lunes, 27 de marzo de 2017

Paz o miedo. La paz es una decisión. Forma y contenido. Volver la mente hacia dentro. Autoindagación

Destaco aquí algunos comentarios que he hecho en el foro CONCORDIA Y PLENITUD, que se complementan bien entre sí, tocando diversos temas relacionados unos con otros.

La paz es una decisión. Forma y contenido. Volver la mente hacia dentro. Flexibilidad. Autoindagación.

Comentario 1: La paz es una decisión

Lo que quería destacar es que la paz (o la alternativa: el conflicto) es una decisión (lo mencioné en el comentario de ayer, pero quiero destacarlo más). Es algo muy, muy simple, pero el ego dificulta esta simplicidad al ocultar el verdadero sentido de lo que estamos eligiendo. La paz depende simplemente de nuestra propia decisión mental. Simplemente decidimos si tomarnos algún acontecimiento seriamente o con ligereza. Y dependiendo de lo que elijamos, esa interpretación sobre lo que vemos dará lugar a nuestra percepción, ya sea de paz o de miedo.

Bien, ahora a nivel práctico, llega a tu mente la situación que te preocupa, y puedes pensar que no es tan fácil estar en paz en vez de con miedo. El asunto es, primero, tantear a ver si directamente puedes tomar conciencia de que no es para tanto, y por lo tanto empezar a dejar de hacer una montaña de un granito de arena. Esto es simplemente cuestión de que lo decidas así (aunque al principio sea "de boquillas"). Si crees que no está funcionando (que sigues sintiendo más miedo que paz), el siguiente paso es no juzgarte y no luchar contra tu miedo. Simplemente observa ese miedo sin juzgarlo: sin tratar de desprenderte de él ni de calificarlo de ningún modo. No te digas a ti mismo: "esto no debería ser así", "esto se debe a...", etc. Simplemente obsérvalo sin añadirle juicios. Como creo que decía Krishnamurti (o al menos Ken Wapnick dijo que lo decía jejeje), "quédate con el miedo". No luches. Simplemente obsérvalo.

El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. (...) Simplemente observa, espera y no juzga. (L.PII.Preg1.4.1,3).

Observar con conciencia (sin juicios, con discernimiento) disolverá el miedo, porque la conciencia es luz y el miedo es oscuridad. Cuando juntas la luz con la oscuridad, a la larga (o a la corta si tomamos una decisión inmediata de "cortar con la tontería" jejeje) la oscuridad finalmente desaparece. No hace falta hacer nada más, simplemente observar. No luches contra el ego (pues eso le daría realidad en tu experiencia). Cuando observamos una emoción "desagradable" sin juzgarla, sin calificarla, sin prisas por desprendernos de ella, el desagrado va disminuyendo. Es solamente emoción pura... información... un sabor. No te vas a morir por sentir eso, aunque sea miedo. El miedo no te puede hacer daño; es solo una creencia falsa.

Cuando percibas algo como una "montaña", date cuenta de que estás haciendo una montaña de un granito de arena. Si a pesar de eso el miedo parece seguir igual, entonces simplemente toma conciencia de que a nivel de tu mente inconsciente estás eligiendo engrandecer eso (percibirlo como una montaña y no como un inofensivo granito de arena sin importancia). Toma conciencia de lo que eso significa: estás pasando por alto que se trata de un sueño. Porque si tuvieses claro que es un sueño, automáticamente lo verías todo como granitos de arena y no como montañas, porque al saber que es sueño no te afectaría:

Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño.

Basta con que aprendas esta lección para que te libres de todo sufrimiento, no importa la forma en que éste se manifieste.
(T.27.VIII.10.5-6; 11.1)

Recuerda que ahí se te habla como tomador-de-decisiones (mente), no como el ilusorio ser humano con el que sueles identificarte. Es como si a nivel de la mente, como tomador-de-decisiones (sin cuerpo humano, fuera del espacio/tiempo) estuvieras soñando, o viendo cine en una pantalla mental, identificándote con las escenas y con algunos personajes. Cuando tienes miedo, es porque estás tomando en serio la película/sueño (toma conciencia de que te has olvidado de esta idea tan básica del sistema de pensamiento del Curso: ¡eso es un sueño/película!). Cuando recuerdas que es una película, deja de afectarte. Cuanto más claramente ves que se trata de una simple película o sueño, menos te afecta lo que ves sobre la pantalla de tu propia mente.

Aprende a vivir tu vida desde el enfoque de recordar que se trata de una película/sueño. Conviértete así en un soñador lúcido del "sueño de vigilia". Conforme esta actitud te empape, las cosas irán dejando de afectarte. Cada vez que te asustes de algo, vuelve a la posición del espectador en la silla del cine/teatro, recordando que no eres el personaje y que eso es una película. No eres el personaje ni sus problemas, sino que eres el soñador, el espectador, la mente, el tomador-de-decisiones tranquilamente sentado en su "silla" (por encima del campo de batalla, es decir, fuera del espacio/tiempo).

Te recomiendo releer toda esa sección (T.27.VIII) titulada «El "héroe" del sueño», y tal vez también la anterior como introducción, titulada «El soñador del sueño» (T.27.VII), o al menos la primera frase de esa sección:

Sufrir es poner énfasis en todo lo que el mundo ha hecho para hacerte daño. (T.27.VII.1.1)

Y empieza a cambiar el énfasis. No eres la víctima. Tú mismo (como tomador de decisiones) estás eligiendo estar en paz o no: dejar que las escenas de la película te afecten o no. Puedes empezar a poner el énfasis en que lo que percibes es una película (ficticio) o sueño, en vez de en que es algo real que justifica el sentir miedo.

Al principio, el pensar que es una película, aunque te acuerdes de esto puede que no cale del todo en ti, pues sigues a la defensiva, sin creerlo demasiado. Pero poco a poco, al recordar estas ideas y observar la película sin juzgarla, irás descubriendo el centro tranquilo donde siempre estás en paz, incluso en mitad de las escenas huracanadas del mundo/película.

Las pérdidas no son pérdidas cuando se perciben correctamente. El dolor es imposible. No hay pesar que tenga causa alguna. Y cualquier clase de sufrimiento no es más que un sueño. Ésta es la verdad, que al principio sólo se dice de boca, y luego, después de repetirse muchas veces, se acepta en parte como cierta, pero con muchas reservas. Más tarde se considera seriamente cada vez más y finalmente se acepta como la verdad. (L.PII.284.1.1-6)

Conforme más te acuerdes de que se trata simplemente de un sueño o película, y de que tú no eres el personaje del sueño sino que eres el soñador, las escenas de la película irán afectándote cada vez menos. Mientras tanto, simplemente puedes observar las escenas, sin juzgarlas, simplemente recordando este tipo de ideas que provienen del discernimiento y que el Curso te ofrece.

Cuando tengas miedo: "¡Oh, por lo visto he vuelto a olvidarme de que esto no es más que un sueño! No es para tanto...". Y con esta actitud, comienzas a liberarte, comienzas a cambiar tu decisión. A tu propio ritmo. No te juzgues si te resistes. Simplemente reconoce que debe ser que sigues teniendo bastante miedo a despertar (a elegir la paz en vez del conflicto), y sigue observándote sin juzgarte. Las ilusiones no pueden resistir indefinidamente a una observación desapegada. Y cuando por fin te permitas estar tranquilo, podrás incluso reírte de todo ello, desde la convicción de que siempre se trató de una simple película o sueño sin importancia ni efectos sobre tu verdadero ser.

