martes, 13 de octubre de 2015

Las 6 etapas del desarrollo de la confianza

Voy a comentar la sección de Un curso de milagros titulada "Desarrollo de la confianza". Esta sección se encuentra en el Manual para el maestro (M.4.I.A).

Esa parte donde se describen las 6 etapas está formada por 6 párrafos (numerados del 3 al 8, pues forma parte de la sección I que había comenzado un par de párrafos atrás), cada uno de los párrafos dedicado a cada una de las etapas del proceso de desarrollo de la confianza.

Lo primero que hay que decir es que estas 6 etapas son una descripción que se nos da para darnos una visión intuitiva y aproximada del proceso de despertar. El proceso de desarrollar la confianza es otro nombre para el proceso del despertar.

También hay que decir que no se trata de un proceso lineal, ni formado por etapas separadas. Podemos experimentar varias de esas etapas casi a la vez, alternándose entre sí. Puede que una de ellas predomine en un momento dado, pero en nuestra vida podemos ver elementos correspondientes a cualquiera de las primeras 5 etapas (la 6ª etapa es la iluminación). Como no es un proceso lineal, uno puede experimentar aparentes avances y retrocesos, pasando por ejemplo de la cuarta etapa a la primera, repitiendo así aspectos que no se han terminado de superar. Las etapas vienen ordenadas en una secuencia lógica, pero ya digo que no es lineal. Hay un cierto orden, pero ese orden se ve alterado a medida que revoloteamos en nuestros innumerables avances y retrocesos aparentes.

Antes de empezar a citar y a comentar brevemente las etapas en sí, voy a copiar un trozo de una entrevista a Ken Wapnick (que posteé aquí: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/09/se-amable-contigo-mismo-entrevista-ken.html) en la que Susan Dugan le preguntó sobre este tema. En color rojo y entre doble paréntesis mis comentarios; en negrita las preguntas de Susan, y en color azul las aclaraciones de Ken:

Cierto. Pero ayer hablaste también de la sección "Desarrollo de la confianza" ((M.4.I.A)), en el Manual para el maestro, y ahí se menciona esa realmente agradable cuarta etapa ((M.4.I.A.6)) que a mí me parece que o me la he saltado o aún no he llegado, seguida de la quinta etapa en la que el infierno se desata. ((La quinta etapa, llamada un "período de inestabilidad" (M.4.I.A.7), y finalmente la sexta etapa, el "período de logros" (M.4.I.A.8), que abarca la iluminación/resurrección, el definitivo despertar a la paz; la quinta etapa es una etapa de inestabilidad, inquietud, pero no es necesario que sea un infierno, de hecho, a medida que vamos comprendiendo y practicando el proceso del perdón, esa quinta etapa acaba siendo incluso cada vez más dulce))

Eso no es lineal. ((Las 6 etapas descritas en esa sección no son un proceso lineal en el que esas etapas se suceden linealmente una tras otra, sino que podemos estar atravesando varias de estas etapas casi a la vez, con recaídas, avances, retrocesos, etc, aunque una de estas etapas puede ser la predominante e incluso la única en un determinado período de nuestra vida, hasta llegarse al objetivo final, la etapa 6))

Lo sé. Pero me parece haber gastado muy poco tiempo en esa cuarta etapa y una cantidad desproporcionada de tiempo en la quinta etapa. Así que supongo que mi pregunta es, ¿cuántas noches oscuras del alma me va a llevar sanar mi mente? Sé que es el ego el que está preguntando esto, pero es que a veces parece interminable. 

Las seis etapas se dan simplemente para dar a las personas una idea de en qué consiste el proceso de dejar ir ((el proceso de despertar es un proceso que puede llamarse de muchos modos: de deshacimiento, de desapego, de dejar ir, de soltar, etc. Y ayudados por el discernimiento lo que dejamos ir es la separación, la dualidad, el conflicto, nuestro especialismo, la identidad que creemos ser pero que es una mera ilusión)). Así que no son seis etapas distintas que tú las haces y se acabó. La última etapa es el mundo real, pero antes de eso experimentas una especie de ir de aquí para allá avanzando y retrocediendo, dando vueltas, con avances y recaídas, oscilando entre dudas. Las tres primeras etapas son sobre aprender a dejar ir, la cuarta etapa es relativamente tranquila, y en la quinta etapa todo el infierno se desata cuando te das cuenta de lo que el Curso está diciendo realmente ((que es realmente cierto: ¡el mundo no existe, el cuerpo no existe, la individualidad a la que tan aferrados estamos no es más que un espejismo y no existe! Y una parte de nosotros se resiste a reconocer esto, y es esta resistencia la que puede convertir nuestro proceso en un "infierno". La solución para salir del laberinto: el proceso del perdón. Practicar el perdón es decir "no" a las ilusiones)).

¿Sobre el ser que vemos al mirarnos en el espejo? 

Eso es. Pero todo esto es circular, siempre seguimos dando vueltas y más vueltas alrededor de estas etapas, pero las seis etapas nos dan una idea de a qué se semeja este proceso; es dejarlo todo de lado ((dejar irlo todo, desapegarse de todo)), pensar que he hecho un buen trabajo ((en el tema de dejar ir)), y luego de repente te das cuenta de que lo que realmente tengo que dejar ir o dejar de lado es a mí mismo.

Ahora, leamos uno por uno los 6 párrafos del Curso que describen estas 6 etapas del proceso de despertar (cuando algunas palabras de las citas aparecen en negritas, no aparecen en negrita en el Curso, sino que las destaco yo para ver a primera vista más fácilmente los nombres de cada etapa):

DESARROLLO DE LA CONFIANZA
(Etapas en el proceso del despertar)
Manual para el maestro, capítulo 4, sección I.A

Primera etapa:

En primer lugar, tienen que pasar por lo que podría calificarse como un "período de deshacimiento". Ello no tiene por qué ser doloroso, aunque normalmente lo es. Durante ese período parece como si nos estuviesen quitando las cosas, y raramente se comprende en un principio que estamos simplemente reconociendo su falta de valor. ¿De qué otro modo se iba a poder percibir lo que no tiene valor, a no ser que el perceptor estuviese en una posición desde la que no puede sino ver las cosas de otra manera? Aún no ha llegado al punto en el que puede efectuar el cambio interno totalmente. Por ello, el plan a veces requiere que se efectúen cambios en lo que parecen ser las circunstancias externas. Estos cambios son siempre beneficiosos. Una vez que el maestro de Dios ha aprendido esto, pasa a la segunda fase. (M.4.I.A.3)

El nombre de esta etapa en inglés es "period of undoing" que significa literalmente lo que se tradujo, "período de deshacimiento". Podemos verlo también como un "período de renuncia involuntaria", en contraste con la tercera etapa llamada "período de renuncia" (en el sentido de renuncia voluntaria). Más abajo, cuando haya citado las 6 etapas, comentaré un poco sobre algunas conexiones entre diversas etapas, como por ejemplo entre las etapas 1 y 3.

"Ello no tiene por qué ser doloroso, aunque normalmente lo es". El deshacimiento puede verse a nivel formal o psicológico, veamos un ejemplo de deshacimiento formal: estoy en mi trabajo, viene el jefe y me informa de que quedo despedido. Esto no tiene por qué ser doloroso de por sí, pero es una renuncia involuntaria y si la veo como una pérdida, sufriré. El mismo suceso podría simplemente perdonarse, lo cual sería el enfoque óptimo de la quinta etapa, que veremos después.

"el plan a veces requiere que se efectúen cambios en lo que parecen ser las circunstancias externas" (como el ejemplo anterior en el que perdemos el trabajo). Pero no siempre se producen cambios externos. Dice "a veces". Uno puede sentir "pérdidas" a nivel psicológico (insatisfacción, sensación de no ser reconocidos, etc), o "caer del burro" y darse cuenta de la falta de valor de algo, sin necesidad de que ese algo desaparezca físicamente de nuestra vida.

"Estos cambios son siempre beneficiosos". Esto resume la esencia del aprendizaje de esta primera etapa, y otra forma de decirlo es con el refrán que dice: "No hay mal que por bien no venga". Además, el beneficio profundo de estas pérdidas es simplemente darnos cuenta de que no es el fin del mundo, no es el infierno. Por ejemplo, hemos perdido nuestro trabajo y gracias a eso nos damos cuenta de que no lo necesitábamos, y esto nos da un tiempo para descansar y tal vez después acabemos en un trabajo mejor. Uno pierde el trabajo, si está en calma puede reconocer que eso no es algo tan malo, que no es para tanto, y gracias a eso perder el miedo a cosas así. Lo verdadero (que nunca se pierde) es interior, y las cosas externas (como el trabajo) pueden aparecer o desaparecer, sin que eso afecte a nuestra esencia.

Más abajo veremos algunos ejemplos más, de esta etapa y de otras.

Segunda etapa

Ahora el maestro de Dios tiene que pasar por un "período de selección". Este período es siempre bastante difícil, pues al haber aprendido que los cambios que se producen en su vida son siempre beneficiosos, tiene entonces que tomar todas sus decisiones sobre la base de si contribuyen a que el beneficio sea mayor o menor. Descubrirá que muchas cosas, si no la mayoría de las que antes valoraba, tan sólo obstruyen su capacidad para transferir lo que ha aprendido a las nuevas situaciones que se le presentan. Puesto que ha valorado lo que en verdad no vale nada, no generalizará la lección por temor a lo que cree pueda perder o deba sacrificar. Se necesita haber aprendido mucho para poder llegar a entender que todas las cosas, acontecimientos, encuentros y circunstancias son provechosos. Sólo en la medida en que son provechosos, deberá concedérseles algún grado de realidad en este mundo de ilusiones. La palabra "valor" no puede aplicarse a nada más. (M.4.I.A.4)

En inglés esta segunda etapa se llama "period of sorting out". Sorting out significa planear, ordenar, poner en orden, clasificar, organizarse, etc. Alude a una especie de período de reflexión, es una etapa más interior que la primera y que la tercera, en la que reflexionamos sobre la vida, por ejemplo sobre lo aprendido en la etapa 1: perdí mi trabajo, o me dejó mi pareja, y sin embargo no me va tan mal; me siento bastante bien. Entonces reflexionamos y ordenamos nuestra escala de valores (tal vez fue en parte por eso que se tradujo como "período de selección", pues seleccionamos las cosas en una escala de valores, reflexionando en qué cosas tienen más valor para nosotros, y qué cosas son a las que les vamos a dar menos valor). Pero lo que verdaderamente tiene valor, es lo que nos ayude a despertar del sueño de la dualidad. Sin embargo aquí estamos todavía en la 2ª etapa y fácilmente pasamos por alto que nuestra escala de valores es ilusoria. Pues no hay una jerarquía de ilusiones.

