martes, 1 de diciembre de 2015

Facimoutreach P-684

¿Cómo puedo permanecer más tiempo en el momento "presente"?

P-684: Soy nuevo en Un Curso de Milagros y me gustaría preguntar sobre permanecer en el momento presente. Si permanezco presente, ¿es así como sentiré la paz mental que estoy buscando? He experimentado breves momentos de paz interior y calma cuando permanezco presente con el Espíritu Santo. Sólo que no sé cómo permanecer presente por más de cinco minutos.

Respuesta: Hasta que la mente está completamente sanada, la experiencia de paz depende de nuestra disposición a elegirla. Mientras tanto, la mente está dividida, y en conflicto entre dos "realidades" mutuamente excluyentes: la creencia en la separación (el ego) y el recuerdo de la Unidad (el Espíritu Santo). Al principio del Texto se nos dice: «La separación es simplemente otro término para referirse a una mente dividida. El ego es el símbolo de la separación, tal como el Espíritu Santo es el símbolo de la paz» (T.5.III.9.3-4). La mente no sanada o mente dividida se experimenta a sí misma en el sueño, en conflicto consigo misma. Aunque busca la paz, tiene miedo de que la paz total va a significar la desaparición del especialismo de ser un cuerpo con una personalidad única. Esta división en la mente hace que tengamos metas divididas, objetivos divididos: «El objetivo del ego es tan unificado como el del Espíritu Santo, y por ello sus respectivos objetivos jamás podrán reconciliarse en modo alguno ni desde ningún punto de vista. El ego siempre trata de dividir y separar. El Espíritu Santo, de unificar y curar» (T.7.IV.5.1-3). Elegir al Espíritu Santo y el instante santo conduce a la paz del momento a la que tú te refieres, mientras que la decisión de aferrarse a la separación pone fin a esta paz. El poco tiempo que pasamos en paz nos muestra el grado en el que estamos apegados a nuestra identidad con el ego y temerosos de la paz. Sanar la mente de esta división es el objetivo del Curso. Esto sucede gradualmente mediante el proceso del perdón, el cual comienza con el reconocimiento de que la separación es una decisión tomada en la mente, y de que todo lo que experimentamos en el sueño es un efecto de esa decisión.

La negación es la clave para el éxito del ego para convencernos de la realidad de la separación. La mente olvida/niega su decisión, con el fin de defenderla. Entonces resulta posible creer el cuento del ego de que no somos mentes, sino cuerpos vulnerables al ataque de fuerzas externas más allá de nuestro control. Eso explica por qué parece que la paz viene y va, y por qué estamos a merced de sus caprichos. El Curso nos dice que somos cualquier cosa excepto víctimas, y que podemos aprender a reconocer la decisión de la mente, al prestar atención a nuestros sentimientos y juicios en el sueño. La pérdida de la paz, en sus múltiples formas (ira, depresión, ansiedad, irritación, excitación ...), nos permite ser conscientes de la decisión que la mente ha tomado. Prestar atención —o lo que es lo mismo, mirar— es la clave para deshacer la negación, lo cual es el principio de la salvación, porque nos sintoniza con el hecho de que tenemos una mente con el poder de elegir. Sólo mediante el reconocimiento de los dolorosos efectos de elegir identificarnos con el ego tendremos la motivación para cambiar de decisión. De lo contrario, seguiremos inconscientes de la actividad de la mente, perplejos ante los sentimientos que parecen venir a nosotros desde "ninguna parte".

Aunque pueden ser de corta duración, los momentos de paz son muy importantes para el programa de estudios del Espíritu Santo, el cual hace un buen uso —de contraste— para favorecer la enseñanza y el aprendizaje. Cada vez resulta más evidente que sentir verdadera paz es preferible a la confusión que trae consigo la falta de perdón. Lo que es difícil es aprender a asociar la falta de paz con los juicios en los que estamos inmersos constantemente. La paz simplemente parece desaparecer sin ninguna razón. Lo que en realidad ocurre es que nuestra mente ha elegido identificarse con el ego y con nuestro especialismo. Lo que sigue a esa decisión es la culpa, que inevitablemente se proyecta en alguna forma de juicio contra nosotros mismos y los demás. Esto sucede muy rápidamente y, gracias a la negación, imperceptiblemente. En el Curso, Jesús nos pide que prestemos una muy cuidadosa atención a nuestros pensamientos, para volvernos conscientes de los juicios. Ellos nos muestran la decisión —en favor de la separación— que hemos tomado y olvidado.

Tanto la paz como la falta de paz son experiencias útiles. Una nos muestra lo que se siente al estar libre de juicios, y la otra nos muestra el dolor de elegir al ego. Lo importante es recordar que cuando no estamos en paz, la única razón de ello es nuestra decisión de estar separados. Hemos elegido identificarnos con el ego en lugar de con el Espíritu Santo, y hemos preferido la culpa antes que la paz. Ahora tenemos la oportunidad de considerar el costo de nuestra decisión equivocada y entonces elegir de nuevo. Esta atención-plena es la manera gracias a la cual permanecemos en el presente, y es la manera en la que no sentirnos en paz se convierte en una herramienta útil para llevarnos de regreso a la paz. Tenemos que recordar también no juzgarnos a nosotros mismos por los largos períodos de olvido y los cortos períodos de paz. Permitir al Espíritu Santo sanar nuestra mente del pensamiento de separación es un proceso. Nuestra función es ser conscientes de cada juicio para que pueda ser perdonado. Gradualmente el equilibrio tenderá a que iremos teniendo experiencias más largas de la paz, hasta que la paz se vuelva nuestra única opción.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions125.htm#Q684

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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