viernes, 29 de septiembre de 2017

Unas metáforas sobre la iluminación

Ya hemos hablado otras veces de la iluminación, por ejemplo en el post titulado «Iluminados y Maestros Ascendidos», que podéis leer para ver detalles de la iluminación en sí, la cual en realidad no se puede describir en palabras. Estamos, pues, en el terreno de las metáforas, y en este post vamos a mencionar algunas.

Pero antes digamos alguna cosa breve sobre la iluminación. Es el despertar del sueño de la dualidad: el individuo (el "yo") queda deshecho y hay una total libertad del sueño de la separación: ya no hay posibilidad de sufrir ni sentir dolor, ni la posibilidad de enfadarse, ni de la más mínima recaída en la dualidad.

La característica más relevante de la iluminación es que a partir de ese momento se transciende la percepción y se conoce a Dios (nuestro verdadero Ser).

En la iluminación ya no hay individualidad propiamente dicha. No hay un tomador de decisiones, pues ya no hay una dualidad mental entre la que elegir (ver más abajo los gráficos, especialmente la diferencia entre la 1ª y la 2ª división de la mente ilusoria: en la 1ª, desaparece la línea que divide la mente entre mentalidad errada y mentalidad recta, por lo que ya no hay que elegir entre ellas).

La iluminación, en su sentido esencial es equivalente a lo Absoluto (ParaBrahman, Dios, Ser-no-dual).

Pero lo que comúnmente llamamos "un iluminado", es un concepto que usamos los "no-iluminados". El término "iluminado" suele aplicarse a una persona que ha despertado del sueño de la dualidad (más preciso sería indicar que no es la persona la que despierta, sino que el despertar es el deshacimiento de la ilusión de que hubiera una persona). Ese "iluminado" no es como Uno se ve a Sí Mismo tras la llamada "iluminación", pero puesto que los no-iluminados necesitan referencias, surgieron conceptos útiles.

Por ejemplo, a Ramana Maharshi le preguntaron que si tras la Realización (Iluminación) se permanece en el Ser puro (en lo Absoluto), ¿cómo es posible entonces que la persona iluminada escuche a quienes vienen a verle y responda a sus preguntas, puesto que lo Absoluto no sabe nada de ilusiones ni por lo tanto del mundo? Ramana respondió con el concepto del prarabdha karma (aproximadamente: karma restante en una encarnación) bajo la ilustración de la siguiente metáfora:

Metáfora del ventilador recién desconectado: Cuando se desconecta un ventilador, sus aspas no se detienen de repente, sino que siguen girando un breve tiempo, aunque ya sin recibir nuevos impulsos, hasta que finalmente se detienen. Pero aunque las aspas siguiesen girando un rato, el ventilador ya estaba apagado. Igualmente, las aparentes acciones del iluminado fluyen automáticamente sin una voluntad individual que las alimente. En palabras del Curso, sería simplemente el reflejo automático de la verdad, que parece continuar hasta que las "aspas" o "acciones del iluminado" se detengan definitivamente.

A Ramana también le preguntaban que cómo podía responder a las preguntas si no tenía un "yo". Como para la mente lineal esto resulta incomprensible, Ramana usó otra metáfora y habló de que el iluminado es como si tuviera un "yo-muerto", parecido a una soga quemada, que todavía parece una cuerda porque sus cenizas conservan esa forma, pero si la tocas, simplemente se deshace entre tus dedos porque ya no es una cuerda realmente, sino cenizas. Así es el "yo" del iluminado que parece participar en el mundo: parece tener un yo, pero realmente no es así.

Otros gurus emplearon otras metáforas. El Curso emplea la metáfora del "mundo real", una especie de "interfaz" (a nivel de la percepción) mediante la cual se podría decir que el iluminado puede parecer interactuar con el mundo, aunque despierto, salvado: es decir, libre de dolor, libre de las ilusiones, simplemente representando un reflejo puro de la verdad.

Aquí estoy utilizando principalmente la palabra "iluminación", aunque hay otros términos casi sinónimos: "realización", "mundo real", "despierto", etc. Pero estos casi sinónimos no siempre son completamente intercambiables. Por ejemplo, el concepto del Curso del "mundo real" coincide con una faceta de la iluminación (la metáfora perceptiva), pero no con el aspecto principal de la iluminación, el conocimiento, ya que el Curso nos presenta ambos aspectos por separado (linealmente) para que los integremos mejor, si bien el iluminado los experimenta simultáneamente (el famoso "Último Paso de Dios" del Curso, el cual el propio Curso indica que es algo que sucede prácticamente de inmediato).