Tercera etapa

La tercera fase por la que el maestro de Dios tiene que pasar podría llamarse un "período de renuncia". Si se interpreta esto como una renuncia a lo que es deseable, se generará un enorme conflicto. Son pocos los maestros de Dios que se escapan completamente de esta zozobra. No tiene ningún sentido, no obstante, separar lo que tiene valor de lo que no lo tiene, a menos que se dé el paso que sigue naturalmente. Por lo tanto, el período de transición tiende a ser un período en el que el maestro de Dios se siente obligado a sacrificar sus propios intereses en aras de la verdad. Todavía no se ha dado cuenta de cuán absolutamente imposible sería una exigencia así. Esto sólo lo puede aprender a medida que renuncia realmente a lo que no tiene valor. Mediante esa renuncia, aprende que donde esperaba aflicción, encuentra en su lugar una feliz despreocupación; donde pensaba que se le pedía algo, se encuentra agraciado con un regalo. (M.4.I.A.5)

En inglés esta tercera etapa se llama "period of relinquishment", que significa literalmente eso, "período de renuncia". Al contrario que en la primera etapa (en la que la renuncia era involuntaria), en esta tercera etapa la renuncia es voluntaria, de hecho es la consecuencia de la etapa anterior. Por ejemplo, en el período de reflexión que es la etapa dos, ordenamos nuestra escala de valores y nos pareció que la conclusión era que por ejemplo ya no daríamos tanta importancia a determinadas cosas, por ejemplo al dinero, o a la imagen corporal, etc. Entonces llega esta etapa 3 e intentamos ser consecuentes con nuestras conclusiones. Por ejemplo, si habíamos decidido que ya no le dábamos tanto valor al dinero, tal vez renunciemos a un trabajo muy bien pagado y en cambio nos metamos en un trabajo con una paga más pequeña pero que nos satisface más, tal vez algo altruista de ayuda, o un trabajo que nos parece que contribuye más al bien de todos. Otros ejemplos pueden ser renunciar a determinados alimentos (por los motivos que nos parezcan oportunos), o renunciar a ir al gimnasio porque ahora hemos decidido que ya no nos importa tanto la imagen corporal, o renunciamos a una dieta debido a que ya no nos parece importante si el cuerpo parece tener sobrepeso o no.

Notemos que estas renuncias no tienen por qué ser muy sensatas. Son bienintencionadas, pero frecuentemente nos hacen sufrir cuando renunciamos a algo que una parte de nosotros desea, debido a que otra parte de nosotros ha decidido que eso ya no es importante en nuestra escala de valores. Por ejemplo, a una parte de nosotros puede haberle gustado mucho siempre el sexo abundante o el ganar mucho dinero, y ahora renunciamos a eso, por el motivo que sea, por ejemplo porque hemos leído sobre algún camino espiritual y hemos llegado a la conclusión de que el dinero ya no es importante o que si renunciamos al sexo estaremos más cerca de la iluminación. Y entonces renunciamos. Y sufrimos, pues creemos que eso a lo que renunciamos es real. En esta etapa todavía no hemos comprendido, al menos no del todo, que nuestra escala de valores es ilusoria, que aquello a lo que renunciamos es ilusorio, y que la verdadera renuncia no es física sino mental: uno puede renunciar por ejemplo al dinero o al sexo sin necesidad de dejar de ganar dinero ni de practicar sexo. Pero si lo hacemos, ganamos ese dinero con desapego (psicológicamente no nos importa, aunque lo tengamos), o practicamos sexo con desapego (para saber si estamos desapegados, basta con ver cómo nos sentiríamos si eso desapareciera de nuestra vida; si sin esas cosas seguimos en paz interior, es que estamos desapegados de eso). Pero todo esto no se capta en la 3ª etapa porque forma parte más bien de la 5ª etapa. En la 3ª etapa, por tanto, la renuncia es más tosca, es un aprender a tientas, un proceso de ensayo y error en el que poco a poco nos vamos dando cuenta de lo esencial.

A la larga, uno se va dando cuenta de que estas renuncias no son realmente una pérdida, pues al ser cosas ilusorias no se está renunciando realmente a nada. De hecho, dejar a un lado cosas que ya no necesitemos puede acabar siendo no un sufrimiento, sino una liberación, un alivio enorme: uno ya no tiene que preocuparse por el mantenimiento de eso y de todo lo que le rodea. 

Cuarta etapa

Ahora llega un "período de asentamiento". Es éste un período de reposo, en el que el maestro de Dios descansa razonablemente en paz por un tiempo. Ahora consolida su aprendizaje. Ahora comienza a ver el valor de transferir lo que ha aprendido de unas situaciones a otras. El potencial de lo que ha aprendido es literalmente asombroso, y el maestro de Dios ha llegado a un punto en su progreso desde el que puede ver que en dicho aprendizaje radica su escape. "Renuncia a lo que no quieres y quédate con lo que sí quieres." ¡Qué simple es lo obvio! ¡Y qué fácil! El maestro de Dios necesita este período de respiro. Todavía no ha llegado tan lejos como cree. Mas cuando esté listo para seguir adelante, marcharán a su lado compañeros poderosos. Ahora descansa por un rato, y los convoca antes de proseguir. A partir de ahí ya no seguirá adelante solo. (M.4.I.A.6)

Esta cuarta etapa es llamada en inglés "period of settling down", que significa un período de estabilidad, de asentamiento, de acomodamiento, de establecimiento. Es una etapa de cierta estabilidad. Han llegado algunos frutos de las etapas anteriores y se siente cierto grado de paz. No es raro incluso que alguien osado crea haberse iluminado, sin embargo esta paz es temporal (esta paz no se altera por las circunstancias externas, pero se acaba descubriendo que después de todo no es una paz tan profunda, no es el final: hay una verdadera paz profunda aún por sintonizar) y tarde o temprano aparecerán nuevos retos. Tarde o temprano aparecerá la quinta etapa, o retrocederemos a cualquiera de las 3 primeras etapas (estos "retrocesos" no se dan cuando la 4ª etapa ya está profundamente estabilizada y predomina sobre la anterior ignorancia). Afrontar la quinta etapa requiere valentía, pues es la antesala de la iluminación, que requiere la máxima renuncia: renunciar al ser que creemos que somos. Pero ya hablaremos de esa quinta etapa. En la cuarta, uno se siente bien, relativamente cómodo, y es un momento propicio para descansar un poco. Como dice la cita, es un período de reposo, de descanso, de paz. En el momento oportuno nos daremos cuenta de que eso no es todo, y tendremos todas las ayudas necesarias para afrontar decididamente la quinta etapa y llegar hasta la sexta etapa de la paz permanente (la iluminación).

Esta cuarta etapa es común a muchos buscadores espirituales, que tras años de búsqueda, tras haber saboreado aspectos de las 3 primeras etapas, tras haber explorado también determinados caminos espirituales, han eliminado de su sistema de pensamiento un número determinado de distorsiones, y eso es un alivio y se dispone de más paz. Nos hemos quitado algunos pesos (conceptos, juicios) de encima, y ya no somos tan ariscos con la vida ni con nosotros mismos. Pero aún queda algo que soltar (aún queda un cierto sentido de "yo", aunque ya no se trate del yo personal), y por lo tanto tarde o temprano las "cosquillas" aparecerán, y parecerá que se perturba nuestra sensación de paz (en realidad lo que sucede es que se reconoce que esa paz no es tan profunda, y entonces surge un encaminamiento hacia la paz total de la 6ª etapa, la cual se alcanza a través del proceso de la 5ª etapa, para abordar la cual se requiere de una buena dosis de humildad). Eso será bueno, pues así podremos continuar de manera más consciente con nuestro proceso de despertar.

Quinta etapa

La siguiente fase es ciertamente un "período de inestabilidad". El maestro de Dios debe entender ahora que en realidad no sabía distinguir entre lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Lo único que ha aprendido hasta ahora es que no desea lo que no tiene valor y que sí desea lo que lo tiene. Su propio proceso de selección, no obstante, no le sirvió para enseñarle la diferencia. La idea de sacrificio, tan fundamental en su sistema de pensamiento, imposibilitó el que pudiese discernir. Pensó que había aprendido a estar dispuesto, pero ahora se da cuenta de que no sabe para qué sirve estar dispuesto. Ahora tiene que alcanzar un estado que puede permanecer fuera de su alcance por mucho, mucho tiempo. Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere. De no ser porque cada uno de los pasos en esta dirección está tan fuertemente reforzado, ¡cuán difícil sería darlos! (M.4.I.A.7)

Esta quinta etapa se llama en inglés "period of unsettling", que significa período de inestabilidad o período de inquietud. Es lo contrario de la etapa anterior. La etapa 4ª era un período de estabilidad y tranquilidad, mientras que esta etapa 5ª es un período de inestabilidad e inquietud. En esta etapa es cuando practicamos el proceso del perdón de una manera más consciente (en las anteriores etapas también hay una maduración del perdón, pero es más inconsciente, un proto-perdón intuitivo que vamos madurando a trancas y barrancas). En esta 5ª etapa es cuando debemos recordar aquello de "sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos" (T.5.VI.12.1), y la mejor muestra de paciencia que podemos regalarnos es nuestra constancia a la hora de practicar el proceso de perdón enseñado en UCDM. También es el momento de recordar cosas como esta: "Deseo la paz de Dios" (L.185), y saber que ese es nuestro objetivo, tenerlo claro, amarlo, y a eso añadir la consecuencia lógica: "Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños" (L.185.5.1). Y eso significa que si verdaderamente deseamos la paz de Dios, eso lo demostramos mediante la aplicación del perdón en nuestras vidas.

"Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere". Esto significa aprender a perdonar ante cualquier circunstancia que altere nuestra paz interior.

