jueves, 31 de marzo de 2016

Facimoutreach P-282

¿El budismo ayudará o entorpecerá mi progreso con el Curso?

P-282: Además de ser estudiante de Un Curso de Milagros, soy también budista. Considero que el budismo y el Curso encajan muy bien entre sí. Estoy pensando en tomar el hábito y hacerme monja budista, con el fin de profundizar en mi entendimiento espiritual. Al dejar de lado el estilo de vida "normal" de tener un trabajo, pagar facturas, etc., ¿estoy retrasando lecciones que necesito aprender, o por el contrario asumir un estilo de vida monástica es un gran paso adelante en soltar mi apego (perdona mi terminología budista) al mundo de las ilusiones que mi ego ha creado?

Respuesta: Un Curso de Milagros se centra únicamente en el contenido de nuestra mente, no en la forma o en la conducta. Y ese contenido es o el del ego o el del Espíritu Santo. Así que tanto si estás en un monasterio como en la oficina de un negocio, desde ese punto de vista no hay ninguna diferencia. Lo que sí supone una diferencia, espiritualmente hablando, es si ves tus intereses como distintos de los de todos los demás, o si los ves como lo mismo. El Curso nos anima a que veamos los escenarios y las circunstancias de nuestra vida como aulas en las que podemos elegir aprender ya sea el programa de estudios del ego —basado en la separación— o el programa de estudios del Espíritu Santo —que se basa en deshacer la separación. Nos enseña a pensar siempre en términos del propósito: ¿Estamos utilizando el mundo y nuestras relaciones para reforzar nuestra creencia en la separación o para deshacerla? El problema, por lo tanto, no son el cuerpo ni el mundo, sino la manera en que los usamos. Y eso es siempre el resultado de la decisión que tomamos en nuestra mente de ser enseñados por el ego o por Jesús. Así que lo que sería más útil en tu situación es pedir ayuda para deshacer cualquier especialismo que pudiera estar influyendo en la decisión que estás sopesando. Eso sería un gran avance para eliminar las dudas y el conflicto que experimentas.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions53.htm#Q282

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

miércoles, 30 de marzo de 2016

Facimoutreach P-67

Una pregunta sobre lograr la mentalidad correcta

P-67: Tengo un problema con el logro de la "mentalidad correcta". Cuando estoy inmerso en la tranquilidad de la meditación, por lo general puedo pensar con bastante claridad en las enseñanzas metafísicas del Curso y me siento muy entusiasmado con respecto a ellas. Sin embargo, una vez que termino de meditar y regreso al sueño ilusorio, me parece que se invierte mi mentalidad y paso rápidamente a estar en la "mentalidad errada". El problema es que el mundo que vemos parece estar construido en su totalidad de acuerdo con la "mentalidad errada", así que aquí nos resulta difícil hacer o pensar cualquier cosa que sea de mentalidad correcta. De hecho, lograr la "mentalidad correcta" me parece a menudo algo más difícil de conseguir que la contemplación de la metafísica del Curso. Sé que Jesús, o el Espíritu Santo, siempre están ahí para ayudar, simplemente con que pongamos un poco de buena voluntad por nuestra parte. Supongo que lo que tengo que hacer es seguir intentándolo y seguir estudiando. Agradecería cualquier sugerencia.

Respuesta: Puede que sea útil pensar en la mentalidad-correcta como consistente en mirar tu mentalidad-errada sin juzgarte. No tienes que luchar contra la mentalidad-errada: solo tienes que mirarla sin juzgarte a ti mismo por estar en ese estado mental. Si puedes mirar tu mente errada sin juzgarte, aunque sea brevemente, entonces has conseguido dejar tu ego a un lado, porque el ego nunca miraría sin juzgar. Esto es la esencia del proceso de sanación. No necesitas intentar detener los pensamientos de la mentalidad-errada; basta con que no te menosprecies o te condenes a ti mismo por tenerlos. La definición del perdón, dada en el Libro de ejercicios, nos ayuda a ver esto con claridad: el perdón «es tranquilo y sosegado, y no hace nada. (...) Simplemente observa, espera y no juzga» (L.PII.Preg1.4.1,3). Por lo tanto, como estudiantes, nuestra tarea no consiste en concentrarnos en hacer cosas de mentalidad-correcta en el mundo, sino que en vez de eso deberíamos centrarnos en aprender a cómo mirar al ego sin juzgarnos a nosotros mismos —o a otros— por tener un ego.

Siempre tendemos a creer que con eso no es suficiente y que deberíamos hacer algo más que simplemente mirar sin juzgar. Pero creer eso sería un sigiloso intento del ego para intentar hacer las cosas más complicadas y para desplazar nuestra atención desde nuestro contenido en nuestra mente hasta nuestra conducta en el mundo. Jesús nos dice una y otra vez que estamos involucrados en un proceso que consiste en deshacer un sistema de pensamiento que es enteramente ilusorio. En este sentido, él dice que el milagro «simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso» (L.PII.Preg13.1.3). Así que pensar de acuerdo con la mentalidad-correcta implica mirar la devastación que es nuestro mundo, pero sin ningún sentido de juicio o culpa. Practicar esto lo mejor que podamos nos llevará a que cada vez estemos menos identificados con nuestro falso ser, y por lo tanto que cada vez tengamos menos miedo del camino que nos está llevando más allá de este falso ser hasta llegar a la aceptación del amor de Jesús como nuestra única realidad. Juzgarnos a nosotros mismos, a otros o al mundo, es una defensa que hace que nuestro ser y el mundo parezcan muy reales, y que el amor de Jesús se mantenga a una "distancia segura" de nosotros.

En definitiva, únicamente somos responsables de con qué maestro elegimos mirar al mundo. Si miramos al mundo a través de los ojos del ego, acabaremos sintiéndonos culpables. Si elegimos que nuestros "ojos" sean el amor de Jesús, no nos sentiremos perturbados por nada. Cuando nos sentimos alterados ((perturbados, disgustados, resentidos, molestos, descontentos, etc)), sólo necesitamos recordarnos amablemente a nosotros mismos que hemos elegido al maestro equivocado, y que eso no es algo pecaminoso. Eso es lo único que necesitamos "hacer" para estar en la mentalidad-correcta.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions15.htm#Q67

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

martes, 29 de marzo de 2016

Facimoutreach P-64

Una pregunta sobre la práctica del Libro de ejercicios

P-64: ¿Crees que puede haber "contraindicaciones" si se practican los ejercicios del Libro de ejercicios una y otra vez, año tras año, continuamente sin parar? ¿Sabes por ejemplo si Bill o Helen estuvieron practicando de una manera específica los ejercicios de las 365 lecciones constantemente?

Respuesta: Puede haber contraindicaciones o no haberlas. Depende enteramente de cuál es el propósito de repetir las lecciones año tras año. No hay una manera correcta ni equivocada de hacer el Libro de ejercicios, aparte de hacer las lecciones de manera ordenada, tal como Jesús nos indica. Algunas personas ven útil hacer las lecciones una y otra vez, pero no es necesario hacerlas más de una vez. Probablemente sea buena idea volver a ellas para estudiar lo que en ellas se enseña, pero no es necesario hacer los ejercicios nuevamente, a menos que te sientas guiado a ello. Cada persona es guiada de manera individual, como ya sabemos ((«el entrenamiento es siempre altamente individualizado» [M.9.1.5], «El programa de estudios es sumamente individualizado» [M.29.2.6])).

Una bandera roja ante la que estar alerta sería que nos volviésemos dependientes de las lecciones, apegados a ellas. Por ejemplo, si ves que no puedes empezar el día sin hacer una lección, o si te sientes vacío o deprimido si no haces una lección cada día y año tras año, entonces date cuenta de que has entablado una relación especial con el Libro de ejercicios. Esto es algo que te conviene detectar y ante lo que estar atento, porque en un caso así es más que probable que el ego se haya colado y se haya unido a tu proceso, con lo que te perderías la esencia del sentido de las lecciones.

Otra cosa ante la que estar atentos es la necesidad de seguir haciendo las lecciones hasta que las hagas perfectamente. Eso sería también caer bajo la influencia del ego. Lo más acorde con el espíritu del Libro de ejercicios y con la amable guía de Jesús es hacer las lecciones "imperfectamente" y entonces perdonarte a ti mismo por haberte olvidado de algo, o por haberte quedado dormido, o por lo que sea. En la lección 95 ((desde el párrafo 4 hasta el 10)) se explica que es mucho más útil abordar las lecciones de esa manera, porque eso reforzaría el mensaje básico que estamos aprendiendo, que es no tomar en serio la "diminuta y alocada idea". Esa es obviamente la actitud que Jesús querría que tuviéramos.

Gran parte del entrenamiento consiste en que nos volvamos conscientes de la resistencia y del miedo que tenemos a seguir adelante con este proceso de desidentificarnos del ego. Lo único que se nos pide es un poco de voluntad por nuestra parte (la pequeña dosis de buena voluntad). Lo único importante es que queramos pensar en Dios y Jesús a lo largo del día. Lo importante no es que nos acordemos de recitar todas las frases con exactitud y en su horario cada día. Lo importante es que esa sea nuestra intención, independientemente de si completamos con éxito todas las instrucciones tal como se nos indican. Deberíamos concentrarnos en el contenido, no en la forma. Y el contenido es el amor perdonador de Jesús.

Helen y Bill hicieron las lecciones juntos una primera vez; después las hicieron otra vez junto a Ken Wapnick; y finalmente, Helen, Bill y Ken hicieron las lecciones junto a Judy Skutch, a petición de ella.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions15.htm#Q64

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

lunes, 28 de marzo de 2016

Facimoutreach P-504

¿Por qué fue que elegimos abandonar la paz mental?

P-504: Entiendo que hemos tomado la decisión de olvidar. Mi pregunta es: ¿Por qué fue que rechazamos un estado en el que disfrutábamos claramente de paz mental, con el fin de entrar en el tiempo y el espacio? ¿Quién en su sano juicio (o en su mente correcta) se sentiría insatisfecho con la paz mental original?

Respuesta: Nadie en su sano juicio (o en su mente correcta) elegiría olvidar quién es él, por lo que nadie en su mente correcta lo hace. Tu pregunta es muy frecuente. Es en realidad una afirmación enmarcada en forma de pregunta, porque tal pregunta implica que la separación ocurrió verdaderamente, y que el tiempo y el espacio en verdad existen. Un Curso de Milagros ofrece esta respuesta definitiva: «(...) la separación nunca tuvo lugar» (T.6.II.10.7). Jesús nos dice que no nos podemos olvidar de nuestra verdadera Identidad como el Hijo inocente de Dios, pero que podemos usar erróneamente el poder de nuestra mente al elegir la separación y creer en la ilusión de una identidad separada. El principio importantísimo que está funcionando aquí es el poder de elegir de la mente. La elección es siempre entre la verdad y la ilusión, lo que es real y lo que no. Puesto que no hay un sustituto para Dios, ni una alternativa a la realidad, elegir no creer en la verdad es en realidad no elegir nada. Sin embargo, la creencia de que esa nada es algo produce culpa por haber eliminado a Dios y a Su Hijo de la conciencia, reemplazándolos con el ser imaginario del ego. El resultado de esto son todas las experiencias dolorosas y devastadoras de la "vida" en el cuerpo y en el mundo, las cuales nos llevan a preguntarnos cómo llegamos hasta aquí y por qué vinimos. Puesto que Jesús sabe que creemos en nuestra identidad como cuerpos, él nos ofrece una explicación que podemos entender y con la que podemos trabajar: creemos que somos cuerpos en el mundo porque eso es lo que queremos creer.

