sábado, 14 de mayo de 2016

Facimoutreach P-83

El Nombre de Dios

P-83: Las lecciones 183 y 184 se centran en el Nombre de Dios. Las lecciones dicen que se trata de una palabra que tiene tal poder que uno se volvería inconsciente de todas las demás palabras y mientras tanto se estaría consiguiendo una gran sanación, incluso para el mundo. Muy al principio de la lección se sugiere incluso la noción de apellido —supongo que fijándonos en Jesús-Cristo entonces el apellido de Dios es Cristo. Una lección posterior dice que el Nombre de Dios es Amor. Estuve mirando las lecciones de repaso, pero en ellas tampoco lo dice, así que básicamente mi pregunta es: ¿Cuál es el Nombre de Dios?

Respuesta: La lección 183, "Invoco el Nombre de Dios y el mío propio", es para leerse como bella poesía, usándose palabras para recordarnos lo que debe encontrarse más allá de las palabras. Cuando esa lección habla de Dios como teniendo un Nombre, esto no debe tomarse literalmente. Una lectura cuidadosa de la lección 184, "El Nombre de Dios es mi herencia", demuestra la naturaleza metafórica de la lección 183, a medida que describe el origen y el propósito que tienen los nombres en el sistema de pensamiento del ego. Y, de hecho, la lección 184 afirma de manera inequívoca: «Dios no tiene nombre» (L.184.12.1).

La realidad de Dios y Cristo está más allá de todas las palabras, de todos los nombres, de todos los símbolos, de todos los conceptos. Todos estos son productos de la conciencia, la cual percibe de manera dualista, diferenciando entre un sujeto perceptor y un objeto percibido, un ser y otro, los cuales se basan necesariamente en la creencia de la separación. La lección 184 explica que los nombres son parte del plan del ego para dividir la unidad de la realidad en segmentos separados identificables —cada nombre que se asigna a cada aparente entidad separada afirma su existencia independiente, distinta y significativa. Pero todas estas divisiones son ilusorias (L.184.1-6) ((Los primeros 6 párrafos de la lección 184)).

Ahora bien, Jesús sabe que la separación y sus efectos son lo único que entendemos, así que él se da cuenta de que todavía necesitaremos usar símbolos durante algún tiempo (L.184.9.1-2; 11.1). Pero él quiere enseñarnos a que reconozcamos que en última instancia son irreales, ayudándonos a darles a las palabras y a los nombres un propósito diferente. Así que invocar el Nombre de Dios es una manera simbólica de expresar la lección final hacia la que estamos avanzando en nuestro aprendizaje: «todas las cosas son una, y con esta lección finaliza todo aprendizaje. Todos los nombres se unifican, todo espacio queda lleno con el reflejo de la verdad. Toda brecha se cierra y la separación se subsana» (L.184.12.2-4). Al reconocer que el Nombre de Dios es nuestro Nombre, estamos aceptando la Corrección para todos los pequeños nombres que les hemos dado a todas las cosas en el mundo, incluidos nosotros mismos, nuestros hermanos y Dios. Así que el Nombre único se usa simbólicamente para deshacer todos los pequeños nombres del ego, hasta que estemos listos para ir más allá de todos los símbolos hasta la realidad que está más allá de todos los nombres.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions18.htm#Q83

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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