Y esto es lo que quería resaltar, en cuanto al aspecto práctico de este tema. Repitiendo, una vez más, que la paz es una decisión. (Es decir: que si no estoy en paz, es porque yo mismo estoy eligiendo hacer montañas de granitos de arena, permitiendo que me afecten las escenas de una simple película ficticia... tomándome en serio lo que es un simple sueño). Podemos elegirla ahora (o cuando queramos), pero si nos resistimos a ello, en vez de juzgarnos por no estar en paz, podemos aplicar las diversas ideas que nos ofrece el Curso para cambiar de mentalidad, entre ellas las que acabamos de mencionar.

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Comentario 2: ¿Prefiero el individuo o la paz?

Toni escribió: La paz depende simplemente de nuestra propia decisión mental.

(...) la paz es una decisión. (Es decir: que si no estoy en paz, es porque yo mismo estoy eligiendo hacer montañas de granitos de arena, permitiendo que me afecten las escenas de una simple película ficticia... tomándome en serio lo que es un simple sueño).

Con otras palabras: estamos constantemente eligiendo entre la paz y aferrarnos a la individualidad.

Estos son los dos niveles o planos de la ilusión, entre los que estamos constantemente eligiendo. O nos identificamos con el personaje del sueño (con la individualidad), o nos identificamos con el soñador que se encuentra por encima del campo de batalla: la mente que reside "fuera" del espacio/tiempo proyectado en su imaginación.

Y todos los desafíos que sentimos con respecto a nuestras experiencias en el mundo pueden rastrearse hasta este dilema general que es el que estamos afrontando siempre: que estoy preferiendo/eligiendo identificarme con la individualidad, en vez de con la mente. Y esto es de lo que tenemos que tomar conciencia, pues el perdón trata sobre esto y sobre nada más. Es lo mismo que quiere decir la frase "Nunca estoy disgustado por la razón que creo" (L.5). ¿Seguiré eligiendo identificarme con el personaje/individuo? ¿O elegiré volver la mente hacia dentro, dejando de proyectar y entonces identificándome con la mente o soñador que está libre del problema y puede elegir directamente estar en paz (al no identificarse con el problema proyectado, que es "cosa de humanos")?

¿Prefiero el individuo o la paz? No nos sorprendamos de descubrir que preferimos el individuo jejeje... pero en ese caso observar eso, sin juzgarnos, y tomar conciencia de que cuando nos sintamos dispuestos, podemos cambiar de perspectiva (el cambio de mentalidad) y ver las cosas como el soñador, no viéndolas a nivel del personaje. Y así, al tomar conciencia de lo que es simplemente un sueño, y de la paz que hay disponible en el otro nivel, el sueño deja de afectarnos y entonces nos sentimos en paz. El sueño deja de afectarnos automáticamente cuando lo reconocemos como sueño, en vez de seguir tomándolo como una realidad. Y esta es nuestra decisión. ¿Soy un individuo? ¿O soy un soñador, por encima del campo de batalla, libre de elegir entre la paz (ver el sueño como sueño) o el conflicto (ver el sueño como algo real)? Si elijo otorgar realidad al sueño, la ventaja es que así me confirmo a mí mismo como un individuo: otorgo realidad al individuo que deseo ser (y eso es lo que quiere el ego). Pero si me atrevo a poner en duda el sueño, en esa misma medida me abriré a mi identidad como el soñador, libre de elegir entre tomar el sueño en serio o con tranquilidad, es decir, libre de elegir interpretar el sueño como realidad o como un mero sueño.

Insisto una vez más; en palabras podría resumirse también en esta clave que enfatizo en este comentario: simplemente estoy decidiendo si quiero verme como un individuo o como puro espíritu (con el paso intermedio de tomar conciencia de mi identidad como soñador: mi capacidad a nivel de la mente para elegir entre la paz —ver la ilusoriedad del sueño/individuo— y el conflicto —tomar en serio el sueño/individuo).

¿Soy un individuo? ¿O, por el contrario, mi identidad está por encima del campo de batalla del individuo?

¿Soy un individuo o no? Esto es lo que tengo que elegir. Es lo que estoy eligiendo, conscientemente o no. O soy un individuo, o soy paz. Si siento conflicto, eso me dice que estoy eligiendo ser (verme como) un individuo. Si siento paz, eso me dice que estoy eligiendo reconocer que no soy un individuo. No se pueden tener ambas cosas a la vez. No se puede tener a la vez lo ilusorio y la verdad: no se puede tener a la vez la individualidad y la paz de Dios. Y en nuestra experiencia llegaremos a comprobar que cuanta más paz nos permitimos sentir, menos sensación de individualidad hay. Y cuanto menos nos identificamos con la individualidad, más paz es reconocida.

Sólo el individuo es víctima de preocupaciones, de miedos, de la ira, del conflicto. Fuera del individuo solamente hay paz. El ego nos dice que no salgamos del mundo, de la proyección (y que creamos que no es una proyección, sino la realidad). El ego quiere que nos quedemos en el mundo, que no salgamos del mundo para volver a la mente. El ego nos dice que si regresamos a la mente, no veremos paz sino la más negra negrura que podríamos imaginar.

[El ego] Te pide imperiosamente que no mires dentro de ti, pues si lo haces tus ojos se posarán sobre el pecado y Dios te cegará. (T.21.IV.2.3)

Que es una forma de decir que: "no salgas del individuo, o las pagarás todas juntas". La cita dice "Dios te cegará", pero eso es un eufemismo de que Dios nos castigará, de que en última instancia nos matará... lo que en el fondo se refiere al miedo del ego a que si reconocemos la verdad (Dios), la individualidad desaparecerá (eso el ego lo considera muerte). El "pecado" según el ego es que elijamos la paz en vez de la individualidad. Pues si elegimos la paz, el tesoro que tanto aprecia el ego (la individualidad) desaparecerá en la nada de donde provino (T.10.IV.1.9; M.13.1.2; C.4.4-5).

Es decir, que el mayor "pecado" según el ego es que empecemos a dudar de nuestra realidad como individuos. Pero tenemos que elegir entre considerarnos un individuo o sentir la paz de nuestro verdadero ser.

Hay otras muchas maneras de tocar este proceso mediante las palabras. En el Curso hay un montón de variantes. En este hilo del foro, tenemos varios comentarios abordando este tema, con palabras diferentes, para así facilitar que captemos mejor lo esencial de este proceso de volver la mente hacia dentro o de perdón. El comentario de Davids también es muy oportuno. Y aquí, ahora, en este comentario, decido acabar con alguna frase breve como recordatorio de la onda de este último experimento en palabras:

¿Soy un individuo o no? Elijamos. Y si no nos gusta el resultado, elijamos de nuevo (T.31.VIII).

La breve frase/recordatorio a la que me refería era la pregunta en negritas, tomando conciencia de que eso es lo que estamos eligiendo instante tras instante en este sueño ilusorio. Acabemos repitiéndola:

¿Soy un individuo o no?

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Comentario 3: Forma y contenido: No aferrarse a las palabras — FLEXIBILIDAD

Se me ha ocurrido que puede venir bien recordar que aunque muchas veces usemos palabras diferentes, todas ellas funcionan como sinónimos en cierto sentido (en el contexto de enseñanza del Curso). Y puede ser útil mencionar esto porque ver las diferentes palabras e intuir que sirven para referirnos a los mismos tipos de conceptos, puede ayudarnos a abrir nuestra mente, dejando de aferrarnos demasiado a determinadas palabras concretas.

Por lo tanto, aquí va una pequeña lista de sinónimos (separada en dos listas, una para reflejar el sistema de pensamiento del ego, y la otra para el sistema de pensamiento del Espíritu Santo):

Individualidad, especialismo, separación, diferencias, juicio, rechazo, apego, cuerpo, límite, concreto, miedo, conflicto, muerte, etc.

Unidad, igualdad, aceptación, amor, ecuanimidad, ilimitado, abstracto, confianza, intereses compartidos, vida, etc.

Sin duda que estas listas son incompletas (en el Curso aparecen muchas más palabras relacionadas), simplemente e incluido como ejemplo las que se me acaban de ocurrir.

