lunes, 7 de septiembre de 2015

Ken Wapnick: No juegues en el parque infantil

Entrevista de Susan Dugan a Ken Wapnick, del año 2007 aproximadamente.

Nota: Abajo en la entrevista, como viene en un estilo narrativo y no con las usuales pregunta-respuesta, para destacar las palabras de Ken, las coloreo de azul. Las palabras de Susan Dugan las dejo en el color habitual, en este negro/gris. Y si surgiera alguna aclaración mía (Toni), la señalizaré en color rojo y entre doble paréntesis, ((o sea que así)).

Ken Wapnick: No juegues en el parque infantil

Por: Susan Dugan

Habiendo crecido en Brooklyn, Nueva York, y desanimado por la religión organizada y los mensajes de su familia de fe judía, Ken Wapnick sin embargo sospechaba que había algo más allá del mundo de los cuerpos. «Crecí en una familia con una gran cantidad de enfermedades y se volvió muy claro para mí que la enfermedad no tenía nada que ver con el cuerpo; que ocurre en la mente».

Ya en la adolescencia, su exposición a la música clásica confirmó sus sospechas. «Esa fue mi apertura y después mi ventana», dijo. «Me permitió saber que había algo más allá de lo que se puede ver, de lo que se puede estudiar, de lo que se puede entender. Fue mi entrada a la espiritualidad».

Su interés despertó, Ken estudió varias enseñanzas espirituales mientras obtenía el doctorado en Psicología y se convirtió en el psicólogo clínico jefe de un hospital psiquiátrico, al mismo tiempo que aumentaba su atracción por la vida monástica. Tras decidir entrar en un monasterio y convertirse al catolicismo, conoció a la escriba del Curso, Helen Schucman, y a su colaborador Bill Thetford, quienes le mostraron el libro de Helen, lo cual alteró su dirección de vida.

«Reconocí que Helen y Bill eran mi familia y que yo encajaba con ellos y con el Curso», dice. «Conocí el monasterio, y aunque era feliz allí, no estaba destinado a ser mi hogar. Cuando empecé a leer el Curso me quedó muy claro que era una perfecta integración entre la espiritualidad y la psicología. Yo podía sentir tan cerca a Dios como lo sentía en el monasterio, y aún mantengo mi psicología en términos del trabajo que yo hacía. El Curso me dio una manera de vivir en el mundo pero sin ser del mundo».

Ken, Helen y Bill se convirtieron en grandes amigos. Con la guía de Jesús, Ken trabajó en estrecha colaboración con Helen en la preparación del manuscrito final de Un curso de milagros ((Quien quiera leer un artículo escrito por Ken sobre eso, está disponible aquí: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/05/ken-wapnick-la-historia-de-los.html)). Ken ha escrito extensamente sobre el Curso y ha enseñado su mensaje durante 30 años. Él y su esposa Gloria crearon la Fundación para Un curso de milagros en la costa este, que más tarde se trasladó a su floreciente instituto de enseñanza en Temecula (California). ((En inglés se llama "Foundation for a course in miracles" y su página web es la siguiente: http://www.facim.org/ en inglés))

«Empezó como una organización para apoyar mi enseñanza», dice Ken. «Nunca me vi a mí mismo al frente de una organización grande, enseñando a grupos grandes, escribiendo todo lo que he escrito, ni haciendo nada formal. Eso simplemente surgió de manera natural. En este punto me costaría mucho decir lo que un maestro del Curso es. Es algo tan amorfo e idiosincrático, y es algo entre la persona y el Espíritu Santo. El Curso dice que alguien se convierte en un maestro cuando no ve los intereses de los demás como separados de los suyos ((M.1.1.1-2)). Así que no tiene nada que ver con la forma o con el nivel de la forma. La idea de dar certificados, por ejemplo, sería anatema».

Su mensaje nunca se ha desviado de la finalidad del Curso: sanar las mentes individuales. «Es un camino espiritual para las personas individuales», dice. «Los problemas vienen cuando la gente trata de hacer algo más que eso y quieren hacer algo con él, en lugar de usarlo para ayudarles a vivir sus propias vidas plenamente. Es una forma de ayudar a la gente a entrar en contacto con su propia voz interior y seguirla para volverse tan amables, amorosos y perdonadores como puedan ser. Si la gente hiciera eso y trabajaran en sí mismos el mundo sería un lugar muy diferente y el Curso habría cumplido su propósito».

Ken piensa que los estudiantes de UCDM se confunden cuando no aciertan a aceptar el fundamento del Curso. «Cuando el Curso dice que el mundo es una ilusión, quiere decir literalmente eso», dice. «Las implicaciones de esto se les pasan por alto a las personas porque no se dan cuenta de lo profundamente identificados que estamos con el cuerpo. Vemos el Curso a través de la lente de nuestro cuerpo y creemos que Jesús es un cuerpo que me habla a mí como un cuerpo para decirme que yo debería perdonarte a ti como un cuerpo. Eso no tiene nada que ver, ya que el cuerpo no existe; todo se hace en la mente. Es el malentendimiento de la mente y del cuerpo, lo cual es llamado "confusión de niveles" en el capítulo 2 del Texto. Todos los malentendidos —el papel del Espíritu Santo, el propósito del Curso, escuchar una guía, escuchar una voz— proceden de no entender que literalmente no hay cuerpo, no hay mundo. Una vez que entiendes eso, todo encaja en su lugar debido».

