martes, 25 de octubre de 2016

Agradecido por la oportunidad de perdonar

Vía emails:

Agradecido por la oportunidad de perdonar

Pregunta: Más largo es el título de esta pregunta (asunto del email) que la pregunta en cuestión: ¿Debería de estar agradecido a esa persona desagradable por cruzarse en mi vida? 

Un abrazo Toni.

☼☼☼

Respuesta:

Si le estás agradecido a tu hermano, le estarás agradecido a Dios por lo que Él creó. (T.4.VI.7.4)

No puedes apreciar aquello en lo que no crees ni puedes sentirte agradecido por algo a lo que no le atribuyes valor. (T.9.II.9.4)

La única reacción apropiada hacia un hermano es apreciarlo. Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos de amor como por sus peticiones de ayuda, pues ambas cosas, si las percibes correctamente, son capaces de traer amor a tu conciencia. Toda sensación de esfuerzo procede de tus intentos de no hacer simplemente eso. (T.12.I.6.1-3)

Siempre se trata de lo mismo: estamos siempre eligiendo entre dos actitudes posibles, la de amor/unión o la de rechazo/separación. Si elijo ver a mi hermano a través de los ojos del ego, le rechazaré y reforzaré la separación/dualidad en mí y en él. Si elijo verlo con los ojos de Jesús, le estaré agradecido pues se ha convertido en mi salvador: veré que mi hermano siempre me está aportando algo valioso, siempre una de estas dos cosas: o me está expresando amor, o si no, entonces me está pidiendo amor (me está pidiendo ayuda, como dice el Curso). Al percibirle así, siempre resulto beneficiado, por lo que es natural sentirse uno agradecido ante el salvador que porta el espejo en el que nos miramos para saber dónde nos queda perdón por aplicar.

Otras citas relacionadas:

Cuando ves a tu hermano como un cuerpo, lo estás condenando porque te has condenado a ti mismo. (T.8.VII.15.7)

¿Qué prefieres, unirte a la resurrección o a la crucifixión? ¿Condenar a tus hermanos o liberarlos? ¿Te gustaría trascender tu prisión y ascender hasta el Padre? Estas preguntas son todas la misma y se contestan al unísono. (T.11.VI.2.1-4)

Cuando condenas a un hermano estás diciendo: "Yo que soy culpable elijo seguir siéndolo". Has negado su libertad, y al hacer eso, has negado el testigo de la tuya. Con igual facilidad podías haberlo liberado del pasado y haber eliminado de su mente la nube de culpabilidad que lo encadena a él. Y en su libertad habrías encontrado la tuya. (T.13.IX.4.4-7)

Nadie que condena a un hermano puede considerarse inocente o que mora en la paz de Dios. (T.13.X.11.7)

Mas tuviste que haberte condenado a ti mismo primero, o, de lo contrario, nunca habrías podido pensar que necesitabas que tus hermanos fuesen diferentes de como son. (T.15.V.6.5)

Antes de condenar a tu hermano, recuerda quién es él. (T.19.IV.D.i.16.2)

Lo que tienes que recordar es que ni tú ni tus hermanos sois cuerpos, sino puro espíritu. Consiguientemente, ambos sois inocentes: ninguno de los dos es culpable a pesar de las apariencias urdidas por el ego.

Y no le otorgues ningún valor al cuerpo de tu hermano, el cual no hace sino condenarlo a fantasías de lo que él es. (T.20.VIII.3.4)

Tu hermano es para ti, pues, el símbolo de tus propios pecados, y lo condenas silenciosamente, aunque con tenaz insistencia, por esa cosa odiosa que eres. (T.31.V.6.8)

Es decir, condenamos a nuestros hermanos no por lo que han hecho realmente (pues eso que percibimos son ilusiones), sino por nuestro propio pecado interno: la creencia de nuestra mente inconsciente de que soy culpable por haber destrozado el Cielo y roto la Unidad de Dios, y esa es la culpabilidad que de manera disimulada proyectamos sobre nuestros hermanos, y entonces los percibimos como que nos roban o nos miran mal, o que son perversos por ser gays o por ser del PP jejeje... En realidad nos estamos condenando secretamente (inconscientemente) a nosotros mismos.

