lunes, 9 de mayo de 2016

Facimoutreach P-235

¿No nos hacen felices los milagros y curan nuestros problemas?

P-235: La pregunta P-116 plantea si Dios interviene en este mundo de la forma para ayudarnos. Tu respuesta fue excelentemente expresada, pero en mi opinión nos deja con ganas de saber más. Por su mismo título, Un Curso de Milagros, Jesús nos está diciendo que Él de hecho interviene en este sueño de locura que estamos teniendo. No hay problema que no pueda ser contestado con un milagro, ya sea en el ámbito de las finanzas, de la salud, de los trastornos emocionales o en cualquier otra área. Esa es la única razón por la que Jesús se tomó el tiempo de llegar hasta nosotros de esta forma. Todo el trabajo que hacemos para deshacer la desidentificación con nuestro ego tiene como resultado el deshacimiento de todos nuestros problemas. Todo problema es contestado. Nuestra Luz brilla haciendo desaparecer toda oscuridad. Así que, poniendo esto en forma de pregunta: ¿Por qué no se pone mayor énfasis en la realización de la felicidad que uno logra al seguir el Curso?

Respuesta: ¿Preguntas que por qué no un mayor énfasis en lograr la felicidad a través del Curso? ¡Se debe a que ninguno de nosotros queremos la felicidad que el Curso nos ofrece! Todos queremos nuestra definición de felicidad, lo cual significa que queremos que nuestras necesidades personales se satisfagan, ya sean necesidades financieras, de salud, emocionales o las que sean. Pero eso no es lo que el Curso ofrece. A lo que el Curso nos invita es a practicar el perdón para dejar de lado todos nuestros juicios y resentimientos hasta que, al final de este proceso, nos liberemos también de la identificación con este yo personal que creemos que tiene todos esos problemas y necesidades. La felicidad que el Curso nos tiende proviene de despertar del sueño de dolor al que llamamos nuestras vidas aquí en el mundo, un sueño en el cual no hay esperanza de auténtica felicidad. Pero nosotros no queremos eso. Y por eso Jesús dice que él tiene primero que enseñarnos la diferencia que hay entre la dicha y el dolor, entre la libertad y el aprisionamiento (T.7.X; T.8.II.4,5). De lo contrario seguiremos buscando dolor, creyendo que es dicha, y nos esforzaremos en mantener nuestro aprisionamiento, insistiendo en que es libertad. Necesitamos mucha ayuda, pero no con los "problemas" del mundo.

Para responder a la pregunta que no has expresado: ni Dios ni Jesús intervienen en el mundo. Tampoco intervienen en nuestra mente. Intervenir y solucionar problemas en cualquier nivel sería hacer real el error de la separación (T.26.VII.12). Y la corrección, llamada por el Curso el principio de la Expiación, dice que la separación nunca ocurrió en realidad. Así que para Dios o Jesús no tendría sentido intervenir en nuestro mundo demente. Nosotros hemos inventado todos nuestros problemas mundanos para esconder y no tener que mirar lo que creemos que es el verdadero problema: la culpa que hay en nuestra mente por habernos separado de Dios. La única ayuda que necesitamos es para cambiar nuestra mentalidad con respecto a la culpa y, aunque no podemos lograr esto solos por nuestra cuenta, Jesús nos dice que él no puede cambiar nuestra mentalidad por nosotros. Él sólo puede mostrarnos lo que hemos hecho real y sus consecuencias, en el mundo y en nuestras mentes, con la esperanza de que nos daremos cuenta de nuestra locura y estaremos dispuestos a tomar la misma decisión que él ya ha tomado (T.2.VI.4; T.2.VII.1; T.3.IV.7; T.5.II.9-11.1; T.8.IV.4-6).

El asunto es que a ninguno de nosotros nos molesta ser infelices siempre y cuando no pensemos que somos los responsables de nuestra infelicidad. Queremos un mundo y relaciones con problemas que nos conviertan en víctimas, para que no tengamos que ver que nuestra decisión en favor de la separación y de la individualidad es la verdadera causa de todo nuestro dolor. Y hasta que logremos reconocer y aceptar ese hecho, no tendremos interés en la felicidad que resulta de seguir el Curso. Encontraremos la auténtica felicidad al seguir la enseñanza de Jesús, pero no porque todos nuestros problemas en el mundo vayan a ser resueltos como resultado de su intercesión. No tenemos problemas en el mundo que tengan que ser resueltos. Sí, toda la oscuridad desaparecerá en la luz de lo que somos —y eso incluye no sólo todos nuestros problemas en el mundo, sino el mundo mismo y el ser que creemos que somos dentro del mundo, así como también la culpa en el interior de nuestra mente, que es la fuente de todas nuestras proyecciones en el mundo de la forma. Como para la mayoría de nosotros esa idea es algo terrible, Jesús nos asegura en muchas partes del Curso que este camino es un proceso y que avanzaremos a nuestro ritmo, a medida que nos sintamos cómodos con cada paso subsiguiente (T.16.VI.8.1-3). Pero al menos ahora podemos entender nuestra resistencia a practicar su enseñanza del perdón. Tal como Jesús nos recuerda: «Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él. No es necesario que busques lo que es verdad, pero es necesario que busques todo lo que es falso» (T.16.IV.6.1-2).

Para una discusión adicional de por qué Dios no interviene en el mundo, puede verse la pregunta P-42.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions45.htm#Q235

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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