Hola XXX :-)
Lo que dices de un deseo
desprovisto de necesidad es lo que nos interesa (la noción usual de
"deseo" es buscar algo que no se tiene, lo cual es ilusorio porque el
ser que somos lo es/tiene todo y no desea nada porque desear implicaría
que no se tiene, sería una carencia implícita, pero te entiendo, veo que
la paradoja "deseo sin necesidad" es una forma para referirte a lo que
yo llamo a veces "preferencia"). No es que sea fácil estar siempre en
ese punto, lo fácil es dejarnos distraer por el ego jeje, pero esa
actitud de desapego es lo que estamos aprendiendo. Un deseo sin
necesidad no implica especialismo porque es una simple preferencia, en
el sentido en que compañeros como Gary Renard o Ken Wapnick hablan de
"preferencias", como algo inocente: ciertamente en el Cielo no hay
preferencias porque es pura Totalidad y las preferencias por lo general
implican parcialidad, pero durante el proceso de despertar el ideal es
aprender a convertir nuestros apegos en meras preferencias. Ambas
palabras son casi sinónimos, pero nosotros podemos usarlas de un modo
útil considerando "apegos" lo que nos dolería si no lo alcanzáramos, y
las preferencias lo que es un simple deseo pero sin obsesión, sin
necesidad, y por lo tanto no duele si no se cumple. Por ejemplo, si
planeábamos salir a pasear a tomar el sol y cuando llega la hora se ha
nublado el cielo y se pone a llover, si debido a eso nos sentimos mal y
nos lamentamos con tristeza estaríamos experimentando un apego
(especialismo), pero si se tratase de una simple preferencia no haríamos
una montaña de un granito de arena, simplemente nos diríamos a nosotros
mismos algo del estilo de: "¡Pues en ese caso saldré a mojarme o bailar
bajo la lluvia!", o simplemente "En ese caso me quedaré en casa leyendo
y lo pasaré igualmente bien".
Me alegra
que te sientas feliz. Esto me recuerda que la felicidad, como la paz, es
una decisión que tomamos. Si decidimos esperar a "algo" para ser
felices (que nos toque la lotería, conocer a alguien, bajar de peso,
etc) entonces estamos poniéndonos en manos de cosas externas y dando
realidad al mundo, pero si simplemente elegimos ser felices
directamente, eligiendo a Dios como nuestro único verdadero propósito o
meta, entonces abriremos la puerta de la felicidad independientemente de
los acontecimientos externos. A menudo luego los acontecimientos
externos reflejan esa felicidad, pero ni siquiera eso es necesario para
quien ya es feliz de todos modos.
Todas
estas ideas son más fáciles decirlas que llevarlas a la práctica y
experimentarlas de un modo consistente, pero eso es lo que estamos
aprendiendo y entrenando, y estamos en manos de un Entrenador
espléndido: el Espíritu Santo. El cual, como siempre me gusta repetirme a
mí mismo, está dentro de todos nosotros. Así que con un poco de
práctica podemos verlo o vislumbrarlo cada vez más consistentemente en
nosotros mismos y en los demás, apreciando lo bueno que percibimos en
nuestros hermanos y perdonando lo que parezca malo, pues lo malo
no puede ser real y tiene que ser nuestra propia percepción
distorsionada. Este entrenamiento conduce paulatinamente a la
iluminación, que es felicidad permanente, la bendición que todos
deberíamos buscar para nosotros mismos y para compartirla con todos los
demás.
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Posts de esta serie:
Sobre relaciones y preferencias (1): https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2021/03/sobre-relaciones-y-preferencias-1.html
Sobre relaciones y preferencias (3): https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2021/03/sobre-relaciones-y-preferencias-3.html
Sobre relaciones y preferencias (4): https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2021/03/sobre-relaciones-y-preferencias-4.html
Sobre relaciones y preferencias (y 5): https://hablemosdeucdm.blogspot.com/2021/03/sobre-relaciones-y-preferencias-y-5.html
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