Si percibimos que nuestro hermano hace algo malo, o que su actitud hacia nosotros es malintencionada, externamente podemos tomar las medidas oportunas (incluso denunciarlo y que vaya a la cárcel si humanamente ha cometido un delito), pero internamente sabemos que es un símbolo de la ilusoria culpa inconsciente, y que tras las ilusorias capas de culpa hay solo amor (por lo que podemos hacer externamente lo que sea oportuno, pero aun así no tendremos necesidad de odiar: uno puede apoyar que un hermano sea encarcelado y aun así amar lo que él realmente es, sin tomarnos en serio lo que los cuerpos parecen hacer).

Los motivos o intenciones verdaderos de nuestro hermano son siempre expresarnos amor, o pedirnos ayuda para experimentar amor:

Sólo hay una forma sensata de interpretar motivos. Y por tratarse del juicio del Espíritu Santo, no requiere esfuerzo alguno por tu parte. Todo pensamiento amoroso es verdadero. Todo lo demás es una petición de ayuda y de curación, sea cual sea la forma que adopte. ¿Cómo puede estar justificado reaccionar con ira ante la súplica de un hermano? Ninguna reacción podría ser apropiada, excepto estar dispuesto a ayudarle, pues eso, y sólo eso, es lo que está pidiendo. (T.12.I.3.1)

Ayudarle significa verlo con los ojos de la mentalidad recta, con ojos del perdón. Aunque nuestro hermano se ve a sí mismo como un cuerpo, nosotros le liberamos al verle como espíritu inocente e inmortal. Esto nos permite apreciarle, amarle y agradecerle por ser. E incluso sus "peticiones de ayuda" podemos aprender a percibirlas tal como son, como peticiones de ayuda y no como ataques. Así liberamos a nuestro hermano (dejamos de reforzar su culpa inconsciente) y simultaneamente nos liberemos a nosotros mismos (soltamos nuestra propia culpa inconsciente, la cual habíamos proyectado contra nuestro hermano).

En el Cielo, el agradecimiento es Gozo puro (conocimiento, Unidad, Plenitud) de Uno Consigo Mismo.

En el sueño de la dualidad, el agradecimiento se puede ofrecer mediante el perdón a los reflejos (a "los hermanos" y a "uno mismo"). Sea lo que sea lo que te parece que hace o piensa tu hermano, eres libre de percibirlo con los ojos del ego o del Espíritu Santo, y por lo tanto de ver a tu hermano como quien te conduce al infierno, o como tu salvador quien te conduce al Cielo. Sea lo que sea que elijas, lo eliges para los dos: o los dos condenados (culpables), o los dos salvados (inocentes).

Todo aquel a quien liberes de la culpabilidad te mostrará tu inocencia. El círculo de la Expiación es infinito. Y con cada hermano que incluyas dentro de los confines de seguridad y perfecta paz de dicho círculo, tu confianza de que estás incluido y a salvo dentro del mismo aumentará. (T.14.V.7.5-7)

A todo aquel que ves, o bien lo ubicas dentro del santo círculo de la Expiación o bien lo dejas afuera, juzgándolo como que merece ser crucificado o redimido. Si lo incluyes dentro del círculo de pureza, descansarás allí con él. Si lo excluyes, te quedas afuera con él. No juzgues, excepto desde una quietud que no emana de ti. Niégate a aceptar que alguien pueda estar exento de la bendición de la Expiación y condúcelo a ésta bendiciéndolo. La santidad tiene que ser compartida, pues en ello radica todo lo que la hace santa. Ven gustosamente al santo círculo y contempla en paz a todos los que creen estar excluidos. No excluyas a nadie del círculo porque en él se encuentra lo que tu hermano y tú estáis buscando. Ven, unámonos a él en el santo lugar de paz en el que nos corresponde estar a todos, unidos cual uno solo dentro de la Causa de la paz. (T.14.V.11)