Puede ser útil para reflexionar. Por ejemplo, en mi anterior comentario de este hilo del foro hice mucho hincapié en la palabra "individualidad"; y puede ser útil tomar conciencia de que es equivalente a "especialismo", "separación", "diferencias", etc. Así que aunque en el Curso alguna de estas palabras pueda aparecer menos veces (la palabra "individualidad" aparece una sola vez, aunque en la forma "individuo" sí aparece algunas veces más), en cambio otras aparecen muchísimo  (como "especialismo", "relaciones especiales", o "separación"). Y es útil saber que cuando se habla de especialismo, esto es también hablar de individualidad o de cualquiera de los sinónimos.

Usar una palabra u otra puede ayudarnos a verlo más claramente, con matices ligeramente diferentes, captando diversos aspectos del tema. Estos sinónimos se complementan muy bien entre sí. Por ejemplo, cuando rechazo a alguien (o me enfado con alguien, etc), estoy reforzando mi individualidad y creyendo en la separación, y por lo tanto estoy estableciendo una relación especial, reforzando mi especialismo, o en otras palabras, mi convicción en la realidad de las diferencias. Al ver esto explicado con palabras (formas) diferentes, podemos ir dándonos cuenta mejor de lo esencial, del contenido. Pues las palabras son simplemente ayudas provisionales; lo importante es que entendamos cómo estamos negando la verdad, y que podemos cambiar de actitud/mentalidad.

De modo que todo este tipo de ideas podemos encontrarlas cuando repasemos el Curso, aunque ahí estén expresadas con un lenguaje y palabras diferentes. El Curso mismo explica y repite una y otra vez lo mismo, enfocándolo de manera diferente a lo largo de los diversos capítulos (lo cual forma parte de su método de enseñanza). Ken Wapnick también: él dijo que en el fondo siempre repetía el mismo mensaje en todos sus libros y talleres, aunque lo expresara con palabras y ejemplos diferentes, y que en todos los casos no hacía más que repetir lo que ya dice el Curso, aunque fuese con un lenguaje diferente. De hecho, Ken decía a veces en sus talleres: "Aquí no vais a escuchar nada nuevo; no voy a decir nada que no diga el Curso; aunque tal vez lo diré de un modo diferente" (la frase entre comillas me la he inventado, pero él dijo algo así en contenido, aunque las palabras textuales fuesen otras... y bueno, además de que él lo diría en inglés jajaja).

Reflexionar en este tipo de temas (que nos remiten al tema de la forma frente al contenido) puede ayudarnos a mejorar nuestro discernimiento, y al ver las cosas más claras, aplicar mejor estas ideas en nuestra experiencia cotidiana. Captando los significados sin aferrarnos a las palabras que nos ayudan a captarlos.

Como decía Nisargadatta Maharaj: "Una vez que lo hayas comprendido, olvídate de las palabras". De lo contrario nos liaríamos y malinterpretaríamos muchas cosas.

Incluso las listas de sinónimos que he dado, no son para tomarlas demasiado literalmente, porque repito, no nos conviene aferrarnos a las palabras. Porque por ejemplo, cualquiera de las palabras de una de esas dos listas puede usarse en ciertas ocasiones con un sentido que la convierta en sinónimo de la otra lista. Digamos la palabra "rechazo", que puede servirnos para referirnos al rechazo de mentalidad errada de cuando rechazamos a alguien por verle diferente en algún sentido real/importante. Pero esa misma palabra puede usarse en un contexto de mentalidad recta, por ejemplo podríamos hablar de rechazar el sistema de pensamiento del ego, en el sentido de no tomarlo en serio. Y lo mismo sucede con todas las demás palabras. Por ejemplo, "no tomar algo en serio" puede usarse en un contexto de mentalidad recta (por ejemplo refiriéndonos a no otorgar realidad a la ilusión), pero también puede usarse el concepto de "no tomar algo en serio" en un contexto de mentalidad errada (por ejemplo para indicar falta de respeto o falta de amor: "No me amas... no me tomas en serio... no te importo...").

Como puede suceder lo mismo con cualquier otra palabra o concepto, es muy sensato evitar apegarnos a las palabras. Usémoslas como decía Nisargadatta (para captar algo y luego dejar las palabras tranquilas), o como insinúa el Curso que es el uso útil para todo lo ilusorio (como ejemplo se refiere al cuerpo): como un medio de comunicación temporal. Podemos usar las palabras como "puentes" hacia el significado (medios de comunicación), pero una vez captado el significado, ya no necesitamos seguir atados al puente. Un puente es inútil si no lo abandonamos para ir al otro lado.

Teniendo esto en cuenta, evitaremos muchos peligros de malinterpretación. Pues cuando una palabra o concepto nos haya señalado un significado, seremos lo suficientemente sabios para soltar la palabra y dejarla en libertad. De ese modo, la siguiente vez que escuchemos esa palabra, estaremos receptivos para aceptar el nuevo mensaje que nos quiere señalar, y sabremos leer ese mensaje acudiendo al nuevo contexto en que aparece la palabra, en vez de cegarnos con el pasado de esa palabra: creyendo que el contexto en que entendimos esa palabra en el pasado, sigue valiendo para esta nueva comunicación en el ahora.

Soltemos el pasado y aceptemos receptivamente lo que se nos está comunicando ahora, en vez de aferrarnos a lo que —remitiéndonos al pasado— pensamos que se nos debería estar comunicando.

Recordemos que el ego huye del presente y se aferra al pasado (y aunque lo llame "presente", ese es un falso presente):

El "ahora" no significa nada para el ego. El presente tan sólo le recuerda viejas heridas, y reacciona ante él como si fuera el pasado. El ego no puede tolerar que te liberes del pasado, y aunque el pasado ya pasó, el ego trata de proteger su propia imagen reaccionando como si el pasado todavía estuviese aquí. Dicta tus reacciones hacia aquellos con los que te encuentras en el presente tomando como punto de referencia el pasado, empañando así la realidad actual de aquellos. De hecho, si sigues los dictados del ego, reaccionarás ante tu hermano (o ante una palabra jejeje) como si se tratase de otra persona, y esto sin duda te impedirá conocerlo tal como es. Y recibirás mensajes de él basados en tu propio pasado porque, al hacer que el pasado cobre realidad en el presente, no te permitirás a ti mismo abandonarlo. De este modo, te niegas a ti mismo el mensaje de liberación que cada uno de tus hermanos te ofrece ahora. (T.13.IV.5)

Eso es aplicable de muchos modos diferentes, y aunque ahí utiliza como referente a "tu hermano", podemos aplicarlo igualmente a nuestra relación con las palabras o con otros objetos.

Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación. (T.13.VI.3.5)

No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. (T.13.VI.5.4)

El miedo no tiene cabida en el presente cuando cada instante se alza nítido y separado del pasado, sin que la sombra de éste se extienda hasta el futuro. (T.15.I.8.3)

Siempre existe cierto riesgo en ver el presente en función del pasado. (M.24.2.7)

Si adoptamos una postura mental de flexibilidad (palabra que en este contexto es casi sinónima de receptividad y de "mentalidad abierta", que es la décima de las 10 características de los maestros de Dios (M.4.X)), incluso estas citas (o cualquier otra) puede ofrecernos mensajes con capas de significado diferentes o con aplicaciones diferentes. Por ejemplo, muchas veces se nos habla de nuestro "hermano" pero podemos aplicar el mensaje general a otros asuntos: a las palabras, al tiempo, etc. De este modo, una misma cita de UCDM (o de cualquier enseñanza) puede comunicarnos mensajes distintos pero complementarios cada vez que la leamos. Y con flexibilidad mental podremos generalizar lo que se comunica, tomando conciencia de su aplicación universal.

