sábado, 14 de mayo de 2016

Facimoutreach P-89

¿Qué es y dónde está el Ser real?

P-89: El Curso dice que no somos nuestro cuerpo. El Ser-Cristo está en nosotros y nosotros no estamos en un cuerpo. El Ser real, el Cristo, está en la Santidad. ¿Dónde estamos nosotros, entonces? Todo está dentro, pero no dentro del cuerpo, entonces ¿dónde? ¿Es el lugar de antes de que me convirtiera en un cuerpo? ¿Dónde estaba yo antes de tomar forma corporal? ¿Es ahí donde está Cristo y mi verdadero Ser? Si la conciencia individual no existe ahí, ¿cómo conoce alguien el lugar cuando él está ahí? O es (sin conocer) verdadero conocimiento.

Respuesta: Estamos en clara desventaja al intentar responder estas preguntas, que son las preguntas de todos. La razón es que no tenemos forma de conceptualizar o entender lo que no tiene dimensiones físicas (cuantificables). Y eso es precisamente lo que el Ser de Cristo es —completamente más allá del tiempo y el espacio. Por lo tanto, el concepto de "dónde" es inútil en este caso —"dónde" tiene siempre connotaciones espaciales, al igual que los términos "dentro" y "fuera". No tenemos ni conceptos ni un lenguaje que puedan abarcar la realidad no-física. Y más aún, estamos tratando de entender un ámbito de realidad que hemos elegido desterrar de nuestra conciencia, y/o hemos cambiado su verdadero significado completamente. Además, el cuerpo (es decir, el cerebro) fue fabricado específicamente para no entender (T.18.IX.4-5). Así que en realidad estamos severamente "discapacitados" cuando empezamos a lidiar con estos asuntos, que sin embargo son de vital importancia para nosotros.

De hecho, podemos decir que el Ser Crístico está en ninguna parte, que es "donde" estábamos antes de tomar forma corporal, y no tendremos dificultad para reconocerlo cuando volvamos porque no es un lugar, y además nunca nos fuimos de "ahí". Bien, y ahora que estás incluso más confundido, veamos si podemos desenredar esto un poco:

Se nos dice que «estar sin un cuerpo es estar en nuestro estado natural» (L.72.9.3), pero que «lo que has hecho para hacerle daño a tu mente la ha vuelto tan antinatural que no recuerda lo que le es natural. Y cuando se te dice lo que es natural, no puedes comprenderlo» (T.16.II.3.1-2). Este es nuestro dilema. Hemos hecho daño a nuestras mentes al negar que tenemos una mente y en lugar de eso creer que somos cuerpos. Seguimos haciendo esto —aunque no somos conscientes de estar tomando estas decisiones— para que la separación siga funcionando. En consecuencia, creemos que la existencia física es real, y nuestro verdadero Ser es una realidad distante y desconocida. Cuando ya no tengamos necesidad de negar nuestra verdadera Identidad como espíritu, como Cristo, simplemente seremos lo que siempre hemos sido. En realidad nunca nos "convertimos" en un cuerpo. Seguimos siendo mentes-tomadoras-de-decisiones simplemente fantaseando o alucinando que somos algo distinto de nuestro Ser Crístico. En consecuencia, no habrá problema para reconocer "dónde" estamos cuando ya no estemos "en" un cuerpo, porque nunca estamos "en" un cuerpo en absoluto. Simplemente la mente elige creer que es un cuerpo. Nuestro cuerpo es sólo una idea en la mente, y puesto que "las ideas no abandonan su fuente", el cuerpo no tiene realidad fuera de la mente que lo piensa. Es por eso por lo que Jesús se concentra tanto en la necesidad de que miremos dentro de nuestras mentes con él —para que nos volvamos conscientes de este sistema de pensamiento, que hemos elegido para regir todo nuestro pensamiento y percepción.

La siguiente cita expresa muy bien algunos de estos puntos: «El viaje a Dios es simplemente el redespertar del conocimiento de dónde estás siempre y de lo que eres eternamente. Es un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. La verdad sólo puede ser experimentada. No se puede describir ni explicar. Yo puedo hacerte consciente de las condiciones que la facilitan, pero la experiencia en sí forma parte del ámbito de Dios. Juntos podemos satisfacer sus condiciones, pero la verdad vendrá a ti por su cuenta» (T.8.VI.9.6-11).

Las condiciones de las que habla Jesús se relacionan, por supuesto, con el perdón, motivo por el cual el perdón es el tema central de sus enseñanzas. Un efecto importante de practicar el perdón es que nuestra identificación con el cuerpo empieza automáticamente a debilitarse y va siendo reemplazada por percepciones más frecuentes de nuestra unidad mutua más allá del cuerpo. Por lo tanto, a medida que seguimos perdonándonos a nosotros mismos y a los demás, nos permitimos gradualmente regresar hacia dentro a nuestra conciencia, la cual habíamos estado negando mediante nuestra creencia de que somos individuos que viven en un mundo físico con objetivos e intereses separados y en competencia entre sí. A medida que recorremos nuestro camino de ascenso por la escalera que la separación nos había llevado a descender (T.28.III.1.2) ((La referencia es correcta en el original en inglés; en UCDM en español, 1ª edición, esa 2ª frase aparece numerada como parte de la 1ª, lo cual se corregirá en posteriores ediciones)), nuestra identidad se desplaza lentamente y el tipo de preguntas que has planteado empiezan a desdibujarse y finalmente a desaparecer, porque tales preguntas surgen desde la perspectiva de una existencia individualizada y corporal, y esa perspectiva ahora ha cambiado.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions20.htm#Q89

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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