El momento "original" de la separación, que parece haber sucedido en el pasado, es en realidad una decisión continua que seguimos tomando constantemente en el presente en favor de la separación, lo que es evidente en las experiencias diarias de nuestra vida. Podemos ver indicios de esto en nuestra persecución frenética de los intereses egoístas, a expensas de los intereses de los demás, por no hablar de nuestra entregada devoción a querer tener la razón. Parafraseando una frase muy citada del Texto: preferimos tener razón a estar en paz (T.29.VII.1.9). Esto es lo que nos motiva, aquí y ahora: elegir nuestros pequeños seres y nuestras pequeñas vidas antes que a Dios.

Por lo tanto, la respuesta a tu pregunta es el Curso mismo con su fundamental propósito de enseñarnos que tenemos mentes con el poder de elegir. Nuestra esperanza reside en seguir la clara y directa invitación de Jesús: «Hermano mío, elige de nuevo» (T.31.VIII.3.2).

Para más información sobre este tema puede ver la pregunta P-10.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions89.htm#Q504

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

domingo, 27 de marzo de 2016

Cuando el ego asoma su sucia cabeza...

El ego no existe realmente, siendo la palabra "ego" simplemente para referirnos a nuestro deseo de ser diferentes de Dios, con todas sus ilusorias consecuencias. Pero nos referimos metafóricamente al ego como si fuera una entidad independiente, para agilizar el mensaje. Por eso decimos cosas como que el ego es muy astuto, etc. El ego intenta aprovechar cualquier oportunidad que le demos para llevarnos a su propio terreno: el terreno del juicio y de la separación. Por eso, incluso con mensajes tomados de las tradiciones no-duales, el ego intenta confundirnos. Por ejemplo, se habla de que juzgar nunca está justificado (porque refuerza al ego). Entonces el ego puede empujarnos a la tentación de que, cuando notemos que hemos juzgado, nos sintamos culpables por haber juzgado, diciendo: "Si realmente yo fuese una persona espiritual, no habría juzgado". Esto es una trampa del ego. No somos personas, ni personas-espirituales. En cuanto a nuestro camino espiritual, no debemos creer que por estar practicando una tradición no-dual eso significa que ya tenemos que estar libres del ego y por lo tanto libres de los juicios. Eso no es así. Seremos libres de los juicios al final del proceso de despertar, no durante el proceso. Porque, mientras haya ego, habrá ocasionalmente juicios, y asuntos influidos por el ego. Y el ego, una vez que aparece, es siempre ego al 100%. El ego no tiene medida: siempre es odio al 100%. Y si brota odio, eso no significa que debamos sentirnos culpables por ello, sino que significa simplemente que aún no estamos iluminados y que lo que nos beneficiaría es estar atentos en el discernimiento de las trampas del ego y continuar con nuestra práctica espiritual. Es sabio no juzgarnos por el hecho de haber juzgado, pues así ponemos un límite a la cadena de juicios, y podemos retornar al buen camino de la mentalidad correcta.

He tratado brevemente este tema por mail. Lo copio aquí con algún ligero añadido:

Disfruta de las experiencias de unidad, y ánimo para seguir perdonando en los momentos de falta de paz. Mientras aún no hayamos deshecho del todo todas las capas del iceberg de la culpa-ego, seguiremos teniendo repuntes de la falta de paz del sistema de pensamiento del ego. Ken Wapnick dijo que el ego siempre es ego al 100%, independientemente de cuánto tiempo llevemos con el Curso. Y que el Espíritu Santo o mentalidad correcta siempre es también 100% mentalidad correcta (paz, etc). Dijo Ken que incluso aunque hayamos perdonado muchas cosas, el ego es siempre 100% feo cuando nos sale y levanta su fea cabeza jejeje. Y que esto es así con cualquier no-iluminado, por mucho que haya estado perdonando. Cuando surge el odio del ego, es odio 100%. Así que dice Ken que procuremos no sentirnos culpables de ese odio que sale de nuestro ego, y simplemente que no nos juzguemos por eso (ni juzguemos a otros cuando estemos percibiendo que están bajo la influencia de sus egos), sino que sepamos que el ego es así de feo, siempre es así, al 100%. Incluso un leve enfado esconde debajo de su disfraz un odio intenso*, las ansias de asesinar a Dios o a alguien que lo simbolice jejeje. 

* Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia. (L.21.2.5)

Dice Ken que la práctica del perdón no suaviza el ego, pues el ego sigue siendo 100% ego hasta el final. Dice Ken que lo que sí hace la práctica del perdón es ayudarnos a que cada vez pasemos menos tiempo bajo los efectos del ego. Pero ese tiempo que estemos con el ego y olvidando perdonar, puede ser de odio, y surgir incluso al 100% (si no parece un odio grande, es porque el resto del 100% está escondido).

Así que si surge el ego y su odio, procuremos no juzgar. Y si juzgamos, procuremos al menos no juzgar por haber juzgado. Cuando juzguemos, es útil reconocer cuanto antes que el juicio es cosa del ego, y al menos procurar no juzgarnos por haber juzgado. Porque dice Ken que una manera de describir la mentalidad correcta es estar en la mentalidad errada pero sin juzgarla. Esto es práctico porque mientras no estemos iluminados, estaremos a veces en la mentalidad correcta y a veces en la mentalidad errada. Pero si no nos juzgamos cuando estamos comportándonos influidos por la mentalidad errada, no la haremos crecer y eso es el comienzo de la mentalidad correcta: al dejar de juzgar, hemos vuelto otra vez a la mentalidad correcta. Mirar la mentalidad errada sin juzgarla, eso forma parte de la mentalidad correcta.

La mentalidad errada no puede sobrevivir sin hacer juicios.

Así que, cuando juzguemos, paremos eso cuanto antes, dejando de juzgar: dejando de juzgarnos por haber juzgado. Así volvemos a la mentalidad correcta rápidamente.

Cuando finalmente hayamos perdonado todo el sistema de pensamiento del ego, ya no estaremos en ningún momento bajo la influencia del ego. Pero hasta que hayamos perdonado completamente todo, cada vez que el ego aparece, es así al 100%. El ego nunca deja de ser el despiadado asesino que es: el pensamiento de asesinar la Vida, a Dios, y romperlo-separarlo todo a pedazos.

Así que nos toca tener paciencia, ir perdonando, y cuando surja nuestro ego, no juzgarnos por el odio que surge. Tampoco defendemos ni justificamos ese odio. Simplemente sabemos que es erróneo e ilusorio, pero que de momento nos surge a veces, por la sencilla razón de que aún no estamos iluminados. Y mientras aún queda ego, el ego es siempre ego al 100%. Simplemente, cuanto antes recordamos perdonar, antes volvemos a la mentalidad correcta y así pasamos poco tiempo en las turbulencias del ego y más tiempo en la paz.

Facimoutreach P-503

¿Por qué no he tenido ninguna revelación? 

P-503: He estado estudiando Un Curso de Milagros durante unas 90 lecciones y a veces tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo. Pienso que en las lecciones anteriores debería haber tenido algún tipo de experiencia reveladora como parte de mi proceso de aprendizaje. Así que siento como si me estuviera perdiendo parte de la base del plan de aprendizaje. Cuando el Curso me da instrucciones para que escuche o para que me permita ser guiado hacia mi Ser, no tengo ni la menor idea de qué hacer. Me siento en silencio intentando aclarar mi mente y escuchar algo que pudiera indicarme que estoy haciendo el ejercicio correctamente. Pero no escucho ni siento nada. Mi pregunta es: ¿es necesario que el estudiante tenga experiencias de la mentalidad correcta durante los ejercicios? ¿Es normal que el estudiante se pierda estas experiencias? ¿Acaban llegando las experiencias más adelante, con las lecciones posteriores?

Respuesta: Lo que has descubierto en tus esfuerzos practicando las lecciones es exactamente lo que el Libro de ejercicios quiere que aprendamos: que nosotros no tenemos "ni la menor idea de qué hacer". Ese es un descubrimiento muy importante y, en cierto sentido, es una "revelación". Esta intuición y tu honestidad te dan una base muy firme para el proceso de aprendizaje. Tal como nos dice Jesús en el Texto: «Te estoy conduciendo a una nueva clase de experiencia que cada vez estarás menos dispuesto a negar» (T.11.VI.3.6). Sólo se nos puede guiar si estamos dispuestos a seguir al guía, y eso requiere que reconozcamos que no sabemos hacia dónde estamos yendo. Si no saber significa dejar de lado todo juicio de lo que una experiencia ha de ser, o de cuál debería ser el resultado de la lección, y la voluntad de permitir que el Espíritu Santo se haga cargo del proceso, entonces eso puede ser de hecho una experiencia de la mentalidad correcta en sí misma.

El Curso es un proceso amable que sólo pide que tengamos una "pequeña dosis de buena voluntad" ((por ejemplo, es el título de la sección T.18.IV)) para practicar el perdón: «Tu papel consiste únicamente en estar dispuesto, aunque sea mínimamente ((la pequeña dosis de buena voluntad, que aparece mencionada explícitamente en la cita original en inglés)), a que Él elimine todo vestigio de odio y de temor y a ser perdonado» (T.18.V.2.5). La continua práctica de las instrucciones dadas en el Libro de ejercicios conducirá finalmente a ver las cosas de un modo diferente. Las pequeñas pero significativas intuiciones, tal como las que describes, son muy útiles en este proceso. Es frecuente que los estudiantes omitan los pequeños pasos importantes. Las experiencias espectaculares no son necesarias, algunas incluso puede que sean ocultos mecanismos sutiles del ego, más perjudiciales que provechosas. No necesitamos esforzarnos en tener experiencias. Es la dedicación a la práctica y la aplicación de lo que enseña el Libro de ejercicios lo que conduce a la experiencia, que se producirá de forma natural. Tal como dice la introducción al Libro de ejercicios: «Se te pide simplemente que las apliques [las ideas] tal como se te indique. (...) Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostrará que son verdad» (L.introd.8.3,6).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions89.htm#Q503

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

sábado, 26 de marzo de 2016

Facimoutreach P-386

¿La curación física requiere la aceptación de la Expiación?