Incluso la propia palabra "iluminación" se utiliza de diversas formas: hay quienes la reservan para cierta etapa de discernimiento agudísimo dentro del sueño dual, pero que todavía no implica la total disolución del ego, es decir, no se trataría de la verdadera iluminación (la cual implica liberación del dolor sin recaídas, conocimiento del Absoluto, etc).

Otra manera de tratar de representar la iluminación, si utilizamos los gráficos del post sobre las 4 divisiones de la mente, tendríamos cinco ilustraciones:

CIELO - ESPIRITU
(el puro Ser, sin límites de ningún tipo, total Unidad y Plenitud) (Antes de las divisiones del sueño de la dualidad)


1ª división de la mente

2ª división de la mente

3ª división de la mente

4ª división de la mente

Conforme avanza el proceso del perdón (volver la mente hacia dentro), estas 4 divisiones se van deshaciendo, en orden inverso a como parecieron surgir. La iluminación corresponde al principio de todo (el Cielo o estado Absoluto del Ser, que es el único estado que existe realmente), y la 1ª división, cuando la inercia va "hacia abajo" (hacia el sueño) es la primera división de la mente, mientras que cuando la inercia es "hacia arriba" (reconocimiento del Cielo), ese círculo individido representa el mundo real, la "interfaz" por así decir mediante la cual "el iluminado" (lo Uno) parece interactuar con el sueño de la percepción. Visto así, la iluminación podría ilustrarse con una combinación de las dos primeras ilustraciones: la del Cielo (lo Absoluto) junto con la de la "1ª división de la mente" (el mundo real).

Una vez dada alguna metáfora de este estilo, que justifique el que los iluminados (o la Luz) pueda interactuar con quienes parecemos estar aún dormidos y necesitados de ayuda/inspiración para despertar, a veces ha surgido la pregunta de si hay alguna diferencia entre el "iluminado que parece interactuar en el mundo", y "la iluminación pura como Unidad-no-dual o Cielo". Esta pregunta se ha planteado de diversas formas y se la hicieron también a Ramana Maharshi, más o menos así: ¿Hay alguna diferencia entre el iluminado con cuerpo y el iluminado sin cuerpo? (entre el jivanmukta y el videhamukta, si no recuerdo mal). Ramana respondió que no había ninguna diferencia sustancial. El iluminado con cuerpo (los no-iluminados le perciben como con cuerpo) parece interactuar en el mundo de la percepción, pero él está anclado al conocimiento, al igual que el estado de videhamukta (Absoluto).

En el Curso se da una situación parecida al distinguir entre el Espíritu Santo y Dios, puesto que el Curso afirma que el Espíritu Santo percibe y conoce simultáneamente (como sucede con los iluminados "con cuerpo", que gozan simultáneamente de la interfaz de la mentalidad recta totalmente estabilizada, y además del conocimiento puro), mientras que Dios/Padre no percibe ni sabe nada del mundo, y que sin embargo la Trinidad es Una.

Para una mente lineal puede que esto no resulte comprensible, pero para ayudar se han aportado diversas metáforas. Más arriba ya hemos citado un par: la del ventilador recién desconectado, y la de la soga quemada o el "yo-muerto" del iluminado. Veamos algunas metáforas más:

Nisargadatta Maharaj ilustró del siguiente modo la situación del iluminado que aún percibe: dijo que él está sumergido en el conocimiento puro (Absoluto), pero es como si una mínima parte de él aún estuviera lo suficiente en la percepción como para poder funcionar. Lo comparó a que para él, todo el universo era como una minúscula mota de polvo.

Kenneth Wapnick ha comentado en un par de ocasiones algo similar: que tras la iluminación, es como si el 99% de uno estuviera en el puro conocimiento Absoluto, mientras que un 1 % (e incluso este 1% es meramente simbólico, metafórico) se mantiene un mínimo de atención en la percepción para poder funcionar mientras se sea útil en el "mundo de los aún durmientes".

