domingo, 6 de septiembre de 2020

El agobio del mundo (II): Y lo demás vendrá por añadidura

La parte 1 fue posteada aquí: El agobio del mundo (I): La pesada carga de un trabajo insoportable

Ahora incluyo únicamente mi segundo email/comentario sobre el tema:

Da la sensación de que muchos problemas y retos de la vida son compartidos, pues asuntos similares suceden a diversas personas, como lo de tener un jefe o jefa muy molesto, etc. O el problema con el tener que trabajar, que parece que lo tenemos o lo hemos tenido millones de personas. Es interesante que percibamos el trabajo como una carga pesada, porque la vida nunca debería ser una carga sino un disfrute fluyendo siempre en el presente con espontaneidad. Pero aun así nos da miedo dejar lo poco que tenemos, aunque sea una carga, por miedo a que dejarlo sea caer en un vacío aún peor. Y no nos damos cuenta de que todo iría muchísimo mejor y con felicidad si nos atreviésemos a dejarlo todo y simplemente seguir en cada instante a nuestro corazón, fluyendo con el presente latido tras latido. Aunque para eso hay que poder escuchar al corazón (al Espíritu Santo), porque si en vez de dejarlo todo para seguir nuestro corazón, lo dejamos todo para seguir a nuestro ego, el resultado es bien diferente... y amargo jejeje. Pero con un poco de voluntad no es difícil empezar a escuchar cada vez mejor los susurros interiores de nuestro corazón, que nos repite una y otra vez que somos libres y que el problema que percibimos es imaginario.

Me gusta la idea aquella del Curso de que «Todas las cosas obran conjuntamente para el bien», porque nos da la pista de que todo tiene un uso beneficioso: como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga. Por ejemplo un jefe acosador puede ayudarnos a ejercitar nuestra paciencia, o a escuchar al Espíritu Santo que nos estaba diciendo que es hora de dejar ese trabajo, etc. Pero al final todo es para bien, porque el mal no existe. Y así, todo es o para celebrar, o para ayudarnos como estímulo para despertar. Todo es para bien.

Me gusta ese relato de Dostoievski ((nota: mi interlocutor hacía referencia en su email a este link: El día en que Dostoievsky descubrió el sentido de la vida)), y en 2012 compartí en el blog unos fragmentos de ese mismo relato, los puedes encontrar aquí si quieres mirarlos como complemento: https://jugandoalegremente.blogspot.com/search/label/Dostoievski

Esta tarde llovió aquí, pero luego dejó de llover y salí a dar mi paseo de la tarde. Cuando estaba casi terminando mi paseo, por las pequeñas callejuelas de la parte antigua del pueblo, cerca de mi casa, ha surgido un símbolo de perdón. Había unos metros delante de mí un niño, y más allá otros niños y niñas que conocían al primero porque se hablaban. El más cercano a mí me saludó cuando nos hemos cruzado, diciéndome: «Hola, que pase un buen día». Él iba avanzando calle arriba y yo andando deprisa calle abajo, así que apenas me ha dado tiempo, con la sorpresa, a responder con un breve «Hola», pero me ha gustado su amabilidad, ni siquiera he podido verle la cara porque en ese sitio a mí me daba el sol en toda la cara y me encandilaba y no veía apenas nada jajaja, así es como si el sol me hubiera saludado con voz de niño, y de los niños en general solo he podido percibir que creo que eran inmigrantes, ecuatorianos creo, que por aquí hay muchos y en esas calles también. Y bueno, es un acontecimiento demasiado simple, pero en esa sencillez veo una señal o mensaje de la Vida, diciendo ¡Hola, que pase un buen día! (los ecuatorianos suelen hablar de "usted", de ahí el tiempo verbal). Y el día es bueno, en general lo son, y los ratos que surgen las amarguras, que son frecuentes aunque breves, los aprovecho para perdonar y así hacer verdad el saludo de pasar un buen día jajaj.

Y ahora que lo pienso, el Curso habla varias veces de cómo podemos pasar un buen día (mediante el perdón):

     Ello [el perdón] te ayudará a que pases un día tan feliz como Dios Mismo quiere que tú seas. (L-62.4:2)

     Tal vez estemos ahora listos para pasar un día en perfecta calma. Si esto no fuese posible todavía, nos contentaremos y nos sentiremos más que satisfechos, con poder aprender cómo es posible pasar un día así. Si permitimos que algo nos perturbe, aprendamos a descartarlo y a recobrar la paz. Sólo necesitamos decirles a nuestras mentes con absoluta certeza: "Mía es la quietud de la paz de Dios", y nada podrá venir a perturbar la paz que Dios Mismo le dio a Su Hijo. (L-273.1)

     Resolvamos hoy pedir lo que realmente deseamos, y sólo eso, de manera que podamos pasar este día libres de temor, y sin confundir el dolor con la alegría o el miedo con el amor. (L-339.1:9)

Y no solo sale eso en las lecciones (aunque allí más porque es un asunto de la práctica), sino que también el Texto dedica una sección entera (T-30.I) a enseñarnos cómo podemos pasar un día tranquilo y amoroso. Es la sección titulada "Reglas para tomar decisiones" y ahí dice cositas así:

     Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda transcurrir así. (T-30.I.1:8)

     Si no tomo ninguna decisión por mi cuenta, ésa es la clase de día que se me concederá. (T-30.I.4:2)

     ¿Qué clase de día vas a decidir tener? (T-30.I.16:9)

     Permite que esto sea lo único que tienes presente, y tendrás la clase de día que deseas tener, y al tenerlo, se lo ofrecerás al mundo. (T-30.I.17:6)

He copiado solo 4 frases sueltas para rememorar, pero la sección entera contiene explicaciones de qué hacer cuando sentimos que no nos está saliendo el día como quisiéramos, cuando sentimos que no estamos en perfecta paz.