P-386: ¿Requiere la curación física la aceptación completa y definitiva de la Expiación? Si es así, ¿por qué las personas que nunca han oído hablar de Un Curso de Milagros y que nunca han practicado la experiencia del perdón se curan físicamente muchas veces a lo largo de sus vidas? Tengo una enfermedad venosa grave, que he estado tratando de curar siguiendo el Curso. Una vez, durante un ratito muy breve, fui capaz de verme a mí mismo como no siendo mi cuerpo. Experimenté una sensación maravillosa en mis piernas y durante dos horas aproximadamente parecieron estar curadas (al menos estaban sin dolor). ¿Era esto el tipo de curación física de la que habla el Curso? Más tarde, el dolor volvió. Ahora, no puedo encontrar el modo de regresar a esa conciencia de no ser mi cuerpo. Pero quizá eso no sea necesario, porque el Curso dice que el Espíritu Santo me guiará sólo con que yo le ofrezca mi "pequeña dosis de buena voluntad". No estoy seguro de entender la "pequeña dosis de buena voluntad" que debo ofrecerle al Espíritu Santo. El Curso dice que si ofrezco esta "pequeña dosis de buena voluntad", recibiré instrucciones muy concretas que me guiarán fuera de las ilusiones y del dolor. El Curso dice que no debo tratar de liberar mi mente del miedo y del dolor porque esa es la función del Espíritu Santo. Yo le digo al Espíritu Santo que estoy dispuesto a seguir Su camino, pero no parece suceder nada. Quizás mi comprensión de la "pequeña dosis de buena voluntad" no es correcta. ¿Cómo puedo ofrecerle al Espíritu Santo mi "pequeña dosis de buena voluntad" del modo correcto?

Respuesta: En primer lugar, no se requiere la aceptación de la Expiación para que haya un cambio en el estado físico. Nuestra mente es extremadamente poderosa, y puede tanto producir síntomas físicos como también puede eliminarlos, tanto si hemos deshecho nuestra creencia en la separación como si no. Una de las enseñanzas importantes del Curso es que nuestros cuerpos no son autónomos; nuestro cuerpo hace únicamente lo que nuestra mente le dice que haga. No podemos juzgar mediante la observación de los estados físicos si una persona está identificada con la mentalidad-errada o con la mentalidad-correcta. (Véase en el Manual para el maestro: «¿Cómo se logra la curación?» M.5).

En segundo lugar, Un Curso de Milagros no va realmente sobre la curación del cuerpo ni sobre solucionar ninguna circunstancia del mundo, a pesar de que en el Curso se habla un montón sobre la curación. La curación se considera en el Curso como equivalente al perdón. Una de las afirmaciones clave para guiarnos en este contexto es la siguiente: «No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él» (T.21.introd.1.7). Jesús nos está enseñando cómo cambiar nuestro enfoque desde el estado del mundo y de nuestros cuerpos hasta los pensamientos de nuestra mente que nos llevan a creer que el mundo y nuestros cuerpos son la causa de nuestros problemas y de nuestra infelicidad. Es natural querer que los síntomas físicos dolorosos sean eliminados, y deberíamos utilizar cualquier remedio que podamos para aliviar el dolor y corregir la enfermedad. Pero librar al cuerpo de todos los síntomas no es el objetivo de nuestro trabajo con el Curso. El objetivo es lograr un estado de paz interior que sea independiente de las condiciones externas. En última instancia, por supuesto, despertaremos del sueño de la separación, pero el objetivo más accesible para nosotros es aprender que nuestra paz interior no depende de nada externo. La paz de Dios es nuestra verdadera Identidad, así que si no estamos en paz, entonces eso quiere decir que de algún modo nos hemos disociado de esa Identidad. Por lo tanto, la manera de revertir la disociación es elegir como maestro a Jesús o al Espíritu Santo —no con el fin de eliminar los síntomas, sino para que nos ayude a cambiar nuestra percepción y nuestro propósito. Después, a medida que avanzamos, estaremos cada vez más y más contentos con la paz interior, y como resultado de eso empezaremos automáticamente a desidentificarnos de nuestros cuerpos; pero por lo general es muy, muy difícil tratar de "no ser un cuerpo". Nos sentimos muy atraídos a ser un cuerpo libre de dolor y libre de problemas, pero a la mayoría de nosotros nos asusta terriblemente la idea de no ser un cuerpo en absoluto.

Por eso Jesús nos enseña a centrarnos ante todo en el propósito para el cual usamos nuestros cuerpos, y por eso su ayuda apunta a ayudarnos a romper la conexión entre las condiciones externas y nuestro estado mental interno ((es decir: se nos ayuda a darnos cuenta de que es falsa la asociación que hemos establecido entre las circunstancias externas y nuestro estado mental interno, ya que en realidad nuestra paz no se ve afectada realmente por ninguna circunstancia externa, sino por la decisión interna de interpretar algo erróneamente. O sea: es lo interno lo que determina el reflejo externo, y no al revés —la importancia de poner causa y efecto en el orden correcto nos permite reconocer que es lo interno —la mente— lo que determina siempre cómo nos sentimos, y que lo externo —el mundo, el cuerpo— no tiene nunca ninguna relevancia, excepto para tomar nota de que algo hemos interpretado/decidido mal a nivel interno de la mente)). Hemos usado nuestros cuerpos principalmente como un modo de demostrar que lo real es la dualidad y no la unidad; así que Jesús nos ayuda a darle la vuelta a eso por medio de un aprendizaje amable y gradual que nos lleve a reconocer que nada puede interrumpir o perturbar la paz de Dios que es nuestro estado natural de ser. Así que la curación física o psicológica (la eliminación de síntomas) no es el foco del Curso, aunque nunca dice que sea un error tratar los síntomas. De hecho, negar nuestras experiencias corporales obstaculizaría nuestro progreso espiritual (T.2.IV.3.8-11). Generalmente necesitamos aliviar el dolor o el malestar para que podamos sentirnos más libres para trabajar en el proceso interior. El asunto, sin embargo, es que si no tratamos con las condiciones subyacentes ((las causas enterradas a nivel más profundo en la mente: lo interno)), entonces cuando se curen unos síntomas, tarde o temprano surgirán otros para ocupar su lugar, que es la experiencia que tienen casi todas las personas. «De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. Mas la mitad de la lección no es toda la lección. El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos» (T.28.II.11.4-7).

Por último, un aspecto esencial de la "buena voluntad" consiste en examinar nuestra certidumbre de que sabemos cuáles son nuestros problemas y cuál debería ser su solución. La razón de nuestra falta de paz a menudo nos parece tan obvia que nos sentimos muy seguros de que estaríamos de nuevo felices y en paz si simplemente esa situación o estado fuera eliminada o curado. Sin embargo, Jesús nos enseña a dejar de lado esa tendencia de pensar que sabemos, porque está basicamente bloqueándonos el acceso a la mente-correcta, que es donde se encuentra la verdadera curación. Y a veces podemos sabotearnos a nosotros mismos para que fracasemos, si nos concentramos exclusivamente en pedir ayuda para modificar nuestro estado físico (o el de alguien). No está mal hacer eso, como señala Jesús en el Anexo "El canto de la oración", donde él habla de una "escalera de la oración" (S.1.I y II), pero la tentación sería desilusionarse y entonces culpar a alguien si no hay ningún cambio, o limitar a Jesús en nuestra mente al papel de sanador físico. El cambio que Jesús verdaderamente quiere que tengamos como objetivo es la experiencia de compartir su mente, la cual sólo sabe de invulnerabilidad, amor y paz.

Para discusiones relacionadas sobre la curación y la enfermedad, pueden verse las preguntas P-57, P-128 y P-142.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions69.htm#Q386

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

Facimoutreach P-506

¿Cuál es el significado de "universo de los universos"?

P-506: En T.19.IV.D.1.4 de Un Curso de Milagros, Jesús hace mención a la Divina Abstracción refiriéndose a Ello como: «el Creador de la vida, la Fuente de todo lo que vive, el Padre del universo y del universo de los universos, así como de todo lo que se encuentra más allá de ellos». Agradecería que me ayudes a entender el porqué se elige esta fraseología tan particular, "universo de los universos", dado que el universo y todo lo que parece "vivir" es una fabricación de nuestra mente.

Respuesta: A lo largo del Curso, Jesús utiliza los símbolos y el lenguaje de la dualidad debido a que es lo que nosotros somos capaces de entender. Puesto que él sabe lo aterrados que estamos de Dios y de nuestra realidad (de la verdad de lo que somos), la manera en que él usa las palabras concretas es un medio amoroso y amable de guiarnos hasta más allá de nuestro miedo. Así que él nos habla de cuerpos, juguetes, casas, ciudades, dinero; todas las cosas que creemos que son reales y a las que nos aferramos. Él usa palabras para describir lo indescriptible: Cielo, Dios, totalidad, unidad, intemporalidad. Él habla en términos poéticos de experiencias que están más allá de las palabras. Aunque la forma varía, el contenido es siempre un mensaje de amor.

El pasaje que citas es una manera poética de decirnos que como Padre del universo del espíritu, de Cristo y de Sus creaciones, Dios lo es todo. Si estuviéramos dispuestos a aceptar la verdad de quién es Dios y quiénes somos nosotros, no necesitaríamos Un Curso de Milagros, o sería suficiente con que escucháramos que: «La Unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos "Dios es", y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma» (L.169.5.1-5).

Debido a que estamos fuertemente apegados a nuestra creencia en la separación y a nuestra identidad como cuerpos, necesitamos que la verdad nos sea presentada de diversas maneras, una y otra vez, para que podamos comprender su significado y encontrar el camino a través del laberinto de confusión que nuestro pensamiento invertido ha fabricado. Ese es el motivo por el que los principios básicos del Curso se repiten de muchas maneras diferentes, y por el cual el mensaje del Amor de Dios por nosotros se expresa con palabras poéticas e inspiradoras que están destinadas a ayudarnos a ir más allá de nuestro miedo.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions89.htm#Q506

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

viernes, 25 de marzo de 2016

Facimoutreach P-385

¿Curó la oración un tumor, o fue un mal diagnóstico? 

P-385: A mi pareja le diagnosticaron un cáncer de pulmón a principios de marzo. El miércoles pasado iban a extirparle quirúrgicamente el tumor, pero descubrieron que no sólo el tumor no estaba en su pulmón, sino que era benigno. Todos están diciendo que eso fue un milagro... que la oración cambió el tumor. Como estudiante de Un Curso de Milagros, me avergüenza decirte que pienso que los médicos diagnosticaron erróneamente el tumor la primera vez. Pienso que los médicos están siempre atentos buscando detectar cualquier señal de cáncer y que por eso lo encuentran en todas partes. Me siento culpable por mi falta de fe. ¿Tienes algunas palabras de consuelo o de sabiduría para mí?

