sábado, 26 de marzo de 2016

Facimoutreach P-386

¿La curación física requiere la aceptación de la Expiación?

P-386: ¿Requiere la curación física la aceptación completa y definitiva de la Expiación? Si es así, ¿por qué las personas que nunca han oído hablar de Un Curso de Milagros y que nunca han practicado la experiencia del perdón se curan físicamente muchas veces a lo largo de sus vidas? Tengo una enfermedad venosa grave, que he estado tratando de curar siguiendo el Curso. Una vez, durante un ratito muy breve, fui capaz de verme a mí mismo como no siendo mi cuerpo. Experimenté una sensación maravillosa en mis piernas y durante dos horas aproximadamente parecieron estar curadas (al menos estaban sin dolor). ¿Era esto el tipo de curación física de la que habla el Curso? Más tarde, el dolor volvió. Ahora, no puedo encontrar el modo de regresar a esa conciencia de no ser mi cuerpo. Pero quizá eso no sea necesario, porque el Curso dice que el Espíritu Santo me guiará sólo con que yo le ofrezca mi "pequeña dosis de buena voluntad". No estoy seguro de entender la "pequeña dosis de buena voluntad" que debo ofrecerle al Espíritu Santo. El Curso dice que si ofrezco esta "pequeña dosis de buena voluntad", recibiré instrucciones muy concretas que me guiarán fuera de las ilusiones y del dolor. El Curso dice que no debo tratar de liberar mi mente del miedo y del dolor porque esa es la función del Espíritu Santo. Yo le digo al Espíritu Santo que estoy dispuesto a seguir Su camino, pero no parece suceder nada. Quizás mi comprensión de la "pequeña dosis de buena voluntad" no es correcta. ¿Cómo puedo ofrecerle al Espíritu Santo mi "pequeña dosis de buena voluntad" del modo correcto?

Respuesta: En primer lugar, no se requiere la aceptación de la Expiación para que haya un cambio en el estado físico. Nuestra mente es extremadamente poderosa, y puede tanto producir síntomas físicos como también puede eliminarlos, tanto si hemos deshecho nuestra creencia en la separación como si no. Una de las enseñanzas importantes del Curso es que nuestros cuerpos no son autónomos; nuestro cuerpo hace únicamente lo que nuestra mente le dice que haga. No podemos juzgar mediante la observación de los estados físicos si una persona está identificada con la mentalidad-errada o con la mentalidad-correcta. (Véase en el Manual para el maestro: «¿Cómo se logra la curación?» M.5).

En segundo lugar, Un Curso de Milagros no va realmente sobre la curación del cuerpo ni sobre solucionar ninguna circunstancia del mundo, a pesar de que en el Curso se habla un montón sobre la curación. La curación se considera en el Curso como equivalente al perdón. Una de las afirmaciones clave para guiarnos en este contexto es la siguiente: «No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él» (T.21.introd.1.7). Jesús nos está enseñando cómo cambiar nuestro enfoque desde el estado del mundo y de nuestros cuerpos hasta los pensamientos de nuestra mente que nos llevan a creer que el mundo y nuestros cuerpos son la causa de nuestros problemas y de nuestra infelicidad. Es natural querer que los síntomas físicos dolorosos sean eliminados, y deberíamos utilizar cualquier remedio que podamos para aliviar el dolor y corregir la enfermedad. Pero librar al cuerpo de todos los síntomas no es el objetivo de nuestro trabajo con el Curso. El objetivo es lograr un estado de paz interior que sea independiente de las condiciones externas. En última instancia, por supuesto, despertaremos del sueño de la separación, pero el objetivo más accesible para nosotros es aprender que nuestra paz interior no depende de nada externo. La paz de Dios es nuestra verdadera Identidad, así que si no estamos en paz, entonces eso quiere decir que de algún modo nos hemos disociado de esa Identidad. Por lo tanto, la manera de revertir la disociación es elegir como maestro a Jesús o al Espíritu Santo —no con el fin de eliminar los síntomas, sino para que nos ayude a cambiar nuestra percepción y nuestro propósito. Después, a medida que avanzamos, estaremos cada vez más y más contentos con la paz interior, y como resultado de eso empezaremos automáticamente a desidentificarnos de nuestros cuerpos; pero por lo general es muy, muy difícil tratar de "no ser un cuerpo". Nos sentimos muy atraídos a ser un cuerpo libre de dolor y libre de problemas, pero a la mayoría de nosotros nos asusta terriblemente la idea de no ser un cuerpo en absoluto.