Otra metáfora podría ser el asomarnos a una ventana de cristal. El cristal en sí es el mundo, mientras que la luz al otro lado de la ventana es la Verdad Absoluta. Antes de la iluminación, al principio el cristal está sucio o pintado y es opaco: la Luz del Absoluto parece estar oculta tras el velo/cristal de la ventana. Conforme avanza el proceso del despertar, el cristal se vuelve translúcido y cada vez más claro y limpio. Tras la iluminación, el cristal está completamente limpio y por lo tanto no hay cristal, solo se conoce lo Absoluto. Pero para explicar los casos en que un iluminado parece mantener el cuerpo durante algún tiempo (como la metáfora del ventilador ya mencionada), aquí se compararía a que deliberadamente se permite que un mínimo de atención (el "1%" de Ken o la "mota de polvo" de Nisargadatta) descanse sobre el cristal. Es una sola mota de polvo en el cristal, que ni puede molestar ni nada puesto que se vive sin dolor en el puro conocimiento. El propósito de esta pequeña mota que se mantiene un ratito más es el de poder ayudar a "los demás" a despertar (visto desde la perspectiva de los que creen dormir en dualidad, y no desde el iluminado mismo). Es a esto a lo que se refiere la siguiente cita del Anexo del Curso:

Hay algunos en este mundo que casi lo han logrado, pero no han aceptado el regalo del todo para poder permanecer aquí y dejar que su comprensión permanezca en la tierra hasta el final de los tiempos. Realmente no se les debe llamar terapeutas profesionales. Son los Santos de Dios. Son los Salvadores del mundo. Su imagen ha de permanecer, porque así lo han elegido. Toman el lugar de otras imágenes y su ayuda llega en forma de tiernos sueños. (P.3.II.7.5-10)

Para más comentarios sobre esta cita podéis ver el post que ya indiqué arriba: «Iluminados y Maestros Ascendidos».

Otra metáfora es inspirada por comentarios del Curso:

Despertar por la mañana y todavía acordarse de lo que se soñó durante la noche: igual que cuando dormimos soñando por la noche, al día siguiente despertamos pero a lo largo del día a veces aún recordamos el sueño, hasta que tarde o temprano lo olvidamos del todo, también tras la iluminación uno está totalmente despierto pero puede acordarse aún un ratito del sueño de la dualidad que en realidad nunca fue. Este "acordarse todavía" es lo que el Curso llama "mundo real". Pero no es ilusión tal cual, pues ya no se cree en ellas y es solo un ligero recuerdo a punto de dejarse también atrás. Finalmente, el sueño dual se olvida porque la Realidad nos atrae con su incomparable Belleza y ponemos en Ella toda nuestra atención y disfrute.

Al igual que cuando estando despiertos podemos recordar un sueño y eso no quita para que realmente estemos despiertos y fuera del sueño, durante la fase llamada "mundo real" se puede recordar la ilusión (e incluso quienes aún creen en ella pueden interpretar que el iluminado también participa ahí) pero en realidad se está ya despierto en lo Absoluto, es decir, disfrutando de lo que el Curso llama "creación" y otros llaman "Plenitud no-dual".

No obstante, no debemos apegarnos a estos conceptos porque por ejemplo, si queremos describir más sencillamente el proceso de despertar, podemos desglosarlo en una parte de despertar casi total (y llamarlo "mundo real", por ejemplo) y un despertar definitivo posterior (y llamarlo Absoluto o Brahman), y explicarlos como si fuesen fases que se continúan una a la otra linealmente, en vez de suceder intemporalmente y simultáneamente en cierto sentido. Así que el uso de los conceptos depende de lo que uno desee resaltar.

Gary Renard lo ha expresado como que la iluminación es estar despierto del mundo, no meramente despierto en el mundo. Pues el iluminado ha dejado realmente el mundo atrás y está fuera de todo ello, incluso si a ojos ajenos parece participar aún en él.

Otras metáforas empleadas por Ramana Maharshi son la del cubo de agua sumergido en un pozo. Si el cubo aún está sujeto por la cuerda, eso significa que aún hay algo de ego (puede ser la revelación, pero no es la iluminación, pues aún hay individualidad). Pero cuando la cuerda del cubo está cortada, no hay vuelta atrás (ni a "esta vida" ni a "otra vida", pues desaparece también la apariencia de la reencarnación, ya que no hay un cuerpo ni un mundo ni una individualidad a la que retornar, pues la cuerda/creencia ha sido totalmente cortada) y eso es la iluminación. De la revelación se vuelve al mundo/individuo, pero de la iluminación no hay un regreso a la ilusión. Es definitiva.

