Pregunta:
Toni y queridos amigos:
Podríais hablarme sobre esta frase de la página 483 del texto que dice: al arca de la paz se entra de dos en dos.
Intuyo y creo que comprendo lo que Jesús nos enseña sobre nuestro hermano, sobre como sin el no podemos entrar en el Reino (aunque nunca lo hayamos abandonado). Jesús, nuestro hermano y yo somos uno, pero si yo me quedase solo en el mundo no tendría hermano con el que compartir y aprender.
Después Jesús vuelve a decir: pues el nuevo mundo en su totalidad descansa en las manos de cada dos seres que entren allí a descansar. Y esto si que no lo entiendo aunque intuyo como en forma de sentimiento a que se refiere. Si puedes explicárselo Toni te lo agradecería mucho.
Un super abrazote queridos amigos
Mi comentario (en ese hilo del foro hay otros comentarios):
Vuestros comentarios van en la misma línea de lo que voy a decir. Pero copiemos primero las citas a la que te refieres, por si algún otro forero quiere releerlas en el futuro:
Al arca de la paz se entra de dos en dos. Sin embargo, el comienzo de otro mundo los acompaña. (T.20.IV.6.5)
No pienses que perdonar a tu hermano os beneficia sólo a vosotros dos. Pues el nuevo mundo en su totalidad descansa en las manos de cada dos seres que entren allí a descansar. (...) No podrías dejar ni a uno solo afuera tal como yo tampoco podría dejarte a ti afuera, y olvidarme así de una parte de mí mismo. (T.20.IV.7.2-3,6)
Y añado otra cita relacionada, sobre la que me preguntaron un par de veces por email:
Hoy sólo se necesitan dos que deseen gozar de felicidad para que se la ofrezcan al mundo entero. (T.30.I.17.1)
"Al arca de la paz se entra de dos en dos" (y las frases similares del Curso) se refiere a Helen y Bill (los dos primeros estudiantes del Curso) y por extensión a todos nosotros, con nuestras respectivas relaciones en este mundo. Tenemos relaciones con las diversas personas de nuestras vidas (estén vivas "físicamente" o no, porque cuando pensamos en ellas, eso es una relación: todas las relaciones son mentales), y además la palabra "persona" podemos entenderla en el sentido más amplio: personas humanas (que es lo que más suele afectarnos porque nos las tomamos más en serio), animales, insectos, plantas, objetos, ideas, creencias, emociones, etc. Todas ellas son oportunidades de perdonar, y son innumerables, pero para simplificar podemos reducirlas a dos: sujeto y objeto: yo y tú, sea quien sea ese "tú", que en cada momento puede variar.
La aparente oposición dual es siempre un yo-tú, un yo-mundo, o un sujeto-objeto en cualquier manera en que se exprese la duplicidad. Por eso se entra al arca de la paz de dos en dos: es decir, perdonando todo aquello que percibamos: al perdonar todos los objetos, perdonamos simultáneamente al sujeto: yo mismo.
Recordemos que no hay un mundo ahí fuera. Pero mientras sigamos apoyando la creencia de la separación en nuestra mente inconsciente, necesitaremos perdonarnos a nosotros mismos por esa falsa creencia, y la manera de perdonarnos es perdonar el reflejo de esa creencia, pues siempre acaba siendo proyectada sobre la pantalla del mundo. El mundo es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. (T.21.introd.1.5)
Aunque lo que estamos eligiendo en la mente suele ser inconsciente porque lo reprimimos, al mirar el mundo que refleja esa decisión mental podemos saber qué es lo que estamos eligiendo en nuestra mente inconsciente, y así corregir nuestra elección. Al mirar el mundo, es especialmente importante prestar atención a nuestras propias emociones y sensaciones. Lo aparentemente "interno" y "externo" son básicamente lo mismo. Debemos prestar atención a si refleja conflicto o paz. Si es conflicto, es hora de perdonar.
Tenemos que perdonarnos a nosotros mismos, pero como reprimimos nuestro auto-odio y luego lo proyectamos sobre el mundo, el perdón lo efectuamos ahí en el mundo, a medida que vemos reflejado en nuestras relaciones especiales el odio/pecado que en realidad es nuestro (nuestra mente inconsciente se odia porque cree haber cometido el pecado mortal de la separación: haber destruido a Dios). Al perdonar al prójimo retirando nuestras proyecciones sobre él, nos perdonamos a nosotros mismos y encontramos la paz.
