Convirtiéndolo en lo más importante
Por: Susan Dugan
Nota de Susan Dugan: Hace poco me senté de nuevo para entrevistar a Ken Wapnick mientras asistía a unas clases de la Academia, de una semana de duración, en la Fundación para Un Curso de Milagros (FACIM), en Temecula, California, en la cual Ken hizo hincapié más claramente que nunca en la importancia de mirar a la culpabilizadora historia de la separación del ego a través de los ojos de la parte de nuestra mente que sabe que realmente nada de eso ocurrió. Él también nos insta a que nuestra máxima prioridad sea que le pidamos al maestro interior del perdón que nos muestre la manera en que él nos mira a todos y a todo, si verdaderamente queremos experimentar una paz sostenible ((constante)), no la de este mundo.
Mientras estuve allí, también tuve el placer de entrevistar a la esposa de Ken y cofundadora de la Fundación, Gloria Wapnick, la primera de lo que espero que acabará siendo una serie de entrevistas con ella ((la traducción de esa entrevista la posteé aquí: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/09/gloria-wapnick-una-inspiracion-y-un.html)). Lamentablemente yo tenía una grabadora nueva y seguramente presioné el botón equivocado porque la conversación no se grabó. Aunque Gloria me invitó amablemente a que la llamara para complementar los detalles que faltaban en mis notas (lo cual planeo hacer), el incidente me ofreció una nueva oportunidad para mirar el auto-juicio que surge en nosotros en este aparente viaje a casa a medida que comenzamos a retirar nuestras proyecciones externas y —por nuestro miedo inconsciente— las volvemos contra nosotros mismos ((T.11.IV.4.5-6; 5.1-6)).
Bueno, no planeaba empezar esta entrevista con esto, pero es en lo que estoy, así que aquí va. Estoy superando una gripe. La última vez que vine aquí para una clase de la Academia en agosto, todo lo que dijiste parecía muy fácil de absorber y me sentí totalmente apoyada y en sintonía con ese tranquilo centro interior. Pero esta vez ha sido una experiencia muy opuesta. Emocionalmente he estado con altibajos, fluctuando arriba y abajo, haciendo realmente flip-flop, es decir, haciendo zapping o esta especie de vaivén o movimiento en zigzag entre la mentalidad correcta y la mentalidad errada. Cuando no logré grabar mi entrevista con Gloria, oí esta voz de reprimenda diciendo que eso no es aceptable, que no soy aceptable. Que no está bien hacer algo tan estúpido, tan poco profesional. Era el ego reprendiéndome, lo cual no es poco común, pero él tenía realmente toda mi atención. En general, eso ha estado surgiendo últimamente. Desde que estuve aquí el último verano, experimenté algo de sanación auténtica en una relación especial difícil y de larga duración, pero también ha habido mucho más de este auto-odio.
Bien, en realidad eso es bueno. La falta de perdón oculta eso, así que cuando tú estás más perdonadora y sanando en tu relación especial, la (restante) falta de perdón simplemente sube a la superficie. ((Como en la metáfora del iceberg, o como en la espléndida metáfora de la cebolla; vamos perdonando pero el iceberg o la cebolla parece seguir igual en su apariencia externa, pues la culpa inconsciente sale de la parte oculta y emerge a la superficie, sustituyendo a la culpa que ha desaparecido al perdonar de manera consciente algún símbolo de la proyección; finalmente, si persistimos en la práctica del perdón, algún día queda deshecha toda la culpa-iceberg-cebolla-ego, y ya no hay obstáculos para experimentar de manera permanente el amor, la paz sin fin, el puro ser; eso es la iluminación o resurrección))
Sí. Bueno, sé que dices que mirar al ego sin auto-juicio es mirar con Jesús o el Espíritu Santo, pero parece haber un auténtico desfase o retraso para mí entre hacer eso y experimentar el confort de la percepción sanada. A veces tengo la sensación de que estuviera fallando en alguno de los pasos. No consigo dejar de lado la parte del auto-juicio.
