viernes, 18 de marzo de 2016

El sueño feliz (parte 7)

"El sueño feliz"

Extractos del seminario celebrado en la 
Fundación para Un Curso de Milagros (FACIM
en Temecula (California) 

Kenneth Wapnick


Parte 7

El final del sueño (continuación)
Los regalos de Dios (Pág. 120)

Nadie dudaría en abandonar un sueño de sobresalto y terror, de decaimiento despiadado y contorsiones repugnantes/enfermizas, con la desesperación siempre a la vista y la muerte no mucho más allá, si creyera que no es más que un sueño. 

Jesús dice que este mundo que nosotros pensamos que es tan maravilloso es en realidad "un sueño de sobresalto y terror". Y el cuerpo, dice Jesús, experimenta un "decaimiento despiadado y contorsiones repugnantes" o enfermizas. Eso es lo que le sucede a nuestro cuerpo, el cual Jesús describe en algunas citas como una "parodia" o una "caricatura" del glorioso Cristo que Dios creó (T.24.VII.1.11; 10.9). El cuerpo, incluso cuando funciona bien, es una distorsión, una deformidad, y ya no digamos cuando empieza a decaer y a deteriorarse, a morir, y a descomponerse. El problema es que creemos que es la realidad. Si realmente supiéramos que es parte de un sueño, desaparecería.

A nuestro ego, que es la parte de nosotros que desea estar aquí, no le importa cómo sea este "aquí", si feliz o triste, con dolor o con buena salud, siempre y cuando sigamos pensando que nuestro cuerpo está aquí. Por eso, en el segundo y tercer obstáculos a la paz, Jesús dice lo mismo: si crees que el cuerpo puede darte placer, creerás también que puede darte dolor, porque el placer y el dolor son las dos caras de la misma moneda de hacer real la separación (por ejemplo T.19.IV.A.17.11). Si mi cuerpo siente placer, entonces el cuerpo es real; si mi cuerpo siente dolor, entonces mi cuerpo es real. ¿Acaso hay alguna diferencia? Para el ego no hay ninguna diferencia entre una forma y la otra. Nosotros creemos que para nosotros aquí hay una diferencia entre ambos, así que tratamos de maximizar el placer y de minimizar el dolor. Pero no hay ninguna diferencia. No importa si somos ricos o pobres. Nuestra vida gira en torno al dinero, tanto si quieres cada vez más como si no tienes lo suficiente. Al ego no le importa que sea de un modo u otro, siempre y cuando hagas real el sueño, porque si haces real el sueño entonces no podrás abandonarlo.

Sin embargo, si piensa que primero debe pasar a través de un terror todavía más grande, tiene que ver esperanza en lo que ahora parecerá ser el sueño "mejor" [lo que el mundo llama el "sueño feliz" ((no hay que confundir este tipo de "sueño feliz" del mundo, con el sueño feliz del perdón))].

No importa lo terribles que estén las cosas aquí, el ego dice que sería aún peor si te dirigieras al interior de la mente, porque allí ciertamente Dios te destruiría. Así que «si piensa que primero debe pasar a través de un terror todavía más grande», a pesar de que el mundo es tan horroroso y terrible y de que es una fuente de desesperación, muerte, terror y decadencia despiadada o decaimiento despiadado, aun así lo sigue eligiendo, porque no quiere tener que pasar por un terror todavía mayor. Por lo tanto, «tiene que ver esperanza en lo que ahora parecerá ser el sueño "mejor"».

Por desgracia, como lo he venido diciendo, eso es lo que muchos estudiantes del Curso hacen con el Curso. Quieren hacer del mundo un lugar mejor. Quieren hacer que el sueño sea mejor. Quieren hallar esperanza en el mundo. Así que dirán lo maravilloso que es que Un Curso de Milagros haya llegado al mundo. ¡Ahora hay esperanza! Pero en realidad no hay esperanza en hacer de este sueño uno mejor. ¿Por qué quieres hacer un sueño mejor cuando Jesús nos está pidiendo que le permitamos que nos ayude a despertar del sueño?

