martes, 16 de diciembre de 2014

Respuesta a un mail: miedo a Dios

Un amigo me escribió hace poco (este mismo mes) por mail pidiendo mi opinión. Copio aquí el intercambio por si a alguien le apetece leer y le viniera bien algo de lo comentado. 

Pregunta: 

Buen día estimado Toni, espero estes super bien!!

Últimamente me ha estado rondando por la mente el tema la separación que percibimos en esta ilusión, en mi caso en mi infancia mi abuela católica cristiana siempre nos hablaba de Dios padre y estas cosas que enseñan en el catolicismo y el obedecer a Dios y respetarlo etc , etc., esto desencadeno en mí el efecto contrario sumado a otras cosas pues desarrollé un tipo de trastorno en el que tenía miedo a Dios y mi mente generaba pensamientos “malos” contra él y todo lo sagrado ,aun en contra de mis sentimientos.(esto era un conflicto horrible). Ya que al saber que Dios podía ver mi mente y mis pensamientos me iba a castigar por todo lo que involuntariamente pasaba en mi mente. (llámese trastorno obsesivo compulsivo). Y aunque parezca cómico aun muriendo en el cuerpo físico no ves la solución ya que sientes el temor de que estos pensamientos se generen luego de desencarnar y que te presentes ante Dios.(cabe mencionar que en esos tiempos tenía miedo hasta dormir ya que temía no poder controlar mis sueños y que aparecieran cosas malas contra lo sagrado).


En cuento a la no ilusión , la unidad con Dios que es todo lo que existe, a una persona que tiene tan arraigada otras creencias no le queda tan fácil. Suponiendo que le digas a alguien “eres una parte de Dios”, sientes que no estas completo. Y si le dices “tú eres todo lo que existe, eres Dios”, indica que más allá del cuerpo físico eres Dios sin separación y cuesta imaginarse  siendo Dios y que te hablen de  Guías ,ángeles , Jesús y esas cosas porque se percibe separación ( y siempre tienes presente las escalas a nivel humano: mayor, menor, mejor, peor, etc). Aunque sé que se percibe desde el punto de vista mental y esto da cabida al miedo e inseguridades.


Pienso según mi experiencia que aquí el detalle está en que al sentir separación y tener la convicción que estas a merced de alguien (llámese entidad, energía, etc) porque esta sea más poderosa que tú, genera un miedo que te separa más y te genera muchos dramas.


En tu experiencia ya estamos ante Dios?, es decir aún en esta ilusión, crees que cuando la trascendemos descubrimos que siempre hemos estado con Dios?, porque creo que uno de mis mayores temores siempre han sido que cuando me presente ante Dios, es decir un futuro..


Quise hablarte de esto, porque para mí es un tema que estaba como guindando, ya que como te mencioné en una ocasión a veces siento que avanzo y a veces que vuelvo, pero nunca vuelvo como al principio.(quizás me entiendas).jeje


Quisiera tu opinión referente al tema.

Respuesta (borro solamente el nombre en la primera línea, y más abajo añado una nota para añadir los links a los posts mencionados en esa parte del mail): 

¡Hola XXX, todo bien por aquí! Gracias por escribir de nuevo.

Este tema que comentas podemos tratarlo mejor en dos partes, así vemos mejor sus dos aspectos principales:

1) Ese miedo al final, al reencuentro con Dios: el fin de la ilusión.

2) Lo práctico: qué podemos hacer aquí, mientras todavía nos experimentamos como un ser que vive dentro del sueño.

Vamos con ellos:

1) El miedo a Dios.

Es un miedo común a todos cuando aún no estamos iluminados. Quienes no reconocen este miedo conscientemente, lo tienen inconscientemente. Para entendernos: incluso los ateos tienen este miedo a Dios, aunque no sean conscientes de esto. Puedes cambiar el nombre a esto y llamarlo también miedo a la Verdad, miedo a reconocerse a Uno Mismo, etc. Es lo mismo.

