domingo, 30 de agosto de 2015

Un Curso de esperanza (XI) Ken Wapnick

Un Curso de Milagros: Una espiritualidad llena de esperanza

Extractos de las charlas llevadas a cabo en la Academia de la
 Fundación para Un Curso de Milagros
Temecula (California) (USA) 

Doctor Kenneth Wapnick

Parte XI
Culpa frente a remordimiento

Últimamente he empezado a hacer una distinción entre la culpa y el remordimiento ((Nota de Toni: la palabra inglesa remorse significa principalmente remordimiento, pero también recoge en parte el significado de arrepentimiento)). El problema con la culpa es que una vez que eres culpable, inevitablemente seguirás haciendo lo que te hace culpable. La culpa dice que he hecho algo terrible en el pasado, soy una persona terrible en el presente, y merezco ser tratado como una persona terrible en el futuro. Por lo tanto, la culpa retiene el "pecado". Recuerda, la culpa no existe, así que lo más devastador de la culpa no es la culpa en sí, sino lo que sucede cuando creemos que somos culpables. La culpa dice: esto es tan horrible, no puedo ni siquiera mirarlo. Estamos tan abrumados por el odio que sentimos hacia nosotros mismos, que lo reprimimos, lo proyectamos. Una vez más: la culpa se asegura de que sigamos haciendo lo que nos hizo culpables en primer lugar. Eso es lo que Freud llamó compulsión de repetición ((Nota de Toni: también llamada simplemente repetición; es la compulsión a repetir aquello que nos produce dolor o nos desagrada)).

El remordimiento, en la forma en que estoy usando el término, reconoce que hice algo que fue un error, no algo que fue pecado —mi error probablemente hizo daño a otras personas, y sin duda me hizo daño a mí, y no quiero cometerlo de nuevo. Podemos llamar "culpa saludable" a cuando miras algo que has hecho y en lugar de sentirte culpable y esconderte bajo tierra porque eres un gusano tan reprobable, dices: "Fue un error, y ahora entiendo por qué lo hice. No quiero hacerlo otra vez porque causa demasiado dolor tanto a otras personas como a mí". En ese punto, eso no es culpa. Es simplemente decir que cometiste un error y no quieres cometerlo otra vez. A eso es a lo que yo llamaría remordimiento ((Nota de Toni: al ser en este sentido, es conveniente no perder de vista otro significado de ese término: arrepentimiento; el cual es útil de recordar cada vez que en este texto leamos la palabra remordimiento)). La culpa, por su parte, se asegura de que seguirás repitiendo ese "pecado"-error. Toda la idea de mirar con Jesús es para cambiar la percepción del ego desde la culpa hasta el remordimiento ((arrepentimiento)).

La totalidad del Curso, desde la primera hasta la última página, nos dice simplemente una y otra vez: "Cometiste un error. No te estoy juzgando por él. No eres una persona mala ni pecadora, pero has cometido un error y te voy a explicar por qué motivo lo cometiste: es porque tienes miedo del amor. Te voy a mostrar cada una de las diferentes formas mediante las cuales se comete el error —todas tus defensas y todas las formas de especialismo. Te las muestro para que puedas mirarlas conmigo sin juzgarlas". Eso es remordimiento ((arrepentimiento)). No es el error en la forma ((Nota de Toni: el remordimiento, a nivel de la forma no es un error. El verdadero error es a nivel del contenido, o sea, la decisión mental en favor del ego, de la separación y de la culpa; a consecuencia de ese error mental —que es "el error" en singular, pues no hay otro error que ese realmente— se proyecta dicho error, que es mental, al nivel de la forma y entonces aparecen conflictos que podemos interpretar incorrectamente como culpa a nivel de la forma, o podemos interpretarlos correctamente en clave de remordimiento/arrepentimiento a nivel de la forma; y puesto que ese remordimiento a nivel de la forma contiene la actitud de no querer repetir el error, entonces no es un error el remordimiento a nivel de la forma, sino que es más bien el reflejo en la forma de nuestra intención de cambiar de decisión a nivel mental)). La culpa siempre se adhiere a los hechos concretos y entonces la culpa se reprime ((Nota de Toni: la culpa se reprime; o sea que la culpa es algo de carácter más inconsciente que el remordimiento)). El remordimiento dice que eso fue un error en el contenido: elegí al maestro equivocado, y debido a eso hice y dije todas esas cosas, pero no quiero hacer eso más, porque ahora veo las consecuencias de haber elegido a mi ego. Veo lo que eso me cuesta. No siento la paz de Dios. No siento Su Amor, y eso es lo que quiero. Ahora uso mis errores como un aula de clases donde puedo mejorar y aprender para no repetirlos. La culpa me mantiene encarcelado en sí misma.

