martes, 14 de mayo de 2019

Unos recordatorios de Un curso de milagros

     Sí, la curación siempre tiene lugar. (M.6.1.1)

     El Espíritu Santo no actúa al azar, y toda curación que procede de Él es siempre eficaz. (T.7.V.5.1)

     La manera de reconocer a tu hermano es reconociendo al Espíritu Santo en él. (T.5.III.1.1)

     La manera de aceptar tu herencia es reconociendo la Majestad de Dios en tu hermano. (T.7.XI.5.4)

     La redención se te ha concedido para que se la des a tu hermano, y para que de esta manera la recibas. (T.19.IV.D.I.15.8)

     Su realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo. (T.28.IV.3.5)

     La insensatez de la conquista resulta evidente desde la serena esfera que se encuentra por encima del campo de batalla. (T.23.IV.9.5)

     Este tranquilo centro, en el que no haces nada, permanecerá contigo, brindándote descanso en medio del ajetreo de cualquier actividad a la que se te envíe. (T.18.VII.8.3)

     Puedes hacer mucho en favor de tu propia curación y la de los demás si en situaciones en las que se requiere tu ayuda piensas de la siguiente manera: Estoy aquí únicamente para ser útil. Estoy aquí en representación de Aquel que me envió. No tengo que preocuparme por lo que debo decir ni por lo que debo hacer, pues Aquel que me envió me guiará. Me siento satisfecho de estar dondequiera que Él desee, porque sé que Él estará allí conmigo. Sanaré a medida que le permita enseñarme a sanar. (T.2.V.A.18)

     Un maestro de Dios es todo aquel que decide serlo. Sus atributos consisten únicamente en esto: de alguna manera y en algún lugar ha elegido deliberadamente no ver sus propios intereses como algo aparte de los intereses de los demás. (M.1.1.1-2)

     Ha visto los intereses de otro como si fuesen los suyos propios. (M.2.5.9)

     Es posible, incluso en el nivel de encuentro más fortuito, que dos personas pierdan de vista sus intereses separados aunque sólo sea por un instante. (M.3.2.6)

     Cada uno debe compartir una meta con alguien más para de ese modo perder todo sentido de intereses separados. (Psic.2.II.8.4)

     El espíritu está eternamente en estado de gracia. Tu realidad es únicamente espíritu. Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia. (T.1.III.5.4-6)

Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
(T.introd.2.2-4) (Pág. 1)

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