viernes, 21 de julio de 2017

Refranes populares a la luz de UCDM (XI)

El amor es ciego. 

Si nos referimos al amor especial del ego (el amor del mundo), entonces esto se refiere a que la persona enamorada suele pasar por alto los defectos de la persona de la que se ha enamorado. Pero cuando el amor especial se agota y se quita su disfraz, revelándose como el odio que realmente es, entonces salen a relucir todos los defectos que antes no habíamos querido tener en cuenta. Y el odio no se olvida ni de un solo defecto. El amor es ciego, pero ese falso amor tiene fecha de caducidad y cuando se acaba no se ven más que motivos para el odio: defecto tras defecto, pecado tras pecado.

Pero si nos referimos al verdadero amor, entonces podemos decir que es ciego en el sentido de que pasa por alto todas las ilusiones y no las tiene ni las tendrá jamás en cuenta. El amor es ciego porque no hace distinciones: nos ve a todos como iguales. No ama a unos más que a otros. No ve diferencias. Es ciego porque ve únicamente la verdad.

Otro refrán similar:

A nadie le parecen sus hijos feos. 

Nuevamente, uno no ve defectos en aquello que ama o desea. Los defectos solo se perciben tras una desilusión.

Otro refrán relacionado:

El amor todo lo iguala.

Cuando hay auténtico amor lo compartimos con todos y las aparentes dificultades desaparecen: el camino se allana, todo se iguala. El auténtico amor ve igualdad y ama a todos por igual.

Otra forma del refrán:

El amor todo lo puede y todo lo vence.

Cuando nuestro amor es grande desaparecen todas las dificultades y logramos lo que queremos. Nada puede resistirse al amor.

Y otro refrán más, relacionado con los anteriores:

El amor tiene razones que la razón no entiende.

De nuevo, podemos verlo desde dos puntos de vista:

1) Referido al amor especial del ego, significa que cuando deseamos algo apasionadamente ("ciegamente") podemos volvernos irracionales, hasta el punto incluso de confundir el amor con el odio, la paz con el conflicto, la inocencia con la culpabilidad, etc. Algunas citas relacionadas con esto:

Tal inversión, en la que todo está completamente al revés: en la que la demencia es cordura, las ilusiones verdad, el ataque bondad, el odio amor y el asesinato bendición, es el objetivo que persiguen las leyes del caos. (T.23.II.14.6)

El amor especial no es realmente amor, sino odio disfrazado de amor. Y lo que no es amor...:

Lo que no es amor es asesinato. (T.23.IV.1.10)

Por lo tanto, el ego confunde el amor con el amor especial, que en realidad es odio/asesinato. ¿Qué hay más irracional que confundir el amor con el odio o el asesinato? De ahí el refrán que estamos comentando: El amor (especial del ego) tiene razones (distorsiones mentales) que la razón (la mentalidad recta) no entiende. Pero dijimos que había otro punto de vista desde el que mirar este refrán:

2) Si nos referimos al auténtico amor, significa que el amor está más allá de lo que la mente humana (el ego) puede comprender. Por eso es indescriptible (inefable). Por eso dice el Curso (y la Biblia) que ese amor, esa paz/felicidad, supera toda comprensión humana:

Por eso es por lo que la Biblia habla de "la paz de Dios que supera todo razonar". (T.2.II.1.9)

Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. (T.introd.1.6)

La revelación es literalmente inefable porque es una experiencia de amor inefable. (T.1.II.2.7)

Esto no se puede enseñar. El aprendizaje se ocupa únicamente de la condición en la que ello ocurre por su cuenta. (T.14.IV.2.6-7)

Es decir: la verdad no puede enseñarse, pero puede experimentarse. Y lo que sí se nos puede enseñar es el medio para dejar de obstaculizarla. Ese medio es el perdón. Pero eso el ego no lo entiende, porque "el amor tiene razones (intemporalidad, valor transcendente) que la razón (el razonar del ego) no entiende".

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Se supone que los animales son listos: cuando tropiezan con algo que les causa dolor, en adelante llevan más cuidado. Pero el hombre repite sus errores una y otra vez. Tropieza una y otra vez en la misma piedra: la creencia en la separación; el ego. Y a pesar del sufrimiento que esto nos causa, reincidimos en el ego una y otra vez. Es como si nos sintiéramos atraídos por la piedra. Atraídos por el ego/sufrimiento/separación/individualidad. Esto se relaciona con nuestra resistencia a despertar. Tropezamos una y otra vez con la piedra del ego y sufrimos, pero en realidad lo deseamos: preferimos este sufrimiento antes que afrontar algo que nos da todavía mayor miedo: la pérdida de la ilusoria individualidad.

