lunes, 31 de agosto de 2015

Un Curso de esperanza (y XII) Ken Wapnick

Un Curso de Milagros: Una espiritualidad llena de esperanza

Extractos de las charlas llevadas a cabo en la Academia de la
 Fundación para Un Curso de Milagros
Temecula (California) (USA) 

Doctor Kenneth Wapnick

Parte XII
1. Resistencia

Pregunta: ¿Puedes hablar de la diferencia entre la resistencia al Curso si se trata de tu camino y de la resistencia al Curso si no es tu camino? ¿Y podrías después contarnos la historia de Helen y los árboles?

Respuesta:  ¡Una pregunta excelente! Prácticamente todos los que estáis en esta sala os habéis sentido atraídos por Un Curso de Milagros como vuestro camino espiritual y probablemente no os volváis atrás en esto. Sientes que te habla a ti, y sin embargo, como todos somos humanos y todos tenemos la mente dividida al igual que todos los demás, todos nosotros tenemos resistencia a él porque es la verdad.

La sección titulada "La última pregunta que queda por contestar" en el capítulo 21 del Texto ((T.21.VII)), plantea cuatro preguntas. Las tres primeras son relativamente simples de responder, pero entonces Jesús dice: puede que no hayas contestado todavía a la última pregunta, la cual es: "¿Y quiero ver lo que negué porque es la verdad?". Él dice que no te das cuenta de que responder "sí" a esta pregunta significa decir "no al no" ((T.21.VII.12.4 aunque en la cita traducida hubo un pequeño lapsus de traducción que será corregido cuando salga alguna nueva edición del Curso en español. Un ejemplo de la frase corregida sería expresarla así: «Pues has contestado "sí" sin darte cuenta de que "sí" tiene que significar (que has dicho) "no al no"»)). En otras palabras, si estás diciendo realmente que quieres ver lo que negaste, que quieres ver la verdad, entonces primero tienes que mirar a la negación de la verdad —al ego— y decir que ya no quieres eso más.

De hecho, eso se dirige realmente al corazón de la totalidad del proceso del Curso. A menudo me gusta decir que no hay nada positivo en este Curso. Lo que es auténticamente positivo es Dios, y Dios no juega un papel en la teoría del Curso. Dios no es el problema. No sabemos nada sobre Dios o la realidad, así que no se dice mucho sobre a qué se parece Dios o qué es el Cielo. Ciertamente que Dios es mencionado en cada página, pero no en términos de lo que Dios es, porque ese no es el problema. Lo que es positivo en este Curso es el deshacimiento de lo que es negativo. No se titula Un Curso de Amor, sino Un Curso de Milagros, porque el amor es la verdad. El milagro es la corrección de la falsedad. El comienzo del capítulo 28 dice: "El milagro no hace nada. Lo único que hace es deshacer" (T.28.I.1.1-2).

Podríamos decir lo mismo sobre el perdón. El perdón no hace nada. De hecho, la cita que casi siempre menciono del Libro de ejercicios afirma que: "El perdón (...) es tranquilo y sosegado, y no hace nada. Simplemente espera, observa y no juzga" (L.PII.Preg1.4.1,3). Así que el perdón es la corrección, o el deshacimiento del juicio del ego. En la mente correcta, acerca de la cual es de lo que trata este Curso, todo es acerca del deshacimiento o de la corrección de todo lo que pertenezca a la mente errada. El Curso dice: "El ego siempre habla primero y está equivocado" ((la segunda parte de la frase pertenece a T.5.VI.4.2 que literalmente dice: "Las decisiones del ego son siempre erróneas")) y el Espíritu Santo es la Respuesta (T.5.VI.3.5-4.2).

Por lo tanto, lo que es positivo en el Curso, una vez más, es el deshacimiento de lo negativo. Otra línea que frecuentemente cito del capítulo 16 dice: "Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él" (T.16.IV.6). Nuestra tarea no es ir en busca del amor, el cual es el Cielo, Dios, la verdad, y la Unidad, sino buscar y encontrar todas las barreras que hemos puesto entre nosotros mismos y el amor, las cuales son el sistema de pensamiento del ego, y en el contexto de ese pasaje en particular, la relación especial. Cuando encontramos lo que hemos colocado entre nosotros y el amor, lo miramos sin juzgarlo y luego desaparece.