Respuesta: En tu pregunta hay una suposición implícita de la que tal vez no te hayas dado cuenta. Y es la suposición de que de alguna manera es más espiritual creer que la oración cambió el tumor que creer que hubo un error en el diagnóstico desde el principio. Desde la perspectiva del Curso, ¡ninguna de las dos posibilidades es cierta! A excepción de muy raras excepciones (en aquellos que han sanado su mente), por lo general los síntomas de la enfermedad en el cuerpo son siempre únicamente las sombras de la culpa que hay en nuestra mente, proyectada sobre el cuerpo. La enfermedad refleja siempre una decisión en nuestra mente de verse a uno mismo como víctima de fuerzas que están más allá del control de uno. Y todos tomamos repetidamente la decisión de ser víctimas una y otra vez a lo largo de nuestras vidas —siendo la enfermedad sólo una de las muchas expresiones concretas de esa decisión—, y luego nos olvidamos de que alguna vez hubiésemos tomado esa decisión, como una defensa contra la verdad de lo que somos como espíritu (L.136.2-4).

Puesto que todo síntoma representa una decisión mantenida dentro de nuestra mente en todo instante, podemos tomar una decisión diferente también en todo instante posterior. La decisión inicial —a favor de la enfermedad— es tomada con el ego. La decisión a favor de una experiencia diferente puede ser tomada tanto con el ego como con el Espíritu Santo, dependiendo de nuestro propósito. Si identificamos la culpa —en nuestra mente— que se esconde tras el síntoma y llevamos eso al Espíritu Santo para sanarlo, entonces el síntoma disminuirá o desaparecerá, pues no sentiremos más la necesidad de castigarnos a nosotros mismos. Es posible que este cambio suceda sin que seamos plenamente conscientes de eso, aunque el objetivo del Curso es hacer que nuestra toma de decisiones sea más consciente.

La alternativa a eso es que simplemente tomemos una decisión diferente pero nuevamente con el ego, sin abordar nunca realmente la culpa enterrada, y por lo tanto un síntoma desaparece, para ser reemplazado en algún momento por otro síntoma que tal vez sea similar o no. Esa es la forma en que todos experimentamos nuestras vidas cuando estamos identificados con nuestros egos, pasando de un problema a otro, pareciendo que perdemos nuestra paz ante cada problema, con una sensación de alivio cuando el asunto aparentemente se soluciona, y luego perdiendo otra vez nuestra paz aparentemente con la llegada del siguiente problema, sin entrar nunca en contacto con la verdadera causa de nuestra pérdida de paz —la continua decisión de vernos como separados del amor.

Esperemos que de esta explicación resulte obvio que Dios y la fe no tienen nada que ver con la curación de los síntomas físicos. La responsable de la aparición y desaparición de los síntomas es la parte tomadora-de-decisiones de nuestra mente, con la cual la mayoría de nosotros raramente entramos en contacto. A la luz de esto, entonces, puede que también resulte evidente que si el síntoma a nivel de la forma era cáncer y luego cambió, o si nunca fue realmente cáncer desde el diagnóstico inicial, es algo que en realidad es irrelevante. La única pregunta que queremos hacernos a nosotros mismos como estudiantes del Curso cuando nos volvemos conscientes de que estamos reaccionando ante síntomas que percibimos en nosotros mismos o en otras personas, es: "¿Con qué maestro quiero aprender la lección que este síntoma me trae?". Si elijo al ego, mi lección será que la culpa y el castigo son reales. Si elijo al Espíritu Santo, mi lección será que ahora tengo la oportunidad de tomar una decisión diferente con respecto a la culpa que creo que está enterrada en mi mente, liberándola en la sanadora luz del perdón, en vez de seguir aferrándome a ella y proyectándola en alguna forma disfrazada.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions69.htm#Q385

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

Facimoutreach P-82

Una pregunta sobre la naturaleza del soñar, del mundo real y de la dualidad

P-82: El Curso dice que ya estamos en el Hogar. Entonces eso viene a querer decir que ya estamos en el Cielo ahora. El Cielo no tiene exterior ni interior. Es todo. ¿Significa eso que este mundo está en el Cielo y que el Cielo está en este mundo? ¿Es eso similar a la declaración vedántica de que Atman es Brahman?

Respuesta: El no-dualismo del Curso es un no-dualismo absoluto que afirma que la realidad es infinita, sin forma, inmutable y eterna; nada que sea finito o que tenga forma es en ningún modo real. Esto viene a significar que el universo físico y finito no tiene realidad. Es enteramente ilusorio. Hay otros sistemas no-dualistas que sitúan al mundo dentro del ser de Dios. Estas son las diversas formas del panteísmo —tanto oriental como occidental— que dan realidad al mundo, pero no como una creación externa al ser de Dios. El no-dualismo del Curso es absoluto, sin dar realidad a la multiplicidad finita. Por consiguiente la realidad es la perfecta Unidad, «y el conocimiento de que no hay nada más: nada fuera de esta Unidad, ni nada [ninguna otra cosa, aparte de Ella Misma] dentro» (T.18.VI.1.6). Y al afirmar que «el mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios» ((el mundo se hizo como un ataque a Dios)) (L.PII.Preg3.2.1), Jesús deja claro que el mundo no está en Dios ni es de Dios.

Este es el fundamento metafísico de la sorprendente declaración de que «Estás en tu hogar en Dios, soñando con el exilio pero perfectamente capaz de despertar a la realidad» (T.10.I.2.1), y el motivo de que Jesús pregunte: «¿Quién es el "tú" que vive en este mundo?» (T.4.II.11.8). El Curso entero se dirige a la mente que está fuera del tiempo y el espacio y que ha elegido negar su verdadera Identidad como la extensión —sin forma— de su Fuente, y que en vez de eso se ha convertido en una entidad individualizada, limitada por el tiempo y el espacio. Al mismo tiempo, esta mente oculta el recuerdo de su verdadera Identidad como el Hijo único de Dios. Sólo en un sueño o fantasía podría suceder algo así, pero no en la realidad, tal como el Curso enseña. Por consiguiente nosotros —tal como nos conocemos en este mundo— no tenemos realidad, no somos reales. Lo único que existe es Dios y la extensión perfecta, indiferenciada, eterna e inmutable de Su infinito ser, una realidad que no tiene equivalente en el mundo y que no puede ser entendida en este mundo.

«Nadie que esté dormido y soñando en el mundo recuerda el ataque que se infligió a sí mismo. Nadie cree que realmente hubo un tiempo en el que no sabía nada de cuerpos y en el que no habría podido concebir que este mundo fuese real. De otro modo, se habría dado cuenta de inmediato de que estas ideas son una mera ilusión, tan ridículas que no sirven para nada, excepto para reírse de ellas. ¡Cuán serias parecen ser ahora! Y nadie puede recordar aquel entonces cuando habrían sido motivo de risa e incredulidad» (T.27.VIII.5.4-8). 

Separarse del infinito, de la totalidad, es imposible, tal como el Curso enseña. Dios crea únicamente a Semejanza Propia. Por lo tanto Sus creaciones comparten Su ser, pero sin jamás ser menos de lo que Él es: «Mas ¿podría el Hijo de Dios tal como su Padre lo creó morar en una forma o en un mundo de formas?» (C.2.2.4). En este sentido, las enseñanzas del Curso son similares a la declaración vedántica, Atman es Brahman, tal como se hizo eco en otro pasaje: «Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado» (L.132.12.4).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions18.htm#Q82

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

jueves, 24 de marzo de 2016

Facimoutreach P-14

Una pregunta sobre la curación del cuerpo

P-14: Por favor, explique los muchos pasajes sobre la curación que parecen referirse a la curación del cuerpo. A mí me parece que, aunque el Curso es muy claro sobre el proceso de curar nuestra mente de la percepción errónea de nuestra realidad, es igualmente claro en cuanto a que un cuerpo sano es un efecto de una mente que ha sanado. ¿Cómo se traduce esto en nuestra vida personal como estudiantes del Curso? Yo me quedaría satisfecho con ignorar mi cuerpo y su estado si no fuera por estos muchos pasajes. Me quedo con la duda de que, aunque tener como objetivo la curación del cuerpo no es el propósito de la enseñanza, aún así parece ser algo que podemos esperar a medida que seguimos la guía de la voz del Espíritu Santo. ¿Por qué Jesús se molestaría en mencionar esto, si no fuera porque es algo que debemos tener en cuenta?

Respuesta: Estás en lo cierto al decir que un cuerpo curado no es el propósito de la enseñanza de Jesús, ni debe ser el objetivo de nuestra práctica del Curso. Jesús habla tanto sobre el cuerpo no porque él piense que el cuerpo es importante o real, sino porque nosotros pensamos que es importante y no hemos reconocido su propósito dentro de la estrategia del ego de mantenernos lejos de nuestra mente. Una parte importante de la estrategia del ego es hacernos pensar que nuestros cuerpos son completamente vulnerables ante las fuerzas externas —en otras palabras, que tanto la salud como la enfermedad vienen de fuera. Así que Jesús corrige esto al enseñarnos sobre la relación de la causa y el efecto aplicada entre la mente y el cuerpo. Ese es el propósito de todas sus referencias a un cuerpo que se cura. El enfoque está realmente en el poder de nuestra mente, no en tener un cuerpo curado y completo: «El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos» (T.28.II.11.6-7). Ese es su punto.

Pero él nos está enseñando sobre el sistema de pensamiento del Espíritu Santo en el contexto de lo que a nosotros nos resulta familiar y por tanto usando aquello con lo que nos resulta más fácil relacionarnos; y para casi todos nosotros, ese contexto es el mundo de los cuerpos. Por lo tanto, él utiliza nuestros cuerpos para enseñarnos, en última instancia, que no somos cuerpos. Sin embargo, esa conciencia llega al final de un largo proceso que, para la mayoría de nosotros, requiere muchos, muchos años para que se complete. Por lo tanto, ignorar simplemente nuestros cuerpos sería negarnos una multitud de oportunidades para aprender y aplicar los principios del Curso. Nuestras necesidades y experiencias físicas/psicológicas constituyen el plan de estudios que Jesús puede usar para enseñarnos cómo intepretar y percibir nuestras experiencias corporales de una manera que nos ayude a deshacer la separación en vez de reforzarla. Mientras sigamos pensando que sin oxígeno y sin comida moriremos, entonces aún estaremos creyendo que somos cuerpos, y sería perjudicial para nuestro progreso espiritual ignorar o hacer caso omiso de lo que todavía creemos que es real. Tal como Jesús nos advirtió en este sentido: «El cuerpo es sencillamente parte de tu experiencia en el mundo físico. Se puede exagerar el valor de sus capacidades y con frecuencia se hace. Sin embargo, es casi imposible negar su existencia en este mundo. Los que lo hacen se dedican a una forma de negación particularmente inútil» (T.2.IV.3.8-11).