En tu caso, parte de la educación que tuviste reforzó en ti este miedo a Dios, pero eres libre de superarlo soltando tus miedos, por ejemplo uniéndote a Jesús o siguiendo algún otro símbolo que te inspire amor y confianza sin miedo. Todo depende de ti, pues tú lo elegiste a un nivel de la mente profunda inconsciente (tu vida corporal, incluida aquella educación, no es más que un símbolo de lo que elegiste a nivel de la mente inconsciente: separación). Ahora puedes revertir eso conscientemente, por ejemplo mediante los consejos que se te dan en UCDM o la vía que te guste. Revertir esta creencia en la separación —y el miedo que conlleva— es el propósito del Curso de Milagros, es la mentalidad correcta o percepción correcta de la que hablaremos brevemente más abajo en el punto 2 (lo práctico que podemos hacer aquí, para liberarnos). Es más fácil de lo que parece primera vista porque no se trata de revertir algo real, sino simplemente de reconocer la verdad que nunca ha cambiado. Reconocer el Amor que nunca nos ha abandonado.

Por tanto, el miedo a Dios/Verdad es un miedo común a todos los no iluminados. En UCDM, en el capítulo 19 del Texto, donde se habla de los cuatro obstáculos a la paz, el último de ellos, que subyace bajo los anteriores, es el miedo a Dios: (T.19.IV.D) (Pág. 468-473). Nos resistimos a reconocer la verdad debido a este miedo (nos pasa a todos, seamos conscientes de ello o no). Para ir deshaciendo este miedo, UCDM nos ofrece el sistema de pensamiento del perdón.

Así que una parte de nuestra mente está asustada de volver a Dios. Es la parte que cree haber atacado a Dios, porque cree que al elegir separarse de Él, rompió la Unidad del Cielo, rompió a Dios, al arrancarLe un trozo: YO. Como explica Ken Wapnick en sus escritos, esta parte de la mente está azorada (atontada, confundida y asustada), porque por un lado cree haber matado a Dios (lo cual produce una abismal desesperanza porque se siente la enorme carencia y el convencimiento de que ya no es posible recuperar la Plenitud porque la hemos matado), y a la vez cree que Dios ha sobrevivido al ataque y que ahora busca venganza y si nos encuentra nos castigará terriblemente, lo cual nos produce pánico (a nivel de la mente profunda) y es el motivo por el que decidimos proyectar el universo del espacio/tiempo de las formas, para así olvidarnos de esto y "escondernos" en un lugar donde Dios no está. Y en efecto Dios no está en lo que no existe (en este mundo dual), pero sí está el reflejo de Su Amor, que nos acompañará siempre, y que nos ayuda a despertar en cuanto le pedimos ayuda (incluso antes, pero no nos obliga a despertar contra nuestra voluntad, pues sabe que tarde o temprano querremos libremente dejar atrás estos juegos absurdos).

De modo que tenemos miedo a Dios, y para tranquilizarnos, algunos sabios nos explicaron con ejemplos metafóricos que Dios es Amor y solamente quiere que estemos bien. Y eso es la verdad.

Algunos de estos ejemplos metafóricos son las parábolas de Jesús, como la del hijo pródigo y la de la oveja perdida.

La parábola del hijo pródigo es una respuesta del Espíritu Santo a una parábola del ego que refleja nuestro miedo: la parábola bíblica de la creación. Supongo que conoces todas estas parábolas. Brevemente, la de la creación es la popular historia de Adán y Eva (o sea, nosotros). Según esa parábola del ego, Dios nos expulsó del Paraíso debido a nuestro pecado y por eso vivimos en este mundo desdichado. Esta historia es un reflejo de nuestro miedo, en la cual proyectamos sobre Dios nuestros propios pensamientos: como nuestra mente inconsciente cree que se separó de Dios, y eso le produjo una enorme carencia y sufrimiento, no quiso asumir esa responsabilidad y proyectó esa decisión sobre Dios: "no abandoné el Cielo, sino que Dios me expulsó por mi pecaminosidad". Como dice Un Curso de Milagros, al negar a Dios, creemos que fue Él Quien nos negó a nosotros: «¿Cómo podría el Hijo negar al Padre sin creer que el Padre lo ha negado a él?» (T.11.IV.2.2) (Pág. 222-223). O sea, que proyectamos sobre Dios lo que creemos haber hecho nosotros (separarnos), y en el mundo repetimos el mismo error: proyectamos sobre los demás lo que creemos haber hecho nosotros mismos (el rechazo, la separación, el ataque), o proyectamos sobre los demás los defectos que inconscientemente creemos que están en nosotros.