No es necesario que tengamos una relación de pareja ni nada parecido. Las interacciones cotidianas son más que suficiente, incluido el recordar a una persona del pasado, o preocuparse por hipotéticos conflictos futuros que nunca llegan a suceder. O por ejemplo, ves en la tele algo que te disgusta, o escuchas por la radio lo que dice un político y te enfadas: eso es una relación, y puedes usarla para perdonar y así entras al arca de la paz "de dos en dos" (entrando juntos: tú y a quien perdones, o lo que perdones).
Incluso si alguien se fuera al desierto o a la soledad de una alta y solitaria montaña, seguiría con sus recuerdos, por no hablar de los insectos, animales, el frío, los microbios (enfermedades), emociones, etc. Todo eso (cualquier cosa que nos moleste) son nuestros hermanos (el reflejo de nosotros mismos) a quienes debemos perdonar si queremos reconocer la paz.
Mientras nos experimentemos como un cuerpo y percibamos un mundo externo, el camino de salida de esa dualidad será perdonar: retirar nuestras proyecciones y resentimientos, volviendo la mente hacia dentro y aceptando la paz. Mientras sigamos en el proceso de despertar o proceso del perdón, la frase "perdona a tu hermano", o "al arca de la paz se entra de dos en dos", seguirá teniendo vigencia para nosotros. Mientras nos creamos un yo separado, seguiremos necesitando perdonar al mundo, al tú. Y cualquier hermano es nuestro salvador, en el sentido de que nos da la oportunidad de tomar conciencia de nuestros resentimientos, de nuestra insistencia en seguir manteniendo la dualidad (este es el papel que tiene nuestro hermano en nuestro camino a la paz y por eso el Curso dice que nuestro hermano es nuestro salvador: porque nos ayuda a detectar nuestras proyecciones y así perdonarlas y despertar a la verdad). Al aprovechar estos encuentros cotidianos para perdonar, convertimos a nuestro hermano en nuestro salvador, caminando junto con él hacia la paz a medida que retiramos de él nuestras proyecciones. Así, al arca de la paz se entra de dos en dos. Si yo perdono, ambos nos salvamos, todo el mundo queda salvado junto conmigo. Esto no implica que necesariamente la otra persona (o el resto del mundo) acepte inmediatamente también el perdón, pero están salvados porque la aceptación de la paz ya ha sido aceptada (en mi mente, y en la mente de todos los iluminados, que es la misma mente que la de todos los demás, pues solo hay una mente). El tiempo lineal es ilusorio. Pero mientras una persona "individual" quiera seguir jugando al conflicto/separación, es como si la semilla de la paz/libertad que ya se ha aceptado para ella, siga escondida hasta que ella misma elija perdonar. Pero en realidad, cuando uno ha perdonado, todos hemos perdonado juntos. Si queremos reconocer que esto es verdad, perdonemos, y veremos cuán cierto es.
Ya estamos salvados. Nuestro Ser ya es Uno. Cuando Jesús (o cualquier iluminado) perdonó, fue nuestra propia mente la que quedó completamente perdonada, pues hay una sola mente. Cuando perdonemos completamente, veremos que esto es así. Y al final del todo, se revela que en realidad nunca hubo necesidad de perdón, pues nunca ha habido separación. Pero mientras no hayamos aceptado la verdad, el perdón es el camino que nos la revelará. Al despejar los obstáculos a la verdad (nuestras creencias erróneas, nuestro deseo de separación), la verdad se revela por sí sola.
Quien quiera leer más, creo que en los siguientes posts hubo comentarios relacionados con este mismo tema:
Solo se necesitan dos... (T.30.I.17) Al arca de la paz se entra de dos en dos (T.20.IV.6:5) ¿Quiénes son esos dos?: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/11/solo-se-necesitan-dos-t30i17-al-arca-de.html
¿Existe o no existe nuestro hermano?: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/10/existe-o-no-existe-nuestro-hermano.html
Perdonando a tu hermano: http://jugandoalegremente.blogspot.com/2012/05/perdonando-tu-hermano.html
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