El enfoque, una vez más, se centra siempre en el entrenamiento de nuestra mente y en la manera como pensamos, de modo que, al final, simplemente ya no elegiremos estar limitados. Esto es muy diferente de meramente ignorar al cuerpo. Tal como Jesús dice en la sección del capítulo 18 titulada "Más allá del cuerpo": «Lo que realmente sucede es que has renunciado a la ilusión de una conciencia limitada y has dejado de tenerle miedo a la unión» (T.18.VI.11.7). Él está enseñándonos cómo llegar a esta etapa.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions5.htm#Q14

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

La verdadera felicidad

El siguiente mensaje en formato de imagen, puede leerse mejor haciendo click sobre la imagen, o abriendo la imagen en otra pestaña/ventana y luego aumentarla.


Transcripción:

De repente todo se vuelve tan simple que asusta. Perdemos las necesidades, se reduce el equipaje. Las opiniones de los demás, son realmente de los demás, incluso si son sobre nosotros; no importa. Abandonamos las certezas porque ya no estamos seguros de nada. Y no nos hace falta. Vivimos de acuerdo a lo que sentimos. Dejamos de juzgar, porque ya no hay bien o mal, sino más bien la vida que eligió cada uno. Finalmente entendemos que todo lo que importa es tener paz y tranquilidad, es vivir sin miedo, es hacer lo que alegra el corazón en ese momento. Y nada más. Cuando descubrimos todo eso es cuando llega la satisfacción plena. La verdadera felicidad.

El autor no lo firma, pero procede de la cuenta de Twitter del jugador del Fútbol Club Barcelona Gerard Piqué.

Facimoutreach P-1142

¿Qué quiere decir el Curso con que estamos "revisando" las experiencias?

P-1142: La metafísica del Curso dice que estamos revisando las experiencias. ¿Quién o qué tuvo la experiencia inicial? Si la respuesta es que aún fuimos nosotros (o el observador), ¿cómo sabemos que no estamos teniendo esa experiencia inicial justo ahora, mientras estamos alineados con las percepciones "tradicionales" del ego del espacio y el tiempo? ¿La respuesta es que la creación inicial fue hecha fuera del espacio y del tiempo por el Cristo separado, que en un instante, debido al increíble poder creativo de Cristo, el ego surgió y quedó tan sumergido en el pensamiento de la separación, fragmentándose a sí mismo en casi infinitos pensamientos (repetitivos), que con el tiempo creyeron que estaban realmente separados, desarrollaron culpa y entonces empezaron a revisar todo lo que habían creado en términos de sus experiencias humanas; es decir, en términos de espacio y tiempo y cuerpos separados? En otras palabras, la experiencia inicial no fue como humanos, sino que sólo fue pensamiento, pero la increíble capacidad creativa, y desafortunadamente la culpa resultante de esta creatividad, transformó esa experiencia para nosotros como que fuésemos cuerpos separados.

Respuesta: Un Curso de Milagros afirma que «la jornada sólo se puede ver desde el punto donde termina, desde donde la podemos ver en retrospectiva, imaginarnos que la emprendemos otra vez y repasar mentalmente lo ocurrido» (L.158.4.5). Es importante señalar que esta afirmación se produce justo después de que Jesús ha explicado que el tiempo no es lo que pensamos que es; él está corrigiendo nuestra comprensión basada en el ego de que el tiempo transcurre en una sola dirección y contiene un futuro que nos es desconocido (L.158.3.5,7). Él nos dice que el tiempo es parte del guión o plan secreto del ego para desviarnos de la verdad; y como tal es «un truco, un juego de manos, una gigantesca ilusión (...)» (L.158.4.1). Esto es un reflejo de la afirmación del Texto que dice: «Cada día, y cada minuto de cada día, y en cada instante de cada minuto, no haces sino revivir ese instante en el que la hora del terror ocupó el lugar del amor. (...) Esto es lo que es toda vida: un aparente intervalo entre nacimiento y muerte y de nuevo a la vida; la repetición de un instante que hace mucho que desapareció y que no puede ser revivido. Y el tiempo no es otra cosa que la creencia demente de que lo que ya pasó todavía está aquí y ahora» (T.26.V.13.1, 3-4).

Jesús nos dice estas cosas dirigiéndose a nosotros en tanto que mentes tomadoras-de-decisiones que están fuera del tiempo y del espacio y se enredan en las dinámicas de la negación, la proyección y las defensas. En última instancia hay una sola mente (en minúscula), el Hijo de Dios que cree haberse separado exitosamente de su realidad en la Unidad perfecta de Dios (una separación que el Curso define como imposible, y por lo tanto totalmente ilusoria). El Hijo de Dios en este contexto no es Cristo, Quien sigue siendo uno con Dios como Su creación en el Cielo. La creación, desde el punto de vista del Curso, es algo completamente diferente del significado bíblico de esa palabra, el cual tiene que ver con Dios creando algo externo a Sí Mismo. Dios crea únicamente a Semejanza Propia (T.8.II.7.6); y la creación es la extensión eterna y no-espacial que tiene lugar únicamente en el Cielo —Dios creando a Cristo, y Cristo continuando la extensión del amor a través de Sus creaciones.

El Hijo separado conserva el recuerdo de Su verdadera Identidad como Cristo, aunque está oculta de su conciencia —por su propia decisión. El ego es simplemente la parte de la mente del Hijo que él ahora cree ser, al haber dividido su verdadero Ser (Cristo); y como tal, representa al sistema de pensamiento de la separación.

En aquel instante en que se pensó que se había producido la separación de la Totalidad y de la Plenitud, surgieron instantáneamente todas las formas imaginables de la separación. La dinámica de la separación implica alejarse tanto como sea posible de la unidad, para que ese estado original de unidad no pueda recordarse e incluso sea considerado como un estado extraño y antinatural: «La condición natural de la mente es una de abstracción [ausencia de forma] total. Mas una parte de ella se ha vuelto antinatural. No ve todo como si fuese uno solo, sino que ve únicamente fragmentos del todo (...)» (L.161.2.1-4). «(...) no se da cuenta de que se ha olvidado de dónde vino, adónde va, e incluso de quién es en realidad» (L.166.4.4).

La culpa está ligada a la creencia en la separación, pero sólo debido a que la decisión de separarse de Dios fue tildada de pecaminosa por el ego. Se desarrolló un sistema masivo de defensas para lidiar con el dolor de la culpa de la mente, lo cual caracteriza uno de los aspectos importantes de nuestra experiencia como humanos, aunque no somos conscientes de esta dinámica subyacente. Ese es uno de los propósitos del Curso —ayudarnos a recuperar nuestra conciencia de nosotros mismos como mentes, para que podamos lidiar con la fuente de todos nuestros dolores y problemas, y que nos demos cuenta de que el pecado y la culpa son conceptos imaginarios. En definitiva, acabaremos dándonos cuenta de que el único problema es que en lugar de reírnos de la bobada de la idea de separarse de la Totalidad, nosotros, como el único Hijo de Dios, la tomamos en serio (T.27.VIII.6.2-3), y entonces dimos comienzo al proceso de la creación falsa, que es como Un Curso de Milagros llama a las obras del ego. Nuestra única responsabilidad, nuestro único objetivo y propósito, es aceptar la Expiación para nosotros mismos, lo que significa recordar que nunca nos separamos realmente de nuestra Fuente.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions239.htm#Q1142

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

miércoles, 23 de marzo de 2016

Facimoutreach P-57

Una pregunta sobre los programas de 12 pasos y el Curso

P-57: He entrado recientemente en un programa de 12 pasos para la drogadicción. Parece estar produciéndose un cambio positivo. Sé que Ken dijo que, con algunos problemas, tenemos que afrontarlos según las reglas del mundo, pero únicamente para que podamos ver esos problemas por lo que son. ¿Hay algo más que yo debería saber a la hora de tratar de reconciliar este programa, el cual hace el problema muy real, con mi estudio continuo del Curso?

Respuesta: Por lo general es muy útil intentar solucionar los síntomas de cualquier enfermedad con la que estemos tratando antes de que estemos listos para abordar las causas subyacentes más profundas de nuestra aflicción, con las que el Curso nos ayuda a entrar en contacto. Si estamos experimentando una crisis médica como por ejemplo un ataque al corazón o un apendicitis, lo primero que querríamos conseguir sería una atención médica adecuada para aliviar los síntomas físicos. De manera similar, si estamos atrapados en algún tipo de conducta adictiva y autodestructiva, el primer paso sería poner la adicción bajo control. Y los programas de 12 pasos suelen ser muy eficaces para lograr este tipo de cambios. Ahora bien, es cierto que desde la perspectiva del Curso tales programas no resuelven la fuente subyacente de la aflicción, pero desarrollar algo de disciplina y de control en torno a la conducta autoabusiva es con frecuencia un primer paso esencial en el proceso.

Como estudiantes del Curso, lo que pretendemos es reconocer que ese tipo de intervenciones pueden ser extremadamente útiles y que además hay luego más pasos que deben ser dados a continuación. Cualquier cosa que intente solucionar un problema en el nivel del mundo, en vez de abordar la causa subyacente del problema en la mente, es lo que el Curso llama magia. La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas usando la magia muy a menudo, si es que no todo el tiempo, para lidiar con lo que vemos como nuestros problemas. Las intervenciones ante problemas médicos y adicciones mencionadas más arriba serían todas ellas consideradas como magia, desde la perspectiva del Curso. Aunque el Curso enseña que la magia no cura (T.2.IV.4.3) —la verdadera curación viene únicamente al soltar la culpa de la autocondena en nuestra propia mente— el Curso nunca debería interpretarse como que estuviera en contra de la magia. De hecho, Jesús admite que mientras nuestro miedo aún sea demasiado grande, «tal vez sea prudente usar un enfoque conciliatorio entre el cuerpo y la mente en el que a algo externo se le adjudica temporalmente la creencia de que puede curar» (T.2.IV.4.6).

Además, puesto que toda forma del mundo es neutral y el Curso nos enseña que nuestra única verdadera preocupación debería ser el propósito que le damos (T.4.V.6.8-9), la clave al usar cualquier cosa para tratar un problema, como por ejemplo un programa de los 12 pasos para tratar una adicción, sería ser consciente de cómo lo estás usando. Si lo usas para reforzar tu creencia en la realidad de tu debilidad y de tus limitaciones, y como un medio para verte a ti mismo como separado y diferente de los demás, entonces estará sirviendo al propósito del ego. Pero si lo ves como un medio para ser amable contigo mismo, para tomar conciencia de que necesitas una ayuda que provenga de fuera de tu ser egoico, y para reconocer que eres igual que todos los demás —a pesar de las diferencias en la forma de nuestras vidas, todos estamos atrapados en la trampa del ego de creer en la culpa, el ataque y el miedo— entonces estará sirviendo al propósito del Espíritu Santo. Y no es inusual estar titubeando y saltando una y otra vez de uno al otro de estos dos propósitos diferentes.