El comienzo de nuestra sanación es darnos cuenta de que aquí no hay esperanza. Un Curso de Milagros no estaba destinado para el mundo. No se pretendía que fuera algo para cientos y cientos de miles de personas. Estaba destinado para una única persona, y esa persona eres . Nunca debes olvidar eso. Está destinado sólo para ti. Y cuando el "tú" que tú crees que eres queda con la mente sanada, todo el mundo queda sanado también porque la mente dividida es una sola mente —una mente es todas las mentes. No hay nadie a quien tengamos que convertir, enseñar o convencer. Lo único que las personas necesitan es la demostración de que ellas pueden estar contentas y agradecidas de que han estado equivocadas, porque lo que las hará verdaderamente felices es estar equivocadas y saber que al final era Dios Quien tenía razón: la separación nunca sucedió. Y aprendemos eso al practicar día tras día los felices sueños de darnos cuenta de que nuestras necesidades e intereses son uno. Nuestros egos, el Espíritu Santo, nuestras lecciones de perdón y nuestras mentes son todo uno. No estamos separados; no somos diferentes. Pero he aquí lo que sucede cuando caemos presa de lo que el ego nos dice.

Y ahora busca dentro de su sueño [el sueño del mundo] encontrar qué regalos puede este contener. ¿Qué puedes conseguir entre sus sombras? ¿Quién puede salvarte ahora dándote el amor que tú tiraste? ¿Qué puedes aprender a hacer para convertirte en un maestro sobre los demás? ¿Qué hay que sea tu regalo especial en el sueño? Encuentra estos regalos y no despiertes del sueño, pues este sueño puede darte lo que tú piensas que te falta. 

Y eso es lo que estamos intentando hacer siempre. Creemos que el Curso nos dará lo que nos falta. Creemos que el Curso nos dará esperanza, paz y amor. Pero no puede darnos eso. Lo que el Curso hace es mostrarnos el modo de recordar que el amor, la esperanza y la paz están dentro de nuestra mente. El Curso simplemente nos muestra la manera de recordarlo. No nos da la esperanza o el amor. La única esperanza está en la parte de nuestra mente que es la tomadora-de-decisiones. En el mundo, la única esperanza que hay es aprender que en él no hay esperanza, lo cual nos ayuda a darnos cuenta de que el mundo fue hecho para impedir que entremos en contacto con la esperanza que está en la mente: el poder que la mente tiene para elegir.

Pero si despiertas, todos sus regalos se irán, tu armadura y tu espada desaparecerán, y los buitres, siempre revoloteando en lo alto, te reclamarán finalmente como su legítima presa. ((nota: recordemos que lo que en estas frases se está expresando es el temor del ego, y por tanto el nuestro cuando nos identificamos con él))

Si despertamos, todos los regalos del mundo —los regalos del especialismo— se irán; nuestra armadura y nuestra espada desaparecerán, lo cual significa que nuestra actitud defensiva desaparecerá por completo, tanto la actitud defensiva ante los ataques de otras personas contra nosotros, como la actitud defensiva que nos lleva a atacar a los demás. Eso es lo que el ego nos dice —que si despertamos se irá todo nuestro especialismo, y todas nuestras defensas. Eso es lo que nos mantiene en el sueño. Los buitres revoloteando en lo alto son un símbolo: las proyecciones simbólicas del Dios del ego ((el imaginario Dios del terror, del cual tenemos pánico pues es un Asesino despiadado según el ego)). Él ((ese terrible Dios imaginario)) está siempre a la espera. Tal como dice el Manual: «No creas que Él se ha olvidado» (M.17.7.4). Él nunca se ha olvidado de lo que tú le hiciste. Él nunca se ha olvidado de lo que le hiciste a Su Hijo. Él nunca se ha olvidado de que tú destruiste Su Hogar. Todo esto es lo que dice el ego. Que Él nunca se ha olvidado de ti. Que está simplemente a la espera ((que Dios es un asesino que está al acecho, esperando la oportunidad de atacarte y destruirte a ti)). Y que lo que mantiene alejado a Dios son las ilusiones del especialismo. Y es por esto por lo que no queremos renunciar a ellas. El propósito del Curso es que soltemos nuestra inversión en las relaciones especiales, pero el ego es tan astuto, sutil y hábil para el engaño que nos induce a entablar una relación especial con el propio Curso. Esto es una brillante estrategia por parte del ego.