OK. Pero lo conseguirás. Yo creo que el hecho de que todo esto esté subiendo a la superficie es en realidad algo maravilloso. Solo para repetir: la falta de perdón que estuviste experimentando durante un largo tiempo en esta relación especial en realidad enmascaraba u ocultaba la culpa. Así que, como has empezado a dejar de lado tus ataques, a perdonar más, y a permitir la sanación de tu relación, entonces lo que se estaba protegiendo emerge ahora, lo cual, a la larga, es muy, muy positivo. No se siente demasiado bien. Pero entonces tienes que darte cuenta de que no solo eres adicta a enfadarte con esta persona, también eres adicta a enfadarte contigo misma, y a la idea de que eres el hogar del mal, de la oscuridad y del pecado.
¿Y eso conserva la idea que tengo de mí, aunque sea deprimente?
Sí, absolutamente. Por lo tanto, no hay nada que tengas que hacer, querida, excepto solo ser paciente. Y tú quieres confiar en el proceso, tener fe en que lo que te ha traído hasta aquí, continuará.
Y eso es como aquella descripción del perdón que hay en el Libro de ejercicios, donde se dice que el perdón "Simplemente observa, espera y no juzga" ((L.PII.Preg1.4.3)). ¿Se trata de ese esperar, en parte?
Sí.
Supongo que una pregunta similar, que me surgió aquí mientras te escuchaba, era que lo que en realidad estamos haciendo cuando retenemos el perdón es rechazar el amor de Dios o de Jesús. Tengo un montón de diálogo interno con Jesús a lo largo del día, a pesar de que entiendo y creo que él en realidad no es un cuerpo, al menos no más de lo que entiendo y creo que yo no soy un cuerpo. Pero esa imagen de él me resulta útil para llevarle a él todo, a pesar de que en realidad él no tiene nada que responder. Pero desde que estoy aquí, ni siquiera puedo recordar ponerme en contacto con él como suelo hacer a lo largo del día, para pedirle que me ayude a mirar a todos y a todo desde su perspectiva.
Y después, me desperté en mitad de la noche posterior a ese incidente con la entrevista de Gloria, y en lugar de ponerme en contacto con él como suelo hacer (lo cual frecuentemente me ayuda a volverme a dormir, e incluso a experimentar sueños realmente sanadores), esta vez tuve una sensación de que él estaba sentado en un rincón de la habitación. Y pensé, "¿qué estás haciendo aquí? Yo no te invité". Yo estaba realmente molesta. Y entonces debí dormirme otra vez y tuve este sueño en el que veía el rostro de Jesús en todo sitio al que yo miraba. En cada rincón y en el interior de cada puerta, en los cuerpos de cada persona que pasaba por la calle. Incluso abrí el refrigerador y había un Jesús en miniatura, mirándome desde en medio de los envases de comida. Y yo estaba aterrada, y empecé a correr y a gritar. Y me di cuenta de que no quiero verle en todo, quizás no quiero verle en absoluto.
Bueno, parte de ti le ama mucho. Pero la parte de ti que quiere excluirle es la parte que dice: "no me quites mi vida. No me quites a Susan. Yo puedo ser miserable como Susan, pero al menos soy Susan, y eso me gusta". Así que lo que necesitas hacer es no liarte con eso. No luches contra ti misma, no te sientas culpable por querer rechazar a Jesús, simplemente observa que eso es lo que estás haciendo y reconoce que simplemente no has llegado ahí todavía. Eso es todo lo que tienes que hacer. Solo tranquilízate.
¿Simplemente sentarme con eso? Eso es lo que he estado tratando de hacer. Simplemente estar con eso, dejarlo estar.
Sí, solo siéntate con eso. No durará, querida.
Sí, pero, ¿estás hablando de la versión del tiempo que tiene el Espíritu Santo, o de nuestra versión del tiempo?
Nuestra versión.
OK. Estuve escuchando tu colección de CDs sobre la intimidad, donde hablaste una vez más de que escuchar los últimos cuartetos de Beethoven fue tu entrada a comenzar a experimentar realmente lo que en realidad somos ((este tema lo tocó también en una entrevista anterior, titulada: "El centro tranquilo")). Pero eso fue para ti un proceso, también, durante una década o así. Y dijiste que eras consciente de la interferencia, de los bloqueos dentro de ti mismo para unirte completamente con esa música. Esa música es en lo que tenías que transformarte, y transformarte en ella es lo que te permitía tener el tipo de relación que más tarde tuviste con el Curso, con Helen y con Gloria.