A esa parábola bíblica de la expulsión del paraíso, que es una parábola proveniente de la percepción errada del ego, Jesús contrapuso la historia del hijo pródigo, que refleja la verdad: el hijo eligió separarse de su padre, abandonó la casa familiar para experimentar por su cuenta, y cuando se cansó de sufrir tanta carencia, se acordó de su padre y pensó que mejor sería volver, y cuando volvió fue recibido con los brazos abiertos y una enorme fiesta se hizo en el Cielo. Puedes leer esta parábola en la Biblia o mejor aún la versión breve que da Jesús en el Curso, aquí:

     Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el tesoro de Dios y el tuyo: el hijo de un padre amoroso abandonó su hogar y pensó que había derrochado toda su fortuna a cambio de cosas sin valor, si bien no había entendido en su momento la falta de valor de las mismas. Le daba vergüenza volver a su padre porque pensaba que lo había herido. Mas cuando regresó a casa, su padre lo recibió jubilosamente toda vez que el hijo en sí era su tesoro. El padre no quería nada más. (T.8.VI.4) (Pág. 165)

Resumiendo: que no fuimos expulsados del Paraíso, pues es imposible dejar de ser lo que somos: el Ser es inmutable. Lo que pasó es que imaginamos habernos ido, pero podemos dejar de creer en esta imaginación cuando queramos, y despertar aplicando el pensamiento corrector del perdón.

La parábola bíblica de la oveja perdida es también muy dulce: el pastor ama a su rebaño de 100 ovejas, y cuando una de ellas se pierde, se apresura a buscarla y cuando por fin la encuentra es grande su alegría. Dios solamente quiere nuestra felicidad, y en nuestra felicidad se halla la Suya. Ni uno solo de Sus Hijos podría perderse, pues nuestra naturaleza es estar a salvo en Él.

En la pura Realidad, Dios es, y nada más es. No hay separación entre Él y Su creación. No hay separación entre Él y nosotros. Todo es Uno. Dios no es realmente consciente de las ilusiones, porque las ilusiones no existen. Dios no sabe nada de este mundo de dualidad que pensamos que es real. A este nivel Total, como dije, Dios es, y nada más es.

Pero hasta que despertemos a Eso, mientras vivimos en este mundo usamos los símbolos que reflejan la verdad, y practicamos el sistema de pensamiento del perdón. Estos símbolos de ayuda son por ejemplo el concepto de dividir a Dios en una Trinidad: Padre, Hijo, Espíritu Santo. Así atribuimos funciones diferentes temporalmente, como ayuda para que despertemos de esta ilusión. El Padre no sabe nada de este mundo inexistente (representa la Verdad pura). Pero el Hijo cree vivir aquí, y el Espíritu Santo sí percibe todo lo que percibe el Hijo, sin restricciones. El Espíritu Santo sí percibe el mundo ilusorio, completamente de una, o sea que ve a la vez todo: el presente, el pasado y el futuro; sabe lo que sucede en todas las épocas, por eso sabe que todos despertaremos, y Él sabe cuándo (por cierto, esa "fecha" ilusoria fuimos nosotros quienes la elegimos, pues no estamos separados del Espíritu Santo). Cada uno despierta en el momento oportuno, que sea lo mejor para todos. A nadie se le obliga a despertar, pero todos vamos deseando despertar, poco a poco, cada vez más.