El propósito del Curso es ver la unidad del Hijo de Dios, ¿y qué es lo que hacen los estudiantes del Curso? Ellos establecen divisiones y separaciones, atacan y juzgan, todo ello en nombre de Un Curso de Milagros. Lo cual no es diferente de lo que se ha estado haciendo durante los dos mil años que llevamos de cristianismo. Esa actitud es la que nos mantiene en el sueño. Es muy importante que entendamos esta dinámica para que podamos empezar a entender la resistencia que tenemos en nuestra vida cotidiana a aprender y practicar lo que el Curso nos enseña. Siempre será útil que tengamos bien presente en nuestra mente que el propósito del Curso es que Jesús nos conduzca en un viaje que nos lleva desde la sin-mentalidad ((mindlessness, inconsciencia o alejamiento de la mente)) hasta la con-mentalidad ((mindfulness, plena atención o presencia en la mente)). La sin-mentalidad tiene que ver con el cuerpo y el mundo, tiene que ver con la separación o los intereses separados. El libro (del Curso) es algo separado. Es el contenido del libro lo que queremos, no la forma. Es el contenido de Jesús lo que queremos, no la forma de su persona, no su identidad individual. El contenido de Jesús es el amor que todos somos, del cual él es simplemente un símbolo. Siempre debemos pasar del símbolo a la fuente, de la forma al contenido, del sueño del mundo al sueño secreto y al sueño feliz.

Otro modo de entender el sueño feliz es que consiste en mirar los sueños-pesadillas del ego y sonreír. Eso es todo lo que es el sueño feliz: mirar los sueños de pesadilla del ego, la fealdad del especialismo en todas sus formas y en todas las formas en que se expresa en el mundo, tanto en nuestras propias actitudes/ejemplos como en las actitudes de los demás, pero mirar todo eso con la feliz sonrisa del Espíritu Santo. Así es como se convierte en un sueño feliz, al igual que una definición de la mente correcta es estar en tu mentalidad errada pero sin juzgar eso.

El Curso nos dice que el milagro «contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso» (L.PII.Preg13.1.1-3). Contemplamos la devastación y los sueños del mundo, entendemos que son proyecciones de los pensamientos devastadores del sueño secreto de la mente, y nos recordamos a nosotros mismos que lo que estamos contemplando es algo imaginario. Es algo imaginario en sus dos modalidades, tanto "ahí fuera" en su forma aparentemente externa ((el nivel del sueño del mundo, el efecto)), como igual de imaginario es en su modalidad interna dentro de la mente ((el nivel del sueño secreto, la supuesta causa)). Reconocer eso es el sueño feliz, es el milagro; y eso es el perdón. Es tranquilo y sosegado, y no hace nada. Simplemente observa, espera y no juzga (L.PII.Preg1.4.1-3).

Una vez más, el sueño feliz es mirar el mundo, reconocer que es la sombra de la decisión de la mente, y que lo que estás mirando en la mente no ha tenido ningún efecto sobre la paz y el Amor de Dios en nuestro interior. En un nivel muy práctico de nuestra práctica cotidiana, esto se traduce en que siempre que veas cualquier sombra fragmentada del ego, sea en ti mismo o en los demás (sea en alguien de tu vida personal o de tu vida pública), mires a eso sin juicio, mirándolo a través de los ojos del sueño feliz, lo que significa que no le des a nada de lo que veas el poder de quitarte la paz y el Amor de Dios dentro de ti. Nada de lo que el mundo haya hecho, nada que el sistema de pensamiento del ego haya hecho podrá jamás quitarte el Amor y la paz de Dios que tú tienes y eres. Saber eso y aprender eso es el sueño feliz. No cambias nada. No cambias el mundo. No cambias tu ego. Si cambias tu ego, si deseas desesperadamente ir más allá de tu ego, lo estás haciendo real. ¿Cómo podrías dejarlo ir y darte cuenta de que es una ilusión si todavía lo consideras real, si estás luchando contra él, si sostienes una espada contra él, si te pones una armadura contra él? Sólo puedes ir más allá del ego cuando lo miras y te das cuenta de que no tiene el poder de hacer nada. Acordarte de reírte de la diminuta y alocada idea significa no tomarla en serio, lo que significa no darle el poder de sacarte de lo que eres.

Lo que convierte todos estos principios en algo tan práctico y útil es practicarlos todas y cada una de las veces que te sientas tentado de darle a alguien o a algo el poder de interrumpir o de perturbar tu paz. Si no te sientes tranquilo, si estás enfadado, ansioso, deprimido, asustado o molesto, siempre te sientes tentado a pensar que alguien o algo te está haciendo eso a ti: que alguien o algo es el causante que te ha provocado esa pérdida de paz. Tanto si se trata de que es tu propio cuerpo el que está actuando contra ti, como si se trata del cuerpo de otros, o del clima, o de las personas que viven en Washington, o de Dios, eso es lo que el mundo querría que tú creyeras. Entonces es cuando le pides ayuda a Jesús y él te contestará que la razón de que no estés en paz no es ninguna de esas cosas —no es el sueño del mundo; la razón es tu sueño secreto. Pero, ¿adivina qué? El sueño secreto es tu sueño, y como es tu sueño puedes cambiar de opinión con respecto a él. Este cambio de opinión es el sueño feliz.

