Facimoutreach P-16

Sobre la realidad del cuerpo

P-16: Cuando en meditación me digo a mí misma que no soy un cuerpo y que soy libre, siento paz mental. Pero en cuanto abro mis ojos ahí está: mi cuerpo. Esto, más que molestarme, me confunde. Cuando me miro siento que soy bella, pero me preocupa que así simplemente esté alimentando al ego una vez más, en vez de estar apreciando lo que tengo. Es un rompecabezas. ¿Alguna idea sobre esto?

Respuesta: Aunque el Curso nos dice en muchos lugares que no somos un cuerpo (por ejemplo en la lección 199 y la siguiente serie de lecciones de repaso ((el 6º repaso, págs. 419-430, que ponen fin a la primera parte del Libro de ejercicios)), también reconoce que tenemos una fuerte inversión en vernos como un cuerpo. Jesús señala: «Contémplate a ti mismo y verás un cuerpo. (...) sin ninguna luz parece haber desaparecido. Sin embargo, estás convencido de que está ahí porque aún puedes sentirlo con tus manos y oír sus movimientos. He aquí la imagen que quieres tener de ti mismo; el medio para hacer que tu deseo se cumpla» (T.24.VII.9.1,3-6, cursivas añadidas).

Puede que tengamos breves experiencias en las que parecemos transcender nuestra identificación corporal, tal como describes, pero no solemos mantener esto durante un período de tiempo duradero porque en realidad no lo deseamos. Nuestro "deseo hecho realidad" es vernos a nosotros mismos como un ser separado, especial e individual, y nuestro cuerpo confirma esa identidad. El Curso nos dice que a pesar de que nosotros mismos hemos elegido y fabricado este "yo" limitado como nuestra identidad (en fantasía pero no realmente), no hemos querido aceptar la responsabilidad por esa decisión. Y es así porque enterrada profundamente en nuestro inconsciente está la (imaginaria) creencia de que hemos adquirido este "yo" separado al atacar a la Unidad de Dios y nuestra verdadera Identidad como espíritu, un terrible pecado de destrucción y asesinato en opinión de nuestro ego. Así que una vez que parecemos ser cuerpos nacidos de otros cuerpos, nuestra existencia separada no parece de ningún modo fabricada por nosotros. Nos hicieron nuestros padres. Y puede que incluso creamos, para deleite de nuestro ego, que Dios ha estado involucrado de alguna manera en esta "creación" especial de nuestro "yo" individual, tal como enseñan muchas religiones.

Así que el objetivo del Curso, sabiendo la intensidad de nuestra identificación con nuestro cuerpo y lo asustados que estamos de dejar ir la protección que creemos que nos brinda, no implica que nosotros renunciemos a nuestra identificación corporal (eso sucede sólo muy al final del proceso). El Curso nos enseña a darle a nuestro cuerpo un propósito diferente del propósito original del ego del pecado, la culpa y el miedo. Con la ayuda del Espíritu Santo el cuerpo se convierte en un medio para que aprendamos nuestras lecciones de perdón, en el contexto de nuestras relaciones con los demás, que son también vistos como cuerpos. Y seguiremos viéndonos a nosotros mismos y a los demás como cuerpos hasta que el proceso del perdón esté completo y ya no quede en nuestra mente ningún rastro de culpa del que necesitemos defendernos mediante un cuerpo.

Y en cuanto a verte a ti misma como bella, no hay nada malo en eso, siempre y cuando te des cuenta de que cuando el Curso habla de lo bellos que somos (por ejemplo en L.313.2.2) no está hablando de nuestro cuerpo físico o de nuestra personalidad. Se está refiriendo a la belleza reflejada del Cristo en todos nosotros, una belleza que todos compartimos por igual como espíritu.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions5.htm#Q16

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html