lunes, 29 de julio de 2019

Dios, Unidad, Padre e Hijo, reciprocidad en UCDM

Entre los seguidores del Curso, y también entre los diversos buscadores espirituales en sus respectivas tradiciones, de cuando en cuando surge el debate de si el Absoluto (el puro Ser, la Unidad) es totalmente Uno, o si por el contrario es "un muchos" unificado o conectado como un Uno múltiple. En términos del Curso este debate puede expresarse en términos de si a nivel del puro conocimiento o Cielo hay solamente Uno, o por el contrario hay diversos Seres (Padre e Hijo, o incluso una diversidad de hijos y de creaciones) unificados entre sí en una especie de Unidad múltiple. Partimos del debate potencialmente suscitable a raíz de la siguiente cita y el par de links (en inglés) de donde surgió, con mayor o menor debate entre los usuarios en inglés:

In creation, you are not in a reciprocal relation to God since He created you and you did not create Him. Only in this respect does your creative power differ from His. (T.7.I.1:4-5) (Citada un tanto abreviada —sin avisar— por Robert J. Hellmann)

Cita auténtica sin abreviar:

Yet in creation you are not in a reciprocal relation to God, since He created you but you did not create Him. I have already told you that only in this respect your creative power differs from His. (T.7.I.1.4-5)

En la creación, no obstante, no existe una relación recíproca entre tú y Dios, ya que Él te creó a ti, pero tú no lo creaste a Él. Ya te dije ((T.3.VII.4)) que tu poder creador difiere del Suyo solamente en ese punto. (T.7.I.1.4-5)

Cita que proviene de la sección T.7.I, titulada "El último paso".

Links en inglés donde surgió esta cita:

(Breve explicación de un maestro del Curso —Robert J. Hellmann— que aboga por la tesis de que Dios es Uno en naturaleza, pero múltiple en cifra numérica):

http://acim-book.com/oneness.html

Debate en inglés sobre esa breve tesis:

https://www.reddit.com/r/ACIM/comments/citrd0/oneness_its_meaning_in_a_course_in_miracles/

Volviendo a la cita indicada por Robert J. Hellmann:

En la creación, no obstante, no existe una relación recíproca entre tú y Dios, ya que Él te creó a ti, pero tú no lo creaste a Él. Ya te dije ((T.3.VII.4)) que tu poder creador difiere del Suyo solamente en ese punto. (T.7.I.1.4-5)

Esta es una de esas citas que algunos malinterpretan entendiendo erróneamente que, incluso a nivel de la pura Realidad o Cielo, existe alguna sutil distinción entre Padre e Hijo, entre Dios y Cristo. Sin embargo, a medida que progresamos en la práctica del proceso de despertar con el Curso, nuestra intuición se afina y vamos atisbando cada vez con mayor claridad que en la Realidad, a nivel del puro conocimiento no-dual, lo Absoluto es solamente Uno. 

Veamos ahora el contexto de esa otra cita que el propio Curso menciona en la cita anterior (T.7.I.1.4-5) haber dicho previamente («Ya te dije... ((T.3.VII.4))»):

Comer de la fruta del árbol del conocimiento es una expresión que simboliza la usurpación de la capacidad de autocrearse. Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creadores. La creencia de que lo son está implícita en el "auto-concepto", o sea, la tendencia del ser («self»: el yo separado) a forjar una imagen de sí mismo. Las imágenes sólo se pueden percibir, no conocer. El conocimiento no puede engañar, pero la percepción sí. Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo puedes hacer es creerlo. No puedes hacer que sea verdad. Y como dije anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrás sino alegrarte de que así sea. Hasta entonces, empero, la creencia de que sí puedes es la piedra angular de tu sistema de pensamiento, y utilizas todas tus defensas para atacar las ideas que podrían ponerla al descubierto. Todavía crees que eres una imagen que tú mismo fabricaste. Tu mente está en desacuerdo con el Espíritu Santo en este punto, y no hay posibilidad de resolver esto mientras te empeñes en creer lo que es literalmente inconcebible. Ésa es la razón de que no puedas crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas. (T.3.VII.4)

