miércoles, 25 de abril de 2018

El presente es perdón

Este post es un complemento surgido a partir de un tema que hemos estado conversando en el foro aquí: http://concordiayplenitud.foroactivo.com/t297-tiempo-muerto-please

De ese link del foro es de donde he copiado las citas que incluyo a continuación en el apartado 2. Quien quiera leer ese tema puede hacerlo en ese hilo del foro. Aquí en el post del blog vamos a tocar solamente un aspecto complementario; la solución (el perdón) en su faceta de atender al momento presente. Pues en el momento presente se encuentra todo lo que necesitamos.

El formato de este post lo establezco en 3 apartados: 1) Introducción al tema. 2) Las citas de ese hilo del foro que me interesa resaltar para este post. 3) El presente es perdón.

1) Introducción: 

Entre quienes siguen un determinado camino espiritual, hay veces en que puede sentirse desánimo o ansiedad ante una percibida falta de resultados. Por ejemplo, uno espera tener paz pero considera que el tiempo sigue pasando y el resultado (la paz) no llega. Esto es un indicio de que hay algún grado de apego a los resultados (tal como indiqué en ese hilo del foro) y debido a ello estamos poniendo nuestra atención en el futuro (resultados; paz futura) en lugar de atender al momento presente. La solución a esto es, como de costumbre, el perdón, tal como veremos en el apartado 3, donde hablaremos del perdón desde el punto de vista del momento presente.

2) Citas del foro a tener en cuenta para lo que sigue:

Cita (Toni)

Sentir cosas así no es malo (no pasa nada, es normal) y no significa que no estemos progresando (lo que sí puede significar es que todavía hay cierto grado de apego a los resultados). (...) Queremos que aparezca la paz sin soltar nuestras ansias de falta de paz. Como dice el Curso: El primer obstáculo que la paz debe salvar es tu deseo de deshacerte de ella. (T.19.IV.A.1.1)

La solución es como siempre el perdón.

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Cita (Toni)

Los sucesos solo pueden afectarnos si los tomamos como reales. Cuanto más creemos en su realidad, más parecen afectarnos. Cuanto más vemos su ilusoriedad, menos nos afectan los sucesos y así nuestra sensación de paz parece más firme: experimentamos cada vez más la paz, una paz cada vez más independiente de lo que parezca ocurrir en el mundo de las formas.

Por lo tanto, cuando sentimos el desagrado/malestar que atribuimos a algo externo, podemos aprovecharlo como una oportunidad para tomar conciencia: "Veo que otra vez estoy identificándome con la persona que creo ser. Y así, sigo creyendo que este suceso X es real y determina mi paz mental. Pero bueno, por fortuna, acabo de recordar que el mero hecho de haber constatado esto es parte del paso correcto para cambiar de mentalidad. Reconozco que mi paz mental no depende de X, independientemente de que ahora mismo esté sintiendo ya la paz o no".

En realidad, si no estoy en paz es porque estoy identificándome con la persona que creo ser. 

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Cita (Toni)

La ventaja de estar en un camino espiritual como el que brinda UCDM, es que gradualmente vamos tomando conciencia de que la manera como nos sentimos no depende de los sucesos. (...) Todavía creemos demasiado que somos un individuo. Y si he nacido, sufro. Nisargadatta Maharaj remarcó varias veces con la idea "martillo" de no haber nacido. Lo que realmente somos nunca ha nacido, no es víctima del mundo y no puede sufrir. Pero mientras creamos ser un individuo, sufriremos. UCDM nos ayuda a cambiar de mentalidad, desde el individuo hacia la paz libre del individuo. 

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Cita (Toni)

Si pones tu fe en la realidad de los "hechos" externos, sufrirás. Todos hacemos esto; y la intensidad de nuestro sufrimiento depende de la intensidad de nuestra creencia en la realidad de lo externo y de la individualidad. Pero podemos aprender a cambiar de mentalidad, y eso es lo que estamos haciendo, unos con UCDM, otros con Advaita, Budismo o los diversos caminos disponibles.

