eligiendo estar en paz o no: dejar que las escenas de la película te afecten o no. Puedes empezar a poner el énfasis en que lo que percibes es una película (ficticio) o sueño, en vez de en que es algo real que justifica el sentir miedo.

Al principio, el pensar que es una película, aunque te acuerdes de esto puede que no cale del todo en ti, pues sigues a la defensiva, sin creerlo demasiado. Pero poco a poco, al recordar estas ideas y observar la película sin juzgarla, irás descubriendo el centro tranquilo donde siempre estás en paz, incluso en mitad de las escenas huracanadas del mundo/película.

Las pérdidas no son pérdidas cuando se perciben correctamente. El dolor es imposible. No hay pesar que tenga causa alguna. Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño. Ésta es la verdad, que al principio sólo se dice de boca, y luego, después de repetirse muchas veces, se acepta en parte como cierta, pero con muchas reservas. Más tarde se considera seriamente cada vez más y finalmente se acepta como la verdad. (L.PII.284.1.1-6)

Conforme más te acuerdes de que se trata simplemente de un sueño o película, y de que tú no eres el personaje del sueño sino que eres el soñador, las escenas de la película irán afectándote cada vez menos. Mientras tanto, simplemente puedes observar las escenas, sin juzgarlas, simplemente recordando este tipo de ideas que provienen del discernimiento y que el Curso te ofrece.

Cuando tengas miedo: "¡Oh, por lo visto he vuelto a olvidarme de que esto no es más que un sueño! No es para tanto...". Y con esta actitud, comienzas a liberarte, comienzas a cambiar tu decisión. A tu propio ritmo. No te juzgues si te resistes. Simplemente reconoce que debe ser que sigues teniendo bastante miedo a despertar (a elegir la paz en vez del conflicto), y sigue observándote sin juzgarte. Las ilusiones no pueden resistir indefinidamente a una observación desapegada. Y cuando por fin te permitas estar tranquilo, podrás incluso reírte de todo ello, desde la convicción de que siempre se trató de una simple película o sueño sin importancia ni efectos sobre tu verdadero ser.

Y esto es lo que quería resaltar, en cuanto al aspecto práctico de este tema. Repitiendo, una vez más, que la paz es una decisión. (Es decir: que si no estoy en paz, es porque yo mismo estoy eligiendo hacer montañas de granitos de arena, permitiendo que me afecten las escenas de una simple película ficticia... tomándome en serio lo que es un simple sueño). Podemos elegirla ahora (o cuando queramos), pero si nos resistimos a ello, en vez de juzgarnos por no estar en paz, podemos aplicar las diversas ideas que nos ofrece el Curso para cambiar de mentalidad, entre ellas las que acabamos de mencionar.

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Comentario 2: ¿Prefiero el individuo o la paz?

Toni escribió: La paz depende simplemente de nuestra propia decisión mental.

(...) la paz es una decisión. (Es decir: que si no estoy en paz, es porque yo mismo estoy eligiendo hacer montañas de granitos de arena, permitiendo que me afecten las escenas de una simple película ficticia... tomándome en serio lo que es un simple sueño).

Con otras palabras: estamos constantemente eligiendo entre la paz y aferrarnos a la individualidad.

Estos son los dos niveles o planos de la ilusión, entre los que estamos constantemente eligiendo. O nos identificamos con el personaje del sueño (con la individualidad), o nos identificamos con el soñador que se encuentra por encima del campo de batalla: la mente que reside "fuera" del espacio/tiempo proyectado en su imaginación.

Y todos los desafíos que sentimos con respecto a nuestras experiencias en el mundo pueden rastrearse hasta este dilema general que es el que estamos afrontando siempre: que estoy preferiendo/eligiendo identificarme con la individualidad, en vez de con la mente. Y esto es de lo que tenemos que tomar conciencia, pues el perdón trata sobre esto y sobre nada más. Es lo mismo que quiere decir la frase "Nunca estoy disgustado por la razón que creo" (L.5). ¿Seguiré eligiendo identificarme con el personaje/individuo? ¿O elegiré volver la mente hacia dentro, dejando de proyectar y entonces identificándome con la mente o soñador que está libre del problema y puede elegir directamente estar en paz (al no identificarse con el problema proyectado, que es "cosa de humanos")?