En fin, que el Curso (y Ramana Maharshi u otros gurus) enseña usando enfoques diferentes, recursos diferentes, palabras diferentes, pero que en el fondo todo remite a lo mismo, aunque explicado en términos diferentes o mediante enfoques diferentes. Por ejemplo, el Curso habla en términos de renunciar a nuestros resentimientos, o en términos de centrarnos en el presente y liberarnos del pasado, o en términos de dejar de otorgar realidad e importancia a las diferencias, etc. O Ramana Maharshi, unas veces hablaba de autoindagación ("¿quién soy yo?") en términos de mirar nuestro "yo" —reconociendo que es ilusorio— y luego seguir el rastro hasta su Fuente (la Mente ontológica), y otras veces Ramana exponía el proceso en términos de centrarnos en el presente en vez de en el "yo" (una vez le preguntaron sobre eso y comentó que en el fondo se trataba de dos maneras de lograr lo mismo; a fin de cuentas, el falso yo es pasado; y el verdadero yo es presente puro intemporal).  Puede que algunos de los enfoques nos resulten más útiles en un momento determinado, pero todos ellos se basan en lo mismo, y procurar captar el mensaje unificado que hay en los enfoques o palabras aparentemente diferentes puede ayudarnos a aumentar nuestro discernimiento y acelerar nuestra liberación del nunca sucedido dilema de la inexistente dualidad.

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Comentario 4: Más flexibilidad. Autoindagación. ¿Quién soy yo? Volver la mente hacia dentro.

Se me ha ocurrido comentar una cosilla más, combinando ideas en común de mis dos últimos comentarios. 1) el recordatorio breve: ¿Soy un individuo o no? 2) Lo que menciono en el último comentario: la flexibilidad o versartilidad de los conceptos/palabras.

Aunque estamos en el hilo sobre UCDM, voy a hacer un guiño al Advaita, comparando la pregunta "ucedemiana" que hice en aquel comentario (¿Soy un individuo o no?) con una pregunta similarmente breve que hacía Ramana Maharshi (¿Quién soy yo?):

¿Soy un individuo o no?

¿Quién soy yo?

Los que estáis familiarizados con Ramana Maharshi podréis percataros de la igualdad de ambas preguntas. Las palabras pueden ser diferentes, incluso el enfoque para practicarlas, pero el objetivo es el mismo.

Ambas preguntas son indicaciones para ayudarnos a volver la mente hacia dentro. Veamos brevemente ambos enfoques:

1) ¿Soy un individuo o no? Esta pregunta es un recordatorio para llevar nuestra atención desde la proyección (el mundo, el cuerpo, el individuo, la separación, la dualidad) hasta la fuente de la proyección (la mente, el soñador, y en última instancia el Ser puro).

2) ¿Quién soy yo? Ramana Maharshi proponía que en vez de confundirnos con la multitud de objetos del mundo, prestáramos atención al "yo" y le siguiéramos la pista hasta remontarnos a su fuente u origen, y en última instancia llegaríamos al Sí Mismo o Ser puro.

Como veis, ambos enfoques son básicamente lo mismo: dirigir nuestra atención desde la proyección hasta su fuente u origen, que es donde se deshace el error, pues en la fuente todo se aclara: el "yo" no se encuentra en ninguna parte, pues no es real. El Ser es lo único real.

Ramana Maharshi llamó alguna vez a este proceso "volver la mente hacia dentro" (entendiéndose que la mente parece haberse proyectado hacia fuera —dualidad de sujeto y objeto—, y es esa proyección la que se nos invita a retirarla, a traerla de vuelta a nuestra propia mente/conciencia), y a mí me gusta hablar de la autoindagación ("auto" significa "uno mismo", es decir que se trata de indagarse uno mismo, es decir, mirar hacia dentro, llevando la atención desde el mundo/individuo hasta la conciencia libre del espacio/tiempo) que proponía Ramana Maharshi como un proceso de volver la mente hacia dentro. También me gustan esas palabras para referirme al proceso del perdón que enseña el Curso, pues sigue siendo volver la mente hacia dentro: ir desde la proyección hasta su fuente. En palabras también del Curso, mirar en nuestro interior, pero no con miedo (ego, juicio), sino con la compañía de Jesús, es decir, con el discernimiento y confianza que emanan de la mentalidad recta (sinónimo de discernimiento). Otro ejemplo del Curso es el título de la lección 155, que incluye un guiño a volver la mente hacia dentro, pues se titula "Daré un paso atrás y dejaré que Él dirija el camino", aunque se tradujo como "Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino", que es una traducción válida (suena más natural en nuestro idioma) aunque se pierde ese guiño al tema de volverse atrás hasta la mente/fuente, que aparece en otros lugares del Curso.

Volver la mente hacia dentro es lo único que necesitamos hacer para constatar que todo sufrimiento es ilusorio (de hecho, cualquier sufrimiento es el ilusorio resultado de proyectar la mente hacia un afuera que no existe). No es un hacer corporal, sino simplemente un cambio de perspectiva, un "movimiento de conciencia" o cambio de mentalidad, una maniobra o recurso pedagógico (un clavo saca otro clavo) que nos demostrará que en realidad la mente no experimenta cambios, la conciencia pura no se mueve ni cambia, pues lo que es, siempre es tal como es (es un estado constante de unicidad, sin cambios de estado pues es un estado único, sin alternativas, sin ranuras, sin división, sin fallos), y es inmutable.

Por lo tanto, lo importante no es qué frases usamos como herramienta provisional de apoyo para volver la mente hacia dentro, por ejemplo:

¿Soy un individuo o no?

¿Quién o qué soy?

Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

Dios no es miedo, sino Amor.

etc, etc, etc.

Lo importante no es cuál fórmula usamos o cuál nos gusta más. Porque las palabras no importan. Lo que importa es que lo hagamos: que volvamos la mente hacia dentro (lo cual sucede automáticamente cuando dejamos de proyectar, y por lo tanto cuando dejamos de tomar en serio las ilusiones del mundo). Que es el objetivo que esos mensajes pretenden recordarnos y que podemos poner en practica cada vez que nos parezca que hay cualquier tipo de conflicto. De este modo, volviendo la mente hacia dentro soltaremos cada ilusorio conflicto, retornando a la paz original.
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Podéis encontrar más temas, preguntas o comentarios en el índice de temas y por supuesto en el foro.

1) Índice de temas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/p/blog-page.html

2) Foro CONCORDIA Y PLENITUD: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/

Saludos

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martes, 21 de marzo de 2017

Otro resumen y aclaraciones del proceso del perdón

Este post se complementa con el que titulé "Algunos recordatorios del perdón": http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/12/algunos-recordatorios-del-perdon.html

Leyendo un libro de Kenneth Wapnick he visto que él señala otro párrafo del Curso que sirve también como resumen del perdón; concretamente el 6º párrafo del capítulo 4 de la Clarificación de términos. Copio ese párrafo, señalo en colores diferentes las principales referencias a los 3 pasos del perdón, y luego debajo comentaré un poco el tema, pasando después a comentar algunas otras citas muy inspiradoras sobre este tema. Empecemos con la cita que he anunciado:

Este es el cambio que brinda la percepción verdadera: lo que antes se había proyectado afuera, ahora se ve adentro, y ahí el perdón deja que desaparezca. Ahí se establece el altar al Hijo, y ahí se recuerda a su Padre. Ahí se llevan todas las ilusiones ante la verdad y se depositan ante el altar. Lo que se ve como que está afuera no puede sino estar más allá del alcance del perdón, pues parece ser por siempre pecaminoso. ¿Qué esperanza puede haber mientras se siga viendo el pecado como algo externo? ¿Qué remedio puede haber para la culpabilidad? Mas al ver a la culpabilidad y al perdón dentro de tu mente, éstos se encuentran juntos por un instante, uno al lado del otro, ante un solo altar. Ahí, por fin, la enfermedad y su único remedio se unen en un destello de luz curativa. Dios ha venido a reclamar lo que es Suyo. El perdón se ha consumado. (C.4.6)

En color rojo he señalado la principal referencia al primer paso del proceso del perdón. En color naranja, la principal referencia al segundo paso del perdón. Luego vienen unas aclaraciones sobre estos dos pasos, y finalmente, al final del párrafo y en color verde, he señalado la referencia al tercer paso del perdón.