Así que, ¿realmente quiero ver lo que negué porque es la verdad? Ahí es donde se encuentra la resistencia al Curso. Todos nosotros hemos elegido este como nuestro camino espiritual porque reconocemos la verdad aquí. Tanto si entendemos la teoría del Curso como si no, reconocemos que hay verdad aquí, pero eso no nos impide hacer exactamente lo contrario de lo que el Curso dice. Uno de los mensajes cristalinos de este Curso es que no juzguemos. Y bueno, eso no nos detiene, ¿verdad? Todo el Curso va sobre el deshacimiento de nuestras relaciones especiales. Esto no nos detiene de continuar consintiéndolas, y sobre todo de desarrollar una relación especial con el propio Curso. El hecho de que hagamos la misma cosa que el Curso (el cual creemos que es la verdad y que es nuestro camino espiritual) nos dice que no hagamos, refleja nuestra resistencia. Nos resistimos al Curso porque es nuestro curso, porque es nuestro camino a casa.

Por otro lado, puede haber personas que se resistan al Curso por buenas razones (por razones de la mentalidad correcta), debido a que no es su camino. Incluso aunque hayas jurado una y otra vez que amas el Curso —que él es la respuesta— hay algo dentro de ti que dice que el Curso no es para ti. Como sabéis, el Curso dice que él es solo un camino entre muchos miles (M.1.4) ((M.1.4, aunque en la versión en español se tradujo "many thousands of other forms" por "muchas otras formas", en lugar de la más literal y cuantitativa "muchos miles de otras formas")), la cual es siempre una afirmación muy impresionante, dada la naturaleza absoluta de tantas otras religiones. El Curso dice que él no es la única forma de la verdad. Por lo tanto este Curso podría no ser para ti, pero entonces tú puedes apegarte a él debido al orgullo, debido a que todos tus amigos son estudiantes del Curso, o debido a que piensas que vas a fracasar y entonces Jesús se enfadará contigo, o debido a que tienes esto en tan gran estima que esto significa que vas a suspender ((o: fracasar con)) el Curso, cuando la verdad del asunto es que simplemente estás resistiéndote a él, y quizá deberías aceptar eso. El problema es que tú no sabes cuál es ((Nota de Toni: uno a veces no sabe de antemano cuál es el camino espiritual al que se está destinado, el que mejor va a funcionar con nosotros en nuestra actual etapa, aunque eso puede intuirse)).

Recuerdo algo que me sucedió hace muchos años cuando aún estaba convencido de que iba a acabar siendo monje. Eso fue antes de conocer a Gloria ((Nota de Toni: su esposa)), y de hecho antes de haber visto el Curso. Había conocido a Helen y a Bill, pero era tan reciente que no había visto el Curso todavía. Estaba alojándome en un monasterio trapense de Israel. Pensaba que simplemente me quedaría allí una semana por navidad, y acabé sintiéndome muy cómodo, como en casa. El abad quería que me quedara allí, y por un momento pensé que así lo haría. Estuve allí durante tres meses, a pesar de que no había esperado permanecer mucho tiempo allá. Era un monasterio franco-parlante, y yo no era muy hábil con ese idioma, pero me las apañé para hablar algo de francés. El abad, que sabía inglés, me dijo: "Si vas a quedarte aquí, vas a tener que estudiar francés", lo cual era obvio. Yo podía leerlo mejor de lo que podía hablarlo, pero tendría que dominar el idioma si iba a quedarme. Yo podía hablar suficiente francés para conversar con él y con los monjes sobre cosas como pasarme la sal, o hacer preguntas del estilo de "¿Qué hiciste hoy?" (lo cual ni siquiera tenía previsto preguntar), pero no era capaz de tener conversaciones más serias.

Así que el abad me dio libros franceses para estudiar, y quizá los abrí una vez, pero simplemente no podía estudiarlos. Ahora bien, soy un excelente estudiante; soy inteligente; y ya sabía ((algo de)) francés, y pensé que estaba motivado para dominar el idioma y así poder quedarme en el monasterio. Una semana o dos después de esto, se me ocurrió que había dos posibilidades que podían estar influyendo. Y esto es realmente el quid del asunto. Una de dos: o estaba resistiéndome a quedarme en el monasterio, o no debía quedarme en el monasterio y por eso no estaba estudiando francés. Me llevó un tiempo el darme cuenta de que yo no estaba estudiando francés porque no tenía que estar allí. Finalmente dejé el monasterio, una cosa llevó a otra y acabé regresando a Estados Unidos. Y fue justo entonces cuando vi el Curso por primera vez.

