viernes, 3 de marzo de 2017

Sobre la igualdad de todos los seres

Este tema ha surgido en este hilo del foro CONCORDIA Y PLENITUD:

http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t174-sobre-la-igualdad-de-todos-los-seres

Y como aquí se comenta un matiz interesante sobre la enseñanza de Un Curso de Milagros, copio al blog el comentario con que se abre el tema en el foro. Si surgieran nuevos comentarios, podréis verlos si visitáis ese hilo del foro.

Aquí va:

codorníu escribió: Inestimables hermanos, yo llego a comprender la auténtica igualdad entre todos los seres gracias a pensar en ellos como personajes de un sueño o película, es decir, sin existencia real.  Por ejemplo, con las noticias de la tele, en los medios...

Hasta ahí llego.

Sin embargo, cuando interactúo con personajes familiares cotidianos -y aparece en mí  la falta de paz-, queda manifiestamente claro lo lejos que estoy para que mi comprensión de dicha igualdad deje de ser teórica y sea directa y profunda.

Muchas gracias a todos por el hilo, que tiene su "zumo".

Veo dos temas principalmente aquí. Destaco el de la igualdad de los seres, por eso titulo así este tema. El otro tema podemos despacharlo de forma rápida porque la solución que nos permite pasar de la información teórica a la experiencia práctica es, como siempre en este camino, practicar el perdón. Es el proceso de practicar el perdón lo que convertirá lo que ahora sabemos solo intelectualmente, en nuestra experiencia directa.

El otro tema, el de la igualdad de los seres, es el que me ha movido a comentar, ya que hay un matiz de enorme importancia:

No basta con tomar conciencia de las ilusiones. De hecho, no es conveniente percibir a nuestros hermanos como ilusiones (como personajes ilusorios). Esto es un error común, y lo suficientemente relevante como para que se comente de manera bastante explícita —aunque brevemente, como de costumbre— en el tercer libro de Gary Renard, "El Amor no ha olvidado a nadie" (creo recordar que en los libros anteriores también hay algún eco menos explícito de este tema).

Nuestros hermanos no son ilusiones (entendiendo esto en el sentido correcto, ya que en última instancia, "el hermano" y "uno mismo" resulta ser lo mismo, el Ser único).

Los cuerpos son ilusiones. Pero nuestros hermanos no son cuerpos, como tampoco lo somos nosotros mismos. Es muy útil para despertar que aprendamos a considerar a nuestros hermanos como lo mismo que nosotros: puro espíritu. La realidad de nuestro hermano es puro espíritu inmutable, pleno, inocente, sin forma, eterno, ilimitado.

Entonces, cuando hablamos de la igualdad, hacemos el doble matiz:

1) A nivel de lo ilusorio, todos somos iguales en el sentido de que todos (excepto que estemos iluminados) tenemos una mentalidad errónea de ego, también todos tenemos una mentalidad recta que nos guía a despertar, y todos tenemos la capacidad de elegir entre ambas mentalidades (que es lo que Ken Wapnick llama "tomador de decisiones"). Saber esto nos ayuda a no ser arrogantes ni pensar que somos mejores o peores que cualquier otro ser: si no estamos iluminados, todos compartimos el aparente "hecho" de que estamos en un sueño de conflicto del que necesitamos despertar, y todos tenemos ego (así que no podemos condenar a nadie por tenerlo, creyendo nosotros ser superiores), así como tenemos la mentalidad recta que nos permite despertar de esta ilusión. Esto nos iguala a todos, a nivel de lo ilusorio.

2) A nivel más profundo, en la Realidad, todos somos iguales en el sentido absoluto: todos somos un mismo Espíritu inmutable, perfecto, eterno e ilimitado, pleno y en paz.

Cuando al percibir los cuerpos nos acordemos del punto 1 (que los cuerpos/individualidades son ilusorios, y que todos compartimos este sistema de pensamiento ilusorio formado por la mentalidad errónea, la mentalidad recta y la capacidad de elegir entre ambas), es conveniente que al mismo tiempo no olvidemos el punto 2 (que aunque los cuerpos/individuos sean ilusorios, simplemente están tapando la realidad subyacente del espíritu, donde todos somos uno en total realidad).

No hace falta que expresemos estos dos puntos de manera explícita siempre, pero es útil que estén en nuestra mente, es decir, que aunque estén "en segundo plano", los tengamos en cuenta. Y aunque esto que estoy comentando puede ser algo que codorníu estaba teniendo en cuenta, al ser un matiz relevante y en donde parece ser (según Arten y Pursah) que se confunden muchos estudiantes del Curso, he visto conveniente expresar esto de un modo explícito. También por si llegan a leernos futuros lectores que no hayan caído en la cuenta de la importancia del punto 2.

