viernes, 17 de junio de 2016

Facimoutreach P-484

¿Puede un estudiante del Curso formar parte de un jurado?

P-484: Mi pregunta es sobre formar parte de un jurado. Un estudiante serio de Un Curso de Milagros, ¿puede desempeñar la labor de jurado y ser fiel a los principios que enseña el Curso? Para ser miembro de un jurado se requiere juzgar activamente a alguien, y el efecto de ese juicio puede acarrear consecuencias para el acusado —y para nosotros mismos, al ser uno con el acusado. Me pregunto si participar en un jurado representaría algún tipo de conflicto con los principios del Curso, en términos de tener un enfoque de "mentalidad-recta" con respecto al mundo ilusorio en el que vivimos. Un estudiante del Curso que cree en el perdón y que ve a su hermano como a sí mismo, ¿debería declararse objetor de conciencia con respecto a formar parte de un jurado?

Respuesta: Diversas variantes de tu pregunta están entre las preguntas más frecuentes que suelen hacerse sobre la práctica del Curso (puede verse la pregunta 31 del libro "Las preguntas más comunes en torno a Un Curso de Milagros", de Gloria y Kenneth Wapnick). A pesar de que las preocupaciones que planteas parecen muy legítimas, provienen de una confusión que es habitual en la mayoría de los estudiantes cuando intentan aplicar en su vida los principios del Curso: la confusión de la forma con el contenido (por ejemplo T.14.X.7-8; T.23.II.16.5). El Curso nunca toma posición en cuanto a que la forma deba ser una u otra, en cuanto a las actividades o comportamientos concretos. Jesús se interesa siempre sólo por el contenido —si nuestra mente está escuchando la voz del ego o la Voz en favor de Dios. Y esa es la diferencia entre participar desde una posición de ira y ataque o desde una posición de amabilidad y paz mental. A veces una de las aulas más útiles para aprender las lecciones de perdón del Espíritu Santo es aquella en la que las reglas básicas parecen representar abiertamente el ámbito del ego del juicio y la culpa. Pues lo que el ego ha fabricado en favor de la separación y el ataque, el Espíritu Santo puede utilizarlo para la sanación (T.25.VI.4.1).

La sala de un juzgado puede transformarse en tu mente de modo que, en vez de considerarla un lugar de condenación y de castigo, pase a ser uno de genuina compasión y de reconocimiento de los intereses compartidos, con independencia del veredicto concreto —culpable o inocente— que emita el jurado, incluido tú. ¿Cómo es esto posible? La clave, como ya se ha señalado, es centrarte en el contenido de tu mente y no en la forma concreta en la que estás participando. Y esto es normalmente un proceso en el que primero te vuelves consciente de todos los juicios egoicos que esa situación está provocando en ti —tus reacciones hacia el acusado, el demandante, los abogados, el juez, tus compañeros del jurado—, ¡simplemente hay tantas oportunidades de superar nuestros juicios en una situación así! Y tu ego, muy ingeniosamente, es capaz de animarte —en nombre del Curso— a evitar formar parte de un jurado para evitar participar en la actividad "prohibida" de juzgar al prójimo. Pero todos hacemos eso todo el tiempo, dondequiera que parezcamos estar. No hay una jerarquía dentro de la ilusión (T.23.II.2.3) —ningún juicio del ego es peor que otro, pues todos conducen a la misma infeliz experiencia de la separación.

Es también muy útil distinguir entre el juicio basado en la condenación y el juicio que simplemente se basa en el discernimiento. Evaluar los hechos y las circunstancias de un caso y sacar conclusiones sobre si el acusado ha hecho aquello de lo que se le acusa, es algo que no implica necesariamente una actitud de condenación. Considerar a alguien "culpable" en un proceso judicial es simplemente concluir que esa persona es responsable de los cargos que se le imputan. Cualquier interpretación que considere que esa decisión implica la indignidad o pecaminosidad de ese individuo es algo añadido gratuitamente por el ego.

Jesús, cuando habla del ego, nos ofrece una buena demostración de cómo usar el juicio como discernimiento. Él dice concretamente que: «Los juicios, al igual que cualquier otra defensa, se pueden utilizar para atacar o para proteger, para herir o para sanar. Al ego se le debe llevar a juicio y allí declararlo defectuoso» (T.4.IV.8.7-8) ((He cambiado la palabra final, usando la palabra defectuoso [insuficiente; sin valor; inservible; en cierto modo, casi valdría decir "culpable", en el contexto de esta pregunta sobre juicios... "culpable" de no dar la talla, de no ser digno de que lo elijamos en detrimento del Espíritu Santo, "culpable" de no tener ningún valor, ni siquiera existencia real] en vez de la traducción oficial que dice inexistente; sigo así una traducción tal vez más literal de la frase original en inglés, que es más compatible con el comentario que viene a continuación para acabar este párrafo, aunque para UCDM en sí preferiría sustituir la palabra "defectuoso" por "sin valor", o simplemente por lo que dice la versión actual: "inexistente")). Esto es simplemente la afirmación de un hecho y no debería interpretarse como una condenación del ego —a fin de cuentas, ¿por qué iba a condenar Jesús un pensamiento ilusorio que Jesús sabe que no tiene ningún poder?

El hecho de que ciertas acciones puedan tener consecuencias en el mundo, por ejemplo, quebrantar la ley conduce a una sentencia de cárcel o prisión o a tener que pagar una multa, no tiene por qué considerarse como un castigo. Es el propósito que les damos —en nuestras propias mentes— a las consecuencias lo que determina si estamos reforzando la creencia en los intereses distintos o en los intereses compartidos, no sólo con el individuo acusado/convicto, sino en general con todos nuestros hermanos. Y la forma en que somos capaces de participar desde un estado mental de intereses compartidos en vez de desde un estado mental de intereses separados es, una vez más, que reconozcamos cualquier sentimiento de ira y condenación que podamos estar albergando con respecto a la persona convicta, ya que ese tipo de sentimientos conducirían de manera natural a desear venganza y castigo. Ser honestos con nosotros mismos sobre nuestras reacciones egoicas nos permite pedir ayuda para vernos en una luz diferente tanto a nosotros mismos como a aquellos sobre los que estamos proyectando nuestra propia culpa. Cuando hemos soltado nuestra propia inversión/apego hacia algún resultado concreto, entonces podemos convertirnos en una presencia en la sala del juzgado en favor de otra manera de juzgar que reconoce todo lo que cualquiera de nosotros jamás hagamos como una de estas dos posibilidades: una extensión de amor, o una petición de amor (T.12.I).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions86.htm#Q484

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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