Esta 5ª etapa puede parecer más o menos larga, pero si uno se olvida del tiempo lineal y simplemente se dedica a perdonar aquí y ahora en cada momento, cada vez que algo nos inquiete, entonces acabaremos cayendo suavemente en los brazos de la sexta y última etapa:

Sexta y última etapa

Finalmente llega un "período de logros". Ahora es cuando se consolida su aprendizaje. Lo que antes se consideraban simples sombras, se han convertido ahora en ganancias substanciales, con las que puede contar en cualquier "emergencia" así como también en los períodos de calma. En efecto, el resultado de esas ganancias no es otro que la tranquilidad: el fruto de un aprendizaje honesto, de un pensamiento congruente y de una transferencia plena. Ésta es la fase de la verdadera paz, pues aquí se refleja plenamente el estado celestial. A partir de ahí, el camino al Cielo está libre y despejado y no presenta ninguna dificultad. En realidad, ya está aquí. ¿Quién iba a querer "ir" a ninguna otra parte, si ya goza de absoluta paz? ¿Y quién querría cambiar su tranquilidad por algo más deseable? ¿Qué podría ser más deseable? (M.4.I.A.8)

Esta 6ª etapa en inglés es llamada "period of achievement". Se tradujo como "período de logros", con "logros" en plural, pero también se podía traducir como "período de logro" en singular, pues "achievement" significa logro, hazaña, éxito. Y esa hazaña, ese logro, no es otro que la iluminación.

Ken Wapnick comentó que esta sexta etapa corresponde al mundo real. El mundo real es la iluminación.

Gary Renard también habló de esta etapa en alguno de sus libros. No recuerdo si era Arten o Pursah quien lo decía, pero decía que esta 6ª etapa es la iluminación, llamada en el Curso más veces como resurrección. También Arten o Pursah comentaron alguna vez que eso es lo que el Curso llama mundo real: la iluminación. Evidentemente "mundo real" no se refiere a un mundo, sino a una manera de ver: es un reconocimiento de la verdad.

Tras la iluminación todo es fácil, espontáneo. Y tarde o temprano, incluso ese mundo real desaparece también, pues en la Realidad Absoluta no hay percepción de formas, solamente existe la Unidad-no-dual. Dios ES, y nada más es.

Comentarios finales:

Podemos notar que estas etapas, tal como están ordenadas, las de número impar son más enfocadas a lo aparentemente externo (diversos tipos de "renuncia", en cierto modo), mientras que las etapas pares son más internas, más enfocadas hacia nuestro interior.

Veamos a modo de resumen: 

1) Período de deshacimiento: renuncia involuntaria.
2) Período de reflexión: interiorización, digestión de lo sucedido, reordenamiento de la escala de valores.
3) Período de renuncia: renuncia voluntaria, y bienintencionada, pero distorsionada por nuestros prejuicios. Es principalmente una renuncia a determinadas cosas del mundo.
4) Período de estabilidad y de reposo: Etapa interna de tranquilidad, disfrutando del alivio que produce el haber soltado un buen número de nuestros prejuicios. Se disfruta de una paz más o menos constante, que no es alterada por las circunstancias externas, pero aún queda un cierto sentido del "yo", no de un yo humano, pero sí una cierta sutil separación que persiste disimuladamente, la cual impide la experimentación constante y definitiva de la paz profunda o iluminación (6ª etapa).
5) Período de inestabilidad e inquietud: Es el momento de la práctica del perdón más consciente. El perdón es el máximo nivel de "renuncia", pero es una renuncia-sin-renuncia, pues se renuncia solamente a lo que no es verdad, y además se pueden tener preferencias o goces a nivel de las formas, pues el desapego se practica a nivel mental, no necesariamente a nivel físico. A diferencia de la renuncia a las cosas del mundo de la etapa 3, en la etapa 5 nos damos cuenta de que a lo que en verdad queremos renunciar es a nuestro falso yo: a nuestra individualidad.
6) Iluminación: Es el mundo real o iluminación. También conocida con el nombre de resurrección. La culpa inconsciente ha quedado deshecha; y con la mente sanada solamente hay paz, una paz profunda, permanente y definitiva. Se goza del conocimiento-no-dual, mientras que todavía hay percepción. Es lo más cerca que se puede estar del Cielo-no-dual mientras aún haya percepción de formas. Es un reflejo del Cielo, siempre en paz total.

La primera etapa es de renuncia involuntaria (algo desaparece de nuestra vida contra nuestra voluntad).

La tercera etapa es de renuncia voluntaria (aunque guiada, distorsionada, por mis prejuicios).

La quinta etapa es de auténtica renuncia, porque llega el proceso del perdón y nos damos cuenta de que todo a lo que habíamos renunciado antes no era el asunto, sino que a lo que debemos renunciar es a nuestra propia identidad: al "yo" que creemos que somos; a nuestra individualidad; a nuestra visión del mundo, de todo. Esta etapa es de auténtico discernimiento, es una etapa mucho más consciente en la que se requiere una dosis aún mayor de humildad, reconociendo que lo alcanzado en la etapa 4ª no es el final del camino.

Podemos distinguir entre la renuncia y el sacrificio. El sacrificio implica sufrimiento porque se hace bajo la creencia de que aquello que se sacrifica es real; y al hacerlo real, su ausencia se percibe como sufrimiento. En cambio la renuncia implica liberación, liviandad, alivio, porque se reconoce que aquello a lo que se renuncia no es real, así que da igual si ese espejismo sigue aparentemente con nosotros o si su aparente imagen desaparece de nuestra vida. Tanto si algo en concreto sigue con nosotros como si no, estamos en paz porque hemos renunciado a eso (hemos renunciado a depender de eso: ya no estamos apegados y por eso no nos desconcierta ni la presencia de ese algo, ni su ausencia).

Durante las 5 primeras etapas hay algún grado de confusión entre los conceptos de renuncia y de sacrificio. Esta confusión es más aguda en la etapa 3 que en la 5, por ejemplo, pero incluso en la etapa 5 aún hay una parte de nosotros que se resiste a ver lo ilusorio como ilusorio, y por lo tanto todavía se percibe la renuncia a lo ilusorio como una especie de sacrificio.

La resistencia a ver lo falso como falso tiene un motivo: nuestro miedo a la verdad. Porque, efectivamente, si reconocemos lo falso como falso, entonces vamos a desinteresarnos completamente por las ilusiones y eso automáticamente nos conduce a despertar. Y al despertar, sabemos que no hay individuo limitado. Sin embargo nos aferramos al individuo, a nuestro querido sueño de especialismo, a nuestra falsa identidad limitada. Nos aferramos a eso porque una parte de nosotros no quiere despertar; no todavía. Sin embargo, solo cuando dejemos de interesarnos por esta falsa identidad, disfrutaremos de nuevo de la plenitud de nuestro verdadero Ser.

Una manera breve de resumir las 6 etapas podría ser de este modo: las 3 primeras etapas son de "tira y afloja" (las más conflictivas). Las etapas 4 y 5 corresponden a lo que en el Curso se llama el sueño feliz, el cual es el puente que nos conduce a la última etapa de todas, la 6ª etapa que es el mundo real: la iluminación, la resurrección, el momento en que la Expiación ha sido completamente aceptada: el proceso del perdón o del despertar ha finalizado. Así y todo, la 6ª etapa no es lo último. Pero más allá de ella, de poco valen las palabras. Una vez reconocido el mundo real, Dios se ocupa inmediatamente de todo, inclinándose hasta nosotros para elevarnos hasta el Cielo, que es la conciencia definitiva, lo absoluto, el conocimiento puro, lo que siempre ha sido y siempre es. Como dice el Curso:

La percepción del mundo real será tan fugaz que apenas tendrás tiempo de dar gracias a Dios por él. (T.17.II.4.4) (Pág. 393)

Ahora veamos algunos ejemplos correspondientes a cualquiera de las etapas:

Usaremos un ejemplo progresivo que toque aspectos de todas las etapas, un ejemplo que contiene varios ejemplos, relacionados entre sí. Imaginémonos como alguien muy materialista, nuestro dios es el dinero, los demás solamente nos importan en la medida en que podamos obtener algo de ellos, pensamos que el cuerpo es lo más valioso, usamos el dinero para darnos gustos corporales, usamos las relaciones para presumir de nuestra individualidad, queremos presumir, destacar, etc.

Ese soy yo... esclavo del cuerpo, de la individualidad y del dinero que sirve a ambos... pero...

¡Y entonces de repente me cae encima la etapa 1 del proceso del despertar! jejeje. Por ejemplo, de repente sucede algo que vuelve mi mundo "patas arriba". Puede ser algo pequeño, como que me molesta que en el trabajo, en el que soy el jefe, uno de mis empleados no parece interesado en adularme. O puede ser algo que mi ego considera "serio", algo "gordo", como por ejemplo que tengo un accidente y quedo paralítico en silla de ruedas de por vida. Acontecimientos como estos, sean de los "grandes" o de los "pequeños" (no hay una jerarquía de las ilusiones, por lo que en esencia ningún acontecimiento es más grande, serio o grave que otro), son oportunidades para que vayamos reflexionando y despertando poco a poco. Son oportunidades de perdonar, oportunidades para reflexionar, para tomar conciencia de las cosas realmente importantes.

Bien, pues digamos que he quedado en silla de ruedas. Esto me cambia la vida. Para mí, un triunfador era alguien con dinero y con un cuerpo perfecto, como el que yo tenía. Ahora me siento decepcionado con mi cuerpo. No puede andar. Como estoy identificado con él, me lo digo en primera persona: "No puedo andar". A raíz de este acontecimiento mi ego puede aprovechar para justificar sus metas: tengo motivos para sentirme depresivo, triste, intranquilo, un perdedor.

Pero me doy cuenta de algunas cosas que antes no había notado. Por ejemplo noto la amabilidad de determinada persona a la que parece no importarle mi silla de ruedas. Para esta persona, pareciera que sigo siendo alguien importante, a pesar de que yo insisto en que no lo soy. No ahora que no puedo andar. No ahora que no me permito ser feliz.

Puede que ahora tenga más tiempo libre, me retire de vez en cuando a solas, por las tardes a reflexionar sobre lo que ha sido de mi vida. Esto es ya la etapa 2: el período de reflexión. Puede que modifique un poco mi escala de valores, o mucho. Puede que retroceda de nuevo a mi egoísmo, y más adelante me falle otra cosa del mundo, y yo la vea como otra "pérdida" y así vuelva a la etapa 1.

Puede que en algún momento dado, durante mis reflexiones, me sienta interesado por algún libro que me llame la atención, o acuda a alguna charla que me ayude a seguir reflexionando. Finalmente llego a alguna religión (o incluso a alguna tradición no-dual, aunque eso suele suceder después de haber hecho muchos tanteos y haber dado muchas vueltas entre las etapas 1 y 2). Tal vez empiezo a ver con otros ojos el dinero, aunque sea por motivos religiosos o incluso por motivos supersticiosos: "me porté mal cuando podía andar, y usé el dinero para arrollar a los demás, para hacer daño; eso fue lo que provocó mi karma, tuve que ser castigado". Y ahora tal vez paso a la etapa 3 y hago algunas renuncias basadas en mis reflexiones de la etapa 2 (aunque sean reflexiones en gran medida erróneas). Así que renuncio a gran parte de mi dinero, me voy a la India a aprender yoga de los gurus orientales, o lo que sea. Practico el ayuno, etc. Renuncias voluntarias. Pero como una parte de mí aún aprecia esas cosas, siento conflicto interior.