También Ramana comparó la iluminación con una especie de "sueño profundo pero consciente" y con una "vigilia durmiente" (esto es solo para dar pistas; no debe tomarse demasiado literalmente). El sentido: el contexto era el trío de estados que se suelen mencionar en el Advaita: el estado de vigilia, el de sueño con sueños, y el del sueño profundo (sin sueños). Este último se ha comparado a veces a la iluminación (pues no hay percepción de nada), pero para que no se confunda con la simple inconsciencia, Ramana añadía el adjetivo de que hay consciencia (conocimiento de Sí Mismo). En cuanto a la "vigilia durmiente" nos sirve para representar el hecho de que mientras los no iluminados están dormidos a la Verdad y ven el mundo, en cambio el iluminado está como dormido al mundo y conoce la Verdad. Esto podemos referirlo tanto al samadhi total (donde el iluminado no reacciona a nada del mundo, incluso tienen que alimentarlo llevándole la cuchara a la boca, pues por él mismo está anulado) y también en un grado más práctico como similar al llamado "mundo real" (el iluminado apenas presta atención al mundo —una insignificante mota de polvo en el ilimitado océano de su Felicidad-no-dual—, pero gracias a la interfaz "mundo real" puede parecer normal, comer por sí solo, responder preguntas, caminar, correr, etc). Ramana a veces cambiaba la metáfora así: como un niño pequeño recién despertado, que apenas atiende al mundo, pues aún está más dormido que despierto; así mismo el iluminado está más dormido que despierto al mundo (dormido al mundo, porque está despierto a la verdad). Ramana decía que después de desayunar le preguntas a ese niño si ha desayunado, y no se acuerda, cree que no, pues estaba prácticamente dormido.

La iluminación también ha sido comparada en algunos aspectos a la vigilia, al soñar lúcido y a las experiencias cercanas a la muerte. Obviamente estas comparaciones funcionan dentro de sus límites, sin tratar de extrapolar estas experiencias con la iluminación misma. Veamos estos 3 casos:

La vigilia es como la iluminación en el sentido de que despiertas del sueño y quedas "fuera" de él: lo que preocupaba ha desaparecido y ahora se está en "lo real" (en el caso de la vigilia normal, lo "real" es el mundo dual, otro sueño; en el caso de la Vigilia o iluminación, se trata del Absoluto: el conocimiento puro de Sí Mismo).

El soñar lúcido es comparable a uno de los aspectos de la iluminación: el mundo real a nivel perceptivo. Uno aún parece estar dentro del sueño, pero despierto en él y por lo tanto sin miedo. En el caso de la iluminación, además, se está "fuera" del sueño: disfrutando del conocimiento, al menos al 99% según la metáfora que ya hemos mencionado del 99% conocimiento y 1% de mundo real (que sigue siendo una metáfora, pues como decía Ramana, no hay diferencia real entre un estado de iluminación y otro, con cuerpo o sin él en la apariencia final).

Las experiencias cercanas a la muerte son muy variadas, algunas deliciosas y otras aterradoras. Las deliciosas pueden servir como símbolo de la iluminación en el sentido de plenitud (aunque la plenitud también puede ser simbolizada por metáforas más mundanas como disfrutar de un helado, del sexo o de nuestra afición favorita) y en el sentido de sensación de libertad del cuerpo y del mundo, etc. Sin embargo no conviene tomar esto demasiado literalmente porque las experiencias cercanas a la muerte siguen siendo una parte del sueño dual (aunque aparenten ocurrir "fuera del universo físico").

Otra comparación (relacionada con otro aspecto de la iluminación) es la de un collar que creíamos haber perdido pero que en realidad lo llevamos puesto. O buscar unas gafas que llevamos puestas. O la parábola de los diez necios. La iluminación es ese "darse cuenta". No se obtiene nada nuevo, pues ya éramos desde siempre el Ser, simplemente jugábamos a que no lo experimentábamos. Pero hay que reconocer lo que ya se es desde siempre, o de lo contrario seguirá sin experimentarse —en apariencia— la verdad. Por eso el Curso dice:

La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio. (L.188.1.4)

Pero no es un reconocimiento dubitativo o teórico. Es contundente y definitivo.

En cualquier caso, la iluminación no es algo que pase desapercibido. Cuando sucede, sucede; no hay la menor duda de que solo hay libertad, de que el sueño acabó y nunca fue. Es como si te cae encima una tonelada de ladrillos, en el sentido de que no dudas de si te ha caído algo encima o no: ¡es inconfundible y totalmente "sólido", real!

