lunes, 24 de octubre de 2016

Preocupación por los hijos

Conversación por email:

Hola Toni.

Ultimamente me esta saliendo un sentimiento de proteccion exagerada hacia mis hijos y eso que ya tienen 18 y 21 años jajajaja (me rio por que yo mismo estoy sorprendido).

Cuando era pequeño me paso con mi abuela que fue como mi madre. Me acuerdo que iba revisando todos los sitios por los que ella pasaba para que no hubiese obstaculos que pudieran hacerla caer, por ejemplo: quitaba todas las piedras o palos que hubiese en la acera por donde ella iba a pasar para ir a trabajar, en el portal parecido,y en casa miraba que no hubiese alfombras dobladas para que no se callese o liquidos derramados para que no se patinase etc,lo que se dice una buena pelea en la pelota jajajaja. Te cuento esto por que de hace unos meses esta pasando con mis hijos. Hace poco se desprendieron unos trozos de fachada en el edificio de enfrente y me obsesione con el tema por si les podia pasar algo a mis hijos pasando por ahi o cerca de esa fachada (avise a mis hijos de los trozos que calleron y les dije que tuviesen cuidado) y entonces empece a hilar que lo anterior fue lo de los transgenicos que te conte. Despues me di cuenta de que la campana de la cocina estaba sucia y mi cabeza me decia que como no me he dado cuenta de que si cae alguna gota de vapor de la campana sucia a la comida podrian ponerse malitos mis hijos, osea que ahora cualquier cosa le sirve a mi mente para hacer de ello un problema y hacerme sentir culpable.

¿Crees que esto puede ser que el curso esta haciendo efecto y esta saliendo todo de nuevo para perdonarlo?

Y ¿ crees que esta en mi guion actuar de esta manera quiza un poco obsesiva o podria elegir dejar de actuar asi si yo lo decido?

Se que no esta en mi mano protejer a mis hijos de todo, seria una locura pretenderlo jajajaja, pero aun viendolo claro mentalmente muchas veces me siento confuso.

Me puedes aconsejar algo amigo?

Un super abrazo amigo

☼☼☼

No te preocupes, es normal querer proteger a los hijos. No te comas la cabeza sobre tus acciones, simplemente haz las cosas que te parezcan oportunas. Para la práctica del Curso es irrelevante nuestra conducta o acciones. Lo que es relevante es la mente, y lo que sientes. Es ahí donde te conviene prestar la máxima atención, lo cual estás haciendo, pues estás tomando conciencia de cómo te sientes interiormente: con paz, sin paz; culpable y obsesivo, o inocente y fluido; ansioso y asustado, o tranquilo y animado.

Cuáles puedan ser tus acciones no importa. Puedes seguir con ellas si quieres. Aconsejando a tus hijos, avisando de un posible peligro, etc. Pero al mismo tiempo, recuerda que nada externo tiene poder sobre ti. Es decir, nada externo tiene el poder de quitarte la paz. Es mediante las interpretaciones (juicios, pensamientos) como podemos llegar a ponernos nerviosos: no por las cosas externas en sí. El mero hecho de tomar conciencia de esto, te permite observarlo todo, lo externo y tus sensaciones internas, desde otra perspectiva: sin juzgarte.

La mente es muy poderosa, y si dejamos que las interpretaciones mentales nos influyan, nos sentimos mal o como sea. Hay un relato de la tradición zen que ilustra esto. En un pequeño pueblo del lejano oriente, donde vivían familias muy pobres, dos familias vieron partir cada una al mayor de sus hijos, ambos en busca de mejor suerte en el extranjero. Al cabo del tiempo, llegaron noticias sobre lo que el destino había deparado a ambos muchachos. Uno de ellos se había hecho rico y ya iba camino de regreso al pueblo, en busca de sus familiares para compartir su riqueza con ellos. El otro muchacho había fallecido en una trifulca, y había muerto tan pobre como era al partir de su pueblo. Pero he aquí que la persona que informó a ambas familias se había confundido de nombres, y a la familia del muchacho vivo y rico les había contado que su hijo era el que había fallecido lleno de pobreza. Y a la familia del muchacho fallecido, les contó que su hijo se había hecho rico y pronto regresaría al pueblo con ellos, cargado de riquezas.

Así, en la familia del chico muerto estaban felices, no cabían en sí de gozo, pues pensaban que eran ricos y pronto verían a su muchacho. Y la familia del chico vivo (que ya estaba en camino, con sus riquezas) lloraban desconsolados, pensando que su muchacho había muerto.

Esto ilustra que unos estaban alegres no por causas externas, sino por sus propias interpretaciones mentales: su hijo había fallecido, pero ellos estaban repletos de felicidad porque pensaban (interpretación mental) que todo iba genial.

Lo mismo con la otra familia: estaban deprimidos y llorando no por causas externas realmente (a fin de cuentas su hijo era rico y ya estaba en camino hacia el pueblo), sino porque ellos creían erróneamente que había muerto (lloraban, entonces, por sus propias interpretaciones mentales).

Eso mismo nos pasa a todos. No paramos de hacer interpretaciones, y pensamos que nuestras alegrías y tristezas se deben a causas externas. En realidad, mentalmente elegimos cómo reaccionar. Podemos elegir que las ilusiones no nos afecten.

A veces nos sentimos preocupados, deprimidos, porque pensamos que hay motivos para ello, pero simplemente desconocemos que somos ricos en la Realidad de nuestro estado natural.

