lunes, 17 de febrero de 2020

Duda con Bill Thetford y "paranoias" con UCDM (y 5)

Nota: Este es el 5º y último post de esta serie. Y como se trata de una serie de emails que se siguen entre sí, quien quiera leer los emails anteriores puede encontrarlos en este link: https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2020/02/duda-con-bill-thetford-y-paranoias-con.html De todos modos, en este caso el tema de estos últimos intercambios se puede entender bien independientemente de los emails anteriores, ya que estos últimos emails, de este mismo mes de febrero, fueron escritos casi un mes después que los anteriores. Leer los anteriores puede servir, no obstante, para ver el contexto más amplio en el que surgió la conversación.

Duda con Bill Thetford y "paranoias" con UCDM (5)

(email enviado por XXX en febrero de 2020):

Hola Toni!

He leído el libro de Bill ampliado que me recomendaste, muy esclarecedor. Muchas gracias!


Hace un tiempo había releído de nuevo el libro "Ausencia de felicidad", y leyendo el de Bill ahora, uno ve ciertas diferencias en las versiones en que se cuenta el relato de los acontecimientos. Algo normal entiendo, ya que uno mismo con su propia pareja, familia y amigos cuenta diferentes versiones de la misma situación. Como el famoso "efecto Rashomon" ya ha demostrado jeje.


En este caso, por citar alguna, en Ausencia de felicidad y la biografía de Helen, se dice que a raíz del famoso discurso de Bill "Tiene que haber otra manera" fue que Bill comenzó a leer acerca de Edgar Cayce y que ante de las visiones de Helen, Bill no sabía nada de estos fenómenos y por eso adquirió el libro del hijo de Cayce a modo de informarse.


En la biografía de Bill, él cuenta que fue en abril, dos meses antes de su discurso "tiene que haber otra manera", que por curiosidad leyó el libro del hijo de Cayce.
Se puede ver que esto hizo una impresión en él y que quizás fue el impulso que le motivó a dar su famoso discurso. Ya que, como cuenta, el libro le impresionó bastante y en el fondo creía más en estos fenómenos de lo que su mente consciente hubiera imaginado.


Esta diferencia en la versiones no tiene nada de especial. Y es comprensible que Bill no lo hubiese querido compartir con Helen hasta lo ocurrido con sus visiones a modo de buscar una respuesta.


Otra diferencia, que me parece más rara es esta:
En "Ausencia de felicidad", Ken cuenta cómo conoció a Helen y a Bill. Cuenta que poco tiempo tras su bautismo de conversión al catolicismo, el capellán que le bautizó le informó que un sacerdote, el Padre Michael, quería conocerle. Ya que Bill le había hablado de Ken por su artículo "esquizofrenia y misticismo" que había sido incluido en un libro que Bill leyó.
Ken llamó al padre Michael, se hicieron amigos y después éste le presentó a Helen y a Bill.


Por el contrario, en la versión de Bill, el Padre Michael es reconocido como sacerdote y amigo suyo. No obstante, Bill cuenta que la conversación del artículo de Ken, de "esquizofrenia y misticismo" fue con el Padre Benedict, y que fue él, el padre Benedict, quien se encargó de buscar a Bill.


Pienso que Bill puede haberle contado a ambos Padres, y que quizás de forma sincrónica ambos estaban buscando a Ken. Aunque en el caso del Padre Michael, no es que lo buscara, sino que el capellán que bautizó a Ken le mencionó al Padre Michael sobre Ken y éste lo reconoció por la conversación con Bill.


Como quise ver otra versión de esto, hojeé en el libro de Carol "Nunca te olvides de reir" y, aunque sé que su versión en este caso va a ser la leída por Bill de su autobiografía, menciona lo que dice Ken del padre Michael, pero como si fuera el padre Benedict. Que se hicieron amigos, etc...

Entonces, tenemos la versión por el lado de Ken, que dice que el Padre Michael fue una de las pocas personas que conocía el curso, que fue a través de él que conoció a Bill y Helen, que se hicieron amigos, etc...
 Y por el otro lado, la versión de Bill y Carol de que fue a través del padre Benedict.

Lo único medio relevante en esto es que al buscar en Internet sobre el Padre Benedict, leo en diferentes Webs que éste no habla precisamente bien ni de UCDM ni de Bill. Y, aunque no me extrañaría teniendo en cuenta la amenaza que supone UCDM para un católico, me parece un poco raro.

Y hay más diferencias... pero esta última es la más extraña. Me pregunto si Ken nombró a Michael y no a Benedict por sus críticas o que...

Te lo menciono porque como sé que hablas con mucha gente del curso, quizás alguien más haya visto estas diferencias y las hayan discutido.


Un fuerte abrazo y gracias por compartir!