El Espíritu Santo sí lo sabe todo (incluso a nivel de las ilusiones), sí sabe todo lo que pensamos y todo lo que nos preocupa, pero no nos juzga. Su único juicio sobre nosotros es que somos el Hijo perfecto de Dios, y Él sabe que somos perfectos y completamente amados, y que todos somos uno, pero también sabe que nosotros no nos vemos así porque nos estamos juzgando a nosotros mismos, y Él sabe cómo ayudarnos a despertar de esta creencia a la que hemos querido jugar. Cuando deseamos despertar, estamos recordando al Espíritu Santo dentro de nosotros, que inspira en nosotros la llamada a despertar, el recuerdo de la verdad.

Para el Espíritu Santo, nuestros pensamientos ilusorios son simplemente jueguecillos imaginarios sin importancia. Él ve nuestros pensamientos reales que compartimos con Él (pensamientos de amor y unidad), y también ve nuestros pensamientos ilusorios, y los ve únicamente para así podernos ayudar sabiendo lo que nos asusta y sabiendo dar una ayuda que sea conveniente tanto desde nuestro punto de vista (que nuestras necesidades sean solucionadas) como desde el punto de vista elevado (en el que lo más importante es ayudarnos de la manera más dulce a despertar).

Otros símbolos de ayuda son Jesús, Buda, Krishna, o muchos otros, cada cual puede usar el que le funcione, el que sienta inspirador o que le transmite tranquilidad. UCDM es simplemente otro símbolo más que podemos usar como ayuda. Los libros son ilusorios, pero UCDM es un reflejo de la verdad, y sin idealizarlo, podemos usarlo en la medida en que nos resuene. UCDM es simplemente un reflejo (entre muchos otros) de tu propia sabiduría interior, un reflejo de la unidad del amor.

La Ayuda de la que disponemos es perfecta, porque el Espíritu Santo o Maestro interior lo sabe todo y está constantemente velando por nosotros y ayudándonos. Él sabe la Verdad del Cielo (y si nos abrimos de corazón, puede incluso revelárnosla), y también es consciente de cómo percibimos nosotros el mundo, es consciente de nuestros miedos y preocupaciones, es consciente de nuestros problemas, sabe que no son problemas pero que nosotros los vemos como problemas, y Él sabe cómo ayudarnos para que superemos el miedo y despertemos a la felicidad. Incluso en lo ilusorio, nada sucede por casualidad, y cada evento contiene la oportunidad de acordarnos del Espíritu Santo para pedirle que nos ayude a percibir esa situación desde Su punto de vista amoroso que ayuda a despertar (percibir con los ojos del perdón). Nunca estamos solos y nada es casual. Siempre estamos siendo ayudados. Siempre estamos acompañados por la Providencia. 

Somos guiados suave y dulcemente. Y cuando nos cerramos a Su ayuda, podemos elegir volver a abrirnos cuando lo queramos.

Desde la perspectiva del Cielo, todos somos felices en Unidad y el sueño de la dualidad jamás ha sucedido (esto responde a una de tus preguntas en el mail). Eso lo experimentaremos cuando despertemos, pero mientras tanto lo que nos interesa es la perspectiva del Espíritu Santo, y Él sabe que todos despertaremos, porque Él ve (todo el tiempo sucede a la vez) que ya hemos despertado. En último término el tiempo es ilusorio, pero mientras percibimos que vivimos en el tiempo, lo usamos para amar y perdonar: o sea, que lo usamos para despertar. Mientras parezca haber tiempo, usamos el tiempo para deshacer el tiempo jejeje.

Y mientras este proceso transcurre, siempre estamos completamente a salvo y perfectamente cuidados. Podemos negarnos a reconocer que estamos a salvo, pero cuando aceptamos la verdad nos sentimos más tranquilos y podemos elegir aceptar la verdad ahora.

Dios está con nosotros y Su Amor nunca falta.

2) Lo práctico: qué podemos hacer aquí, mientras todavía nos experimentamos como un ser que vive dentro del sueño.

