martes, 15 de marzo de 2016

El sueño feliz (parte 4)

"El sueño feliz"

Extractos del seminario celebrado en la 
Fundación para Un Curso de Milagros (FACIM
en Temecula (California) 

Kenneth Wapnick


Parte 4

El soñador del sueño (continuación)

Ahora vamos a ver una serie de pasajes que nos ayudarán a profundizar en estas ideas. Comenzaremos con el primer párrafo de "El sueño feliz", del capítulo 18 del Texto.

(T.18.V.1.1-2) Prepárate ahora para deshacer lo que nunca tuvo lugar. [Esa es la postura metafísica del Curso de que estamos deshaciendo el ego, la ilusión, el sueño que nunca ocurrió] Si ya entendieses la diferencia que existe entre la verdad y las ilusiones, la Expiación no tendría objeto.

En otras palabras, si tú ya supieras que todo esto es un sueño, una ilusión, entonces no necesitarías ni el Curso ni al Espíritu Santo. "La Expiación" es el término que usa el Curso para referirse a la corrección del Espíritu Santo: que la separación de Dios nunca ocurrió.

(T.18.V.1.3) El instante santo, la relación santa, las enseñanzas del Espíritu Santo y todos los medios por los que se alcanza la salvación no tendrían ningún propósito. 

"Si tú ya supieras lo que te estoy enseñando", viene a decir Jesús, "entonces no me necesitarías para que te enseñe; no necesitarías la corrección". Todos estos términos representan la corrección. Si supiéramos que el error ya ha sido corregido porque ya reconocimos que el error nunca ocurrió, que todo esto es un sueño y que nunca salimos de casa y por tanto aún estamos en nuestro hogar en Dios, entonces no necesitaríamos el Curso o cualquiera de las ayudas que Jesús provee para nosotros.

(T.18.V.1.4) Pues todos ellos no son sino aspectos del plan cuyo fin es cambiar tus sueños de terror a sueños felices, desde los cuales puedas despertar fácilmente al conocimiento.

El conocimiento es en el Curso un sinónimo del Cielo, así que pasamos de los sueños de terror, que son sueños de la mentalidad-errada, a los sueños felices del perdón, que son sueños de la mentalidad-correcta. Cuando los sueños felices del perdón deshacen totalmente a los sueños de terror, finaliza todo soñar y retornamos en seguida al hogar del que nunca habíamos salido.

(T.18.V.1.5) No te pongas a ti mismo a cargo de esto, pues no puedes distinguir entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. 

Esta frase y la siguiente las podemos entender en el sentido de que estamos confundiendo la forma con el contenido, el cuerpo con la mente, el sueño del mundo con el sueño secreto de la mente, porque siempre tratamos de evaluar nuestro progreso y el de otras personas basándonos en lo que vemos y entendemos. Por ejemplo, nos apresuramos a decir que las personas espirituales no hablan de determinada manera, sino que hablan de tal otra manera; o que actuán de tal manera, o se visten de tal manera, etc. Pero tenemos esa actitud porque no entendemos la diferencia que hay entre la forma y el contenido. Pensamos que la forma es importante. Pensamos que el comportamiento es importante. Pensamos que lo que nuestros ojos ven y lo que nuestros cerebros entienden es importante. El hecho del asunto es que nada de eso es importante, y no hay manera de que podamos entender esto. Esa es la esencia de este primer párrafo. Necesitamos un sistema de pensamiento, un maestro, que nos guíen para movernos desde la sin-mentalidad (mindlessness) del ego que es el sueño del mundo y del cuerpo, hasta la con-mentalidad (mindfulness) del Espíritu Santo, la cual es el sueño secreto. Por eso Jesús continúa:

(T.18.V.1.6) Has considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos.

En otras palabras, no sabemos qué está pasando realmente (si estamos avanzando o retrocediendo). Esta es la manera dulce y amable de Jesús de decirnos que no tratemos ni tan siquiera de entender en qué punto nos encontramos de la escalera espiritual, o en qué punto estamos del proceso de despertar, y que por el amor de Dios que no tratemos de juzgar en qué punto están las demás personas. Esto es porque si hacemos eso estaremos mirando desde la perspectiva de nuestro cuerpo mirando a los cuerpos de otras personas y vamos a estar influidos por alguna noción preconcebida que no tiene nada que ver con lo que la espiritualidad es realmente. De eso es de lo que Jesús está hablando aquí.

No conocemos la diferencia entre el sueño del mundo y el sueño secreto, porque no sabemos nada acerca de la mente, y por lo tanto ¿cómo podríamos juzgar en qué punto de su camino de Expiación están las demás personas, sobre todo cuando el camino de la Expiación y el deshacimiento del ego es algo que no sucede en el tiempo y el espacio? No es algo lineal porque la linealidad es el sueño del mundo. El tiempo lineal es la proyección —en la forma— del pecado, la culpa y el miedo, los cuales son intemporales, no intemporales en el sentido de la eternidad, sino in-temporales en el sentido de que no forman parte del tiempo. La mente está fuera del tiempo y del espacio. Así que, ¿cómo podríamos saber cuál es el significado de la vida de cualquier persona determinada? ¿O el significado del trabajo de alguna persona? ¿O de las relaciones? ¿O del estado del cuerpo? Cualquier dato externo, no sabemos dónde encaja dentro del conjunto del camino de la Expiación de cualquier persona. No hay forma de que podamos saber eso sobre nosotros mismos o sobre alguna otra persona. Así que Jesús nos dice que por favor que ni tan siquiera lo intentemos. Lo único que necesitamos saber es que el sueño feliz es la corrección del sueño de terror del ego. El sueño feliz no tiene ningún otro sentido que ser esta corrección.