Bueno, yo nunca analicé el bloqueo. Cuando empecé a escuchar los últimos cuartetos estaba aún en la universidad y me dije: "Todavía no estoy listo para esto". Pero seguí volviendo a ellos, y esto no lo habría dicho entonces, pero, en retrospectiva, era una manera de trazar mi propio progreso espiritual. Pero nunca lo analicé. No soy así. No creo que sea muy útil hacer eso. Sencillamente siempre supe que llegaría el día en el que me sentiría totalmente uno con esa música. Y sabía que cuando eso sucediera, eso sería todo, que no había nada más allá de eso. Y después, ocurrió.
Así que tenías el deseo de eso, pero sin esforzarte.
Sí, yo no me estaba esforzando. En aquella época trabajaba en una clínica de salud mental cerca del mar en la costa sur de Long Island y desde allí se tardaba unos diez minutos en llegar en coche a la playa. A la hora de comer me gustaba ir a pasear por la playa con la música de los cuartetos, escuchando la melodía en mi cabeza. Eso siempre estaba conmigo. Era más importante para mí que cualquier otra cosa, más que mi matrimonio (lo cual pudo ser el motivo por el que mi matrimonio se vino abajo) y que mi carrera profesional. Que yo supiera, no había nada en este mundo que fuera más importante, y simplemente sabía que ocurriría. En cierto sentido mi interés por el mundo disminuía y esto crecía y crecía y crecía.
Era como si de alguna manera hubiera un programa, una tabla de tiempos, un horario que simplemente yo estaba siguiendo. Era casi como si yo estuviera esperando el momento, pero sabía que todo se uniría algún día. No sabía de qué forma acabaría eso, pero sabía dónde acabaría. Eso no era un trabajo (no había esfuerzo), pero yo era consciente de eso como un proceso.
Ya sabes que no soy un gran junguiano, pero he leído todo de Jung y recuerdo haber leído su autobiografía, con sus memorias, recuerdos, sueños, reflexiones, comentarios, aunque ese material termina no siendo tan honesto, pero él habló de que —he olvidado las palabras exactas que él usó—, pero esencialmente él decía que vivimos nuestras vidas en dos niveles. Y yo pude identificarme con eso. Yo era consciente de vivir mi vida en dos niveles; por un lado en la pista externa, en la cual yo estaba en la universidad, en mi vida profesional, en mi vida personal. Y luego, por otro lado, había la pista interna de Beethoven, ese proceso de unirme con la música de Beethoven. Y ambos niveles eran (en aquel entonces) totalmente independientes uno del otro. Y yo sabía que eso no era correcto, pero así es como era. Con el tiempo, la pista externa se volvió menos y menos importante y la pista interna se volvió todo: era lo único que importaba realmente. Siempre fui bueno con mi desempeño en el mundo, pero escuchar esa música y llegar a ser uno con ella siempre fue la cosa más importante. ((De aquí —y del resto de veces que lo repite de un modo u otro— viene el título de esta entrevista))
¿Y eso es lo que estamos tratando de hacer en nuestras relaciones con los demás, tratar de oír esa llamada a unirnos con ese amor?
Sí. Tratando de oír la llamada, de responder a ella y de confiar en ella. Y, sabes, lo que en realidad estoy diciendo y enfatizando cada vez más estos días cuando enseño, es que esto tiene que ser la cosa más importante de tu vida. Y esto no es para la gente. Pero esto tiene que dominarlo todo, incluso cuando estás viviendo tu vida normal con el trabajo y la familia y ocupándote de tu cuerpo —lo que sea que estés haciendo— esto tiene que ser la cosa más importante. Cuando miro atrás a mi vida, veo que centrarme en la música de Beethoven fue lo más importante.
