lunes, 10 de octubre de 2016

Un camino espiritual esperanzador

Un amigo me ha escrito por mail, comentando sobre algunas de sus experiencias y dilemas, así como sobre algunas de sus intuiciones, alguna desde hace años, desde la infancia. Copio aquí el comentario que le he enviado:

Hola (...), tienes mucha compañía en esto porque muchas personas que ahora siguen algún camino espiritual, han experimentado a lo largo de su vida cosas similares a las que comentas. A veces incluso con intuiciones desde la infancia, como es tu caso. Ahora que has descubierto UCDM dispones de algunas ventajas, pues es un camino espiritual finamente diseñado para deshacer las capas de ilusión y experimentar la paz y la verdad. Experimentarás paz, incluso mucho antes de la iluminación, pues a medida que se practica el proceso del perdón hay menos obstáculos que taponen la paz permanente que brilla en nuestro interior. Cada uno irá destaponándose y reencontrando la paz, sea cual sea el camino espiritual que siga. El camino que provee UCDM es un procedimiento rápido, en términos relativos. Se puede incluso llegar a despertar completamente en una sola vida: esta. Generalmente, sin un camino espiritual claro, despertar puede demorarse por siglos y milenios, por vidas y vidas, si usamos la metáfora de la reencarnación. UCDM no es el único camino para lograr el despertar, pero es rápido y se puede lograr en esta vida. Y si uno no consigue perdonarlo todo en esta vida, al menos lo "ganado" ya no se pierde, pues la culpa inconsciente que hemos perdonado queda deshecha para siempre y nunca va a volver. Esto implica que en una hipotética siguiente vida tendremos ya mucho avanzado, y sentiríamos que las cosas nos resultan más fáciles. No obstante, no es importante ponernos a pensar en futuros posibles, nos basta con enfocarnos en el perdón, ahora, cada día de esta vida. Cuando tenga que llegar el despertar, simplemente llegará. Tal vez por sorpresa. Lo que sí notaremos mucho antes, es una paz que nos parecerá cada vez más estable. Llega un momento que solamente se pierde la paz ocasionalmente, fugazmente al enredarse uno en el sistema de pensamiento del ego. Pero en esos casos de estudiantes espirituales avanzados, en seguida puede uno acordarse de perdonar, retornando así a la tranquilidad. Cada vez nos dejaremos engañar menos y durante menos tiempo por el sistema de pensamiento del ego. Al principio es normal y frecuente enredarse con el ego, pues tenemos una alta resistencia a despertar: amamos nuestra individualidad. Estamos apegados a ser distintos, separados, individuales. Ya apenas recordamos lo que se siente dejando de lado la individualidad y experimentando así la Totalidad. La Totalidad es plenitud maravillosa, paz sin límites. Para volver a experimentar Eso, que es nuestro estado natural, tenemos a nuestra disposición las herramientas del despertar; en el caso de UCDM, se nos ofrece principalmente el proceso del perdón, el cual nos ayuda a deshacer nuestra resistencia y a experimentar cada vez más paz, de manera más fácil.

Finalmente, con la iluminación, la paz es permanente y descomunal.

Pero para llegar a la paz previa, y posteriormente a la iluminación, es necesaria la práctica del perdón (o la que cada uno esté siguiendo). Aunque algunas personas experimentan paz sin haber seguido conscientemente ningún camino espiritual en esta vida (en otras sí), aun así esa paz no es comparable con el despertar total, el cual no va a suceder por casualidad. La práctica es necesaria, salvo que uno ya haya hecho casi todo el trabajo en la anterior vida (habiendo ya derretido casi todo el ego, y lo poco que queda puede ya derretirse más o menos espontáneamente, sin necesidad de seguir conscientemente ningún camino espiritual concreto, pues la actitud mental ya es muy limpia de por sí). Pero la práctica es necesaria para la mayoría de nosotros. Podríamos decir que de cada millón de personas, 999999 necesitan practicar si esperan tener alguna posibilidad de despertar totalmente en esta misma vida. Sólo excepcionalmente alguien no requiere ninguna práctica porque ya está casi iluminado desde el principio.

El post que te ha gustado, del destello infinito de paz, refleja nuestra propia herencia de paz, felicidad, plenitud. El perdón nos abre el camino para destapar esto, que brilla en nuestro interior, como esperando a que lo aceptemos, a que dejemos de reprimirlo. Cuando perdonamos, estamos dejando de reprimir la paz, pues estamos deshaciendo capas y capas que la tapan.