Hay diversos relatos de la tradición zen que ilustran temas así, y que leerlos puede ser ameno, además de servir para captar algunas ideas intuitivas. Si tienes ganas , puedes encontrar algunos de esos relatos en esta pequeña colección de relatos zen que posteé hace unos años. ¡Y al final del post añadí unos chistes, que también son amenos jajaja! Aquí está todo eso: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2010/06/cuentos-zen-y-unos-chistes.html

Así que simplemente haz lo que sientas que te viene bien hacer, pero no le des importancia, no lo conviertas en algo importante. Lo importante es lo interior, y eso simplemente basta con que lo observes: ¿estoy en paz, o no? Cuando no lo estás, basta con que lo observes sin juzgarte. Si sientes una emoción incómoda, sea miedo, culpa o lo que sea, no te juzgues (y si te juzgas, no te juzgues por haberte juzgado jejeje). Simplemente observa la emoción, y recuerda que eso significa simplemente que a cierto nivel de la mente todavía estás eligiendo al ego. Todos lo hacemos. Al no juzgarte por ello, y tomar conciencia de lo incómodo que eso es, del precio que pagas (perder la conciencia de la paz de Dios), de manera espontánea estarás deshaciendo la errónea decisión por el ego. El mero hecho de no juzgarte es deshacer el ego. El ego siempre juzga. No le sigas el juego. Pero si se lo sigues, no te juzgues por ello. En realidad no importa: todo eso es falso, aparente, ilusorio.

Cuando sentimos conflicto, eso no es nada, pues es ilusorio, por eso no merece la pena juzgarnos, lo cual simplemente reforzaría la idea de que eso es real. Simplemente observemos, sabiendo que a algún nivel mental hemos elegido al ego, pero que ya no queremos eso. Poco a poco, con esta actitud le abriremos de nuevo la puerta a la paz.

De estar en paz no nos separa nada, ni el tiempo. No es algo lejano en el futuro. Lo único que nos separa de la paz es nuestra manera de ver las cosas. Al mirar las cosas sin tomarlas demasiado seriamente, sin reforzar los juicios, nos ayudamos a nosotros mismos a volver a sentirnos en paz.

Las preocupaciones en realidad no son por lo externo, sino algo interno en la mente. Tus hijos pueden ser en este contexto un símbolo del Cielo. Son tu Cielo, en símbolos, en la forma. Preocuparte por tus hijos, la preocupación en realidad es en tu profundo interior: es tu mente ontológica preocupada por el Cielo. Simplemente observa la preocupación; obsérvate interiormente, tus emociones, sensaciones. Y recuerda que el Cielo en realidad no se ha roto. La Unidad sigue siendo Una, completa, perfecta. No hemos fastidiado nada, ni podríamos. Somos inocentes. Al observarte, sin juzgarte (desde una perspectiva de inocencia), ya has hecho todo lo que hay que hacer. Y si te resulta imposible dejar de juzgarte, observa eso también. Es todo un truco, es ilusorio, no hay nada que juzgar. Simplemente no te lo tomes demasiado en serio. Todo lo ilusorio no es más que un chiste. Obsérvate interiormente, y simplemente no tomes nada temporal demasiado en serio, y recuerda que eres inocente porque la Verdad es inmutable: no la has roto ni podrías romperla. Y es lo que eres.

En cuanto a lo externo, nuestra vida corporal entre símbolos, fluye como te parezca conveniente. Simplemente presta atención a la vez a lo interno, a si estás en paz o en conflicto. Y no te tomes nada a la tremenda. Nada de lo ilusorio es importante de por sí. Si tomas la costumbre de prestar atención a lo interior, entonces hagas lo que hagas exteriormente te vendrá bien.

Un abrazo

Post-Data:

1) «¿Crees que esto puede ser que el curso esta haciendo efecto y esta saliendo todo de nuevo para perdonarlo?». Sí. Todo lo que percibimos como conflictivo, es una oportunidad para despertar, una oportunidad para aplicar el perdón. Esto es así tanto si estamos haciendo el Curso como si no. La diferencia, es que si estamos con el Curso, practicando el perdón, al perdonar las "lecciones" que surgen, se disuelve la ilusoria causa interna que provocó su proyección, con lo cual dejan de repetirse. De lo contrario, los asuntos conflictivos se repiten una y otra vez, aunque la forma pueda ser muy diferente. Los símbolos pueden cambiar, pero lo que significan (estar apoyando al ego; la oportunidad de dejar de apoyarlo) es siempre lo mismo, sea cual sea la forma en que se presenten o simbolicen. Hasta que perdonemos algo, se repite y repite y repite en formas diferentes, Como dice el Curso:

Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. (T.31.VIII.3.1)

2)  «Y ¿ crees que esta en mi guion actuar de esta manera quiza un poco obsesiva o podria elegir dejar de actuar asi si yo lo decido?». El guión es el que es y no necesitas hacer nada al respecto, excepto observarlo sin juzgar. Esto ya ha sido comentado implícitamente más arriba, cuando hablábamos en términos prácticos de la actitud anti-ego: observar calmadamente, sin juzgar, sin tomar las ilusiones tan seriamente. Entonces nuestras acciones podrían terminar cambiando por sí solas si conviniera, pero esto sería un efecto colateral y no imprescindible, pues lo importante es que podemos estar en paz sean cuales sean nuestras acciones o las acciones de los demás. Lo externo (acciones) no puede afectar a lo interno (nuestra paz), excepto en nuestra imaginación cuando nos aferramos a nuestras creencias erróneas. Simplemente observemos las creencias erróneas sin juzgarnos ni juzgarlas, sin tomarlas en serio, y al dejar de creer en ellas se irán debilitando hasta desaparecer. Al final solamente quedará la paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios actualmente cerrados. Si quieres comentar algo podrías inscribirte en el foro 'Concordia y Plenitud' mientras siga abierto:

http://concordiayplenitud.foroactivo.com/

Saludos :-)

☼☼☼

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.