Y bueno, el perdón es la clave, o en otras palabras, ir tranquis por la vida, en actitud de amable pero potente indefensión, con buena onda hacia todos (porque reconocemos que todos obran para el bien) y como si a todos les dijésemos «Hola, ¡que pases un buen día!», y al enviarle ese mensaje a los demás, eso mismo es lo que recibiremos nosotros, pues lo que compartimos es lo que experimentamos.

¡Buen día! :-)

PD: Volviendo al tema del "tener que trabajar" y las cargas de la vida, que está relacionado con el deseo del ego de controlar y planificarlo todo (como comenta la lección L-135), me he acordado de unas citas bíblicas que son bellísimas y que bien entendidas expresan muy bien el mensaje del Curso:

Mateo 6:26-33

26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 

27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 

28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 

29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 

30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 

31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 

32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 

33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

El propio Curso también da algunas pinceladas relacionadas, no me voy a poner a buscarlas todas pero incluyo algunas al azar:

     Él allanará el camino que te conduce a la felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. (L-98.9:3)

Tal vez te preguntes cómo vas a poder estar en paz si, mientras estés en el tiempo, aún queda tanto por hacer antes de que el camino que lleva a la paz esté libre y despejado. Quizá te parezca que esto es imposible. Pero pregúntate si es posible que Dios hubiese podido elaborar un plan para tu salvación que pudiese fracasar. Una vez que aceptes Su plan como la única función que quieres desempeñar, no habrá nada de lo que el Espíritu Santo no se haga cargo por ti sin ningún esfuerzo por tu parte. Él irá delante de ti despejando el camino, y no dejará escollos en los que puedas tropezar ni obstáculos que pudiesen obstruir tu paso. Se te dará todo lo que necesites. Toda aparente dificultad simplemente se desvanecerá antes de que llegues a ella. No tienes que preocuparte por nada, sino, más bien, desentenderte de todo, salvo del único propósito que quieres alcanzar. De la misma manera en que éste te fue dado, asimismo su consecución se llevará a cabo por ti. La promesa de Dios se mantendrá firme contra todo obstáculo, pues descansa sobre la certeza, no sobre la contingencia. Descansa en ti. ¿Y que puede haber que goce de más certeza que un Hijo de Dios? (T-20.IV.8)

Sólo el Espíritu Santo sabe lo que necesitas. Pues Él te proveerá de todas las cosas que no obstaculizan el camino hacia la luz. ¿Qué otra cosa podrías necesitar? Mientras estés en el tiempo, Él te proveerá de todo cuanto necesites, y lo renovará siempre que tengas necesidad de ello. No te privará de nada mientras lo necesites. Mas Él sabe que todo cuanto necesitas es temporal, y que sólo durará hasta que dejes a un lado todas tus necesidades y te des cuenta de que todas ellas han sido satisfechas. El Espíritu Santo no tiene, por lo tanto, ningún interés en las cosas que te proporciona. Lo único que le interesa es asegurarse de que no te valgas de ellas para prolongar tu estadía en el tiempo. Sabe que ahí no estás en casa, y no es Su Voluntad que demores tu jubiloso regreso a tu hogar. (T-13.VII.12)

     En vez de "Busca primero el Reino de los Cielos" di: "Que tu voluntad sea antes que nada alcanzar el Reino de los Cielos" y habrás dicho: "Sé lo que soy y acepto mi herencia". (T-3.VI.11:8)

     Busca primero el Reino de los Cielos porque ahí es donde las leyes de Dios operan verdaderamente; y no pueden sino operar verdaderamente porque son las leyes de la verdad. (T-7.IV.7:1)

     Has buscado primero el Reino de los Cielos, y todo lo demás ciertamente se te ha dado por añadidura. (Canto-Oración-1.I.3.6)

     El perdón convierte el mundo del pecado en un mundo de gloria, maravilloso de ver. Cada flor brilla en la luz, y en el canto de todos los pájaros se ve reflejado el júbilo del Cielo. (T.26.IV.2:1-2)

     En él se ve brotar la hierba, los árboles florecer y los pájaros hacer sus nidos en su ramaje. (L-pII.Preg2.4:4)

     Los ángeles revolotean amorosamente a tu alrededor, a fin de mantener alejado de ti todo sombrío pensamiento de pecado y asegurarse de que la luz permanezca allí donde ha entrado. Las huellas de tus pasos iluminan al mundo, pues por donde tú caminas, el perdón te acompaña jubilosamente. (T-26.IX.7:1-2)

     Nuestras prácticas se convierten en las pisadas que alumbran el camino a todos nuestros hermanos, quienes nos seguirán a la realidad que compartimos con ellos. (L-134.14:3)

     Mas en ti hay un Niño que anda buscando la casa de Su Padre, pues sabe que Él es un extraño aquí. Su infancia es eterna, llena de una inocencia que ha de perdurar para siempre. Por dondequiera que este Niño camina es tierra santa. Su santidad es lo que ilumina al Cielo, y lo que trae a la tierra el pristino reflejo de la luz que brilla en lo alto, en la que el Cielo y la tierra se encuentran unidos cual uno solo.

Este Niño que mora en ti es el que tu Padre conoce como Su Hijo. Este Niño que mora en ti es el que conoce a Su Padre. (L-182.4:3-6; 5:1-2)

Y a este Niño, Cristo, la Vida nunca le niega nada. Y este Niño es nuestra esencia. Al centrarnos sólo en él, todo lo demás se nos da por añadidura. Pues ya estamos salvados.

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Parte 1: El agobio del mundo (I): La pesada carga de un trabajo insoportable

Parte 3: El agobio del mundo (y III): Arenas movedizas

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