jueves, 17 de marzo de 2016

¿Quién o qué se ilumina? ¿Es la persona quien despierta, o se despierta uno de la creencia de ser la persona?

Este post se basa en un mail que recibí (el cual copio también) y los comentarios que surgieron sobre el tema (después copio mi mail de respuesta).

El tema central de estos dos mails es la iluminación. Simplemente añadir que cuando aquí hablamos de iluminación nos referimos a la iluminación completa (en la que ya no queda ni rastro de sufrimiento mental, pero además tampoco hay posibilidad de volver a sentir dolor físico —el cual de todos modos es también mental realmente—, al contrario de lo que algunas personas consideran como "iluminación", y que en mi modo de usar la palabra no hablamos de auténtica iluminación hasta que no sea un total despertar, el cual imposibilita cualquier tipo de sufrimiento y de dolor, sea físico o mental, emocional, etc).

La iluminación es la última de las ilusiones (porque el Ser nunca se ha dormido y está despierto desde siempre), pero es una ilusión por la que se parece pasar antes de reconocer "nuevamente" la verdad a la que habíamos fingido ignorar: como si jugáramos a no saber lo que somos.

Por lo tanto, el SER ya ES, y no necesita de iluminación ni tampoco ha estado no-iluminado jamás. Pero puesto que creemos estar en dualidad, necesitaremos jugar al juego de la iluminación, el cual no requiere de tiempo realmente (aunque lo parece, y de hecho lo experimentaremos como un proceso gradual en el tiempo, excepto muy al final cuando todo se revele instantáneamente comprendiéndose la innecesariedad del tiempo), y una vez completado el juego/proceso, sucede esa última ilusión llamada iluminación y se reconoce la verdad (que ES completa plenitud y felicidad... una paz tan profunda que es un éxtasis indescriptible en palabras... no se puede describir, solamente se puede vivir/experimentar/ser). El Ser siempre ES, así que tras la iluminación se sabe que nunca hubo realmente "no-iluminación".

Todo lo que se diga sobre este tema con palabras, no es la verdad absoluta, sino algún tipo de indicación aproximada que puede aportar algunas pistas intuitivas a la mente.

En el mail mencioné en varias ocasiones a la persona a la que le escribí estos comentarios. Voy a cambiar ese nombre y usaré el nombre de Felipe cada vez que me refiera a esta persona. Elijo ese nombre al azar y no queda mal, a fin de cuentas la palabra "Felipe" comparte las primeras 4 letras con la palabra "feliz", y no hay nada más feliz que la iluminación, ya que nuestro Ser es la verdadera Felicidad más allá de toda dualidad y de toda forma.

¿Quién o qué se ilumina? ¿Es la persona quien despierta, o se despierta uno de la creencia de ser la persona?

Comenzamos con los dos mails:

Primer mail:

Hola Toni, jaja. Buenos días. He leído la entrada que has subido hoy y me gustaría que me ayudaras con una duda. Verás, en mi comprensión he llegado hasta esto:

1) Cuando vemos, oímos, etc. en el mundo exterior, en realidad estamos viendo tan solo una película en la mente, como cuando soñamos por la noche.

2) El sueño (o la peli) es proyectado por el soñador para sacudirse de encima los espantos (que considera ciertos) al soñar el sueño secreto.

3) En dicha película (o sueño mundano), el yo personal que creemos ser (con cuerpo, nombre, etc) es una figura más, un actor más, y para nada es el que sueña.

Si en lo anterior estoy en lo cierto... Sigo:

4) Es un error albergar esperanzas acerca del despertar del sueño de este yo personal. Este (o sea yo, entendido como Felipe) no tengo ninguna posibilidad de tal cosa dado que solo soy una imagen. En realidad no tengo ninguna posibilidad de despertar, pues no soy el que está soñando, sino un elemento más en la película.

5) Solo puede despertar del sueño el soñador (que es el que está soñando), la gran mente global impersonal.

6) Todo lo que uno "hace" (prácticas espirituales, etc) como individuo, como persona, como entidad especial, pensando en cosechar un despertar privado es por tanto absurdo.

Y mi duda:

¿Ponerse en manos del Espíritu Santo (confiarse), es decir, entregarse a "lo que ocurra" (y aplicar el perdón) es todo lo que puede "hacer" la mente individual, ya que como persona no tiene ninguna posibilidad real?

Gracias de antemano.

Un abrazo.