El inconveniente o "peligro" de pensar solamente como en el punto 1 (sin tener en cuenta el matiz del punto 2), es que si consideramos al prójimo como ilusorio, nuestra mente inconsciente (que sabe que todos somos uno en la Mente Mayor Dividida) refuerza entonces la creencia de que nosotros mismos también somos ilusorios. En otras palabras: Tal como consideres a tu hermano, te considerarás a ti mismo. Algún ejemplo de esta idea en el Curso:

Te sometes a ti mismo a las leyes que consideras que rigen a tu hermano. (T.24.VI.10.4)

Cuando ves a tu hermano como un cuerpo, lo estás condenando porque te has condenado a ti mismo. (T.8.VII.15.7)

Si ves a tu hermano como un cuerpo, habrás dado lugar a una condición en la que unirse a él es imposible. (T.19.I.4.3)

Y una cita del Curso que incluye matices de ambos puntos, tanto el 1 como el 2 que hemos mencionado más arriba:

Tal como el ego quiere que la percepción que tienes de tus hermanos se limite a sus cuerpos ((punto 1)), de igual modo el Espíritu Santo quiere liberar tu visión para que puedas ver los Grandes Rayos que refulgen desde ellos ((punto 2, expresado metafóricamente)), los cuales son tan ilimitados que llegan hasta Dios. (T.15.IX.1.1)

Algunas citas complementarias más:

Todo aquel que ve el cuerpo de un hermano ha juzgado a su hermano y no lo ve. (T.20.VII.6.1)

Citas como estas no se refieren a que durante el proceso no veamos los cuerpos, sino a que no les otorgamos realidad, ni les damos importancia (excepto la "relevancia práctica" cotidiana, que es sin apego a los resultados).

Tu pregunta no debería ser: "¿Cómo puedo ver a mi hermano sin su cuerpo?" sino, "¿Deseo realmente verlo como alguien incapaz de pecar?". (T.20.VII.9.1-2)

Esto último es el punto 2. Como cuerpos seríamos ilusiones. Pero si recordamos que tras los cuerpos está la realidad que todos compartimos como puro espíritu, recordar eso es percibir (con mentalidad recta) a nuestro hermano "sin su cuerpo". Esta percepción solo la podremos lograr si deseamos percibir inocencia en nuestro hermano, en lugar de culpabilidad.

Quien ve a un hermano como un cuerpo lo está viendo como el símbolo del miedo. (L.161.8.1)

Pide, entonces, conocer la realidad de tu hermano porque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada la tuya. (T.11.VIII.10.6)

Mientras creas que tu realidad o la de tu hermano está limitada a un cuerpo, seguirás creyendo en el pecado. (T.19.III.7.1)

Es decir, no importa donde comenzamos a pensar erróneamente: con respecto a nosotros mismo o con respecto a los demás. Porque si veo pecado en mí (o me considero un cuerpo), esto se contagia a ver a los demás también con pecado (como cuerpos); y lo mismo al revés: si veo a los demás como cuerpos, tenderé a verme a mí mismo también como cuerpo. La percepción de la mente profunda funciona de manera radical: todo o nada. O todos libres, o todos limitados. O todos inocentes (mentalidad recta), o todos culpables (mentalidad errada).

Y otro párrafo donde se citan ambos puntos o matices, de la sección "La unión mayor" (T.28.IV):

Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño. No compartas con él su ilusión acerca de sí mismo, pues tu identidad depende de su realidad. Piensa en él más bien como una mente en la que todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el "héroe" del sueño, es tu hermano. Su realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo. Tu mente y la suya están unidas en hermandad. (T.28.IV.3.1-6)

Por lo tanto, está muy bien que tomemos conciencia de las ilusiones, pero no nos quedemos ahí: miremos más allá de ellas hacia la realidad. Como siempre, el perdón es el camino, pero estos matices que hemos comentado (y que se repiten muchísimo a lo largo del Curso) son de gran ayuda para mejorar la calidad de nuestra práctica del perdón, y de este modo nuestro proceso se acelera muchísimo.

En resumen: los límites que percibimos en nuestros hermanos son simplemente ilusiones, pero no debemos detenernos en esos límites, sino que nos conviene recordar que tras los límites sigue brillando la realidad ilimitada que nos une a todos. Los cuerpos/individuos son ilusorios, pero lo que nuestro hermano es realmente no es un cuerpo, sino el mismo espíritu que yo mismo soy. Saber esto facilita muchísimo el verdadero perdón.

Tal como veo a mi hermano, me veré a mí mismo. Si lo veo solo como ilusión, pensaré (aunque sea inconscientemente) que yo también soy una ilusión, y eso podría llevarme incluso a la depresión, o cuanto menos a la confusión, a la limitación. Pero si veo más allá de eso y miro la realidad de mi hermano, encontraré mi propia realidad, pues no somos dos, sino uno.

☼☼☼☼☼

Para nuevos comentarios que puedan surgir sobre este mismo tema, podéis revisar el hilo original del foro: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t174-sobre-la-igualdad-de-todos-los-seres

Y para ver comentarios sobre una diversidad de temas, podéis echar un vistazo al índice de temas:

http://hablemosdeucdm.blogspot.com/p/blog-page.html

☼☼☼☼☼

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios actualmente cerrados. Si quieres comentar algo podrías inscribirte en el foro 'Concordia y Plenitud' mientras siga abierto:

http://concordiayplenitud.foroactivo.com/

Saludos :-)

☼☼☼

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.