Mientras aún te centres en lo externo, parecerá que tu paz depende de esos sucesos. Y en ese caso, si en tu biografía ("guión") ocurren cosas "desagradables", creerás que pierdes la paz/bienestar. Y por el mismo motivo, cuando en tu biografía ocurren cosas "agradables" o cómodas, sentirás que tienes paz. Esto es engañoso (porque lo externo es irrelevante para nuestro estado mental), pero nos ocurre a todos mientras damos poder (realidad) a lo externo. Y a ti te va "así", a otros les va "asá", siendo eso independiente de si se está siguiendo algún camino espiritual o no. Lo relevante en este caso es que les estamos dando poder a los acontecimientos externos. Y mientras sigamos repitiendo este error, los acontecimientos parecerán delimitar nuestra experiencia. 

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Cita (Toni)

Es sano que abordemos este proceso sin prisas. Potencialmente podemos poner fin al proceso en cualquier instante ("sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos" (T.5.VI.12.1)), pero lo importante es que no somos culpables. Si no sentimos paz ahora mismo, no somos culpables por ello. Simplemente no estamos iluminados y todavía estamos aprendiendo a desaprender. Al no estar iluminados, unas veces nos parecerá que estamos en paz y otras veces no. En ese caso, cuando no sintamos paz, es nuestra hora de libertad: la hora del perdón.

Y mientras tanto, incluso si nos parece que nuestro caso sigue un proceso gradual muy lento, un truquito podría ser procurar tomarnos las cosas con la máxima tranquilidad que podamos, como si dijésemos: "procuraré al menos sentir la paz que sigue brillando incluso en medio de las aparentes turbulencias".

Según mi experiencia, ese tipo de actitud está disponible y la podemos emprender. Frases que podrían servir para reflejar una actitud que nos acerque a esto (son frases para la intuición): "Estoy feliz cuando estoy feliz y también cuando estoy triste". "Incluso en medio de los nervios y preocupaciones estoy en paz". "En medio del miedo estoy dispuesto a reconocer que en el centro de mí estoy en paz". Etc.

Un curso de milagros tiene como propósito enseñarnos pasito a pasito a ir tomando este tipo de actitud. En un momento dado, casi sin darnos cuenta, la cebolla empezará a parecer casi nada. Los sucesos externos nos parecerán prácticamente irrelevantes. Finalmente, perderán por completo su relevancia. Pero el camino para todo esto son los pequeños pasitos que damos cada día en nuestro proceso de despertar.
 

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3) El presente es perdón. 

Las citas que he mencionado son más bien teoría. ¿Pero qué pasa si en la práctica nos sentimos como si estuviésemos atascados en una falta de paz? Esto es lo que abordamos en este apartado 3. Se trata, por supuesto, de la práctica del perdón. Y como se trata de un tema tan amplio (la casi totalidad de UCDM está dedicada a enseñarnos múltiples versiones complementarias de este proceso perdonador de liberación), aquí me voy a dedicar a comentar de pasada simplemente uno de los enfoques del perdón (para el resto, ya sabéis: los tenéis en UCDM). Y ese enfoque es el del perdón como momento presente.

Pues el presente es perdón. (T.17.III.8.2)

Elige este preciso instante, ahora mismo, y piensa en él como si fuese todo el tiempo que existe. (T.15.I.9.5)

Cuando nos desesperamos porque creemos que la paz no llega, estamos poniendo nuestra atención en el futuro (resultados; paz futura) en vez de mirar en el único sitio útil: el momento presente. En realidad el momento presente contiene todo lo que necesitamos, pero nosotros tendemos a huir del presente y centrarnos en el pasado o en el futuro. El perdón no-dual, sin embargo, se lleva a cabo en el presente.