((Fin del mail))

Y ahora pasamos al otro mail:

Respuesta de Toni:

Hola :-)

Los puntos 1, 2 y 3 están perfectamente expresados, así que comentaremos algunos matices sobre los puntos siguientes: los puntos 4, 5 y 6, que forman parte de la duda final.

4) Sobre esto que comentas, pueden matizarse algunas cosas. Efectivamente la iluminación es del soñador (la mente), no del yo personal con el cual nos identificamos. Efectivamente, Felipe no se va a iluminar en tanto que un yo personal. Pero sí. Lo que pasa es que ese no es el yo personal que pensamos que somos, sino el soñador (a nivel metafísico de la mente). Aún más: con la iluminación ya no hay ni siquiera ese soñador, puesto que está despierto, no soñando. Pero este tema es difícil de tocar con palabras. Como ayudas para hablar de esto tenemos los conceptos de "mundo real" y "cielo", o de "percepción sanada" y "conocimiento" (conceptos que conviene no confundir, porque la percepción sanada no es el conocimiento, aunque lo facilita).

Mira, es curioso: cuando te ilumines, se podría decir que Felipe se ha iluminado, o que no, dependiendo del ángulo desde el que se mire y de lo que se quiera enfatizar. Se ilumina la mente (la que antes de la iluminación era el soñador), pero una vez que un aspecto de esta mente global se ilumina (por ejemplo tú), ese aspecto iluminado de la mente puede utilizar la proyección del cuerpo como herramienta aparente dentro del sueño, para comunicar la buena nueva (inspiración) a los otros aspectos de la mente (supuestamente todavía dormidos, o eso creen), comunicando con ellos en un lenguaje que estos aspectos todavía dormidos de la mente puedan entender (este lenguaje abarca entre otras cosas las herramientas aparentemente "físicas": cuerpos, libros, etc). Por eso en el Curso se dice que la mente iluminada irradia su luz sobre el cuerpo (el cuerpo a fin de cuentas es lo que otras "personas" —mentes— percibirán). Por ejemplo:

El cuerpo no tiene necesidad de curación. Pero la mente que cree ser un cuerpo, ciertamente está enferma. Y aquí es donde Cristo suministra el remedio. Su propósito envuelve al cuerpo en Su luz y lo llena con la santidad que irradia desde Él. Y nada que el cuerpo diga o haga deja de ponerlo a Él de manifiesto. De este modo, el cuerpo lleva a Cristo, dulce y amorosamente, ante aquellos que no lo conocen, para así sanar sus mentes. Tal es la misión que tu hermano tiene con respecto a ti. Y tu misión con respecto a él no puede sino ser la misma. (T.25.introd.3)

La gran paz del Reino refulge en tu mente para siempre, pero tiene que irradiar desde ti hacia fuera para que tomes conciencia de ella. (T.6.II.12.8)

Y ahora la cita que realmente estaba buscando, que me estaba costando encontrarla jejeje:

La mente, sin embargo, puede hacer llegar su iluminación hasta el cuerpo al reconocer que éste no es el estudiante y que, por lo tanto, no tiene la capacidad de aprender. (T.2.V.6.5)

Estas citas no se refieren obligatoriamente a la iluminación como tal, pues son válidas también para hablar de comunicar la inspiración. Uno puede compartir la inspiración de la mentalidad correcta, reflejando aspectos de la mentalidad correcta incluso si todavía no está iluminado.

Si te iluminas totalmente, en tu experiencia propia sabrás que Felipe nunca existió realmente, así que para ti Felipe no se habrá iluminado en sentido literal. Pero si decides mantenerte en la percepción correcta sin dejar el cuerpo a un lado inmediatamente, entonces usarás a "Felipe" como una herramienta de comunicación dentro de la proyección, para inspirar a las demás mentes a despertar. Y las demás mentes, al percibirse a sí mismas como cuerpos, te percibirán también a ti como un cuerpo, te llamarán por un nombre, por ejemplo Felipe. Y si se dan cuenta de que estás iluminado, dirán o pensarán que "Felipe se ha iluminado, ¡qué suerte tiene!", y si no se dan cuenta, tal vez no piensen nada, o puede que algunos simplemente piensen: "Qué dulce y amable está últimamente Felipe... da gusto estar con él".

Por lo tanto, sería correcto al hablar de esto en palabras decir que "Felipe se ha iluminado", y también sería correcto decir que "Felipe no se ha iluminado". Todo depende de a qué se refiere uno exactamente.