Tú sabes que yo había estudiado y leído muchas cosas, mucha psicología, y en realidad nada de esto era verdadero. Una gran novela era verdadera, o una gran obra de arte, pero realmente nada de lo que yo había estudiado era verdadero porque no podía tocar la esencia. De modo que, al mismo tiempo que me volví muy bueno en psicología, aprender lo que tenía que aprender —aprender a volverme uno con esa música— fue siempre lo más importante porque es todo. Así que les pregunto a los estudiantes del Curso, ¿no queréis ir a casa? Porque si es eso lo que queréis, todo debe estar orientado a querer mirarlo todo de una manera diferente. A realmente querer reconocer mi ego, tomar este amor de Jesús o del Espíritu Santo y llevarlo conmigo, independientemente de lo que esté haciendo.
Bueno, y yo siento que el Curso es lo más importante para mí y sin embargo todavía tengo este dolor que surge; este juicio, este auto-juicio, esta resistencia.
Pero lo que haces que es maravilloso, Susan, —y no te das a ti misma suficiente crédito por esto—, es que sabes lo que estás haciendo. Sabes cuándo estás resistiendo, sabes cuándo estás escapando de ese amor, y eso es todo. Ves, eso es de lo que estuve hablando esta mañana, solo tienes que saber lo que estás haciendo y confiar en que en algún momento, resistir será demasiado doloroso.
Bueno, y una de las preguntas que iba a hacerte es sobre esa parte del Curso que habla de que: «Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor» ((T.31.VIII.3.1)). Últimamente, cuando las mismas lecciones han surgido otra vez dentro de mi jerarquía de ilusiones desde lo micro hasta lo macro, he tenido esta experiencia de saber que no puedo hacer esto de nuevo, no puedo responder por sentirme una víctima y luego justificarlo como hacía antes, simplemente es demasiado doloroso. No puedo hacerlo. Y tan pronto como vi eso, fui capaz de hacer lo que tenía que hacer en la forma pero sin nada de la tendencia a reaccionar que antes había. Podía hacer las cosas que la gente normal hace para afrontar las circunstancias, pero no había malicia, ni la sensación de que alguien fuera culpable, ni había dolor. Así que eso es lo que la práctica día-a-día del perdón hace conforme pasa el tiempo. ¿Eso simplemente desactiva en cierto modo el músculo de la condena?
Sí. Y es cuestión de confiar en que un resultado feliz está garantizado y saber realmente eso, no solo en una especie de sensación abstracta de que estamos todos realmente en casa. Y luego confiar en que haciendo esto religiosamente, con auténtico compromiso, especialmente cuando las cosas se vuelven difíciles, cuando el ego se pone viscoso, simplemente saber que todo eso forma parte del proceso, y así no estar preocupado por ello.
Y en cada ocasión no puedes tomarlo tan en serio como en la ocasión anterior porque sabes que esto realmente no puede ser. Has llegado a la paz del otro lado anteriormente, e incluso si el dolor y el miedo están ahí justo ahora, sabes que estás de camino en el proceso de salir de esto y convertirte en todo lo que realmente quieres.
Correcto.
Tengo una pregunta en torno a la idea de ser normal, de la que tú hablas todo el tiempo y de hecho has hablado un montón sobre eso esta semana. Entiendo completamente lo que quieres decir con eso en cuanto a hacer aún cosas en el mundo y ocuparnos de nuestro cuerpo, relacionarnos con la gente teniendo en cuenta el punto en el que ellos están, y no confundir niveles. Pero por otra parte, en esta vida, la gente normal no suele gastarse dos mil dólares y volar cruzando el país y sentarse en una habitación cinco horas al día durante una semana para que les digan que ellos en realidad no existen. Y en mi vida, exceptuando a los amigos del Curso —amistades que han ido surgiendo desde que encontré el Curso hace nueve años—, el resto, mi marido, mi hija, mis otros amigos, mis muy devotamente católicos padres y familiares, esto —que yo hago— no es normal para nadie a mi alrededor. Es como el elefante en la habitación; que se me ha ido la olla. Hay una norma tácita de "no preguntes, no digas nada sobre eso". ((El elefante en la habitación es un proverbio inglés que alude a cuando en una reunión hay un tema tabú —incómodo de tratar— que es evidente para todos —ese es el elefante— y todos guardan silencio con respecto a eso, nadie saca el tema, en un silencio tácito para evitar conflictos o no herir las susceptibilidades de las personas presentes; en el caso de Susan, ese tema tabú es la no-dualidad de Un curso de milagros con sus ideas de que las personas no existen, etc, lo cual puede hacer parecer a Susan —a ojos del mundo, desde la perspectiva de sus amigos y familiares "normales"— un poco loca o como que se ha pasado de la raya con sus excentricidades, vamos, para decirlo con una frase típica, que se le ha ido la olla jejeje))
Esto se ha convertido completamente en mi prioridad principal y, con el tiempo, en el trabajo de mi vida. Estoy estudiando, escribiendo y enseñando todo el tiempo y jamás nadie me pregunta en qué estoy trabajando, incluyendo las personas con las que vivo. Así que hay una sensación de tener un pie en cada mundo, tratando de ser amable y sin embargo sintiéndome una especie de, bueno, para nada normal según los estándares del mundo, desde luego.