Así que, si no siento paz, ¿qué puedo hacer? Recurrir a una esperanza futura no es del todo práctico si lo hacemos como una manera de escapar del presente (otra manera de escapar del presente es juzgarlo). Esperar que en algún momento futuro aparecerá mágicamente la paz... no es que esta actitud sea mala en sí misma (a algunos les puede ser temporalmente útil, si no saben otro modo mejor para encarar su actual insatisfacción), pero no es el perdón no-dual. Huir del presente para poner nuestra esperanza en el futuro es como ponernos una tirita en la herida en vez de curarla. La curación se encuentra en el presente. El presente tiene todo lo necesario para traspasar la ilusión de falta de paz y así alcanzar la verdadera paz que se encuentra en el fondo, oculta por nuestras falsas creencias.

Por lo tanto, me encuentro en el momento presente. Y una de dos, o me siento en paz, o no. Cuando no siento paz, esto no significa que la paz no está aquí; significa que mis tendencias egoicas (mis falsas creencias) la están ocultando. Mis tendencias egoicas producen interferencias que me dificultan sentir la paz que ya está presente. Y mis tendencias egoicas están ya aquí en el presente. No es necesario buscar más lejos.

UCDM nos enseña múltiples maneras de ir desactivando nuestras tendencias egoicas (deshaciendo nuestras falsas creencias). Uno de esos múltiples matices es el momento presente como práctica del perdón.

¿Cómo encarar nuestro momento presente cuando sentimos falta de paz? Es tan simple como esto: no huimos al pasado o al futuro, sino que simplemente observamos el presente con atención y sin juzgarlo. Con un poco de práctica, en seguida veremos que el presente en sí no es nunca el problema. Se podría decir que el problema, más que el presente, es nuestro miedo al presente. Porque si simplemente miramos el presente sin juzgarlo, la irritación se suavizará de inmediato.

Un ejemplo: si me duele un pie, puedo desanimarme si empiezo a pensar que no voy a poder salir a pasear, o si comparo mi dolor presente con un futuro esperanzador en el que me imagino sin este dolor de pie. Pero huir del presente (compararlo con un hipotético futuro) no soluciona nada. En cambio, si simplemente miramos el presente con atención y sin hacer juicios, veremos que el dolor no es para tanto. Simplemente es lo que estamos percibiendo. No podemos luchar contra lo que de hecho estamos percibiendo. Pero sí podemos dejar de exagerarlo: dejar de hacer una montaña de un grano de arena. Al perdonar el dolor, desaparecerá nuestro sufrimiento (incluso si seguimos percibiendo ese dolor de pie); y en muchos casos tras desaparecer el sufrimiento acaba desapareciendo también el dolor finalmente. Lo importante es que no hemos luchado contra los hechos. No hemos luchado contra el presente. No hemos forzado los resultados. Con forzar resultados me refiero al apego (centrarnos en el futuro sin-dolor en lugar de experimentar el presente). Uno puede observar el presente con desapego al mismo tiempo que también en el presente toma las medidas que le resuenan como oportunas (ir al médico, darse un masaje en el pie dolorido, aplicar al pie un antiinflamatorio, etc). Esas medidas complementarias no obstaculizan nuestra atención al presente porque simplemente hacemos lo que podemos, sin desesperarnos por lo que pareciera que no podemos: y sin dejarnos desanimar por cuál sea el resultado de las medidas tomadas.

De modo que si me duele el pie, me aplico una crema anti-inflamatoria y a pesar de todo me sigue doliendo el pie, no tengo por qué sentirme culpable. No pasa nada. Simplemente sigo percibiendo la ilusión de que tengo un pie (y además dolorido jejeje). Simplemente puedo dejar de luchar, relajándome en el presente. Si todavía me duele, pues me duele. Pero al no darle importancia al dolor (ni creer que mi cuerpo es real o que el dolor es real), entonces mi sufrimiento disminuye incluso si el dolor parece continuar.