Como se ve, el contexto en que se emplea la idea de que hay un sentido en el que no somos co-creadores con el Padre, o de que no existe una relación recíproca entre nosotros y Dios, es un contexto práctico en el que se trata de enfatizar nuestro error —a nivel de la percepción— de creer que somos capaces de autocrearnos (T.2.I.1.9-12), lo cual implica que creemos que podemos quedarnos dormidos, cambiando así la perfección que Dios creó, y por lo tanto estaríamos negando la verdad de que el Ser es inmutable, lo cual nos lleva al miedo:

Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percepción errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios. Por supuesto, no puedes hacer eso, ni jamás pudiste haberlo hecho. En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron. (T.2.I.4.1-4)

Decir que Dios (nuestro verdadero Ser) creó al Hijo pero que el Hijo no creó a Dios es una manera de decir que somos el Único, y además que el Único es inmutable y por lo tanto está eternamente protegido de cualquier error: el Uno no puede renunciar a Su perfección, porque es inmutable. Justo lo contrario de lo que nosotros pensamos (creemos a nivel inconsciente habernos separado de Dios —nuestro verdadero Ser; creemos haber cambiado —habernos "autocreado").

Se trata de un error de percepción que el Curso desglosa en 4 aspectos, aunque en el fondo todos son maneras de referirse al mismo error:

Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó. 
Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto o deficiente. 
Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú. 
Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación. (T.2.I.1.9-12)

Y esta manera de hablar es un modo de expresar esa idea en un lenguaje que tenga sentido para nosotros, al tiempo que el Curso prosigue utilizando su lenguaje cristiano, el cual emplea de un modo metafórico (Dios, Cristo, Espíritu Santo, Padre, Hijo, creación, etc).

Pasemos a sopesar algunas citas e ideas relacionadas con el tema de si Padre e Hijo son totalmente idénticos o si por el contrario mantienen alguna diferencia en la absoluta Realidad:

Debe observarse con especial atención que Dios tiene solamente un Hijo. (T.2.VII.6.1) (Según Robert J. Hellmann este tipo de citas se refieren a que los diversos hijos de Dios son uno en naturaleza —son iguales en características— pero son múltiples en número, y lo mismo con respecto al Hijo y el Padre, o con respecto a Cristo y Dios: significa —según Robert J. Hellmann— que Dios es uno en naturaleza, aunque es múltiple en número; el mismo matiz podríamos repetir en citas similares, por lo que no volveré a insistir). (Según Kenneth Wapnick —y coincido con él—, la correcta interpretación del mensaje del Curso es que realmente hay un solo Hijo, e incluso ese único Hijo no es de ningún modo diferente de Dios, a nivel de la Absoluta Realidad del puro conocimiento, del Cielo o verdadero Ser. El Ser es totalmente Uno).

El Hijo de Dios sólo tiene un Nombre, y se te exhorta a que lleves a cabo obras amorosas porque compartimos esa unicidad. (T.8.IX.7.3)

Dios no tiene más que un Hijo, y los conoce a todos cual uno solo. (T.9.VI.3.5)

Vuestras mentes no están separadas, y Dios tiene solamente un canal para sanar porque sólo tiene un Hijo. (T.10.III.2.5)

Si Dios no tiene más que un solo Hijo, no puede haber mas que un solo Dios. Tú compartes la realidad con Él porque la realidad no está dividida. Anteponer otros dioses a Él es anteponer otras imágenes a ti mismo. No te das cuenta de cuánto caso les haces a tus dioses y de cuán alerta te mantienes en su favor. No obstante, ellos existen únicamente porque tú los honras. Honra sólo lo que es digno de ser honrado y tendrás paz. La paz es el legado de tu verdadero Padre. Tú no puedes engendrar a tu Padre, y el falso padre que inventaste no te procreó a ti. Las ilusiones no son dignas de ser honradas porque al honrarlas no estás honrando nada. No obstante, tampoco deben temerse, pues lo que no es nada no puede ser temible. (T.10.III.10.1-10)