Cuando se habla de iluminados, por ejemplo Jesús, Shankara, Buda, etc, pues podría añadirse Felipe a la lista, si se usa en el mismo sentido. Quienes aún están soñando pueden creer que estos seres iluminados fueron personas o que siguen siendo personas ahora iluminadas, así que el Espíritu Santo usará esta creencia para comunicar. Por eso los iluminados se comportan y hablan en muchos aspectos como personas, se comportan con normalidad (al menos con frecuencia jejeje), aunque solamente cuando se les pregunta de manera detallada y sincera podrán comentar matices más profundos, como que la personalidad/cuerpo no es real y ahora en el iluminado es solamente un símbolo dentro del sueño, como ayuda a las mentes aún dormidas, un símbolo de la mentalidad correcta del despertar.

Así que, el iluminado, al gozar tanto de la percepción correcta como del conocimiento, podemos decir de él que desde el punto de vista de la mentalidad correcta, funciona dentro del sueño/mundo como un símbolo que represente o inspire el despertar, mientras que si hablamos tomando como referencia el conocimiento, la experiencia total del iluminado es que no hay percepción (ni correcta ni errada) y que ya no hay mundo ni ninguna mente soñando: cuando "él" despertó, todos despertaron, pues la experiencia en el conocimiento/Cielo es de totalidad, sin que nada esté dormido ni proyectado: no hay formas, ni mundo. El estado definitivo (que en realidad ya es) es la Unidad pura, la cual reconocemos definitivamente (todos unidos como uno) cuando parece producirse "la desaparición del universo" (la disolución del mundo dual en su totalidad, no quedando ni rastro de las formas, ni habiendo ni una sola mente dormida, ni necesidad de iluminados, ni nada dual).

Pero aunque he dicho que cuando "él" despertó, todos despertaron, incluso esto es metafórico (algo había que decir para indicar uno de los matices desde la perspectiva de la mentalidad correcta más que del conocimiento), ya que tras la iluminación se sabe que en realidad —y siempre— sólo existe el Cielo y nunca hubo soñador ni proyección.

Por eso, cuando hablamos de iluminados, nos referimos principalmente a su función como símbolos a nivel de la percepción verdadera: pues los vemos como cuerpos o al menos como mentes individuales, como seres amorosos que nos ayudan, nos aman e inspiran.

A muchos podría asustarles saber que el iluminado no es en realidad una persona/individuo, pero no habrá problemas porque el iluminado se comportará como una persona cuando se le necesite así.

Por lo tanto, sí tienes la posibilidad de despertar, y despertarás. Tús intentos de despertar son en gran medida como Felipe, pues nos identificamos con nuestro yo personal. Esta identificación personal va debilitándose con la sadhana, y finalmente despertarás, no como Felipe en tanto que una persona, sino como mente libre de formas. Pero si sigues usando a Felipe como herramienta de comunicación, a los demás les parecerá que sigues siendo una persona (iluminada o no, dependiendo de si intuyen tu iluminación, pero creerán que eres una persona). En ese caso, el iluminado usa "la persona" como herramienta para inspirar a los demás a saber que no existen las personas.

En ese sentido, el uso que se hace del cuerpo es como si fuera una especie de micrófono para hacerse uno entender en el sueño de la dualidad.

Estaba comentando el punto 4 de tu mail, pero como me he enrollado un poco puede que ya haya tocado todos los demás temas que había (que además están todos relacionados).

Sí, al releer el punto 5 veo que ya está tratado.