Hemos puesto como ejemplo un dolor de pie, pero podría tratarse de cualquier otro asunto que nos haga sentirnos incómodos: un examen suspendido, un resfriado, la muerte de un ser querido, una sensación de inquietud, preocupaciones, problemas en el trabajo, líos con la familia, etc etc etc.

Todos los problemas simbolizan lo mismo: nuestra creencia en la separación y en que somos culpables por ello, creencia que reside en lo profundo de nuestra mente y que se proyecta sobre el mundo en las múltiples maneras que nosotros llamamos "problemas" o "desánimo", etc.

Al perdonar nuestra creencia en la separación/culpabilidad de la manera en que UCDM nos enseña, nos liberamos de esa ilusoria causa que es la que produce los ilusorios resultados que vemos en el nivel de las formas. Y ya está: ya hemos llevado a cabo nuestra parte en el proceso del despertar. Del resto se ocupa el Maestro interior (la parte de nosotros mismos que conoce la Verdad). En cuanto a los resultados, cuanto más perdonemos nuestras falsas creencias en la culpa/separación, menos sentiremos el ilusorio sufrimiento, independientemente de que todavía percibamos dolor o no. Y en realidad, un dolor sin sufrimiento es una ilusión que dificilmente puede perpetuarse demasiado tiempo; es como un fuego al que no se le echa combustible: se agota.

De manera que si no sentimos paz, sigamos en el presente: observemos nuestra presente falta de paz. Y al mirarla de cerca y sin miedo (sin juicios), veremos que no es para tanto. En el fondo, el presente no tiene nada malo. El presente puro no ocupa tiempo y no contiene nada negativo, ni dolor ni sufrimiento ni falta de paz. Evidentemente el presente puro lo estamos pasando por alto cuando estamos identificados con el ego. Pero seguimos a salvo. No necesitamos nada más que seguir en el presente tal como lo percibimos, incluso aunque no sea el presente puro. Porque nuestro presente ilusorio contiene en la práctica todo lo que necesitamos para deshacer este presente ilusorio y así acceder al presente desnudo o puro. O en otras palabras: la falta de paz presente contiene todo lo necesario para deshacerla, y de ese modo recuperar la conciencia de la paz pura siempre presente. La manera en que hacemos esto es simplemente observar sin juicios nuestra actual falta de paz presente. Al no haber juicios, no la exageraremos. Y esa sensación de falta de paz se irá suavizando y disminuyendo, cediendo el sitio a la paz que se encuentra siempre debajo.

Por lo tanto, no hay ninguna necesidad de huir del presente. Hagamos lo que esté en nuestras manos para sentirnos bien, pero con desapego de los resultados que puedan fluir. No hay necesidad de huir del presente porque precisamente atender al presente (sin hacer juicios) es el camino más corto para deshacer nuestra creencia ilusoria de que existe la falta de paz. La ausencia de paz es algo imposible. El perdón nos revelará esto.

Y uno de los más brillantes destellos del perdón es el instante presente. En el presente lo tenemos todo para la iluminación. En el presente lo tenemos todo para reconocer la paz que ya somos. Las pegas que percibimos en el presente son los portales para acelerar nuestra liberación de las ilusiones. Por ejemplo, ¡bendito sea el aburrimiento cuando es presente! ¡Bendita sea la falta de paz percibida en el presente! ¡Bendito sea el dolor percibido en el presente! ¡Benditos sean los problemas percibidos o las preocupaciones que experimentamos en el presente! Porque al mirarlos sin juzgarlos, ¡nos revelan que no están ahí! Al igual que cuando iluminamos una sombra con la luz de una linterna vemos que la sombra no está ahí.