Sin embargo, solo el perdón nos conducirá a la felicidad. Solo entonces dejaremos de tropezar con la piedra del ego/sufrimiento/individualidad.

El hombre es un lobo para el hombre.

El hombre, el individuo, está fundado sobre la base de la separación/división. Esto implica carencia. La mente que se cree hombre cree haberse separado de la plenitud y por consiguiente siente un vacío interior que tratará de llenar consciente o inconscientemente. En sus momentos "amables" se pondrá la careta del "amor" (amor especial), pero en sus momentos peores se mostrará como lo que es: el odio descontrolado, producto de la necesidad de tener que robar a los demás para satisfacer nuestro vacío interior (y generalmente proyectaremos esto sobre los demás, diciendo que no les estamos robando sino solamente recuperando lo que ellos nos habían quitado antes). Al estar separados nos sentimos incompletos, y para completarnos tenemos que vencer y arrebatar los tesoros a los demás. De este modo, nos convertimos en lobos para nuestros semejantes.

El hombre propone y Dios dispone.

Deberíamos tener la humildad de admitir que como humanos no podemos controlar nada. El personaje humano no es el hacedor. No hace nada. Es solamente una marioneta dirigida por la mente. Ese "Dios" del refrán, el que dispone realmente las cosas, se refiere a la mente inconsciente que lo dirige todo. Si en esa mente elegimos el perdón del Espíritu Santo, tendremos paz y despertaremos del sueño de la dualidad. Pero si elegimos seguir apoyando al ego (deseando la individualidad, creyendo en la realidad de la separación), no obtendremos más que un ciclo interminable de conflictos. Y los dramas que experimentaremos los habremos dispuesto nosotros mismos sin saberlo, a nivel de la mente. Pero puesto que como mente hemos elegido al ego, también como mente podemos cambiar de opinión y elegir el perdón y despertar.

El verdadero Dios lo único que dispone es que seamos completamente felices en el Cielo como Uno, así que Eso es lo único real. Pero para experimentar esta delicia eterna del Cielo, primero tenemos que practicar el perdón para que nos despertemos en la verdad.

El hombre y el oso, cuanto más feo, más hermoso.

Al ego la fealdad le parece hermosa. Para el ego el asesinato es hermoso: le parece una muestra de fuerza. Para el ego los verdaderamente inocentes son culpables (pues el ego teme la verdad y la inocencia) y los violentos son "inocentes" porque la violencia agrada al ego. "Este mundo es así, y punto", dice el ego. "Has de aceptarme como soy", dice el ego mientras sostiene el cuchillo con el que comete el asesinato. La verdadera belleza es fealdad a ojos del ego porque la teme. Así que, para el ego, cuanto más feo, separado y limitado, más hermoso.

El mejor escribano echa un borrón.

En este mundo todos cometemos errores. Sobre todo el error de caer en las tentaciones del ego. Así que en vez de culpabilizarnos cuando nos equivocamos, o en vez de culpabilizar a otros cuando se equivocan, simplemente recononozcamos el error y perdonémoslo tranquilamente, procurando no repetirlo. Y al no tomarlo en serio, el enfado se desvanecerá.

Otra versión del refrán:

Cualquiera puede dar un tropezón en la vida.

Cambiemos de refrán:

El mentiroso ha de ser memorioso.

El que dice la verdad no tiene necesidad de controlar; así que puede fluir con tranquilidad, sin necesidad de calcular lo que dice, porque todo lo que diga será verdad. Pero el que miente se ve obligado a controlar todo lo que dice, calculando si se contradice con otras mentiras que ha ido contando. Esto produce nerviosismo y nos mantiene en la intranquilidad y en la falta de espontaneidad. Como ya dijimos en la parte VI, "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo".

El necio cree que todo lo sabe.

Si creemos saberlo todo, ¿cómo vamos a aceptar la guía del Espíritu Santo para despertar? Si creemos que ya sabemos qué es el mundo, ¿cómo vamos a escuchar al Espíritu Santo decirnos que el mundo no es más que una ilusión y que en sí mismo no tiene valor? El ego nos impulsa a creer que tenemos razón. Es otro el que se equivoca. Es el Espíritu Santo el que se equivoca. Pero si seguimos encabezonados en tener razón como egos, perdemos nuestra paz y felicidad. Por eso el Curso nos pregunta:

¿Preferirías tener razón a ser feliz? (T.29.VII.1.9)

Si seguimos encabezonados en tener razón con el ego, seguiremos acusando, condenando y sufriendo. Pero si perdonamos tal como el Espíritu Santo nos aconseja, redescubriremos nuestra primigenia e inalterable felicidad.

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Índice de la serie sobre los refranes populares a la luz de UCDM: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2017/08/refranes-populares-la-luz-de-ucdm-indice.html

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