Como ya vimos en el otro post (cuyo link he puesto más arriba), los 3 pasos del perdón pueden sintetizarse brevemente con esquemas del siguiente estilo (elaboro aquí otra aclaración basada en el mismo tipo de esquema):

1) Discernimiento. Identificación de la causa; esto implica ver la ilusoriedad del sueño del mundo, de lo externo, y acordarnos de que toda percepción externa simboliza lo que sucede en el interior de nuestra mente, que es donde está la verdadera causa de nuestros problemas, una causa que sigue siendo ilusoria: nuestra creencia en la separación. Recordatorio: "Nunca estoy disgustado por la razón que creo".

2) Desapego/"entrega". El discernimiento nos lleva al interior de la mente y a la comprensión de que no merece la pena seguir sufriendo; no merece la pena seguir eligiendo creer en lo falso: aferrarnos a la individualidad/separación. No tenemos que hacer nada excepto observar el asunto desde la perspectiva de la mentalidad recta ("con Jesús/Espíritu Santo", en palabras del Curso; es decir: sin juicios). Por lo general nos negamos a observar nuestro ego en funcionamiento sin juzgarlo. Reprimimos eso (nuestras tencias egoicas; nuestra responsabilidad en ello). Pero es eso lo que tenemos que mirar, pero mirándolo sin juicios. Así llegaremos a la comprensión de que no vale la pena, no es nada. Y simplemente por mirarlo así (sin juzgarlo, con discernimiento), dejaremos de desear seguir apoyando al ego/individualidad. Y de manera natural se desvanecerá sin que tengamos que hacer nada, simplemente por haberlo observado sin juicios. No tenemos que luchar contra el ego, ni siquiera tratar de corregirlo ni de soltarlo/entregarlo: basta con mirarlo sin juicio, pues al ver su demencia e insustancialidad, dejaremos de creer en él, y eso es lo que producirá de manera natural y espontánea su deshacimiento. Recordatorio: "Sinceramente, ya no quiero seguir eligiendo esto. Ya no lo necesito. No es nada".

3) Gracia/confianza/paz. Una vez completado el perdón, llega la paz. Conforme más perdonamos y más deshacemos nuestra resistencia a despertar, más nos abrimos a la paz. La paz no la buscamos; llega por sí sola al practicar el perdón. Al dar los dos primeros pasos (que no implican hacer nada en el mundo, pues todos estos pasos son simplemente un cambio de mentalidad en nuestra propia mente), este tercer paso sucede por sí solo sin ningún esfuerzo por nuestra parte.

Comentemos también alguna citas más, todas del Texto, dos de ellas de la muy importante sección "La inversión de efecto y causa" (T.28.II):

El milagro establece que estás teniendo un sueño y que su contenido no es real. Éste es un paso crucial a la hora de lidiar con ilusiones. Nadie tiene miedo de ellas cuando se da cuenta de que fue él mismo quien las inventó. Lo que mantenía vivo al miedo era que él no veía que él mismo era el autor del sueño y no una de sus figuras. Él se causa a sí mismo lo que sueña que le causó a su hermano. Y esto es todo lo que el sueño ha hecho y lo que le ha ofrecido para mostrarle que sus deseos se han cumplido. Y así, él teme su propio ataque, pero lo ve venir de la mano de otro. Como víctima que es, sufre por razón de los efectos del ataque, pero no por razón de su causa. No es el autor de su propio ataque, y es inocente de lo que ha causado. El milagro no hace sino mostrarle que él no ha hecho nada. De lo que tiene miedo es de una causa que carece de los efectos que habrían hecho de ella una causa. Por lo tanto, nunca lo fue. (T.28.II.7)

El párrafo anterior sirve también de resumen de los dos primeros pasos del perdón, que son los pasos que nos incumben (ya que el tercero sucede por sí solo cuando se dan los otros dos).

He mantenido el código de colores que usé anteriormente. Comentar el párrafo entero podría ser largo, en cualquier caso podemos interpretarlo usando las claves que ya hemos mencionado más arriba y en el post anterior sobre los recordatorios del perdón. Aquí voy a comentar solamente una frase que puede venir bien aclarar: "Él se causa a sí mismo lo que sueña que le causó a su hermano": esto lleva nuestra atención del sueño al soñador; del cuerpo/mundo hasta la mente; desde el efecto hasta la causa. Es útil la distinción entre los dos niveles del sueño, el sueño del mundo (nuestras percepciones como cuerpos/formas) y el sueño secreto u ontológico. "Él se causa a sí mismo..." se refiere a que en el mundo nos percibimos como víctimas de algo externo, reprimiendo que somos nosotros mismos quienes lo hemos orquestado todo (por ejemplo nos enfadamos con alguien o le condenamos porque creemos que nos ha hecho daño), pero podemos tomar conciencia de que eso que percibimos externamente no es la verdadera causa de nuestro malestar, sino que estamos proyectando sobre otros "lo que soñamos que le causamos a nuestro hermano", lo cual se refiere al sueño secreto u ontológico, en el cual la situación se invierte, pues ahí no somos la víctima, sino el agresor: fuimos nosotros quienes nos separamos de Dios (y por extensión del Cristo, de la Filiación, del Hermano que engloba a cualquier hermano del nivel del mundo). No se nos hizo nada, sino que somos nosotros mismos quienes elegimos hacérnoslo a nosotros mismos. No fuimos expulsados del Paraíso, sino que decidimos salir de él, huyendo del Amor que pondría fin a nuestra individualidad. Pero como resulta duro reconocer que nosotros mismos renunciamos al Amor, y que somos los artífices de nuestro sufrimiento y carencia, entonces preferimos proyectar eso fuera de nosotros, echando las culpas a Dios en un nivel ("¡Oh, fue Dios Quien me expulsó!"), y echando la culpa a cualquier forma externa en el nivel del mundo, que es una mera proyección ilusoria para representar lo que queremos: que la culpa la tenga otro, alguien externo. De modo que en el sueño secreto soñamos que nosotros somos culpables por la separación ("soñamos que le causamos daño a nuestro hermano"), y proyectamos eso sobre el sueño del mundo invirtiendo causa y efecto, de modo que ahora es nuestro hermano quien creemos que nos ha causado daño (y por lo tanto nos sentimos justificados a considerarnos víctimas, contraatacar juzgando, condenando, etc; ahora podemos releer el párrafo entero de la cita, entendiéndolo mejor). Esto se relaciona con la famosa cita de la sección «El "héroe" del sueño», en la que se dice:

El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. (T.27.VIII.10.1)

Lo cual sigue estando relacionado con el primer paso del perdón (por cierto, recordemos que ese "tú" no se refiere a nuestro "yo" humano, sino a nuestro "yo" ontológico, es decir, nosotros en el nivel más real —aunque todavía ilusorio— de la mente, como soñador o tomador-de-decisiones).