Dios no tiene muchos hijos, sino uno sólo. (T.29.VIII.9.1)

Dios tiene un solo Hijo, y él es la resurrección y la vida. (L.20.3.6)

No hay más paz que la paz de Dios porque Él sólo tiene un Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la Voluntad de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él. (L.200.7.1)

Soy un solo Ser, unido a mi Creador, uno con cada aspecto de la creación, y dotado de una paz y un poder infinitos. (L.95.11.2)

Otras citas debatibles podrían ser, empezando por la que da origen a este tema, esta vez citada con más contexto:

El poder creador de Dios y el de Sus creaciones es ilimitado, pero no existe entre ellos una relación recíproca. Te comunicas plenamente con Dios, tal como Él se comunica contigo. Es éste un proceso continuo que compartes con Él, y por el hecho de que lo compartes, te sientes inspirado a crear como Él crea. En la creación, no obstante, no existe una relación recíproca entre tú y Dios, ya que Él te creó a ti, pero tú no lo creaste a Él. Ya te dije que tu poder creador difiere del Suyo solamente en ese punto. Incluso en este mundo existe un paralelo. Los padres traen al mundo a sus hijos, pero los hijos no traen al mundo a sus padres. Traen al mundo, no obstante, a sus propios hijos, y, de este modo, procrean tal como sus padres lo hicieran. 

Si tú hubieses creado a Dios y Él te hubiese creado a ti, el Reino no podría expandirse mediante su propio pensamiento creador. La creación estaría, por lo tanto, limitada, y no podrías ser co-creador con Dios. De la misma manera en que el Pensamiento creador de Dios procede de Él hacia ti, así tu pensamiento creador no puede sino proceder de ti hacia tus creaciones. Sólo de esta manera puede extenderse todo poder creador. Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas. Él creó a la Filiación y tú la expandes. Tienes el poder de acrecentar el Reino, aunque no de acrecentar a su Creador. Reivindicas ese poder cuando te mantienes alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. Al aceptar que tienes ese poder, aprendes a recordar lo que eres. 

A tus creaciones les corresponde estar en ti del mismo modo en que a ti te corresponde estar en Dios. Eres parte de Dios, tal como tus hijos son parte de Sus Hijos. Crear es amar. (T.7.I.1-2; 3.1-3)

Dios no da pasos porque Sus obras no se realizan de forma gradual. No enseña, porque Sus creaciones son inalterables. No hace nada al final, porque El creó primero y para siempre. Debe entenderse que la palabra "primero", cuando se aplica a Dios, no es un concepto temporal. Él es el primero en el sentido de que es el Primero en la Santísima Trinidad. Es el Creador Principal porque creó a Sus co-creadores. De ahí que el tiempo no le ataña a Él ni a lo que Él creó. Por lo tanto, el "último paso" que Dios dará fue cierto al principio, es cierto ahora y será cierto eternamente. Lo que es eterno está siempre presente porque su ser es eternamente inmutable. No cambia al aumentar porque fue creado para expandirse eternamente. Si no percibes su expansión significa que no sabes lo que es, ni tampoco Quién lo creó. Dios no te revela esto porque nunca estuvo oculto. Su luz jamás estuvo velada porque Su Voluntad es compartirla. ¿Y cómo iba a ser posible que lo que se comparte plenamente se hubiese ocultado primero para luego ser revelado? (T.7.I.7.1-15)

Seguimos con algunas citas debatibles (potencialmente ambiguas debido a que en ocasiones el Curso está enfatizando la corrección de algún error típico de nuestra mente, para lo cual necesita expresarse de un modo que puede ser más fácilmente malinterpretable de una manera dual): 

Cristo es el Hijo de Dios que no está en modo alguno separado de Su Padre y cuyos pensamientos son tan amorosos como el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. (T.11.VIII.9.4)

Dios, que abarca todo lo que existe, creó seres que lo tienen todo individualmente, pero que quieren compartirlo para así incrementar su gozo. (T.4.VII.5.1)