¿Prefiero el individuo o la paz? No nos sorprendamos de descubrir que preferimos el individuo jejeje... pero en ese caso observar eso, sin juzgarnos, y tomar conciencia de que cuando nos sintamos dispuestos, podemos cambiar de perspectiva (el cambio de mentalidad) y ver las cosas como el soñador, no viéndolas a nivel del personaje. Y así, al tomar conciencia de lo que es simplemente un sueño, y de la paz que hay disponible en el otro nivel, el sueño deja de afectarnos y entonces nos sentimos en paz. El sueño deja de afectarnos automáticamente cuando lo reconocemos como sueño, en vez de seguir tomándolo como una realidad. Y esta es nuestra decisión. ¿Soy un individuo? ¿O soy un soñador, por encima del campo de batalla, libre de elegir entre la paz (ver el sueño como sueño) o el conflicto (ver el sueño como algo real)? Si elijo otorgar realidad al sueño, la ventaja es que así me confirmo a mí mismo como un individuo: otorgo realidad al individuo que deseo ser (y eso es lo que quiere el ego). Pero si me atrevo a poner en duda el sueño, en esa misma medida me abriré a mi identidad como el soñador, libre de elegir entre tomar el sueño en serio o con tranquilidad, es decir, libre de elegir interpretar el sueño como realidad o como un mero sueño.

Insisto una vez más; en palabras podría resumirse también en esta clave que enfatizo en este comentario: simplemente estoy decidiendo si quiero verme como un individuo o como puro espíritu (con el paso intermedio de tomar conciencia de mi identidad como soñador: mi capacidad a nivel de la mente para elegir entre la paz —ver la ilusoriedad del sueño/individuo— y el conflicto —tomar en serio el sueño/individuo).

¿Soy un individuo? ¿O, por el contrario, mi identidad está por encima del campo de batalla del individuo?

¿Soy un individuo o no? Esto es lo que tengo que elegir. Es lo que estoy eligiendo, conscientemente o no. O soy un individuo, o soy paz. Si siento conflicto, eso me dice que estoy eligiendo ser (verme como) un individuo. Si siento paz, eso me dice que estoy eligiendo reconocer que no soy un individuo. No se pueden tener ambas cosas a la vez. No se puede tener a la vez lo ilusorio y la verdad: no se puede tener a la vez la individualidad y la paz de Dios. Y en nuestra experiencia llegaremos a comprobar que cuanta más paz nos permitimos sentir, menos sensación de individualidad hay. Y cuanto menos nos identificamos con la individualidad, más paz es reconocida.

Sólo el individuo es víctima de preocupaciones, de miedos, de la ira, del conflicto. Fuera del individuo solamente hay paz. El ego nos dice que no salgamos del mundo, de la proyección (y que creamos que no es una proyección, sino la realidad). El ego quiere que nos quedemos en el mundo, que no salgamos del mundo para volver a la mente. El ego nos dice que si regresamos a la mente, no veremos paz sino la más negra negrura que podríamos imaginar.

[El ego] Te pide imperiosamente que no mires dentro de ti, pues si lo haces tus ojos se posarán sobre el pecado y Dios te cegará. (T.21.IV.2.3)

Que es una forma de decir que: "no salgas del individuo, o las pagarás todas juntas". La cita dice "Dios te cegará", pero eso es un eufemismo de que Dios nos castigará, de que en última instancia nos matará... lo que en el fondo se refiere al miedo del ego a que si reconocemos la verdad (Dios), la individualidad desaparecerá (eso el ego lo considera muerte). El "pecado" según el ego es que elijamos la paz en vez de la individualidad. Pues si elegimos la paz, el tesoro que tanto aprecia el ego (la individualidad) desaparecerá en la nada de donde provino (T.10.IV.1.9; M.13.1.2; C.4.4-5).