Y en cuanto al punto 6 junto con la duda final, aunque el que despierta no es el individuo, no es la persona, aún así tú todavía estás identificado con la persona (de lo contrario estarías iluminado). Así que realizas tu práctica espiritual desde donde estás, desde el punto en que crees encontrarte según tu experiencia ((aclaración añadida: digo "crees encontrarte", y esto lo decimos incluso aunque uno sepa intelectualmente que no es la persona; saber esto intelectualmente no es suficiente, y por eso incluso sabiendo intelectualmente que no somos una persona, creemos ser una persona según nuestra experiencia práctica... en otras palabras, con un ejemplo, si unos "desalmados" torturaran nuestro cuerpo, sentiríamos dolor, mientras que si nuestro conocimiento de la ilusoriedad de la persona fuese completo y no meramente intelectual, estaríamos iluminados y no sentiríamos dolor ni siquiera si nuestro cuerpo fuese crucificado o torturado, fuese en una "cruz externa" o en una "cruz interna" como sería un cáncer, etc)). Puesto que te percibes como un cuerpo, lees el Curso con ojos físicos, practicas el perdón ante situaciones de cuerpos en el mundo, etc. Todo eso son reflejos, parece físico pero es todo mental (en realidad no vemos con los ojos del cuerpo, aunque lo parezca, etc), y refleja lo que en realidad está sucediendo internamente en la mente. Cuando estás leyendo el Curso, ese símbolo físico (de un cuerpo leyendo un libro) es un reflejo de la mente metafísica aceptando en mayor grado la verdad, abriéndose al despertar. Tú aplicas el Curso en lo que percibes. Cuando percibes molestias físicas, emocionales, etc, te ocupas de eso porque esa es tu experiencia, pero cuando estás eligiendo el perdón ante esos símbolos proyectados, en el fondo, es tu mente a nivel interno eligiendo la Expiación. Es un proceso, así que no tengamos prisas. Usando como referencia la metáfora de las 4 divisiones de la mente, es en la 4ª división donde practicamos principalmente el perdón, porque nos experimentamos a nosotros mismos principalmente como cuerpos en el mundo. El perdón se practica fundamentalmente ahí. La persona es la que parece practicar el perdón (desde nuestra actual experiencia), sin embargo en realidad eso es un reflejo de quien realmente está practicando el perdón: nuestra mente metafísica. Pero como nos experimentamos como personas, practicamos así. El Curso lo practica aparentemente la persona, pero quien finalmente despierta no es la persona, sino que es la mente la que despierta de la creencia de ser una persona.

El Curso ya ha tenido en cuenta, de antemano, el hecho de que nosotros nos confundamos creyendo que somos una persona. Así que simplemente basta con que sigamos las instrucciones (al principio como personas, según nuestra experiencia).

Este curso opera dentro del marco de referencia del ego, pues ahí es donde se necesita. No se ocupa de lo que está más allá de todo error, ya que está planeado únicamente para fijar el rumbo en dirección a ello. Por lo tanto, se vale de palabras, las cuales son simbólicas y no pueden expresar lo que se encuentra más allá de todo símbolo. El ego es el único que pregunta, puesto que es el único que duda. El curso simplemente ofrece otra respuesta, una vez que se ha planteado una pregunta. Dicha respuesta, no obstante, no recurre a la inventiva o al ingenio. Ésos son atributos del ego. El curso es simple. Tiene una sola función y una sola meta. Sólo en eso es totalmente consistente, pues sólo eso puede ser consistente. (C.introd.3)

Lo que hacemos en el mundo (incluso practicar el perdón), no es más que el reflejo de lo que realmente se está cociendo internamente en la mente. Si estamos practicando el perdón en el mundo, eso es buena señal porque simboliza que al nivel de la mente metafísica (para nosotros un nivel generalmente inconsciente) estamos eligiendo internamente la Expiación. Si nos negamos a practicar el perdón, es decir, si nos dedicamos a juzgar a los demás o a tomar en serio los conflictos y el sufrimiento del mundo, eso simboliza la decisión interna de nuestra propia mente a nivel metafísico de preferir lo ilusorio en vez de despertar aceptando la Expiación. ¡Lo importante es que tenemos el poder de elegir! Incluso si no somos conscientes de nuestra mente metafísica inconsciente, somos libres de elegir entre juzgar o perdonar. Y si elegimos perdonar, aunque nos parezca que esto lo estamos eligiendo como personas, en realidad es un reflejo de nuestra decisión como mente metafísica. Pues nunca existe la persona. Nos vemos como personas, pero somos mente. Y, desde el punto donde creamos encontrarnos, sea cual sea y tome la forma que tome, siempre podemos elegir. Si elegimos despertar, despertaremos. Nos parecerá que somos una persona eligiendo el despertar, pero finalmente reconoceremos que desde el principio somos mente, y despertaremos de la persona e incluso del soñador metafísico.

Empezamos practicando el Curso como personas, y paulatinamente vamos reconociendo cada vez más que no somos una persona sino el soñador, e incluso que tampoco somos el soñador, sino el Cristo (Dios, la Unidad) siempre despierto.

La infinita felicidad que desde siempre está disponible para nosotros como Cristo (nuestro propio Ser, el Uno), es nuestra inevitable herencia. ¡Esto debería animarnos a elegir despertar, empezando humildemente donde parecemos estar!

Un abrazo

((Fin del mail)) 

Hace pocos días posteé comentando sobre otro aspecto de la enseñanza de UCDM. Por si a alguien le viene bien seguir leyendo, indico el post: «¿Desaparecen nuestros problemas en el mundo cuando perdonamos?». Saludos :-)

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