☼☼☼

(email enviado por Toni en febrero de 2020):

Hola XXX. De este tema nadie me había comentado nada, ni tampoco a mí se me había ocurrido. Hablando en general, es habitual que siempre haya discrepancias en el mundo de la percepción. No me tengo que ir lejos para encontrar ejemplos, ya que yo mismo a veces cuento las cosas de una manera y a veces de otra, en ocasiones con detalles contradictorios, y en el fondo lo mismo da, porque yo mismo no recuerdo con detalle un montón de cosas, así que las cuento según me parece, improvisando cada vez. No me cuesta imaginarme que a alguien le diga que conocí a tal amiga porque fulano nos presentó, y a otra persona le diga que fue mengano quien nos presentó, etc. A veces no me acuerdo, simplemente sé que un amigo (de entre unos pocos de ese contexto) fue el que nos presentó, y uno da los detalles a veces a modo de medio suposición muy probable. Si hubiera algún modo de verificar todo lo que nos decimos unos a otros (con alguna máquina de vídeo del tiempo, o algo así), veríamos que el 99% de nuestras conversaciones tienen detalles cambiados, erróneos o confundidos, pero que en esencia el contenido del mensaje es más o menos transmitido a pesar de todo.

Tampoco me extraña si alguien que es amigo de un seguidor del Curso, simpatiza con el Curso o en cambio tiene reticencias, o ambas cosas, o primero una y luego otra, etc. Además la gente cambia de idea con el paso de los años, etc.

Yo veo las palabras no como informes precisos, sino como meras aproximaciones. Incluso quienes creen ser exactos en sus descripciones, en realidad se toman muchísimas licencias y además cometen confusiones sin saberlo, continuamente. El mundo de la percepción es así, ya que la percepción es cambiante. Las palabras son solo pistas aproximadas en nuestras comunicaciones. Aunque hay personas con más tendencia a un mensaje aproximado o informal (como es mi caso) y otras que intentan ser mucho más meticulosas (y pese a ello sus "informes" siguen siendo aproximaciones, aunque ellos no sean conscientes de las múltiples distorsiones y equívocos).

Incluso cuando se trata de asuntos teóricos y no de anécdotas biográficas, siguen siendo aproximaciones. Incluso el Curso son aproximaciones, porque todo lo que se dice en palabras son aproximaciones. Y de hecho el Curso nos intenta ayudar a que no nos apeguemos demasiado a las palabras. Y en ocasiones nos lo dice bastante clarito, por ejemplo:

     Éste no es un curso de especulación filosófica, ni está interesado en una terminología precisa. (C-introd.1:1)

     Todos los términos son potencialmente polémicos, y quienes buscan controversia la encontrarán. Mas quienes buscan clarificación, también la encontrarán. (C.introd.2:1-2)

     No olvidemos, no obstante, que las palabras no son más que símbolos de símbolos. Por lo tanto, están doblemente alejadas de la realidad. (M-21.1:9-10)

Así que no podemos fiarnos de la exactitud de las palabras, ni siquiera cuando uno se dice algo a sí mismo (si prestas atención e intentas describir algo que conozcas muy bien, te darás cuenta de que por muchas palabras que emplees no podrás describirlo con precisión: tu experiencia siempre será un "algo" que no será bien capturado por las palabras, e incluso a veces lo que tratas de transmitir puede que se refleje mejor con palabras un poco contradictorias o incluso "erróneas" pero que dan la idea apropiada, que en cambio con otras palabras que sean más precisas y fieles a "los hechos" pero que en cambio reflejen peor lo que en el fondo tratas de transmitir).

Ni siquiera recordaba a esos padres de los que hablas, a pesar de haber leído esos libros y textos sobre ellos. En mi memoria me olvido de casi todo, solo me quedo con lo esencial, lo demás para mí es bastante nebuloso... esos padres son para mí algo impreciso, etiquetados como, digamos que como "amigos o conocidos de Bill o Helen en aquella época", y a nivel más general como "colegas", o "aspectos del Ser que todos compartimos". En mi caso que, como te decía, soy más bien del grupo de los imprecisos o "despistados", me pasa con mi propia vida y en mi memoria las cosas son aproximaciones muy informales. ¿No fue contigo con quien confundí aquello de que tenías un blog en el que salía una foto del Curso, y resulta que eso no era un blog tuyo, sino que simplemente mezclé impresiones con otra persona que me había escrito a la vez? Pues así son las cosas; es un ejemplo. Mencionas muy bien lo de Rashomon (solo conozco la peli, pero con eso entiendo el punto), y en realidad hay "rashomonianismo" no solo al comparar versiones entre diversos testigos, sino también al comparar distintas versiones en una misma persona jajaj. Hay estudios psicológicos que muestran cuánto nos engaña nuestra memoria, a veces incluso recordamos acontecimientos que en realidad nunca ocurrieron: es típico que entre hermanos a veces no quede claro quién fue en realidad el protagonista de alguna anécdota de la infancia en la que estaban ambos hermanos presentes, "y entonces le dije aquello a papá y se cayó del susto jajaja", y el otro hermano puede comentar: "qué curioso, yo siempre he pensado que fui yo el que se lo había dicho a papá cuando se cayó". Y no tiene importancia quién. Lo esencial va más allá del quién. Y en un sentido más profundo, lo único esencial es despertar. Por lo tanto, lo único esencial es darnos cuenta de que las palabras son ilusorias. Pueden servir para darnos pistas y aproximaciones de un hermoso Mensaje (que el despertar es posible), pero todas las palabras son imprecisas, porque todas las percepciones son imprecisas.