Bueno, esto puede explicarse largamente, UCDM es para esto y son más de 1000 páginas jejeje. También puedes sondear todo lo que encuentres de Gary Renard y de Ken Wapnick, son buenísimos explicando. Como complemento si quieres, puedes leer también unos posts que precisamente estos días estoy posteando en mi blog de Sois Dioses: la trilogía de "Búsqueda externa" y también los posts que tengo ya preparados para los próximos días, culminando el próximo martes  16 de diciembre con un post donde copio un capítulo (el capítulo 6) del libro «Cuando 2+2=5», de Ken Wapnick, que explica brillantemente cierto asunto interesante, acompañando la explicación con algunos ejemplos muy buenos. El primer post de la trilogía "Búsqueda externa" lo tienes aquí: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2014/12/busqueda-externa-i-la-belleza-esta-en.html La parte 2 ya está posteada también (en el panel lateral puedes ver todos los posts que voy posteando de este mes); y cuando leas este mail tal vez ya esté posteada la parte 3, pues está programada para publicarse automáticamente dentro de unas horas, a las 7 de la mañana hora española. Los otros 3 posts saldrán los 3 días siguientes. El último es el de Ken Wapnick; los otros son todos relacionados pero explicado con mis propias palabras.

Nota añadida para el blog: como hoy, al contrario que el día en que escribí este mail, ya he posteado esos posts a los que hacía referencia ahí, incluyo aquí todos los links de esos posts relacionados: 1) «Búsqueda externa (1)». 2) «Búsqueda externa (2)». 3) «Búsqueda externa (3)». 4) «¿Soy valioso 5) «No hay barreras: justo ahora ya lo eres todo». 6) «Cuando 2+2=5». Fin de la nota; seguimos con la copia del mail.

Bien, el asunto práctico es despertar. Cuando despertemos, nuestra experiencia será que nunca hubo sueño, pero mientras aún dormimos, lo útil es despertar (aunque el despertar sea una apariencia, pero es la última de las apariencias, tras la cual finaliza la creencia en la dualidad). Para despertar, cada tradición habla de sus conceptos. En el advaita se habla del discernimiento y desapego, o de autoindagación. En UCDM se habla del perdón (que tiene mucho en común con los anteriores, aunque con algunos matices diferentes).

Preguntas por mi experiencia. Yo no estoy iluminado (usando el concepto de "iluminación" del modo más tradicional). Por supuesto que sé que el Ser que todos somos siempre está iluminado y nunca se ha dormido (por lo tanto también sé que no estoy "no-iluminado", pues lo que no está iluminado es el cuerpo o la mente limitada, y sé que no soy ni el cuerpo ni la mente limitada). Pero mi experiencia es aún vivir en un cuerpo; y aunque disfruto de bastante paz debido a mi confianza en la verdad, a veces se cuelan miedos por aquí y allá, preocupaciones por el futuro, molestias o dolores, etc. Generalmente estoy muy bien, pero cuando no es así, aprovecho para perdonar. Y aquí vamos al tema: ¿Qué podemos hacer en este mundo para salir de nuestros problemas, para escapar de nuestro sufrimiento? Simplemente perdonar.

Reconocer la Verdad pura no nos resulta fácil aquí en lo ilusorio; si nos fuese así de fácil, no percibiríamos estar aquí en un mundo limitado. Pero lo que sí acaba siendo fácil cuando lo practicamos mucho, es aprender a despertar: el perdón. No captamos la verdad pura porque aún no estamos iluminados, pero sí vemos los símbolos que podemos perdonar, sin prisas, uno por uno. Esto es suficiente. Simplemente tenemos que mantenernos perdonando hasta que la iluminación suceda (en el Curso se usa más la palabra "resurrección", pero en UCDM la iluminación y la resurrección son lo mismo, equivalentes a despertar).

En el Curso puedes leer que "no hay que hacer nada" (por ejemplo la sección T.18.VII). En otra parte dice que no hay que hacer nada, excepto no interferir (T.16.I.3.12). Así pues, no se trata de hacer cosas sobre el mundo para salvarnos. De lo que se trata es simplemente de perdonar (discernir y desapegarse, volviendo así al reconocimiento del ser), y esto no requiere que cambiemos nada en el mundo, así que en el mundo podemos seguir haciendo lo que nos vaya bien, según nuestras preferencias, pero sin darle importancia ni creer que eso es real, pues no lo es (leer por ejemplo el capítulo 6 del libro «Cuando 2+2=5», que como te dije más arriba planeo copiarlo al blog el próximo martes).

