domingo, 10 de abril de 2016

Facimoutreach P-568

¿Por qué el concepto de la separación y del sueño parece tan ilógico?

P-568: La respuesta a la pregunta P-390 dice que "Un Curso de Milagros enseña que una vez que pareces tener un pensamiento de separación, te encuentras fuera de la Mente de Dios... Conciencia... todo basado en la realidad de un ser... están fuera de la Mente de Dios. Ellos son ilusorios, así que no pueden formar parte de Su realidad —ni de la nuestra en tanto que Su indiferenciado Hijo..." ((Lo anterior me resulta confuso, esperemos que el resto sea más claro. Parecen ser unos extractos de alguna otra pregunta, pero no he podido deducir más que lo que hay, porque menciona la pregunta P-390 y al consultarla no veo nada de eso)). Tengo (al menos) dos preguntas: 

1) Yo, como el Hijo indiferenciado, no puedo ni siquiera parecer tener un pensamiento de separación. Así que, ¿quién es este "yo" que parece tener el pensamiento de separación (a pesar de que él ni siquiera puede tener tal pensamiento)? ¿A quién le parece que él lo tiene? Esto parece querer decir que el soñador y el sueño surgen a la vez, juntos, siendo el soñador parte del sueño mismo, que el soñador mismo es una ilusión —es decir, que puesto que el soñador es una ilusión, no existe; que el hecho de que él sueñe o incluso que parezca soñar es una ilusión; es decir, que la propia ilusión no existe, es una ilusión. Es decir, afirmar ((la ilusoriedad de)) tanto el soñador como el sueño que incluye al soñador es una declaración contradictoria y por lo tanto no tiene sentido; es decir, esa declaración es ella misma una ilusión.

2) Si uno afirma que algo es una ilusión, luego ese algo no puede estar en la Mente de Dios. Por lo tanto, el ego, y compañía, es una ilusión, no existe y no está en la Mente de Dios. Por lo tanto, es verdad que el ego es una ilusión. Pero el hecho de que es una ilusión no es en sí mismo una ilusión, ya que entonces el ego existiría. Por lo tanto la ilusión es real —el ego no existe. Por lo tanto, aunque el ego no está en la Mente de Dios, debe ser que la ilusión, al ser verdadera, y por lo tanto real, tiene que estar en la Mente de Dios, porque todo lo que es verdadero, y por lo tanto real, está en la Mente de Dios.

Respuesta: Nuestra respuesta a tus preguntas se basa en las directrices que Jesús presenta en la introducción a la Clarificación de términos, al final del Manual: «Éste no es un curso de especulación filosófica, ni está interesado en una terminología precisa. Se orienta únicamente hacia la Expiación o corrección de la percepción. El medio de la Expiación es el perdón. (...) El ego exigirá muchas respuestas que este curso no provee. El curso no reconoce como preguntas aquellas que sólo tienen la apariencia de preguntas, pero que son imposibles de contestar» (C.introd.1.1-3; 4.1-2). El mensaje del Curso no se puede captar mediante el uso del razonamiento lógico por sí solo, ni se puede lograr que encaje en categorías que dan por sentada la realidad del tiempo y el espacio. La fuente y el contenido del Curso transcienden completamente la razón discursiva. Aunque el razonamiento lógico puede ser un comienzo útil y necesario, no puede dar a conocer el contenido de las palabras del Curso, por lo cual Jesús dice: «no son más que símbolos de símbolos» (M.21.1.9). En algún punto del camino va a ser necesario reconocer la inutilidad de todas las estructuras humanas a la hora de alcanzar los objetivos del Curso. Paradójicamente, muchos místicos han escrito acerca de la experiencia que, en última instancia, es inefable. No existe un sistema conceptual/lingüístico que pueda expresar de un modo adecuado lo que está más allá de toda dicotomía sujeto/objeto: la inmediatez de la pura unidad; «una unidad unida cual una sola» (T.25.I.7.1). «La unidad es simplemente la idea de que Dios es. Y en Su Ser, Él abarca todas las cosas. Ninguna parte contiene nada que no sea Él. Decimos "Dios es", y luego guardamos silencio, pues en ese conocimiento las palabras carecen de sentido» (L.169.5.1-4). Aunque este tipo de declaraciones son de un profundo interés metafísico, el lector no habrá conectado con su contenido si no resuenan con un estado interno, por muy tenue que ese vislumbre pueda ser. Recordemos que el Curso llegó como respuesta a la petición de dos personas por una manera de relacionarse con las personas que fuera más allá de la hostilidad y de la división (más allá de las disensiones). No llegó como un tratado teológico-metafísico, aunque su discurso tiene un nivel intelectual sofisticado. Sin embargo, la inconfundible consecuencia de gran parte de lo que se dice en el Curso es que el razonamiento discursivo es una defensa contra la verdad, y que por lo tanto puede convertirse en una interferencia. Y esto a pesar de que el Curso está repleto de "argumentos" convincentes, y uno podría objetar con razón que esta respuesta ha hecho lo mismo. Debemos usar su lógica y sus palabras, con espíritu de humildad, para ir más allá de la lógica y de las palabras. De manera similar, Jesús dice del tiempo que: «Debe señalarse, no obstante, que, en última instancia, no puede haber transigencia alguna entre lo que lo es todo y lo que no es nada. El tiempo es esencialmente un recurso por medio del cual se puede abandonar toda idea de transigencia al respecto. Este proceso parece ser gradual debido únicamente a que el tiempo en sí comprende intervalos que no existen» (T.2.VII.5.10-12) ((Es un tema que se expresa de muchas formas diferentes en el Curso: usar las palabras para ir más allá de las palabras, usar el cuerpo para transcender lo corporal, usar el tiempo para aceptar la ilusoriedad del tiempo mismo, usar la capacidad de elegir para ir más allá del ilusorio decidir [por ejemplo en T.26.III.6.4-5], etc; en general, hacer uso de lo ilusorio, de lo que percibimos, para ir más allá de ello hasta reconocer la verdad pura)). Como todos los estudiantes saben, los ejercicios de la primera parte del Libro de ejercicios se basan en gran medida en el tiempo del reloj —pero sólo como parte del programa de Jesús para revertir el pensamiento, no porque el tiempo sea real. Este entrenamiento conduce a la restauración de nuestras mentes al estado de abstracción total, que es «la condición natural de la mente» (L.161.2.1).

Y, por último, Jesús reina en nosotros, protegiéndonos de que nos perjudiquemos todavía más a nosotros mismos, al recordarnos que: «Todavía estás convencido de que tu entendimiento constituye una poderosa aportación a la verdad y de que hace que esta sea lo que es. Mas hemos subrayado que no tienes que comprender nada» (T.18.IV.7.5-6).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions100.htm#Q568

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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