Dios honró incluso las creaciones falsas de Sus Hijos porque ellos las habían hecho. Pero también bendijo a Sus Hijos con una manera de pensar que fuese capaz de elevar sus percepciones a tal altura, que casi pudieran llegar hasta Él. El Espíritu Santo es la Mente de la Expiación. (T.5.I.6.1-3)

Dios no está dentro de ti en un sentido literal; más bien, tú formas parte de Él. Cuando elegiste abandonarlo te dio una Voz para que hablase por Él, pues ya no podía compartir Su conocimiento contigo libremente. La comunicación directa se interrumpió al tú inventar otra voz. (T.5.II.5.5-7)

Las funciones son algo inherente al estado de ser, pues surgen de éste, mas su relación no es recíproca. El todo ciertamente define a la parte, pero la parte no define al todo. (T.8.VIII.1.9-10)

La revelación no es recíproca. Procede de Dios hacia ti, pero no de ti hacia Dios. (T.1.II.5.4-5)

Esta última cita podemos explicarla un poco, como ejemplo de cómo el Curso se expresa de manera metafórica para poder establecer sólidamente la corrección de algún error típico de nuestro sistema de creencias egoico. En esta cita sobre la revelación, decir que no es recíproca sino que procede de Dios hacia ti pero no al revés significa, por ejemplo, que el conocimiento (Dios) es capaz de filtrarse/reflejarse hasta adentro de nuestra experiencia perceptual, como parte de la dinámica del proceso de despertar, y que por lo tanto el conocimiento puede inspirarnos y filtrarse hasta la percepción, pero en cambio la percepción no puede infiltrarse en —ni afectar al— conocimiento, puesto que el conocimiento es inmutable. Por lo tanto la salvación está garantizada, así como está garantizada la verdadera comunicación (la comunicación pura del Ser Consigo Mismo, expresada ahí como una comunicación/revelación de Dios hacia Su Hijo dormido). Así, el despertar (la salvación) está garantizado, pues el conocimiento puede inspirarnos al filtrarse en nuestra percepción, mientras que nuestra percepción no puede modificar ni estropear ni afectar de ningún modo al conocimiento. No hay reciprocidad entre el conocimiento y la percepción.

En definitiva, a nivel de nuestro proceso de despertar la revelación se dice que no es una experiencia recíproca; sin embargo, una vez despiertos, se experimenta la Verdad pura, el puro conocimiento o Cielo, el verdadero Ser, el cual es Uno y disfruta de una total reciprocidad, hasta un punto en que ni siquiera se puede hablar ya de reciprocidad realmente, pues se ha reconocido la total unidad del Uno Consigo Mismo.

Citas potencialmente clarificadoras (citas potencialmente con poca ambigüedad en comparación con otras citas):  

El Hijo de Dios incluye tanto al Padre como al Hijo porque es a la vez Padre e Hijo. (T.11.II.1.3)

El primero en el tiempo no significa nada, pero el Primero en la eternidad es Dios el Padre, Quien es a la vez Primero y Uno. Más allá del Primero no hay ningún otro, pues no hay ninguna secuencia, ni segundo ni tercero, ni nada excepto el Primero. (T.14.IV.1.7-8)

En ti y en el Espíritu Santo reside el santo lugar de encuentro del Padre y del Hijo, Quienes jamás han estado separados. Ahí no es posible ninguna clase de interferencia en la comunicación que Dios Mismo ha dispuesto tener con Su Hijo. El amor fluye constantemente entre Padre e Hijo sin interrupciones ni hiatos tal como Ambos disponen que sea. Y, por lo tanto, así es. (T.14.VIII.2.13-16)

El Reino de los Cielos es la morada del Hijo de Dios, quien no abandonó a su Padre ni mora separado de Él. (T.18.VI.1.4)

Este es el milagro de la creación: que es una eternamente. Cada milagro que le ofreces al Hijo de Dios no es otra cosa que la verdadera percepción de un aspecto de la totalidad. Aunque cada aspecto es en sí la totalidad, no podrás saber esto hasta que no te des cuenta de que todos ellos son lo mismo, que se perciben en la misma luz y que, por lo tanto, son uno. (T-13.VIII.5:1-3)