Un ejemplo típico: si miras en el espejo y te ves la cara manchada, no limpias la cara del espejo, sino tu propia cara a este lado del espejo. Limpiar la cara del espejo no limpiaría la mancha, y eso es lo mismo que querer arreglar nuestros problemas cambiando el mundo (el mundo es un espejo que nos refleja nuestras creencias interiores). Limpiar la propia cara (no la del espejo) es lo mismo que perdonar: es mirar dentro de uno mismo y cambiar nuestra mentalidad. Esto es lo que nos hace despertar. Lo hacemos poquito a poco. Elegimos sentirnos en paz, independientemente de la apariencia que aparezca reflejada en el espejo llamado "mundo".

Cuando un acontecimiento nos molesta, debemos darnos cuenta de nuestra reacción mental. Si sucede algo y sentimos miedo, debemos darnos cuenta de que ese acontecimiento no es la causa de nuestra falta de paz. Al revés: nos está señalando (simbólicamente) para que miremos en nuestro interior, en nuestra propia mente, y cambiemos nuestra creencia en la separación. Son nuestras creencias las que nos roban la paz, no los acontecimientos externos. La lección 5 del Libro de ejercicios se titula "Nunca estoy disgustado (o asustado, enfadado, preocupado, etc) por la razón que creo". No son los acontecimientos los que causan nuestro estado mental de miedo, sino nuestra decisión de creer que nos hemos separado de Dios. Y esto se corrige al perdonar y elegir reconocer la paz, suceda lo que parezca suceder.

El miedo a Dios, del que hablábamos arriba en el apartado 1 de este mail, es un miedo tan enorme que no podemos tratarlo directamente todo a la vez. Así que lo práctico es ir tranquilamente, paso a paso, perdonando uno a uno los símbolos de ese miedo, pues los símbolos sí los vemos en nuestra vida cotidiana y son de una intensidad manejable (si elegimos no darles el poder de perturbar nuestra paz). Cada vez que algo nos perturba (pérdida de paz, o una enfermedad, accidentes, las noticias de la televisión, lo que un amigo nos dice, las interacciones con el jefe, o se estropea algún electrodoméstico, falla el PC, o cualquier cosa parece ir mal, a nosotros o a alguien) debemos perdonar, dándonos cuenta de que si eso nos hace sentir mal o sin paz, es porque le hemos dado al ilusorio mundo externo el poder de molestarnos. Somos nosotros quienes elegimos cómo reaccionar. Al creer en la separación, esos símbolos nos producen inquietud. Pero conforme los vamos perdonando confiando en el Espíritu Santo, cada vez nos resulta más fácil permanecer en paz, independientemente de la forma que tomen los "acontecimientos externos". Uno puede llegar a sentirse en paz incluso en mitad de la guerra, o incluso aunque el cuerpo parezca enfermo. Por ejemplo Ken Wapnick murió de cáncer, y dicen que tenía una gran paz en sus últimos días, nunca le preocupó esa aparente enfermedad, pues no se identificaba con el cuerpo. Así que en esos últimos días estuvo tan tranquilo, con la misma paz y la misma felicidad y sentido del humor que durante cualquiera de los años anteriores, sin importar que en la apariencia ahora parecía tener su cuerpo esa "grave" enfermedad (como dice el Curso, no hay realmente grados o jerarquía en las ilusiones, por lo que una enfermedad como esa puede perdonarse exactamente igual que un resfriado o que a uno le caiga en el abrigo una cagada de pájaro). A la hora de perdonar, todo es lo mismo. Todo se vuelve igual de fácil si lo elegimos así. A veces nos resistimos a elegirlo así, pero también podemos perdonarnos por eso. En el fondo, todo perdón es autoperdón: me perdono a mí mismo por lo que percibo "en mí" o "fuera de mí". Seamos dulces con nosotros mismos (y con los demás, que nos devuelven el reflejo de nosotros mismos).