Estas etapas pueden llevar muuuuucho tiempo (aunque el tiempo sea ilusorio), muchas vidas (aunque la reencarnación sea ilusoria), revoloteando de una a otra de estas 3 etapas, en cualquier orden.

Finalmente, poco a poco, voy llegando a algunas conclusiones, tal vez aún distorsionadas en parte, pero que ya me dan luz. Voy sintiendo paz. Voy llegando a la etapa 4ª de la estabilidad. Tal vez a estas alturas he pasado años practicando yoga, o alguna tradición espiritual, budismo, o enseñanzas llamadas "no-duales", etc. (Aún tardaré en distinguir entre la no-dualidad y la pura no-dualidad).

En la etapa 4ª puedo volver a sentirme retado por acontecimientos inesperados y retroceder a cualquiera de las 3 etapas anteriores (solamente en el caso de que la etapa 4ª no predomina todavía). También puedo volver de esas "excursiones" por las etapas 1-3 a la etapa 4 de nuevo, que puede irse afianzando a un nivel más profundo cada vez. Cuando la 4ª etapa está estabilizada, ya no hay retrocesos a las etapas anteriores, y se goza de una paz constante, aunque no es la paz profunda y definitiva de la 6ª etapa, pues aún hay un sentido sutil del "yo", aunque ya no se trate del "yo humano". Cuando se está estabilizado en esta paz de la 4ª etapa, la única salida es hacia "arriba": hacia la 5ª etapa, la cual conduce a la paz total o iluminación, que es la 6ª etapa. Para pasar de la 4ª etapa a la 5ª se requiere una alta dosis de humildad, reconociendo que la tranquilidad tan estable que ya se ha alcanzado, es agradable pero no lo es todo: no es la paz total de la iluminación. Esta humildad nos abre al reconocimiento del proceso del perdón, abordado de una manera mucho más consciente y profunda: sin excepciones y hasta el final. La humildad, que ya era un factor importante en las anteriores etapas, es en esta 5ª etapa más importante que nunca, de lo contrario nos quedaríamos retenidos en la 4ª etapa, sin sospechar la maravilla que espera un poco más allá de esa tranquilidad inicial.

Así que tarde o temprano puedo descubrir alguna enseñanza puramente no-dual, como Un curso de milagros, y aprender a perdonar, y así pasar a la quinta etapa. La 5ª etapa, un período de inestabilidad, de inquietud porque me he dado cuenta de que lo que yo pensaba que era la verdad, no lo es. La verdad es inefable y el perdón es el proceso que me ayudará a experimentarla de manera directa.

Puedo experimentar la 5ª etapa y estar practicando el perdón, y a la vez sentir que tengo repuntes de las otras etapas anteriores: de vez en cuando puedo llevarme algún "susto" o "pérdida" como en la etapa 1, pero si estoy atento, al tomar conciencia mediante el perdón, me estaré permitiendo vivir eso sin perder mi paz. Por ejemplo, mi pareja me deja por otra persona. Eso, en la primera etapa podría vivirlo como un desastre, pero ahora lo perdono, y eso es tomar conciencia de que eso no es real, es un símbolo de mi conflicto interno al haber elegido separarme de Dios (de mi verdadero Ser), y al dejar de apoyar eso, una capa del ego es deshecha. Y prosigo con mi camino.

Es curioso, un ejemplo representativo de la etapa 1 podría ser que mi pareja me abandona, mientras que un ejemplo representativo de la etapa 3 podría ser que soy yo quien dejo a mi pareja jejeje (el ejemplo obviamente es una simplificación; lo que se señala en este ejemplo es la forma, no el contenido; pero uno puede dejar a su pareja también como parte de una actitud inmersa en la etapa 1, o incluso desde la mentalidad correcta de la etapa 5). Es la renuncia involuntaria (1ª etapa), y la renuncia voluntaria (3ª etapa), pero en la 5ª etapa podemos llegar a ser conscientes de que no se trata de nada de eso, ni de renunciar a nuestra pareja ni de lamernos nuestras heridas si es nuestra pareja la que renuncia a nosotros; el verdadero tema es la renuncia a mí mismo, a mi individualidad. Una vez tenemos eso claro, apreciaremos enormemente el proceso del perdón y lo practicaremos cuanto podamos, y estaremos conscientes y desapegados para poder digerir en paz el que nuestra pareja nos abandonase, o para no necesitar abandonar nosotros a nuestra pareja. Simplemente, preferiremos algo (seguir con la relación o no), pero lo que suceda nos vendrá bien. O si no nos viene tan bien, nos vendrá bien entonces para perdonar jejeje. Y así seguir caminando hacia nuestro despertar.

De vez en cuando tengo mis períodos de reflexión y de tranquilo reposo, como en las etapas 2 y 4, sobre todo la 4. También a veces puedo sopesar alguna renuncia voluntaria, por ejemplo puedo decidir dejar de fumar o lo que sea, pero ya no lo hago de manera seria como lo hacía en la etapa 3, sino que lo veo como una mera preferencia dentro de un sueño, una preferencia a la que no me apego psicológicamente, no le doy importancia, y por eso si el cuerpo me empuja a fumar o a algo, no me culpo por eso, simplemente lo perdono. Es un símbolo, como todo lo demás.

O por ejemplo renuncio a salirme con la mía en un negocio. Pero no me siento importante por eso, ni superior. Simplemente lo sentí correcto y así lo hice. Y si luego eso sale "mal", tampoco tengo por qué culpar a nadie. Y poco a poco sigo perdonando cada vez que siento inquietud.

Un día, tarde o temprano, llegará la sexta etapa. El perdón habrá hecho su trabajo y ya no habrá ni rastro de sufrimiento. Entonces disfrutaré de una paz sin fisuras. No es una paz salpicada de pequeñas inquietudes de vez en cuando, sino una paz total, sin la más mínima inquietud. Como dice Gary Renard en sus libros, es tal la paz mental que uno siente tras la iluminación, que incluso si se hiere el cuerpo, no se siente ningún tipo de dolor, ni físico ni psicológico.

Este cuadro con las 6 etapas no es para tomarlo demasiado en serio. Es simplemente para que tengamos una idea general del proceso de despertar. No debemos obsesionarnos, ni centrarnos en el futuro, ni ponernos ansiosos o con prisas ante una hipotética iluminación. Lo que hay que hacer es simplemente enfocarnos en el ahora y disfrutar de la tranquilidad. O si nuestra paz parece ser afectada por algo, aprovechar la oportunidad para aplicar el proceso del perdón y así acercanos más al despertar.

El despertar es cuestión de tiempo. El tiempo es ilusorio, por lo que nuestro Ser ya ES. Ya somos esta gloriosa Verdad no-dual. Pero si practicamos el perdón con constancia, seremos "antes" conscientes de nuestra verdadera realidad, la cual no estamos experimentando ahora porque estamos aún dormidos, y estar dormido, es negarse a perdonar.

Al final todos despertamos, y resulta que no somos muchos sino Uno, y finalmente soltamos una buena risa porque resulta obvio que siempre ha estado todo bien. Este Momento intemporal de perfecto amor y plenitud nunca nos ha dejado. Nunca nos hemos separado de nuestro verdadero SER.

Actualización: En el siguiente hilo del foro Concordia y plenitud se pueden encontrar otros links con más información sobre este tema:  http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t24-las-etapas-del-proceso
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sábado, 10 de octubre de 2015

David Hoffmeister sobre los estados místicos (Audio en español)

Dejo el link de un par de vídeos relativamente recientes (de este mismo año 2015), donde David Hoffmeister (hablando en inglés pero con traducción simultánea en español) habla sobre los estados místicos:

1) Yendo más allá de este mundo: https://www.youtube.com/watch?v=Y2-ifYlifMs (duración: 44 minutos)

2) Una invitación a la experiencia mística: https://www.youtube.com/watch?v=OytArZbeQr0 (duración: 28 minutos)

Quien quiera ver más vídeos de David Hoffmeister en español, sobre multitud de temas:

A) Lista de vídeos con audio en español: https://www.youtube.com/playlist?list=PLXR6KmNsDBjQBMZ7wVeAzMug9vkriVC0A

B) Lista de vídeos con subtítulos en español: https://www.youtube.com/playlist?list=PLXR6KmNsDBjStT09sJG7LctGk8RfOY60n

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viernes, 9 de octubre de 2015

Sexo... placer, dolor, culpa... y risas

Os dejo el link a una charla con Nick Arandes, Susana Ortiz y Paco Mingorance, en la cual en la sección de preguntas les preguntaron sobre el tema del sexo. Aparte de que los comentarios sean didácticos, también lo pasaron bien y se echaron unas buenas risas.

Título del vídeo: El placer, el dolor, liberando la culpa sobre el sexo... ¡divertidísimo!
Duración: 21 minutos.
Link: https://youtu.be/Sr9FcUx0k0Q

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miércoles, 7 de octubre de 2015

L-68 Journey ... de Ken Wapnick

Como ya indiqué en el post índice, los comentarios de Ken Wapnick son los que he puesto en color verde:

Lección 68 — El amor no abriga resentimientos

Como he mencionado antes, hay lugares del Libro de ejercicios en los que las lecciones se agrupan en torno a un tema específico. Las próximas lecciones se centran en el papel que juega el ataque —manteniendo quejas, juicios o resentimientos— en el plan del ego para preservar nuestra individualidad y mantener alejado al Amor de Dios. Aunque el término no aparece en el Libro de ejercicios, la explicación que aquí da Jesús del ataque y de albergar resentimientos está basada en la dinámica de las relaciones de odio especial.

(1.1-2) Tú, que fuiste creado por el Amor a semejanza de Sí Mismo, no puedes abrigar resentimientos y conocer tu Ser. Abrigar resentimientos es olvidarte de quien eres.

