lunes, 15 de marzo de 2021

Sobre relaciones y preferencias (1)

Esta serie de posts vienen de un reciente intercambio de emails, compartiendo aquí algunas de mis respuestas. 
 
Hola XXX, sobre esto que dices:

En realidad no estaría segura de si el hecho de anhelar una pareja, se convierta así mismo en una relación especial. (XXX)

El mero hecho de tener pareja no implica que se trate de una relación especial, pero si hablamos de "anhelar" sí diríamos que podría haber un factor de especialismo, aunque depende de qué queramos decir exactamente con anhelar, pero si nos referimos al anhelo intenso que mientras no se cumple uno se siente con cierta sensación de carencia, eso sería técnicamente una relación especial porque la sensación de carencia suele indicar apego. Y no tiene nada de malo tener relaciones especiales, en este mundo hay relaciones especiales y el Curso no nos pide que las eliminemos de nuestras vidas, el Espíritu Santo no quiere quitárnoslas, simplemente quiere ayudarnos a transformar su propósito para que la relación ayude a despertar en vez de a reforzar el especialismo, y de este modo la misma relación se convierte en una relación santa.

     He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales, sino transformarlas. (T-17.IV.2:3)

A lo que me refería en mi email anterior es que cuando buscamos fuera de nosotros mismos estamos expuestos a la decepción y el sufrimiento consiguiente. Pero si buscamos primero el amor dentro de uno mismo, entonces nos sentiremos plenos y todo lo demás nos vendrá por añadidura: encontraremos sin siquiera buscar, porque ya hemos reconocido primero nuestra propia plenitud y no podemos sino verla reflejada allá donde miremos. El Curso explica detalladamente la trampa de buscar fuera de uno mismo, y por ejemplo la sección T-29.VII del texto, titulada "No busques fuera de ti mismo", toca este tema bastante a fondo.

En definitiva, que en este mundo estamos acostumbrados a buscar personas que nos completen porque creemos en la carencia (porque creemos ser cuerpos), mientras que el Espíritu trata de enseñarnos que ya somos completos y al reconocerlo no buscaremos a otros para ver qué podemos recibir, sino para dar, para compartir nuestra propia plenitud. Por supuesto que esto es un proceso, los que han sanado completamente su mente sí están en ese punto y sólo buscan compartir, mientras que los demás estamos aprendiendo gradualmente, pero un buen primer paso es ir dándonos cuenta de que nos sentimos carentes y a continuación perdonarnos, pues es solo una falsa creencia basada en la separación (que en realidad nunca ocurrió).

Creo que en mis comentarios hay un eco o reflejo de algunas ideas del Curso, por ejemplo:

     La verdad es siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu conciencia. Se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás. (T-1.IV.3:4-7)

     El ego proyecta para excluir; y, por lo tanto, para engañar. El Espíritu Santo extiende al reconocerse a Sí Mismo en cada mente, y de esta manera las percibe a todas como una sola. Nada está en conflicto en esta percepción porque lo que el Espíritu Santo percibe es todo igual. Dondequiera que mira se ve a Sí Mismo y, puesto que está unido, siempre ofrece el Reino en su totalidad. (T-6.II.12:2-5)

     Pues una relación no santa se basa en diferencias y en que cada uno piense que el otro tiene lo que a él le falta. Se juntan ((en la relación especial)), cada uno con el propósito de completarse a sí mismo robando al otro. Siguen juntos hasta que piensan que ya no queda nada más por robar, y luego se separan. (...) La relación santa parte de una premisa diferente. Cada uno ha mirado dentro de sí y no ha visto ninguna insuficiencia. Al aceptar su compleción, desea extenderla uniéndose a otro, tan pleno como él. No ve diferencias entre su ser y el ser del otro, pues las diferencias sólo se dan a nivel del cuerpo. Por lo tanto, no ve nada de lo que quisiera apropiarse. (T-22.introd.2:5-7; 3:1-5)

Tal como dices en tu email, es genial cuando algo así "surja naturalmente", pues a medida que vamos reconociendo la plenitud interna, vemos reflejos allá donde miremos, como guiños o símbolos que surgen espontáneamente de manera natural, haciendo eco de nuestra actitud. En otras palabras: en lugar de buscar príncipes, perdonamos ranas y éstas se convierten en los príncipes que antes habíamos estado buscando infructuosamente jejeje
 
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Nota: Cuando escribí ese email, en la última de las citas que incluí estuve buscando una cita cuyas palabras precisas no recordaba, de modo que a cambio de la que no pude encontrar puse esa otra en la que destaqué en negritas el tema central que me interesaba: «Al aceptar su compleción, desea extenderla uniéndose a otro, tan pleno como él» (T-22.introd.2:5-7; 3:1-5)». Posteriormente me he encontrado con la cita que inicialmente quería compartir y que en aquel momento no pude encontrar. Es esta:

     Dios, que abarca todo lo que existe, creó seres que lo tienen todo individualmente, pero que quieren compartirlo para así incrementar su gozo. (T-4.VII.5:1)
 
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