Pero no siempre se sabe, y cuando no lo sepas, en la medida en que te sea posible, no tomes una decisión. A veces no tienes elección. Las circunstancias pueden exigir que tomes una decisión de inmediato, pero muy a menudo no te ves obligado a eso. Entonces puedes demorarte, y básicamente deberías asumir que conocerás la respuesta cuando conozcas la respuesta. Así que en el contexto del Curso, si notas que te estás resistiendo al Curso una y otra vez, deberías al menos considerar la posibilidad de que tal vez el Curso no sea para ti. No es un pecado. Este no es el único camino para alcanzar el Cielo, y si piensas por un instante que los estudiantes del Curso de Milagros disponen de un camino más rápido que el de los demás para alcanzar el Cielo, entonces es que no conoces muchos estudiantes del Curso de Milagros. Es solo un camino entre muchos miles. Así que no hay una respuesta fácil.

Esta cuestión es básicamente la misma que decir: "¿Cómo sé si eso es del ego o del Espíritu Santo?". ¿Cómo podemos discernirlo? Resulta de más ayuda decir "Aún no lo sé" que lanzarse a por una respuesta cuando realmente no tienes que hacerlo. Es útil al menos abrirse a la posibilidad de que estés resistiéndote al Curso cuando sigues olvidando una y otra vez la lección del Libro de ejercicios, quedándote dormido al leer el Texto, disgustándote el vocabulario o el lenguaje que usa. Estás teniendo estas experiencias o bien porque este es tu camino a casa, o bien porque este no es tu camino a casa, y deberías escuchar eso. Una vez más, no hay correcto o incorrecto, pero deberías al menos estar abierto a la posibilidad.

2. La historia de Helen y los árboles 

La mayoría de la gente no sabe de qué se trata todo esto, y es interesante que este tema haya surgido ahora, porque el próximo boletín informativo tratará este mismo tema. [Nota del Editor: The Lighthouse, Dec. 2009 ((El Faro, diciembre 2009))]. Es la culminación de una serie de experiencias de Helen, y de hecho tuve la ocasión de compartirlas con ella. Esto empezó una tarde mientras estábamos sentados en su sofá. Ese era el momento del día, tras haber hecho todas nuestras compras y después de que ella hubiera discutido con Bill y le hubiera mandado a paseo para el resto del día, en el que nos sentábamos en el sofá y orábamos. Era entonces cuando ella sentía la presencia de Jesús, y a veces a ella le surgían cosas muy interesantes.

Aquella tarde, ella de repente entró en otro estado. Ella se describió a sí misma estando de pie conmigo. Ella era Helen, pero tenía un vestido blanco que estaba andrajoso, deteriorado y sucio. Yo era un chico. No estaba claro si yo era su hijo, su sobrino, o simplemente un amigo muy cercano, pero era como una relación madre-hijo. Estábamos de pie en la tierra de Qumran, que es donde se encontraron los Manuscritos del Mar Muerto (en Israel). De hecho, en el verano anterior, Helen, Bill y sus amigos, Louis (el marido de Helen) y yo, habíamos estado en Israel. Mientras estábamos allí, Helen tuvo dos experiencias llamativas:

1) En una ella miraba hacia el mar Muerto, el cual podía verse desde Qumran, y dijo: "La altura no es la correcta" ((se refiere a la altura del nivel del mar)). Ya no recuerdo si ella dijo que el nivel del agua debía ser más alto o más bajo, pero ella dijo que no era el correcto. Bill abrió la guía de viaje y, como era de esperar, se decía que hace dos mil años el nivel de las aguas del mar Muerto era como había dicho Helen que debería haber sido ((Nota de Toni: leyendo en otras fuentes, efectivamente se dice que el nivel de las aguas del mar Muerto era considerablemente más alto hace dos mil años, en cambio hoy día ese nivel ha descendido bastante en comparación con entonces y eso debió notar Helen)).

2) La otra experiencia sucedió mientras yo estaba a solas con ella en Qumran, el emplazamiento de las ruinas de la comunidad esenia que fue destruida por los romanos en el año 70 d.C. La comunidad esenia era una comunidad judía, una especie de comunidad monástica, lo cual era poco frecuente en el judaísmo. Existía antes de la época de Jesús. Ellos eran muy estrictos. Algunos de los rollos descubiertos hablan de que algún día llegaría un maestro de justicia, sobre lo cual a los cristianos les gusta pensar que es una alusión a la venida de Jesús que sucedió después. Hay también alguna creencia de la Nueva Era que dice que Jesús era un esenio. Ellos fueron destruidos por los romanos, pero en las ruinas se puede ver dónde estaban la biblioteca y la cocina, dónde dormían, etc. Helen dijo que caminara con ella, y llegamos a lo que resultó ser un cementerio. Ella se sentía muy atraída a caminar por el cementerio, y después se puso muy nerviosa. Ella me dijo: "Se dijo" (refiriéndose a Jesús), "Dejad que los muertos entierren a los muertos". Helen no creía en las vidas pasadas —toda esa idea le hacía sentirse muy incómoda— pero tenía la clara sensación de que ella había sido enterrada allí. Así que "dejad que los muertos entierren a los muertos" era realmente Jesús diciendo: el pasado ya pasó, sigamos adelante.