Estos dos versículos señalan inequívocamente por qué nos aferramos a los resentimientos. El propósito del sistema de pensamiento del ego es asegurarse de que no conozcamos nuestro verdadero Ser, y por lo tanto que olvidemos Quién somos. El Espíritu Santo es el principio de la Expiación, y si elegimos Su consejo en lugar del consejo del ego, Él nos recordará nuestra Identidad como Cristo, el Hijo único de Dios, perfectamente unido con Su Padre. Por lo tanto, si recurriéramos al Espíritu Santo recordaríamos automáticamente. Si el Hijo de Dios es perfecta Unidad, y nuestra Identidad como el Hijo de Dios es el Amor, todo lo que necesitamos hacer para mantener esta Identidad alejada de nuestra conciencia es acentuar las diferencias dentro de la Filiación. El ataque, los resentimientos y los juicios logran este objetivo al expresarles a otros que ellos son diferentes y separados de nosotros. En ese momento, evidentemente, el amor se ha ido al diablo. El amor especial es ciertamente bienvenido, pero el Amor de Dios ya no tiene un hogar en nuestra mente.

Desterrar al amor fuera de nuestra mente es la línea de fondo del ego, y explica por qué prácticamente todo el mundo tiene problemas con la verdadera intimidad, la amistad y el amor. En las relaciones santas no hay barreras: no hay intereses especiales, necesidades especiales, ni expectativas especiales —solo la experiencia de la unidad de un propósito compartido. Por lo tanto, si tenemos miedo de esta unidad porque refleja Quién somos en realidad, haremos todo lo posible por mantenerla lejos de nosotros. Estas lecciones subrayan cómo el ataque y los resentimientos consiguen precisamente eso. 

(1.3) Abrigar resentimientos es verte a ti mismo como un cuerpo.

Esto tiene mucho sentido cuando te das cuenta de que el cuerpo es la idea de la separación expresada en la forma. Si el cuerpo es real, entonces la fuente del cuerpo —la idea de estar separado de Dios— también debe ser real. En la lección 161 Jesús habla de la necesidad que tenemos de tener cosas concretas: si vamos a odiar, tenemos que odiar un cuerpo. Y no es necesario decir que si odio un cuerpo, tengo que ser un cuerpo yo también. Esta identificación corporal es la motivación subyacente para todos los pensamientos de ataque y los resentimientos.

(1.4) Abrigar resentimientos es permitir que el ego gobierne tu mente y condenar al cuerpo a morir.

En mi mente consciente yo podría pensar que es a tu cuerpo al que estoy condenando a la muerte por medio de mi ataque; pero en realidad, puesto que las ideas no abandonan su fuente, es mi propio ser lo que estoy condenando. Una vez que el sistema de pensamiento de la separación es considerado real, la totalidad de ese sistema de pensamiento es considerado real también. La muerte, al ser la culminación del sistema de pensamiento del pecado, la culpa y el miedo, se vuelve por lo tanto inevitable.

(1.5) Quizá aún no hayas comprendido del todo lo que abrigar resentimientos le ocasiona a tu mente.

Cada vez que estamos enfadados o albergamos pensamientos de enojo o de juicio, no somos conscientes de las consecuencias. En cierto sentido, podríamos decir que el propósito de Un curso de milagros es hacernos ver los efectos desastrosos —para nosotros— de abrigar resentimientos. Recuerda que este Curso es para ayudarnos a recordar la relación que hay entre causa y efecto. En este contexto la causa es abrigar resentimientos, y sus efectos son la miseria y el sufrimiento. Sin embargo, si no somos conscientes de la conexión causal entre nuestros pensamientos de ataque y nuestro dolor, no habrá motivación para dejar ir los resentimientos. Una de las principales "cargas" de Jesús como nuestro maestro es hacer que nos demos cuenta de la consecuencia de aferrarnos a estos resentimientos. Y aquí está:

(1.6) Parece separarte de tu Fuente y hacerte diferente de Él. ((He optado por una traducción más literal para que el próximo comentario de Ken Wapnick concuerden mejor con esta cita. La versión oficial es: "Te hace sentir como si estuvieses enajenado de tu Fuente y fueses diferente de Él". El comentario de Ken de aquí abajo también se entiende si ponemos el énfasis en el "como sí", que es el equivalente a "parece"))

Observa que Jesús dice "parece separarte". Aferrarnos a los resentimientos parece separarnos porque, en realidad, la separación nunca ocurrió. Dentro de nuestra pesadilla ilusoria de ira, no solo estamos separados de la persona con la que estamos enfadados, sino también de Dios. Puesto que dentro de nuestra mente dividida todo es uno ((a nivel inconsciente)), lo que creemos hacerle a uno, se lo hacemos al otro. Tal como afirma sucintamente este pasaje, en el contexto de perdonar a nuestro hermano: 
Él representa a su Padre, a Quien ves ofreciéndote tanto vida como muerte. 

Hermano, lo único que Él da es vida. Sin embargo, los regalos que crees que tu hermano te ofrece representan los regalos que sueñas que tu Padre te hace a ti (T.27.VII.15.7; 16.1-2). 
Este ahora es el motivo por el que Dios está detrás de nuestros hermanos, en el perdón y en la falta de perdón por igual:

(1.7) Te hace creer que Él es como aquello en lo que tú piensas que te has convertido, pues nadie puede concebir que su Creador sea diferente de sí mismo.

Este es un concepto importante. De hecho, veremos que se repite muy brevemente en la lección 72. El significado es el siguiente: si yo creo que he atacado, y el pensamiento original de ataque es contra Dios, automáticamente proyectaré ese pensamiento y creeré que Dios me va a atacar. Cuando me separo de una parte de mí mismo —un ser asociado siempre con la culpa— inevitablemente produzco otro ser que percibo fuera de mí. Este ser está hecho literalmente a mi imagen y semejanza; es un duplicado del pensamiento que he rechazado, una copia del pensamiento que creo que puedo negar y librarme de él. Pero como las ideas no abandonan su fuente, mis ideas de ataque y culpa siguen conmigo. Soy inconsciente de que esto es así porque creo que me he librado de ellas mediante la proyección, y por lo tanto veo la culpa en otro. El siguiente pasaje del Texto expresa bien esta dinámica, por la cual de manera inevitable acabas por separarte de ti mismo, al mismo tiempo que te separas de los demás —un resultado perfecto para el ego:

Repudias lo que proyectas, por lo tanto, no crees que forma parte de ti. Te excluyes a ti mismo al juzgar que eres diferente de aquel sobre el que proyectas. Puesto que también has juzgado contra lo que proyectas, continúas atacándolo porque continúas manteniéndolo separado de ti. Al hacer esto de manera inconsciente, tratas de mantener fuera de tu conciencia el hecho de que te has atacado a ti mismo, y así te imaginas que te has puesto a salvo. 

La proyección, sin embargo, siempre te hará daño. La proyección refuerza tu creencia de que tu propia mente está dividida, creencia ésta cuyo único propósito es mantener vigente la separación. (...) La proyección y el ataque están inevitablemente relacionados, ya que la proyección es siempre un medio para justificar el ataque. Sin proyección no puede haber ira. El ego utiliza la proyección con el solo propósito de destruir la percepción que tienes de ti mismo y de tus hermanos. El proceso comienza excluyendo algo que existe en ti, pero que repudias, y conduce directamente a que te excluyas a ti mismo de tus hermanos. (T.6.II.2; 3.1-2, 5-8)

Esto pone de relieve la importancia de no olvidar nunca la metafísica subyacente del Curso. Si no hay nadie ahí fuera, y el mundo no es nada excepto una proyección de lo que creo que está en mí, entonces todo lo que veo fuera viene en realidad de mí. Cuando soñamos por la noche, los personajes, sucesos, lugares y cualquier símbolo en el sueño son todos partes divididas de nuestro ser; diferentes aspectos de una personalidad que ahora percibimos fuera de nosotros en el sueño. Y nuestros sueños de la vigilia funcionan de la misma manera.

Así que es imposible que yo vea a alguien diferente de mí, porque todos están fabricados a mi semejanza, sea Dios, Jesús, el Espíritu Santo o las personas de mi vida cotidiana. Por tanto, si me veo a mí mismo como separado de ti, he hecho la separación real, lo cual hace real mi separación de Dios. Esta es la fuente de mi auto-acusación de que soy un pecador. Y al proyectar esto fuera, automáticamente veo a Dios como un pecador también. Este es el tipo de Dios que conocemos y "amamos" en la Biblia; un Dios inventado, que está literalmente hecho a nuestra imagen y semejanza. Así que Él está tan loco como nosotros, repleto de nuestro querido especialismo. La ley de la proyección garantiza que no puede ser de otra manera. 

(2.1) Escindido de tu Ser, el Cual sigue consciente de Su semejanza con Su Creador, tu Ser parece dormir, mientras que la parte de tu mente que teje ilusiones mientras duerme, parece estar despierta.

Aquí Jesús yuxtapone la imagen del Cristo verdaderamente despierto, aunque pareciendo estar dormido, con nuestro ser egoico realmente dormido y todavía soñando con su vida. Este ser dividido parece estar despierto porque de hecho creemos que vivimos. Nuestro Ser (Cristo), en realidad, nunca puede caer dormido. Tan solo parece dormir, un "sueño" que está enterrado en nuestra mente, protegido por el sistema de pensamiento del ego de la culpa y el ataque.

(2.2-5) ¿Podría ser todo esto el resultado de abrigar resentimientos? ¡Desde luego que sí! Pues aquel que abriga resentimientos niega haber sido creado por el Amor, y en su sueño de odio, su Creador se ha vuelto algo temible. ¿Quién podría tener sueños de odio y no temer a Dios?

Esto es una expresión de la egoica "trinidad profana" del pecado, la culpa y el miedo: creo que me he separado de Dios (esto es el pecado); estoy abrumado por el horror de lo que he hecho (esto es la culpa); proyecto fuera mi culpa y veo fuera a Dios (al igual que a todo aquel que venga a simbolizar a este Dios vengativo) dispuesto a robarme lo que yo creo que le robé a Él (esto es el miedo). Es imposible para nosotros abrigar resentimientos contra alguien y no creer, finalmente, que Dios nos va a castigar por eso. Esta es la dinámica que Jesús quiere que reconozcamos. Él no quiere que nos sintamos culpables por tener pensamientos de ataque; él simplemente quiere que seamos conscientes de por qué estamos eligiéndolos, y de las consecuencias de nuestra decisión. Él también quiere que entendamos que mientras sigamos creyendo que nuestra función es deshacernos de la culpa mediante el ataque, nunca conoceremos la auténtica felicidad. Por eso él nos dice que nuestra función y la felicidad son lo mismo. Nuestra función es dejar ir nuestros resentimientos y perdonar, lo cual hace posible que suban hasta la superficie los pensamientos de amor del Espíritu Santo, los cuales son los únicos que pueden hacernos felices. La conexión que hay entre nuestra falta de perdón y el miedo a Dios es destacada en esta cita del último obstáculo a la paz:

Mientras no lo perdones completamente, tú sigues sin ser perdonado. Tienes miedo de Dios porque tienes miedo de tu hermano. Temes a los que no perdonas. Y nadie alcanza el amor con el miedo a su lado. (T.19.IV.D.11.4-7) 

La importancia de que entendamos esta dinámica de causa y efecto, de falta de perdón y miedo, se refleja en la frecuencia con la que Jesús vuelve a esto, tal como seguiremos viendo en el Libro de ejercicios.