Finalmente, la primera frase de esa sección del Texto que ya hemos citado es muy poderosa y tiene muchas lecturas, a varios niveles:

Sin causa no puede haber efectos, mas sin efectos no puede haber causa. (T.28.II.1.1)

Esta breve frase es espléndida y tiene diversas lecturas. Una de ellas es resumir de manera breve el proceso del perdón, pues en esta frase se tocan los dos aspectos principales del perdón (los dos primeros pasos). Sin causa (en la mente: sin tomar en serio la idea de la separación) no puede haber efectos (es decir, que en el mundo nada puede afectarnos, pues al no tomar en serio la causa y reconocer su ilusoriedad, tampoco tomamos en serio los efectos pues reconocemos que son igualmente ilusorios). Y esto también funciona al revés, ¡y esto es muy importante, porque aquí es donde comienza nuestra práctica del perdón!: ¡sin efectos no puede haber causa! Esto quiere decir que si no tomamos en serio los efectos que percibimos (en nuestro nivel cotidiano del sueño del mundo), al no darles importancia y reconocer su ilusoriedad, estamos simultáneamente deshaciendo su también ilusoria causa en el sueño secreto ontológico. Por ejemplo, se me cae un vaso de cristal al suelo y se rompe (o enfermo de cáncer, etc), y en vez de darle importancia y tomarlo a la tremenda, recuerdo que es simplemente la ilusoria proyección/sueño de una causa que es igualmente ilusoria, situada en la mente ontologica: mi decisión en favor de la separación. Al no tomarme en serio el efecto percibido, estoy dejando de tomarme en serio también su causa, y por lo tanto deshaciendo el ego en su misma raíz ontológica.

Esa frase tiene también otras lecturas, por ejemplo para recordarnos que si negamos a Dios/Unidad, no podremos percibir Sus efectos (amor, paz, etc), ya que "Sin causa no puede haber efectos". Y de nuevo funciona también al revés: si en el sueño del mundo adoptamos una actitud que niega los efectos del Amor, es decir, elegimos juzgar, condenar, rechazar, etc., entonces experimentar a Dios se vuelve imposible para nosotros, porque "sin efectos no puede haber causa". Sin perdón no puede haber paz, ni puede experimentarse la Unidad.

Pero lo que hacemos, al seguir el sistema de pensamiento del ego, es aferrarnos a nuestros resentimientos, lo cual es una negación del perdón (y en consecuencia una negación de Dios). Entonces no podemos experimentar paz, sino que fortalecemos nuestra percepción de conflicto, y además le damos la vuelta a causa (nuestra decisión de apoyar al ego, de no perdonar) y efecto (conflicto) y decidimos que la culpa no es nuestra, sino que son "ellos" (las circunstancias, las personas, quien sea) quienes han causado nuestro conflicto o dolor.

Lo cual se relaciona con esta otra cita, del capítulo 21 del Texto, de la sección titulada "Somos responsables de lo que vemos" (T.21.II):

Cuando se niega la visión, la confusión entre causa y efecto es inevitable. El propósito ahora es mantener la causa oculta del efecto y hacer que el efecto parezca ser la causa. Esta aparente autonomía del efecto permite que se le considere algo independiente, y capaz de ser la causa de los sucesos y sentimientos que su hacedor cree que el efecto suscita. Anteriormente hablamos de tu deseo de crear a tu propio creador, y de ser el padre y no el hijo de él. Éste es el mismo deseo. El Hijo es el efecto que quiere negar a su Causa. Y así, él parece ser la causa y producir efectos reales. Pero lo cierto es que no puede haber efectos sin causa, y confundir ambas cosas es simplemente no entender ninguna de las dos. (T.21.II.10)

Nosotros elegimos qué vamos a considerar real o a qué le vamos a dar valor y credibilidad: a Dios o al conflicto. Al Amor o al mundo/cuerpo. La paz o el miedo. El perdón o la condenación. Somos libres de elegir, y dependiendo de lo que elegimos, así es nuestra experiencia.

El plan del ego, que seguimos tan fielmente, consiste en reprimir nuestra responsabilidad sobre nuestro sufrimiento, y en vez de reconocer que la causa es nuestra propia decisión, preferimos proyectar la responsabilidad sobre otros, sobre personajes proyectados sobre un mundo inventado, invirtiendo la causa y el efecto. Ahora parecemos ser víctimas de las circunstancias, de las personas, de un mundo externo. El perdón consiste en mirar esa dinámica proyectora de culpa del ego, mirándola sin juicio, y simplemente observándola sin juzgarla llegaremos a la comprensión del dolor que esa decisión nos causa, llegando al punto en que ya no seguiremos deseando aferrarnos a ningún aspecto de la ilusión. Y mediante esta observación libre de juicios y repleta de discernimiento, de manera natural y espontánea, el ego se deshará conforme vamos dejando de creer en él y al dejar de desearlo.

El Curso nos invita a que dejemos de reprimir nuestro apego al ego, nuestra resistencia a despertar, nuestro aferrarnos a la individualidad, y por lo tanto a los resentimientos, a juzgar, etc. No se nos pide que luchemos contra todo eso; simplemente se nos invita a que lo observemos sin juicio (eso es mirar con Jesús o con el Espíritu Santo), y el resto corre a cargo del Espíritu Santo (el resultado, la paz, el despertar, sucede por sí solo cuando tomamos esta tranquila actitud de perdonar, de observar sin juzgar). Se nos invita a que no escondamos nada de Jesús; a que no le ocultemos ninguno de nuestros pensamientos tenebrosos al Espíritu Santo. Pues esconderle algo a Jesús o al Espíritu Santo significa reprimir esos pensamientoe egoicos; lo cual significa que todavía los deseamos, porque si los mirásemos sin juzgarlos, desaparecerían, y una parte de nosotros sabe eso.

Por eso hay lecciones del Libro de ejercicios que nos invitan a observar nuestra mente, haciendo introspección en busca de cualquier pensamiento egoico que hayamos reprimido: resentimientos, preocupaciones, miedos, etc. Por ejemplo, lo que muchas veces hacemos ante un miedo o preocupación es reprimirlo, tratando de pensar en otra cosa, tratando de ser positivos, de "pensar en positivo", etc. Pero eso no sana el pensamiento erróneo, simplemente lo tapa y lo oculta temporalmente. Para sanarlo, tenemos que dejar de reprimirlo, mirándolo "con Jesús", es decir, desde una perspectiva de mentalidad recta: sin juicio, sin miedo, comprendiendo con discernimiento la dinámica de proyección del ego, y viendo lo inútil de apoyar todo eso. Al comprender su inutilidad, desaparecerá por sí solo gradualmente. Pero esto ocurre al mirar nuestros procesos egoicos sin juzgarlos; no ocurre si en vez de mirar en nuestro interior, decidimos mirar a otra parte (o sea: si los reprimimos, fingiendo que no somos tan egoicos, sino que somos tan bellamente "inocentes", tan "espirituales"...).

Y todo esto se relaciona con citas del Curso como por ejemplo (hay otras; copio solamente una como ejemplo):

Nadie puede escapar de las ilusiones a menos que las examine ((¡lo contrario de reprimirlas!)), pues no examinarlas es la manera de protegerlas. No hay necesidad de sentirse amedrentado por ellas, pues no son peligrosas. Estamos listos para examinar más detenidamente el sistema de pensamiento del ego porque juntos disponemos de la lámpara que lo desvanecerá (es decir, que juntos —junto a Jesús, es decir, desde una perspectiva de mentalidad recta— disponemos de la lámpara —la Expiación; la mentalidad recta que nos recuerda que "la separación nunca ocurrió"— que desvanecerá todo conflicto, toda ilusión), y, puesto que te has dado cuenta de que no lo deseas, debes estar listo para ello.  (T.11.V.1.1-3)

Cita con la cual concluimos este post. Una cuidadosa reflexión de las ideas contenidas en estos dos posts (este y el que linkeé arriba del todo) puede ayudarnos a captar mejor algunos de los principales aspectos del proceso del perdón.

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Podéis encontrar más temas, preguntas o comentarios en el índice de temas y por supuesto en el foro.