En realidad somos casi como ciegos, pues apenas entendemos nada de lo que vemos o percibimos. Somos como niños o bebés, que no ven nada al principio, aunque si ponen intención van siendo capaces poco a poco de escuchar, atender y entender cada vez más, y finalmente el bebé consigue ver a sus padres e incluso llega a aprender las extrañas palabras con las que le hablan. Por lo tanto deberíamos ser muy humildes o cautos con nuestras interpretaciones de nuestras percepciones. Pues lo habitual es que estemos equivocados en todo, excepto cuando nos alineamos con la intuición o el Espíritu Santo, lo cual brilla más allá de las palabras y más allá de toda percepción. Mientras tanto somos como bebés (o ciegos), y lo que vemos (=interpretamos) no tiene para nosotros más sentido que una serie de balbuceos casi ininteligibles.

     De todos los mensajes que has recibido y que no has entendido, sólo este curso está al alcance de tu entendimiento y puede ser entendido. Éste es tu idioma. Aún no lo entiendes porque tu comunicación es todavía como la de un bebé. No se puede dar credibilidad a los balbuceos de un bebé ni a lo que oye, ya que los sonidos tienen un significado diferente para él, según la ocasión. Y ni los sonidos que oye ni las cosas que ve son aún estables. Pero lo que oye y todavía no comprende será algún día su lengua materna, a través de la cual se comunicará con los que le rodean y ellos con él. Y esos seres extraños y cambiantes que se mueven a su alrededor serán quienes lo consuelen, y él reconocerá su hogar y los verá allí junto con él. (T-22.I.6)

Por tanto, lo más útil es que dejemos que sea el Espíritu Santo Quien nos explique el verdadero sentido de nuestras percepciones. Nuestra actitud debería ser más una de escuchar (al Espíritu Santo; a la intuición; a la esencia que trata de filtrarse a través de las rendijas de nuestras percepciones), en vez de una actitud de intentar interpretar las percepciones activamente por nuestra cuenta. Y que así permitamos que las palabras y las percepciones sean aproximaciones útiles, símbolos o indicios intuitivos de lo que en realidad queremos: el verdadero Mensaje, que es lo único existente.

Un abrazo

Toni
☼☼☼

(email enviado por XXX en febrero de 2020):

Totalmente Toni,

Comparto lo que dices. Además de los ejemplos que das, este año viví algo así muy significativo. Resulta que el padre de mi mujer siempre le pone los regalos por navidad en un gran sillón, tanto a ella como a mi cuñado, es decir, a su hermano. Llevo casi 10 años observando este ritual anual. Y este año, el día antes, hablando con mi cuñado del sitio donde su padre ponía los regalos de cada uno, yo juraba que era en un lado y mi cuñado que era en el otro.
Cierro los ojos y puedo ver que es donde yo decía, puedo verlo con todo detalle. El sillón es en forma de L, así que no es tan fácil confundirse como con uno normal. Pues resulta que yo estaba equivocado. Tanto mi cuñado, como mi mujer y mi suegro estaban más que seguros que no era donde yo decía, sino en el otro lado jejejej. Mi suegro es un tipo con mucha memoria, muy tradicional y lleva poniendo los regalos en el mismo sitio para cada uno desde hace décadas. Así que no me quedó más remedio que aceptar que yo estaba equivocado jajajja. Fue una anécdota graciosa.

Y sí sí, fue conmigo con quien te confundiste con otra persona de un blog :)

Muchas gracias por tu disposición y por tu tiempo Toni, de corazón. Como siempre, me has sido de gran ayuda para seguir desenredando los nudos de la resistencia.

Un fuerte abrazo


☼☼☼

(email enviado por Toni en febrero de 2020):

Gracias a ti, XXX. ¡Y muy buena la anécdota que cuentas jajaja!

Un abrazo, y ya sabes, cuando tengas algo más que comentar, por aquí andamos.

Toni

☼☼☼

Índice de esta serie de emails: https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2020/02/duda-con-bill-thetford-y-paranoias-con.html

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