Es decir, que el mayor "pecado" según el ego es que empecemos a dudar de nuestra realidad como individuos. Pero tenemos que elegir entre considerarnos un individuo o sentir la paz de nuestro verdadero ser.

Hay otras muchas maneras de tocar este proceso mediante las palabras. En el Curso hay un montón de variantes. En este hilo del foro, tenemos varios comentarios abordando este tema, con palabras diferentes, para así facilitar que captemos mejor lo esencial de este proceso de volver la mente hacia dentro o de perdón. El comentario de Davids también es muy oportuno. Y aquí, ahora, en este comentario, decido acabar con alguna frase breve como recordatorio de la onda de este último experimento en palabras:

¿Soy un individuo o no? Elijamos. Y si no nos gusta el resultado, elijamos de nuevo (T.31.VIII).

La breve frase/recordatorio a la que me refería era la pregunta en negritas, tomando conciencia de que eso es lo que estamos eligiendo instante tras instante en este sueño ilusorio. Acabemos repitiéndola:

¿Soy un individuo o no?

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Comentario 3: Forma y contenido: No aferrarse a las palabras — FLEXIBILIDAD

Se me ha ocurrido que puede venir bien recordar que aunque muchas veces usemos palabras diferentes, todas ellas funcionan como sinónimos en cierto sentido (en el contexto de enseñanza del Curso). Y puede ser útil mencionar esto porque ver las diferentes palabras e intuir que sirven para referirnos a los mismos tipos de conceptos, puede ayudarnos a abrir nuestra mente, dejando de aferrarnos demasiado a determinadas palabras concretas.

Por lo tanto, aquí va una pequeña lista de sinónimos (separada en dos listas, una para reflejar el sistema de pensamiento del ego, y la otra para el sistema de pensamiento del Espíritu Santo):

Individualidad, especialismo, separación, diferencias, juicio, rechazo, apego, cuerpo, límite, concreto, miedo, conflicto, muerte, etc.

Unidad, igualdad, aceptación, amor, ecuanimidad, ilimitado, abstracto, confianza, intereses compartidos, vida, etc.

Sin duda que estas listas son incompletas (en el Curso aparecen muchas más palabras relacionadas), simplemente e incluido como ejemplo las que se me acaban de ocurrir.

Puede ser útil para reflexionar. Por ejemplo, en mi anterior comentario de este hilo del foro hice mucho hincapié en la palabra "individualidad"; y puede ser útil tomar conciencia de que es equivalente a "especialismo", "separación", "diferencias", etc. Así que aunque en el Curso alguna de estas palabras pueda aparecer menos veces (la palabra "individualidad" aparece una sola vez, aunque en la forma "individuo" sí aparece algunas veces más), en cambio otras aparecen muchísimo  (como "especialismo", "relaciones especiales", o "separación"). Y es útil saber que cuando se habla de especialismo, esto es también hablar de individualidad o de cualquiera de los sinónimos.

Usar una palabra u otra puede ayudarnos a verlo más claramente, con matices ligeramente diferentes, captando diversos aspectos del tema. Estos sinónimos se complementan muy bien entre sí. Por ejemplo, cuando rechazo a alguien (o me enfado con alguien, etc), estoy reforzando mi individualidad y creyendo en la separación, y por lo tanto estoy estableciendo una relación especial, reforzando mi especialismo, o en otras palabras, mi convicción en la realidad de las diferencias. Al ver esto explicado con palabras (formas) diferentes, podemos ir dándonos cuenta mejor de lo esencial, del contenido. Pues las palabras son simplemente ayudas provisionales; lo importante es que entendamos cómo estamos negando la verdad, y que podemos cambiar de actitud/mentalidad.

