viernes, 5 de abril de 2013

Si tú te iluminas, todos se iluminan

Puesto que somos un único ser y compartimos una sola mente, no tienes que cambiar a nadie ni cambiar al mundo, basta con que cambies tú mismo, cambiando tu punto de vista, cambiando tu mentalidad, y de ese modo espontáneamente todo cambiará, pues tú lo eres todo: no estás separado de la Totalidad.

Aunque sea paradójico hablar de cambiar sabiendo que los cambios son ilusorios, una vez aceptaste las ilusiones has de aceptar un único cambio más si quieres despertar: el cambio de mentalidad que deshace las ilusiones, para así volver a lo verdadero y reconocer nuevamente tu propia inmutabilidad: Tu Gozoso Ser Eterno Sin Cambios. 

Tu única feliz responsabilidad, por lo tanto, es ocuparte de ti mismo: de cambiar tu propia mentalidad y así ser feliz, y entonces la felicidad llegará a todos los rincones de tu ser y nadie quedará exento de ella.

Una de las máximas de UCDM es el recordatorio que dice: «La única responsabilidad del maestro de Dios es aceptar la Expiación para sí mismo». (M.18.4.5)  (Pág. 54) El mismo recordatorio en el Texto: «La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expiación para sí mismo». (T.2.V.5.1) (Pág. 27). O también lo dice así:

     Los irredentos no tienen misericordia para con nadie. Por eso es por lo que tu única responsabilidad es aceptar el perdón para ti mismo. (T.25.IX.9.5-6) (Pág. 608)

Recordemos que en el lenguaje de UCDM, la palabra Expiación significa Corrección (Des-hacer lo falso), o sea, cambiar de mentalidad para permitir que las ilusiones sean deshechas por nuestro Yo Superior. La Expiación es algo así como estar dispuestos a que nuestro Maestro Interior limpie el espejo de nuestra mente, para que así en nuestra mente solamente se refleje la feliz verdad de la plenitud de ser.

Puesto que las ilusiones son falsas creencias de culpabilidad/separación, tales ilusiones son deshechas cuando son iluminadas por la luz del perdón, lo cual significa reconocer nuestra inherente inocencia y unidad. Y puesto que toda ilusión es una proyección o distorsión o duda de nuestro propio Ser (duda proyectada sobre "uno mismo" o sobre "los demás" o sobre "el mundo", o sobre "Dios", etc, eso da igual), basta con recordar nuestro verdadero Ser para que toda la confusión dual desaparezca, y es esto lo que quiere decir "aceptar la Expiación o el perdón para uno mismo es tu única responsabilidad".Cuando uno recuerda Quién ES, todo el universo queda "arreglado" instantáneamente: pues nunca se había distorsionado excepto en nuestra imaginación, y al soltar nuestra propia falsa imaginación, reaparece la verdad, la cual nunca había cambiado ni había dejado de ser lo que eternamente es: AMOR UNIFICADO PLENAMENTE FELIZ.

La Voluntad de Dios (que es nuestro Ser en estado Puro) para nosotros es Total Felicidad, y por lo tanto la Felicidad es lo que somos, y donde vivimos y lo que experimentamos tan pronto como renunciamos a las frías ilusiones.

Incluyo algunos comentarios de David Hoffmeister sobre el tema:

Primero David Hoffmeister nos recuerda la lección 139 (titulada: «Aceptaré la Expiación para mí mismo») y cita algunas frases de dicha lección, en las que Jesús dice:

Tenemos una misión aquí. No vinimos a reforzar la locura en la que una vez creímos. No nos olvidemos del objetivo que aceptamos. Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad. Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con nosotros. (L.139.9.1-4) (Pág. 286)

Vinimos a alcanzar mucho más que nuestra propia felicidad porque cuando reconocemos que el ser es felicidad, estamos recordando la felicidad para todos los seres sin excepción, pues todos estamos unidos en una sola Mente, en un solo Ser de Felicidad.

Es aquí donde David Hoffmeister comenta usando la palabra iluminación, dado que al compartir todos una misma mente, si uno mismo acepta la iluminación para sí mismo, para él todos se iluminan a la vez junto a él. O como lo dijo el sabio Ramana Maharshi: «Para el sabio, todos son sabios». La tengo anotada en otro blog con estas palabras:

 El sabio no ve a nadie como ignorante. Para sus ojos todos son sabios. (Ramana Maharshi)

Veamos cómo lo expresa David Hoffmeister:

"Lo que aceptamos ser, proclama lo que todo el mundo no puede sino ser junto con nosotros". Todos deben estar con nosotros... ¿Puedes darte cuenta de las implicaciones de esa oración? Lo que proclamamos para nosotros mismos es lo que todo el mundo acepta ser junto con nosotros. No estamos hablando de gurús que lo han comprendido, ni de devotos que se arrastran diciendo: "Yo quiero lo que él tiene". Si aceptas la Corrección (desvanecimiento de las ilusiones), ¡entonces todos van contigo! Todos se Iluminan si tú te Iluminas. ¿Puedes ver las implicaciones de esto? ¿Puedes ver como ese viejo juego de "Yo lo tengo y tú no" no se lleva con este Curso? Si tú eres Iluminado, a todos los percibirás Iluminados. Debes tratar a todos con la misma Iluminación que experimentas. Si tú eres amor, todos son amor. 

¿Hay excepciones? No. 

«Tengo, por lo tanto, el poder de cambiar a todas las mentes junto con la mía» (L.54.4.6). Lo que esto significa es que cuando permites que tu mente cambie, toda mente es cambiada. Escucha esta oración: "Puedo cambiar a todas las mentes junto con la mía". Debe haber entonces una sola mente que necesita aceptar la Corrección. No seis mil millones, sólo una. Y la única, por supuesto, es la tuya. 

No se trata de que Mamá y Papá acepten la Corrección. Algunos de nosotros lo hemos intentado. Sabemos cómo se siente. Todo lo que estás haciendo cuando aceptas la Corrección es que estás permitiendo una transformación en donde te das cuenta de que todo está conectado y que todos compartimos una sola mente. 

Del libro: «Despertando a través de Un Curso de Milagros», Págs. 192-193.

Concluimos con una cita de UCDM:

Aceptaré la Expiación para mí mismo, pues aún soy tal como Dios me creó. 

No hemos perdido el conocimiento que Dios nos dio cuando nos creó semejantes a Él. Podemos recordarlo por todos, pues en la creación todas las mentes son una. Y en nuestra memoria yace el recuerdo de lo mucho que en verdad amamos a nuestros hermanos, de lo mucho que cada mente es parte de nosotros, de cuán fieles nos han sido realmente y de cómo el Amor de nuestro Padre los incluye a todos. (L.139.11.3-6) (Pág. 287)

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