viernes, 30 de septiembre de 2016

El proceso del despertar

Como continuación del intercambio de e-mails que posteé aquí http://jugandoalegremente.blogspot.com/2016/09/emocion-dolorosa-que-desaparece-y.html surge este nuevo post, donde recojo mi siguiente e-mail en esa conversación, que responde a alguna pregunta más.

Copio dicho e-mail:

(...) En cuanto a lo que comentas en tu último e-mail, sí, hay señales o indicios que nos indican que vamos por buen camino, y los mejores indicios (que no tienen por qué ser espectaculares) se relacionan con la paz: sentirse más tranquilo y relajado, más amoroso y ligero, menos inclinado a juzgar, etc. Estos indicios pueden presentarse en una gran variedad de formas diferentes, por ejemplo de un modo "negativo", en el sentido de que en algunas etapas quizás no sea tanto la paz que sintamos, sino que lo que notamos más bien es la ausencia de tensiones que antes solían acompañarnos más a menudo. Un ejemplo concreto: podemos notar que determinada situación que anteriormente nos incomodaba mucho, ahora nos incomoda mucho menos o incluso deja de molestarnos completamente. Otro ejemplo de indicio es que nuestras fases de inquietud se vuelven cada vez más cortas y menos frecuentes.

Pero hay que tener en cuenta que en el proceso del despertar pasamos por diversas fases y algunas de ellas son un tanto turbulentas. Concretamente las primeras fases suelen ser las más difíciles. Y no olvidemos tampoco que el proceso del despertar se describe como un largo proceso que dura años (Gary Renard y Kenneth Wapnick nos aconsejan que lo enfoquemos como un proceso de por vida), suelen ser años, décadas, de proceso, donde podemos atravesar diversas etapas. En el Curso, en el Manual para el maestro se mencionan las 6 etapas del "desarrollo de la confianza" (M.4.I.A en los párrafos 3 al 8, siendo cada párrafo la descripción de una de estas etapas), que pueden considerarse aproximadamente como equivalentes a las etapas del proceso del despertar. Y es reseñable que 4 de estas 6 etapas son poco "pacíficas", siendo etapas más o menos conflictivas. Solamente las etapas 4 y 6 son predominantemente tranquilas, y la 6 la podemos considerar como un caso aparte porque es el final del proceso: la iluminación (en este caso la paz ya no es solamente predominante, sino permanente, definitiva). Si te interesa leer más sobre este tema, escribí un largo post comentando sobre esa sección del Manual, aquí: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/10/las-6-etapas-del-desarrollo-de-la.html

En definitiva, que no debemos sorprendernos de que haya cierta cantidad de conflicto mientras el proceso del despertar no haya concluido, y nos conviene estar preparados para afrontarlo cuando surja, mediante la práctica del perdón no-dual. Pero es legítimo aspirar a una mayor conciencia de la paz, y de hecho, con la práctica del proceso del despertar nos será cada vez más habitual descansar en la paz, al mismo tiempo que disponer de ánimos y confianza para saber afrontar mediante el perdón los repuntes de conflicto según vayan surgiendo.

Lo que dije de que conformarnos con menos que la iluminación es conformarnos con nada, es algo que se dice con el propósito de que no "cantemos victoria" antes de tiempo (creyendo que ya estamos iluminados sin estarlo todavía), pues por ejemplo uno podría confundir la etapa 4 del proceso de despertar con la iluminación, debido a que esa etapa a menudo implica una buena dosis de paz, a veces muy estable en apariencia (y con frecuentes momentos de paz genuina). Pero mientras no se complete el proceso del perdón, todavía habrá culpa inconsciente en lo hondo de nuestra mente, que nos amargará el pastel de un modo u otro, aunque durante un tiempo podamos reprimir el amargor.

