jueves, 12 de mayo de 2016

Facimoutreach P-988

¿Consideraría el Curso el karma como algo que está más allá de su ámbito de enseñanza?

P-988: Tengo una amiga que está siendo "limpiada" de sus karmas y que está obteniendo lo que a mí me parecen magníficos resultados, como por ejemplo tener la capacidad de sanar a otras personas. ¿Serías tan amable de comentar sobre lo que el mensaje de Jesús podría decir sobre esto? ¿Consideraría Un Curso de Milagros que este tema está más allá de sus objetivos de enseñanza?

Respuesta: Tu pregunta plantea dos asuntos: cuál es la perspectiva del Curso sobre el karma, y de qué depende el ser capaz de sanar a otros. Tienes razón en que ninguno de estos temas es el foco del Curso. De modo que vamos a explorar por qué esto es así.

Quizá la descripción más convincente de la postura de Jesús con respecto a la curación se puede encontrar en el siguiente pasaje: «Es imposible que quieras curar a quien atacas. Y el que deseas que sane tiene que ser aquel que decidiste que estuviese a salvo del ataque. ¿Y qué otra cosa podría ser esta decisión, sino la elección entre verle a través de los ojos del cuerpo, o bien permitir que te sea revelado a través de la visión? La manera en que esta decisión da lugar a sus efectos no es tu problema. Pero tú decides lo que quieres ver. Éste es un curso acerca de causas, no de efectos» (T.21.VII.7.3-8).

Vamos a examinar en primer lugar la última frase de este pasaje: «Éste es un curso acerca de causas, no de efectos». Por causa, Jesús se refiere a la mente —concretamente a la parte de nuestra mente que tiene el poder de elegir si escuchar al ego o al Espíritu Santo. Cuando escuchamos al ego (el cual nos dice que existimos a costa de Dios), nuestra mente se llena de culpa y miedo, lo que nos motiva a proyectar ira y ataque. Esta es la dinámica que nos impulsó a quedarnos dormidos y soñar un mundo de cuerpos separados al principio —nuestra desafortunada respuesta a la astuta proclamación del ego de que podríamos eliminar toda la culpa de nuestra mente sólo con que tuviésemos a mano cuerpos sobre los que pudiéramos proyectarla. Por efecto, Jesús se refiere al mundo, que no es más que una pesadilla que estamos teniendo porque continuamente elegimos soñar con el ego, en vez de despertar con el Espíritu Santo.

Para Jesús, por lo tanto, la enfermedad física es simplemente un elemento más de nuestro sueño, que refleja la culpa que hay en nuestra mente. Por lo tanto, puesto que la enfermedad es simplemente un efecto, Jesús y su Curso no están interesados en la curación física. En vez de eso, él quiere ayudarnos a que efectuemos el cambio en nuestra mente que «elimina la culpabilidad que hacía posible la enfermedad» (L.140.4.5). Este es el cambio al que Jesús se refiere en el pasaje citado arriba cuando habla de la decisión entre ver a otro "a través de los ojos del cuerpo" (refiriéndose a los ojos buscadores de culpabilidad del ego) o de permitir que nuestro hermano sea revelado "a través de la visión" (refiriéndose a la visión amorosa del Espíritu Santo). Cuando elegimos los ojos del cuerpo, siempre tendremos un motivo subyacente de ataque. Cuando miramos con el Espíritu Santo, veremos la inocencia que compartimos con nuestro hermano  y que se encuentra oculta en la mente, más allá de nuestras identidades físicas aparentemente separadas. Esto nos llevará automáticamente a extender el amor, protegiendo así a nuestro hermano del ataque al retirar —en vez de reforzar— su percepción culpable de sí mismo.

Jesús nos dice que la manera en que esta decisión da lugar a sus efectos no es nuestro problema. Pero tomar esta decisión sí lo es. En otras palabras, no tenemos que preocuparnos por la manera en que nuestro estado mental se refleja en el sueño. Sólo tenemos que ocuparnos de cambiar de guía/maestro interior para que podamos experimentar el Amor del Espíritu Santo independientemente de lo que parezca estar sucediendo en el mundo físico.

Cuando logramos eso, somos capaces de estar con otras personas cuyos cuerpos parecen estar enfermos y saber que su enfermedad física no puede tener ningún efecto sobre la realidad de lo que ellas son. Puede haber ocasiones en las que nuestro conocimiento de que ellas no son culpables les permita liberarse del miedo que creó su necesidad de proyectar esos síntomas físicos. Sin duda también habrá ocasiones en las que tanto su miedo como su enfermedad parecerán mantenerse inafectados por nuestro amor. Una vez más, esto no es nuestro problema. Nuestro cometido es únicamente ocuparnos de nuestra propia mente y del sistema de pensamiento con el cual elegimos alinearnos. (Para más sobre este tema, puede verse el capítulo 3 del Anexo El Canto de la Oración).

Este enfoque en el presente, en el estado actual de nuestra mente, es el motivo de que el Curso no aborde el tema del karma. Desde la perspectiva de Jesús, lo que hicimos hace vidas o hace cinco minutos es todo lo mismo: parte de un sueño del que tenemos que despertar. Lo que importa no es nuestro pasado, sino el maestro interno al que estamos eligiendo ahora mismo. No obstante, esto no niega el hecho de que ocuparse de los asuntos de alguna vida pasada podría ser algo muy útil para algunas personas. Y si tu amiga ha encontrado un proceso que le facilita soltar la culpa, entonces eso es muy útil. Pero desde la perspectiva del Curso, esto en realidad no se debe a que su karma esté siendo limpiado, sino que es el resultado de que ella ha encontrado un símbolo que finalmente le permite aceptar el perdón y con el que ella puede dejar que el perdón lave su imaginaria culpa por sus imaginarios pecados de su imaginario pasado.

Link original en inglés: http://www.facimoutreach.org/qa/questions/questions201.htm#Q988

Índice de las P&R traducidas: http://hablemosdeucdm.blogspot.com/2015/11/indice-de-traducciones-de-p-de.html

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