De modo que todo este tipo de ideas podemos encontrarlas cuando repasemos el Curso, aunque ahí estén expresadas con un lenguaje y palabras diferentes. El Curso mismo explica y repite una y otra vez lo mismo, enfocándolo de manera diferente a lo largo de los diversos capítulos (lo cual forma parte de su método de enseñanza). Ken Wapnick también: él dijo que en el fondo siempre repetía el mismo mensaje en todos sus libros y talleres, aunque lo expresara con palabras y ejemplos diferentes, y que en todos los casos no hacía más que repetir lo que ya dice el Curso, aunque fuese con un lenguaje diferente. De hecho, Ken decía a veces en sus talleres: "Aquí no vais a escuchar nada nuevo; no voy a decir nada que no diga el Curso; aunque tal vez lo diré de un modo diferente" (la frase entre comillas me la he inventado, pero él dijo algo así en contenido, aunque las palabras textuales fuesen otras... y bueno, además de que él lo diría en inglés jajaja).

Reflexionar en este tipo de temas (que nos remiten al tema de la forma frente al contenido) puede ayudarnos a mejorar nuestro discernimiento, y al ver las cosas más claras, aplicar mejor estas ideas en nuestra experiencia cotidiana. Captando los significados sin aferrarnos a las palabras que nos ayudan a captarlos.

Como decía Nisargadatta Maharaj: "Una vez que lo hayas comprendido, olvídate de las palabras". De lo contrario nos liaríamos y malinterpretaríamos muchas cosas.

Incluso las listas de sinónimos que he dado, no son para tomarlas demasiado literalmente, porque repito, no nos conviene aferrarnos a las palabras. Porque por ejemplo, cualquiera de las palabras de una de esas dos listas puede usarse en ciertas ocasiones con un sentido que la convierta en sinónimo de la otra lista. Digamos la palabra "rechazo", que puede servirnos para referirnos al rechazo de mentalidad errada de cuando rechazamos a alguien por verle diferente en algún sentido real/importante. Pero esa misma palabra puede usarse en un contexto de mentalidad recta, por ejemplo podríamos hablar de rechazar el sistema de pensamiento del ego, en el sentido de no tomarlo en serio. Y lo mismo sucede con todas las demás palabras. Por ejemplo, "no tomar algo en serio" puede usarse en un contexto de mentalidad recta (por ejemplo refiriéndonos a no otorgar realidad a la ilusión), pero también puede usarse el concepto de "no tomar algo en serio" en un contexto de mentalidad errada (por ejemplo para indicar falta de respeto o falta de amor: "No me amas... no me tomas en serio... no te importo...").

Como puede suceder lo mismo con cualquier otra palabra o concepto, es muy sensato evitar apegarnos a las palabras. Usémoslas como decía Nisargadatta (para captar algo y luego dejar las palabras tranquilas), o como insinúa el Curso que es el uso útil para todo lo ilusorio (como ejemplo se refiere al cuerpo): como un medio de comunicación temporal. Podemos usar las palabras como "puentes" hacia el significado (medios de comunicación), pero una vez captado el significado, ya no necesitamos seguir atados al puente. Un puente es inútil si no lo abandonamos para ir al otro lado.

Teniendo esto en cuenta, evitaremos muchos peligros de malinterpretación. Pues cuando una palabra o concepto nos haya señalado un significado, seremos lo suficientemente sabios para soltar la palabra y dejarla en libertad. De ese modo, la siguiente vez que escuchemos esa palabra, estaremos receptivos para aceptar el nuevo mensaje que nos quiere señalar, y sabremos leer ese mensaje acudiendo al nuevo contexto en que aparece la palabra, en vez de cegarnos con el pasado de esa palabra: creyendo que el contexto en que entendimos esa palabra en el pasado, sigue valiendo para esta nueva comunicación en el ahora.

Soltemos el pasado y aceptemos receptivamente lo que se nos está comunicando ahora, en vez de aferrarnos a lo que —remitiéndonos al pasado— pensamos que se nos debería estar comunicando.