Bueno, eso es cierto. Quiero decir, tomándote como ejemplo, tú eres una persona normal, una esposa, madre, hija, amiga, eres muy buena en lo que haces, pero tienes una vida secreta. Así que no eres normal en ese sentido, pero no actúas de una manera que te separa de las otras personas. A eso es a lo que me refiero cuando le digo a la gente que sea normal. Sabes, siempre estoy haciendo bromas sobre los estudiantes del Curso porque hay tantos de ellos con los que no puedes tener una conversación normal. No puedes usar la palabra "especial" cuando estás frente a ellos, por ejemplo. Y tú sabes todas las cosas divertidas que los estudiantes del Curso dicen y hacen y ellos no se dan cuenta de que están separándose a sí mismos de las demás personas. Así que cuando digo "sé normal" me refiero a parecer como todos los demás. Pero eso no quiere decir que tú no tienes una vida secreta y que tu implicación con el Curso sería algo muy extraño desde la perspectiva del mundo, si lo supieran.
Yo era normal de muchas maneras cuando estaba en la universidad. Teníamos clases pequeñas y estábamos todos muy próximos. Los compañeros podían preguntarme sobre mi vida secreta y yo compartía tanto como podía, pero era obvio que había algo diferente. Yo no caminaba por ahí cargado de libros de psicología, sino que en vez de eso leía grandes novelas. Me fugaba de las clases y hacía novillos para ir a conciertos y óperas, pero por lo demás yo era normal. Así que tienes una vida secreta, pero no la usas para separarte de otras personas. Estás siendo fiel a tu vida secreta, al verdadero amor de tu vida, pero al mismo tiempo estás siendo fiel con todos tus diversos roles y responsabilidades.
¿Y entonces uno simplemente tendría que observarse a sí mismo cuando intenta hacer real el sentimiento de que los demás se separan de él debido a eso?
Por supuesto. Observa cualquier deseo de usar el Curso como una forma de justificar la separación de otras personas.
En ese mismo sentido, tengo amigos que enseñan formalmente el Curso y que, desde mi perspectiva, parecen estar desviándose. Haciendo reales los desvíos de la metafísica no-dualista subyacente al Curso. Cuando eso sucede y voy hacia dentro de mí a mirarlo, parece que la única respuesta es simplemente ser amable.
Sí, a menos que ellos te pregunten expresamente. Y, si lo hacen, no les golpees en la cabeza con eso.
Pero está bien decir: ese no es exactamente mi entendimiento. ¿Podemos simplemente estar de acuerdo en no estar de acuerdo?
Sí, y esa es una manera perfecta de hacerlo, justo de la manera que lo has dicho.
A veces tengo tendencia a pensar que enseñar sobre el Curso y escribir sobre él es más importante que, digamos, ser un miembro del Congreso o un mafioso o un fontanero, cuando de hecho no importa lo que haces en el mundo siempre y cuando estés usándolo para aprender a expresar el amor en vez del miedo. Pero luego soy cada vez más consciente del dolor que acarrea cualquier decisión en favor del especialismo. Así que voy atrás y adelante, queriendo asegurarme de que honro mi deseo de compartir mi pasión por la práctica del perdón y luego juzgándome a mí misma como arrogante por creer que tengo algo valioso que compartir. Así que parece como si el ego consiguiera engancharme al especialismo desde ambas direcciones. ¿Tienes algún consejo sobre la manera de afrontar el enseñar y el escribir sobre el Curso desde la mentalidad correcta?