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2) Foro CONCORDIA Y PLENITUD: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/

Saludos

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viernes, 3 de marzo de 2017

Sexo bizarro (extravagante) — Forma & Contenido

Copio este tema del foro CONCORDIA Y PLENITUD (el link lo tenéis al final del post):

Comentario de Antonio.F:

¡¡Vaya título que he puesto a este tema!!... Estaba releyendo el libro "El perdón y Jesús" de Kenneth Wapnick, en el cual se trata el tema del sexo. Dice Wapnick que el sexo (relación especial en la cual se busca la compleción, a través de la "unión" con otros cuerpos) puede ser entregado al Espíritu Santo, sería algo así, como transformar una relación especial en relación santa. Aunque ni que decir tiene que el sexo es del ego, también puede haber un binomio sexo-perdón y eso está bien, como también puede haber un binomio celibato-ego y eso está mal (parafraseando a Wapnick más o menos); pero pasemos del sexo más o menos romántico y confundido con el amor (amor especial) a ese otro sexo que busca la humillación, la venganza y el dolor (estas emociones sexuales inherentes al sexo, también las toca Wapnick en su libro), ese sexo del bueno tan morboso y tan rico... rico..., ese sexo dice Wapnick (y yo también) que pese a ser tan atrayente, dista mucho de ser amoroso. Entiendo que perdonar el deseo de hacer el amor a quien sea (deseo o acto consumado), de sentir todo un festival de placer (sustituto del gozo y la dicha), confundirlo con el amor y hacerlo por sentirnos amado o por la necesidad de expresar nuestro amor, es algo muy perdonable; ¿pero... entregar al Espíritu Santo, un encuentro sadomasoquista donde prima la humillación, no sería como entregar un acto vandálico para después perpetrarlo?

Saludos.

Comentario de Toni:

Perdonar es observar sin juicio (lo que incluye observar sin apego a los resultados). El perdón no-dual puede aplicarse a cualquier situación que percibamos como conflictiva, sin importar su forma. Si nuestro perdón es auténtico, lo que suceda después ya se verá por sí solo. Puede que la actividad externa cambie, o puede que no. De cualquier modo, al practicar el verdadero perdón nos abriremos a la verdadera inspiración del Maestro interior, facilitando el que intuyamos lo mejor para todos, en todos los sentidos.

En principio, incluso un ladrón de bancos o un sadomasoquista puede practicar el verdadero perdón, observando sus actividades sin juicio. También es posible autoengañarse y no estar perdonando realmente, sino justificando las propias creencias erróneas (lo que en el Anexo del Curso se llamó "perdón-para-destruir"). En cualquier caso, lo que importa no es la forma, sino el contenido, el cual puede ser de paz (auténtico perdón) o de miedo (errores egoicos, incluyendo el falso perdón y las justificaciones egoicas).

Sobre la forma no podemos decir nada de antemano, pues no hay regla fija y un estudiante sincero del Curso puede serlo independientemente de la forma que adopten sus lecciones:

No hay, sin embargo, una norma fija al respecto, toda vez que el entrenamiento es siempre altamente individualizado. (M.9.1.5)

El programa de estudios es sumamente individualizado, y todos sus aspectos están bajo el cuidado y la dirección especial del Espíritu Santo. (M.29.2.6)

Uno puede estar inmerso en situaciones de sexo sadomasoquista y estar practicando fielmente el Curso, o puede estar en esas mismas situaciones y estar simplemente justificando sus deseos egoicos. Lo que determina un caso u otro no es la forma (las acciones "externas"), sino el contenido (de paz/unión/liberación, o de especialismo/conflicto/posesión).

En cierto modo, cualquier relación sexual (adopte la forma que adopte, incluso las formas aparentemente más "castas") es en principio un asalto, un intento egoico de asesinar al "otro" (representando el asesinato ontológico de Dios), pues representa el intento de apropiarnos de algo externo para rellenar el vacío que sentimos dentro: nace desde la carencia. Esto es así en principio, hasta que aprendemos a sustituir la mentalidad errada por la correcta, en cuyo caso convertimos las relaciones en santas, y entonces cualquier relación sexual se convierte en un modo de expresar amor y unión —desde la plenitud en vez de desde la carencia— y en una ayuda para despertar, independientemente de la forma que adopte (incluso en una relación aparentemente sado-masoquista a nivel de la forma). No hay regla fija, ya que lo que importa es el contenido, no la forma, y ya que "el entrenamiento es sumamente individualizado", diferente en la forma para cada estudiante del Curso, aunque idéntico en contenido para todos.

En tu pregunta, utilizas la palabra "humillación", que habría que ver si cada uno se refiere a una humillación en la forma (aparente sadismo, que podría estar practicándose como un juego erótico en pareja, deseado y disfrutado por ambos), o humillación a nivel del contenido. Si es respecto de la forma, ya hemos dicho cuanto hay que decir. Y si es una humillación en cuanto al contenido (desde el punto de vista de uno mismo, independientemente de cómo lo perciba la pareja), entonces el perdón es muy útil. Incluso si lo vivimos como una adicción que parece superar nuestra capacidad de resistirnos, podemos aprender a observarla sin juicio, lo cual es el principio de la liberación.

La condición necesaria para que el instante santo tenga lugar no requiere que no abrigues pensamientos impuros. Pero sí requiere que no abrigues ninguno que desees conservar. (T.15.IV.9.1)

Como siempre, el Curso se centra en el contenido, no en la forma. Uno puede observar su vida, sea cual sea la forma que adopte cada situación, aprendiendo a observarlo todo sin juicio, sin justificaciones y sin apego a los resultados, sin hacer de nada un asunto importante, sin hacer montañas de los granos de arena. El observar sin juicio nos conducirá paulatinamente a un mayor discernimiento que facilitará nuestro proceso de despertar.

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Link original donde surgió este tema, del foro CONCORDIA Y PLENITUD: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t175-sexo-bizarro (en el foro podrían aparecer nuevos comentarios).

Índice general de temas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/p/blog-page.html

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Sobre la igualdad de todos los seres

Este tema ha surgido en este hilo del foro CONCORDIA Y PLENITUD:

http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t174-sobre-la-igualdad-de-todos-los-seres

Y como aquí se comenta un matiz interesante sobre la enseñanza de Un Curso de Milagros, copio al blog el comentario con que se abre el tema en el foro. Si surgieran nuevos comentarios, podréis verlos si visitáis ese hilo del foro.

Aquí va:

codorníu escribió: Inestimables hermanos, yo llego a comprender la auténtica igualdad entre todos los seres gracias a pensar en ellos como personajes de un sueño o película, es decir, sin existencia real.  Por ejemplo, con las noticias de la tele, en los medios...

Hasta ahí llego.

Sin embargo, cuando interactúo con personajes familiares cotidianos -y aparece en mí  la falta de paz-, queda manifiestamente claro lo lejos que estoy para que mi comprensión de dicha igualdad deje de ser teórica y sea directa y profunda.

Muchas gracias a todos por el hilo, que tiene su "zumo".

Veo dos temas principalmente aquí. Destaco el de la igualdad de los seres, por eso titulo así este tema. El otro tema podemos despacharlo de forma rápida porque la solución que nos permite pasar de la información teórica a la experiencia práctica es, como siempre en este camino, practicar el perdón. Es el proceso de practicar el perdón lo que convertirá lo que ahora sabemos solo intelectualmente, en nuestra experiencia directa.

El otro tema, el de la igualdad de los seres, es el que me ha movido a comentar, ya que hay un matiz de enorme importancia:

No basta con tomar conciencia de las ilusiones. De hecho, no es conveniente percibir a nuestros hermanos como ilusiones (como personajes ilusorios). Esto es un error común, y lo suficientemente relevante como para que se comente de manera bastante explícita —aunque brevemente, como de costumbre— en el tercer libro de Gary Renard, "El Amor no ha olvidado a nadie" (creo recordar que en los libros anteriores también hay algún eco menos explícito de este tema).