Recordemos que el ego huye del presente y se aferra al pasado (y aunque lo llame "presente", ese es un falso presente):

El "ahora" no significa nada para el ego. El presente tan sólo le recuerda viejas heridas, y reacciona ante él como si fuera el pasado. El ego no puede tolerar que te liberes del pasado, y aunque el pasado ya pasó, el ego trata de proteger su propia imagen reaccionando como si el pasado todavía estuviese aquí. Dicta tus reacciones hacia aquellos con los que te encuentras en el presente tomando como punto de referencia el pasado, empañando así la realidad actual de aquellos. De hecho, si sigues los dictados del ego, reaccionarás ante tu hermano (o ante una palabra jejeje) como si se tratase de otra persona, y esto sin duda te impedirá conocerlo tal como es. Y recibirás mensajes de él basados en tu propio pasado porque, al hacer que el pasado cobre realidad en el presente, no te permitirás a ti mismo abandonarlo. De este modo, te niegas a ti mismo el mensaje de liberación que cada uno de tus hermanos te ofrece ahora. (T.13.IV.5)

Eso es aplicable de muchos modos diferentes, y aunque ahí utiliza como referente a "tu hermano", podemos aplicarlo igualmente a nuestra relación con las palabras o con otros objetos.

Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación. (T.13.VI.3.5)

No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. (T.13.VI.5.4)

El miedo no tiene cabida en el presente cuando cada instante se alza nítido y separado del pasado, sin que la sombra de éste se extienda hasta el futuro. (T.15.I.8.3)

Siempre existe cierto riesgo en ver el presente en función del pasado. (M.24.2.7)

Si adoptamos una postura mental de flexibilidad (palabra que en este contexto es casi sinónima de receptividad y de "mentalidad abierta", que es la décima de las 10 características de los maestros de Dios (M.4.X)), incluso estas citas (o cualquier otra) puede ofrecernos mensajes con capas de significado diferentes o con aplicaciones diferentes. Por ejemplo, muchas veces se nos habla de nuestro "hermano" pero podemos aplicar el mensaje general a otros asuntos: a las palabras, al tiempo, etc. De este modo, una misma cita de UCDM (o de cualquier enseñanza) puede comunicarnos mensajes distintos pero complementarios cada vez que la leamos. Y con flexibilidad mental podremos generalizar lo que se comunica, tomando conciencia de su aplicación universal.

En fin, que el Curso (y Ramana Maharshi u otros gurus) enseña usando enfoques diferentes, recursos diferentes, palabras diferentes, pero que en el fondo todo remite a lo mismo, aunque explicado en términos diferentes o mediante enfoques diferentes. Por ejemplo, el Curso habla en términos de renunciar a nuestros resentimientos, o en términos de centrarnos en el presente y liberarnos del pasado, o en términos de dejar de otorgar realidad e importancia a las diferencias, etc. O Ramana Maharshi, unas veces hablaba de autoindagación ("¿quién soy yo?") en términos de mirar nuestro "yo" —reconociendo que es ilusorio— y luego seguir el rastro hasta su Fuente (la Mente ontológica), y otras veces Ramana exponía el proceso en términos de centrarnos en el presente en vez de en el "yo" (una vez le preguntaron sobre eso y comentó que en el fondo se trataba de dos maneras de lograr lo mismo; a fin de cuentas, el falso yo es pasado; y el verdadero yo es presente puro intemporal).  Puede que algunos de los enfoques nos resulten más útiles en un momento determinado, pero todos ellos se basan en lo mismo, y procurar captar el mensaje unificado que hay en los enfoques o palabras aparentemente diferentes puede ayudarnos a aumentar nuestro discernimiento y acelerar nuestra liberación del nunca sucedido dilema de la inexistente dualidad.

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Comentario 4: Más flexibilidad. Autoindagación. ¿Quién soy yo? Volver la mente hacia dentro.

Se me ha ocurrido comentar una cosilla más, combinando ideas en común de mis dos últimos comentarios. 1) el recordatorio breve: ¿Soy un individuo o no? 2) Lo que menciono en el último comentario: la flexibilidad o versartilidad de los conceptos/palabras.

Aunque estamos en el hilo sobre UCDM, voy a hacer un guiño al Advaita, comparando la pregunta "ucedemiana" que hice en aquel comentario (¿Soy un individuo o no?) con una pregunta similarmente breve que hacía Ramana Maharshi (¿Quién soy yo?):

¿Soy un individuo o no?

¿Quién soy yo?

Los que estáis familiarizados con Ramana Maharshi podréis percataros de la igualdad de ambas preguntas. Las palabras pueden ser diferentes, incluso el enfoque para practicarlas, pero el objetivo es el mismo.