Tienes razón, por supuesto, en que el Curso y el programa de los 12 pasos no pueden, en última instancia, ser reconciliados como caminos espirituales —ya que están diciendo cosas diferentes y cualquier intento de combinarlos disminuirá de manera significativa la eficacia de ambos. Puede serte útil recordarte a ti mismo, a medida que vas participando en el proceso de los 12 pasos a lo largo del tiempo, que el único problema es nuestra adicción a la culpa que hay en nuestra mente, la cual creemos que nos mantiene "a salvo" del amor. Proyectamos esa culpa en las diversas formas de conflicto que encontramos en nuestras vidas para evitar ponernos en contacto con el problema real que está en la mente. Y la drogadicción es sólo una de las muchas formas de conflicto externo que montamos para nosotros mismos en el mundo, con la finalidad de evitar que miremos adentro a la culpa. Pero una vez que entiendes que tú mismo fabricaste el problema de la drogadicción y para qué lo fabricaste, puedes darle un propósito diferente.

Entonces la drogadicción, en lugar de ser el problema real, es vista como un síntoma o manifestación del problema subyacente de la culpa en tu mente. Al reconocer el problema externo, te proporcionas a ti mismo una vía para volver a entrar en contacto con el problema de la culpa enterrada profundamente en tu mente. Y al soltar la culpa y el juicio que has asociado con tu drogodependencia, descubrirás que tu necesidad de una defensa contra la culpa que hay en tu mente (en este caso la drogodependencia te proporciona esta defensa) disminuye con el tiempo. Así que el foco último de tu trabajo de curación no está en el problema externo de la drogodependencia, sino en la culpa enterrada con la que ahora te permites entrar en contacto. Sin embargo, por medio de un examen en profundidad de tu problema con la drogadicción, incluyendo el identificar a aquellos a los que tal vez culpes por haberte conducido al camino de las drogas, y evaluando los efectos del abuso de sustancias en tus relaciones actuales y en tus relaciones pasadas —áreas en las que un programa de 12 pasos puede ser muy útil— serás capaz de rastrear tu culpa a través de las «tortuosas rutas subterráneas» (T.15.X.5.1) de la forma, regresando hasta su origen en tu mente, donde entonces puede ser deshecha.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions13.htm#Q57

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

Facimoutreach P-1141

Tengo miedo de perder el amor de mis relaciones "especiales" si acepto la Expiación

P-1141: Estoy muy atemorizado por la idea de que ir al Cielo significa perder mi ego y olvidar todas las cosas de este mundo. Especialmente cuando pienso que olvidaré a las personas que conozco, o a mis padres, o a mi hijo. No quiero olvidarles. Quiero estar con ellos compartiendo amor por siempre. Pensando en estas cosas es cuando la resistencia crece en mí y realmente me asusto. Parece muy solitario eso de estar con Dios y ser únicamente uno. Toda mi vida me he sentido solo y separado, así que estar en el Cielo no me parece muy tentador. ¿Qué estoy entendiendo mal?

Respuesta: Tienes mucha compañía. El miedo que tú describes es lo que mantiene la explosión demográfica del mundo. Podemos ver largas colas en Disneylandia, pero ciertamente no vemos colas así ante las puertas del Cielo. Esto es así porque cuando la mente se identifica con el ego interpreta como profundamente amenazadora la naturaleza no-dualista del Cielo; y eso a pesar del hecho de que ella no tiene conocimiento de la no-dualidad. Para el ego, la única realidad es la multiplicidad de la separación. El ego mira con terror a la unidad, porque la existencia del ego depende de la dualidad. La esencia del ciclo de vida y muerte del ego es la variedad, el cambio, la agitación, las montañas rusas emocionales y la diversidad. De hecho, el lema o el tema de la canción del ego proclama: "Lo único que es constante es el cambio". Para fortalecer su argumentación a favor de la separación, la mente se imagina visiones del Cielo como un lugar solitario, aburrido y de aniquilación. Esto es un ejemplo perfecto del principio de la proyección: cuando la mente experimenta la soledad de su auto-impuesto exilio provocado por haber rechazado su Identidad como Hijo de Dios y por el abandono de su hogar, ella niega la soledad de la separación y se imagina un hogar sustituto (el mundo), repleto de relaciones especiales que llenen el vacío interior. Y entonces proyecta lo que ha negado, por lo que percibe el Cielo como un lugar solitario de exilio. Todo esto se hace para evitar que la mente se dé cuenta de los devastadores efectos de elegir la separación, de manera que siga aferrándose a ella. La mente lo vuelve todo del revés para resguardarse de tomar la decisión de volver a casa con Dios, donde desaparece todo sentido de soledad y donde todos los fragmentos de la Filiación (padres, hijos, amigos) se unen en la unidad del Amor de Dios.

En respuesta a nuestro miedo de regresar a nuestro verdadero hogar, Jesús tiene un mensaje muy reconfortante: «No temas que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad. El tiempo es benévolo, y si lo usas en beneficio de la realidad, se ajustará al ritmo de tu transición» (T.16.VI.8.1-2). No sólo el tiempo es benévolo, sino que el perdón que Jesús enseña es un proceso de sanación dulce, benévolo, amable y suave. Este proceso no nos quita las relaciones especiales, sino que las transforma para que incluyan a quienes estaban destinados a ser excluidos. El ritmo se establece únicamente mediante nuestra predisposición a olvidar la mentira de la separación del ego y recordar lo que significa ser uno. Mientras la mente se identifica con el cuerpo, fabrica ojos que ven a otros cuerpos que parecen reales, y fabrica apegos emocionales que parecen ser más reales que la unidad que Dios creó. Estas relaciones especiales con seres queridos son los sustitutos del ego para la relación que hay entre el Padre y Su Hijo, que es la única relación verdadera. Esto sólo puede entenderse en el contexto de la enseñanza del Curso de que somos mentes y no cuerpos. Un Curso de Milagros enseña que no existe nada fuera de la mente (T.18.VI.8). La mente que elige creer que la separación es real se divide en dos partes:

La mente correcta recuerda la unidad del Amor de Dios, y cada parte fragmentada de la Filiación está incluida en ese recuerdo. Nadie está excluido, ni perdido, ni solo. El amor que fluye desde esta parte de la mente abraza a los miembros de la familia junto a todos los demás. Cuando la mente elige este amor todo-inclusivo como su única identidad, se une con la unidad del Amor de Dios, que es el Cielo del que ella nunca se fue.

La mente errada, por el contrario, elige identificarse con el cuerpo, el cual es exclusivo por el mero hecho de que está sujeto a limitaciones. Un cuerpo no sólo es que no pueda amar a todo el mundo, sino que no puede amar en absoluto. «[El cuerpo] fue concebido para limitar lo ilimitado» (T.18.VIII.1.3). Por el contrario, «El amor no tiene límites, al estar en todas partes» (L.103.1.4). Por lo tanto podemos concluir que lo que está limitado no es amor. Lo que el mundo llama "amor", el Curso lo llama especialismo; un "amor" sujeto a cambios, decepciones y pérdidas. Lo que cambia no dura, así que por muy placentero o noble que pueda parecer, el amor del ego inevitablemente se acabará. Lo que no dura no es real, ni eterno, ni se encuentra en el Cielo. La respuesta del ego al dolor y a la angustia de la vida es un sistema de creencias que enseña que en el Cielo encontraremos a personas queridas (como individuos). Eso es un cielo que refleja el mundo, sólo que mejor ((o sea, imaginamos un cielo con los parámetros del mundo que conocemos, pero "mejor", es decir, quitándole las cosas que nos desagradan: un cielo lleno de individuos y de seres queridos, lleno de seres diferentes unos de los otros, pero sin los problemas ni el sufrimiento del mundo que conocemos [sin enfermedades, ni muerte, etc]. Ese "cielo" es una imaginación idealizada del mundo, pero sigue siendo algo muy limitado y que por lo tanto nos impide experimentar y disfrutar nuestra gloriosa e ilimitada realidad, ya que de hecho ese cielo idealizado ni siquiera es posible, pues habiendo límites, resulta imposible separar el placer del dolor, lo agradable de lo desagradable, pues sigue basándose en lo limitado, en la dualidad, en la separación, en el conflicto y en la muerte)). Está destinado a apoyar la creencia en la separación y al Dios dualista del ego.

El Cielo no sólo no es el lugar solitario que el ego se imagina o proyecta, sino que es el estado mental en el que todos estamos incluidos como uno. Por medio del proceso del perdón, lo que era amor especial y que se reservaba únicamente para determinadas personas, se transforma gradualmente en el amor todo-inclusivo de la mente correcta. Hay muchos pasajes del Curso que describen la belleza del mundo real, el cual precede al paso final en el que entramos en la eternidad del Cielo. No se nos pide que entendamos lo que ha sido borrado de la conciencia por los «... pesados cortinajes de la culpabilidad» (T.18.IX.9.7), aunque podrías imaginar los sentimientos amorosos que tienes por tus padres y por tu hijo expandidos de tal manera que abarquen a todos. Ese es el resultado final de la unión de la mente consigo misma y de finalmente sentirse en casa. Mientras tanto, hasta que sea eliminada la última gota de oscuridad y no quede nada que empañe la visión de nuestro olvidado hogar, nuestro único interés será la práctica constante del perdón: los pequeños pero seguros pasos que van deshaciendo la creencia de que el cuerpo es lo único que existe.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions239.htm#Q1141

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

martes, 22 de marzo de 2016

Facimoutreach P-42

Una pregunta sobre si Dios interviene en este mundo

P-42: ¿Un Curso de Milagros se refiere con "Dios" a un dios interactivo que efectúa cambios y alteraciones en nuestra existencia física y terrenal, en relación con nuestras actividades diarias? El Curso indica inicialmente que somos inmutables, pero más tarde se refiere a toda la variedad de cambios que efectuamos a medida que avanzamos. No entiendo, ¿podemos hacer algún tipo de cambios o no? Si somos inmutables, ¿para qué íbamos a molestarnos en hacer nada en absoluto, si de todos modos somos lo que somos?

Respuesta: Aunque gran parte del Curso se refiere a Dios en términos personales, como si Él fuera un Padre preocupado, distinto de Sus hijos, que está velando por nosotros, cuando entendemos la enseñanza metafísica básica del Curso sobre Dios, se hace evidente que este tipo de referencias humanas y personales atribuidas a Dios no pueden ser tomadas literalmente. Tales referencias representan el intento del Curso de «utilizar el idioma que dicha mente [limitada] entiende, debido a la condición [de separación] en que esta mente cree encontrarse» (T.25.I.7.4) y corregir las percepciones erróneas que tenemos de Dios al considerarlo desde nuestra interpretación egoica de Dios como si fuera un Padre enfadado y vengativo que pretende castigarnos por nuestros ataques sobre Él.