Un último punto. No hay necesidad de que recordemos el primer sueño ((el sueño secreto)) con el fin de deshacer el segundo sueño ((el sueño del mundo)) en el que nos experimentamos. Sólo necesitamos saber que lo que está sucediendo aquí no es lo que aparenta ser. El punto que quiero señalar es que lo único que tenemos que hacer es reconocer que no estamos disgustados o molestos por lo que otra persona u otros han hecho. Estamos disgustados/molestos debido a la decisión que nosotros mismos hemos tomado. Eso es lo único que necesitamos saber. «Nunca estoy disgustado por la razón que creo» (L.5).

Este discernimiento deshace el primer sueño ((el sueño secreto)) porque todo es lo mismo. Todos los sueños del mundo provienen de y nunca han abandonado ese primer sueño. Así que al sanar cualquier parte del sueño que experimento, estoy sanándolo todo, porque el conjunto se encuentra en cada parte. La totalidad de la Filiación durmiente se encuentra en cualquiera de sus partes. Por eso dice el Curso que si perdonas totalmente a una persona, las has perdonado a todas. Sólo hay una cosa que perdonar: tu propia decisión en favor de la culpa. En última instancia es eso lo único que estás perdonando —tu ser ((a ti mismo, pero no como individuo sino como el único ser a nivel de la mente)). No hay nadie más.

Tú deseas regresar a la unidad; y lo que nos lleva de regreso al ser único, el cual es tu ser, es considerar todos los aparentes fragmentos como siendo lo mismo. Empezamos con la idea de verlos como iguales —no necesariamente viéndolos a todos como literalmente uno, pero sí viendo que todos tenemos el mismo ego, el mismo Espíritu Santo, y el mismo poder de elegir entre ambos. Vemos esa misma estructura ((mente errada, mente correcta y el tomador de decisiones que puede elegir entre ambas)) en todas las personas, tanto en las buenas como en las malas, tanto en quienes han hecho algo terrible y en quienes son horribles agresores y opresores, como en quienes son las víctimas. Vemos a todo el mundo como lo mismo, a todas las personas como iguales. Estos son los peldaños importantes. Son los sueños felices que nos llevan a empezar a entender que no sólo tenemos todos el mismo tipo de mente dividida, sino que tenemos la misma mente. Todos somos lo mismo. Simplemente somos las partes escindidas de un único y gigantesco sistema de pensamiento del ego, de un único y gigantesco sistema de pensamiento del Espíritu Santo, y de un único y gigantesco tomador-de-decisiones. Todos somos uno. Por lo tanto, cuando lo he perdonado todo completamente y mi mente ha quedado sanada, es la mente de todos la que está sanada, porque es una única mente: «Cuando me curo no soy el único que se cura» (L.137). Entonces todos vamos hacia el hogar dando saltitos alegremente. Los violines tocando y sonando alegre y melodiosamente, y las arpas. Oh, es precioso.

Por repetir algo de lo que ya he hablado anteriormente, es muy importante que aprendamos a tomarnos con menos seriedad a nosotros mismos. Nos tomamos a nosotros mismos muy en serio, con una increíble seriedad. Pensamos que lo somos todo o que no somos nada. No importa cuál de esas opciones elijamos, pero ciertamente creemos que somos una de esas dos opciones: o especialmente maravillosos, o especialmente desastrosos. Y pensamos que nuestros problemas son gigantescos. Eso es lo que el ego quiere que hagamos. Pero el "yo" del que pensamos estas cosas es el cuerpo, nuestro "yo" personal, psicológico y físico, el cual es enteramente una parte del sueño del mundo. Y todo este "yo" proviene de una diminuta, minúscula e infinitesimal idea que no es nada. El ratoncillo asustado que le ruge al universo ((T.21.VII.3.11; T.22.V.4.4-9)); eso es el ego.

Parte 8: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-parte-8.html

Fuente original en inglés: https://www.facim.org/online-learning-aids/excerpt-series/the-happy-dream.aspx

Índice en español (10 partes en total): http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-por-kenneth-wapnick.html

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