sábado, 12 de marzo de 2016

El sueño feliz (parte 1)

"El sueño feliz"

Extractos del seminario celebrado en la 
Fundación para Un Curso de Milagros (FACIM
en Temecula (California) 

Kenneth Wapnick


Parte 1

Introducción

Nuestro tema es el sueño feliz, que es también el título de una sección del capítulo 18 del Texto ((T.18.V)). El sueño feliz, al igual que muchos otros términos de la mentalidad correcta, es frecuentemente malinterpretado. Términos tales como milagro, instante santo, relación santa, perdón, redención, salvación y resurrección, todos ellos tienden a ser confusos para las personas que trabajan con Un Curso de Milagros, incluso para aquellos que llevan muchos años con él. La razón de ello es lo que Jesús llama al comienzo del Texto "confusión de niveles". Él menciona esto en los capítulos 1 y 2, aunque el tema reaparece una y otra vez. Él habla sobre esto de manera concreta en los principios de los milagros ((T.1.I.23.1-2)) cuando los introduce al principio, y después en la sección sobre la sanación en el capítulo 2 (sección IV), cuando habla de la enfermedad y la sanación. La confusión de niveles tiene que ver con que las personas creen que la enfermedad, y por lo tanto la curación, tiene que ver con el cuerpo, al contrario de como es en realidad: la enfermedad está en la mente. Y puesto que la enfermedad está en la mente, ahí es donde la curación está también.

Más adelante, esta idea de la confusión de niveles se transforma hasta convertirse en la discusión más sofisticada de la forma y el contenido, y la confusión entre la forma y el contenido. La forma es cualquier cosa externa, cualquier cosa del cuerpo o del mundo, y el contenido es uno de los dos pensamientos que hay en la mente: el pensamiento de miedo, odio o culpa, o el pensamiento de perdón o sanación. Otro modo más de hablar de la confusión de niveles es en términos de causa y efecto, lo cual es un tratamiento aún más sofisticado de este tema. La causa es algo a nivel de la mente, y el efecto es algo fuera de la mente, o sea, algo del cuerpo o del mundo. Por lo general, casi todas las espiritualidades y ciertamente todas las religiones formales tienen esta confusión, expresada mediante la creencia de que el cuerpo no sólo es real, sino que es el problema, y por lo tanto es también el medio para alcanzar la salvación. En el cristianismo el pecado se ve como localizado en el cuerpo, y se redime y se expía mediante la muerte sacrificial del cuerpo de Jesús. Y entonces es el cuerpo de Jesús el que resucita y asciende al Cielo, etc.

Con el término "sueño feliz" se produce la misma confusión. Tal confusión se produce debido a la falta de conciencia de que el Curso habla del sueño en dos niveles: el nivel de la mente y el nivel del cuerpo. Más adelante vamos a ver una serie de pasajes que dejan esto muy claro. De hecho, el sueño del nivel que se expresa en el cuerpo es una defensa contra el sueño que está realmente en la mente, y tal como veremos, el sueño está sólo en la mente. Así que empecemos, en primer lugar, por discutir qué son estos dos tipos de sueño, porque hasta que no entendamos esto no vamos a entender a qué se refiere el concepto de sueño feliz.

Para explicarlo un poco más claramente, el sueño feliz no se refiere a la vida en este mundo. Cuando Jesús habla del sueño feliz, cuando habla de los sueños felices del Espíritu Santo y cuando dice que el propósito del Curso es —en cierto sentido— hacer que nuestras pesadillas o sueños tenebrosos se conviertan en sueños felices, él no se refiere a que nuestras vidas aquí mejorarán. Tampoco quiere decir que empeorarán. Lo que él nos está diciendo es que nuestras vidas aquí tal como las experimentamos, como criaturas físicas y psicológicas, son totalmente irrelevantes porque, en última instancia, a medida que aprendemos el Curso, queda claro que ni siquiera estamos aquí: «Fuera del Cielo no hay vida» (T.23.II.19.1). Así que lo que aquí llamamos vida es en realidad no-vida y básicamente se trata de la proyección del pensamiento de no-vida. Y cuando hablamos de pensamiento, obviamente estamos hablando de la mente, no del cerebro. El pensamiento de no-vida en la mente es el pensamiento de la separación, la creencia de que podemos separarnos de la vida. Cuando nos separamos de la vida, ya no formamos parte de la vida, es decir, que nos convertimos en no-vida.