Es correcto valorar y apreciar la paz que alcanzamos en cada paso de nuestro camino. Simplemente no imaginemos que sentir determinadas dosis de paz es la iluminación. Cuando ocurre la iluminación, la paz es permanente y total. Completa. Hasta el punto de que incluso si unos alocados inquisidores crucificasen o torturasen el cuerpo del iluminado, el ser iluminado no sufriría la más mínima incomodidad ni física ni mental/emocional. Si no se ha llegado a ese punto de paz completa, lo más beneficioso es tener la humildad de reconocer que el proceso de despertar aún no se ha completado. Y ese es el sentido de no conformarnos con menos. Conformarnos con una paz parcial es como conformarse con nada, si comparamos con la ilimitada paz que es nuestra verdadera herencia. La verdadera paz sí lo es Todo.

Sobre lo que preguntas de cómo entregar la decisión inconsciente por la separación, puesto que la parte inconsciente de nuestra mente no la percibimos, perdonamos este lado "oculto" mirando sin juicio (con calma y discernimiento) su reflejo "externo": los símbolos del mundo que nos inquietan y nos resultan conflictivos. Esto se hace mediante la intención, en un proceso que con el estudio y la práctica del Curso vamos comprendiendo cada vez mejor. Puedes encontrar información básica en este post: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/sintesis-del-perdon-sobre-el-perdon.html Aunque puede que lo más práctico sea aprovechar el libro de Gary Renard titulado «La Desaparición del Universo», donde se dan unas explicaciones completas y buenísimas, y diversos ejemplos de cómo aplicar este proceso del perdón no-dual. El inconveniente para algunas personas con este libro de Gary Renard es su formato, pues Gary lo presenta como que dos maestros ascendidos, Arten y Pursah, se le aparecían "de la nada" y le explicaban toda esa información. Sin embargo, lo que importa es el mensaje, no los mensajeros o el formato en que se presenta el mensaje. No es importante creer la manera en que Gary presenta esa información en el libro. No hay problema en que uno elija creer que ocurrió así, o en creer que más bien lo de esos dos maestros ascendidos es una parábola que usa Gary Renard para presentar la información. En el sueño dual cualquiera de estas posibilidades es posible, pero lo que importa no es la forma en que se presenta el mensaje, sino el mensaje en sí. En el libro de Gary (como también en algunas obras de Kenneth Wapnick) se explica en detalle el proceso, de manera completa, incluido el muy útil contexto de la mitología de las 4 divisiones de la mente, una larga explicación que ayuda a comprender mejor los fundamentos y el mecanismo del proceso del perdón no dual.

De momento, digamos de pasada que entregamos esa decisión interna e inconsciente por la separación del modo siguiente: haciéndola consciente, lo cual hacemos al tomar conciencia de sus reflejos y ramificaciones y ya no desear eso más. La decisión interna inconsciente es solamente una, pero los efectos externos que observamos de ella, reflejados en nuestro mundo dual, son múltiples (pues esa única decisión interna se ha dividido y proyectado en miles y millones de fragmentos aparentemente externos). Por eso, aunque la decisión de perdonar (la decisión inconsciente interior) es una sola, nuestro perdón parece proceder en forma múltiple, por lo que practicamos el perdón miles de veces, aprovechando cada oportunidad: cada símbolo de conflicto que observamos fuera, al perdonarlo nos permite deshacer un trocito de esa única decisión interna por la separación. Así, el iceberg interno de la culpa inconsciente va derritiéndose poco a poco. Nosotros no percibimos directamente lo inconsciente, pero percibimos los innumerables problemas o símbolos conflictivos que nos rodean, y al aplicarles el perdón, vamos deshaciendo el error de haber elegido la separación en nuestra mente inconsciente. Esto puede entenderse cada vez más profunda y claramente al estudiar el Curso, o el libro de Gary, y sobre todo al practicar el perdón. La práctica es lo primordial. Cada vez que practicamos lo mucho o poco que hayamos entendido hasta ese momento, se derretirá un trocito del iceberg o sistema de pensamiento del ego, y poco a poco nos sentiremos más calmados y en paz, viendo las cosas cada vez con mayor claridad y confianza. Y al ver con más claridad, nuestra práctica también mejorará.