Nuestros hermanos no son ilusiones (entendiendo esto en el sentido correcto, ya que en última instancia, "el hermano" y "uno mismo" resulta ser lo mismo, el Ser único).

Los cuerpos son ilusiones. Pero nuestros hermanos no son cuerpos, como tampoco lo somos nosotros mismos. Es muy útil para despertar que aprendamos a considerar a nuestros hermanos como lo mismo que nosotros: puro espíritu. La realidad de nuestro hermano es puro espíritu inmutable, pleno, inocente, sin forma, eterno, ilimitado.

Entonces, cuando hablamos de la igualdad, hacemos el doble matiz:

1) A nivel de lo ilusorio, todos somos iguales en el sentido de que todos (excepto que estemos iluminados) tenemos una mentalidad errónea de ego, también todos tenemos una mentalidad recta que nos guía a despertar, y todos tenemos la capacidad de elegir entre ambas mentalidades (que es lo que Ken Wapnick llama "tomador de decisiones"). Saber esto nos ayuda a no ser arrogantes ni pensar que somos mejores o peores que cualquier otro ser: si no estamos iluminados, todos compartimos el aparente "hecho" de que estamos en un sueño de conflicto del que necesitamos despertar, y todos tenemos ego (así que no podemos condenar a nadie por tenerlo, creyendo nosotros ser superiores), así como tenemos la mentalidad recta que nos permite despertar de esta ilusión. Esto nos iguala a todos, a nivel de lo ilusorio.

2) A nivel más profundo, en la Realidad, todos somos iguales en el sentido absoluto: todos somos un mismo Espíritu inmutable, perfecto, eterno e ilimitado, pleno y en paz.

Cuando al percibir los cuerpos nos acordemos del punto 1 (que los cuerpos/individualidades son ilusorios, y que todos compartimos este sistema de pensamiento ilusorio formado por la mentalidad errónea, la mentalidad recta y la capacidad de elegir entre ambas), es conveniente que al mismo tiempo no olvidemos el punto 2 (que aunque los cuerpos/individuos sean ilusorios, simplemente están tapando la realidad subyacente del espíritu, donde todos somos uno en total realidad).

No hace falta que expresemos estos dos puntos de manera explícita siempre, pero es útil que estén en nuestra mente, es decir, que aunque estén "en segundo plano", los tengamos en cuenta. Y aunque esto que estoy comentando puede ser algo que codorníu estaba teniendo en cuenta, al ser un matiz relevante y en donde parece ser (según Arten y Pursah) que se confunden muchos estudiantes del Curso, he visto conveniente expresar esto de un modo explícito. También por si llegan a leernos futuros lectores que no hayan caído en la cuenta de la importancia del punto 2.

El inconveniente o "peligro" de pensar solamente como en el punto 1 (sin tener en cuenta el matiz del punto 2), es que si consideramos al prójimo como ilusorio, nuestra mente inconsciente (que sabe que todos somos uno en la Mente Mayor Dividida) refuerza entonces la creencia de que nosotros mismos también somos ilusorios. En otras palabras: Tal como consideres a tu hermano, te considerarás a ti mismo. Algún ejemplo de esta idea en el Curso:

Te sometes a ti mismo a las leyes que consideras que rigen a tu hermano. (T.24.VI.10.4)

Cuando ves a tu hermano como un cuerpo, lo estás condenando porque te has condenado a ti mismo. (T.8.VII.15.7)

Si ves a tu hermano como un cuerpo, habrás dado lugar a una condición en la que unirse a él es imposible. (T.19.I.4.3)

Y una cita del Curso que incluye matices de ambos puntos, tanto el 1 como el 2 que hemos mencionado más arriba:

Tal como el ego quiere que la percepción que tienes de tus hermanos se limite a sus cuerpos ((punto 1)), de igual modo el Espíritu Santo quiere liberar tu visión para que puedas ver los Grandes Rayos que refulgen desde ellos ((punto 2, expresado metafóricamente)), los cuales son tan ilimitados que llegan hasta Dios. (T.15.IX.1.1)

Algunas citas complementarias más:

Todo aquel que ve el cuerpo de un hermano ha juzgado a su hermano y no lo ve. (T.20.VII.6.1)

Citas como estas no se refieren a que durante el proceso no veamos los cuerpos, sino a que no les otorgamos realidad, ni les damos importancia (excepto la "relevancia práctica" cotidiana, que es sin apego a los resultados).

Tu pregunta no debería ser: "¿Cómo puedo ver a mi hermano sin su cuerpo?" sino, "¿Deseo realmente verlo como alguien incapaz de pecar?". (T.20.VII.9.1-2)

Esto último es el punto 2. Como cuerpos seríamos ilusiones. Pero si recordamos que tras los cuerpos está la realidad que todos compartimos como puro espíritu, recordar eso es percibir (con mentalidad recta) a nuestro hermano "sin su cuerpo". Esta percepción solo la podremos lograr si deseamos percibir inocencia en nuestro hermano, en lugar de culpabilidad.

Quien ve a un hermano como un cuerpo lo está viendo como el símbolo del miedo. (L.161.8.1)

Pide, entonces, conocer la realidad de tu hermano porque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada la tuya. (T.11.VIII.10.6)

Mientras creas que tu realidad o la de tu hermano está limitada a un cuerpo, seguirás creyendo en el pecado. (T.19.III.7.1)

Es decir, no importa donde comenzamos a pensar erróneamente: con respecto a nosotros mismo o con respecto a los demás. Porque si veo pecado en mí (o me considero un cuerpo), esto se contagia a ver a los demás también con pecado (como cuerpos); y lo mismo al revés: si veo a los demás como cuerpos, tenderé a verme a mí mismo también como cuerpo. La percepción de la mente profunda funciona de manera radical: todo o nada. O todos libres, o todos limitados. O todos inocentes (mentalidad recta), o todos culpables (mentalidad errada).

Y otro párrafo donde se citan ambos puntos o matices, de la sección "La unión mayor" (T.28.IV):

Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño. No compartas con él su ilusión acerca de sí mismo, pues tu identidad depende de su realidad. Piensa en él más bien como una mente en la que todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el "héroe" del sueño, es tu hermano. Su realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo. Tu mente y la suya están unidas en hermandad. (T.28.IV.3.1-6)

Por lo tanto, está muy bien que tomemos conciencia de las ilusiones, pero no nos quedemos ahí: miremos más allá de ellas hacia la realidad. Como siempre, el perdón es el camino, pero estos matices que hemos comentado (y que se repiten muchísimo a lo largo del Curso) son de gran ayuda para mejorar la calidad de nuestra práctica del perdón, y de este modo nuestro proceso se acelera muchísimo.

En resumen: los límites que percibimos en nuestros hermanos son simplemente ilusiones, pero no debemos detenernos en esos límites, sino que nos conviene recordar que tras los límites sigue brillando la realidad ilimitada que nos une a todos. Los cuerpos/individuos son ilusorios, pero lo que nuestro hermano es realmente no es un cuerpo, sino el mismo espíritu que yo mismo soy. Saber esto facilita muchísimo el verdadero perdón.

Tal como veo a mi hermano, me veré a mí mismo. Si lo veo solo como ilusión, pensaré (aunque sea inconscientemente) que yo también soy una ilusión, y eso podría llevarme incluso a la depresión, o cuanto menos a la confusión, a la limitación. Pero si veo más allá de eso y miro la realidad de mi hermano, encontraré mi propia realidad, pues no somos dos, sino uno.

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Para nuevos comentarios que puedan surgir sobre este mismo tema, podéis revisar el hilo original del foro: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t174-sobre-la-igualdad-de-todos-los-seres

Y para ver comentarios sobre una diversidad de temas, podéis echar un vistazo al índice de temas:

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