Otras metáforas que se han dado es que la iluminación se parece a una puerta que cuando la atraviesas descubres que nunca hubo puerta (porque representa el paso de estar dormido a estar despierto, y solo lo último es cierto: nunca hubo sueño). Lo que hay al "otro lado de la puerta" es real, pero la puerta en sí, no. Es decir, el conocimiento de Sí Mismo es real, pero la ilusión de que se estaba dormido y que hubo que despertar no es verdad. Aunque sí es lo que nos toca experimentar, dada la situación ilusoria en que nos hemos puesto: mediante el perdón debemos atravesar esa ilusoria puerta, y solo entonces podremos decir de verdad que nunca hubo puerta. De lo contrario solo lo diríamos a nivel teórico, sin experimentar la bendición de simplemente Ser, sin interferencias.

En vez de la puerta, otras veces se ha usado el símbolo del puente (que también desaparece tras cruzarlo), o la barca para cruzar a la otra orilla del río del despertar, etc. En realidad nuestro Ser ya está despierto (ya estamos en la "orilla correcta", la única que hay), pero tenemos que dejar de insistir en negarlo, si queremos experimentarlo sin interferencias y de manera constante para siempre.

En la iluminación no despierta el individuo, pues la individualidad es ilusoria. Es más bien el final de la ilusión de que alguna vez pudiera haber un individuo. Tras la iluminación desaparece la apariencia de haber un individuo, pero se reconoce nuestro verdadero Ser (que es lo que siempre hubo, hay y habrá; más allá del tiempo; simplemente es). No se puede describir con palabras, pero se puede reconocer (el perdón no-dual —volver la mente hacia dentro— nos conduce infaliblemente a reconocer esta experiencia, la única experiencia existente realmente).

Finalmente, nada que se pueda decir sobre la iluminación (o sobre los términos relacionados o casi sinónimos) es para tomarlo demasiado literalmente. Lo único real es Dios (nuestro verdadero Ser, lo Absoluto) y todo lo demás son aproximaciones metafóricas para quienes aún creen que les falta la plenitud no-dual. Los términos unas veces pueden usarse de un modo, resaltando algún aspecto que se quiera enfatizar, y otras veces pueden usarse con un significado diferente. Lo único importante es que es imposible no ser lo que realmente somos, y que todos somos libres de comenzar a aceptar despertar. Si hacemos de este nuestro propósito, nuestro despertar se acelerará, y cuando por fin despertemos... ¡ningún término significará nada! Pues las palabras no pueden llegar a describir la infinita Felicidad que es nuestro verdadero Ser.

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Si alguien está interesado en seguir leyendo sobre el tema, puede encontrar más posts en el Índice de temas, buscando en el índice temático los dos siguientes temas: (1) "iluminación" y (2) "metáforas". Por ejemplo, uno de los posts que encontraréis ahí es el siguiente: Maestros iluminados y no iluminados: https://jugandoalegremente.blogspot.com/2020/01/maestros-iluminados-y-no-iluminados.html (junto con los links que dicho post incluye).

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1 comentario:

  1. Estimado Toni:
    Gracias por tus artículos. He llegado a este por el de Suzanne Segal. Mi 'ego' quiere hacer dos reflexiones: la primera es que cuando utilizas la autoindagación y buscas el "yo" como si hubieras perdido las llaves, no lo encuentras. Al menos, no sé dónde está ni siquiera sé nada ni la mente entiende nada de lo que es todo esto (el mundo, el cuerpo, etc.). Entonces ¿qué es lo que hay que iluminar? Y la segunda reflexión es relativa al dolor y el sufrimiento. Por ejemplo, si te cae encima una tonelada de ladrillos (esperemos que no), tienes una sensación que la mente clasifica y califica de dolor. Las neuronas transmiten esa sensación al cerebro, que reacciona, se quiera o no (si te quemas, intentarás quintar la mano del fuego). Es imposible no sentir ese dolor o decir que no existe. Y eso a pesar de que si analizas la identidad del ladrillo, no la encuentras, es vacío.
    La naturaleza, Dios, el vacío, el silencio primordial o comoquiera que se denomine, genera la paradoja del yo y las sensaciones para que el Universo siga su curso.
    Pero en el silencio también el cuerpo sufre dolor al igual que respira. No depende de nada. Es así. Y, aunque se considere como 'malo', este sufrimiento es lo único que nos lleva a la compasión para con los demás.
    Y qué más da todo esto cuando te sitúas en el silencio primordial. Qué más da este comentario, lo que se piense y lo que suceda.

    abrazos

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