Una vez más: una vez que sientes culpa, tienes que reprimirla, y cualquier cosa que reprimas la proyectarás. Ello encontrará su camino de salida. Lo que necesitas es mirar a tu error y no llamarlo pecado. Simplemente di: "Esto es algo que no quiero volver a hacer". Practica lo que se dice al comienzo del capítulo 18. Esa sección, "El substituto de la realidad", empieza a hablar del error original ((Nota de Toni: sobre todo a partir del cuarto párrafo, y ya de manera explícita a partir del quinto)). El siguiente párrafo habla de todas las formas que ha tomado el error original, todas nuestras formas de especialismo, pero ahora el contexto es el error original. Necesitamos aplicar esto a todas las formas concretas que simbolizan el error original de separarse del Amor.

«No llames pecado a esa proyección sino locura, pues eso es lo que fue y lo que sigue siendo. Tampoco la revistas de culpabilidad, pues la culpabilidad implica que realmente ocurrió. Pero sobre todo, no le tengas miedo» (T.18.I.6.7-9)

Esa es la definición de remordimiento. Yo digo ((reconozco)) que esto fue una locura; esto nunca podría haber sucedido, y ya no tengo que tenerle miedo. Esto garantizará que nunca lo repita. Si llamo pecaminoso a lo que hice y me siento culpable, tendré miedo de eso, y estaré preparando el escenario para que se repita continuamente, no necesariamente de la misma manera, pero el odio que siento hacia mí mismo en mi interior encontrará la manera de expresarse a través de lo que yo diga o haga.

Por lo tanto, la idea es mirar a nuestros errores y reconocer que son errores. No lo llames pecado sino locura. No lo revistas de culpabilidad... Y sobre todo, no le tengas miedo. A medida que transcurre el día y me vuelvo consciente de las diferentes formas en que reflejo mi creencia en la realidad de la diminuta y alocada idea ((T.27.VIII.6.2)) —todas las veces que me enfado, así como cuando me siento ligeramente contrariado o irritado, nervioso, ansioso, inquieto, con miedo, desmemoriado ((descuidado)), siendo insensible con alguien, o cualquiera de las diferentes formas en que me muestro no amoroso— puedo mirar eso en mí mismo y no juzgarlo. No me califico a mí mismo con los feos nombres del Curso: eres culpable, estás defendiéndote contra la verdad, etc ((Nota de Toni: o sea, que no echo más gasolina al fuego, sino solo agua-perdón: no aprovecho los términos duros del Curso para hacerme reproches a mí mismo; simplemente reconozco tranquilamente mi error, pero no me juzgo por ello calificándome de manera negativa)). Estoy desaprendiendo el error que yo y todos los demás hicimos en aquel instante inicial en el que miramos la diminuta y alocada idea, nos horrorizamos por ella, la calificamos de pecaminosa, y la tomamos seriamente. En el momento en que la tomamos seriamente, fue como si en ese mismo momento aquel diminuto fragmento se involucrara ((o enredara)) en lo concreto —se volvió real, sólido y siniestro. Por lo tanto tuvimos que huir de eso corriendo como demonios, así que inventamos un infierno en el que poder huir para escapar, el cual es el mundo y el cuerpo. Todo esto fue para escapar de un pensamiento de pecado que nunca ocurrió, todo porque nos tomamos en serio la diminuta y alocada idea.

Una vez más, el problema no fue el pensamiento de estar separado, porque eso nunca ocurrió. ¿Cómo puede tomarse seriamente lo que no sucedió y jamás podría suceder? Ese fue el problema —que lo tomamos en serio. Eso se tradujo en nuestro mundo al expresarse de todas las diferentes maneras en las que no somos amorosos ni amables, ya fuese con nosotros mismos o con los demás. Estar en nuestra mentalidad correcta significa estar en nuestra mentalidad errada y reconocer las decisiones de nuestra mentalidad errada, pero sin sentirnos culpables por ellas. No me juzgo a mí mismo por elegir a mi ego, no lo justifico, no lo consiento ((referido a la dejadez, a la indulgencia, a disimularlo, fingir que es otra cosa y no lo que es, etc)), y no lo racionalizo. Digo: "Esto es lo que hice, y no quiero volver a hacerlo". Esa es la diferencia entre la culpa y el remordimiento ((arrepentimiento)). La culpa te instala en el mundo pecaminoso que garantiza que seguirás siendo no-amoroso y no-amable. El remordimiento dice: "Cometí un error. Solo fue eso". Eso es acordarnos de reírnos. ¡Cometí un simple error!

Parte XII: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/08/un-curso-de-esperanza-y-xii-ken-wapnick.html

Índice de las traducciones (esta serie consta de 12 partes en total): http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/08/un-curso-de-milagros-una-espiritualidad.html

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