Por lo tanto, se nos invita a que no tengamos miedo de los problemas, porque todo lo que esté en el presente es una bendición: es el camino hacia el presente puro intemporal. Al no juzgar las sombras, pierden su poder de influirnos y desaparecen (ya sea literalmente o al menos desaparece su relevancia para nosotros, hasta que desaparecen del todo).

Y lo mejor es que nada puede impedirnos, nunca jamás, que pongamos nuestra atención en el momento presente. A veces, como ayuda, algunos utilizan temporalmente recursos como sentarse en silencio o en postura de yoga, etc. Lo importante, no obstante, es el silencio (no hacer juicios), la mirada compasiva al presente, y el estar dispuestos a abandonar nuestras creencias ilusorias basadas en la idea (falsa) de la separación.

Nada puede impedirme simplemente ser en el presente. Siempre soy. Simplemente soy. ¿Y qué importan los problemas? Conforme les doy menos importancia, pierden su intensidad. Finalmente, ¿qué problemas? (han desaparecido, incluso si otros opinan que siguen ahí). ¿Acaso he nacido? Si no he nacido, ¿cómo puedo tener problemas? Si tengo problemas, ¡entonces es que me estoy tomando demasiado en serio a mí mismo! Es decir, ¡entonces creo que existo, como humano! Pero eso es solo una ilusión irrelevante. La puedo deshacer en el presente (ya sea de manera inmediata, o gradualmente, según mi disposición a ello). Si creo tener problemas, es que me estoy tomando demasiado en serio. Pero si ya he constatado esto, el mero hecho de estar reflexionando en esto es una prueba de que ya he comenzado a liberarme de ello. ¡El perdón ha comenzado en el momento presente!

Unas ideas de ayuda, que son siempre válidas en todo tipo de situación: 

Siempre, siempre, siempre estoy en el momento oportuno, en el lugar oportuno y experimentando en el presente exactamente lo que es oportuno. 

Este momento es tan bueno como cualquier momento de la eternidad. (Emerson)

No estamos atrapados. Somos libres. Es más: incluso dentro de la ilusión somos constantemente libres, porque nada puede impedirnos atender al momento presente. Todo lo que necesitamos está disponible aquí y ahora, en el presente. En el presente tenemos constantemente disponible la eterna e infinita plenitud de nuestro ser, la paz ilimitada. Incluso cuando no sentimos Eso, en el presente seguimos teniendo exactamente lo que en ese caso necesitamos: las sensaciones o situaciones exactas que necesitemos perdonar.

En el presente se encuentra nuestro dulce oasis de paz interior, e incluso si sentimos inquietud, el presente sigue siendo el camino que nos lleva a este apacible oasis interno. Porque el presente puro es nuestro ser, mientras que el presente que percibimos es el camino que nos conduce a nuestro ser. Pero tenemos que observarlo sin miedo, sin juicios. Lo que estemos experimentando, si nos desagrada, eso exactamente es lo que necesitamos perdonar. Y al mirarlo aquí y ahora, sin compararlo ni enturbiarlo con nuestras ideas sobre el pasado o el futuro (o nuestras creencias sobre cómo deberíamos estar experimentando el presente), el presente se abre como una flor y finalmente revela la paz del presente desnudo intemporal. Visto así, el presente es una bendición.

Pues el presente es perdón. (T.17.III.8.2)

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Lecturas recomendables: UCDM, Texto, Capítulo 15, primer apartado: Los dos usos del tiempo (T.15.I). Igualmente todas las partes del Curso donde se habla del instante santo, incluido el ya mencionado capítulo 15 en su totalidad. De ese capítulo 15 saco la siguiente cita, que es el primer párrafo de la cuarta sección, titulada "La práctica del instante santo". Veamos qué dice ese primer párrafo: 

