sábado, 13 de abril de 2013

Hay una sola mente, un único ser: el perdón de uno es para todos

De unos mails escritos en marzo de 2013:

Podemos verlo de dos maneras, poniendo el énfasis en el perdón que se extiende desde mí hacia otros, o poniendo el énfasis en el perdón que se extiende desde otros hacia mí. La clave es que no hay más que un único ser. Es una única mente la que perdona. Entonces tenemos estas dos maneras de verlo:

1) Cuando yo perdono, todo queda perdonado, y como todo es mi propia mente, cuando finalmente se derrite el "iceberg" de la culpa mediante mi perdón, eso produce mi iluminación y por lo tanto la iluminación de todos sin excepción (porque solamente hay un solo ser y una sola mente). Esto es realmente así. Realmente cuando uno despierta, todos han despertado.

Pero también es útil la otra manera de ver la extensión del perdón:

2) Cuando otros perdonan, puesto que solamente hay una mente, ese perdón ha tenido ocurrir en una mente, y esa mente ha de ser la mía porque no hay otra. Esto significa que podemos aceptar el perdón y el discernimiento de cualquier iluminado de cualquier época (sus inspiraciones están en nuestra mente, así como su amor, su paz, todo lo bueno que comparten con nosotros y con la totalidad). Cuando nos damos cuenta de que esto es así, nuestra confianza aumenta y nos volvemos receptivos a esta ayuda. Y es una ayuda bien cierta e infinitamente potente: los iluminados de todas las épocas son como luces brillantes que deshacen todo conflicto y despiertan a toda mente que se muestra receptiva a su ayuda. Cierto es también que cuanto más perdono yo mismo, más receptivo me vuelvo a estas ayudas, a estas inspiraciones que constantemente nos rodean a todos. Compartimos una sola mente, y cuando la mente despertó (por ejemplo cuando despertó Jesús, o Sankara o Arten o Pursah o quien lee esto o quien sea) sucedió que al mismo tiempo fuimos todos quienes despertamos, unidos (Jesús mismo despertó ayudado por nosotros y por todos, pues compartíamos y seguimos compartiendo su mente). El perdón no hace sino ayudarnos a reconocer lo que ya ha sucedido. Incluso diría más, el perdón mismo surge de esto. Nosotros por ejemplo, en esta época, no hubiéramos escuchado hablar del perdón ni del sueño ni de la verdad, si no fuese por estas ayudas iluminadas, las cuales son luces en nuestra propia mente y que se hacen posibles porque hay una sola mente, y esa mente ya despertó (una vez sucedido el despertar, se sabe que ni siquiera hubo sueño, ni despertar, ni perdón, sino que todo ha ido siempre perfectamente bien... pero eso se sabe por experiencia directa una vez acabado el "chiste" de lo ilusorio jejeje).

Cuanta más palabras diga más parece complicarse la explicación, pero en realidad es muy sencillo: hay una sola mente, un solo ser. Por lo tanto la verdad brilla para todos en cuanto es reconocida por la mente, por cualquier mente, porque todos somos la misma mente.

Al perdonar, por lo tanto, estamos ayudando a todos. El fingir que seguimos dormidos es un juego que nadie nos va a impedir. Pero cuando yo mismo, asumiendo mi propia responsabilidad, uso el perdón y reconozco la verdad del despertar, entonces al mismo tiempo estoy reconociendo que todos estamos despiertos, pues todos somos uno. Nadie duerme realmente. El perdón es como decirnos a nosotros mismos: "Dejemos ya de fingir, ¿vale?". ¿O preferimos jugar un ratito más? ¡Nadie nos va a aguar la fiesta! Podemos jugar tanto tiempo como queramos (de todos modos el tiempo es un espejismo), pero cuando finalmente deseamos inmensamente despertar, sencillamente nos sentimos inmensamente atraídos por el perdón y despertamos, y junto a uno mismo, despierta todo el mundo, nadie queda dormido nunca más. Depende de uno "salvar al mundo", por eso se dice tantas veces que nuestra función es salvar el mundo, etc. Al cambiar mi percepción, despierto. Despertar implica reconocer que todo está bien y todos están bien: todos están despiertos entonces, porque si alguien estuviese dormido, eso significaría que algo raro pasa (alguien soñando con infelicidad) lo cual demostraría que soy yo quien todavía no he despertado. El que ha despertado solamente ve felicidad y perfección en todas partes, por lo tanto para él todos están despiertos, porque eso es la verdad y los despiertos solamente viven la verdad.

¡Invoco mediante el perdón las campanas del despertar! Y cuando estas enormes campanas suenan con su gran sonido, todos despertamos unidos, es imposible que nadie siga durmiendo cuando las campanas de la verdad han sonado. Y suenan para todos aquellos que decidamos dejar de fingir que somos sordos a las campanas de la felicidad.

¡Suenan las campanas, suena el perdón, sucede el despertar, todos unidos en felicidad! :-)

De otro mail:

Estamos ambos igual, porque yo también quiero dejar de fingir. Y por eso sigo y sigo y sigo tocando alegremente (relajadamente, lo más confiadamente que puedo) las Campanas del Despertar. Las Campanas son el perdón. Y como sé que cada vez que perdono estoy produciendo un milagro para el despertar, no dejo entonces que ninguna apariencia que surja me desanime (ni siquiera me preocupa —porque también la perdono— la apariencia llamada "tiempo": cuando fluya el completo despertar, que fluya), al contrario, sólo podría alegrarme cuando en lugar de enfocarme en la apariencia que haya surgido prefiero recordar que lo que se me está dando es otra oportunidad para perdonar, otra oportunidad para seguir tocando las Campanas del Despertar, y cuando estas campanas suenen sin cesar por el hábito del perdón y nuestro amor a la verdad, surgirá el sueño feliz y muy pronto el definitivo despertar.

De momento sigo perdonando, haciendo sonar las Campanas del Despertar, las cuales conforme más las uso, más confianza y paz me dan. Pero debo usarlas, porque si me dedico a creer en las apariencias en lugar de creer en el perdón practicándolo, no estaré demostrando que me importa más despertar que continuar jugando a soñar.

Me alegro mucho de que tengamos a mano la posibilidad de perdonar y así escapar del sueño. Cada apariencia se convierte así en una bendición (y nos alegran en lugar de asustarnos), porque podemos perdonar todos los símbolos que nos disgusten, y así los percibiremos todavía por un tiempo pero sin creer en ellos. Esto es tocar las Campanas del Despertar. Y esto es lo que estamos haciendo. Perdonar. Es lo mismo que UCDM llama algo así como desear y aceptar la visión de Cristo en lugar de la visión de los ojos del cuerpo. Perdonar. Toquetear confiadamente las Campanas del Amor.

Estamos ya en el Buen Camino. Ya estamos perdonando. Ya estamos despertando. Ya estamos compartiendo nuestro despertar con todos.

Un abrazo

De otro mail:

Me alegra que se haya resuelto el problema que mencionas, gracias por compartir esta buena noticia. Todos los problemas desaparecerán desvaneciéndose en la nada que son, pero cuanto antes estemos sin angustia, mejor. Y no nos olvidemos de perdonar, ya que el perdón va directamente a disolver el origen de la angustia, que como bien sabemos es siempre mental (la disolución de la falsa creencia en la separación). Por eso somos sensatos cuando recordamos seguir perdonando. Todos los símbolos se disolverán, y solamente la paz quedará, como dulce pasaporte hacia el Cielo de nuestro Corazón, el cual ya es, pues es siempre.

Un abrazo con mucho amor;

Post relacionado: Si tú te iluminas, todos se iluminan

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