(3.1) Es tan cierto que aquellos que abrigan resentimientos forjarán una nueva definición de Dios de acuerdo con su propia imagen, como que Dios los creó a Semejanza de Sí Mismo y los definió como parte de Él.

La verdad es que Dios y Su Hijo son iguales, pero en cuanto al Amor y la perfecta Unidad. El ego dice que Dios y Su Hijo son iguales, pero en cuanto a la culpa y a la perfecta separación. Las famosas ocurrencias de Voltaire son siempre relevantes: 

Dios creó al hombre a su propia imagen. Y entonces el hombre le devolvió el cumplido. 

(3.2) Es tan cierto que aquellos que abrigan resentimientos sentirán culpabilidad, como que los que perdonan hallarán la paz.

Tal como lo aprendemos también en otros muchos pasajes de Un curso de milagros, la causa de nuestro sufrimiento y dolor es, sin excepción, la culpa. El siguiente pasaje del Texto, del cual ya hemos citado algo, es representativo:

Hubo un tiempo en que no eras consciente de cuál era la causa de todo lo que el mundo parecía hacerte sin tú haberlo pedido o provocado. De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas. Ni tampoco eran el dolor y el sufrimiento algo que tú mismo hubieses pedido en modo alguno. Así es como surgieron todas las ilusiones. El que las teje no se da cuenta de que es él mismo quien las urde ni cree que la realidad de éstas dependa de él. Cualquiera que sea su causa, es algo completamente ajeno a él, y su mente no tiene nada que ver con lo que él percibe. No puede dudar de la realidad de sus sueños porque no se da cuenta del papel que él mismo juega en su fabricación y en hacer que parezcan reales. (T.27.VII.7.3-9)

Lo que mantiene a nuestra culpa en su lugar son los pensamientos de ataque, así que podemos concluir que este tipo de pensamientos, nacidos de nuestra culpa, son la causa de nuestra miseria e infelicidad. Reconocer esto es fundamental para que estemos motivados para renunciar al ataque, por medio del perdón. Solo entonces podemos encontrar la paz que buscamos tan desesperadamente.

(3.3) Y es igualmente cierto que aquellos que abrigan resentimientos se olvidarán de quienes son, como que los que perdonan lo recordarán.

Queremos recordar nuestra motivación subyacente, que es olvidar Quién somos. Queremos olvidar, porque cuando recordamos nuestra Identidad no hay especialismo, "uniquismo" o individualidad con la que nos identifiquemos como siendo nosotros mismos. Lo que nos mantiene alejados de recordar eso es la culpa, el dolor de la cual es defendido al proyectar resentimientos contra todos los demás.

(4.1-2) ¿No estarías dispuesto a abandonar tus resentimientos si creyeras que todo esto es cierto? Tal vez crees que no puedes desprenderte de tus resentimientos. 

Es la voz del ego la que nos dice que Un curso de milagros es demasiado difícil, que nuestros juicios llenos de odio son demasiado abrumadores, que nuestro miedo es demasiado grande, y finalmente que no hay esperanza de lograr ningún cambio significativo. Sin embargo, el lector recordará el pasaje que ya hemos presentado del principio del capítulo 31 (T.31.I.5), donde Jesús nos amonesta suavemente por creer que nuestra mente no es lo suficientemente poderosa como para aprender su Curso y practicar sus principios del perdón.

(4.3) Esto, sin embargo, es simplemente una cuestión de motivación.

Otra forma de describir Un curso de milagros es decir que es sobre la motivación. Por lo tanto, tenemos que darnos cuenta de que todos tenemos una motivación secreta, una agenda oculta que dice: "No quiero despertar del sueño y volver a casa; no quiero renunciar a mis resentimientos". Esa es la motivación oculta. Hasta que no seamos conscientes de estos pensamientos secretos, no podremos cambiarlos. Por eso es tan importante ser honestos con nosotros mismos sobre esta motivación secreta de no querer despertar del sueño. Si somos verdaderamente honestos, nos daremos cuenta de que lo que realmente queremos es vivir en este mundo, pero más venturosamente, y tergiversar este Curso para adaptarlo al propósito de nuestro ego. Por lo tanto Jesús nos ruega en el Texto, como hemos visto, que seamos honestos con él, lo cual evidentemente quiere decir que lo seamos con nosotros mismos. Sus palabras son dignas de otra lectura:

Examina detenidamente qué es lo que estás realmente pidiendo. Sé muy honesto contigo mismo al respecto, pues no debemos ocultarnos nada el uno al otro. (T.4.III.8.1-2)

Examina honestamente qué es lo que has pensado que Dios no habría pensado, y qué no has pensado que Dios habría querido que pensases. Examina honestamente tanto lo que has hecho como lo que has dejado sin hacer, y cambia entonces de mentalidad para que así puedas pensar con la Mente de Dios. Esto puede parecer difícil, pero es mucho más fácil que intentar pensar al revés de como piensa Él. (T.4.IV.2.4-6)

Jesús nos está ayudando a darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no nos va a hacer felices. Las relaciones especiales pueden funcionar temporalmente, pero no van a traer la paz de Dios, mientras que el perdón ciertamente sí lo hará. Nuestra honestidad, al permitirnos unirnos con Jesús, es lo que da lugar a este feliz efecto.

(4.4-5) Hoy trataremos de ver cómo te sentirías sin ellos [los resentimientos]. Si lo logras, aunque sea brevemente, jamás volverás a tener problemas de motivación.

Una vez que permitimos que Jesús entre en nuestra mente, lo que quiere decir que nos permitimos a nosotros mismos entrar en la suya, conoceremos la paz de Dios. A pesar de que podemos estar tentados a dejarlo fuera otra vez, siempre habrá una parte de nosotros que conoce la experiencia de lo verdaderamente felices que éramos cuando estábamos con él. Cuando dejamos ir nuestros pensamientos de ataque, los juicios y el especialismo, somos verdaderamente felices. Si escuchamos, podemos oír cómo nos dice las siguientes palabras, las cuales en última instancia nos motivarán para que las hagamos nuestras. Por lo tanto, las repetiremos de vez en cuando:

No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. (T.3.VI.3.1)

(5.1) Comienza la sesión de práctica más larga de hoy escudriñando tu mente en busca de aquellas personas que son objeto de lo que según tú son tus mayores resentimientos.

Este es un ejercicio que Jesús repite muchas veces en el Libro de ejercicios. Es otro ejemplo de la honestidad que él nos pide que practiquemos: mirar verdaderamente a aquellos contra quienes tenemos resentimientos. El propósito de este mirar, ni que decir tiene, es aprender a dejar ir los resentimientos. Al acordarnos del dolor de aferrarnos a ellos, estaremos al fin motivados para liberar a nuestros hermanos, liberándonos de este modo a nosotros mismos.

(5.2-3) Algunas de ellas serán muy fáciles de identificar. Piensa luego en los resentimientos aparentemente insignificantes que abrigas en contra de aquellas personas a quienes aprecias e incluso crees amar.

Jesús está hablando tanto del odio especial como del amor especial. No es solo una cuestión de detectar la ira que podamos sentir hacia una persona concreta; estos sentimientos son relativamente fáciles de detectar en nuestra mente. Lo que es incluso más importante es identificar los sentimientos que son más sutiles, especialmente aquellos que se esconden debajo de la cara del amor especial. Jesús subraya también su punto anterior en la lección 21 cuando dice que no hay grados de ira ((L.21.2.3-5)), algo que también señala en el Manual para el maestro:

Éste [el enfado, la ira] puede adoptar la forma de una ligera irritación, tal vez demasiado leve como para ni siquiera poderse notar claramente. O puede también manifestarse en forma de una ira desbordada acompañada de pensamientos de violencia, imaginados o aparentemente perpetrados. Esto no importa. Estas reacciones son todas lo mismo. Ponen un velo sobre la verdad, y esto no puede ser nunca una cuestión de grados. O bien la verdad es evidente, o bien no lo es. No puede ser reconocida sólo a medias. El que no es consciente de la verdad no puede sino estar contemplando ilusiones. (M.17.4.4-11)

Cualquier cosa que no sea de Dios es ilusoria, independientemente de su aparente magnitud o intensidad.

(5.4-5) Muy pronto te darás cuenta de que no hay nadie contra quien no abrigues alguna clase de resentimiento. Esto te ha dejado solo en medio de todo el universo tal como te percibes a ti mismo. 

¡Estas son frases que no gustan a nadie! Sin embargo lo que dice Jesús debe ser así si la Filiación de Dios es una. Si literalmente yo invento el mundo según mi imagen de auto-odio, no importa cuántos millones de fragmentos existan en el mundo que yo he proyectado, habrá una parte de mí que los odia a todos. Si crees que tú no albergas este odio en ti, piensa por un momento en las personas a las que crees amar. Imagina lo que ocurre cuando ellas no hacen o dicen lo que tú quieres. Una vez más, sentirse decepcionado o incluso ligeramente irritado no es sino un velo que cubre una intensa furia ((L.21.2.5)).

Mientras abrigues pensamientos de ataque dirigidos contra ti mismo, y creas que lo que realmente quieres es tu individualidad, te será imposible percibir a nadie con amor. Por lo tanto es importante tomar conciencia de estos resentimientos sutiles. Recuerda, puesto que la Filiación de Dios es una, si afirmas que tienes resentimientos contra muchas personas pero no contra una determinada persona en particular, acuérdate de lo enfadado, molesto, herido y decepcionado que te sentiste cuando esta maravillosa persona no dijo o hizo lo que tú querías. El desafortunado efecto de esta dinámica es que "te ha dejado solo en medio de todo el universo tal como te percibes a ti mismo". Aquí es donde comienza el ego: en la creencia de que hemos asesinado a Dios y destruido a Cristo, quedándonos aislados en nuestro universo de separación. Y como no queremos aceptar la responsabilidad por esta situación, proyectamos el pensamiento y hacemos un universo de millones y millones de personas —aquellos a los que amamos y aquellos a los que odiamos. Y ya no nos sentimos solos o separados, a pesar de que efectivamente lo estamos, pues nuestro pensamiento original nunca ha abandonado su fuente: "Estoy solo, y he hecho una cosa terrible".