De manera, que aunque no soy completamente consciente del miedo a Dios que todos tenemos en la profundidad de la mente, sí puedo ver los símbolos que representan eso, por ejemplo cuando me duele algo, o cuando se estropea alguna cosa que creo que necesito, etc. Al perdonar, recuerdo que estos símbolos no tienen poder para quitarme la paz, y que puedo elegir mantenerme en paz a pesar de todo, sabiendo que son símbolos temporales y que en la realidad mi Ser está a salvo en Dios. Perdonar nos permite recuperar la paz, la cual es constante: siempre está disponible. Así que perdono cada incidente, cada símbolo, hasta que estar en paz se convierte en lo habitual. Esta práctica, finalmente, culminará en el despertar. El Espíritu Santo sabe que eso ya ha sucedido.

Nada nos separa de Dios. Nada nos separa de nuestro propio Ser. Dios nos sonríe y nos espera con Sus Brazos abiertos. El hijo pródigo es libre de volver a casa. Si realmente quiere volver a casa ya, usará el perdón, pues el perdón es el medio para volver a casa. Y nada puede evitar que perdonemos, si así lo elegimos. Por lo tanto, somos libres.

El despertar es completamente inevitable. El tiempo parece separarnos de este momento de despertar, pero el tiempo es ilusorio. Eso sí, mientras nos percibimos viviendo en el tiempo, tendremos paciencia porque sabemos que nada puede impedir nuestro despertar (de hecho ya ha sucedido, pero aún nos negamos a verlo, por miedo). Si queremos reconocer esta verdad, entonces elegiremos perdonar. Pues perdonar es la manera de volver dulcemente a casa, poquito a poco, sin sustos.

No necesitamos ver de golpe (entero) todo el iceberg de la culpa y el miedo. Solo somos conscientes del trocito que sobresale del iceberg. Eso de lo que somos conscientes son los símbolos que vemos en el mundo, y la perdida de paz que sentimos en nuestro interior. Podemos corregir eso de lo que somos conscientes, aceptando la ayuda del Espíritu Santo (o de Jesús, etc) y confiando en Él. Perdonaremos un símbolo, y surgirá otro, y otro más, y otro y otro... Hasta que un día, habremos completado todas nuestras lecciones de perdón y nuestra experiencia será que estamos en casa: todavía percibiremos el cuerpo y el mundo, pero ya nada nos perturbará, porque ya nada podrá afectar a nuestra paz. Esa paz completa y constante es el sueño feliz (o mundo real), que en otras tradiciones se llama iluminación. Ese sueño feliz es totalmente dulce, y es el cómodo y amoroso puente que nos conduce a casa. Finalmente, algún día el iluminado sabe que ha completado su papel en el teatro del mundo, y deja el cuerpo suavemente a un lado, volviendo completamente a Dios, a la Unidad del Cielo, al puro Ser. Es entonces cuando, completamente, se vive eternamente que Dios ES, y nada más es. Y ese SER, es lo más maravilloso, infinitamente satisfactorio, totalmente pleno, tan perfecto que no se puede hablar con palabras de Eso. Solamente se puede vivirlo. Y para vivirlo, tenemos primero que despertar. Por lo tanto, primero tenemos que perdonar.

Estamos todos salvados y en paz en el Abrazo de Dios. Si aún no lo sabemos es porque hemos elegido jugar a dormirnos, pero el despertar es inevitable y podemos elegirlo ahora. Elegimos despertar cada vez que perdonamos. Podemos empezar a perdonar justo ahora, en este mismo momento. ¿Estoy en paz ahora mismo? Si estoy en paz, entonces es momento de celebrar y agradecer. Si no lo estoy, entonces es momento de perdonar. En cualquier caso, soy libre de elegir así el despertar.

¡Un abrazo!

Toni

(Fin del intercambio) 

Saludos

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