Facimoutreach P-724(III)

¿Por qué se canaliza a Jesús, y no, por ejemplo, a Buda?

P-724(III): Estoy desconcertado por el hecho de que Jesucristo esté siendo canalizado y Buda no. "¡Hola, soy Buda, voy a participar en una canalización ahora!". ¿Es esta la diferencia básica entre Jesús y figuras como Buda, Zoroastro, etc., que Jesús aún "anda por aquí" en alguna parte (canalizaciones, etc.), demostrando así que él se preocupa de nosotros? ¿Por qué hace Jesús eso "ahora", y podría esto compararse con "la llegada de la quietud"? En el Nuevo Testamento "original" Jesús habla con mucha frecuencia en parábolas; ¿por qué no utiliza Jesús está "técnica" en Un Curso de Milagros?

Respuesta: Responder a esto podría fácilmente convertirse en una respuesta tan larga como un libro, algo que evidentemente no podemos hacer aquí —de manera que vamos a responder brevemente y a continuación te dirigiremos a algunas lecturas. Es de suma importancia tu punto de partida: tu comprensión de la canalización, la percepción, el tiempo, el Nuevo Testamento, y por encima de todo, Jesús. Jesús nos informa de muchas maneras a lo largo de Un Curso de Milagros de que básicamente no entendemos nada. Por tanto él usa términos tales como inversión/reversión del pensamiento, pensamiento tergiversado ((literalmente: "pensamiento vuelto del revés", en el mismo sentido que con la palabra "invertido"; mantengo la palabra "tergiversado" porque así se tradujo el término en T.6.I.15.1)) y demente, entre otros. En nuestras mentes hay capas y capas y capas de defensas que bloquean nuestro acceso a la verdad —y es nuestra decisión que sea así. De manera que Jesús empieza con lo que nosotros percibimos como real y a continuación nos ayuda gradualmente (con el debido respeto a nuestro miedo y resistencia) a desmantelar todo el edificio que hemos construido como sustituto de la verdad, para que volvamos a ser otra vez tal como Dios nos creó. Una de las piedras angulares de este edificio es que la percepción nos dice qué hay "ahí fuera" —la realidad externa nos impacta ((por ejemplo los rayos de luz impactan sobre las células de nuestra retina, que los registran; o las ondas sonoras impactan sobre nuestro oído, que las registra; todas esas percepciones se convierten en señales eléctricas y van al cerebro y allí se interpretan, etc; todo esto es en última instancia una errónea explicación que da el ego para tratar de explicar la percepción)), y a continuación tenemos diversas experiencias internas que nos hacen ser lo que somos y que nuestras vidas sean las que son. Jesús, sin embargo, nos explica que estamos equivocados en todo: «Es esencial tener presente que toda percepción seguirá estando invertida hasta que se haya comprendido su propósito. La percepción no parece ser un medio. Y es esto lo que hace que sea tan difícil entender hasta qué punto depende del propósito que tú le asignas. Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. Sin embargo, lo único que hace es dar testimonio de lo que tú le enseñaste. Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad» (T.24.VII.8.5-10; puedes ver también la sección 8 del Manual: M.8). ¡Qué podría ser más radical o perturbador!

Al saltar desde esta fase introductoria del libro no estamos escribiendo sus capítulos finales —es decir, cuando nuestra percepción ha sido corregida y hemos experimentado la irrealidad de la separación, del tiempo y de todas las cosas físicas (limitadas, cuantitativas) —llegamos a darnos cuenta de que Jesús y el Curso representan —dentro de la forma—  la verdad y el amor que son abstractos y sin forma y que siempre han estado presentes en nuestras mentes, pero de los que nos convencimos erróneamente que eran letales para nuestra existencia. Como la existencia individualizada y separada ha perdido su sentido y su valor para nosotros en este avanzado estado, nos percatamos de que hay una sola Identidad: el Hijo que es perfectamente uno con Su Padre. La percepción había sido simplemente un medio para convencernos de que, además de la verdad última, había alguna otra cosa que también era cierta. Habíamos creído que Jesús era un individuo, un ser altamente evolucionado que hablaba a otros seres individuales y a través de ellos ((canalización, etc.)) para así ayudar a otros individuos a alcanzar el estado en que Jesús estaba. Esa idea no era algo equivocado, pero era algo correspondiente a los peldaños inferiores de la escalera espiritual. Recorrer nuestro camino hacia arriba por la escalera implica que aprendamos a relacionarnos con todo en términos de símbolos. Cualquier cosa de la forma simboliza un pensamiento o dinámica de la mente, y poco a poco vamos aprendiendo a enfocarnos en esos pensamientos y dinámicas —no en el símbolo, sino en lo que este simboliza.

Por consiguiente, podemos considerar a cualquier personaje histórico iluminado como un símbolo del amor y la verdad que están más allá de la forma. Ese amor y verdad llegan adoptando cualquier forma que nosotros podamos aceptar y entender, y en el mundo occidental Jesús es ese símbolo. Debido a nuestro miedo al amor ilimitado, nos permitimos experimentarlo únicamente en formas que sean aceptables para nosotros; así que el error que solemos cometer es confundir el símbolo con su fuente. Un Curso de Milagros está aquí para ayudarnos a darnos cuenta de estos errores y para que aceptemos que sean corregidos, para que la paz incondicional y duradera pueda ser restaurada en nuestra conciencia.

Para profundizar más se puede leer: "Ausencia de felicidad", capítulo 17; "Las preguntas más comunes en torno a Un Curso de Milagros", libro en el cual se habla sobre Buda en la pregunta #50, y sobre Jesús y la Biblia en las preguntas #52 y #56; y en este servicio-web online de preguntas&respuestas pueden leerse las número P-97 y P-473(II).

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions135.htm#Q724iii

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html