Por eso Jesús nos enseña a centrarnos ante todo en el propósito para el cual usamos nuestros cuerpos, y por eso su ayuda apunta a ayudarnos a romper la conexión entre las condiciones externas y nuestro estado mental interno ((es decir: se nos ayuda a darnos cuenta de que es falsa la asociación que hemos establecido entre las circunstancias externas y nuestro estado mental interno, ya que en realidad nuestra paz no se ve afectada realmente por ninguna circunstancia externa, sino por la decisión interna de interpretar algo erróneamente. O sea: es lo interno lo que determina el reflejo externo, y no al revés —la importancia de poner causa y efecto en el orden correcto nos permite reconocer que es lo interno —la mente— lo que determina siempre cómo nos sentimos, y que lo externo —el mundo, el cuerpo— no tiene nunca ninguna relevancia, excepto para tomar nota de que algo hemos interpretado/decidido mal a nivel interno de la mente)). Hemos usado nuestros cuerpos principalmente como un modo de demostrar que lo real es la dualidad y no la unidad; así que Jesús nos ayuda a darle la vuelta a eso por medio de un aprendizaje amable y gradual que nos lleve a reconocer que nada puede interrumpir o perturbar la paz de Dios que es nuestro estado natural de ser. Así que la curación física o psicológica (la eliminación de síntomas) no es el foco del Curso, aunque nunca dice que sea un error tratar los síntomas. De hecho, negar nuestras experiencias corporales obstaculizaría nuestro progreso espiritual (T.2.IV.3.8-11). Generalmente necesitamos aliviar el dolor o el malestar para que podamos sentirnos más libres para trabajar en el proceso interior. El asunto, sin embargo, es que si no tratamos con las condiciones subyacentes ((las causas enterradas a nivel más profundo en la mente: lo interno)), entonces cuando se curen unos síntomas, tarde o temprano surgirán otros para ocupar su lugar, que es la experiencia que tienen casi todas las personas. «De este modo, el cuerpo se cura gracias a los milagros, ya que éstos demuestran que la mente inventó la enfermedad y que utilizó al cuerpo para ser la víctima, o el efecto, de lo que ella inventó. Mas la mitad de la lección no es toda la lección. El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. La lección que se le encomendó enseñar es que lo que estaba enfermo era la mente que pensó que el cuerpo podía enfermar. Proyectar su culpabilidad no causó nada ni tuvo efectos» (T.28.II.11.4-7).

Por último, un aspecto esencial de la "buena voluntad" consiste en examinar nuestra certidumbre de que sabemos cuáles son nuestros problemas y cuál debería ser su solución. La razón de nuestra falta de paz a menudo nos parece tan obvia que nos sentimos muy seguros de que estaríamos de nuevo felices y en paz si simplemente esa situación o estado fuera eliminada o curado. Sin embargo, Jesús nos enseña a dejar de lado esa tendencia de pensar que sabemos, porque está basicamente bloqueándonos el acceso a la mente-correcta, que es donde se encuentra la verdadera curación. Y a veces podemos sabotearnos a nosotros mismos para que fracasemos, si nos concentramos exclusivamente en pedir ayuda para modificar nuestro estado físico (o el de alguien). No está mal hacer eso, como señala Jesús en el Anexo "El canto de la oración", donde él habla de una "escalera de la oración" (S.1.I y II), pero la tentación sería desilusionarse y entonces culpar a alguien si no hay ningún cambio, o limitar a Jesús en nuestra mente al papel de sanador físico. El cambio que Jesús verdaderamente quiere que tengamos como objetivo es la experiencia de compartir su mente, la cual sólo sabe de invulnerabilidad, amor y paz.

Para discusiones relacionadas sobre la curación y la enfermedad, pueden verse las preguntas P-57, P-128 y P-142.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions69.htm#Q386

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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