Ambas preguntas son indicaciones para ayudarnos a volver la mente hacia dentro. Veamos brevemente ambos enfoques:

1) ¿Soy un individuo o no? Esta pregunta es un recordatorio para llevar nuestra atención desde la proyección (el mundo, el cuerpo, el individuo, la separación, la dualidad) hasta la fuente de la proyección (la mente, el soñador, y en última instancia el Ser puro).

2) ¿Quién soy yo? Ramana Maharshi proponía que en vez de confundirnos con la multitud de objetos del mundo, prestáramos atención al "yo" y le siguiéramos la pista hasta remontarnos a su fuente u origen, y en última instancia llegaríamos al Sí Mismo o Ser puro.

Como veis, ambos enfoques son básicamente lo mismo: dirigir nuestra atención desde la proyección hasta su fuente u origen, que es donde se deshace el error, pues en la fuente todo se aclara: el "yo" no se encuentra en ninguna parte, pues no es real. El Ser es lo único real.

Ramana Maharshi llamó alguna vez a este proceso "volver la mente hacia dentro" (entendiéndose que la mente parece haberse proyectado hacia fuera —dualidad de sujeto y objeto—, y es esa proyección la que se nos invita a retirarla, a traerla de vuelta a nuestra propia mente/conciencia), y a mí me gusta hablar de la autoindagación ("auto" significa "uno mismo", es decir que se trata de indagarse uno mismo, es decir, mirar hacia dentro, llevando la atención desde el mundo/individuo hasta la conciencia libre del espacio/tiempo) que proponía Ramana Maharshi como un proceso de volver la mente hacia dentro. También me gustan esas palabras para referirme al proceso del perdón que enseña el Curso, pues sigue siendo volver la mente hacia dentro: ir desde la proyección hasta su fuente. En palabras también del Curso, mirar en nuestro interior, pero no con miedo (ego, juicio), sino con la compañía de Jesús, es decir, con el discernimiento y confianza que emanan de la mentalidad recta (sinónimo de discernimiento). Otro ejemplo del Curso es el título de la lección 155, que incluye un guiño a volver la mente hacia dentro, pues se titula "Daré un paso atrás y dejaré que Él dirija el camino", aunque se tradujo como "Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino", que es una traducción válida (suena más natural en nuestro idioma) aunque se pierde ese guiño al tema de volverse atrás hasta la mente/fuente, que aparece en otros lugares del Curso.

Volver la mente hacia dentro es lo único que necesitamos hacer para constatar que todo sufrimiento es ilusorio (de hecho, cualquier sufrimiento es el ilusorio resultado de proyectar la mente hacia un afuera que no existe). No es un hacer corporal, sino simplemente un cambio de perspectiva, un "movimiento de conciencia" o cambio de mentalidad, una maniobra o recurso pedagógico (un clavo saca otro clavo) que nos demostrará que en realidad la mente no experimenta cambios, la conciencia pura no se mueve ni cambia, pues lo que es, siempre es tal como es (es un estado constante de unicidad, sin cambios de estado pues es un estado único, sin alternativas, sin ranuras, sin división, sin fallos), y es inmutable.

Por lo tanto, lo importante no es qué frases usamos como herramienta provisional de apoyo para volver la mente hacia dentro, por ejemplo:

¿Soy un individuo o no?

¿Quién o qué soy?

Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

Dios no es miedo, sino Amor.

etc, etc, etc.

Lo importante no es cuál fórmula usamos o cuál nos gusta más. Porque las palabras no importan. Lo que importa es que lo hagamos: que volvamos la mente hacia dentro (lo cual sucede automáticamente cuando dejamos de proyectar, y por lo tanto cuando dejamos de tomar en serio las ilusiones del mundo). Que es el objetivo que esos mensajes pretenden recordarnos y que podemos poner en practica cada vez que nos parezca que hay cualquier tipo de conflicto. De este modo, volviendo la mente hacia dentro soltaremos cada ilusorio conflicto, retornando a la paz original.
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