Cualquier esfuerzo o pasito que demos en esta dirección será aprovechado (y cada paso dado nunca será retrocedido, a pesar de lo que pudiera parecer si juzgáramos las situaciones basándonos solamente en los símbolos externos). Cualquier pasito es útil. Pues una parte de nuestra mente inconsciente (de hecho la parte más poderosa: el Recuerdo de la Verdad, aún presente en el interior de nuestra mente) está de nuestra parte en este proceso de despertar, y esta parte es la que se ocupa de todo lo relativo a la parte inconsciente de nuestra mente. Nuestro papel a nivel consciente es simplemente estar dispuestos a que este proceso suceda, y esto idealmente implica estudiar los fundamentos teóricos que nos ayudan a practicar el perdón de manera más eficaz: y poco a poco vamos experimentando los beneficios (paz, disminución del miedo/dolor, mayor claridad) de esta práctica. Al desapegarnos de los reflejos que percibimos, estamos permitiendo que se sane el error interior que causa los reflejos: sanando la creencia inconsciente en la separación.

El perdón se expresa de tantas maneras que es imposible mencionarlas todas explícitamente. Con el libro de Gary podemos hacernos una buena idea de lo esencial y ver ejemplos. Por ejemplo, cada vez que ponemos en duda alguna de las ideas del sistema de pensamiento del ego, o cada vez que dudamos del ego, de la realidad del mundo, de la realidad de la muerte y del cuerpo, de la linealidad del tiempo, etc., estamos practicando el perdón, seamos conscientes de ello o no.

El proceso del perdón ha comenzado incluso antes de que oyésemos noticias de tal proceso. Al abordar una enseñanza tan completa como el Curso, simplemente estamos acelerando este proceso. Pero es un proceso que en realidad ya está en marcha. Y el final está garantizado. Todos los seres que se perciben a sí mismos en conflicto, experimentarán el despertar del sueño de la dualidad. No podemos elegir si despertaremos o no, puesto que todos despertaremos (puesto que el tiempo no es lineal, se puede decir en cierto sentido que en realidad ya hemos despertado). Lo único que podemos elegir es cuándo despertamos. Y cada vez que usamos el perdón, estamos diciendo que queremos despertar ahora. Cada vez que perdonamos estamos despertando y un trocito del iceberg de la culpa inconsciente (el ego) se derrite. Podríamos perdonarlo todo de golpe, de una, todo a la vez en un solo instante, pero debido a nuestra resistencia a despertar (una resistencia en gran medida inconsciente) y a nuestro miedo, lo que hacemos en la práctica es dosificar el perdón, como si partiéramos ese iceberg de culpa/miedo/separación/ego en miles y miles de trocitos, perdonando cada uno de los trocitos por separado, uno por vez. Entonces un vecino me mira con cara de pocos amigos; perdono. Veo en las noticias que hay guerras o atentados terroristas; perdono. Me duele el estómago; perdono. Me despiden del trabajo; perdono. Encuentro a la mujer de mis sueños y eso me entusiasma pero al mismo tiempo me entra preocupación de que algo salga mal o que ella enferme o pase algo malo; perdono. Me escuece un ojo; perdono. Pierde mi equipo de fútbol preferido; perdono. Me siento en paz; celebro. Se estropea el frigorífico de mi casa y me molesta eso; perdono. Vuelvo a sentir paz; celebro. Recibo una buena noticia que no esperaba; lo celebro (aunque sin olvidarme de que lo externo en sí no es más que un símbolo o reflejo de mi decisión interna por la paz o por el conflicto). Me pica la oreja; perdono. Vuelvo a sentirme en paz; celebro (me relajo en la paz). Y poco a poco, el ego y el conflicto se va derritiendo, y la paz crece y la iluminación se acerca. Finalmente, a todos llega la iluminación, que se entenderá como el reconocimiento de lo que ya estaba presente en un principio. Pero lo sabremos por experiencia, no a nivel teórico o intelectual. El proceso del perdón nos ayuda a llegar a este reconocimiento.

En realidad estamos perfectamente bien como Uno. Es nuestra imaginación la que parece decirnos lo contrario, y nuestro apego a esta errónea imaginación. Pero los problemas son imaginarios y el perdón nos permite reconocer la verdad.

Como dice el Curso, en el Manual para el maestro:

La Voluntad de Dios es Una y es lo único que existe. (M.20.6.9)

¡Un abrazo!

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