Dice, "No excluyas a nadie (...)" del perdón, y esto es importante, porque basta excluir a un solo hermano para que no podamos aceptar de manera completa el despertar a la Verdad. Creer que determinado hermano es más difícil de perdonar que los demás, es hacerlo especial en el sentido negativo, y esa creencia de que hay asuntos especiales que son más difíciles de perdonar o de corregir que otros es uno de los pilares del ego, es lo que el Curso llama "primera ley del caos", la cual puede expresarse como que "la verdad es diferente para cada persona", o como que existe "una jerarquía de ilusiones, siendo unas más importantes o reales que otras" (T.23.II.2). Y esta creencia errónea se corrige mediante el antídoto que nos da el Espíritu Santo, que es que "No hay grados de dificultad en los milagros" (T.1.I.1.1), justo la primera línea del primer capítulo del Texto. De hecho, si hubiera alguien en particular que es la excepción (nos resulta fácil amar/perdonar a todas las personas excepto a esta), este hermano "excepcional" nos estaría brindando el más grande de los regalos, pues nos estaría señalando mejor que ningún otro qué capa de ego todavía ocultamos del perdón. Y esto nos da la oportunidad de rectificar nuestra actitud y lograr la total felicidad del despertar.

Más allá del cuerpo que has interpuesto entre tu hermano y tú, y reluciendo en la áurea luz que le llega desde el círculo radiante e infinito que se extiende eternamente, se encuentra tu relación santa, que Dios Mismo ama. (T.22.II.12.1)

El cuerpo es ilusorio. Vemos a nuestros hermanos como cuerpos porque creemos que nosotros mismos somos cuerpos. Y nos vemos a nosotros mismos como cuerpos porque creemos que nuestros hermanos son cuerpos. ¡Vaya círculo vicioso! Es un círculo egoico que se puede romper mediante el perdón, percibiendo inocencia en nuestro hermano, en nosotros y en todas partes.

Nuestros hermanos son espejos de nuestras creencias internas (de culpa o de inocencia). Cuando nos miramos en un espejo y vemos que tenemos la cara manchada, no limpiamos el espejo, sino nuestra propia cara. Y por lo tanto no nos enfadamos con el espejo ni tratamos de cambiarlo, sino que le estamos agradecidos porque nos ha ayudado a ser conscientes de la mancha que había en nosotros mismos, que sin su ayuda no veíamos. Igualmente con los espejos que son nuestros hermanos.

Si vemos una brizna de hierba en el ojo de nuestro hermano ("no ve bien, se equivoca, sus intenciones no son buenas"), esto es un reflejo para ver si nos damos cuenta de la viga que atraviesa nuestro propio ojo (soy yo mismo el que estoy equivocado, el que estoy haciendo real la separación y la culpa). ¡Nuestro malestar no tiene nada que ver con nuestro hermano, ni con las circunstancias! Nuestro malestar depende únicamente de nuestra decisión mental en favor de la separación, lo cual se sana dejando de creer en la separación (lo cual es el perdón).

Si la petición de ayuda de nuestro hermano nos hace enfadar o irritarnos contra él, entonces nosotros mismos estamos también emitiendo una desconsolada petición de ayuda. El perdón se vuelve doblemente necesario, en beneficio de ambos, pues nosotros mismos estamos percibiendo erróneamente, de lo contrario estaríamos en paz.

En la Realidad o Cielo de nuestro estado natural, no hay hermanos, pues solo hay la Unidad resplandeciente en su Plenitud. Pero mientras sigamos aferrados a la individualidad, percibiendo el sueño ilusorio de separación, nuestro hermano nos da la oportunidad de ver reflejada nuestra decisión equivocada en favor del ego, y por lo tanto nos está ayudando a corregir esa equivocada decisión, y así despertar junto con nuestro hermano en el reconocimiento de la verdad, de la Unidad. ¡Es un motivazo para estar agradecidos a nuestro hermano y a la mentalidad correcta que nos guía a despertar!

Respuesta a la respuesta: Me resulta muy difícil, me queda mucho camino. Yo perdono y deseo ver eso de otra manera; pero... tengo que estar perdonando el resentimiento resultante del desaire de mi hermano, cada cinco minutos. en fin... 

Muchas gracias amigo Toni.