Ese pensamiento en la mente, tal como veremos, es un pensamiento de lo más infeliz porque nos separa de nuestra verdadera felicidad, la cual consiste en ser parte de Dios, parte de Su Amor y de Su Voluntad. Este pensamiento infeliz que constituye el primer sueño, se proyecta entonces en los sueños infelices que nosotros creemos que son nuestras vidas aquí. Y nuestras vidas, cuando las miramos objetivamente por encima del campo de batalla, son en realidad vidas de dolor, sufrimiento y pérdida, y que siempre culminan en la muerte. Repito de nuevo: lo más infeliz. Puesto que eso no es el verdadero sueño, cuando Jesús habla de la corrección del Espíritu Santo, la cual es el sueño feliz, no se refiere a un cambio en nuestras vidas aquí. Se refiere únicamente a un cambio en la mente.

Lo que hace que estas ideas de los sueños felices, del perdón, del milagro y de la sanación sean tan difíciles y tan propensas a que nos confundamos con ellas, es que todos nos identificamos a nosotros mismos como cuerpos. Todos tuvimos que vestirnos esta mañana, todos tuvimos que comer, todos tuvimos que traer nuestros cuerpos aquí a este taller, así que toda nuestra identificación es con el cuerpo. Es casi inconcebible para nosotros que la curación pudiera ser de otra cosa que no fuera el cuerpo, o que el sueño feliz se pudiera referir a algo diferente de nuestra vida aquí en el mundo.

Por consiguiente, el propósito último de este Curso, como digo una y otra vez, es cambiar nuestra conciencia desde la sin-mentalidad (mindlessness), el estado de estar sin mente,  hasta la con-mentalidad o plenitud-de-mente o plena atención (mindfulness), el estado en el que toda nuestra atención se sitúa en la mente porque es ahí donde está el problema, y por lo tanto es también ahí donde se encuentra la respuesta. Así que los sueños felices que se nos dice en el Curso que son el objetivo del Espíritu Santo para nosotros, son los sueños felices del perdón, mediante los cuales cambiamos nuestro pensamiento, lo cual en realidad significa que cambiamos de maestro desde el ego hasta el Espíritu Santo o Jesús. Y esto no tiene absolutamente nada que ver con lo que creemos que son nuestras vidas. No tiene nada que ver con nuestra vida física, nuestra vida psicológica, nuestro trabajo, nuestras relaciones, nuestra salud, o cualquiera de estas áreas (o áreas semejantes) con respecto a alguna otra persona. Ciertamente no tiene nada que ver con que el planeta se convierta en un lugar más feliz o en un lugar de paz. Tiene que ver sólo con el estado de la mente, porque eso es lo único que existe.

El concepto de sueño feliz no tiene sentido si no sabemos para qué es la corrección. Así que de nuevo, como digo a menudo, si tal como se nos enseña en el Curso el Espíritu Santo es la Respuesta, Él es la Respuesta a una pregunta o la solución a un problema. Si alguien no sabe cuál es la pregunta, si no sabes cuál es el problema, entonces no importará cuán brillante sea la respuesta, pues no tendrá ningún sentido para ti. Así que la gran carga de Jesús en este Curso como nuestro maestro es ayudarnos a reconocer, a que entendamos y aceptemos, cuál es el problema, lo cual significa dónde está el problema. Ahora bien, el ego no es tonto, y por supuesto que el ego es en realidad la parte de nosotros que quiere estar por su cuenta y ser independiente y estar separado. El ego sabe que él es el problema, o incluso más aún, sabe que el problema es la decisión del Hijo de Dios a favor del ego, y que la respuesta es la capacidad del Hijo de Dios para elegir al Espíritu Santo en lugar del ego. Todo esto tiene lugar en la mente, así que la respuesta está en el mismo lugar en el que está el problema: en la mente.