El Curso dedica muy poco tiempo a la tarea imposible de describirles a nuestras mentes finitas y limitadas la verdadera naturaleza de Dios, de Sus creaciones y de la realidad —«no existe un símbolo que represente a la totalidad» (T.27.III.5.1)—, pero sí hay unos pocos intentos de hacer esto. Por ejemplo, en el Libro de ejercicios: «Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado» (L.132.12.4). Y reconociendo la imposibilidad de captar o expresar con palabras Eso que está más allá de todos los conceptos y símbolos, se dice: «La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos "Dios es", y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que Ella, simplemente es» (L.169.5).

Así que Dios, Quien es «Todo en todo» (T.7.IV.7.4) ((Tb, traducido como "el Todo de todo"; en inglés, "All in all")), no puede actuar sobre una parte de Sí Mismo como si ésta estuviese separada de Él. E incluso, referirse a Él como "Él" es atribuir una naturaleza personal a la Fuente de todo, la Cual en realidad es totalmente abstracta. El Curso, por lo tanto, no describe a Dios como si interactuara con Sus hijos en el mundo. Ese rol se le da al Espíritu Santo en tanto que la Voz que habla en favor de Dios, asignándosele así al Espíritu Santo una función simbólica, a diferencia del Padre y del Hijo (T.5.I.4.1). Pero puesto que el mundo es en su totalidad una proyección de la ilusión básica del ego, que no tiene realidad, no hay realmente un mundo en el que el Espíritu Santo intervenga, sino que sólo hay una mente que cree que hay un mundo. E incluso entonces la Voz que habla por Dios no tiene ninguna función activa en la mente —«Su Voz es simplemente un recordatorio» (T.5.II.7.4) que nos recuerda la verdad sobre nosotros mismos y sobre Dios, una verdad que nunca ha cambiado.

El Curso se refiere también a Dios como «el Inmutable» (L.112.2.2) y la «Amorfía Misma» (L.186.14.1) ((en inglés: "Formlessness")), Quien crea «únicamente lo inmutable» (T.6.IV.12.4). En consecuencia, es inconcebible que Él pudiera estar involucrado en efectuar cambios y alteraciones en un mundo de la forma.

Y eso nos lleva a la segunda pregunta que planteaste, sobre nuestra inmutabilidad. En nuestra realidad como espíritu, nada ha cambiado y permanecemos impecables ((sinless: sin-pecado, sin-cambio, sin-deterioro)), perfectos y en armonía/unidad con nuestra Fuente —esto es el principio de la Expiación, mencionado numerosas veces a lo largo del Curso. Es en este sentido en el que somos verdaderamente inmutables. Pero es obvio que esto no es lo que creemos o lo que experimentamos con respecto a nosotros mismos. Así que el Curso no se limita a afirmar lo que es real y verdadero y dejarlo en eso sin decir más. Eso no sería de ninguna ayuda para nosotros, atrapados como parecemos estarlo en la ciénaga de nuestras creencias erróneas. Así que el Curso nos acepta donde creemos estar, dándose cuenta de que nosotros creemos que cada uno somos un ser físico separado, viviendo como cuerpos en un mundo de tiempo y espacio, luchando contra fuerzas que parecen estar más allá de nuestro control. Y nos ofrece el medio —el perdón, bajo la guía del Espíritu Santo— para encontrar el camino de salida de este laberinto de creencias insensato y sin sentido, en el cual nos hemos aprisionado a nosotros mismos (T.26.V.4.1). No porque nada de eso sea real, sino simplemente porque nosotros creemos que lo es. Y mientras sigamos creyendo que nos hemos cambiado a nosotros mismos diferenciándonos así de nuestra verdadera realidad como Cristo, tendremos que pasar por un aparente proceso de cambio que deshaga todos los cambios que creemos haber efectuado en nuestra identidad, hasta que finalmente nos demos cuenta de que en realidad nada ha cambiado en absoluto y estemos de regreso en casa en el Cielo del que nunca hemos salido, que es donde siempre hemos estado. Así que este es un proceso de deshacimiento, no de hacimiento; se trata de deshacer, y no de hacer realmente nada en absoluto. Y cualquier cambio que parezcamos experimentar durante el proceso de deshacer nuestras creencias erróneas es tan ilusorio como el pensamiento inicial de cambio, el cual pareció expulsarnos del Cielo. Pero mientras nos aferremos a la creencia de que el cambio es posible y real, el cambio será nuestra experiencia. Y lo único que podremos elegir es qué tipo de cambio buscaremos: si el cambio que refuerza la culpa y la separación y parece llevarnos aún más lejos de nuestro verdadero hogar, o el cambio que resulta de la práctica del perdón en el contexto de nuestras relaciones cotidianas, el cual nos permite regresar al hogar.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions10.htm#Q42

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

Facimoutreach P-588

Temo dejar este mundo... 

P-588: Siempre le he rezado a Dios para que me guíe y me ayude. Hoy en día pienso que si Dios no creó este mundo, entonces Él no va a darme ayuda aquí en este mundo. Pero entonces, ¿cómo rezo ahora? ¿Pidiendo morir? En realidad no quiero dejar este mundo que he creado, a pesar de que no es perfecto de ningún modo, aspecto o forma. Todavía amo mis creaciones y extensiones (¿es adecuado llamar "extensiones" a las personas de mi vida?). Cuando me vuelvo hacia el recto pensar, me lleno de miedo. ¡Tengo miedo del Cielo! ¿Qué locura es esta?

Respuesta: Tu pensamiento no es más loco, pero sí es igual de loco, que el pensamiento del resto de nosotros que seguimos queriendo que este mundo sea nuestra realidad y tenemos miedo de nuestra verdadera realidad. Por cierto, Un Curso de Milagros llamaría creaciones falsas a todo lo que hemos hecho con nuestros egos (T.2.VII.3.8-15). Y el responsable por crear falsamente no es el yo que creemos que somos aquí en este mundo. Este yo individual no es más que una de las creaciones falsas de nuestra mente dividida, la cual da la impresión de haberse quedado dormida y estar soñando un mundo separado de Dios. Así que quien necesita ayuda no es el yo que creemos ser en este mundo, a pesar de nuestras experiencias en sentido contrario, sino la mente que se identifica con este yo ilusorio y a continuación niega su auténtico poder de crear extendiendo el amor, el cual no tiene nada que ver con nada de lo que parecemos experimentar aquí en el mundo. Así que buscar la muerte de este yo ilusorio que pensamos que somos no resolvería nada, pues la muerte de una ilusión no cambia en nada nuestra mente, la cual es la fuente de la ilusión.

Estás en lo cierto al concluir que Dios no tiene nada que ver con este mundo puesto que Él no estuvo involucrado en su fabricación. Pero eso no significa que no tengamos una Fuente de Ayuda —el Espíritu Santo— que represente el Amor de Dios para nosotros mientras creamos que estamos aquí. Sólo que la verdadera ayuda que Él nos ofrece no consiste en cambiar cosas de nuestro mundo ilusorio y de nuestras circunstancias personales, sino que es más bien una ayuda para reducir nuestro miedo a recordar quiénes somos realmente. Y esa ayuda se llama perdón, el cual es simplemente un proceso consistente en reconocer que en realidad no sabemos lo que está pasando, ¡puesto que ni siquiera sabemos lo que somos! Así que Jesús dice que «la única oración que tiene sentido es la del perdón» (T.3.V.6.3).

En la práctica, esto significa que cada vez que sentimos ganas de juzgar a una persona, situación o circunstancia, nuestra oración sería simplemente pedir ayuda a la parte de nuestra mente (el Espíritu Santo o Jesús) que sabe cuál es el problema real —que nos hemos quedado dormidos y estamos soñando con un mundo que no tiene nada que ver con lo que realmente somos. Y cada vez que hacemos eso, nuestro miedo disminuye un poco más y el mundo parece un poco menos serio, pues esto es el sueño feliz, en el que nuestro sueño ya no es tan profundo, y cada vez nos volvemos aunque sólo sea un poco más dispuestos a escuchar la Llamada a despertar (T.5.II.10.4-5; T.27.VII.14).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions104.htm#Q588

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

lunes, 21 de marzo de 2016

El sueño feliz (parte 10)

"El sueño feliz"

Extractos del seminario celebrado en la 
Fundación para Un Curso de Milagros (FACIM
en Temecula (California) 

Kenneth Wapnick


Parte 10

Conclusión

Pregunta: Siento como que conecto con lo que estás diciendo y que estoy de acuerdo con ello, pero no me gusta... ¿Qué es lo que me está impidiendo que consiga simplemente abrir mis ojos de una vez? Si todos nos sentimos así, ¿por qué estamos aquí?

Respuesta: Es porque a una parte de nosotros le gusta ser una figura o personaje del sueño, por la misma razón que creemos que nos fuimos del Cielo en un principio: quisimos estar por nuestra cuenta ((ser independientes, autónomos, separados)). Hay una cita maravillosa en el capítulo 13 del Texto, y esto quiere decir que esta cita aparece antes de que llegue a tratarse el tema de las relaciones especiales, lo cual sucede a partir del capítulo 15. Es interesante que en esta cita del capítulo 13 se usa la palabra "especial". Jesús dice:

«Estabas en paz hasta que pediste un favor especial. Dios no te lo concedió, pues lo que pedías era algo ajeno a Él, y tú no podías pedirle eso a un Padre que realmente amase a Su Hijo. Por lo tanto, hiciste de Él un padre no amoroso al exigir de Él lo que sólo un padre no amoroso podría dar» (T.13.III.10.2-4).

El favor especial que le exigimos a Dios fue que Él nos prestara atención, que Él nos notara/observara ((que nos reconociera como un individuo separado-destacado del resto de la totalidad)). ¡Soy un individuo! ¡Soy una persona! ¡Soy una entidad! ¡Préstame atención! Y Dios simplemente miró a través, Su mirada pasó de largo, pues ahí no había nada que se pudiera ver. Ahora bien, todo esto es mitológico, metafórico. No significa que sucediera de esa manera, sino que es una manera de referirnos al contenido de nuestro deseo de estar separados. Deseábamos ser individuos. Queríamos ser individualmente únicos, singulares, especiales. En definitiva, queríamos ser especiales, lo cual es imposible en el Cielo. En la perfecta unidad, totalidad y plenitud no puede haber diferenciación. Una de las maneras de describir a Cristo es decir que Él es la Unidad indivisa (íntegra, completa, sin dividir) e indiferenciada. En el Cielo no hay distinciones o peculiaridades: nada puede distinguirse como diferente de la totalidad, como especial.