El especialismo, entonces, es un intento de cubrir la abrasadora ansiedad de la separación para que acabemos pensando: "No estoy solo en mi odio contra estas personas, porque estas otras están de acuerdo conmigo", o : "No estoy solo porque este ser querido está conmigo". Desde el punto de vista del propósito —la única perspectiva significativa para entender el sueño— el amor especial y el odio especial son lo mismo. Sus formas difieren, pero el contenido de separación y culpa sigue siendo el mismo.

(6.1-3) Resuélvete ahora a ver a todas esas personas como amigos. Diles a todas ellas, pensando en cada una por separado: 
Te consideraré mi amigo, para poder recordar que eres parte de mí y así poder llegar a conocerme a mí mismo.
Regresa el importante tema de la unidad. Sin embargo, Jesús no espera que vayamos a tener éxito con este ejercicio al primer intento. Es un ejercicio que él quiere que practiquemos constantemente, mediante la comprensión de nuestro pensamiento demente de que hay algunas personas a las que podemos amar y algunas personas a las que podemos odiar. A nivel de la forma, esto no quiere decir que tengamos que pasar nuestra vida con todo el mundo. Más bien, cuando compartimos nuestra vida con determinadas personas en concreto —el aula de clases que todos tenemos— no excluiremos en nuestra mente a ninguna otra persona. Es muy fácil, cuando se trata de personas que amamos porque satisfacen nuestras necesidades especiales, usar la relación como un estándar en comparación con el cual juzgamos a las personas que nos han fallado en el pasado, por ejemplo: "No he conocido nunca antes a nadie como tú". "Jamás nadie ha sido tan amable". "Nunca nadie me ha entendido realmente hasta ahora". Pensamientos de este tipo señalan que el amor todo-abarcador de Jesús no está expresándose.

(6.4-9) Pasa el resto de la sesión tratando de imaginarte a ti mismo completamente en paz con todo el mundo y con todo, a salvo en un mundo que te protege y te ama, y al que tú, a tu vez, amas. Intenta sentir la seguridad que te rodea, te envuelve y te sustenta. Trata de creer, por muy brevemente que sea, que no hay nada que te pueda causar daño alguno. Al final de la sesión de práctica di para tus adentros:
El amor no abriga resentimientos. Cuando me desprenda de mis resentimientos sabré que estoy perfectamente a salvo.
Jesús quiere que cuando nos sentimos inseguros llevemos nuestra atención a nuestra seguridad. Él sabe que en este momento nuestra capacidad para hacer esto es limitada, y por eso usa las palabras "por muy brevemente que sea". Sin embargo, él quiere que nos acostumbremos a nuestra mente dividida: el sistema de pensamiento de peligro/inseguridad del ego y la corrección de la seguridad del Espíritu Santo. Solo entonces podemos ejercitar el poder de la mente para llevar la inseguridad hasta la seguridad, la oscuridad hasta la luz, el resentimiento hasta el amor.

(7) Las sesiones de práctica cortas deben incluir una rápida aplicación de la idea de hoy tal como se indica a continuación, la cual deberá hacerse siempre que surja un pensamiento de resentimiento contra alguien, tanto si esa persona está físicamente presente como si no:
El amor no abriga resentimientos. No traicionaré a mi propio Ser. 
Además de eso, repite la idea varias veces por hora de la siguiente manera:
El amor no abriga resentimientos. Quiero despertar a la verdad de mi Ser dejando a un lado todos mis resentimientos y despertando en Él. 
Una vez más aún, Jesús nos recuerda que debemos mantenernos vigilantes ante las payasadas de nuestro ego, para que podamos mirarlas con su dulce amor a nuestro lado, dejando que desaparezcan. Parafraseando la pregunta retórica (T.23.IV.9.8) que citamos anteriormente: ¿A quién que esté con el Amor de Dios a su lado podría resultarle difícil elegir entre los resentimientos y el perdón?

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Fuente: Journey Through the Workbook of a Course in Miracles, de Ken Wapnick.

Índice de capítulos traducidos en este blog, aquí: link-indice.

jueves, 1 de octubre de 2015

Beethoven y la no-dualidad

Ken Wapnick afirmó que Beethoven se libró del ego hacia el final de su vida, y que su música fue una gran inspiración para Ken, pues su propio proceso de iluminación fue hecho en gran parte en base a unirse con la esencia de la música de Beethoven. Ken dice que Beethoven fue su gran maestro espiritual.

En este post copio juntos los comentarios que Ken Wapnick hizo sobre la música de Beethoven, sacados de dos de las entrevistas que le hizo Susan Dugan, las cuales ya posteé y que son estas:

1) El centro tranquilo: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2012/02/el-centro-tranquilo-entrevista-kenneth.html

2) Convirtiéndolo en lo más importante: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/09/convirtiendolo-en-lo-mas-importante.html

Y además, tras esos comentarios de Ken, he buscado en youtube algunas canciones que sirvan de ilustración para este tema, incluyendo algunos de los últimos cuartetos de cuerda de Beethoven, mencionados por Ken como la música del final de la vida de Beethoven, en la que ya se había ido el ego de este gran músico.

Primero los comentarios de Ken Wapnick

De la entrevista El centro tranquilo

Susan Dugan: ¿Experimentaste algún deshacer? ¿Sientes que viniste a este mundo en un estado de mente sanada?

Ken Wapnick: Yo tuve cuestiones, tuve problemas. Miro hacia atrás en mi vida y veo la diferencia. Pero para cuando vi y leí el Curso por primera vez, era como si lo estuviera leyendo desde dentro. Y aunque yo ciertamente no habría dicho las cosas en la manera en que el Curso las dice, cuando lo leí yo entendía que eran ciertas.

Yo no tengo una sensación de proceso (con UCDM). Creo que para mí el proceso ocurrió antes. Mi gran maestro espiritual fue Beethoven. Empecé a escuchar su música en la escuela secundaria y ese fue mi maestro. Yo sentía algo en su música, dentro de lo cual yo estuve creciendo durante cierto tiempo. Esto era muy claro para mí desde la escuela secundaria, la universidad, el posgrado y más allá. Lo que era más importante para mí que ninguna otra cosa en mi vida —mi educación, mi trabajo, mi primer matrimonio— era acercarme más y más a lo que yo sentía que era el corazón real de su música. Estaba muy claro que era un proceso de escuchar su música una y otra vez y escuchar su proceso.

El ego se fue justo al final de su vida: tú no podrías saberlo por su vida pero puedes escucharlo especialmente en los últimos cuartetos. Así que en ese punto vi mi vida por completo como un proceso de crecer en esa música hasta que me sentí uno con ésta. Cuando la escuché por primera vez en la escuela secundaria yo sabía que todavía no estaba ahí, así que ese era el viaje. Así que esa parte del viaje fue completada para el tiempo en que vi el Curso por primera vez. Después de esto fue como una especie de cristalización de todo lo que yo sabía que era cierto.

De la entrevista Convirtiéndolo en lo más importante

Susan Dugan: OK. Estuve escuchando tu colección de CDs sobre la intimidad, donde hablaste una vez más de que escuchar los últimos cuartetos de Beethoven fue tu entrada a comenzar a experimentar realmente lo que en realidad somos. Pero eso fue para ti un proceso, también, durante una década o así. Y dijiste que eras consciente de la interferencia, de los bloqueos dentro de ti mismo para unirte completamente con esa música. Esa música es en lo que tenías que transformarte, y transformarte en ella es lo que te permitía tener el tipo de relación que más tarde tuviste con el Curso, con Helen y con Gloria.

Ken Wapnick: Bueno, yo nunca analicé el bloqueo. Cuando empecé a escuchar los últimos cuartetos estaba aún en la universidad y me dije: "Todavía no estoy listo para esto". Pero seguí volviendo a ellos, y esto no lo habría dicho entonces, pero, en retrospectiva, era una manera de trazar mi propio progreso espiritual. Pero nunca lo analicé. No soy así. No creo que sea muy útil hacer eso. Sencillamente siempre supe que llegaría el día en el que me sentiría totalmente uno con esa música. Y sabía que cuando eso sucediera, eso sería todo, que no había nada más allá de eso. Y después, ocurrió.

Así que tenías el deseo de eso, pero sin esforzarte. 

Sí, yo no me estaba esforzando. En aquella época trabajaba en una clínica de salud mental cerca del mar en la costa sur de Long Island y desde allí se tardaba unos diez minutos en llegar en coche a la playa. A la hora de comer me gustaba ir a pasear por la playa con la música de los cuartetos, escuchando la melodía en mi cabeza. Eso siempre estaba conmigo. Era más importante para mí que cualquier otra cosa, más que mi matrimonio (lo cual pudo ser el motivo por el que mi matrimonio se vino abajo) y que mi carrera profesional. Que yo supiera, no había nada en este mundo que fuera más importante, y simplemente sabía que ocurriría. En cierto sentido mi interés por el mundo disminuía y esto crecía y crecía y crecía.

Era como si de alguna manera hubiera un programa, una tabla de tiempos, un horario que simplemente yo estaba siguiendo. Era casi como si yo estuviera esperando el momento, pero sabía que todo se uniría algún día. No sabía de qué forma acabaría eso, pero sabía dónde acabaría. Eso no era un trabajo (no había esfuerzo), pero yo era consciente de eso como un proceso.

Ya sabes que no soy un gran junguiano, pero he leído todo de Jung y recuerdo haber leído su autobiografía, con sus memorias, recuerdos, sueños, reflexiones, comentarios, aunque ese material termina no siendo tan honesto, pero él habló de que —he olvidado las palabras exactas que él usó—, pero esencialmente él decía que vivimos nuestras vidas en dos niveles. Y yo pude identificarme con eso. Yo era consciente de vivir mi vida en dos niveles; por un lado en la pista externa, en la cual yo estaba en la universidad, en mi vida profesional, en mi vida personal. Y luego, por otro lado, había la pista interna de Beethoven, ese proceso de unirme con la música de Beethoven. Y ambos niveles eran (en aquel entonces) totalmente independientes uno del otro. Y yo sabía que eso no era correcto, pero así es como era. Con el tiempo, la pista externa se volvió menos y menos importante y la pista interna se volvió todo: era lo único que importaba realmente. Siempre fui bueno con mi desempeño en el mundo, pero escuchar esa música y llegar a ser uno con ella siempre fue la cosa más importante.

