martes, 16 de abril de 2013

La duda

La dualidad o separación siempre implica duda, inquietud, incertidumbre. En la Unidad de Ser, la Quietud es total y no hay nunca inquietud ni duda alguna. En el puro Ser, el Amor es completo e ilimitadamente intenso, disipando la posibilidad de la duda desde mucho antes de que ni tan siquiera pudiese insinuarse.

Pero el juego o sueño o espejismo de la separación comienza con la duda y finaliza con ella: cuando se disipa la última gota de duda, el sueño acaba y se vuelve a ser consciente eternamente para siempre de la inmensamente feliz Unidad del Ser/Amor.

     Antes de que pueda haber conflicto tiene que haber duda. Y toda duda tiene que ser acerca de ti mismo. Cristo no tiene ninguna duda y Su serenidad procede de Su certeza. Él intercambiará todas tus dudas por Su certeza, si aceptas que Él es uno contigo y que esa unidad es interminable, intemporal y que está a tu alcance porque tus manos son las Suyas. Él está en ti, sin embargo, camina a tu lado y delante de ti, mostrándote el camino que Él debe seguir para encontrar Su Propia compleción. Su quietud se convierte en tu certeza. ¿Y dónde está la duda una vez que la certeza ha llegado? (T.24.V.9) (Pág. 573)

Sin embargo, cuando la mente ha "apostado" por jugar a las ilusiones hay una etapa donde está convencida de que las ilusiones son reales, y tal convicción es tan fuerte que la mente viene a decir algo así: "No tengo la menor duda de esto". A una mente así le resulta risible plantear siquiera la posibilidad de que sus ídolos (las ilusiones que valora) sean simples sueños sin realidad intrínseca. Esta actitud de creer ciegamente en las ilusiones es un obstáculo para el despertar.

     Sin embargo, tienes que aprender a dudar (...). (L.PI.151.7.1) (Pág. 298)

La mente tiene que aprender a dudar de todas las ilusiones, de todos los testigos del ego y de todas sus "pruebas" de que la separación sea real. Estar dispuesto a poner en tela de juicio todo lo que uno cree saber, es el comienzo de la sabiduría y del despertar. Por eso se dice:

      Lo esencial, sin embargo, es que reconozcas que no sabes nada. (T.14.XI.1.1) (Pág. 328)

      Aprender este curso requiere que estés dispuesto a cuestionar cada uno de los valores que abrigas. (T.24.IN.2.1) (Pág. 559)

Estar dispuestos a poner en tela de juicio que las ilusiones de separación/sufrimiento sean reales, es lo que nos permite amigarnos con el discernimiento mediante el cual lo falso será declarado como falso, tras lo cual la verdad brillará espontáneamente, pues la verdad es lo que siempre es, y en cuanto dejamos de tratar de bloquearla mediante ilusiones, reaparece porque es eternamente verdadera. Esto supone el final del sueño para la mente. Toda mente aparentemente separada forma parte de una sola única mente, y cada aspecto de la mente decide tarde o temprano despertar, cuando se cansa de juguetear con las ilusiones.

Resumiendo... La separación comenzó con la duda, luego de ello en pleno sueño la duda se disimuló (surgiendo una aparente convicción de que no había duda de que los acontecimientos del sueño eran reales, y sin embargo tras esa disimulada "convicción" se escondía una enorme duda aunque a menudo fuese "inconsciente"). Finalmente, la mente osó dudar de que el sueño fuese real, y así se mostró lo suficientemente receptiva como para que el Maestro o Guía interior le inspirara el discernimiento mental mediante el cual finalmente la mente despertó, disipando para siempre toda duda. La duda no volvió a surgir ni había existido nunca, porque nunca fue otra cosa que un elemento ilusorio del sueño de la separación.

Dudar es dudar de uno mismo y de la Vida, porque nuestro Ser es la Vida. Dudar implica dudar de que la Vida sea buena, y de que uno mismo sea digno de recibir lo bueno. Dudar significa creer que la Vida no es completamente buena y que podemos estar separados de la Vida o de cualquier aspecto de Ella. Cuando recordamos que solamente la Bondad existe, toda duda desaparece. Porque recordamos nuestro Ser, el cual es Amor y Bondad sin límites.

Dios es Bueno. La Vida es Buena. El Ser es Bueno. Y cualquier espejismo que parezca contradecir esto, es una mera ilusión que se desvanece cuando la miramos con los ojos inocentes del discernimiento. Esto es lo que UCDM llama "perdonar". El discernimiento o perdón significa ver lo falso como falso y así reconocer que la Vida es pura Bondad eternamente ilimitada y plenamente unida y feliz.  El discernimiento/perdón nos permite recordar nuestro eternamente inmortal Ser-Unidad.

Lo que está unido en la Unidad del Amor no está expuesto a duda ni sufrimiento alguno, y es perfectamente conocedor de lo que es y de su inmutable y eterna felicidad.

¡Saludos indudables jejeje! ;-)

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