Pero bueno, eso es lo que nos gusta. Así que aquí aparentamos ser distintos, especiales, singulares (únicos como individuo), individuos diferenciados estudiando un Curso que enseña que todo esto es imaginario y que en realidad somos parte de la perfecta Unidad. Y decimos, como solíamos decir en los 60 [la década de 1960 y ss.]: "¡Ni borracho; no iré! ¡Yo quiero un Cielo que me note! (que me observe, que sepa que existo como individuo). ¿Recordar a Dios? Eso es lo que me metió en problemas inicialmente. Voy a hacerlo todo otra vez. Quiero un favor especial. Quiero ser notado". Y Jesús dice: "Lo siento, chico. Dios no puede notarte/observarte porque no hay un 'tú' que notar/observar". Así que decimos: "Muy bien, pues al diablo contigo, Jesús. Voy a inventar otro Jesús. Voy a inventar un Jesús que me diga que hasta el último pelo de mi cabeza es contado y se tiene en cuenta. Voy a inventar un Jesús que me diga que Dios me ama más que a los lirios del campo. Voy a inventar un Dios que me creó. Voy a inventar un Dios que se ponga furioso conmigo, lo cual significará que yo existo. Voy a conseguir un Dios que sienta misericordia. Los martes alternos, él es misericordioso, y entonces él me perdona. Cuidado con los jueves. Es entonces cuando él se pone a destruir. Pero ese es un Dios que al menos me nota, me observa, sabe que existo".

Así que nos gusta ese Jesús; nos gusta ese Dios. Eso es lo que hacemos. Traemos a Jesús y a Dios adentro del sueño para que Ellos se entrelacen con el sueño. En "El final del sueño" que he estado leyendo antes, Jesús dice también: «No soy un sueño que viene a burlarse» (Los regalos de Dios, pág. 121) ((de la edición en inglés; en español esa cita está en la página 5 del siguiente documento en PDF de 9 páginas: https://nytz.files.wordpress.com/2015/12/los-regalos-de-dios-prosa-helen-schucman.pdf , concretamente en el penúltimo párrafo de esa pág. 5)) ¿Qué es lo que está diciendo Jesús ahora? Lo que está diciendo es que él no es el Jesús bíblico en el que nosotros pensábamos, el cual es parte de nuestro sueño, que se burla o hace una parodia de su realidad como Cristo, como espíritu. «No soy un sueño que viene a burlarse ((o: que viene en son de burla))». No soy parte de tu sueño —no me conviertas en parte de tu sueño. Eso es lo que las personas hacen con el Curso. Convierten a Jesús en parte del sueño. ¿Por qué? Porque quieren que se les note, que se les tenga en cuenta como individuos. Les gusta la idea de un Dios que llora por ellos, a pesar de que es obvio que se trata de un símbolo metafórico que no está ahí para ser tomado literalmente. Les gusta un Dios que les extraña, que les echa de menos, que está solo sin ellas. Les gusta un Jesús que sea un hermano mayor y amoroso que esté siempre ahí a su disposición día tras día, y que continuamente las infantiliza para que no crezcan o maduren, a pesar de que él les dice que quiere que lleguen a ser como él. Todos estamos aterrorizados de la posibilidad de salir del sueño. Estamos aterrorizados ante la posibilidad de dejar de ser quienes somos ((quienes creemos que somos: individuo-ego)).

Pregunta: Yo no me siento aterrorizado, así que ¿por qué sigo aquí?

Respuesta: Si piensas que estás todavía aquí, tiene que haber una parte de ti de la que no eres consciente y a la que le gusta ser tú. Esto puede que no sea mala cosa: tú eres una persona encantadora, estoy seguro. Pero todavía eres una persona, y nos gusta ser personas. Ese es el meollo del asunto, me temo. Pero repito que no tenemos que saltar de golpe de la separación a la unidad. No tenemos que llegar desde la personalidad hasta el Cristo de un solo salto. El sueño feliz consiste en los pequeños pasos que vamos dando al ir reconociendo que todos somos lo mismo. Todas las personas de esta habitación tienen la misma mente correcta, la misma mente errada y el mismo tomador de decisiones. Todas las personas de este planeta y todas las personas y cosas del universo tienen una mente correcta, una mente errada y un tomador de decisiones. Al aprender eso, comenzamos a estar menos asustados y menos identificados con nuestra singularidad individual. Si todos somos iguales, entonces es que nadie es especial. Este es un pensamiento con el que al menos podemos empezar a identificarnos, o al menos pensar sobre él.

Todavía hay un poco de miedo porque en realidad no queremos desprendernos de nuestros juicios completamente aún, pero al menos podemos empezar a ver que no tenemos que saltar al Cielo repentinamente de un solo salto. Podemos tener un reflejo del Cielo aquí, el cual es el sueño feliz, al darnos cuenta de que nadie es diferente o especial, a pesar de las apariencias externas, porque todos tenemos la misma mente. «Todos mis hermanos son especiales», dice Jesús (T.1.V.3.6). Todos los Hijos de Dios son especiales, lo cual significa que la palabra "especial" pierde su significado.

Pregunta: Dijiste que no traigamos a Jesús adentro del sueño. Hay una lección del Curso que dice que no sé qué es lo que más me conviene (L.24). Así que yo siempre pensé que no sé qué es lo mejor para mí, por ejemplo dónde vivir o qué trabajo es mejor para mí. Siempre pensé que se me enseñaba que está bien preguntar, si no sé qué es lo que más me conviene.

Respuesta: Sí, está bien preguntar. No hay nada malo en preguntar. En el Anexo titulado "La canción de la oración", concretamente en la sección "La escalera de la oración" (O.1.II), se dice que pedir por cosas concretas son los primeros peldaños de la escalera ((puede verse tanto O.1.II como O.1.III, con algún comentario importante respecto al tema también en O.1.I)). No hay nada malo en eso, porque al menos estamos en la escalera correcta y con el maestro correcto. Pero si eso es todo lo que hacemos, acabaremos subiendo solamente el primer o el segundo peldaño, y la idea principal de lo que Jesús nos dice es que no nos interesan las partes concretas de la canción. No nos interesan los ecos, las resonancias ni las armonías; lo que nos interesa es la canción completa, el canto entero ((O.1.I.3)). No estamos interesados en subir solamente uno o dos escalones. Queremos llegar a lo más alto de la escalera. Pero si seguimos exigiendo que tenemos necesidades concretas y que queremos que el Espíritu Santo o Jesús las satisfagan, estaremos quedándonos únicamente en los peldaños de la parte de abajo de la escalera, sin llegar a aprender nunca que no sabemos que lo que auténticamente nos conviene es elegir al Espíritu Santo, para que en definitiva Él nos conduzca hasta la cima de la escalera.

Pregunta: A lo largo de esta sesión he visto en mí esta tentación de querer jugar ((o juguetear, enredarme, entretenerme)) con la forma. El milagro mira al contenido y no mira a la forma. ¿Dirías que todo lo que se debe hacer es mirar con Jesús y decir que el contenido no es verdadero? La forma puede seguir siendo la forma y puede que nunca cambie... Reconozco un pensamiento, como por ejemplo algo que me va a meter en problemas, y después empiezo a juguetear o enredarme con el pensamiento, en vez de decir que su contenido no es real.

Respuesta: Correcto. No te enredes con el pensamiento, sólo hazle cosquillas ((lo que quiere decir es que no le demos importancia y nos entretengamos enredándonos u obsesionándonos con una idea que nos preocupa, sino que la miremos sonrientemente [cosquillas] y la dejemos ir. La insistencia al contrastar entre "enredar" y "hacer cosquillas" se debe a que en inglés son palabras parecidas y Ken está aprovechando para hacer un juego de palabras entre "tinker" [enredar, entretener, juguetear] y "tickle" [hacer cosquillas, o tal vez también acariciar])). Así que en vez de tinker, tickle; en vez de enredarte, haz cosquillas, dos palabras de dos sílabas que empiezan por la letra "t" ((en inglés: tinker, tickle)). Hacer cosquillas a ese pensamiento es acordarte de reírte de él. Enredarte con él significa decir que es algo serio y que tenemos que tomar medidas con respecto a eso, que tenemos que hacer algo, y en ese punto nada de lo que hagamos funcionará.

En otras palabras, lo que muchas personas han hecho con el Curso es sustituir al diablo por el ego y decir que el ego es malo: ¡Es el ego! ¡Mira al ego! Convirtiéndolo en algo grave, en un gran problema, como si fuera algo importante y muy serio. Así que la terapia de las cosquillas es muy buena. Recuerda que lo que más desea el ego, por encima de cualquier otra cosa, es que se le tome con seriedad.

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Quiero retornar a Los regalos de Dios, al final de esa sección que hemos estado antes debatiendo ((en las partes VI y VII de este taller)). Voy a leer los dos últimos párrafos de "El final del sueño", en la pág. 122 ((de la edición en inglés de esa obra poética completa de Helen; correspondiente a la pág. 6 del documento en PDF de 9 páginas que linkeé más arriba)). Toda esa sección es realmente maravillosa, pero el final de ella es particularmente hermoso y es una maravillosa forma de resumir todo lo que hemos estado discutiendo sobre cómo dirigirnos desde el sueño del mundo hasta el primer sueño ((el sueño secreto)) y mirarlo con Jesús, lo cual entonces gira nuestra atención al sueño feliz, y después vamos enteramente más allá del sueño en cualquiera de sus modalidades, más allá incluso del sueño feliz, hasta regresar al Dios al que nunca abandonamos:

«Hay un silencio que cubre el mundo, que fue un sueño antiguo, de hace tanto tiempo que nadie lo recuerda ahora. Su tiempo ha acabado, y en el pequeño espacio que parecía poseer no hay nada. El sueño ha concluido, y todos sus sueños de regalos han desaparecido también. El primer sueño ha sido visto y comprendido como una mera ilusión del miedo, en la que el mundo estaba basado. Más allá del sueño, alcanzándolo todo, abarcándolo todo, la creación y el Creador todavía permanecen en perfecta armonía y amor perfecto. Esto se encuentra más allá de la puerta ante la que nos encontramos. ¿Permaneceremos esperando en un sueño? 

Tu santidad es la mía, y la mía es la de Dios. He aquí Su regalo, completo y sin mácula. Es Él Mismo lo que Él da, y esto es lo que es la verdad en ti. ¡Cuán hermoso eres, tú que estás a mi lado en la puerta y llamas conmigo para que todo el mundo pueda venir y apartarse del tiempo! Extiende tu mano para tocar la eternidad y desaparecer en su perfecto descanso. He aquí la paz que Dios destinó para el Hijo que Él ama. Entra conmigo y deja que su quietud cubra la tierra para siempre. Ya está hecho. Padre, tu Voz nos ha llamado a casa por fin: El sueño se ha ido. Despierta, Mi niño, al amor».

Fuente original en inglés: https://www.facim.org/online-learning-aids/excerpt-series/the-happy-dream.aspx

Índice en español (10 partes en total): http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-por-kenneth-wapnick.html