Aquí el instante no santo se intercambia gustosamente por uno santo y de absoluta reciprocidad. (...) ...dejando atrás el cuerpo felizmente para descansar en los Eternos Brazos de Dios. Los Brazos del Amor están abiertos para recibirte y brindarte paz eterna. (T.20.VI.10.4-6)

Lo que Él crea no está separado de Él, y no hay ningún lugar en el que el Padre acabe y el Hijo comience como algo separado. (L.132.12.4)

La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna mente contiene nada que no sea Él. Decimos "Dios es", y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido. No hay labios que las puedan pronunciar, ni ninguna parte de la mente es lo suficientemente diferente del resto como para poder sentir que ahora es consciente de algo que no sea ella misma. Se ha unido a su Fuente, y al igual que Ésta, simplemente es. (L.169.5)

Oneness is simply the idea God is. And in His Being, He encompasses all things. No mind holds anything but Him. We say "God is," and then we cease to speak, for in that knowledge words are meaningless. There are no lips to speak them, and no part of mind sufficiently distinct to feel that it is now aware of something not itself. It has united with its Source. And like its Source Itself, it merely is. (L.169.5)

El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él. El mundo jamás ha existido. La eternidad permanece como un estado constante. (L-169.6:5-7)

Toda sensación de separación desaparece. El Hijo de Dios es parte de la Santísima Trinidad, pero la Trinidad en sí es Una. No hay confusión entre Sus Niveles porque Éstos son de una sola Mente y de una sola Voluntad. (T.3.II.5.3-5)

El estado de ser («being»: la "seidad", en definitiva, el conocimiento, la realidad no dual, el verdadero Ser) carece por completo de estas distinciones. (T.4.VII.4.3)

Puesto que crees estar separado, el Cielo se presenta ante ti como algo separado también. No es que lo esté realmente, sino que se presenta así a fin de que el vínculo que se te ha dado para que te unas a la verdad pueda llegar hasta ti a través de lo que entiendes. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno, de la misma manera en que todos tus hermanos están unidos en la verdad cual uno. Cristo y Su Padre jamás han estado separados, y Cristo mora en tu entendimiento, en aquella parte de ti que comparte la Voluntad de Su Padre. (T.25.I.5.1-4)

El eterno presente yace más allá de la salvación; más allá de todo pensamiento de tiempo, del perdón y de la santa faz de Cristo. El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él. El mundo jamás ha tenido lugar. La eternidad permanece como un estado constante. (L.169.6:4-7)

Dios es el Todo de todo (All in all) en un sentido muy literal. Todo ser existe (es) en Él, que es todo Ser. Por lo tanto, tú existes (eres) en Él, ya que tu Ser es el Suyo. (T.7.IV.7.4-6)

La faz de Cristo se ve antes de que el Padre se pueda recordar, pues Éste permanece en el olvido hasta que Su Hijo haya llegado más allá del perdón hasta el Amor de Dios. El Amor de Cristo, no obstante, se acepta primero. Y entonces aflora el conocimiento de que Ambos son uno. (T.30.V.7.7)

Varias de estas citas están comentadas por Kenneth Wapnick en sus obras, por ejemplo en «Journey Through the Text of A Course in Miracles», aclarando por ejemplo que aunque el Curso utiliza muchas expresiones duales para tratar de que podamos captar algún destello de sentido desde nuestro punto de vista tan dualizado, sin embargo en el Cielo o puro conocimiento no hay más que Uno, sin distinciones entre Padre e Hijo, ni entre Creador y lo creado. Dice Ken, por ejemplo, que en realidad no hay Dios y Cristo, Padre e Hijo, Causa y Efecto, sino que lo único que hay en el Cielo del puro conocimiento es una perfecta e indiferenciada Unidad. Dice que es útil que el Curso nos hable en términos duales, como si hubiera dos Seres en el Cielo, ya que se trata de Algo inefable que nos resulta incomprensible en la mente dual y que no es descriptible en palabras. Pero añade Ken que no debemos olvidar que en última instancia la Fuente y la Idea (Dios y Sus Pensamientos) son indivisiblemente uno, pues el círculo de la creación es por siempre sin diferenciación, sin la menor grieta y eternamente ininterrumpido, irrompible, inseparable.