Para mantener el problema sin resolver, lo que significa mantener la existencia del ego, el ego arranca el problema de la respuesta y lo pone tan lejos como sea posible. Si la respuesta está en la mente y el problema está en la mente, y el ego consigue tener éxito en llevar el problema al mundo y al cuerpo, y luego bloquear la mente a toda intención o propósito al olvidarnos de que tenemos una, entonces el problema está tan lejos de la respuesta que nunca puede ser resuelto. Y puesto que todos estamos tan identificados con el egoico sistema de pensamiento de separación, individualidad, autonomía, existencia individual, por no mencionar el especialismo, estamos todos, entonces, muy identificados con la estrategia del ego de mantener el problema separado de la respuesta. Este es el motivo por el que queremos que la respuesta sea algo que tenga relación con el mundo, ya que si la respuesta es algo del mundo, si tiene una expresión mundana, entonces eso significa que el problema debe de estar ahí también. Pero el problema no está ahí; el problema está en la mente.

Así que estamos constantemente buscando la respuesta a un problema en el lugar en el que el problema no existe, lo cual garantiza que el problema real —en la mente— nunca será abordado y nunca será deshecho, lo que quiere decir que nuestra existencia individual, la cual es el problema, nunca será deshecha. Y una vez más, en la medida en que nos identifiquemos con nuestra existencia individual, en esa misma medida nos identificaremos con la estrategia del ego de mantener el problema tan lejos de la respuesta como sea posible, y eso es lo que hacemos. Ese es el motivo por el que la confusión de niveles está tan extendida, no sólo en los círculos de Un Curso de Milagros, sino también en casi todos los demás círculos religiosos y espirituales. Es por eso que las personas invierten tanto en traer adentro del mundo del sueño al Espíritu Santo o a Jesús, y así hacerles que resuelvan el problema aquí. Es por eso por lo que las personas interpretan el perdón como algo que sucede entre dos cuerpos, debido a que la fuente real de la falta de perdón, para la cual el perdón es la respuesta, se encuentra en la mente. Así que mientras pensemos que es algo que sucede aquí en el mundo, mientras pensemos que la enfermedad es algo que sucede en el cuerpo, física o psicológicamente, no habrá manera de que el problema real sea sanado, lo que significa que no habrá manera de que nuestra individualidad sea jamás cuestionada, y ya no digamos deshecha. Eso es lo que todos queremos. A todos nos encanta tener sistemas espirituales y enseñanzas espirituales/religiosas que se centren en el cuerpo y en el mundo en que el cuerpo vive, siendo ambos —cuerpo y mundo— considerados tanto como la fuente del problema como el medio de deshacer el problema. Mientras tanto, el problema real permanece ignorado, lo cual quiere decir que la respuesta real queda totalmente inaccesible para nosotros. Y en la medida en que nos resulte inaccesible, nunca la buscaremos, porque creeremos que de hecho ya la hemos buscado y la hemos encontrado en el cuerpo.

Todo esto es una manera de introducir el tema de que antes de que podamos elegir de manera significativa el sueño feliz, debemos primero saber por qué estamos eligiéndolo. Una vez más, si pensamos que el problema está en nuestra infelicidad aquí en el mundo, entonces entenderemos el sueño feliz como algo que cambiará en el mundo o en nuestra vida. Así que las personas empiezan el Curso con la mágica esperanza de que de algún modo sus vidas mejorarán —que mejorarán sus relaciones, sus trabajos, la salud de sus cuerpos, etc. Nada de eso es malo, pero tampoco es bueno. Es, sencillamente, algo totalmente irrelevante para el auténtico problema. El origen de nuestra infelicidad tal como la experimentamos en el mundo es la decisión en la mente a favor de la culpa. Ahí está el único problema. Ahí es donde está Jesús; ahí es donde está el Espíritu Santo; ahí es donde está el recuerdo de Dios; ahí es donde está la Expiación; ahí es donde está el perdón; ahí es adonde el milagro nos lleva; ahí es donde está la curación. Por lo tanto, primero se nos tiene que enseñar que somos una mente, no un cuerpo, y que la mente es la fuente del sueño infeliz. Pues sólo entonces estaremos motivados para encontrar la verdadera solución para el sueño infeliz, que es el sueño feliz del perdón, el cual, una vez más, es el cambio de la mente o el cambio de maestros.

Parte 2: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-parte-2.html

Fuente original en inglés: https://www.facim.org/online-learning-aids/excerpt-series/the-happy-dream.aspx

Índice en español (10 partes en total): http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-por-kenneth-wapnick.html

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