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La siguiente sección, "El soñador del sueño", es la sección a la que me referí anteriormente cuando hablé de los dos tipos de sueño.

(T.27.VII.11.6) El sueño del mundo no es sino una parte de tu propio sueño de la que te desprendiste y que luego viste como si contuviese en sí misma su propio principio y su propio final. 

"El sueño del mundo" es el mundo que soñamos y que es nuestra experiencia aquí como cuerpos. Esto abarca el cosmos entero desde antes del Big Bang hasta la fecha en que desaparecerá en un enorme agujero negro del perdón, y todo lo que suceda entre ambos extremos. Pero es sólo una parte "de tu propio sueño", que es el sueño de la mente del cual nos desprendimos, es decir, que lo proyectamos aparentemente "afuera" de la mente. Y una vez que lo hubimos proyectado hacia fuera, creímos que el sueño del mundo era autónomo, independiente, lo único que hay. Tenía su propio principio y tendrá su propio final. Existía puramente por sí mismo, sin tener nada que ver con la mente que ahora se había vuelto inaccesible. El cosmos entero es un estado de sin-mentalidad (mindlessness), y puesto que no hay una jerarquía de ilusiones no importa si estamos hablando de un cuerpo sin-mente o de un cosmos sin-mente. Una ilusión es una ilusión y es una ilusión.

Así que:

(T.27.VII.11.7) No obstante, lo que dio comienzo al sueño del mundo [tu vida corporal de aquí] fue tu propio sueño secreto, el cual no percibes, si bien es lo que causó la parte que ves, de cuya realidad no dudas. 

A pesar de que el sueño de la mente es la causa del sueño del mundo, debido al velo de amnesia o velo del olvido no sabemos que el sueño de la mente está ahí y entonces no dudamos de que el mundo externo sea real, a pesar de que esté causado por la mente y de que las ideas no abandonan su fuente. El mundo externo nunca ha llegado a abandonar al mundo interno en el que se "origina", porque en realidad no hay un mundo externo (¡no existe!). Las palabras interior y exterior no tienen básicamente ningún significado real. Ambas son estados ilusorios. La palabra interior implica que hay un exterior; la palabra exterior implica que hay un interior. No hay un exterior, por lo tanto la palabra interior no tiene ningún significado en realidad.

Lo único que existe es la mente. No existe nada más —al igual que cuando estamos dormidos por la noche en la cama, existe únicamente el cuerpo dormido en la cama ((y no los personajes que sueña)). Lo que está pasando en el cerebro del soñador es irrelevante para el hecho físico dentro de nuestro mundo de que hay un cuerpo dormido en la cama, a pesar de que el cerebro esté soñando que está en diferentes lugares. Del mismo modo, aunque estamos soñando que vivimos como un cuerpo en este mundo y haciendo toda clase de cosas con nuestro cuerpo y con otros cuerpos, el hecho es que todavía estamos en la mente, en ese sueño secreto.

(T.27.VII.11.8) ¿Cómo podrías dudar de ello [de que el sueño externo sea real] si aún estás dormido, soñando en secreto que su causa es real?

Todavía estamos dormidos, pero estamos soñando esto; y mientras estamos soñando y dormidos, soñamos que este mundo externo es real, que esta vida como cuerpos es real. Ese es el problema. Eso es lo que hace que el Curso sea tan difícil de entender, ya no digamos de aplicar, porque lo leemos desde el punto de vista de que somos un cuerpo, dando por supuesto que el Curso trata sobre el cuerpo. A pesar de que prácticamente cada pasaje nos dice que no somos cuerpos, esas palabras nos entran por un oído y nos salen por el otro. No se quedan en nuestro cerebro porque nuestro cerebro fue programado para que no registrara ese tipo de mensajes. «No soy un cuerpo, soy libre» (L.199) dice el Libro de ejercicios una y otra vez. Esto no se computa (no se tiene en cuenta; no se queda en el cerebro; no se nos queda grabado). Se rechaza a pesar de que nuestro cerebro y nuestra boca repiten esas palabras, porque nos olvidamos de que estamos dormidos. Y mientras sigamos dormidos, pensaremos que el mundo exterior es real y que tiene poder y produce efectos.

Parte 5: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-parte-5.html

Fuente original en inglés: https://www.facim.org/online-learning-aids/excerpt-series/the-happy-dream.aspx

Índice en español (10 partes en total): http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2016/03/el-sueno-feliz-por-kenneth-wapnick.html

1 comentario:

  1. No es difícil de comprender intelectualmente lo que se expone. Otra cosa es pasar de ese tipo de comprensión a la comprensión directa, a tener presente que estamos dormidos.
    Paciencia.

    Muchas gracias.

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