En esta secuencia, la cual empezó con Helen describiéndome a mí lo que estaba viendo ((ahora se refiere a la anécdota que empezó a contar unos párrafos más arriba, cuando una tarde se habían quedado a solas ella y él en el sofá de Helen, y ella se había visto a sí misma de pie en la tierra de Qumran con un vestido blanco andrajoso, y junto a ella estaba Ken como un chico joven)), a medida que ella lo describía, yo podía de hecho verlo con ella: estábamos de pie en Qumran mirando todas estas ruinas. Repito, ella estaba sucia y su vestido roto o deteriorado, rasgado. Lo que sucedió después de eso aconteció a lo largo de varias tardes sucesivas. Fuimos de viaje rumbo al norte. Caminamos por el río Jordán y sucedieron todo tipo de cosas, algunas de las cuales he olvidado, pero recuerdo una de ellas muy claramente. Estábamos caminando a orillas del Jordán y en la playa había una estrella de mar que tenía un brazo roto. Helen sintió que era su tarea ayudar a esta estrella de mar a regresar al agua, con el entendimiento de que así podría regenerarse. Esa fue una experiencia muy significativa para Helen. Un día —ese día yo no estaba con ella— ella estaba con Jesús en la Quinta Avenida de Nueva York. Ella entró en una de las joyerías y sintió que Jesús le compró una estrella dorada. (De hecho, es la estrella que yo llevo ahora). Ella sintió que la estrella era un regalo que Jesús le hacía a ella. Para ella, la estrella era un símbolo de Jesús, y yo creo que la estrella de mar fue, en cierto sentido, un símbolo del Cristo fracturado, y que ella estaba haciendo su parte para sanar a la Filiación al ayudarla a regresar.

La totalidad de esta serie de episodios ((se refiere a los episodios que ha dicho antes que tuvieron lugar a lo largo de varias tardes sucesivas, las sucesivas visiones de ese viaje juntos por la zona de Israel)) culminó cuando llegamos a la Baja Galilea, que fue el sitio bíblico en el que se crió Jesús —Nazareth, según la Biblia, y donde él hizo gran parte de su ministerio, allí predicó un montón. Llegamos a un bosquecillo de árboles. Era muy, muy hermoso. De repente Helen rompió a llorar, y en medio de los árboles vio la figura de Jesús. Ella me dijo: "Nunca pensé que vería esos árboles otra vez". Esa es la historia.

El viaje realmente representa —y repito que no recuerdo mucho de los incidentes concretos— un viaje desde el ego hasta el Espíritu Santo, desde la mente errada hasta la mente correcta, comenzando con la destrucción de Qumran, que en términos de cómo se sintió Helen durante esas visiones fue realmente una devastación. Es casi como ir desde la crucifixión hasta la resurrección, y culminó en lo que fue para ella esta increíblemente conmovedora experiencia de que ella nunca pensó que vería aquellos árboles otra vez. Es como si la inocencia que creíamos que había sido destruida, que la habíamos tirado lejos y la habíamos perdido para siempre, ahora la tuviéramos de nuevo.

La frase "Juntos desapareceremos en la Presencia que se encuentra detrás del velo, no para perdernos sino para encontrarnos a nosotros mismos; no para que se nos vea, sino para que se nos conozca" (T.19.IV.D.19.1) trata sobre la inocencia que pensábamos que habíamos perdido debido a que nos habíamos deshecho de ella ((traducciones alternativas: "la habíamos tirado lejos", o "la habíamos tirado a la basura")), y de repente, es encontrada. No creo que podamos tener una experiencia más importante o más gozosa que reconocer repentinamente que la inocencia que creíamos que nunca jamás disfrutaríamos de nuevo, está ahí. Eso llega de la experiencia de realmente saber, casi por primera vez, que estás verdaderamente perdonado. No creo que haya nada en este mundo que pueda igualar la pura alegría y felicidad, o que pudiera ser ni de cerca tan conmovedor, como esa experiencia de saber que no importa qué cosas horribles pienses que has hecho, o en qué cosa horrible crees haberte convertido, el amor y la luz de tu interior nunca se han alejado de ti, y esa inocencia siempre ha estado ahí.

Índice de las traducciones (esta serie consta de 12 partes en total): http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/08/un-curso-de-milagros-una-espiritualidad.html

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