¿Y eso es lo que estamos tratando de hacer en nuestras relaciones con los demás, tratar de oír esa llamada a unirnos con ese amor? 

Sí. Tratando de oír la llamada, de responder a ella y de confiar en ella. Y, sabes, lo que en realidad estoy diciendo y enfatizando cada vez más estos días cuando enseño, es que esto tiene que ser la cosa más importante de tu vida. Y esto no es para la gente. Pero esto tiene que dominarlo todo, incluso cuando estás viviendo tu vida normal con el trabajo y la familia y ocupándote de tu cuerpo —lo que sea que estés haciendo— esto tiene que ser la cosa más importante. Cuando miro atrás a mi vida, veo que centrarme en la música de Beethoven fue lo más importante.

Tú sabes que yo había estudiado y leído muchas cosas, mucha psicología, y en realidad nada de esto era verdadero. Una gran novela era verdadera, o una gran obra de arte, pero realmente nada de lo que yo había estudiado era verdadero porque no podía tocar la esencia. De modo que, al mismo tiempo que me volví muy bueno en psicología, aprender lo que tenía que aprender —aprender a volverme uno con esa música— fue siempre lo más importante porque es todo. Así que les pregunto a los estudiantes del Curso, ¿no queréis ir a casa? Porque si es eso lo que queréis, todo debe estar orientado a querer mirarlo todo de una manera diferente. A realmente querer reconocer mi ego, tomar este amor de Jesús o del Espíritu Santo y llevarlo conmigo, independientemente de lo que esté haciendo.

Una breve cita más

Todavía podemos añadir una tercera breve cita de Ken Wapnick hablando sobre la música clásica, sacada de una tercera entrevista, también hecha por Susan Sugan, esta titulada "No juegues en el parque infantil" (en color azul las palabras literales de Ken, en color verde las palabras introductorias de Susan Dugan):

Ya en la adolescencia, su exposición a la música clásica confirmó sus sospechas. «Esa fue mi apertura y después mi ventana», dijo. «Me permitió saber que había algo más allá de lo que se puede ver, de lo que se puede estudiar, de lo que se puede entender. Fue mi entrada a la espiritualidad».

Algunas composiciones de música clásica

Últimos cuartetos de cuerda de Beethoven: Veamos algunos ejemplos:

Opus 133, string quartet: Beethoven - Große Fuge (Great Fugue) in B flat major, Op. 133: https://www.youtube.com/watch?v=h3Mwb3EV5pI (16 minutos 44 segundos)

Esta obra (Opus 133) tiene su leyenda. En un principio incomprendida, y ciertamente difícil de captar si uno espera cosas "normales". Se han dicho muchas cosas de esta obra. En la Wikipedia se comenta:

«Hasta el día de hoy, la Grosse fugue es raramente interpretada, por la dificultad que entraña tanto para los músicos como para los oyentes. Sin embargo, los cuartetos tardíos ejercieron una enorme influencia en las generaciones posteriores de músicos (...). Hoy son profundamente valorados como parte del repertorio de las más complejas y grandiosas obras musicales jamás compuestas» (Wikipedia)

Otros comentarios a lo largo de los años fueron:

«The attitude of mind in which most people listen to chamber music must undergo a radical change (in order to understand this piece)», Joseph de Marliave ((músicólogo francés)), 1928 ((«La actitud mental en la que la mayoría de las personas escuchan la música de cámara debe experimentar un cambio radical (con el fin de entender esta pieza)»))

«Indescifrable e incorregido error (...)», Louis Spohr ((compositor, violinista y director de orquesta)),1827.

«Beethoven estaba sordo durante casi los últimos diez años de su vida, durante los cuales sus composiciones han participado del salvajismo más incomprensible», William Gardiner ((compositor)), 1837.

«Beethoven le tomó el gusto a las cacofónicas disonancias porque su oído estaba limitado y confundido. Las acumulaciones de notas de la clase más monstruosa sonaban en su cabeza como combinaciones aceptables y equilibradas», Alexander von Oulibicheff, 1857.

«Yo iría tan lejos como para decir que no solo no conocemos a Beethoven, o incluso la música, hasta que no conocemos esta obra, sino que no entendemos la vida ni la humanidad. Si esta parece una afirmación extravagante para que yo la haga, voy a pedir al lector que tenga en cuenta que la fuga, para mí, ha iluminado todo lo que yo jamás he conocido o pensado de las cosas de la belleza, del carácter, o del significado de cualquier arte o en cualquier rama de la existencia. 

(...) El siglo XIX escuchó discordancia y sucios tintineos en esta Gran Fuga. Eso dijo. Y lo dijo con el asombro de que el amado Beethoven pudiera haber perpetrado semejante "monstruo" (uno de los términos preferidos para expresar condenación). El siglo XIX debería haber sido más modesto; debería haber permanecido en pie ante la fuga, como Blake se puso en pie ante la creación y sus misterios, y debería haberse hecho esta única pregunta: ¿Sonrió él al contemplar su obra?», Sydney Grew (organista, escritor y experto en la música de Bach), 1931. 

Por lo tanto, no todos han comprendido esta difícil pieza. Sin embargo, los genios sí comprenden a otros genios, de modo que pongamos una última opinión, del genial Stravinsky:

«A mis 80 años de edad, he encontrado una nueva alegría en Beethoven, y la Gran Fuga [Op. 133] ahora me parece... —no siempre fue así—... un perfecto milagro... una pieza de música absolutamente contemporánea y que será contemporánea para siempre... Apenas señalada por su edad, la Gran Fuga es, solo como ritmo, más sutil que cualquier música compuesta en mi propio siglo... Esta pura música de intervalo, esta fuga, me encanta más que cualquier otra», Igor Stravinsky, 1963.

Finalmente, hay un comentario (no demasiado largo) sobre esta obra de Beethoven aquí: http://www.audicionescomentadas.com/2009/06/la-gran-fuga-op133-de-beethoven.html y si queréis ver una versión donde se ve la cara y los gestos de los músicos que la interpretan, y la evidente dificultad que conlleva, podéis echar un vistazo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=XEZXjW_s0Qs En fin, pasemos a otras piezas de esa misma época final de la vida de Beethoven:

Opus 130: Beethoven String Quartet No.13 op.130 V. Cavatina Quartetto Italiano: https://www.youtube.com/watch?v=Qm5Ot3A6leE (7 minutos 10 segundos)

Opus 131: Cuarteto op. 131 - Beethoven ( Completo ) - A Late Quartet - Brentano String Quarter: https://www.youtube.com/watch?v=rDbi9MpglzU (40 minutos y 44 segundos). Hay una buena película centrada en un cuarteto de músicos que se preparan para tocar esta pieza, la cual tocan al final de la película. La película se titula "El último concierto" (2012) y podéis ver su ficha aquí: http://www.filmaffinity.com/es/film385437.html

Opus 132: Borodin Quartet plays Beethoven String Quartet Op.132: https://www.youtube.com/watch?v=SK75WCcUDkM (46 min y 42 segundos)

Opus 135: Beethoven - String Quartet No.16 in F major, Op.135 - Vegh Quartet - 1952: https://www.youtube.com/watch?v=bStQkbAYzPo (26 min 30 segundos)

Dos obras tardías más: Las dos siguientes ya no son cuartetos de cuerda, pero siguen siendo obras de esos últimos años de su vida: 

Opus 134: Beethoven Grosse Fuge op.134 Piano Duo Tsuyuki & Rosenboom: https://www.youtube.com/watch?v=Tp1DH9--vGo (15 minutos 40 segundos)

9ª Sinfonía, Opus 125: Bernstein in Vienna_ Beethoven Symphony No. 9 in D Minor (1970): https://www.youtube.com/watch?v=3MnGfhJCK_g (1 hora 17 minutos)

Otra hermosa obra de Beethoven (ya no mencionada expresamente por Ken Wapnick, pero ya de paso la incorporo al post por si algún día ando buscando música clásica que escuchar):

Opus 67: 5ª Sinfonía de Beethoven: https://www.youtube.com/watch?v=pMHVVeZmm4I (7 minutos 23 segundos)

Otras piezas interesantes de música clásica (evidentemente tampoco las saco de Ken Wapnick, pues Ken solamente menciona explícitamente en esas entrevistas los últimos cuartetos de cuerda de Beethoven):

El Silencio de Beethoven (piano): https://www.youtube.com/watch?v=39DNaNAMKAU (10 minutos 40 segundos). Nota: Esta obra no es de Beethoven, pero el título es "El Silencio de Beethoven" y me salió buscando cosas de Beethoven. Y es bella y tan relajante que he decidido incluirla aquí. Debe tratarse de un homenaje a Beethoven. El compositor fue Ernesto Cortázar.

ADAGIO DE ALBINONI - Adagio in G Minor - Remo Giazotto: https://www.youtube.com/watch?v=ATuoxYAsBvs (8 minutos) Aunque debido al título que le puso (y a sus comentarios) suele atribuirse a Albinoni, esta pieza fue compuesta en el siglo XX por Remo Giazotto, como explica por ejemplo la Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Remo_Giazotto y aquí: https://es.wikipedia.org/wiki/Adagio_de_Albinoni

BACH: Bach, Brandenburg Concerto 3 First Movement Allegrohttps://www.youtube.com/watch?v=lhXHMzSOK5c (5 minutos y medio)

BACH: Air - Johann Sebastian Bach: https://www.youtube.com/watch?v=rrVDATvUitA (5 minutos 39 segundos)

MOZART: Symphony G minor KV 183 by Bruno Walter 1.Movement: https://www.youtube.com/watch?v=DWcOvGhT6_0 (5 minutos)

DVORAK String Quartet No.12 in F Major Op.96 American Finale: Es un fragmento bellísimo de un cuarteto de cuerda de Dvorak: Como el link que yo tenía es de un vídeo que fue borrado de youtube, lo he vuelto a buscar y me han salido dos opciones. Las linkeo las dos, así puede que duren más si las borran: https://www.youtube.com/watch?v=p_EW07kE2_E (5 minutos 29 segundos); y otro link de exactamente la misma versión: https://www.youtube.com/watch?v=nujzI7YGWpo (5 minutos 29 segundos)

Que disfrutéis de la música de la vida :-)