Lo que te mantiene honesta es darte cuenta de que, en cierto sentido, es cierto que enseñar el Curso y formar parte de cualquiera que sea su propósito en el mundo es importante, pero eso no convierte a la persona que lo hace en más importante que las personas que hacen otras cosas en el mundo. Así que no se trata de identificarte con lo que haces, sino con quien lo haces, con ese centro tranquilo interior. Así que no importa si enseñas el Curso o no, el asunto es no quedar atrapados en la trampa de juzgar que esto es más importante que aquello, lo cual es solo otra manera de tratar de llenar el agujero interior. "No puedo sentirme importante a menos que enseñe el Curso". Lo que cambia todo eso es simplemente mantenerse enfocado en ese amor interior. Entonces te identificas únicamente con ese amor.
El cual, sinceramente, cuando estoy enseñando, es en ese amor en lo único que estoy enfocada.
Sí, pero luego el ego salta y dice: "esto es especial" (o: esta es especial).
Y eso me hace sentir fatal.
Por eso, cuando suceda, solo di: "¡Basta ya!".
OK. Aquí va otra pregunta sobre la enseñanza, con la que he estado yendo hacia atrás y adelante (dando vueltas, con dudas), y tengo amigos que enseñan y van con ello atrás y adelante y me han hablado de eso. Siento que tu enseñanza ha sido la cosa más útil para mí en términos de ser capaz de entender el Curso y practicarlo, porque si no lo entiendes, posiblemente no puedas practicarlo. Y tú gozas de ambas cosas. Lo encarnas, y no nos dejas ir demasiado lejos con todas las cosas mundanales que queremos hacer con él. Pero es difícil a veces porque mi clase semanal está abierta a cualquiera y tengo un montón de principiantes y a veces aficionados espirituales o diletantes espirituales aparecen y yo hago el mejor de mis esfuerzos en términos de revisar la metafísica de cualquier tema que estemos trabajando de una manera tan amable como pueda, explicando que Dios no hizo el mundo y que todo esto está sucediendo en nuestra mente. Pero a veces me pregunto si hay algo que yo debería hacer para que estas ideas sean más fáciles para ellos. Y cuando llevo esta cuestión adentro, la respuesta que me llega es "no". No es mi responsabilidad hacerlo más aceptable para nadie. Ellos lo descubrirán cuando estén listos. Lo único que tengo que hacer es decir la verdad de un modo tan amoroso como pueda. ¿Es esto correcto?
Sí.
Y en realidad estoy enseñando para yo misma poder aprender a seguir a nuestro maestro interior y aprender el verdadero perdón, y la única manera en la que sé enseñar es desde mi experiencia, de adentro hacia fuera.
Sí. Y esa es siempre la mejor enseñanza.
Gracias. Tuve algo surgiendo con mi marido recientemente, cuando yo parecía estar una vez más muy excitada por algo que parecía estar pasando con él y yo estaba muy molesta, a pesar de que en algún nivel siempre estaba esta sensación de que soy yo quien está inventando esto. Y me observaba a mí misma tratando de hacerlo real e incluso adornándolo. Y era consciente de que estaba haciendo esto incluso mientras me sentía victimizada. De todos modos, había un desfase entre esto pasando por mi mente y el momento en que iba hacia él y le confrontaba sobre el asunto. Cuando finalmente lo hice, él fue realmente amable. Me escuchó, lo cual yo no percibía que fuera lo habitual en él. Yo no solía sentir que pudiera expresar mi ira con él porque él se ponía muy reactivo, así que yo no podía. Pero esta vez él sonaba como muy en la mentalidad-correcta y eso precisamente es lo que de alguna manera me detuvo. Y me di cuenta de que yo estaba siendo la loca y él estaba siendo el que estaba cuerdo. Eso nunca me había sucedido antes. Él estaba incluso usando el lenguaje que yo usaría, el lenguaje que se usa cuando tratas de unirte con alguien en el punto donde él está. Así que, ¿es así como el Espíritu Santo, nuestra mentalidad-correcta, me contesta?
