Facimoutreach P-73

Decidir contra el dolor

P-73: ¿Por qué debería decidir contra el dolor?

Respuesta: Porque duele, y porque no decidir contra el dolor nos mantiene en el infierno. Sin embargo, en realidad no hay necesidad de decidir contra el dolor. Mientras el dolor es tolerable, negado (reprimido) o temporalmente mitigado, es concebible que no se tome ninguna decisión contra él. El dolor físico, emocional y psicológico que se experimenta en el cuerpo es un reflejo del dolor en la mente, que es el resultado de negar nuestra identidad como el Hijo único de Dios al elegir separarnos de Él. Por lo tanto, el dolor es la condición/estado del Hijo separado: «El dolor es la forma en que se manifiesta el pensamiento del mal, causando estragos en tu mente santa. El dolor es el rescate que gustosamente has pagado para no ser libre. En el dolor se le niega a Dios el Hijo que Él ama. En el dolor el miedo parece triunfar sobre el amor, y el tiempo reemplazar a la eternidad y al Cielo. Y el mundo se convierte en un lugar amargo y cruel, donde reina el pesar y donde los pequeños gozos sucumben ante la embestida del dolor salvaje que aguarda para trocar toda alegría en sufrimiento» (L.190.8). ¿Por qué lo querríamos, entonces?

Puesto que hemos encontrado numerosas maneras de adaptarnos a la muy dolorosa experiencia de negar nuestro verdadero Ser, y de identificarnos con el ego, con frecuencia nuestro dolor pasa inadvertido. Esta adaptación al dolor se agrava por la confusión que tenemos entre el dolor y la alegría, tal como nos dice el Curso: «No puedes reconocer lo que es doloroso, de la misma manera en que tampoco sabes lo que es dichoso, y, de hecho, eres muy propenso a confundir ambas cosas. La función primordial del Espíritu Santo es enseñarte a distinguir entre una y otra. Lo que a ti te hace dichoso le causa dolor al ego, y mientras tengas dudas con respecto a lo que eres, seguirás confundiendo la dicha con el dolor» (T.7.X.3.4-6). Sólo cuando se reconoce la verdadera profundidad y el agudo dolor del sistema de pensamiento del ego, y se vuelve intolerable, es cuando se dan los pasos para decidir contra él. Este es el objetivo del Curso. Hasta entonces se gasta una tremenda energía, tiempo y dinero en hacer ajustes para adaptarnos a vivir con el dolor de existir en este mundo.

La decisión contra el dolor es inevitable, porque la decisión en favor de Dios es inevitable. Podríamos parafrasear una cita muy familiar de la introducción del Texto: "Es una decisión obligatoria. Sólo el momento en que decides tomarla es voluntaria" (basado en T.introd.1.2-3, con cursivas añadidas y una palabra cambiada: "decisión" en vez de "curso"). Desde el momento en que nacemos, tratamos de aliviar o de evitar el dolor. Es un impulso natural que tienen los cuerpos físicos. A menos que exista algún tipo de patología, instintivamente buscamos alivio de todas las molestias imaginables, sean físicas, psicológicas o emocionales, independientemente de que hagamos esto de manera consciente o inconscientemente. El Espíritu Santo hace uso de esta aversión natural al dolor para guiarnos suavemente a tomar otra decisión, que ponga fin a nuestro dolor y que nos saque del infierno. Cuando hayamos tenido suficiente dolor en nuestra psique, causado por nuestras egoicas decisiones destructivas, estaremos dispuestos a aceptar Su ayuda y encontraremos el alivio que el perdón ofrece: «¿Te vas dando cuenta, pues, de lo que el perdón hará por ti? Eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. Arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor. Reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y el poder que Dios le confirió a Su Hijo» (L.62.3.2-5). Estar sin debilidad, tensión, fatiga, miedo y culpa parece ser una razón suficientemente convincente como para decidir contra el dolor, por no hablar de la paz que lo reemplazará, siempre que estemos dispuestos a aceptarla.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions16.htm#Q73

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html