El Curso nos pide que nos volvamos desde nuestras ilusiones hasta el Espíritu Santo, otro consejo que los estudiantes del Curso suelen malinterpretar. «El propósito del Espíritu Santo es simplemente la corrección de nuestro error. Y el error no tiene nada que ver con el comportamiento. Utiliza esa amorosa presencia que hay en tu mente para mirar tus decisiones en favor del ego y ver dónde tomaste esas decisiones. Mi problema no es contigo; tomé la decisión equivocada. Hay una única relación especial y esa es la que tenemos con el ego; hay una única relación santa, y esa es la que tenemos con Jesús o el Espíritu Santo. Una vez que esa única relación ((con el ego)) sea sanada ((al elegir en favor de la relación santa con Jesús o el Espíritu Santo)) todas nuestras otras relaciones se vuelven santas».

Mirar con los ojos del Espíritu Santo también significa que confrontamos directamente la culpa que el sistema de pensamiento de nuestro ego quisiera que neguemos ((el ego quiere que reprimamos/neguemos esa culpa profunda, para que permanezca inconsciente)). ¿Qué nos dice Ken a los estudiantes que nos negamos a reconocer esa culpa? Bobos felices ((en inglés blissninnies o blissninny en singular; y es una palabra compuesta, bliss significa felicidad y ninny significa tonto, bobo)).

«Un bobo-feliz no quiere mirar la culpabilidad o a qué se asemeja realmente el mundo», dice. «Una persona que diga: "Oh, el Curso está cambiando mi vida", está concentrándose en cambiar el mundo sin mirar en realidad a la culpa que el Curso está tratando de deshacer ((se refiere a cuando nos fijamos en los cambios externos, que son meros símbolos, en lugar de poner nuestra atención en corregir el error de la culpa en nuestra mente, es decir, el error de desear los efectos en vez de ir a la causa)). Un bobo feliz no tiene una comprensión adecuada ni respeto por el ego en términos de lo desagradable que puede llegar a ser y lo atraídos que estamos por él. Si no quieres mirar a la culpa, todo lo que hagas con este Curso va a ser guiado por esa decisión y malinterpretarás completamente lo que el Curso dice».

En cuanto a por qué el ego asoma tan a menudo su fea cabeza por los círculos del Curso, Ken se pone filosófico: «Pues deberías haber estado hace unos 30 años», dice chistosamente. «Las personas no quieren mirar su propia culpa; es más fácil proyectarla hacia fuera. Es como los niños en un parque infantil ((literalmente no dice "parque infantil", sino "sandbox", que se traduce como "arenero", pero como esa palabra no me resulta muy conocida, he preferido traducirlo como parque infantil. La idea es la de niños jugando, con las típicas peleíllas egoicas de "esto es mío", "dámelo", "es culpa tuya", etc. Un arenero, en este contexto, sería eso: un lugar donde juegan los niños dentro de un espacio seguro; se le llama "arenero" / "sandbox" porque al parecer hay arena o juegan con arena)). Ha sido así durante treinta años con el Curso y durante dos mil años con la cristiandad, y lo mismo con el judaísmo, lo mismo con el islam, lo mismo con cada religión formal. Por eso es mucho mejor no ver el Curso como una religión, un movimiento, ni nada de eso. Es simplemente una enseñanza espiritual para sanar tu mente. Si la gente lo usara así, no tendríamos grupos luchando contra otros grupos, y si estuvieras en un grupo no lo tomarías seriamente, simplemente estarías en un grupo de personas holgazaneando juntas como familia o amigos. No debería ser tomado como algo en lo que depositamos expectativas».

«Una vez que empiezas a hacer que algo sea formal, comienzan las iglesias y todos sabemos lo que hacen las iglesias», concluye. «No juegues en el parque infantil. No ataques eso, no lo juzgues, pero no juegues a eso. Esa es la respuesta, pienso».

Kenneth Wapnick, doctor en Psicología, psicólogo clínico, ha estado trabajando con Un curso de milagros desde 1973, y trabajó en estrecha colaboración con la escriba del Curso, Helen Schucman, en la preparación del manuscrito final ((comentarios y anécdotas de Ken al respecto, aquí)). Es presidente y co-fundador de la Fundación para Un curso de milagros (FACIM) en Temecula, California. Este artículo apareció por primera vez en el número de primavera de 2007 del "Miracle Messenger" del "Rocky Mountain Miracle Center", un boletín que escribí y edité hace varios años.

Fuente: http://www.foraysinforgiveness.com/ken-wapnick-dont-play-in-the-sandbox

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