Es posible aprender este curso inmediatamente, a no ser que creas que lo que Dios dispone requiere tiempo. Y esto sólo puede significar que prefieres seguir demorando reconocer el hecho de que lo que Su Voluntad dispone ya se ha cumplido. El instante santo es este mismo instante y cada instante. El que deseas que sea santo, lo es. El que no deseas que lo sea, lo desperdicias. En tus manos está decidir qué instante ha de ser santo. No demores esta decisión, pues más allá del pasado y del futuro, donde no podrías encontrar el instante santo, éste espera ansiosamente tu aceptación. Sin embargo, no puedes tener una conciencia feliz de él mientras no lo desees, pues encierra dentro de sí la liberación total de la pequeñez. (T.15.IV.1)

Y también en esa misma sección: 

Tu práctica, por lo tanto, debe basarse en que estés dispuesto a dejar a un lado toda pequeñez. El instante en que la grandeza ha de descender sobre ti se encuentra tan lejos como tu deseo de ella. Mientras no la desees, y en su lugar prefieras valorar la pequeñez, ésa será la distancia a la que se encontrará de ti. En la medida en que la desees, en esa misma medida harás que se aproxime a ti. No pienses que puedes ir en busca de la salvación a tu manera y alcanzarla. Abandona cualquier plan que hayas elaborado para tu salvación y substitúyelo por el de Dios. Su plan te satisfará. No hay nada más que pueda brindarte paz, (...) (T.15.IV.2)

Podrías vivir en el instante santo para siempre, empezando desde ahora hasta la eternidad, si no fuera por una razón muy sencilla. (T.15.IV.6.3)

(Esa razón es básicamente nuestra resistencia).

Otra lectura interesante podría ser este post que escribí en el 2013: Oasis interior... en lo más profundo de tu ser. (Si uno conecta intuitivamente con ese mensaje, la paz brilla al dejar de ser obstaculizada).

Y nos despedimos con unos breves destellos, casi todos ya mencionados más arriba (el primero no): 

El que te hayas descarriado tan completamente ha requerido tiempo, pero ser lo que eres no requiere tiempo en absoluto. (T.15.I.9.3)

Es posible aprender este curso inmediatamente, a no ser que creas que lo que Dios dispone requiere tiempo. (T.15.IV.1.1)

El instante santo es este mismo instante y cada instante. (T.15.IV.1.3)

Este momento es tan bueno como cualquier momento de la eternidad. (Ralph Waldo Emerson)

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3 comentarios:

  1. Muchas gracias, Toni.
    Buenas noches.

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  2. Te cuento una experiencia:
    Tenía problemas con el TOC, sobretodo en el baño. Noté que comencé a mejorar cuando simplemente dejé evitar lo que sea que pasara en el baño, cuando dejé de juzgar mis emociones, los pensamientos que me venían, de resistir y de creer que hay algo que solucionar y un lugar mejor donde ir y estar. Simplemente me rendí y decidí no luchar y hacer lo que sea que haya que hacer, que no pasaba nada. Es más, dejé de rezar por ayuda o repetir palabras. Dejé de creer que tener TOC es peor que no tenerlo. Y deje de creer que hay algo externo mío que puede provocarme emociones. Cuando comencé a entenderlo así comenzó a menguar el TOC. Creo que mi mente comenzó a disociar la causa de la emoción con lo que veía en el baño y aún vez la emoción en mi mente se vió sin causa, pues comenzó a disolverse.

    Creo que el fondo eso puede ser el perdón, dejar de justificar que la causa de la emoción está fuera de la mente y al darse cuenta que carece de razones, pues observarla sin prejuicios y ver como se desvanece como todo lo impermanente. Al final, lo desagradable del miedo es la emoción, los pensamientos que no provocan emociones no molestan en nada.

    De allí que lo que "buscamos" es el gozo de Dios. Una eternidad sin gozo lleva al sufrimiento, todo el poder sin gozo lleva al sufrimiento, toda la conciencia sin gozo lleva al sufrimiento, etc.

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    Respuestas
    1. Muy buenos puntos. Concuerdo contigo. Gracias por compartir.

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