La tendencia de nuestra mente es la de dualizar las ideas del Curso, para proteger nuestra individualidad (renunciando a soltar del todo el sistema de pensamiento del ego). Por eso, nuestro ego puede apañárselas para distorsionar o interpretar erróneamente todas las aclaraciones que nos ofrece el Curso. Nuestro ego busca complicarlo/dualizarlo todo y tiende a buscar controversia sobre las diversas ideas, incluidas las que comparte el Curso. Por eso en la introducción de la Clarificación de términos se nos avisa para estar atentos a esta tendencia:

Todos los términos son potencialmente polémicos, y quienes buscan controversia la encontrarán. Mas quienes buscan clarificación, también la encontrarán. Deben estar dispuestos, no obstante, a ignorar la controversia, reconociendo que es una defensa contra la verdad que se manifiesta en forma de maniobras dilatorias. Los argumentos teológicos como tales son necesariamente polémicos, ya que dependen de creencias, y, por lo tanto, pueden ser aceptados o rechazados. Una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo es posible sino necesaria. Alcanzar esa experiencia es lo que el curso se propone. Sólo cuando ésta se alcanza es posible la consistencia porque sólo entonces se acaba la incertidumbre. (C.introd.2)

Busca sólo ésta (la experiencia) y no permitas que la teología te retrase. (C.introd.4.5)

Este curso opera dentro del marco de referencia del ego, pues ahí es donde se necesita. No se ocupa de lo que está más allá de todo error, ya que está planeado únicamente para fijar el rumbo en dirección a ello. Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo. (C.introd.3.1-3)

Éste no es un curso de especulación filosófica, ni está interesado en una terminología precisa. Se orienta únicamente hacia la Expiación o corrección de la percepción. El medio de la Expiación es el perdón. (C.introd.1.1-3)

El Curso no trata de ser demasiado riguroso en el uso de sus conceptos, así que los dota de una gran flexibilidad, sin una terminología precisa. De este modo resulta más familiar para nuestras mentes dualizadas, al mismo tiempo que conforme desarrollemos nuestra intuición mediante la práctica del perdón iremos percatándonos de que el mensaje profundo del Curso es totalmente unitario e inequívoco.

Como resumen de este tema de si en la Realidad Absoluta hay solamente Uno o si por el contrario Padre e Hijo son Dos Seres Unidos aunque diferenciados entre sí, repito la cita del Texto que quizás sea la más clara de todas, seguida de otra del Libro de ejercicios que básicamente está diciendo lo mismo:

El primero en el tiempo no significa nada, pero el Primero en la eternidad es Dios el Padre, Quien es a la vez Primero y Uno. Más allá del Primero no hay ningún otro, pues no hay ninguna secuencia, ni segundo ni tercero, ni nada excepto el Primero. (T.14.IV.1.7-8)

El Hijo de Dios simplemente ha desaparecido en su Padre, tal como su Padre ha desaparecido en él. El mundo jamás ha existido. La eternidad permanece como un estado constante. (L-169.6:5-7)

Nuestro ego podrá distorsionar y malinterpretar el mensaje de esta cita y del Curso pero, conforme nuestra mente se vuelva más sencilla mediante el perdón, las distorsiones se desvanecerán y cada vez brillará más claramente nuestra intuición y el conocimiento de que somos un solo Ser, unidos a nuestro Creador como Uno, en una perfecta unidad donde no hay nada más, solamente la plenitud del Uno, inexpresable en palabras.

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Post complementario (versión más breve y nítida de este mismo tema):

En el Cielo o verdad absoluta, ¿Padre e Hijo son dos o solo uno?: https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2020/01/en-el-cielo-o-verdad-absoluta-padre-e.html

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