Sí. Creo que lo que pasó es que tu indefensión y el hecho de que tomaste conciencia de lo que estabas haciendo conectaron con él. Y, puesto que las mentes están unidas, él no se sintió atacado; él no sintió la necesidad de ponerse a la defensiva.
¿A pesar de que yo estaba enfadada?
Sí, pero tú de alguna manera sabías lo que estabas haciendo, has dicho. No había el veneno que podría haber estado ahí en el pasado y por lo tanto, las mentes están unidas. Recuerda, no tienes que estar libre de ego; solo tienes que ser consciente de él. Eso corta por lo sano todo ello.
Tengo otra pregunta sobre mi hija. Ella está en su segundo año en la Universidad de Colorado, a solo una hora de distancia, y allí tienen un programa de estudios en bloque, en el que disponen de un par de días de descanso después de cada bloque. El año pasado ella y sus amigos —todos ellos son de fuera del estado— estuvieron viniendo mucho a nuestra casa, así que realmente no sentí demasiado el impacto de su salida. Este año todos ellos tienen coches y en los días de descanso se van lejos, y estoy volviendo a sentir esa sensación de pérdida. Y simplemente me observo a mí misma cayendo en eso. Ella siempre ha sido de esa clase de niños llamados "almas viejas", signifique eso lo que signifique. Siempre he sentido una conexión realmente profunda con ella, incluso más allá de la conexión usual madre-hija, y ella ha sido un gran consuelo para mí. Soy muy consciente de que ella está haciendo exactamente lo que necesita estar haciendo, que en este momento es separarse de mí, y soy muy comprensiva con eso, pero aún así siento la pérdida. Y todavía fantaseo con que en su presencia sentiré más amor que el que siento cuando ella no está.
Es normal. Tú estás muy unida a ella y ella ha sido una parte importante de tu vida, obviamente, pero al mismo tiempo sabes que ella necesita dejar el nido. Entonces, tú quieres ser honesta sobre el hecho de que tu especialismo requiere que ella llene el vacío en ti, pero no quieres usar eso para lastimarla. Así que solo sé consciente de eso y confía en que el amor de tu interior llenará ese hueco. Así que, aunque es normal que la eches de menos, eso no le hará daño a ella. Es lo mismo que estaba diciendo hace un momento, simplemente confía en el amor de tu interior, permanece abierta a la parte de ti que quiere sentirse abandonada o sola, reconoce que eso no es amor por ti ni por tu hija, y confía en que el amor va a estar ahí.
Y ahí es donde esa relación interior se vuelve todo. La única cosa que estoy segura que el Curso me ha dado, al menos cuando estoy en la mentalidad-correcta, es el buen juicio de que nunca estoy sola, y de que cuando me siento sola puedo ir a esa relación dentro de mí.
Sí. Así que, independientemente de que personifiques esa relación interior en términos de Jesús o mediante algún otro símbolo, ese amor, esa majestuosa calma interna, se convierte en el centro de tu vida. Ahí nunca estás sola, y ahí sientes tu amor y su amor ((el de Jesús o el símbolo que usemos)), y eso te ayuda a tratar con todos los asuntos externos.
Correcto. Y ahí es donde entra esa conversación interior. ¿A esa calma interna es adonde tenemos que traerle a Jesús o al Espíritu Santo todas las cosas que creemos que pudieran dolernos, las cosas que nos han hecho daño?
Eso es correcto.
Muchas gracias, Ken.
Fuente: http://www.foraysinforgiveness.com/a-conversation-with-ken-wapnick-making-it-the-most-important-thing
Gracias Toni. Son muy necesarias estas traducciones.
ResponderEliminarMuchas Gracias todo lo que viene del Dr Ken Wapnick es muy bien venido
ResponderEliminarde Nueno MIL GRACIAS Toni