viernes, 17 de noviembre de 2017

Solo se necesitan dos... (T.30.I.17) Al arca de la paz se entra de dos en dos (T.20.IV.6:5) ¿Quiénes son esos dos?

La siguiente cita puede suscitar alguna duda a más de uno, pues a mí me han preguntado por esta cita al menos un par de veces por email, y posteriormente vi que a Kenneth Wapnick (o FACIM) le preguntaron también sobre lo mismo. Así que puede ser interesante dedicarle este post.

La cita es la siguiente:

Hoy sólo se necesitan dos que deseen gozar de felicidad para que se la ofrezcan al mundo entero. Sólo se necesitan dos que comprendan que no pueden decidir por su cuenta, para garantizar que el júbilo que pidieron sea plenamente compartido por todos. (...) Sólo se necesitan dos. Estos dos tienen que haberse unido antes de que se pueda tomar una decisión. (T.30.I.17:1-2,4-5)

Y la pregunta suele ser algo como esto:

¿Quiénes son estos dos? ¿Se trata del lector y del Espíritu Santo? ¿O del lector con alguien más?

Bien; la respuesta breve es que se refiere a unirnos con nuestro hermano, sea quien sea ese hermano.

Pero ahora comentemos algunos matices. Antes de este último párrafo de esta sección, en los párrafos anteriores el énfasis estaba en que si queremos tener un día feliz (estar en paz) debemos soltar al ego y unirnos al Espíritu Santo. Pero en este párrafo final cambia la tónica y ahora se refiere a que solo se necesitan dos (tu hermano y tú) para soltar la dualidad. En el lenguaje de UCDM se expresa que al Cielo se entra "de dos en dos", refiriéndose a ti y tu hermano, es decir, a uno mismo como sujeto, y a cualquier objeto de nuestro especialismo. Nuestro hermano es en el fondo un reflejo de uno mismo, que utilizamos para ayudarnos a disipar la dualidad.

Por supuesto que para unirnos a nuestro hermano se sobreentiende que previamente hemos tenido que unirnos al Espíritu Santo, pues unirnos al Espíritu Santo significa que hemos elegido la mentalidad recta mediante la cual podemos contemplar a nuestro hermano sin distorsión, tal como es (sin juzgarlo).

Originalmente, esos "dos" que debían unirse eran Helen Schucman y Bill Thetford, los dos primeros estudiantes del Curso. Pero cuando el Curso se publicó, esto se hizo extensible a cada estudiante del Curso y cualquier hermano con el que se relacione. No se refiere a unirse a nivel de la forma (no se refiere a una unión de cuerpos o a hacer cosas juntos, sino que se refiere a nuestra manera de ver; a nuestra mentalidad); es decir, puede que no tengamos ningún hermano físicamente cerca en un momento dado, o que estemos pensando y perdonando a un hermano que ya falleció, etc. Las relaciones son en la mente, no en un inexistente mundo físico.

La sección T.30.I habla de que nunca tomamos decisiones solos, sino que siempre las estamos tomando con uno de los dos posibles consejeros: el ego o el Espíritu Santo. Puesto que el ego nunca nos conduce a la verdadera felicidad, nuestra cita de «Hoy sólo se necesitan dos que deseen gozar de felicidad» se refiere evidentemente a unirnos a nuestro hermano por medio de la visión correcta del Espíritu Santo.

Una cita relacionada:

Al arca de la paz se entra de dos en dos. (T.20.IV.6:5)

Que se refiere igualmente a uno mismo y nuestro hermano. Al perdonar a otros, nos liberamos nosotros mismos, pues no hay otros: son un espejo de nuestro propio ser. Esta cita del arca de la paz (símbolo del estado natural, de la paz del Cielo) es un guiño a una cita de la Biblia:

De dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé. (Génesis 7:9)

Otras citas relacionadas, sobre la necesidad de perdonar o unirnos a nuestro hermano:

No pienses que perdonar a tu hermano os beneficia sólo a vosotros dos. Pues el nuevo mundo en su totalidad descansa en las manos de cada dos seres que entren allí a descansar. (...) No podrías dejar ni a uno solo afuera tal como yo tampoco podría dejarte a ti afuera, y olvidarme así de una parte de mí mismo. (T.20.IV.7:2-3,6)

El Curso también dice cosas como las siguientes:

La salvación es una empresa de colaboración. (T.4.VI.8:2)

Porque es perdonando a otros como reconocemos estar perdonados nosotros mismos.

El Curso utiliza un lenguaje dual ("dos", "tú y tu hermano", etc) porque es lo que nosotros mejor podemos entender mientras todavía nos percibimos como cuerpos (aunque intelectualmente sepamos que no lo somos). Perdonando a nuestro hermano reconocemos nuestra propia inocencia. Perdonando todos los objetos reconoceremos la inocencia del sujeto, y finalmente sujeto y objeto se disuelven por ser ilusorios, y se reconoce la eterna Unidad. Pero primero tenemos que volver nuestra mente hacia dentro, y podemos utilizar como ayuda los reflejos o espejos llamados "hermanos", en quienes podemos ver nuestras propias proyecciones, creencias y juicios:

Tu hermano es el espejo en el que ves reflejada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la percepción. (T.7.VII.3:9)

Cuando renunciamos a nuestras proyecciones, la mente se vuelve hacia dentro y se experimenta la paz.

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Un post relacionado:

El papel de nuestro hermano como camino a la paz: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/10/el-papel-de-nuestro-hermano-como-camino.html

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