Respuesta a la respuesta de la respuesta (jejeje):  Paciencia, simplemente procuremos no tomarnos demasiado seriamente nada del ego, ni en nuestro hermano ni en nosotros. Como dice una de las lecciones del Libro de ejercicios, "Podría ver paz en lugar de esto" (L.34). Es decir, cuando tomas conciencia de que tu actual manera de percibir no te produce paz, entonces reconoces que no quieres eso. Tomando conciencia de que "Nunca estoy disgustado por la razón que creo" (L.5), y entonces no deseando seguir igual (disgustado, en conflicto), solo por el mero hecho de tomar conciencia de eso y de que la paz depende de ti, poco a poco irás cambiando de parecer y cada vez proyectarás menos tu ira/conflicto sobre tu hermano, reconociendo la ilusoriedad de la causa (la ilusoria creencia en la separación, que generó la también ilusoria culpa), y poco a poco irás sintiendo más paz y menos tendencia a proyectar la ira, la cual siempre parece rebotarnos de nuevo por mucho que tratemos de desprendernos de ella proyectándola. Siempre rebota y vuelve porque las ideas no abandonan su fuente, es decir, la ira y culpa que proyectamos siguen en su fuente: en nuestra propia mente... ¡normal, entonces, que nos escueza!, jeje. (Y el otro significado de que "las ideas no abandonan su fuente" es que nuestro Ser no se ha separado de Dios, pues por así decir somos una Idea de Dios y las Ideas no abandonan su Fuente; esto es lo que el Curso llama "principio de la Expiación", es decir, que la separación nunca ocurrió [T.6.II.10.7]).

Por cierto, si cada 5 minutos, como dices, tienes que estar repitiendo el perdón para deshacer el resentimiento, ¡esto significa que cada 5 minutos tienes una nueva oportunidad de dar un pasito más hacia la iluminación! En realidad, visto así, es buena noticia. Pero recuerda que el perdón no siempre requiere de que refresquemos todas nuestras ideas de mentalidad-recta en ese momento. Una vez podemos enfocarnos en una de las ideas o claves del perdón, otras veces en otra, y muchas veces ni siquiera usando palabras, pues el perdón es una actitud y el mero hecho de observar tu ira o resentimiento sin juzgarte por ello (recordando que la causa es interna y que simplemente una parte de tu mente todavía se aferra al resentimiento y a la separación, haciéndolos reales en vez de admitir su ilusoriedad), con ese simple observar ya estás perdonando sin necesidad de palabras, y al no juzgarnos, el resentimiento se irá quemando a sí mismo a medida que le demos menos y menos importancia. Una de las formas en que alimentamos el resentimiento (le echamos gasolina, inconscientemente, al fuego del resentimiento) es precisamente al tomarlo demasiado en serio. En realidad no tiene importancia, y cuando el resentimiento ve que le hacemos poco caso, finalmente tiene que irse en busca de alimento a otra parte jejeje

Saludos y ¡paciencia! :-)

PD: "Me queda mucho camino" es simplemente un juicio que puedes perdonar. El tiempo es ilusorio. El único obstáculo o distancia no es el tiempo, sino el dejar de juzgarnos: cambiar nuestra mentalidad. Nuestro perdón está produciendo esto, poquito a poco. Aunque no veamos claramente el resultado, cualquier día de repente podemos empezar a sentir más facilidad para reírnos de nuestros resentimientos, dejándolos marchar y en su lugar estar en paz. Las señales de que nuestra mente está siendo perdonada, sin duda llegarán, pues al haber menos culpa inconsciente, inevitablemente acabaremos notando el reflejo de eso en nuestra experiencia consciente. Mientras tanto, paciencia para no juzgarnos. Como dice el Curso: «Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos» (T.5.VI.12.1). Este aprendizaje no requiere tiempo. La meta está tan cerca como nuestras sinceras ganas de ella. Nuestra mente sigue dividida (una parte de nosotros quiere despertar, otra parte no), así que parece que seguimos en el tiempo, convirtiendo esto en un proceso, pero el perdón acorta muchísimo este proceso. Aunque una parte de tu mente piense que "aún queda mucho camino por recorrer", el perdón acorta el tiempo, acorta el camino, y cuanto más nos volvemos hacia el perdón, menos tiempo hay, menos camino parece haber. HASTA QUE DE REPENTE, EL PROCESO LLEGA A SU FIN Y YA NO HAY CULPA. ¡ESO SÍ QUE ES PAZ...! ES LO QUE SIEMPRE SOMOS, PERO MIRADO EN TIEMPO LINEAL, VA A PARECER QUE ESTE FELIZ DESENLACE, EL FINAL DEL SUEÑO, ES EL RESULTADO DE QUE HAYAMOS ESTADO PRACTICANDO EL PERDÓN. Todo está ya consumado y esperando a que abramos los ojos :-)

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