Todas las personas han tenido intuiciones de que algo muy valioso se cuece por dentro. No siempre somos del todo conscientes de estas intuiciones. Y las personas experimentamos estas intuiciones de maneras distintas. Un Curso de Milagros habla de alguna de estas intuiciones que nos susurran palabras dulces desde nuestro interior. Es como un recuerdo de la verdad, que a veces se aviva en nuestro interior y brota como una especie de sensación o intuición de que hay esperanza, de que existe una enorme paz, que una vez disfrutábamos sin límites, aunque ahora parezcamos haberla perdido de vista. En el Texto de UCDM hay una sección titulada "La canción olvidada", que habla de una de estas intuiciones. Está en la primera sección del capítulo 21 (T.21.I), a partir del 6º párrafo. En otras partes del Curso también se evoca esta sensación, por ejemplo en la Lección 182 del Libro de ejercicios, titulada "Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar". Hay algo en nuestro interior, un recuerdo casi olvidado, muy silenciado, como un Niño Divino que recuerda la belleza de la verdad, pero ese recuerdo lo hemos sepultado bajo innumerables capas de resistencia y culpa, por lo que raras veces nos permitimos entrar en contacto con él. El perdón nos ayuda a destapar este bello regalo que nos espera en nuestro interior. Como algunos autores han dicho, tenemos un diamante en nuestro propio bolsillo, sin saberlo. Somos ilimitadamente ricos (en paz, en verdad) y sin embargo vivimos como pobres miserables, aferrados a nuestra individualidad repleta de carencia. La práctica del perdón nos ayuda a superar esta actitud de resistencia a la verdad, muy suavemente, poco a poco.

Aunque todas las personas han sentido o casi sentido este tipo de intuiciones alguna vez, no todas experimentan esto del mismo modo (una misma persona puede experimentar esto de modos muy diferentes, en ocasiones diferentes). Algunas personas experimentan este tipo de experiencias como una sensación bella y deliciosa de paz, que les da esperanza de que algo bueno hay por alguna parte, en su interior, en la vida. Otras personas pueden interpretar esto de manera negativa: una parte de su mente tiene este recuerdo de la paz interior, pero la "bella canción olvidada" no termina de brotar a su conciencia, y lo que sienten es ira, o desesperación, etc. Sin ni siquiera saber por qué. Inconscientemente saben que algo valiosísimo se oculta en su interior, y puede surgir ira o irritación por no poder disfrutar de eso. Puede surgir culpa, porque una parte de nuestra mente sabe que nosotros mismos hemos elegido renunciar a ese regalo de perfecta paz, a cambio de nuestra cutre y limitada individualidad. Sin embargo, no soltamos la individualidad (como si fuera una droga). Somos afortunados de conocer el proceso del perdón, pues nos facilita mucho el deshacer nuestra adicción a la individualidad, permitiéndonos así destapar la paz que habíamos tapado aconsejados por el ego (el ego es nuestro deseo de ser especiales, nuestro deseo de individualidad; es una metáfora). El perdón deshace al ego. Por lo tanto, el perdón resuelve todos nuestros problemas.

El camino de UCDM, el proceso del perdón, es una espiritualidad que da esperanza (porque funciona y uno acaba teniendo cada vez más acceso a la paz), es una espiritualidad dulce, feliz (no se requiere renunciar externamente a nada; todo se hace a nivel mental; el desapego es mental, no tiene que ver con nuestra conducta externa, por lo que este camino es muy tranquilo y suave). En algunas de las etapas de nuestro camino hacia el despertar, podemos sentir como que percibimos más conflicto, más negatividades. Esto se vive como problema solamente al principio del proceso; luego cada vez menos. En las etapas más avanzadas uno se convierte en un "alumno feliz", en un soñador feliz, en un tranquilo practicante del perdón, con confianza, con paz (a pesar de los repuntes egoicos, cada vez más fugaces), mucha confianza porque uno sabe que esto funciona y cada vez hay menos ego. En el momento debido, la última capa de ego, la última capa de culpa inconsciente caerá derretida por el perdón, y experimentaremos la última de las ilusiones, la iluminación o despertar. Entonces sabremos, no intelectualmente o de palabra, sino experimentalmente, que nunca hubo sueño y que todo estuvo y estará siempre bien. Seremos (experimentalmente) libres del tiempo, habiendo superado lo ilusorio y viviendo en la eternidad de lo intemporal. Solo eso es plenitud.

Para disfrutar experimentalmente de Eso (de nuestro Ser), nos centramos en el ahora: en nuestra práctica cotidiana del perdón. Esta práctica es la llave que nos abre todas las puertas de plenitud y paz. El camino espiritual, que al principio puede parecernos cuesta arriba, muy pronto se hace muy llevadero y más tarde la sensación es que va cuesta abajo: todo fluye por sí solo, espontáneamente, incluso el perdón.

Algo en nuestro interior recuerda la Verdad. Pongámonos de parte de ese "algo" que recuerda. Aceptemos el regalo. Mediante nuestra práctica del perdón. Es una práctica no obsesiva. Es una práctica relajada. Es simplemente discernimiento abriendo la puerta a la confianza y a la paz.

Estamos salvados porque nada puede impedirnos perdonar, si así lo elegimos. Nada puede impedirnos despertar. Vamos a reconocer la verdad de nuestro Ser. Experimentalmente. Permanentemente, en plenitud para siempre.

¡Un abrazo!

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